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Me hicieron creer que era afeminado. (23)

en Amor filial

                                                  Por la mañana me despertó la luz del amanecer, me había olvidado correr las cortinas y entraba el frescor, estaba en la orilla de la cama mientras que ellas dormían abrazadas en el centro, Cris rodeaba con sus brazos por detrás a Gema aplastando sus tetas cónicas en la espalda de su novia, con las manos rodeaba las de su amiga que se le escapaban entre los dedos, la polla se despertó antes que yo me diera cuenta y por un momento se me ocurrió darles los “buenos días” pero pensé lo felices que eran durmiendo juntas por fin, se habían amado sin temor y sin límite, incluso me habían acogido entre sus brazos y merecían disfrutar más de su intimidad.

                                                  Salí de la habitación después de dejarla en penumbra, preferí no despertarlas y después de una ducha rápida me fui a la Academia, ya las vería al mediodía.

                                                  Rosa me preguntó cómo me iba en mi nuevo taller y le conté que todavía no estaba presentable pero que en el momento que terminara de decorarlo un poco la invitaría a comer y le enseñaría cómo me había quedado.

                                                  Adela seguía siendo la modelo por excelencia, para cualquier prueba o explicación la elegían a ella, hacía de maniquí viviente y no tenía el más mínimo inconveniente en desnudarse las veces que hiciera falta para probarse, subida en el taburete se cambiaba sin pudor mirando hacia el rincón donde estaba yo para enseñarme la ropa que lucía y lo que había debajo de ella, Rosa y Adela eran las únicas que conocían mis gustos porque las otras me consideraban “inerte” ante los atributos femeninos.

                                                  Estaba impaciente por volver a casa pero me llevé la decepción ya que aún no habían vuelto cuando llegué, todavía tardaron un poco y cuando lo hicieron llevaban un montón de bolsas en las manos, habían descubierto la calle Preciados y allí habían pasado la mayor parte de la mañana, la visita a la Ciudad Universitaria había sido testimonial y después de recoger unos prospectos se lanzaron a la vorágine de los grandes almacenes.

                                                  Les propuse salir a comer pero ellas quisieron primero enseñarme lo que habían comprado, apartaron la mesita baja de la salita y empezaron a abrir los paquetes, traían bolsas de casi todas las tiendas y habían cargado desde ropa a zapatos y lencería.

  • Me parece que vais a causar sensación en el pueblo con esas compras.
  • ¿Te gustan?  Hemos comprado de todo, algunas cosas que se verán y otras que no se podrán enseñar, jajaja.
  • ¡Que pena, porque si os vieran vuestras amigas se morirían de envidia!
  • Seguro que sí pero esto será para nosotras dos.
  • Mmm, imagino cómo las vais a disfrutar, jajaja.
  • Lástima que no vivamos contigo, así podríamos dormir juntas todos los días ¡y contigo también, claro!  Las verías todos los días puestas.
  • Entonces no dormiríamos en toda la noche, jajaja.
  • Es cierto, tu primo me ha hecho muy feliz, nunca se lo podré agradecer, incluso cuando me llenó el culo con esa polla que tiene aunque me asustó mucho pero que luego al meterla y tenerla adentro me corrí como una loca, fue delicioso.
  • Ya te lo dije Gema, quien prueba a Carlos repite, jajaja.
  • ¿Y no le llevas nada a tu hermana?
  • Claro, ¡mira qué conjunto le he comprado!
  • Mmm, precioso y… muy sexi. ¿le gustará?
  • ¿Tú qué crees?  Ella sí que lo va a enseñar, lo va a ver medio pueblo, jajaja.
  • Me gustaría vérselo puesto.
  • Le voy a decir que es un regalo tuyo, le gustaría que se lo probaras tú aunque le iba a durar muy poco puesto, jajaja.
  • No digas eso que ya me está subiendo la bilirrubina, jajaja.
  • Caray Cris, tu primo además de grande la tiene rápida, mmm.
  • No lo sabes bien y además tardona para bajarse, folla como nadie.
  • Vale chicas, dejad de alabanzas a mi polla y vamos a comer.
  • Pero rapidito que antes de volver tenemos que hacer una buena despedida.
  • ¡Vaya con Gema, parece que te ha gustado Madrid!
  • Me ha encantado pero lo que más me ha gustado es Carlos y ¡lo que tiene entre las piernas!  Jajaja.
  • Pues anoche no decías lo mismo cuando te llamaba a la puerta de atrás.
  • No me lo recuerdes Cris pero ahora estoy deseando que lo vuelva a hacer, mi culo ya es suyo también.
  • Como el mío pero ahora vamos a comer y luego follaremos hasta la hora del tren, ¿os parece?
  • Encantados.

                                                  No fuimos muy lejos, en la taberna donde había comido con Ana la pelirroja pedimos de todo lo que en el pueblo no se veía, las chicas disfrutaron comiendo y yo de mirarlas, se cogían las manos como dos “enamoradas” cruzándose miradas cargadas de sensualidad, a mi no me dejaron abandonado porque de vez en cuando me besaban y por debajo de la mesa amparadas por el mantel me tocaban la polla.

                                                  No habían muchos comensales pero alguno de ellos se dio cuenta de la suerte que tenía y no dejaban de mirar con envidia, cuando salimos volvimos a casa sin demora y nada más cerrar la puerta las chicas corrieron a la salita abriendo los paquetes que quedaban para enseñármelos, una a la otra le fue quitando la ropa y probando las prendas con impaciencia y sobre todo para ver mi cara, al verla se daban la vuelta para que admirara por los cuatro costados su nueva imagen.

                                                  Tuve que reconocer que tenían buen gusto sobre todo cuando sacaron de unas cajas muy bien decoradas dos conjuntos de lencería, se los pusieron una a la otra incluso reajustando las copas para que el pecho estuviera bien acomodado, se notaba que se tenían bien cogidas las proporciones porque se manejaban las tetas como si fueran las propias,

  • ¿Qué te parece este conjunto Carlos?
  • Me encanta, es muy juvenil y muy sensual.
  • Le he comprado otro igual a mi madre pero negro, ¿crees que le gustará?
  • Seguro que sí.

 

                                                  Me imaginé las tetas de Julia embutidas en aquella prenda tan linda, ya le veía sobresalir por encima media teta procurando huir y los pezones forzar el encaje para intentar escapar pidiendo libertad pero a Cris le sentaba igual de bien o mejor, mi prima no tenía las tetas tan separadas, el canalillo era más bonito y por supuesto también marcaba pezón como su madre.

  • Si me hubieras dicho que ibas a comprar lencería le habría regalado algo a mi madre, a ella también le habría gustado.
  • ¡Aaaaah!  Todavía no he terminado, mira lo que tengo aquí, este es para mi tía Teresa, es azul turquesa, espero que le guste.
  • ¿Y cómo sabes la talla de tu tía?
  • Porque mi hermana usa la misma, bueno, un poco menos pero a Teresa le gusta sentirse las tetas bien ajustadas, ¿verdad Carlos?
  • Sí, eso creo.
  • ¡Qué suerte tenéis!, veo que reina total complicidad en vuestra familia.
  • No lo sabes tú bien.
  • ¿Qué en la tuya no habláis de éstas cosas?
  • ¡Qué va, son muy reservados, nunca he visto a mis padres besarse, ni a mi madre en ropa interior!
  • Qué pena, en mi casa no nos ocultamos nada, todas somos mujeres y Carlos es nuestro hombre, no tenemos secretos con él.
  • Ya veo que es una persona encantadora.
  • Venga ya chicas, ya está bien de echarme flores, que me estáis poniendo como un burro con esas prendas.
  • Jajaja, ya lo habíamos notado, no lo puedes ocultar, el bulto que te baja por la pierna te delata, ven con nosotras.

                                                  Me cogieron de las manos y me arrastraron a la cama, de camino les solté los cierres traseros y cuando saltaron al colchón las tetas ya saltaban libres.

  • Venga tardón, que te vas a perder esto que te guardamos para ti.
  • Jajaja, pues entonces no probareis esto otro.
  • ¡Nooo por favor, eso no!, queremos tu polla porque sin ella nos moriríamos, jajaja.
  • Y con ella casi que también, jajaja.

                                                  Las chicas para demostrarme sus intenciones se abrazaron y se besaron las tetas mirándome, estiraban sus pezones con los dientes y soltaban haciéndolas vibrar, la polla subía con estas demostraciones como la escalera de los bomberos por momentos y cuando llegué junto a ellas ya estaba a 45º o más.

                                                  Entre risas me agarraron y me tumbaron sobre la sábana, parecía que estaban dispuestas a “violarme” pero yo me defendía como podía, las manos acudían donde podía y me era igual si era mi prima o Gema, para ellas el objetivo era mi polla y la perseguían sin piedad, Cris me sujetaba cuando su novia se dejó caer sobre mi bloqueándome las manos pero no contó que mi boca era tan peligrosa o más, por eso se quedó helada cuando notó mi cara entre sus muslos y al instante a mi lengua abriendo los labios del coño.

                                                  Fue un segundo lo que necesité para aplicarle la ventosa, aspirar su clítoris entre mis labios y atraparlo con los dientes, la lengua hizo el resto y lo lamió vibrando como una serpiente acorralada.  Me di cuenta de que la había sorprendido porque seguramente las comidas de coño que se propinaban ellas no eran tan intensas, no me extrañó porque la dulzura de las dos las haría acariciar mucho más suavemente.

                                                  Gema miró a Cris queriendo saber que tifón la estaba arrasando entre las piernas, mi prima le sonreía comprensiva, a ella no le extrañaba nada porque sabía mi manera de lamer y precisamente era una de las cosas que más le gustaba que le hiciera.

                                                  El orgasmo le vino a Gema sin llegar a saber qué locura de oleada de placer la invadía y en una serie de espasmos incontrolables se deshizo cayendo a mi lado, mi prima me cogió la polla abandonada y me insinuó la ruta a seguir y no la defraudé, giré sobre Gema y sin dejarme caer sobre ella aún llegué a tiempo para meter la polla en su coño palpitante.

                                                  Con sus descargas eléctricas ella misma se clavó en mi polla que asomaba a la entrada de la vagina, al notarme adentro de ella se abrazó a mí con desespero, sus brazos rodearon mi cuello y sus piernas mi cintura casi asfixiándome, Cris esperaba su turno aunque para ella era tan gratificante ver a Gema gozar que podía esperar aunque no estaba quieta, colaboraba acariciándome los huevos o amasando los pezones de su novia.

                                                  Los gritos de Gema todavía me enervaban más, estaba proporcionándole una serie de orgasmos continuos a aquella chica adorable que no sabía de dónde llegaba tanto placer.

  • No pares Carlos, por Dios no pares, haz lo que quieras conmigo pero no me dejes ahora, me estoy corriendo sin parar.

                                                  Al escuchar sus ruegos Cris quiso prolongar su goce y una mano dejó a mis huevos y buscó entre las nalgas de su pareja, el dedo que entró en el estrecho culo de la chica le hizo un efecto inesperado, ella misma abrió las nalgas para que Cris se aplicara y no sólo metiera uno sino los que quisiera, mi prima notó cómo se distendía el esfínter y metió dos y luego tres.

                                                  Su novia levantó las piernas sobre la cabeza mostrando que estaba dispuesta y decidida y Cris me cogió la polla y la sacó del coño de Gema, fue un viaje corto, de allí a su boca donde la lubricó con saliva echando un buen salivazo en el culo de su amiga y sin soltarme la verga la encaró entre los mofletes de las nalgas.

                                                  Gema separó las piernas sujetándolas con las manos y respiró profundamente, Cris mantenía firmemente el capullo presionando el agujero oscuro y cuando empujé fue retirando la mano según iba entrando en él.

                                                  La chica agitaba la cabeza sin control degustando aquella barra caliente que le atravesaba el culo, apenas podía respirar pero era tanto el goce que se abandonó a su suerte, sabía que me hundía sin cesar pero ahora su deseo era que no terminara de entrar nunca y al notar cómo hacía tope en sus nalgas dejó escapar el aire de sus pulmones de golpe en un profundo suspiro.

  • ¡Síííí, me gusta aunque me partes en trozos, me gustaaaa, muévete…! ¡Cris me corrooo!

                                                  Cris nos atendió a los dos, se colocó entre nuestras piernas y le frotó el clítoris a su chica que se ofrecía para sentir más sus caricias, yo me sorprendí al notar su respiración entre mis nalgas, su lengua fue abriéndose paso y no tuvo ninguna resistencia en mi trasero depilado, noté la suave humedad de su lengua intentando entrar un poco, lo consiguió a fuerza de insistir pero yo ya no tenía fuerza para resistir semejante “tortura” y me vacié en Gema. 

                                                  Al sentir mi leche caliente inundando su recto, ésta, gritando, se vino también, caí desfallecido al lado de Gema, ella también estaba agotada pero mi prima esperaba su momento y gateando buscó entre las piernas de su amiga el motivo de tanta desazón, encontró el coño rebosando flujo y el culo desbordado de semen, en ese momento las personas que más quería estábamos junto a ella y quiso recoger lo mejor de cada uno, con la lengua recorrió cada rincón de su amor, la hacía saltar con su contacto que aunque suave era demasiado para su estado hipersensible pero Gema no quiso dejarla sola y se escurrió entre las rodillas de Cris, no tardó en encontrar lo que tanto le gustaba y sabía cómo tratarlo.

                                                  Mi prima al notar que Gema se iba colocando debajo de ella fue facilitándole la maniobra y, abriendo las piernas lo que pudo, le dejó el hueco, las tetas cónicas de mi prima rozaban el estómago de Gema, las dos estaba dispuestas para dar y recibir placer y pegado a ellas fui espectador preferente del amor que se profesaban, me emocioné al ver a mi prima, la que tantas veces había compartido momentos ardientes conmigo y con su hermana, cómo se entregaba y procuraba placer a aquella mujer que le correspondía con creces.

                                                  Cris fue la primera en ser sacudida por un orgasmo violento pero Gema no tardó en acompañarla, quedaron las dos rodando por la cama y me hice a un lado para que aprovecharan el momento.

                                                  El toque de las campanas de una iglesia cercana nos avisó que no faltaba mucho para volver a la estación, mientras ellas se daban los últimos arrumacos me duché y me vestí, todavía quedaron un rato esparcidas por la cama esperando que yo me animara a seguir pero ya era tarde para todo eso y las obligué a levantarse.

                                                  Un rato después, ya bañadas y cambiadas, íbamos caminado por el pasillo de la casa hacia la puerta con las bolsas de las compras en las manos y me fijé en el movimiento sensual de culo de Gema delante de mí, Cris ya estaba llegando a la puerta pero no pude reprimir la tentación, solté las bolsas que llevaba para ayudar y cogí a Gema por detrás, se sorprendió ante mi reacción y se volvió entrañada pero al ver la sonrisa de sátiro que le dedicaba me dijo apurada.

  • ¡No por favor Carlos!, ya es tarde y no puedo más, estoy tan escocida que apenas puedo andar.
  • No te preocupes Gema, eso se pasará pero ahora te voy a follar para que tengas un recuerdo mío, agáchate aquí en el recibidor mismo contra esa silla.

 

                                                  Mi prima se volvió cuando ya había abierto la puerta de la calle pero la cerró al ver que su amiga iba a recibir mi polla que ya asomaba entre mi bragueta abierta, se acercó y me besó en la boca, el beso fue terrorífico, en él me trasmitía todo el ardor que sentía al ver cómo trataba a su amor reclinada sobre el asiento de la silla con la falda por los riñones y me abracé a ella, sin sujetar a su novia me movía empujándola contra el respaldo escuchando sus lamentos y gemidos.

                                                  Mis manos fueron a las tetas de mi prima por debajo de la blusa, levanté el sujetador y las dos cayeron entre mis dedos, los pezones ya estaban duros y en punta sobresaliendo de las tetas cónicas, nuestras lenguas se enredaron intercambiando saliva y se soltó el sujetador para que no le oprimieran los aros, las tetas libres se incrustaron contra mí y su mano bajó hasta mi polla, tuvo que esperar a que saliera un poco del coño de Gema acariciándome los huevos, me puso todavía más burro que lo que estaba y cuando la saqué para meterla una vez más en su amiga me cogió el tronco y la separó elevándola un poco.

  • ¿Qué haces Cris, me va a meter eso por ahí otra vez?  No, que no estoy dilatada, ayer y hoy fue diferente pero ahora en seco y estrecha me matará.
  • No te quejes tanto Gema, luego me lo agradecerás, ya tendremos tiempo de disfrutar nosotras solas, ahora se lo debemos a Carlos, ¡primo empuja!
  • ¡Nooo aaag, que doloooor!  Me ha roto algo, lo he notado.

                                                  Cris me acompañaba la polla con la mano e iba suministrando la medida que tenía que meter, primero me dejó el glande sólo pero luego quitó la mano al ver que se había manchado de sangre, le había partido el culo de verdad pero me dio una palmada en el culo y me dijo…

  • ¡Al fondo primo, fóllala hasta adentro!

                                                  Me volvió a besar como antes o más pasionalmente incluso, Gema gritaba al notar clavarle la polla hasta los huevos aunque cada vez lo hacía menos, ahora ya suspiraba y poco a poco jadeaba de gusto.

  • Espera primo, no te corras en su culo, dale que pruebe tu leche, le gustará.

                                                  Sus palabras me enervaron más y decidí hacerle caso, aguanté mientras nos besamos y Gema se corría, el orgasmo le hacía flaquear las piernas pero aguantó y cuando mi polla pedía socorro ante la inminente descarga, Cris me soltó y la hizo arrodillarse, le sacó la camiseta por la cabeza y le soltó el sujetador, mi polla ya no tenía rastros rojos y aparecía limpia y brillante, me acerqué a ella y miró hacia Cris, ésta puso su cara al lado de la suya y entre las dos esperaron, una con el tronco y otra con los huevos estuvieron agitando la polla hasta que sintieron que palpitaba peligrosamente.

                                                  Sacaron las lenguas y varias ráfagas lácteas las rociaron, aún quedaba por salir bastante cuando enterré la verga en la boca abierta de Gema, cerró los labios para no dejar salir nada aunque ya sus tetas estaban rociadas de semen en abundancia igual que las de Cris.  Sujetando las dos cabezas contra mí me vacié, Cris lamía los huevos absorbiéndolos en la boca.

                                                  Me senté en la silla con los pantalones en los tobillos y mi prima al ver la polla que seguía palpitando vertical se sentó sobre mí, le cogí las tetas por detrás y la atraje quedando con las piernas abiertas y expuestas, Gema separó las bragas de Cris del todo enganchándolas en la nalga blanca y le lamió el coño, su lengua esperaba pacientemente a que mi polla saliera para lubricarla también, Cris se dio la vuelta para besarme y volvió a sentarse, su amiga desplazó mi polla y la dejó en la puerta del ano de mi prima, ésta cerró los ojos y apretó los dientes…

  • Joder Carlos, ¡que rabo tienes, razón tenía Gema para quejarse, me estás abriendo en canal, ve despacio porque no lo puedo resistir!
  • Tranquila ya me conoces, es grande pero cuando ya te entra…
  • Sí ya la conozco, por eso te lo digo pero ya… ya puedes meter un poco más, pero no mucho, mmm, ya va entrando, sigue Carlos, sigue y córrete.
  • Después que tú Cris.
  • Pues ya voy primo, ya voy, ya vooooy, ¡córrete conmigoooo!

                                                  Gema entre nuestras piernas lamía la polla cuando salía del culo de Cris y de paso amasaba al clítoris, esperó a que se corriera y detrás de la cascada de jugo que salía por los lados de mi polla también lamió la leche que no le cabía en el recto, no dejó que la leche cayera al suelo, su lengua se aplicó tanto que cuando nos miró satisfecha tenía la cara manchada de blanco hasta casi las orejas.

                                                  Tuvimos que lavarnos otra vez y yo me cambié de pantalón, aquel calentón de última hora había sido de lo mejor de su estancia y se lo dije, me abrazaron en la puerta antes de abrir y en el ascensor aunque íbamos apretados con todos los paquetes todavía nos intercambiamos unos cuantos besos.

                                                  El taxi nos llevó a la estación con el tiempo más que justo, ya en sus asientos y por la ventanilla se besaron en la boca y me mandaron el beso con un soplo, yo quise demostrarle el efecto que me había dado y me cogí “el paquete” con una mano agitándolo, las chicas se mordían un labio en clara respuesta, al final los tres nos reímos hasta que sonó la bocina del tren que partía.

                                                  Esperé hasta que el tren desapareció por la playa de vías y me dirigí a mi taller.  En la puerta había un coche aparcado con dos hombre adentro que al verme salieron deprisa por cada puerta, yo me puse en guardia pues no era normal que me buscaran dos hombres aunque no pensaba que fueran un recado de algún marido despechado, todas las mujeres habían follado conmigo sin poner objeciones así que…

  • ¡Buenas tardes! ¿es usted Carlos?
  • … Sí soy yo, ¿quiénes son ustedes?
  • Somos el Decorador y el Maestro de Obras, nos envía don Jorge.

                                                  Suspiré aliviado, me sorprendí de la eficacia que tenía Jorge para hacer las cosas, invité a entrar a los dos caballeros y me preguntaron lo que proyectaba hacer, en realidad no había pensado en nada porque siempre creí que era una fanfarronada de Jorge pero una vez allí y ante la buena disposición de aquellos profesionales aproveché la ocasión y les mandé una reforma a mi gusto, sólo conservé la mesa larga pero todo lo demás, excepto los maniquís que los conservaría como recuerdo de Ana lo desestimé.

                                                  En dos días más una cuadrilla de trabajadores de distintos oficios dejaron el local irreconocible, por afuera seguía aparentando un bajo sin ninguna actividad pero el escaparate y el interior era como una más de las tiendas que tenía a mi alrededor, el decorador muy amable me pidió mi aprobación y le prometí que daría muy buenos informes a Jorge y por supuesto a modo particular recomendarle en aquél barrio de lujo.

                                                  A los dos días la sombra ya familiar de Jorge se recortó en la puerta, no cabía por ella de satisfecho que estaba, yo creí que era al ver el cambio en “su local” pero después de dar una mirada alrededor sonriendo me hizo sentar en el nuevo sofá cama.

  • Es fantástico Carlos, no me lo puedo creer.
  • Es cierto, yo tampoco, está precioso todo, imagino a mis clientas en este ambiente tan lujoso y te lo tengo que agradecer a ti.
  • No, no me refería a esto que está fantástico, has tenido muy buen gusto y no es nada, me refiero a Lola, nos ha sorprendido a todos muy gratamente.
  • ¿Es que os ha contado algo?
  • Nooo, es muy reservada con su vida pero su aspecto lo dice todo, vino con una falda estrecha y una blusa estampada, con unos zapatos con un poco de tacón que para ella es… pero sobre todo la sensación fue que llevaba los labios pintados, suaves pero pintados y con un poco de sombra en los ojos, preciosa de verdad, preciosa, nos miramos y nos dimos cuenta por primera vez del cuerpo que tiene y todo gracias a ti, seguro.
  • Me alegro, aunque sí, creo que pude influir algo.
  • ¿Algo, si el cambio ha sido radical? ¿qué pasó?
  • Eso no lo puedo decir, si quiere ella ya lo contará.
  • Respeto tu discreción y me gusta, ya iremos viendo cómo la transformas, jajaja.
  • Espero que le guste el vestido que he pensado para ella, será más elegante pero sin modificar su carácter ni sus convicciones.
  • Muy bien, me alegro que te haya gustado la reforma, ya hablaremos más adelante.

                                                  Tuve unos días de tranquilidad y rutina, en la Academia aprendía todos los días cosas nuevas y por la tarde hacía mis tareas que presentaba a Rosa a la mañana siguiente, la Profesora se desvivía en enseñarme cada día más y yo se lo agradecía inmensamente.

                                                  Una tarde apenas había llegado cuando llamaron a la puerta, dos jóvenes aparecieron en el umbral y una de ellas llevaba un paquete en la mano, las hice pasar y se presentaron.

  • Hola, soy Esther y me manda doña Lola con éste paquete para que te lo dé, por el tacto creo que debe ser tela y me dijo que tú ya sabrías para que es.  Mi amiga Maite sólo viene conmigo para acompañarme, somos becarias en la sede del Partido de don Jorge y él mismo al enterarse nos ha recomendado que viniéramos juntas y que de paso nos orientaras para la ropa que podía llevar en una boda que tengo prevista.
  • ¿Y tú Maite, no quieres que te cosa algo, alguna cosita para salir de fiesta por la noche?
  • Ya me gustaría pero al ser becarias no cobramos aunque nos han prometido que si nos esforzamos mucho es posible que lleguemos a ser empleadas, es un Partido con futuro.
  • Ya veo ya, ¿y qué idea tenías para ponerte en la boda?
  • No lo sé todavía, es la boda de mi hermano y seré dama de honor pero como soy tan delgada…
  • No estás tan delgada mujer, precisamente tengo aquí un vestido de fiesta, es el encargo para una chica que fue Miss.
  • Uf, entonces no tengo nada que hacer, con mi tipo.
  • Mujer que no tienes tan mala figura, sólo lo decía para darte una idea, el vestido es para una fiesta nocturna de alto copete y si te gusta podría ser parecido pero… si no te gusta…
  • Sí claro, me encanta pero no me veo yo con tanta elegancia, además no lo luciría, su dueña debe tener una figura exuberante.
  • Sí, no te voy a mentir, es toda una escultura pero tú tampoco estás mal, con un toque aquí y otro allá, ¿a ti que te parece Maite?
  • Me encanta, sería un sueño poder llevar ese vestido pero para mí es inalcanzable.
  • Podemos hacer una cosa Esther, si quieres te lo pruebas y Maite que lo vea y si le gusta veríamos de hacerte uno ajustándolo por donde haga falta.
  • Eso sería ideal, ¿tienes probador?
  • Sí, precisamente lo vas a estrenar tú, pasad y te lo pruebas y ya me diréis.

                                                  Las chicas entraron en el probador que era mucho más amplio que el de muchos grandes almacenes, además de las necesarias perchas el decorador había previsto dos taburetes tapizados además de dos espejos de arriba abajo y el piso todo enmoquetado como el resto del taller, cuando se encerraron en él les oía las expresiones de admiración y las risas de ilusión imaginándose ya con él puesto, llamé a la puerta y pregunté.

  • ¿Qué tal? ¿os puedo ayudar?, salid si queréis y lo vemos a la luz.
  • No que me da vergüenza, me sobra por todos lados, si lo suelto se me cae al suelo.
  • No será para tanto, mujer.
  • Sí, es cierto Carlos, a Esther le viene cuatro tallas ancho, jajaja.
  • ¿De verdad?  No me lo creo, jajaja, salid que lo vea.
  • Nooo, pasa tú si quieres, no quiero que me puedan ver desde la calle.
  • Lo que quieras, Esther.

                                                  La puerta se abrió, la habían cerrado por adentro y me reí, Esther cruzada de brazos trataba de cubrir los huecos por donde se podía ver algo de piel que eran muchos, se apuró en volver a cerrar la puerta detrás de mí (no sé para qué) y después de mucho insistirle su amiga dejó que le viera el efecto.

                                                  Tuve que aguantar la risa porque era cómico de verdad, aquel vestido tan bonito, en ella era como un saco con agujeros, su amiga se reía al ver lo ridícula que estaba aunque lo hacía en broma pero me iba señalando por donde le sobraba tela, en una de ellas me señaló la sisa por la espalda, se podía ver por dentro el otro lado del vestido porque el raquítico cuerpo de Esther no lo llenaba, se le notaban las costillas y el “rosario” de vertebras marcándose en la espalda.

                                                  Ante la comicidad del momento Maite me demostraba lo inútil que era aquel vestido primoroso para su amiga, le ahuecó por delante y lo cierto es que parecía lo mismo que por la espalda, las costillas y el esternón se le marcaban como por detrás porque no había ningún “obstáculo” que se interpusiera, no había visto a ninguna mujer tan lisa por delante nunca, creo que yo mismo tenía más pecho que ella, su amiga claramente burlándose de ella metió las manos por el hueco de las sisas y apuntando con los dedos índices por debajo del vestido le demostró lo que necesitaba para que el vestido le quedara medianamente bien.

                                                  Con las puntas de los dedos marcaba unos pechos imaginarios que realmente serían los adecuados pero a Ester no le hizo ninguna gracia ya que veía que nunca podría llegar a esta talla, como respuesta se volvió a su amiga y dejando caer el vestido al suelo le dijo.

  • ¡Mira Maite lo mal repartido que está el mundo, todo lo que me falta de tetas me sobra de coño!

                                                  Había bajado las bragas y nos enseñó un pubis realmente desarrollado que sobresalía ostentosamente de entre los huesos de las caderas, lo llevaba depilado y curiosamente el inicio de los labios era mucho más alto de lo habitual, para mayor demostración la indignada Esther abrió los labios y como un libro abierto nos enseñó el interior rosado que llegaba desde un clítoris bastante despierto a unos labios menores que se solapaban cubriendo su vagina.

  • ¿Te das cuenta?, no todo lo tengo malo, con esto puedo hacer maravillas, ahora te lo vas a probar tú a ver qué tal.
 

                                                  Maite recogió el “guante” y sin más se quitó la ropa colgándola en la percha, indudablemente tenía un cuerpo espléndido, las tetas erguidas con unos pezones exultantes que provocaban nada más verlos, la chica mirándose al espejo sabía que le estaba perfecto y no dudó demostrarnos sobre todo a su amiga que “llenaba” el delantero del vestido, no se conformó en ceñirlo a su piel para que notáramos los pezones sino que se puso de lado para que se le viera el nacimiento del pecho debajo de la axila y fue recorriendo el vestido hasta que poco a poco apareció la areola y luego de engancharse el pezón lo forzó haciéndole aparecer tras una vibración.

  • Parece que no me sienta el todo mal ¿qué opináis?
  • Bah, no puedo negar que de pecho lo llenas más que yo, pero de lo demás…
  • Jajaja, ¿Qué quieres decir que no tengo tanto coño como tú?
  • Me gustaría verlo, todo no se puede tener.

                                                  Maite se quitó el vestido por la cabeza y me lo dio a mí, yo por precaución lo colgué para evitar accidentes a la vez que Maite se quitaba las bragas y enseñaba su raja.

  • ¡Ah, jajaja, de eso ya no puedes presumir, Carlos mira que coñito más ridículo!
  • En fin chicas, yo no entiendo mucho de eso pero creo que los dos están muy bien y las tetas aunque no son iguales las cuatro son apetecibles.
  • Huuuu, de eso nada, mi coño es mejor.
  • Y mis tetas, ¿qué te juegas?…, Carlos, ¿quieres ser el juez?
  • Haya paz chicas, yo no soy muy apropiado para juzgar esto.
  • Precisamente, así serás más imparcial.
  • Como queráis pero os advierto, si luego no os gusta… y…  ¿qué os jugáis?
  • Lo que tú quieras, tu eres el juez y tu pones las sentencia.
  • ¡Mirad que a mí me dan ideas un poco raras a veces…!
  • Nada, ¡no creerás que todavía somos niñas!
  • Vale pero ya lo sabéis, las sentencia la tenéis que cumplir sea cual sea.
  • Sin problema, ya te digo…
  • Lo mismo digo, es jugar sobre seguro.
  • Está bien, voy a probar las tetas de una y de la otra, en esto no sólo hay que valorar el volumen, está la sensibilidad, el tacto, la rapidez en salir el pezón… etc.
  • De eso vamos servidas.

                                                  Me senté cómodamente en el taburete mullido y puse a las dos chicas desnudas frente a mí, por detrás podía observar sus culos en el espejo y el resto por el otro.  Empecé por Maite, aquellos pechos estaba pidiendo comerlos y no resistí, la chica miraba de reojo a su amiga que esperaba picada e impaciente.

                                                  Me llené la boca con toda la areola y el pezón no tardó en rozarme el paladar, estaba sabroso al presionarlo con la lengua y Maite retenía mi cabeza contra su pecho al notar mi lengua.

                                                  De soslayo vi que Esther, quería jugar su baza con ventaja y fue preparando su “argumento”, con los dedos abría los labios del coño y frotaba el clítoris haciéndole salir de su escondite, me admiré del tamaño que adquiría por momentos y mi mano se alargó hasta apartar a la suya, ella no puso inconveniente y separó un poco las piernas para que pudiera moverme mejor.

                                                  Maite me había cambiado de teta y ahora mi boca fue a la gemela, tuvo la misma reacción y en un momento me llenaba de carne dura pero suave, la aspereza del pezón era el contrapunto sabroso y la lengua lo agradecía porque mi polla había adquirido un tamaño respetable.

                                                  Los dedos en el coño de Esther recorrían toda su longitud, se abría a medio camino desde el pubis al ombligo y los cuatro dedos cabían antes de llegar al clítoris, después todo eran labios gruesos y carnosos y al momento los pétalos que cerraban malamente la entrada de la vagina, sus muslos cada vez estaban más separados y yo me internaba más en ella.

                                                  En las tetas de Maite ya se notaban los moratones desde el nacimiento hasta el canalillo y mucho más en los pezones, tenía mi cabeza cogida por las orejas y dirigía por donde más le gustaba que era todo en general, mi mano izquierda estaba ocupada en amasar la teta lamida para que el pezón entrara más en mi boca pero ya no era útil porque no me cabía más y la bajé entre sus piernas, ya había advertido que su amiga suspiraba demasiado para ser motivo por lo que veía y descubrió que estaba preparando ”el terreno” por lo que fue abriendo las piernas para no quedarse atrás.

                                                  Pude comparar los coños de ambas, sin dudarlo el coño de Esther era inmenso, en él se perdía mi mano con todos los puntos erógenos claramente separados mientras que Maite en un grupo reducido tenía todo lo necesario, apenas tenía labios menores y los dedos se colaban sin dificultad en la vagina mojada, en eso le ganaba Esther que derrochaba jugos abundantemente que se me escurrían por la muñeca del brazo.

                                                  Ya estaba todo comprobado cuando le dije a Esther que quería probar sus tetas (¿…?) en realidad eran dos pecas a los lados del esternón pero quise ser imparcial y cambiaron de sitio, durante el cambio saqué la polla a “pasear”, me estaba martirizando al no poder desplegarse como debía y las dos chicas dieron un “ooooh” que llenó el probador.

                                                  Esther, apenas le lamí un pezón, intentó cogérmela pero la giré y tiré de ella sentándola de espaldas sobre mis piernas, con el coño ya lubricado se fue acoplando hasta quedar sobre ella pero al intentar dejarse caer se quedó en el aire, aquello era más de lo que parecía y aunque su coño era de talla XXL no le cabía tan fácil, Maite tuvo un gesto de maldad y al verla apurada, le dio un beso en los labios a la vez que se apoyaba sobre sus hombros.

  • ¡Aaaag!, mala putaaaa, me has clavado en esta estaca y sin anestesiaaa!
  • Lo siento Esther, creí que con ese coño tan grande te cabría fácilmente esa verga tan enorme, Jajaja.
  • Ahora sí, ya está me has abierto en canal, ¡ya veremos cuando te la meta a ti si te ríes igual!
  • Chicas dejad de discutir que para todas habrá, ahora muévete que tengo grandes planes para las dos.

                                                  Ya le daba tal gusto a Esther que quiso reconciliarse con su amiga y tirando de ella la dejó con las tetas a la altura de su boca, había aprendido de mí y las chupó, lamió y tragó como yo lo había hecho antes, a Maite parece que no notó mucho la diferencia y le ofreció las dos como lo había hecho conmigo.

                                                  Desde detrás de ella pude pellizcarle los botones que tenía como pezones y un bulto imposible de predecir salió entre mis dedos, me gustó apretar con dos dedos aquellos apéndices resecos, que por momentos crecían sobre la superficie lisa del pecho de Esther.

                                                  Oí el ¡ay! que gritó Maite, no supe el motivo hasta que noté las vibraciones del coño de Esther sobre mi verga, se estaba corriendo y sin querer había mordido la teta de Maite dejándole la perfecta marca de sus dientes.  En ese momento vi lo amigas que eran porque Maite le ofreció la otra teta perdonándole y rogándole más cuidado.

                                                  Mi mano no había dejado de pasear por el coño de Maite y cuando cambiaron de lugar también le manaba jugo como a Esther, para regocijo de ella había pasado los dedos profusamente por todas las nalgas sobre todo entre ellas y no había notado demasiada resistencia excepto al intentar meter un dedo.

                                                  Ahora era Maite la que se quería sentar como su amiga y lo hizo también de espaldas, estuvo calculando el diámetro de mi polla vertical hasta que mentalmente se hizo a la idea pero su amiga tenía buena memoria y parecía que también era algo vengativo.

                                                  A la vez que Maite apoyada en mis rodillas se orientaba para meter mi verga en su pequeña raja Esther se sentó sobre sus piernas de golpe, las dos cayeron sobre mis muslos pero la que me recibió a mí directamente fue Maite y no precisamente por donde había estado calculando, su grito no fue nada comparado con el del mordisco, ahora se había colado mi falo directamente en su culo y estuvo unos segundos sin poder articular palabra.

                                                  Lloraba sobre la escuálida espalda de su amiga pero ya era tarde, aunque ésta no había comprendido qué había sucedido Maite señaló a su culo, la amiga se agachó y vio entre las piernas de los dos cómo mi polla desaparecía en su cuerpo pero no por el pequeño coño que esperaba, más atrás se hundía todo menos dos centímetros aproximadamente y arrepentida metió su cabeza cómo pudo y le lamió el coño y el culo de paso, mi polla y mis huevos no se salvaron de su lengua, por esto, Maite se dejó caer hasta sentarse del todo.

                                                  Esther le recomendaba que respirara hondo y que echara el aire despacio pero la tranca le llegaba tan adentro que ni eso conseguía, según se iba adaptando iba moviendo el culo y levantándose como podía, ya se sentaba bien gracias a las buenas artes de su amiga o mejor dicho de su lengua, por eso la premió llenándole la boca de flujo cuando se corrió, todo lo que escurría por mi polla lo iba tragando Esther de buen grado pero cuando notó que por mi polla fluía una cantidad importante de semen que llenaba a su amiga no pudo acaparar todo e hizo levantar a Maite para meter la polla en la boca y en directo ir tragando.

                                                  En el probador ya hacía un calor asfixiante, los tres sudábamos cuando salimos, no encendí la luz para que desde la calle no nos vieran desnudos a los tres, les ofrecí la ducha y aceptaron encantadas, del vestido, la boda y sus proyectos ya ni hablamos pero cuando salieron por la puerta lo hicieron con pasos cortos, sus “bajos” no estaban para muchas alegrías.

                                                  Me duché antes de ir a casa y volví a colgar el vestido de la Miss en su maniquí, deseé que viniera pronto a por él porque se iba a estropear de tanto probárselo las visitantes.

Continuará.

Agradezco sus valoraciones y comentarios.

Gracias.

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