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El pacto. (32)

en Grandes Relatos

                                                   VÍCTOR - LAS CUÑADAS.

                                                  Al final, entre pitos, flautas, pensamientos, idas, vueltas y falta de sueño, le “pegué” derecho y a las diez de la mañana me encontraba buscando un buen lugar para alojarme en el pueblo de Corrientes en que vivía mi amigo Víctor.  En realidad, lo de pueblo es un decir, era una ciudad enorme llena de grandes edificios, casas coloniales, calles tranquilas y anchas, plazas grandes, comercios de lo que uno pidiera y muchos barrios circundantes con casas nuevas.  Fui a una casa de Turismo y pedí datos por el mejor alojamiento de la zona, me recomendaron dos lugares, uno era un hotel de cinco estrellas en el centro de la Ciudad y el otro un complejo habitacional de cabañas individuales distante a unas diez cuadras del centro. 

                                                  Ambos tenían todas las comodidades, buena señal de celular, restaurant, servicio a las habitaciones y todo lo necesario para pasarla bien.  Me decidí a visitar las cabañas, quería estar un poco más aislado de la gente, además, nunca fui muy amigo de los hoteles.  El lugar me encantó, las cabañas, todas hechas en tronco, tenían entrada individual para vehículos, buena iluminación, un hermoso parque y jardín, dos habitaciones arriba con baño en suite y camas enormes, una de ellas con balcón a la calle, comedor grande, baño y cocina en la planta baja.  Asimismo, no había control para entrar o salir con quien fuera y eso no dejaba de interesarme ya que, la idea de utilizar el “tengo ganas” había pasado varias veces por mi cabeza y acá no me hacía problemas por explicarle nada a nadie.  Alquilé por una semana la más cara de ellas y pagué por adelantado con la tarjeta, me instalé, me di una ducha reparadora y lo llamé por teléfono a mi amigo…

  • Hola, ¿el señor Víctor?
  • “Si, él habla, ¿con quién tengo el gusto?”.
  • El gusto de escucharte lo tengo yo, ¡pedazo de hijo de mil…!...  ¿Qué hacé tri, tri, tanto tiempo?…  -Era el único que lo llamaba así-.
  • “¡No te puedo creer, Guilleeee!, ¿cómo andás, qué es de tu vida?”…
  • Estoy bien, no me quejo, hice algunos progresos y ahora vivo cerca de Balcarce…  ¿Te casaste de nuevo, vivís solo?, contame…
  • “Si me casé de nuevo, ahora estoy solo porque mi mujer se fue a visitar a la madre en el pueblo vecino y me preparaba algo para comer, tengo un negocito con el tema de la computación y me voy defendiendo…  ¿Me dijiste que vivís cerca de Balcarce?, te fuiste lejísimo”.
  • No estoy tan lejos, decime, ¿qué tal es ese complejo de cabañas que hay en la ciudad?
  • “¡Mierda! Guille, ese lugar es prohibitivo para nuestros bolsillos pero es de lo mejor en varios pueblos a la redonda, si es para vos, te puedo recomendar otros lindos y baratos”.
  • Vivís lejos de ese lugar.
  • “Estoy como a siete cuadras pero, te digo en serio boludo, ese lugar es muy caro”.
  • Mirá, vamos a hacer una cosa, pasame tu dirección por mensaje y no te cocines nada, te paso a buscar en quince  minutos y almorzamos en el restaurant de las cabañas.
  • “No te puedo creer, dale, te espero”.

                                                  El encuentro en la puerta de la casa, después de veinte años de no vernos, fue muy emotivo, vivía en un barrio muy bonito de calles tranquilas y casas bajas, varios vecinos se sorprendieron de los abrazos que nos dimos y cuando subimos a la camioneta para irnos a almorzar, llovieron las preguntas.

  • Antes que preguntes nada extraño te voy a aclarar algo, la que tengo en efectivo y en bienes es absolutamente legal, con declaración de impuestos y totalmente pagados, lo único que tuve que hacer es jugar un ticket en la Lotería de U.S.A. y gané varios millones de “verdes”…  Ahora preguntá lo que quieras.
  • “En lugar de preguntar te tendría que pedir que me dejes tocarte el culo, en una de esas me contagiás la suerte…  Como sea, me alegro por vos, decime, ¿qué se hace cuando se tiene tanta guita de golpe?... ¿Qué hiciste vos?”.
  • Jajaja…  Se te llena el culo de preguntas y empezás a tener problemas, unos detrás de otros…  Yo la hice más fácil, mandé a la mierda todo lo anterior, habilité bien a mis hijos, me compré esta camioneta y una Estancia de 400 hectáreas en uno de los pueblitos aledaños a Balcarce, con una casa de la putísima madre, diez habitaciones, montones de baños, casas de Encargados, pileta, vacas, caballos y personal que la atiende… 
  • Estuve muy jodido de los pulmones y me terminé casando o “juntando” con la Doctora que me atendía y ayudó a curarme, ella es extraterrestre, una mina de las que no hay, tiene 33 y es “tapa de revista” pero no quiere nada de lo mío, sólo el sueldo que le fijé cuando se vino a trabajar conmigo…  Yo ya estoy curado y como el pueblo no tenía atención médica, un “loco” le compró una casa e instaló una Clínica de lo mejor, con todos los adelantos y totalmente gratuito con medicamentos incluidos para los habitantes del pueblo…  Me tomé unos días y me vine a Corrientes a pescar los “grossos” y si venía para acá, lo lógico era pasar a saludarte y aquí estoy…  ¿Vos que contás?…

                                                  Ya habíamos entrado al Restaurant y nos sentamos frente a un gran ventanal con vista a un parque hermoso y mi amigo no dejó de observar el lujo que nos rodeaba…

  • “Me parece Guille que lo que yo te pueda decir, a esta altura de tu vida, es demasiado normal”.
  • Y a mí me parece que te estás equivocando, no hice tantos kilómetros para verte por lo que tuvieras o dejaras de tener…  Hasta hace unos meses estaba peor que vos y ahora no me pienso privar de darme gustos pero una cosa no tiene nada que ver con la otra y estaría igual de bien comiendo en una parrilla al costado de la ruta, lo que me interesa es que vos estés a mi lado…  Contame, ¿por qué estás tan decaído?, ¿es un problema de salud?, ¿tiene solución?.
  • “No, por ahora no es de salud pero, tenés razón, no estamos aquí para contar problemas, me dijiste que venías a pescar los “grandes”, tenés guías, elementos, ¿qué trajiste?”.
  • No tengo nada, vine a buscarte y que me hicieras la “gamba” en todo, tengo que comprar ropa, elementos, salir a conocer, es decir, que te tomes una semana de vacaciones conmigo…  No sabías ni que estabas casado pero le podemos pedir permiso a tu mujer, jajaja, tampoco sabía que tenías un negocio y no sé qué tipo de compromisos tenés.
  • “Mi mujer no está y no vuelve hasta la semana que viene, lo que sucede es que laburo hasta los domingos porque tengo que mantener a casi tres familias, la casa hipotecada, problemas de pobres que le dicen”.
  • No me rompas las pelotas con el tema dinero, luego lo hablamos bien y tratamos de solucionarlo.

                                                  Ya estábamos por los postres y habíamos comido de lo mejor…  Para el momento de los cafés le pedí de ir hasta la cabaña y allí, con tranquilidad veríamos lo que se debía hacer.  Cuando entramos en la cabaña la recorrió por todos lados, se sirvió un trago de whisky, me sirvió otro a mí y nos fuimos a conversar al balcón.

  • “Haber tenido esta posibilidad a los veinte Guille, hubiéramos hecho desastres”.
  • Nunca es tarde, yo no puedo quejarme, hasta amigo del Presidente soy y mujeres no me faltan.
  • “¡No jodás!, decile que yo lo voté y que me consiga el mantenimiento del Sistema Informático de la Gobernación y de algunas Intendencias, jaja, así sí que estaría cómodo y sin problemas de dinero…  En cuanto a mujeres, hay dos que pueden zafar, las demás son para quilombos”.
  • Pará, vamos por partes, ¿cómo es ese tema del mantenimiento?
  • “Ya casi desistí de eso, sucede que me presenté en una licitación para hacer todo el mantenimiento de las computadoras y el sistema de red de la Gobernación pero seguro me la tiran para atrás porque no tengo respaldo de personal ni de infraestructura para atender ese servicio”.
  • ¿Qué necesitás?
  • “No, ni lo pienses, vos viniste a pescar, no estás para escuchar mis dramas”.
  • Ya te dije que no me rompas las pelotas, ¿qué necesitás?...  Estoy seguro que alguna solución le encontraremos.

                                                  Después de varias negativas y otro par de tragos accedió a detallar sus necesidades…  Dos vehículos en condiciones para trasladarse, un local más grande con oficinas incorporadas, algunos muebles, herramientas para la atención específica, el dinero para bancar los sueldos del primer mes para dos técnicos y un administrativo.  Haciendo cuentas, con 250 mil Dólares estaría comodísimo y lanzado.  Luego de esto le pedí todos sus datos y los datos de los expedientes de la licitación presentada, después, delante de él, lo llamé a José…

  • Hola José, ¿más tranquilo con los quilombos?...
  • “¿Qué hacés Guille?, si, parece estar todo bien encaminado, ¿vos en qué andás?”.
  • Estoy en Corrientes en casa de un amigo de años y, como siempre, voy a joderte con algo, de paso te aviso que ya hablé con el Candidato y está todo encaminado, hasta una F.M. voy a poner, ahora mi problema es en Corrientes, decime, ¿qué tipo de relación tenés con el Gobernador?
  • “La mejor Guille, es un tipo macanudo, en un tiempo, antes de las elecciones que ganamos, trabajamos mucho a la par, es muy amigo del Presi y de la “flaca”, ¿tuviste algún problema con él?”.
  • No, para nada, te explico, este amigo del que te hablo tiene una empresa de computación y se presentó a una licitación para efectuar el mantenimiento de la Gobernación y de varias Intendencias, tiene posibilidades de ganarla pero no contaba con algunos medios para solventar el servicio, ahora tiene un amigo para facilitarle los medios y quería saber si podías averiguar por esa posibilidad.
  • “Jajaja, ¡no podés con tu genio!...  Dame los datos y te averiguo pero tenés que saber que este tipo es peor que la “flaca” con el tema de los “arreglos” y las “coimas”, no se come ninguna, si le ofrecés plata, te la rebota seguro y no es amigo de los “amiguismos””.
  • Con eso no hay problemas, lo respaldo a mi amigo con lo que sea, olvidate de sobreprecios y “arreglos”, lo que quiere es conseguir el “laburo”.
  • “Llamame o te llamo en un rato, voy a ver si lo ubico”.

                                                  Nos quedamos charlando con mi amigo, le conté con quien había hablado y le recalqué que si eso se daba, que se olvidara de los sobreprecios o “arreglos”, que había una “limpieza” grande por este tema en todo el ámbito del Gobierno y lo que menos quería es quedar “pegado” por alguna boludez de él.  Además, si se daba lo de la licitación pondría los “puntos” claros sobre otras cosas, yo podría ayudar sin problemas pero fallarme se podía convertir en “fatal”, eso no se lo diría pero lo pensé, claro que lo pensé.  Luego de una media hora de charla y de quedar para salir a cenar esa noche y recorrer algunos lugares de diversión, sonó mi celular, era José…

  • “Guille, andás de “liga”, la licitación de este hombre estaba en primer lugar para ser otorgada, lo que sucede es que estaban evaluando si disponía de los medios e infraestructuras para otorgársela o no…  De acuerdo a lo que me dijiste, le aseguré que los medios estaban y que no habría inconvenientes…  Se la van a otorgar pero tiene que presentarse a que le entreguen la papelería, previa charla con el Gobernador, esto es el lunes a las 10.00…  Espero que esto te sirva”.
  • ¡Sos un fenómeno José! Y quedate tranquilo que si se tuerce, las bolas se las corto yo…  Te mando un abrazo.

                                                  Me saludó y terminé la conversación mirando a mi amigo…

 

  • Lunes, 10 de la mañana, cita con el Gobernador, llevá todos los papeles que te van a dar la licitación, vos sos mi amigo pero, ¡no me falles! y aceptá unos consejos, buscá gente de confianza para que te ayude, pagá  buenos sueldos y evitá meter a gente de la familia en el negocio, a menos que sepas que no te van a fallar, actúa a “cara de perro”, vos sos el único que decidís porque si dejás que se metan van a querer pasarte por encima.  Sé de lo que hablo, ya lo experimenté, de última mentí y mantente en eso, deciles que el socio capitalista puso como condición en el contrato esa cláusula…  Aprendé a decir que no porque te “cogen de parado” y ya estamos grandes para esas pelotudeces. 

                                                  Estaba en el aire y no sabía cómo agradecerme, todavía no podía creerlo.  Le dije que no me jodiera, que luego hablaríamos más tranquilos pero que ahora quería dormir un poco para encontrarnos luego a eso de las diez de la noche.  Lo llevé hasta la casa e insistió en presentarme a la familia que vivía en la casa con él y la mujer…  Estaba conformada por sus dos cuñadas, el marido de una de ellas y un niño, hijo de la pareja. 

                                                  El suegro de mi amigo, ya de grande, se había vuelto a casar y producto de ese matrimonio eran las dos cuñadas, una de 21 años, de nombre Norma, cabello castaño claro, un rostro muy agraciado, 1,70 mts. de estatura, tetas con copa 90, ni pizca de adiposidades incómodas y una cola para parar el tránsito, formaba parte de una de las comparsas de carnaval, alegre, desprejuiciada, acostumbrada a hacer lo que quería y se fijó muy bien en la camioneta que yo manejaba.

                                                  La hermana, de nombre Nora, tenía 28 años y era muy parecida a Norma, quizás un par de kilos más pero bien distribuidos, su mirada y sus gestos la denunciaban como a alguien que sabía decidir y el marido parecía ayudar bastante para que esto se notara, no “pegaban” ni con cola…  El tipo, de alrededor de 30 años era el prototipo del inútil, hijo único, nene de mamá, de otrora buena posición que ahora estaba “en la lona”.  Me saludaron muy agradablemente y mi amigo les contó que yo estaba de paseo y le había pedido que le hiciera de “cicerone” llevándome a cenar y luego a algún lugar de vida nocturna, también les contó donde estaba alojado y las dos mujeres no pudieron disimular su interés.

                                                  El cuñado, sin ningún tipo de empacho le preguntó a mi amigo si “no tenía unos Pesos” porque estaba sin “una moneda”, éste les contestó que hoy no había hecho Caja y no podía ayudarlo, al inútil no le gustó la respuesta y se retiró sin saludar.  Las mujeres trataron de disimular el exabrupto preguntándome dónde vivía, si era casado o si tenía hijos, cómo y de dónde nos conocíamos con Víctor, luego de un rato en que éste sirvió unos mates, con la excusa de poder dormir un poco más, les propuse cenar en la casa con ellos y después salir, si conocían un buen delivery, yo invitaba la comida, las cuñadas aceptaron de inmediato y en un aparte hablé con Nora, la casada…

  • Nora, ¿sabés si en la casa de comida aceptan Dólares?  -Me contestó que sí-…  Genial, te encargo que elijas un buen menú y fijate si te podés arreglar con esto…  Saqué la cartera y extraje, de entre varios que tenía, dos billetes de 100 Dólares y no pudo evitar mirar la cartera y mirarme a mí.
  • De lo que sobre dale algo a tu hermana, Nora, a tu hermana porque hay otros que “tengo ganas” que lo eches a patadas hoy de tu casa o comprale una botella de whisky para que se emborrache y no joda.  Casi de inmediato le cambió la mirada de interés por una mirada de dureza y no era precisamente para mí…  Después me fui para la cabaña a tratar de dormir todo lo que pude.

                                                  Muy poquito antes de las 22.00 estacionaba la camioneta frente a la casa de mi amigo, salió la menor de las cuñadas a recibirme, el cabello suelto, la cara con muy poco maquillaje, la remera blanca ajustada, los pechos erguidos sin señales de sostén, el jeans elastizado y las sandalias de taco mediano no dejaban nada librado a la imaginación, estaba como para incentivar los “ratones” de un “viejito con plata”.  Nora, la mayor vestía muy parecido pero con una blusa un poco más suelta y el maquillaje era, si se quiere, un poco más insinuante poniendo de manifiesto algo que siempre pensé, teniendo en claro que apenas es mi modo de pensar:

                                                  Las hembras jóvenes generan la atención con su cuerpo, frescura y lozanía, es como una “cáscara” que podés tomar o dejar pasar, no ofrecen “misterio” en gestos y miradas, en cambio las mujeres de 25 años para arriba te hacen pensar lo que ellas quieren, es como que, sin decirte, te dijeran: “aquí estoy, no sabés todo lo que hay por detrás o lo que te perdés si pasas de largo”, de todos modos, sé que no son todas así y tampoco todos los hombres están capacitados para entender sus gestos y miradas, además, siempre tuve presente que, aunque conmigo no pasara, las “cazadoras” que eligen la “presa” son ellas. 

                                                  El marido de Nora no estaba y ni me preocupé en preguntar por él, después me dijo mi amigo que habían discutido feo y se había ido a pasar el fin de semana a casa de la madre llevándose al hijo, ni problemas que se hacían porque ya había pasado otras veces.  Habían elegido un buen menú basado en productos de río con diferentes salsas que daba gusto saborear, el vino fue de excelente calidad y no pude hacer menos que alabar todo.  Mi amigo me agradeció…

  • “La verdad Guille, hacía tiempo que no comía tan bien, el almuerzo de hoy con la sorpresa de tu llegada y la cena de recién, adobada con otras buenas noticias, han sido de lo mejor en mucho tiempo”.
  • Ni se te ocurra agradecerme, la cena fue espectacular porque hubieron unas buenas manos femeninas para ordenar todo y excelentes gustos para elegir…  No sé cómo nos vamos a arreglar pero mañana vas a tener que activar algunas cosas y moverte rápido, yo también tengo que comprar algo de ropa y vemos si el domingo nos podemos ir de pesca, me pienso quedar unos diez días y vos te tenés que ocupar desde el lunes a otras cosas, veré si puedo convencer a alguien más para que me acompañe a conocer…  Como movidas por un resorte, las dos cuñadas se anotaron para hacerme conocer y se pusieron a disposición.
  • Chicas, no quisiera causar inconvenientes con su ritmo de vida o con sus obligaciones, yo comprendo que aparecí de sorpresa y no quisiera que tengan problemas con sus parejas, lo mismo vos Víctor, tu esposa no me conoce y no sé que puede opinar de mi presencia.

                                                  Pareció que hubiera puesto el dedo en la llaga…

 

  • “Mirá Guille, con vos voy a ser completamente sincero, mi esposa no está con nosotros porque se mandó a mudar con otro tipo y, a ciencia cierta, ya no me interesa que regrese, prefiero ver como ordeno mi vida desde ahora en más”.
  • Conmigo pasa lo mismo, estamos en proceso de divorcio y no hay soluciones que valgan, yo lo ayudo a Víctor con el negocio pero hace dos días que no voy por todos los líos con Abogados ya que la familia de mi marido me quiere quitar a mi hijo, así que me importa poco lo que opinen los de afuera”,  -acotó Nora-.
  • Yo no me voy a poner a opinar sobre dramas de parejas pero, con cuatro separaciones a cuestas aprendí que el único modo de salir adelante es precisamente no estacionarse mirando para atrás…  Cuenten conmigo para lo que necesiten.

                                                     Una vez que se hubieron “desnudado” algunas cosas, el ambiente se notó distendido y la conversación se tornó más “elastizada”, incluso las miradas de las dos mujeres hacía Víctor se me antojaron como las que uno les dedica al padre, luego me enteré que ambas tenían una especie de “deuda de honor” con él… cuando el padre de ellas falleció luego de una larga enfermedad dejó un tendal de deudas y fue Víctor quien se hizo cargo de las tres mujeres y de sus deudas, ayudándolas y apuntalándolas como si fuera un padre y así lo sentían, la mayor se casó con él porque ya venían teniendo “acercamientos” pero, hubo mucho de “agradecimiento” en esa unión y eso, definitivamente, no suele perdurar.  Nora y Norma habían decidido seguir con él ayudándolo incluso en el negocio, Nora hacía todo el trabajo administrativo y Norma andaba en la calle con los pedidos de los clientes.

  • Creo Víctor que hay personas de tu entorno que no pueden quedar al margen de lo que se ha logrado, si “tiran parejo” pueden salir adelante pero definitivamente, hay otras dos a las que se les debe “bajar la cortina”, todo va a depender de cómo actúen desde ahora en más, vos decidís si “manejás” esto para salir adelante o te “hundís” sin remedio.  Las dos mujeres miraban sin entender…  Me parece que tendrás que explicarles.
  • “El tema es así chicas, Guillermo me ha conseguido la licitación para el mantenimiento de equipos y redes de la Gobernación y varias Intendencias, me va a proveer de los medios y los materiales, de hecho, el lunes tengo una entrevista con el Gobernador…  El asunto es, ¿siguen conmigo dejando de lado a otros o se mantienen al margen?”

                                                  Lo miraban a Víctor y me miraban a mí.  Nora que era la que más estaba al tanto de las complicaciones económicas para montar esa empresa, estaba más dubitativa.

  • “¿Estás seguro de lo que decís?, se necesitarían un poco más de 200 mil Dólares para montar todo”.
  • No pongas “palos en la rueda”, el dinero está, mañana Víctor va a ir a comprar las camionetas, las herramientas, los muebles y ver si se alquila o se compra el local que necesitan, después depende de ustedes, con una salvedad, Víctor manda y decide, ustedes acompañan, ¿les sirve?...  Por si las dudas, yo no corto ni pincho en lo comercial pero si no actúan legalmente, les retiro todo el apoyo, me gusta ser claro.
  • “Si es por eso quedate tranquilo, lo vamos a apuntalar en todas, lo que no sé es cómo vamos a pagarte o agradecerte por esto”.
  • No jodiendo con agradecimientos y llevándome a tomar algo porque ya hablamos demasiado.  La encargada del tour fue Norma, era la que más estaba en el papel de “noctámbula”

                                                  Viernes a la noche y la actividad nocturna era importante, primero fuimos a una confitería donde normalmente se hacía “la previa” antes de ir al boliche bailable, allí las amigas de Norma “pululaban” y parecían competir por mostrar quien “estaba mejor”, era un regocijo para la vista porque el “puntaje”, entre remeras y jeans ajustados o minifaldas que mostraban más de lo que ocultaban, no arrojaba diferencias entre unas y otras…  Víctor y yo estábamos como “sapos de otro pozo” en ese ambiente y tuvimos que aguantar algunas “cargadas” de las amigas refiriéndose a “los abuelitos” que había traído Normita.

                                                  Yo sabía que corría con una “gran” ventaja que se llamaba “billetera”, conseguimos una mesa y les pregunté qué querían tomar para brindar y antes de que me contestaran les dije que yo pediría champán pues era lo que más me gustaba, que ellos pidieran lo que quisieran.  Nos decidimos todos por el champán.  El cambio fue cuando la camarera se asombró por el pedido y solicitó en la barra el champán importado que yo había pedido junto con algunas guarniciones para “picotear”.  Mejor fue cuando se llegó hasta la mesa con cuatro copas y un balde con hielo con la botella adentro, el dueño de la confitería venía con ella, se presentó y procedió a abrir la botella y servirnos en cada una de las copas, luego acercó otra mesa e hizo depositar en ella tres bandejas con guarniciones a granel.

                                                  Le agradecí y le deslicé 100 Dólares en la mano, dejando ver sutilmente que en la cartera había más y diciéndole que era a cuenta de lo que seguiríamos consumiendo, eso aseguraba su tranquilidad por el pago del consumo y una mejor atención.  Hubo brindis con risas y con deseos de prosperidad por lo que se iniciaba y, luego de un rato, aún con todo un poco más distendido y alegre con la segunda botella de champán de por medio noté que Víctor estaba un tanto incómodo.  Le pregunté que le pasaba.

  • “Decididamente esto no es lo mío, debo estar “viejísimo” porque tengo más ganas de ir a dormir que de seguir de joda, me da más vueltas en la cabeza lo de las camionetas que debo elegir o la conversación por el local que las tetas o culos que andan dando vueltas…  ¿Te enojás si te dejo con las chicas y me voy a casa?”.  No quiso que lo llevara y se tomó un taxi en la puerta.  Lo habíamos acompañado con Nora y volvimos a entrar a la confitería con ella aferrada a mi brazo.
  • “Está bastante golpeado por lo que le hizo mi hermana pero lo que le has propuesto lo sacará a flote y las dos lo vamos a ayudar”.

                                                  Al entrar nuevamente nos encontramos con Norma y una amiga, su mejor amiga según ella, que se estaban tomando lo que quedaba de la botella y estaban bastante “picaditas”, a su lado había dos muchachos que intentaban convencerlas de irse “por allí”, no hubo caso, sonrisa va, sonrisa viene, los ignoraron.  Llegamos a su lado y me presentó a la amiga, chiquita, de 1,62 aprox., de cabello rubio, de nombre Lidia, cara y boca atractiva, rubia, tetas firmes y acopladas en tamaño al cuerpo pero descollaba su culo parado que la minifalda no podía disimular.  Ya la había visto con Norma y vi como se sacaban a los chicos de encima, los coqueteaban, se mostraban y los dejaban “pagando”.  Me hice a la idea que eran de mucho “bla, bla” pero, no concretaban, algo parecido a las mellizas hermanas de Sol aunque éstas eran mayores y lo comenté con Nora.

  • Me parece a mí o tu hermana aparenta pero no concreta…
  • “Es así, ya le dije que algún día va a tener un problema por esa forma de ser, hace más de un año tuvo un “metejón” tremendo con un tipo que le prometió matrimonio pero, resultó casado y ahora parece actuar a la inversa y como “si supiera”.  Hace un rato noté que los conocidos de siempre se le acercan poco y nada”.
  • Esperemos que lo entienda antes que le caiga algún loco.

                                                  Hablábamos de esto y se acercó Norma, me abrazó y me besó en el cuello pidiendo que le comprara otra botella, que hoy había que festejar, a “mi amigo” le gustó el gesto y se movió un poco inquieto pero decidí que la iba a emborrachar y me acostaría con Nora, ya vería…  Después de esa botella, Norma y Lidia estaban destruidas y decidí que las llevaría a las tres a la cabaña.  Nora me habló apesadumbrada…

  • “¿Qué vamos a hacer Guille?, a Víctor no le va a gustar que ella se haya emborrachado así”.
  • A mí tampoco me gusta, yo “tengo ganas” de estar en una cama con vos penetrándote por donde quiera y que ellas nos ayudaran y compartieran y en ese estado no van a podernos ayudar en nada.
  • “Ayyy, Guille, por favor, llevanos a todas, “entrame” por donde quieras y cuando se les pase el pedo disfrutamos todos juntos…  Necesito sentirte, no me hagas esperar, por favor”.

                                      Se notó que no podía esperar porque se arrojó en mis brazos y me comió la boca ante la mirada asombrada de su hermana y de la amiga.  Aboné lo que restaba de las consumiciones y subimos los cuatro a la camioneta para irnos a la cabaña.

 

  • “¿Adónde se van a ir ustedes, nosotras los vimos que se estaban besando?”.  Estaban las dos un poco más despabiladas y aproveché…
  • Le dije a tu hermana que “tengo ganas” de acostarme con ella y con ustedes dos y de verlas desnudarse apenas entren en la cabaña pero primero tendrán que cogerse entre ambas y cuando se les pase el pedo van a venir a que disfrutemos todos juntos en la misma cama…  ¿Podrá ser?
  • “¿Escuchaste Lidia?”.
  • “Si, lo escuché y ya estoy toda mojada, vení besame y chúpame las tetas, esta noche no te escapás”.
  • “Ni loca, te voy a romper ese culito con todos mis dedos y te voy a chupar hasta el hígado”.  El beso que se dieron tirándose una encima de la otra despertó definitivamente a “mi amigo”.

                                                  Nora tampoco perdió el tiempo y mientras con una mano acariciaba a mi miembro por sobre el pantalón, estiraba la otra mano para, luego de dudar un poco, pellizcarle los pezones a la hermana que no dejaba de gemir.  A poco tomó conciencia que lo que tenía en la mano derecha era más grande de lo que se imaginó y dejó a la hermana para bajar el cierre del pantalón y tratar de sacar a “mi amigo” a tomar aire.  Se sorprendió…

  • “¡Ohhh, por Dios!, ¿cómo voy a hacer para comerme esto?”.  Su exclamación alertó a las chicas que viajaban atrás y dejaron lo que estaban haciendo para mirar por sobre el asiento, la primera que dijo algo fue Lidia…
  • “¡Ayy, madre mía, me duele la del amigo que me coge y ésta me va a destruir, igual me la pienso “comer” por todos lados”.  Allí opinó Norma…
  • “Me vas a tener que ayudar hermana, creo que hasta mi culo lo está necesitando”.  Se abrazó y besó de lengua a la hermana que le tomaba la cara y parecía querer comerle la boca.
  • Chicas, recuerden, primero entre ustedes y no se priven de gritar.

                                                  Apenas transpusimos la puerta de entrada, comenzaron a quitarse la ropa, las dos chicas fueron rápidas y sus bocas no dieron abasto para besarse y acariciarse sus entrepiernas entre gemidos compartidos, de seguido fue Nora pero ella se desnudó para mí, despacio y con tranquilidad para que apreciara su desnudez, sin duda, era la más apetecible de las tres, luego se dedicó a sacarme la ropa.  No la dejé desabrocharme el cinturón, la abracé y la besé llevándola a la habitación, Norma y Lidia se fueron a la habitación aledaña y desde allí las oíamos gemir y gozar. 

                                                  Me terminé de desnudar y me dejé caer en la cama arrastrando a Nora para que quedara encima de mí, sus tetas presionaban sobre mi pecho y le pedí que se acercara para poderlas besar.  Eran deliciosas y fue besar, chupar, absorber y morder suavemente sus pezones, sus gemidos se hacían oír y cuando la dejé comenzó a deslizarse hacia mis pies besando todo la piel que encontraba a su paso.  Al llegar al pene, lo tomó con firmeza y lamió el glande introduciéndolo despacio, no podía con él y no insistí demasiado, la mamada no sería buena y, por el alcohol ingerido, corría el riesgo de hacerla vomitar.

                                                  La hice girar y me dediqué a besar su piel, cuello, pecho, tetas, estómago y pelvis, toda esa piel mereció la atención de mi boca ante los gemidos y los movimientos desacompasados que el gozo le producía, la fina línea de sus vellos pareció erizarse cuando mi boca pasó rozándolos y se dirigió al interior de sus muslos, luego fue lamer los costados de sus labios íntimos, sin tocarlos.  Apenas besé sus labios y penetré con la punta de la lengua su vagina, su cuerpo se contrajo y su orgasmo me sorprendió por el grito y porque mojó gran parte de mi rostro.  Si era sensible allí, más sensible sería en su clítoris y a él me prendí atrapándolo entre mis labios, fue absorber un par de veces y volvió a tener un orgasmo, esta vez más violento, con su cuerpo totalmente contraído y su pelvis elevada, controló a duras penas la mitad de su grito y aflojándose me habló…

  • “¿Qué me hiciste Guille, qué me hiciste?, nunca me pasó una cosa así, quiero más, ¡qué placer!”. 

                                                  Esto me lo decía tirando de mi cuerpo para tratar de besar mi boca, subí rozando su pierna con el pene endurecido y cuando estuve a la altura de su vagina lo apoyé a todo lo largo, sus gemidos y sus movimientos trataban de hacer coincidir su abertura con el glande y no la dejé esperando mucho tiempo.  No me apuré porque sentí su contracción de dolor apenas el glande comenzó a penetrarla.  Me moví despacio sintiendo su estrechez y los pliegues de su interior, por ello, seguí entrando lento aún cuando ella quería apurar la penetración y elevaba su pelvis mientras me miraba sonriendo y sollozando por lo que le procuraba un gozo no experimentado antes.  No pude entrar totalmente en ella, su útero frenó el avance y desde allí comencé a moverme incrementando el ritmo.

                                                  Se abrazó a mi cuello y contrayéndose volvió a tener un orgasmo que no se permitió gritar, sólo escuchaba el “seguí Guille, seguí”.  Yo continué a mi ritmo y ella entró en una sucesión de orgasmos que no la dejaba terminar uno para comenzar con otro, en un momento aflojó los brazos que tenía apretando mi cuello y la noté laxa, respirando con dificultad y tratando de absorber bocanadas de aire, habiendo experimentado algo similar salí rápido de ella y le dejé espacio, estaba pálida y totalmente transpirada.  Un folleto de turismo sirvió para abanicarla y ayudarla a recuperarse, cuando se sintió algo estabilizada y respiraba casi normalmente, entraron en la habitación Norma y Lidia.  Al verme a mí, apantallando a su hermana, Norma se asustó y le levantó la cabeza preguntando qué había pasado, Nora abrió los ojos y la tranquilizó con una sonrisa de plenitud.

  • “Yo estoy casada, ¿no?, vos Lidia tenés relaciones con tu amigovio, ¿no?, vos Norma alguna vez se acostaron contigo, ¿no?, pues bien, me he dado cuenta que ninguna de nosotras sabe lo que es coger y navegar en el placer hasta perder la noción, bueno, yo ahora sí, algo supe…  Gracias Guille, no puedo explicar bien lo que sentí pero fue maravilloso, dame un momento y te recompensaré porque vos no gozaste”.
  • No, dejémoslo así por hoy, me alegró mucho que te sintieras bien pero, vamos a tratar de dormir, ya tendremos otras noches, con las tres, ¡ojo! porque las ganas con las tres no se me fueron.

                                                  Nora me abrazó para dormir abrazada a mí y las amigas se abrazaron para lo mismo.  La cama enorme nos permitió acomodarnos y el cansancio jugó lo suyo porque nos quedamos fritos.

                                                  Me desperté como a las diez de la mañana rodeado de tres cuerpos a cual más apetecible, me deslicé hasta los pies de la cama y salí de ella sin despertarlas, de momento sería difícil, el champán y el sexo son geniales hasta que te dormís, al despertarte ya no es tan agradable.  Fui al baño y me tomé mi tiempo para darme un regio baño, salí renovado y cuando volví a la habitación Nora y Norma ya estaban despiertas tratando de despertar a Lidia que remoloneaba.  Nora se metió rápido al baño que yo había dejado y les dije a las otras chicas que podían usar el baño de la habitación contigua y allí se fueron.  El culo de Lidia me pareció encantador, redondo, duro y de cantos cerrados que me daría mucho gusto abrir.  Al rato Nora salió del baño totalmente despejada y me pidió el teléfono para llamar a Víctor…

  • “Hola Víctor, te llamaba para que estés tranquilo, nos vinimos las tres Norma, Lidia y yo a la cabaña de Guillermo para tomar una última copa y… se nos fue la mano pero tiene varias habitaciones así que quedamos tiradas cada una por su lado…  No, tonto, no le hicimos nada, jajaja, si lo agarramos las tres te quedas sin amigo, ya está “viejito””…
  • Decile que almorzamos y luego las llevo.
  • Me dice Guillermo que almorzamos acá y luego nos lleva…  Pará, pará, te doy con él”.
  • Hola Víctor, sí, estoy bien pero eso me pasa por seguirle el tren a estas tres esponjas, se tomaron hasta el “agua de los floreros”…  ¿Qué pasó con lo que tenías que averiguar? 

                                                  Había visto las camionetas que le interesaban y le habían ofrecido un hermoso local con oficinas en un lugar bastante cercano al centro, hasta las siete había tiempo para cerrar alguno de los tratos.  De mobiliario para la oficina no había visto nada y las herramientas se podrían comprar en la semana…  Quedamos en que nos veríamos en la tarde.  No bien corté la comunicación Nora me echó los brazos al cuello y comenzó a besarme mientras se reía…

  • “Si supiera Víctor como “se las gasta” el “viejito” no podría creerlo, menos mal que nos ayudó el tiempo, el cansancio y el alcohol sino, alguna de las tres o las tres habríamos quedado de cama todo el fin de semana, jajaja”.  En ese momento, con Nora aún abrazándome, salían de la habitación, ya bañadas y completamente desnudas Norma y Lidia.
  • “¿De qué se ríen los dos?”…  -preguntó Lidia-.
  • “Lo llamé a Víctor para decirle que estábamos acá y me preguntó si no le habíamos hecho nada a Guillermo, le contesté que Guille estaba “viejito” y si le hacíamos algo se iba a quedar sin amigo, que habíamos dormido en distintas habitaciones y ahora me reía porque si le contaba a Víctor que Guille te hace sentir una “Diosa” en la cama no lo iba a creer, creo que si no fuera por el tiempo y el alcohol estaríamos las tres de cama”.
  • “No creo que sea para tanto, habrá que ver cómo responde si lo agarra este “lomito” al “viejito” simpático…  -decía Lidia cacheteándose una nalga-.
  • Yo, por las dudas, no digo nada, a ver si ese “lomito” me hace pasar vergüenza, lo que sí puedo decir es que después no acepto reclamos por las roturas…  Mejor vayan a cambiarse porque tengo hambre y si “mi amigo” se despierta nos vamos a quedar todos sin comer…  Las dos fueron a cambiarse riendo y yo le dije en voz baja a Nora…  Vos andá haciéndote a la idea que me debés una y me la voy a cobrar con culito y todo.
  • “Lo estoy esperando Guille pero te tengo que decir que se me frunce todo, ya me está doliendo”.
  • Vas a ver que no es tan así, después que tengas orgasmos mordiendo la almohada me contás. 

                                                  Se quedó pensando, quizás un tanto descreída y yo llamé al restaurant para pedir que me reservaran una mesa para cuatro.  En el almuerzo nos divertimos recordando un montón de situaciones y estábamos muy sueltos y disfrutando de un almuerzo espectacular y no sólo bien comidos y bebidos sino también excelentemente bien atendidos, para mejor Lidia había avisado a sus padres que se quedaría todo el fin de semana en casa de Norma.  La disyuntiva ahora era la pesca del domingo y la ropa que tenía que comprar.  Decidí que el domingo no iría a pescar, ya habría tiempo en la semana, lo pasaría con ellas porque Nora tendría al hijo a partir del lunes, respecto de la ropa, iríamos a comprarlas más tarde luego de ver las cosas que teníamos que ver con Víctor, que no cerraran las tiendas y los comercios hasta las 20.00 así fuera sábado, ayudaba bastante. 

                                                  Como a las tres de la tarde lo pasamos a buscar a Víctor que recién se levantaba de la siesta, las chicas cambiaron sus ropas y nos fuimos a ver las camionetas, eran japonesas que de por si no gastaban mucho y tenían dos años de antigüedad con muy pocos kilómetros, la papelería a nombre de Víctor y los vehículos serían entregados el martes al mediodía y compré las dos de contado con la tarjeta, algo que a mi amigo todavía le costaba creer aunque yo le había anticipado algo de esto diciéndole con no tenía límite de gastos con esa tarjeta.  Lo mismo pasó en la inmobiliaria con el tema del local, aquí nos pedían 120 mil Dólares y había que esperar treinta días para tomar posesión del inmueble.  La posibilidad del contado inmediato con esa tarjeta, abonando los gastos de escrituración y honorarios, nos facilitó tomar posesión casi en el acto con el boleto de compra venta. 

                                                  Salimos de allí con el boleto de compra venta, con la habilitación para la posesión y con las llaves, la escrituración se entregaría 30 días después.  Ya que estábamos en el baile, pasamos por el comercio de muebles de oficina y se compraron dos escritorios grandes, dos sillas de escritorio más grandes y cuatro sillas más chicas, dos armarios para archivos y dos sillas nuevas para computación y un par de archiveros chicos, todo iría al local el lunes al mediodía.  Todo fue a nombre de Víctor porque él no estaba casado legalmente con la mujer y por ello ella no podría reclamar nada, máxime con la separación de hecho anterior.  Ninguno lo podía creer.

                                                  Después me llevaron a una tienda enorme y compré una bermuda, tres jeans, tres remeras, zapatillas, calzado deportivo para náutica y ropa interior.  Le pregunté a Víctor si necesitaba comprar algo que directamente lo eligiera y no me preguntara nada, allí, además de ropa, aprovechó para adquirir tres medidores de intensidad y tres soldadoras eléctricas junto a un set de herramientas, también la llamé a Nora y le dije que se fuera con las chicas a comprarse lo que necesitaran, que no se fijaran en lo que era, si lo querían lo llevábamos.

                                                  Además le dije que había visto una sección de la tienda que era de ropa para chicos, que llevara de allí lo que le hiciera falta para el hijo.  No fue igual que en Mar del Plata pero las chicas se surtieron de perfumes, maquillajes, cremas, ropa interior, distintas prendas y calzado de chicos, jeans, remeras, blusas, minifaldas, vestidos y hasta bijouterie.  Al momento de acercarnos a la caja me miraron como disculpándose por la cantidad de cosas que habían adquirido.  Yo no me di por aludido, me encantaba que las mujeres pudieran comprar a gusto.

  • ¿Compraron todo lo que necesitaban?, esto es así, “hablen ahora o callen para siempre”. 

                                                  Nos causó gracia porque mientras la cajera pasaba los productos por la registradora, las tres salieron corriendo a buscar algunas cosas que no se habían animado a traer.  Salimos de la tienda riéndonos con Víctor y con dos bolsas cada uno en las manos, todos los demás “bártulos” los tuvieron que cargar ellas, algo que solucionó Nora metiendo todo en un carro grande que llevaron hasta la camioneta.

                                                  Los dejé a todos en la casa y yo me iría a descansar otro rato antes de salir a cenar, Víctor tenía una cena programada de antemano en la Cámara de Comerciantes pero había sacado entradas para él y la mujer.  Dijo que no podía zafar de ir porque ya se había comprometido con algunos colegas y ahora no sabía qué hacer, lógicamente le pedí que siguiera con lo suyo, yo me arreglaría, de hecho le dije que no me iría a pescar el domingo que lo aprovecharía para descansar pero, las chicas insistieron en llevarme a conocer algo de la noche en el pueblo, accedí a ello diciéndoles que las llevaba a cenar y después veríamos, les pedí que trataran de tomar poco alcohol porque iban a terminar tiradas en la cabaña como la noche anterior.  Delante de Víctor, Norma me preguntó si tendría algún problema en “aguantarlas” esa noche allí pues se despreocuparían de la hora y lo pasaban bien, a menos que yo tuviera algún eventual “programa” surgido de la noche correntina.

  • No me jodan chicas, yo no estoy para “programas”, si se quieren quedar en casa, sean bienvenidas pero, con una condición, yo me voy a dormir y ustedes no hacen quilombo.  Víctor no quería que me jodieran y se negaba a ello, en un aparte le dije…
  • Dejalas, de última me recupero en todo el domingo, estoy seguro que quieren disfrutar del lujo y del restaurant haciéndose ver.
  • “Está bien, hacete cargo vos y me dan la oportunidad de dormir a “pata suelta” hasta el mediodía”.
  • Listo, quedamos así.  El que de seguro no iba a dormir era yo pero eso no me preocupaba, ya tenía vía libre para “romper” lo que se pusiera adelante.

                                                    Fui a cambiarme, dormí una hora y media y me fui a buscarlas.  Esta vez la confitería, según nos dijo Norma, sería más íntima, con menos luz y, decididamente, era más para la “trampa”, de hecho estaba mucho más alejada del centro de la ciudad.  Las tres se habían puesto las minifaldas que habían comprado y estaban tremendamente atractivas, hasta Nora que, según dijeron, no acostumbraba, se había puesto unas minifaldas, no muy cortas pero dejaban apreciar muy bien la forma de sus piernas, cuando le dije que se veía muy atractiva vestida de ese modo, me dijo sonriendo que “era una noche especial”.  No bien subieron y cerraron las puertas de la camioneta, se las lancé…

  • Espero que no hayan olvidado que yo “tengo ganas” de tenerlas a las tres juntas en mi cama.
  • “Ni lo sueñes Guille, después de lo que nos contó Nora estamos “loquitas” con querer experimentar con vos.  Ya necesito tenerte adentro y me mojo toda de sólo pensarlo”.

-dijo Lidia-…  Norma fue más allá…

  • “¿Y si en lugar de ir a la confitería pedimos comida y comemos en la cabaña todos desnudos?, estoy desesperada por sentirte Guille y lo lamento si te destruimos pero, vos te lo buscaste”.
  • “Jajaja, ¡qué ilusas que son!, mejor nos vamos a la cabaña pero, desnudos o no, primero comemos Guille porque si empezamos enseguida van a quedar de cama y sin comer y ojo que se los digo yo que ya me estoy desesperando por sentirlo adentro”, -opinó Nora-
  • Bueno, vamos a la cabaña y pido la comida en el restaurant, no sé si voy a estar a la altura pero, lo voy a intentar.  Nora siguió riéndose…
  • “No digan que no les avisé, a más de una hoy se le van a ir las “ñañas””, -dijo Nora mirando a la hermana-.

                                                  De pasada hacia la cabaña me detuve en el restaurant y pedí cena para cuatro con vino y postre, en unos 40 minutos nos mandarían todo.  Nora y yo no nos sacamos la ropa, esperaríamos la comida, Norma y Lidia pusieron música y en un momento quedaron vestidas sólo con su ropa interior y se acercaron a mostrármela, haciéndome saber que era parte de lo que habían comprado en la tarde para que yo disfrutara viéndolas, desfilaron ante Nora y yo que estábamos sentados mirándolas y el ambiente se empezó a “calentar”

                                                  Norma se puso por detrás de Lidia y la abrazó, aplastó su pelvis contra las nalgas de Lidia que se agachaba para sentir mejor la caricia y comenzaron a moverse de forma cadenciosa.  Las manos de Norma desabrocharon el sostén de la rubia y por debajo de las copas acariciaron sus pechitos duros pellizcando sus pezones, los gemidos de Lidia no se hicieron esperar y girando un poco el torso y la cabeza buscó los labios de su amiga, alternándose ambas en “comerse” la boca con lenguas y desesperación.  Los sostenes volaron y las tetas altivas de Norma quedaron a la vista pero por poco tiempo, el abrazo de las dos aferrándose con ambas manos a las nalgas de la otra, ocultaron las cuatro tetas.  Nora se levantó rápido y se fue a la habitación de arriba, yo no entendía nada, volvió enseguida con una bata de baño en las manos, sin blusa y sin corpiño, sus hermosas tetas ni se movían al caminar.  Dejó la bata al lado mio y me comió la boca con un beso absorbente que nos dejó sin aire a los dos.

  • “Cuando vengan, atendelos en bata, ahora continuemos con el inesperado show lésbico en vivo”, -me dijo-.  De seguido procedió a sacarse la mini y quedó vestida sólo con una tanga que se sacó agachándose y mostrándome sus nalgas y su vulva mojada.

                                                  Mientras los sonidos de los gemidos de las dos chicas sonaban fuertes en la habitación y sus manos se perdían en sus respectivas entrepiernas Nora se dedicó a aflojarme el cinturón, bajar el cierre y deslizar mi pantalón hacía mis pies para sacármelo, quedé en bóxer sin que debajo de éste se disimulara la erección de “mi amigo”, luego me sacó también el bóxer y se quedó mirando el pene hasta que sacó la ropa interior por el extremo de los pies.  No la dejé sentarse arriba para penetrarse, le pedí que se arrodillara y me lo mamara.

  • Quiero que te lo comas todo, respirá por la nariz y aguantalo…

                                                  No me importaba si iba a tener arcadas o iba a vomitar, si o si iba a lograr llegar hasta su garganta.  Le costó horrores y el sonido de sus arcadas baboseando toda mi entrepierna llamó la atención de Lidia que gritó…

  • “¡Se lo está comiendo todo, quiero probarlo yo!...

                                                  Alejándose de la proximidad de Norma se acercó a Nora y a mí mirando con sorpresa como ésta llegaba a tocar mi pubis con su nariz.  Se tiró en el sofá a lo largo y puso su rostro pegado a la cara de la hermana mayor de su amiga que ya realizaba un movimiento de entradas y salidas sin atorarse.  Tomó un pecho de Nora por debajo y apretó con fuerza uno de sus pezones, lo que provocó en ésta un gemido de placer.  Yo aproveché a ladear un poco el cuerpo y llegué a las nalgas de Lidia a las cuales, duras y prietas, apreté y acaricié recorriendo con el dedo medio toda su zanja, su vagina inundada de flujos actuó de lubricante para que el dedo incursionara en el agujero de su culo.  Un poco más de medio dedo adentro de su culo fue el detonante de su orgasmo, su esfínter apretó al “invasor” y evitó el grito con su boca “soldada” a mi cadera, no mordió pero, fue un “chupón” a toda regla.  Cuando se calmó un poco, retiró la boca y me habló…

  • “Meté otro dedo Guille, me encantan los dedos en el culo”…

                                                  Norma no se quedó quieta, por detrás de la hermana besaba su espalda y metía su pulgar en el ano y sus dedos índice y medio en su vagina provocándole contracciones que interrumpían la mamada.  No me importó, yo buscaba que gozaran y eso fue lo que hizo, retiró la boca a tiempo para estremecerse y gemir fuerte levantando la cabeza.  No había terminado de temblar cuando se giró y se abrazó a la hermana buscándola con los labios entreabiertos, allí en el suelo, luego del beso se acomodaron en una “tijera” que tuvo mucho de instintivo y apretándose los pechos se dedicaron a rozar sus vaginas, con todo un repertorio de gemidos placenteros. 

                                                  Lidia se apoderó del miembro “abandonado” y luego de lamerlo desde la base, quiso tragarlo hasta lo profundo, lo logró sólo una vez y lo retiró lagrimeando, babeando y tosiendo.  El golpe en la puerta nos distrajo, las mandé a la habitación y recibí la comida con la bata puesta, todo quedó sobre la mesa y subí las escaleras para seguir en lo que estábamos.  El espectáculo sobre la cama no tenía desperdicio, Lidia tirada boca arriba con las piernas abiertas recibía con gemidos y exigiendo más, una mamada prodigiosa de Nora que arrodillada y también con sus piernas abiertas sentía el placer de la lengua y los dedos de Norma que, agachada casi en el borde de la cama, movía el culo como ofreciéndolo.

                                                  Ninguna notó mi ingreso y agachándome, me aferré de sus caderas y metí la boca en su vagina.  Mi lengua primero fue una especie de pistón y luego me dediqué a lamerla todo a lo largo hasta llegar al agujero de su culo que también quise penetrar “a lengua”, su gemido se interrumpió y amagó a apartarse dejando de lamer a la hermana.  El “chirlo” en una nalga la hizo recapacitar.

  • Seguí con tu hermana, quiero ver como la hacés acabar, no te detengas… 

                                                  Me hizo caso y volvió a dejar el culo a mi disposición para que diera un par de lamidas más que la volvieron a hacer gemir y sin que pudiera reaccionar me incorporé y la penetré en la estrecha vagina lubricada, deteniéndome por la mitad del miembro.  Su grito no se hizo esperar y trató de incorporarse.  Otra vez volvió a sonar el “chirlo” y se aflojó toda…

  • Te dije que hicieras acabar a tu hermana, no me hagas repetirlo…
  • “Si, si, Guille, si, ya sigo, no me hagas doler por favor, mi…”…  Me di cuenta que, ya lo era de antes o el flaco que se la cogió la volvió bastante sumisa…
  • No me importa si te duele, aguantá el dolor y goza porque después le toca a tu culo.
  • “Si, Guille, si”…  

                                                  Fue como un disparo para la partida, agarrándome fuerte de sus caderas, la penetré hasta lo más hondo y el grito se volvió a hacer sentir pero, enseguida volvió a lo que estaba haciendo.  Mi ritmo se hizo más violento en las entradas y salidas y mis pulgares se dedicaron a dilatar el agujero de su culo, su goce fue inmediato y ahogaba sus gemidos de placer chupando con desesperación la concha de su hermana. 

                                                  Nora la hizo orgasmar a Lidia y ella misma no pudo aguantar el suyo forzando el cuerpo hacía atrás para que la hermana no dejara de chuparla, a la vez, las contracciones de la vagina de Norma me anunciaban su orgasmo y la dejé comenzar pero, más o menos a la mitad del mismo, se lo “corté” penetrando su culo con dos golpes de cadera, cuando mi pelvis chocó con sus nalgas me quedé quieto escuchándola gritar.

  • “¡Aggggg!, me lo rompiste Guille, no lo saques, Noraaa, me rompió el culo, acercate, chúpame la concha, mordeme, dame placer, Lidiaaa, prendete a mis tetas, te necesito amiga, mordé mis pezones, yaaa”.

                                                  La sorpresa inicial por el pedido de la hermana y amiga, fue sólo de segundos y ambas dieron lugar enseguida al cumplimiento de lo que sonaba como un ruego.  Yo no me contuve y mis golpes contra sus nalgas se hicieron rítmicos pero no desaforados para que las otras dos mujeres pudieran hacer su tarea, hasta que comencé a alternar las entradas y salidas en uno y otro agujero recibiendo de pasada las lamidas de Nora en mi miembro.  Norma se comenzó a desesperar porque cuando iniciaba un orgasmo vaginal, yo lo sacaba de allí y lo introducía en su ano, al estar a punto de un orgasmo anal que anunciaba con apretones de su esfínter, volvía a penetrar su vagina. 

                                                  La tuve así un rato largo y cuando llorando me pidió que, por favor, la dejara acabar, penetré su culo hasta lo más profundo un par de veces y se lo llené de leche, fue “la gota que rebalsó el vaso”, el grito agarrándose de la hermana y de la amiga y sus contracciones anunciaron un orgasmo que la dejó totalmente desmadejada. 

                                                  Salí despacio de ella con el miembro aún erecto y Lidia se lanzó a chuparlo y lamerlo mientras Norma quedaba tirada a un costado con los brazos y las piernas abiertas tratando de normalizar la respiración. Lidia se esforzaba por llevar el miembro hasta el fondo de su garganta y la ayudé forzando su cabeza, abrió los ojos grandes mientras sus lágrimas caían por sus mejillas pero aguantó las arcadas y luego siguió sola moviendo la cabeza para entrar y salir. 

                                                  Nora acariciaba y besaba a su hermana y, mirándome, esgrimía una sonrisa sarcástica mezclada con un sesgo de satisfacción.  La rubia chiquita me pidió si podía cabalgarme y, sin contestarle, me dejé caer boca arriba en la cama, ella no tardó en “montarme” y tomando mí miembro lo apuntó a su vagina dejándose caer, era menos estrecha que Norma pero igual le costó y por la mitad pareció arrepentirse, no la dejé salir, apretando sus caderas impulsé mi pelvis y la penetré totalmente ante sus gritos y movimientos para salirse.  No llegué a tocar su interior, tenía más capacidad que las hermanas pero ya no quiso moverse.  Dejando a su hermana de lado acariciaba con una mano las tetas de Lidia y con la otra mano acariciaba el agujero de su culo.  Al querer moverme, el grito de Lidia nos sorprendió a Nora y a mí.

  • “Por favor Guille, por favor, no te muevas, si te movés vas a romper todo…  Yo pensé que podía pero, nunca tuve nada ahí adentro de este calibre, si te movés me sacás el útero afuera”. 

                                                  Lo peor era que creía lo que estaba diciendo, su cara de miedo y sus lágrimas no mentían.  Nora bajó de la cama y mientras yo giraba el cuerpo de Lidia poniéndola de “patitas al hombro”, sacó de una cartera chiquita un tubo de gel que comenzó a esparcir por los labios de la vagina de la rubiecita y por mi miembro que entraba y salía lentamente.

  • “Eso les pasa por quererse hacer las “cogettuti superadas”, yo sabía lo que había tenido adentro y el miedo que tenés ahora es la consecuencia de “creérselas” y no darle bola a la experiencia”…

                                                  Yo seguía moviéndome despacio y aunque la cara de susto no se le iba, Lidia comenzó a colaborar con los movimientos, el gel ayudaba y el dedo de Nora desparramando el gel y entrando lentamente en el culito de Lidia ayudaba más.  Luego de varios minutos en que los movimientos ya eran más libres y Lidia participaba con mejores ganas de la cogida, comenzó a descontrolarse, yo veía que los dedos ya eran dos y además la otra mano de Nora acariciaba y apretaba los pezones de una Lidia que se abandonó al placer.  El orgasmo con contracciones y grititos cortos le recorrió todo el cuerpo y ella misma empujó su pelvis para que la penetrara más.

  • “¡Ahhhh!, Guille, qué placer, qué “polvo” maravilloso, seguí un poquito más, dame otro más”. 

                                                  Efectivamente seguí un rato más intercambiando besos de lengua y apretones a las tetas de Nora mientras entraba y salía de la conchita adaptada de Lidia.  Le hice lo mismo que a Norma, cuando gritaba a mitad de su segundo orgasmo, cambié de lugar y fue su culo quien sufrió la penetración sin escalas.  El grito y la desesperación tratando de moverse fueron insuficientes, la posición sólo le permitía una mejor dilatación.

  • “Sacalaaaa, me rompiste el culo, no la aguanto, me duele, sacala, por favor Guille, sacala”.
  • No eras vos quien decía que yo no iba a aguantar ese “lomito”, ahora tenés dos opciones, te movés como loca hasta que algo se rompa o te relajás y me dejás que te haga gozar, ¿qué opinás, “lomito”?
  • “Me parece que hay dos chicas que hoy han aprendido lo que es meterse con un hombre al que no se puede “manejar” como a un pendejo.  Yo te diría que te relajes Lidia y disfrutes de una “señora cogida””. -dijo Nora mientras le acariciaba el clítoris-.

                                                  Terminamos riendo con Nora porque al cabo de unos minutos se movía como electrizada pidiendo más y llamando a Norma para que se sentara sobre su cara.  Norma la miró y no pudo ni levantarse, su lugar fue ocupado por Nora que, mientras sentía la lengua de Lidia en sus intimidades me besaba desaforadamente y me agradecía por haber aparecido en sus vidas.  Los orgasmos cortitos y, con grititos amortiguados por el culo de Nora, que tenía Lidia se convirtieron en uno enorme pues se contrajo levantando su cuerpo con el mío y hundiendo la boca hasta lo más que pudo en la concha de Nora contagiándola de su placer, ya que estaba, yo también aproveché y llené sus tripas hundiéndome profundamente en el culito apetecible de la rubiecita.  Nora se salió rápido de encima de la cara de Lidia que quedó en un estado similar al de Norma aunque con los ojos abiertos y completamente blancos.  El flash nos sorprendió, era Norma que apoyada en mí le sacaba fotos a la cara de su amiga…

  • “Se “dio vuelta”, esto no me lo va a poder negar y creo que va a ser su mejor recuerdo…  Lástima que no me sacaron ninguna a mí, debo haber quedado igual o parecido…  Gracias Guille, yo tampoco olvidaré esto en mi vida, nunca pensé llegar a gozar de este modo, además, como ya te diste cuenta, estoy disponible para cuando vos lo decidas y… te pido perdón hermana, jamás volveremos a dudar de lo que nos digas”. 

                                                  Luego de esto, nos fuimos a bañar juntos Nora y yo mientras las chicas se recuperaban y pasaban a bañarse al otro baño.  Ya mejorados baños mediantes, nos dedicamos a cenar completamente desnudos.  En la cena le pregunté a Nora que era eso de “no volver a dudar de ella”.

  • “Sucede que las “niñas cogedoras” se reían de mí diciendo que yo estaba “veterana” y me asustaba de una “pijita”, es más no quise aceptarles ninguna apuesta pero, me apostaron que te dejarían de cama, que te “secarían”, que un “viejito” como vos no podría aguantarlas cuando se pusieran a cogerte “como Dios manda”, por eso, además de hacerme gozar a mí, me di el lujo y el gozo de verlas destruidas a “polvazos”…  La experiencia de coger con un verdadero hombre no se la van a olvidar nunca, bueno, en realidad, no la vamos a olvidar nunca, yo tampoco sabía”…
  • Lo principal es aprender a dar y recibir placer, no hay que tomar el sexo como una competencia en que uno demuestra que es más o menos que el otro, el secreto es el respeto por el que comparte y, claro está, la experiencia y en eso les llevo varios “cuerpos” de ventaja, jajaja.
  • “Si pero ahora se nos va a presentar un problema grande”,-acotó Lidia-…  “Para encontrar a otro hombre así ni el “Chapulín Colorado” no podrá ayudar”.

                                                  La risa espontánea ahora fue de los cuatro pero, el tema ameritaba algún tipo de respuesta que, sin dudas esperaban…

  • No soy el “dueño de los conocimientos” pero entiendo que hay una sola respuesta para eso Lidia, si no sabe, traten de enseñarle…  Si no aprende, no los aguanten pero tampoco se “regalen” “revoleando la chancleta” para “aprender”, sólo aprendan a saber qué es lo que quieren dar y recibir, además, no olviden nunca que cuando surgen los sentimientos se hace todo más fácil.
  • “Hay otra duda que nos surge o que, por lo menos a mí me surge”, -dijo Norma-…  “Nunca se nos había ocurrido tener sexo entre nosotras y surgió espontáneo, ¿nos habremos convertido en lesbianas?”.
  • Eso me parece una ridiculez…  En lo particular, yo no entendí nunca las “etiquetas” ni los extremos que se utilizan para definir una u otra cosa, lo mismo pasa cuando hablamos del incesto, creo que son hipocresías y tabúes que se enarbolan para negarse al placer…  Mi opinión es más cercana a definirlo como algo más afín al placer bisexual o al placer en sí…  En mi caso prefiero exclusivamente a las mujeres pero, como dije antes, el respeto es esencial, la discreción también, lo importante pasa por creer que lo pasamos genial y punto, nadie tiene porque enterarse de ningún pormenor, por lo demás, “cada cual de su culo un pito”.

                                                  Las tres me escuchaban con atención pero, sin dudas, quien asimilaba mejor lo que yo decía era Nora.  Era evidente que los pensamientos respecto a la equivocación y al desconocimiento que ahora estaba “pagando” con un fracaso de pareja le daban vueltas en la cabeza y así me lo hizo saber.

  • “Si yo hubiese tenido este tipo de conversación cuando era más jovencita posiblemente no me hubiese mandado la “cagada” de “meterme de cabeza” con un tipo por el mero hecho de obtener “libertades” o “asegurar un futuro””.
  • O si, todos estamos expuestos a equivocarnos pero no podemos quedarnos estancados “pegándonos la cabeza contra la pared” por lo que hicimos mal…  Cuando uno sabe que actuó bien sigue adelante con sus propios derroteros, cuando sabe que actuó mal, corrige para seguir adelante…  Es una temática muy sencilla, si vas a caminar hacia adelante mirando para atrás, lo más probable es que te sigas tropezando, hay que “capitalizar” para bien las experiencias malas y las buenas…
  • “A vos se te hace fácil porque tenés todo asegurado”, -acotó Norma-.
  • No te equivoques Norma, lo de “asegurado” es sólo desde hace unos meses, preguntale a Víctor y te va a decir que siempre opiné y actué igual, aún cuando era un pobre “pelagatos”…  Como sea chicas, la conversación está genial pero yo tengo ganas de seguir “jugando”, para eso vinimos, ¿no?
  • “¿Todavía?...  No te enojes Guille, yo paso, a este “lomito” lo hiciste “mierda”, apenas si puedo caminar, creo que hasta las orejas tengo dilatadas”,-opinó Lidia-.
  • “Yo estoy igual, la cama me está llamando a gritos, no podría hacer nada más”.
  • “En cambio yo voy a seguir disfrutando con el hombre que me ha hecho sentir más mujer que nunca”,-dijo Nora arrojándose a mis brazos a besarme con una mezcla de ternura y pasión-.

                                                  Nos fuimos con ella a la habitación, estaba desatada y gozando a full pero, las exclamaciones de placer y los orgasmos de Nora recibiendo el miembro hasta lo más profundo de su vagina no hicieron mucho para que las chicas pudieran dormir.  Fue peor cuando, estando arrodillada, recibió tremendos “pijazos” en su culo, hasta ese momento poco y nada transitado, allí los gemidos fueron de dolor junto con ruegos para que lo sacara, hasta que se amoldó, se tranquilizó y comenzó a exigir más a viva voz.  Cumplí con lo prometido, los orgasmos anales no se hicieron esperar y terminó varias veces mordiendo la almohada con el cuerpo completamente vencido.  Así, con el miembro aún dentro de ella, nos quedamos absolutamente dormidos…

Continuará…

 

Por favor, si les gusta, comenten y valoren.

 

Gracias.  GUILLEOS1.

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