miprimita.com

El pacto. (40).

en Grandes Relatos

VIAJE A LO DE LUCAS.

                                                  En la mañana nos reíamos porque ninguna de las dos podía tocarse el culo.  Yo les decía que me engañaban y que me las iba a coger de nuevo, me pedían por favor que no les tocara esas partes, que me hacían lo que quisiera pero en esa parte no se podía ni soplar.  Les dije riendo que no las quería más y me fui a bañar, entraron las dos detrás de mí pero no quisieron bañarse conmigo.  Me fui solo a desayunar, puse la cafetera y calenté el agua para el mate.  Iba a ser un fin de semana para olvidar, a menos que…  Las fui a buscar a las dos que se estaban cambiando y les pregunté.

  • Amores, ¿aguantarán esos culitos un viaje de unas seis horas?
  • “Llevamos almohadones, ¿adónde querés ir?
  • A la casa de Lucas, las veo a mis nietas, recorro la ciudad con ustedes y le mostramos a Belinda el lugar donde vivirán la madre y la hermana.  Ana María la miró a Carolina y le preguntó…
  • “¿Cuáles almohadones llevamos? 

                                                  Enseguida prepararon un bolsito cada una, uno para mí y en el interín Carolina la llamó por teléfono a Belinda para decirle que en 40 minutos la pasábamos a buscar, que íbamos a ver a la madre y a la hermana, yo escuchaba por el parlante del teléfono los gritos de alegría de la venezolana.  Cuando subió a la camioneta llevaba un almohadón en la mano y al ver que las chicas tenían uno cada una se puso toda colorada.  La primera que saltó fue Ana María.

 

  • “Qué estuviste haciendo picarona”.
  • “Cumplí una promesa que hice en el viaje para sacar el Título”.  -La que largó la carcajada fue Carolina-.
  • “Ahora entiendo, ¿saben los que somos nosotras tres por culpa del que maneja?, somos unas “culorrotas”, -le explicó a Ana que Belinda me había prometido entregarme el culo cuando yo quisiera-. 

                                                  Ahora eran las tres las que reían sin parar mientras se les caían las lágrimas, yo no dije nada, me limité a conducir.  Ninguno había desayunado y paramos como a las diez de la mañana y comer medialunas y café con leche en un parador famoso de la zona luego seguimos y ya no pararíamos hasta llegar al lugar.

                                                  Di más vueltas que las debidas porque me salí de la autopista y fui para el lado de la Ruta Nac. 8 en su lado urbano, la empalmé en San Martín, entré por Campo de Mayo y salí a Bella Vista primera ciudad de mi muy querido Partido de San Miguel.  Les dije a las chicas que entraría por las ciudades porque quería volver a ver partes de los lugares donde había nacido y me había criado.

  • “Tomá por dónde quieras Cielo, yo conozco poco, Ana María y Belinda nada, de última contanos por donde vamos”.

                                                  Les iba contando, desde Bella Vista habíamos ingresado en la ciudad de San Miguel, cabecera del Partido, por la avenida Presidente Perón, amplia con cuatro manos y con un crecimiento y pujanza que se notaba desde allí, hacia 15 años que no pasaba por esos lugares y los vi muy cambiados, edificios de alto y comercios nuevos, restaurantes grandes y muy bien puestos.  El centro de la ciudad con su plaza y su movimiento comercial me impactó, vehículos, transportes de pasajeros y público se hacían notar, no pasé de largo, di una par de vueltas a dos o tres manzanas mostrando lugares que había “caminado” desde chico y les mostré el barrio donde me había criado, a escasas cuatro cuadras del centro, la Escuela Nro. 1 frente a la plaza, el Palacio Municipal, la Confitería “25 de Mayo”, el Bingo… 

                                                  Belinda y Ana se maravillaban de tan hermosa ciudad y a mí me ganó un poco la nostalgia, salí nuevamente a la Avenida principal y me obligué a seguir para el lado de José C. Paz, nada que ver una ciudad con la otra y no quise ir para el lado de la Estación, tomé la Ruta 197 y salí al Cruce con la Ruta 8 (el conocido Cruce de José C. Paz)…  Paré un poco antes de llegar a la “8” para mostrarles la playa de estacionamiento y los edificios de la administración de la Empresa “Expreso General Sarmiento S.A.”, Línea 176, de la cual mi padre había sido fundador y en la que trabajé desde los 15 hasta los 23 años. 

                                                  Después retomé a la izquierda y por la Ruta 8 me dirigí hacia el lado del Partido de Pilar, antes debíamos pasar  por el lugar, llamado “El Chelito” por donde se ingresaba a la ciudad de Tortuguitas, localidad que pertenecía al Partido de Malvinas Argentinas, siete u ocho cuadras antes de llegar les mostré la hectárea que había comprado donde funcionaban varios comercios y una empresa de Logísticas para camiones.

                                                  En ese lugar llamado “El Chelito” le comenté a Belinda que era dónde la hermana debía venir a comprar o llegarse hasta Tortuguitas, a unos dos kilómetros, donde había más comercios y que el otro camino que cruzaba la Ruta iba hacía dónde ellas vivían pero era más zona residencial de lindas y grandes casas.

  • “Por aquí no parecen faltar comercios y hay más movimientos que en el pueblo además, estuve viendo que no hay muchas distancia entre uno y otro lugar o ciudad y muchos medios de transportes, van a estar conectada por todos lados y para nada aisladas”.
  • Por eso les dije que no sólo era campo, hay muchos Colegios y hasta Universidades cerca…  Vengan vamos a la confitería de la Estación de Servicio, comemos algo y desde allí miramos todo el movimiento.

                                                  Nos sentamos frente a uno de los ventanales y observamos todo desde el lugar.  Belinda estaba feliz, ni punto de comparación esto con el entorno que las rodeaba en Venezuela.  Yo hacía unos cinco años que no iba a ese lugar, desde que me fui no había regresado y me puse a pensar, ¿estarían los mismos comerciantes?, ¿me reconocerían si me veían?, ¿seguirían viviendo en los mismos lugares algunos conocidos?...  Estaba abstraído y no escuchaba lo que las mujeres decían hasta que me habló Carolina.

 

  • “¿Estabas en otro mundo vida?, ¿qué vamos a hacer ahora?”
  • Sí, estaba pensando en amistades…  Ahora, por la hora que es, tenemos dos opciones o vamos para la casa de Lucas, estamos un rato allí y después vamos hasta Pilar para alojarnos en el Sheraton o nos alojamos y cambiamos y luego volvemos, ¿ustedes que quieren?  -La que contestó fue Belinda-.
  • “Vamos primero a lo de Lucas, hace un día y medio que no la veo y ya la extraño a mi madre y a mi hermana, después hacemos como vos quieras”.

                                                  Sin ninguna discusión, nos fuimos para casa de Lucas.  Cruzamos la Ruta y tomamos el camino hacia el campo, a 100 metros de la Ruta cruzaba otra calle, le expliqué a Belinda que esa calle la llevaba directo a la Estación de José C. Paz por donde yo había obviado pasar y también pasaba un transporte colectivo de pasajeros, luego seguimos por un camino mejorado similar al que yo había hecho hacer en la Estancia para el ingreso a la misma. 

                                                  Les encantó el camino rodeado de inmensos árboles y casas quintas diversas separadas por parque y cercos con gente disfrutando en las piletas de natación, luego de unas doce cuadras giré a la izquierda y tomé una calle abovedada con eucaliptus enormes en ambos márgenes, eran unas tres cuadras y les dije que al final esa calle chocaba con la propiedad a la que íbamos.  El lugar, en invierno no era feo, en verano era espectacular y ellas disfrutaban con lo que veían, por otro lado, no era solitario, nos cruzábamos con muchas gente andando a pie.

                                                  Al llegar al final noté que la calle ya no era de tierra, Lucas había mandado a hacer un mejorado muy bien hecho que nacía desde un extremo de la propiedad y llegaba al otro extremo, casi unos setecientos metros que beneficiaba también a las siete u ocho propiedades que había frente al campo y en éste se notaba que habían limpiado todo con el tractor.  A mitad de camino paramos ante una gran tranquera de madera que nunca me gustó, estaba abierta y, sin dudar, pensé que le pediría que hiciera una entrada mejor.  Vi que había gente trabajando en la construcción de la casa nueva a unos doscientos metros y a un muchacho que se acercaba corriendo.

                                                  Antes que llegara a nosotros y viendo que el coche de Lucas no se veía, me dirigí a las chicas…

  • Bueno chicas ese es el campo de veinte y tantas hectáreas en que vivirán Alicia y Natividad junto con Lucas y las nenas, ¿vieron que no era, ni tan lejos, ni tan aislado, ni tan campo?
  • “¡Es hermoso Guille!, todo el lugar es hermoso y el entorno también, mi mamá y Nati deben estar tan asombradas como yo”,  -dijo Belinda echándose a llorar-.
  • Otra vez la venezolana llorona, -dije riéndome y viendo que las chicas la consolaban haciéndole bromas-.
  • “Es que con vos es una sorpresa atrás de la otra, un paraíso detrás del otro, no sabés dónde vivíamos ni dónde terminaron viviendo mi mamá y mi hermana, un lugar de “mala muerte”, esto es un sueño”.
  • No, no sabía pero si nos quedamos en el pasado, no avanzamos en nada, ahí viene un muchacho, déjenme hablar con él.
  • “Buenas tardes señor, que se le ofrece”.
  • Teníamos ganas de hablar con alguien de la casa, ¿podrá ser?
  • “El dueño no está, sólo las señoras Encargadas y no se puede pasar”.
  • Usted dice que no se puede pero están las tranqueras abiertas, yo le aseguro que el dueño está más cerca de lo que piensa y para evitarnos problemas avísele a la señora Alicia que está Guillermo con Carolina, Ana y una sorpresa. 

                                                  Lo debo haber mirado con una cara como para meter miedo porque salió corriendo a avisarle a Alicia.  Carolina me dijo que avanzáramos y le dije riendo que no, que me vinieran a buscar.  A lo lejos las vimos a Alicia, Natividad y a las dos nenas que miraban hacia la camioneta.  De inmediato Alicia se llevó las manos a la cabeza y Natividad y las nenas se lanzaron a la carrera hacia donde estábamos.  Belinda no aguantó y se bajó de la camioneta para abrazarse a mitad de camino con la hermana, las nenas siguieron hasta la camioneta gritando “Abu, Abu”.  Se treparon a la misma para llenarme de abrazos y besos y pasando por encima de mí hicieron lo mismo con Carolina, sin olvidarse de Ana María que, con los ojos llenos de lágrimas, recibía los besos de las nenas y los gritos de “tía, tía, viniste”.

                                                  Arranqué la camioneta y les dije a las hermanas que subieran, luego estacionamos delante de los departamentos que ellas habitaban.  El abrazo sincero y el “gracias” de Alicia me conmovió.  Bajé de la camioneta y me envolvió un ramalazo de recuerdos, extrañamente, ni siquiera pensé en la noche que estuve allí “pagando deudas”.  Las mujeres con sus charlas, muestra del lugar y no sé qué tipo de bromas que se hacían porque reían sin tapujos, pronto se olvidaron de mí y me puse a vagar por los lugares que tan bien conocía.

                                                  Mi árbol “proveedor de moras” y de espesa sombra seguía allí, el corral grande también aunque sin alambradas, la casa vieja, adefesio tipo tapera que antes había, ya no estaba y se veía una construcción nueva, enorme, que ya tenía las paredes a la altura de los techos y gente trabajando en ella, a los que no me quise acercar, los gallineros mugrientos tampoco estaban y en esos lugares había construcciones que aparentaban servir para boxes de equinos y/o animales chicos donde vi a los dos corderos de las nenas. 

                                                  Todo el campo que se abría a mi vista estaba con el pasto casi al ras y vi a cuatro o cinco caballos pastando, me pareció conocerlos y seguramente eran los que le quedaron al dueño anterior, los dueños de estos caballos no pagaban el mantenimiento ni aparecían por el campo.  Lucas había denunciado el hecho y se los quedaba para que no fueran sacrificados.  Las mujeres me llamaron para tomar algo y como vi que entraba Lucas con el coche les dije que calentaran agua, tomaríamos unos mates con él.  Se puso muy contento de vernos y saludó con efusividad a Caro, a Ana y a Belinda, enseguida se puso a contarme de la casa que se construía y me llevó hasta el lugar para hablar con el constructor al que me presentó como su padre y el verdadero dueño de todo. 

                                                  Allí me mostraron que la casa tendría grandes ventanales, cocina, living, comedor, comedor diario, tres baños y seis habitaciones, tres de ellas en suite con baño y vestidor, cocheras para tres vehículos, todo en planta baja y, según vi en la maqueta, quedaría preciosa.  Dije que le avisaría a Carolina y a Ana María para que la vieran y el Constructor me comentó riendo que había llegado tarde, ya habían estado todas por allí y habían mirado todos los detalles.

                                                  Regresamos con Lucas y me hizo pasar para ver como quedaban los tres departamentos unificados y me di cuenta que habían quedado hermosos y estaban todos muy cómodos en ellos.  Le pregunté a Alicia y a Natividad si se encontraban a gusto y me dijeron que más a gusto no podían estar, eran muy bien tratadas, las nenas no les traían problemas y lo poco que habían visto del entorno les parecía fantástico, las dos opinaban que no les había fallado en la propuesta.  No la dejé que se explayaran con halagos y me fui a conversar con Lucas para ver las modificaciones que quería hacer en el lugar, aparte de las ya emprendidas.

                                                  Lo primero que le dije es que, si iba a emprender algo para brindarle a la gente, debía modificar la entrada, él me comentó que tenía ganas de hacer un muro, continuando con el que había en los fondos del campo para cerrar todo el lugar y hacer una entrada como si fuera una Estancia lujosa con tranqueras dobles, es más ya había pedido un bosquejo y presupuestos para todo esto. 

                                                  No me pareció mal, daba más seguridad y privacidad, ya tenía el lugar dónde edificaría el Salón tipo Pulpería, el fogón grande para cocinar, los vestuarios para el personal y los baños para el personal y el público.  Le di un par de ideas y después me preguntó qué haríamos en la noche, le contesté que pensábamos ir a hospedarnos en el Sheraton de Pilar e ir a cenar y a bailar o ver que habría para hacer.  Me miró serio y me dijo que Natividad lo tenía “loquito”, le pregunté cómo se debía interpretar eso.

  • “Para bien viejo, si antes me gustaba, en el viaje hasta acá me terminó de desarmar, además, no sabés el trato que tiene con las nenas y lo bien que se sienten las dos con ella, la adoran, creo que si me da “bola”, me pongo de novio”.
  • Pensalo bien porque no creo que sea un “minita” para probar “a ver qué pasa”, por lo que pude sacar en claro tratándola es que, si te da el “si”, va a querer que le respondas como todo un hombre en todos los aspectos y no sólo en lo físico, al margen que en este aspecto me parece que no te dejará ganas de fijarte en otras.
  • “Sabés que aunque me había desmadrado un poco, yo necesito a una mujer de la que estar pendiente y que ella esté pendiente de mí y creo que Nati tiene esa formación”.
  • Lo único que te puedo decir es que pongas pautas y no actúes por “calentura”, creo que ella lo tiene claro pero, tenés que hacerle saber que vos sos el hombre y sos el que toma las decisiones, te vas a evitar problemas a futuro y yo “tengo ganas” de que sea mi nuera pero que no la jodas.  -Se la tiré así, en una de esas daba resultado-.
  • “No se hable más viejo, esta noche lo intento”.

                                                  Luego de conversar al respecto como Padre e hijo quedamos de convencer a Alicia para que se quedara con las nenas para que nosotros pudiéramos ir a cenar y a bailar.  Alicia no puso el mínimo “pero”, ella se quedaría con las nenas y nos pidió que, por favor, nos divirtiéramos, desde allí en más nos despedimos y nos fuimos al hotel.  Pedimos dos habitaciones con comunicación, solicité una mesa para seis en el restaurant del hotel para las 23.00, como me pasaba siempre, la tarjeta duplicó las atenciones, nos dieron lo mejor que tenían y nos fuimos a bañar y cambiar. 

                                                  Carolina me dijo al oído que tenía que darles una hora u hora y media pues no habían traído ropa para la ocasión y quería pasar por el shopping del hotel a comprar, le contesté que “desaparecieran”, yo dormiría una siestita de una hora u hora y media, que a las nueve a más tardar estuvieran en la habitación pues a la once teníamos mesa para cenar con Lucas y Nati.  Se fueron más rápido que volando y yo me desparramé en esa cama enorme.

                                                  Las risas y los cuchicheos que venían de la habitación contigua me despertaron a las nueve menos cuarto, me asomé a ver y estaban las tres desnudas probándose ropa nueva, un desparramo total de tetas, culos y figuras espléndidas.  Me vieron y me echaron diciendo que querían sorprenderme, que no me enojara pero que me fuera a bañar al otro cuarto, no me quedó más remedio.  Cuando salí del cuarto de baño envuelto en una toalla, ya tenía la ropa preparada sobre la cama, los zapatos lustrados y el pantalón sin ninguna arruga junto a una camisa nueva perfecta para mi gusto.  Me cambié y me pidieron que me fuera un rato al bar, que en unos 40 minutos irían por allí, no me negué, aunque sabía que se sentían bien arreglándose, sabía también que lo hacía para mí pero les dije que las esperaría en el comedor.

                                                  A las once menos cuarto yo ya estaba en el comedor en la mesa destinada y entró Lucas con Natividad colgada de su brazo, la morocha tirando a mulata, tenuemente maquillada estaba vestida de amarillo, una blusa semi escotada de color amarillo suave y una minifalda de color amarillo más fuerte con un pequeño lazo en la cintura y un diminuto sobre de mano, el tono oscuro de su piel resaltaba, las piernas que destacaban con sandalias de tacos altos y los muslos y nalgas hicieron dar vuelta a más de uno.

                                                  Hacían una pareja hermosa y noté las miradas de algunas comensales sobre Lucas.  Cinco o seis minutos después, ni levanté la vista, el murmullo me hizo saber que habían entrado “mis” mujeres.  Faltaban los “paparazzi”, tres “tapas de revistas” caminaban hacia nuestra mesa, las tres de minifaldas y sandalias de tacos altísimos, no vale la pena detallar las blusas, sólo que se notaba bien a las claras que tetas no les faltaban.

                                                  Una mulata, una morocha de ojos claros y cabellos cortos y una rubia de cabellos largos y ojos color violeta, eran un placer para los ojos, saludaron a Lucas y a Nati y me levanté para acercarles la silla a cada una cuando se sentaron.  La cena fue buenísima, el lujo la hacía pestañear a Natividad, Caro y Ana todas unas señoras y Belinda decía de las similitudes del decorado con el Sheraton de Buenos Aires, explicándole a la hermana que habíamos estado allí cuando fueron por los trámites de su Título y a la Cancillería para el viaje de ellas dos. 

                                                  Luego de los postres le pregunté a Lucas dónde nos iba a llevar a bailar porque teníamos que hacerle conocer un buen boliche bailable a Ana María, allí nos dijo Nati que ella tampoco conocía.  Nos fuimos a la mejor confitería bailable de la zona y con Lucas llevando del brazo a Nati y a Belinda y yo a mis dos mujeres ingresamos y nos ubicamos en una de las mesas relativamente cercana a la pista de baile, no había mucha gente porque era temprano, apenas si pasaba de la una de la mañana.

                                                  Se acercó una camarera y le pregunté si me podía traer el mejor champagne con seis copas, se acercó a mi oído y me dijo que la consumición se abonaba al pedido, de inmediato saqué la billetera, le di 100 Dólares y le pregunté si alcanzaba y me dijo que sobraba bastante, le di otros 100 y le pedí que lo guardaran para los otros pedidos, que si había diferencias, abonaba todo al final.

                                                  Se fue rápido por la bebida y volvió con el dueño de la confitería quien traía el balde con hielo y se presentó diciéndome…

  • “Señor, disculpe la impertinencia del cobro anticipado, si gusta usted y sus acompañantes pasar al sector VIP, tenemos una mesa reservada”.  -Indudablemente los billetes verdes eran el “ábrete sésamo” para muchas “montañas”-.
  • Con todo gusto pero me gustaría que nos atienda la misma camarera, ha sido muy amable con nosotros.  -Se me dio que era un “lameculos” que podría tratar mal a la trabajadora sólo porque hizo lo que él exigía-.
  • “Con todo gusto señor, estará a su disposición”… 

                                                  Nos trasladamos todos a un sector reservado que tenía una pista prácticamente para nosotros y con una buena música que no aturdía.  En el lugar pude ver a tres parejas más, hombres grandes con chicas más jóvenes, ellas muy maquilladas y atiborradas de perfume, se notaba la falta de nivel, indudablemente eran “trabajadoras” o “amigas de ocasión”, nuestras mujeres, aún con minifaldas y de tacos altos, daban otra imagen.  Ana estaba muy asombrada y quería ver hasta en las sombras, el boliche daba para mirar, estaba muy bien puesto y el lugar privilegiado que teníamos nos permitía mirar todo el ambiente y las luces que lo rodeaban. 

                                                  Después de brindar, Lucas salió a bailar con las dos hermanas y nos quedamos mirándolos, él siempre se había movido bien pero los movimientos, la gracia y el ritmo de las mulatas era infartante, sin hablar de los físicos que se gastaban, pronto llamaron la atención de todos.

  • “¿Cómo bailamos esto nosotros?”, -preguntó Ana María-.
  • Con lo espectaculares que están ustedes dos, nadie va a mirar si se equivocan en los pasos, vamos que voy a probar yo también.

                                                  Les estiré las manos para sacarlas a bailar y le hice señas a la camarera para que trajera otra botella, volveríamos con sed.  En la pista Ana se soltó y sus movimientos junto con los de la Doctora fueron como para filmarlos, yo siempre fui un “paquete” para bailar, por eso, las acompañé unas dos o tres piezas, me fui a sentar y quedaron bailando entre ellas, arrimándose a veces a las hermanas y a Lucas.  Me serví champagne y me puse a observar, habían alborotado el ambiente, los “colmillos” de lobos y lobas comenzaron a asomar y se notaban que comentaban sobre los cuatro “monumentos” que estaban en la pista.

                                                  La camarera que vino para llevarse la botella vacía y el balde anterior se acercó para darme las gracias por haberle cerrado la boca al dueño (“con calidad”, me dijo), le contesté que no hacía falta, que yo “conocía el paño” de los “muertos resucitados” y se sonrió por eso mostrando un escote muy bien rellenado.

  • “Ha causado estragos con sus amigas, llamaron la atención de todo el boliche, ¿son modelos o están en la tele?”.
  • Amigas son sólo dos, otra es mi nuera y la rubia mi esposa y no, no están en la tele ni son modelos, son médicas pero de las lindas.  -No se esperaba esa respuesta pero reaccionó rápido-.
  • “Jajaja, a más de uno le gustaría enfermarse, lo felicito por la compañía y a ellas también debería felicitarlas”. 

                                                  No me dejó responder, se fue moviendo el culo, seguramente a “contar las novedades”.  Yo seguí mirando a las chicas y se notó una separación, el ritmo había cambiado y Lucas se apartó con Nati, las otras tres se juntaron a bailar y la sensualidad y el morbo parecían rodearlas aunque ellas se divertían sin tener en cuenta al entorno.  Un par de chicas, muy bien puestas, se les unieron en el baile y un par de flacos comenzaron a rodearlas y se pusieron “cargosos” con Ana y Carolina.  Lucas se dio cuenta y me miró, le hice señas con la cabeza para que no se metiera, las dos chicas giraron y se vinieron para la mesa, los flacos pretendieron seguirlas y quedaron separados por unos tres metros de ellas.

                                                  Nadie vio nada pero yo si vi al negro enorme que los levantó tomándolos de la nuca a ambos y les estrelló las caras entre sí, quedaron tirados con las narices rotas y con el rostro ensangrentado, cuando las chicas llegaron a mí lado se dieron vuelta para verlos porque todo el boliche se les reía, quedó como que, en su apuro por acercarse a las mujeres habían chocado sus rostros, la seguridad del lugar los sacó y ya no molestó nadie más.  Yo le hablé a Carolina.

  • No se puede con ustedes, me descuido y se lanzan a romper corazones.  -Reaccionaron las dos a la vez-.
  • “Noooo, apenas dijeron algo nos volvimos a la mesa, ni los miramos”. 

                                                  Yo me sonreí y las dos me “comieron la boca” a besos.  La camarera nos miraba sorprendida.  Al ratito llegó Belinda.

  • “Ufff, me “tiraron los perros” me querían morder esas dos”.
  • ¿Se dan cuenta?, otra “conchita veloz”, no se las puede dejar solas a ustedes.
  • “No Guille, no seas malo, que intenten lo que quieran, creo que todas tenemos claro cuál es nuestro lugar y nuestro hombre”.
  • Ya lo sé chicas, sólo estaba bromeando, estaba mirando hacia la pista y se me hace que voy a tener que pedir otra habitación en el hotel.  

                                                  Las tres se dieron vuelta y vieron a Lucas y a Natividad que se estaban dando un beso como para parar las rotativas.  Ana María no se aguantó, les dio un chiflido y los aplaudieron las tres.  Natividad se rió con todas las ganas y echándole los brazos al cuello, repitió el beso con Lucas, luego se vinieron a sentar.  El momento y el “descubrimiento” mereció un brindis entre los seis y el pedido de otra botella.  Yo la “chicaneaba” a Nati.

  • Se dan cuenta, le doy una mano a una extranjera y ella me “roba” a mi hijo.  -Nati siguió la chanza y me contestó con picardía-.
  • “No es así mi querido suegro, en todo caso que tendría que decir yo que tu hijo me ha robado el corazón”.
  • En eso no puedo opinar, tendré que aguantar a una mulata en la familia y felicitarlos.  -La besé a Natividad y Caro, Ana y Belinda se lanzaron a abrazar y felicitar a la nueva pareja-.

                                                  Las chicas no bailaron más pero no perdieron la oportunidad de irse a “retocar el maquillaje” todas juntas, yo me quedé con Lucas.

  • Si te venís al hotel con nosotros ya te pido una habitación.
  • “Dale, pedila, ya estoy metido con “pata y todo””. 

                                                  Saqué mi celular y pedí una habitación a mi cargo solicitando flores y champagne, me dieron el número y Lucas sólo tendría que pedir la llave en el mostrador.  Cuando las mujeres volvieron Carolina me dijo al oído.

 

  • “Amor, las tres ya estamos “sanitas”, ¿no querés que vayamos a dormir?, de paso, ¿por qué no le pedís una habitación a Lucas y Nati, tu “nuera” está que hierve”.
  • Ya está pedida, sólo tienen que pedir la llave.
  • “No hay dudas, siempre estás un paso adelante”.

                                                  Cuando entramos al hotel Lucas se dirigió al mostrador y le pidió al Conserje la llave, luego tomó la mano de Natividad y se fue al ascensor, desde allí nos saludaron y nosotros nos fuimos a nuestra habitación, no bien entramos Carolina y Ana me abrazaron y besaron mientras Belinda nos miraba.  Caro se lo aclaró mientras me desnudaban.

  • “Las dos hemos decidido ser sus mujeres números 1”.
  • “Me parece fantástico, era lo lógico, ya se veía venir, los tres parecen uno.  ¿Me lo prestarían un ratito a mí?”.
  • “Todo depende de él, no es lo que nosotros decidamos, es lo que él decida y lo aceptamos con los ojos cerrados.  Amor, ¿qué hacemos con Belinda?”.

                                                  Les dije a las tres que fuéramos a la cama y lo hicieron desnudándose en un abrir y cerrar de ojos.  ¡Qué pedazos de mujeres que tenía en la cama conmigo!  Carolina besaba mi boca con ansia y desesperación, Ana María se había hecho dueña de mi miembro y lo “guardaba” en su garganta cogiéndose la boca y Belinda metía los dedos en las vaginas y culos de la rubia y la morocha que se agitaban y gemían.  Ana se quedó con el miembro muy adentro de su boca y se contrajo por el orgasmos que le había ocasionado la mulata con los dedos, con Caro pasó algo parecido y gimió fuerte “comiéndome” la boca.

                                                  Las dos se recuperaron rápido y las hice poner en la famosa “tijera” dejando espacio en ambas vagina para que Belinda metiera su cabeza allí, a ella la puse en cuatro y le dije que las chupara hasta secarlas, no se lo hizo repetir, la de Caro ya la conocía y le encantaba, al descubrir la de Ana le pasó lo mismo y se afanaba por darles placer a las dos que se retorcían y gemían casi gritando, las manos de la mulata pasaron por debajo de las nalgas de cada una de las chicas y me imaginé por dónde andaban sus dedos. 

                                                  Yo me ocupé de besar esa espalda oscura descendiendo desde el cuello y notando sus estremecimientos, al llegar a su culo lo ensalivé y continué hasta la vagina de labios gruesos y tentadores, luego llevé el glande hasta ahí y comencé a penetrarla despacio para que sintiera cada centímetro.  Belinda se enloqueció con esta penetración y comenzó a gemir fuerte olvidándose de las chicas, apenas por muy poco tiempo porque las dos la tomaron de la cabeza y la hicieron continuar su labor.  Llegué hasta el fondo y lo hice chocar, ella acusó el dolor y se quejó pero las entradas y salidas que comencé a utilizar la sumergieron en un placer que, de lesbiana, nunca tuvo. 

                                                  Rogaba por más fuerza y profundidad y, a la vez, solicitaba que se la sacara diciendo que no aguantaba el placer, las contracciones y gemidos denunciaban sus orgasmos mientras pasaba de un clítoris al otro haciendo estremecer a sus “atendidas” amigas.  Había quedado laxa con la cabeza apoyada en las dos y yo salí de su vagina para continuar en otro lado, hizo un pequeño amago de resistencia cuando le apoyé el glande pero se rindió enseguida, quería repetir el placer de sentirme en su culo y yo no quería privarme de él.

                                                  Entré despacio hasta el final haciendo que lo sintiera en su totalidad, el lugar seguía muy estrecho pero los movimientos de sus caderas tratando de perforarse más hondo, me indicaban el gusto que estaba sintiendo.  Las chicas se habían sentado y se besaban entre ellas acariciando, cada una, una teta de Belinda y apretando sus pezones.  La venezolana comenzó a gritar y a moverse como loca cuando yo incrementé e hice más rápidas y profundas mis entradas y salidas, primero fue un orgasmo chiquito que pareció abrir el camino a uno enorme que entre gritos y contorsiones la dejó a punto del desmayo con carita de “sonrisa feliz”.

                                                  Le pedí a las chicas que se reincorporaran y se pusieran juntas y de rodillas al borde de la cama y que atendieran a Belinda que cruzaba su cuerpo ante sus caras, una se ocupó de sus pechos y otra de su clítoris, yo comencé con mis penetraciones a Carolina y a Ana.  Salía de una y entraba en otra, salía de la vagina y entraba en el culo, me alternaba entre las dos, ellas gemía a dúo pidiéndole más a “su hombre” y sabía que orgasmaban porque sus contracciones no me mentían.  El interior del culo de Carolina recibió el primer lechazo, el culo de Ana María recibió el resto y se derrumbaron sobre el cuerpo de Belinda.

                                                       Tardaron un rato en recuperarse aunque siguieron tiradas en la cama y a mí me estaba entrando un sueño de aquellos, aguantar en el sexo era una cosa, aguantar el cansancio del día y haber manejado una parva de kilómetros, me pasaba la factura.  Carolina acariciaba las nalgas de Ana María y de Belinda, alcancé a escuchar que ésta les decía.

  • “No saben lo feliz que me siento por mí, por mi familia y por ustedes.  Desde que llegué a esa bendita Estancia he recibido más placer y atenciones que en toda mi vida”.
  • “El responsable es nuestro “marido”, ese hombre que se está durmiendo de cansancio, hagámosle espacio en medio de la cama, cuando él duerme nosotras velamos su sueño o dormimos con él”, -dijo Ana, como una forma sutil de avisar que se habían terminado los “juegos”-. 

                                                  No hubo ninguna disonancia, estaba claro que no se permitirían hacer nada que me pudiera disgustar o contradecir y ya no escuché más nada hasta las diez de la mañana en que me desperté.  La que tomó la posta ahora fue Carolina que ordenó un desayuno liviano con jugo de frutas para cuatro.  Ellas ya estaban bañadas y cambiadas y en el interín de la espera por la comida, me di una ducha reconstituyente.  Ana preguntó si necesitaba algo y le dije que llamaran a Lucas para que fuera a buscar a las nenas y a Alicia, almorzaríamos todos juntos en el restaurant.

                                                  Antes de ir a buscar a la “suegra” y a las nenas, la nueva feliz pareja pasó por nuestra habitación, ambos se tuvieron que aguantar las “cargadas” de Caro, Ana y Belinda porque se les notaba en la cara la falta de sueño y el trajín de lo acontecido.  La mirada de Natividad era deslumbrante y se abrazó fuerte con la hermana quien le deseó toda la felicidad del Mundo y, no podía fallar, por la cara de Ana María caían lágrimas silenciosas.  Lucas llamó a Alicia y le dijo que se preparara porque las pasarían a buscar en media hora y luego de contarme sólo que se sentía muy bien, se fueron a buscarlas.

                                                  Después de pedir la reserva para las 13.30 nos fuimos a recorrer las instalaciones del hotel y caminamos por el shopping del mismo, Ana manifestó que deberían comprarle algo a Nati como regalo de compromiso, al toque se pusieron de acuerdo las tres y le compraron un camisón corto y un conjunto de ropa interior muy sexi además, un perfume así cada una le regalaba algo.  Se tentaron con la pileta de natación y casi corren a comprarse trajes de baño pero Ana les hizo entender que teníamos poco tiempo.  En el spa la cosa fue distinta, Carolina dijo que nunca le habían hecho un masaje profesional, por casi lógica, todas opinaron igual y me consultaron al respecto, les dije que sí pero nada de masajistas hombres, que viajarían relajadas y pidieron un turno para las tres de la tarde.  Al rato llegaron los demás y nos fuimos a almorzar.

                                                  Cuando llegaron, la que se deslumbró con el lugar fue Alicia y también recibió las bromas por haberse convertido en “suegra” y ella me miraba a mí con picardía diciendo…

  • “Lo estaba esperando, a estos dos se les notaban las ganas desde la primera vez que se vieron y me hacen muy feliz, Guillermo no me deja mentir”.  -Todas preguntaron cómo era eso-.
  • Dejalos con la duda Alicia, alguna vez van a entender que los “veteranos” tenemos muchas cosas más claras que los jóvenes.

                                                  Después de comer muy bien, hicimos un rato largo de sobremesa y en un momento en que pasamos al baño Lucas me dijo que tenía ganas de irse a la casa con Nati, me preguntó si no me podía quedar con Alicia y las nenas, le comenté que no habría problemas pero yo tenía entre ceja y ceja el culo de Alicia y no quería volverme sin probarlo, para eso había visto algo que me podría beneficiar.

                                                  Bromas de por medio de todas, ellos se fueron solos y las chicas se prepararon para irse a dar el masaje programado, tendrían para una hora y media y le dije a Alicia que me acompañara con las nenas.  La guardería del hotel repleta de juegos para chicos era atendida por chicas muy diligentes, le pregunté a las nenas si querrían quedarse un rato en los juegos y saltaron de alegría, hablé con una de las chicas y le pedí una atención personalizada, no hubo problema, el tour de juegos duraba como una hora y media y ella no se despegaría de las nenas.  Allí se quedaron y más que contentas.  Alicia me miró y me preguntó…

  • “¿Qué hacemos, nos quedamos a esperarlas?”
  • Querés quedarte, quedate, yo “tengo ganas” de hacerle el culito a una venezolana, vos decidís. 

                                                  La mirada de deseo fue elocuente y el estremecimiento de todo su cuerpo me fue transmitido cuando se aferró a mi brazo al caminar.

 

  • “Ya te dije que sos “mi hombre” y estoy a total disposición de lo que decidas pero me gustaría que me llenaras por todos lados, estoy con una “calentura” que te dejaría que me hicieras lo que quieras delante de toda esta gente…  Vamos rápido a algún lugar, estoy segura que “algo” habrán dejado “tus” mujeres para que yo lo disfrute”.

                                                  No había nada más que hablar, nos fuimos a mi habitación y antes de llegar me “comió” la boca en el ascensor refregando todo su cuerpo al mío, sus ganas se hacían sentir e irradiaba un calor que contagiaba.  Al entrar me echó los brazos al cuello y sus besos de labios llenos me hicieron sentir su urgencia.  Me dejé caer sobre la cama y me acompañó en la caída sacándome la ropa a continuación, ella no tardó nada en desnudarse y me puso las tetas en la boca, sus pezones estaban erguidos y duros, sus tetas parecían de piedra y se movía encima de mí como viboreando. 

                                                  No tardó en bajar y adueñarse de “mi amigo” al que ensalivó bien metiéndolo hasta la garganta en un ritmo rápido de entradas y salidas que me estaban por “secar”.  No la dejé “jugar” sola e invertí mi cuerpo para meter mi boca en su cavidad empapada.  Mi lengua iba, venía y yo escuchaba sus gemidos que crecían, al sorber el clítoris no aguantó, su orgasmo se hizo sentir y me arrastró con ella, le llené la garganta de leche que tragaba sin dejar de estremecerse.  Después de limpiarme bien, se giró para besarme y abrazarme fuerte, lo hacía como con desesperación tratando de saborearme con su lengua y “paseando” a mi miembro por su vagina impregnada de saliva y de jugos propios, no tuvo necesidad de acomodarlo con la mano, solito encontró su agujero palpitante y lo calzó en la entrada.

  • “Dejame a mí, quiero cabalgarte y sentirme una hembra entregada, ¡ahhhh!”.

                                                  Exclamó con placer cuando se penetró hasta lo más profundo sin hacer escalas, luego pareció entrar en un descontrol hasta que sus movimientos se fueron apaciguando y comenzó a gozar entrando y saliendo despacio para que todas las rugosidades de su interior notaran el paso del tronco.  Me estaba cogiendo como la mejor de las hembras y los dos orgasmos consecutivos que tuvo la hicieron gemir para evitar el grito pero casi me hace gritar a mí por el apretón de sus músculos vaginales.  Se recuperó rápido y le dije que la quería en cuatro, no terminé de pedirlo y ya me estaba urgiendo para que la penetrara así.

  • “Con fuerza Guille, por favor dame con fuerza”. 

                                                  Pidió como rogando y no la hice esperar, penetré hasta el fondo de su vagina imprimiendo un ritmo casi violento, no pudo evitar gritar su orgasmo pero lo atemperó mordiendo la almohada, ella se estremecía y el agujero de su culo parecía llamarme, no hice ninguna parada intermedia y cambié el lugar entrando hasta el fondo, choqué mi pelvis con sus nalgas y el dolor se hizo sentir cuando gritó apretándome con ese anillo especial.  Yo no pensaba parar, ni siquiera cuando escuché que se abría una puerta a mis espaldas, era Belinda vestida sólo con una bata corta que nos miraba con los ojos como platos.  Le hice señas para que se acercara y le hablé al oído a Alicia.

  • “Mi cielo, tu hija Belinda está mirando cómo te rompo el culo”. 

                                                  Giró la cabeza para mirarla y, sin sorprenderse, la llamó, Belinda no dudó y se sacó rápido la bata, se acercó a acariciar las tetas de la madre y se fue metiendo debajo de su cuerpo hasta hacer un 69, pasó la lengua por mis huevos antes de meter toda la boca en la vagina de su progenitora.  La hizo delirar con su lengua y Alicia no se quedó atrás, pasó poco tiempo para que el orgasmo de madre e hija se hiciera presente y sus gemidos de placer descontrolado me volvieron “loquito”, mi ritmo se intensificó y el culo de Alicia pagó las consecuencias hasta que volví a sentir sus contracciones y temblores cuando recibió toda mi leche en su interior.

                                                  La joven no perdió tiempo y empujó mis piernas para que saliera, lo hice y ella avanzó la cabeza para lamer y chupar lo que salía del agujero abierto.  Me aparté un poco y las miré gozar a las dos mulatas que se prodigaban con sus lenguas.  Belinda fue la primera en salir de abajo del cuerpo de su madre y haciéndola girar la besó con un beso apasionado en los labios.

  • “Te amo mamá”… -le dijo, dejándola muy feliz-.

                                                  Se incorporó, me dio un beso a mí, se puso la bata y se fue a terminar su masaje, se había olvidado el ticket de admisión.  No bien se hubo ido, Alicia se incorporó apoyándose en los codos y me miró con dulzura.

  • “Si tuviera que contarlo no sabría que empezar a decir, acabo de pasar por una de las experiencias más felices de mi vida, mi hija y mi “hombre” me han regalado los orgasmos más felices de mi existencia… El corazón no me entra en el pecho”.  -Los ojos se le llenaron de lágrimas y aunque me pudiera imaginar, nunca nada se puede sentir del mismo modo en que uno lo experimenta-.
  • No es para decirlo, es para atesorarlo como el mejor de los recuerdos.

                                                  Me seguía mirando, se secó una lágrima de su mejilla y comenzó a reír con una risa cristalina y contagiante.

  • “Hacía mucho tiempo que no reía así, esto es felicidad pura…  Gracias Guille, mi cuerpo, mi boca, mi vagina y mi culo estarán siempre a tu entera disposición, bueno mi conchita y mi culito, por un rato largo van a tener que llamarse a descanso, ¡por Dios, qué intenso fue todo esto!”.
  • Vamos a bañarnos que tenemos que ir a buscar a las nenas.
  • “Andá vos que ordeno un poco la cama y te alcanzo”. 

                                                  Hizo todo rápido y se vino a bañar conmigo, en el baño me dijo que con sólo tocarla la ponía a “arder” de nuevo pero que no podría aguantar una nueva penetración.

  • “Me duelen hasta las muelas y me vas a tener que ayudar a caminar”. 

                                                  Efectivamente, se tuvo que apoyar en mi brazo para ir hasta el lugar y todavía nos quedó tiempo para tomar un café mientras las nenas seguían divirtiéndose.  Cuando las chicas llegaron se pusieron a comentar como les había ido con los masajes.  Ana María estaba felicísima con la experiencia, decía que le habían sacado todas las contracturas que venía arrastrando desde hacía bastante tiempo, Carolina la hizo mejor, quedó tan conforme que le había pedido los datos a la masajista y le había comentado de la Clínica para que viera la posibilidad de dar masajes instalándose en el pueblo, quedaron en hablar telefónicamente para ello.  Belinda se abrazaba cariñosamente a su madre y las nenas nos hicieron saber que los juegos habían sido maravillosos, luego de merendar decidimos ir a llevar a las nenas y partir enseguida para casa pues iríamos tranquilos y con tiempo.

                                                  En el viaje hacia la casa de Lucas, Ana María no se pudo aguantar, le tomó las manos a Alicia y le dijo.

  • “Te queremos mucho Alicia y como te he visto caminar te doy la bienvenida al club”. 

                                                  Yo me quedé callado, Belinda comenzó a reír a carcajadas contagiando a las nenas y a Ana María.  Alicia entendió la broma y se puso toda colorada, Carolina preguntó.

  • “¿De qué club hablás?”.
  • “Ay, nena, pensá…  Las nenas fueron a los juegos, nosotras a los masajes, Alicia camina como lo hacemos nosotras luego de algunas “sesiones”, entonces, es socia de las “C…rrotas”, ¿entendés?”.
  • “¿En serio?, bienvenida entonces”.  

                                                  Ahora la de las carcajadas fue Carolina y Belinda le explicó al oído a la madre de lo que hablaban, ésta no sabía que decir y Ana la abrazó.  La despedida fue de lo más amena, con risas, bromas con sarcasmos que sólo algunas entendían y deseos de felicidad para la nueva pareja.  Salimos a las siete de la tarde y la vuelta se nos hizo más amena porque todo fue por autopistas, llegamos a dejar a Belinda a la una de la mañana y media hora después estábamos en casa, felices, contentos y cansados, ni me acuerdo que lugar ocupé en la cama…

Continuará…  Por favor, si les gusta, valoren y comenten…  Gracias…  GUILLEOS1.

Mas de tauro47

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (18) Editado y corregido

Me hicieron creer que era afeminado. (46)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (17) Editado y corregido

Me hicieron creer que era afeminado. (44)

Me hicieron creer que era afeminado. (45)

Me hicieron creer que era afeminado. (43)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (16) Editado y corregido

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (15) Editado y corregido

Me hicieron creer que era afeminado. (42)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (14) corregido y editado

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (16)

EL PACTO. (54) y FINAL

El pacto. (53)

13 - mis primas de la capital.

El pacto.

El pacto. (51)

El pacto. (50).

El pacto. (49).

Me hicieron creer que era afeminado. (41)

El pacto. (48).

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (12). Editado y corregid

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (15)

El pacto. (47).

El pacto. (46).

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (11) Editado y corregido

El pacto. (45).

Me hicieron creer que era afeminado. (40)

El pacto. (44).

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (10). Editado y corregid

El pacto. (43).

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (9). Editado y corregido

El pacto. (42).

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (14)

El pacto. (41).

Me hicieron creer que era afeminado. (39)

El pacto. (39).

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (8). Corregido y editado

El pacto. (38).

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (7). Editado y corregido

El pacto. (37).

El pacto. (36)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (13)

Me hicieron creer que era afeminado. (38)

Mis primas de la capital. (6).

El pacto. (35).

El pacto. (34)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (5) Editado y corregido.

Me hicieron creer que era afeminado. (37)

El pacto. (33).

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (12)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (4). Editado y corregido

El pacto. (32)

Me hicieron creer que era afeminado. (36)

El pacto. (31)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL (3) Editado y corregido.

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (11)

El pacto. (30)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL (2) Edición corregida.

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (10)

Me hicieron creer que era afeminado. (35)

El pacto. (29)

El pacto. (28)

Me hicieron creer que era afeminado. (34)

El pacto. (27).

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL (1) Edición corregida

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (9)

El pacto. (26).

Me hicieron creer que era afeminado. (33)

El pacto. (25).

El pacto. (24).

Me hicieron creer que era afeminado. (32)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (8)

El pacto. (23).

El pacto. (22).

Me hicieron creer que era afeminado. (31)

El pacto. (21).

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (7)

El pacto. (20).

El pacto. (19).

Me hicieron creer que era afeminado. (30)

El pacto. (18).

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (6)

El pacto. (17).

Me hicieron creer que era afeminado. (29)

El pacto. (16)

Me hicieron creer que era afeminado. (28)

El pacto. (15).

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (5)

El pacto. (14)

Me hicieron creer que era afeminado. (27)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (4)

Me hicieron creer que era afeminado. (26)

El pacto. (13)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (3)

Me hicieron creer que era afeminado. (25)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (2)

El pacto. (12)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (1)

Me hicieron creer que era afeminado. (24)

El pacto. (11)

El pacto. (10)

El pacto. (09)

Me hicieron creer que era afeminado. (23)

El pacto. (08)

Me hicieron creer que era afeminado. (22)

El pacto. (7)

Me hicieron creer que era afeminado. (21)

El pacto. (6)

Me hicieron creer que era afeminado. (20)

El pacto. (5)

El pacto.3

El pacto.(4)

El pacto (1)

El pacto. (2)

Me hicieron creer que era afeminado. (19)

Me hicieron creer que era afeminado. (18)

Me hicieron creer que era afeminado. (17)

Me hicieron creer que era afeminado. (16)

Me hicieron creer que era afeminado. (15)

Me hicieron creer que era afeminado. (14)

Me hicieron creer que era afeminado. (13)

Me hicieron creer que era afeminado. (12)

Me hicieron creer que era afeminado. (11)

Me hicieron creer que era afeminado. (10)

Me hicieron creer que era afeminado. (9)

Me hicieron creer que era afeminado. (8)

Me hicieron creer que era afeminado. (7)

Me hicieron creer que era afeminado. (6)

Me hicieron creer que era afeminado. (5)

Me hicieron creer que era afeminado. (4)

Me hicieron creer que era afeminado. (3)

Me hicieron creer que era afeminado. (2)

Me hicieron creer que era afeminado (1)

Viaje de un jubilado a La Argentina (50) FINAL

Viaje de un jubilado a La Argentina (49)

Viaje de un jubilado a La Argentina (48)

Viaje de un jubilado a La Argentina (47)

Viaje de un jubilado a La Argentina (46)

Viaje de un jubilado a La Argentina (45)

Viaje de un jubilado a La Argentina (44)

Viaje de un jubilado a La Argentina (43)

Viaje de un jubilado a La Argentina (42)

Cada vez me encanta más la Navidad

Mi vecina de ático y sus habilidades.

Viaje de un jubilado a La Argentina (41)

Viaje de un jubilado a La Argentina (40)

El divorcio de mis padres me hizo feliz

Viaje de un jubilado a La Argentina (39)

Viaje de un jubilado a La Argentina (38)

Viaje de un jubilado a La Argentina (37)

Viaje de un jubilado a La Argentina (36)

Viaje de un jubilado a La Argentina (35)

Viaje de un jubilado a La Argentina (34) completo

Viaje de un jubilado a La Argentina (34)

Una Nochebuena especial

Viaje de un jubilado a La Argentina (33)

Viaje de un jubilado a La Argentina (32)

Viaje de un jubilado a La Argentina (31)

Viaje de un jubilado a La Argentina (30)

Viaje de un jubilado a La Argentina (29)

Viaje de un jubilado a La Argentina (28)

La conversión de mi hijo Eduardo

Viaje de un jubilado a La Argentina (27)

Viaje de un jubilado a La Argentina (26)

Viaje de un jubilado a La Argentina (24)

Viaje de un jubilado a La Argentina (25)

Viaje de un jubilado a La Argentina (22)

Viaje de un jubilado a La Argentina (23)

Viaje de un jubilado a La Argentina (21)

Viaje de un jubilado a La Argentina (19)

Viaje de un jubilado a La Argentina (20)

Viaje de un jubilado a La Argentina (17)

Viaje de un jubilado a La Argentina (18)

Viaje de un jubilado a La Argentina (16)

Viaje de un jubilado a La Argentina (14)

Viaje de un jubilado a La Argentina (15)

Viaje de un jubilado a La Argentina (13)

Viaje de un jubilado a La Argentina (12)

Viaje de un jubilado a La Argentina (11)

Viaje de un jubilado a La Argentina (10)

Viaje de un jubilado a La Argentina (9)

Viaje de un jubilado a La Argentina (8)

Viaje de un jubilado a La Argentina (7)

Viaje de un jubilado a La Argentina (6)

Viaje de un jubilado a La Argentina (5)

Viaje de un jubilado a La Argentina (4)

Viaje de un jubilado a Argentina (3)

Viaje de un jubilado a Argentina (2)

Viaje de un jubilado a Argentina (1)

Mis primas de la capital (30) y FINAL

Mis primas de la capital (29)

Mis primas de la capital (28)

Mi timidez y mis tías (50) y FINAL

Mi timidez y mis tías (49)

Mi timidez y mis tías (48)

Mi timidez y mis tías (47)

Mis primas de la capital (27)Estaba muy agradecido

Mi timidez y mis tías (46)

Mis primas de la capital (26)

Mis primas de la capital (25)

Mi timidez y mis tías (45)

Mis primas de la capital (24)

Mi timidez y mis tías (44)

Mi timidez y mis tías (43)

Mis primas de la capital (23)

Mis primas de la capital (22)

Mi timidez y mis tías (42)

El tío Culebra me quitó el miedo a los reptiles 1

El tío culebra me quitó el miedo. (2)

Mi timidez y mis tías (41)

Mis primas de la capital (21)

Un jubilado en el cine

Mi timidez y mis tías (40)

Mis primas de la capital (20)

Un pastor en el camino de Santiago

Mis primas de la capital (19)

Mi timidez y mis tías (39)

Memorias de un abuelo (2)

Mi timidez y mis tías (38)

Memorias de un abuelo (1)

Mi timidez y mis tías (37)

Mi timidez y mis tías (36)

Mi timidez y mis tías (35)

Mi timidez y mis tías (349

Mis timidez y mis tías (33)

Mi timidez y mis tías (32)

Mi timidez y mis tías (31)

Mi timidez y mis tías (30)

Mi timidez y mis tías (29)

Mi timidez y mis tías (28)

Mi timidez y mis tías (27)

Mis primas de la capital (18)

Mi timidez y mis tías (26)

Mi timidez y mis tías (25)

Mi timidez y mis tías (24)

Mi timidez y mis tías (23)

Mi timidez y mis tías (22)

Mi timidez y mis tías (21)

Mi timidez y mis tías (20)

Mi timidez y mis tías (19)

Mi timidez y mis tías (18)

Mis primas de la capital (17)

Mitimidez y mis tías (17)

Mi timidez y mis tías (16)

Mis primas de la capital (16)

Mi timidez y mis tías (15)

Mis primas de la capital (15)

Mi timidez y mis tías (14)

Mis primas de la capital (15)

Mi timidez y mis tías (13)

Mi timidez y mis tías 12

Mis primas de la capital 14

Mi timidez y mis tías 11

Mi timidez y mis tías 10

Mi timidez y mis tías 9

Mi timidez y mis tías 8

Mi timidez y mis tías 7

Mi timidez y mis tías 6

Mi timidez y mis tías 5

Mi timidez y mis tías 4

Mi timidez y mis tías (3)

Mi timidez y mis tías 2

Mi timidez y mis tías 1

Mi coño conquistó New York. (2)

Mis primas de la capital (13)

Mi coño conquistó New York.Cuando decidí labrarme

Para un concierto lo mejor es un trío… o más (3)

Para un concierto lo mejor es un trío… o más (2)

Mis primas de la capital (11)

Mis primas de la capital (12)

Mellizos y gemelas, de gavilán a paloma.

Mis primas de la capitál (10)

Para un concierto lo mejor es un trío, o más.

Mi ahijado, su hermano y su madre

Mi ahijado, su hermano y su madre

Mis tetas decidieron mi destino por mí.

Entre mi padre y mi tía me quitaron mis complejos.

Mis primas de la capital (9)

Mis primas de la capital (8)

Ayudando a mi mamá

Mis primas de la capitál (7)

Mis primas de la capital (6)

Mis primas de la capital (4)

Mis primas de la capital (5)

Mis primas de la capital (3)

Mis primas de la capital (2)

Mis primas de la capital

Dos que valen por tres.

Al conocer mi adopción encontré la felicidad

El chat me ayudó con mi sobrina (Continuación 2)

El chat me ayudó con mi sobrina (continuación)

Mi gran desgracia mi polla Final

Mi gran desgracia mi polla continuación

Mi padre y mi tio tienen los mismos gustos

He tenido mas corridas que km. en mi carrera

Mi gran desgracia .. mi polla

Me casé con una miss

Me gusta ser chófer (TOMO II)

Me gusta ser chófer (TOMO I)

Bienvenida mi jubilación

Tengo una familia atipica pero con mucha memoriT

Bienvenida mi jubilacion tomo 2

Mi primer viaje en avión

Desde el balnerario con amor

El chat me ayudo con mi sobrina