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El pacto. (2)

en Grandes Relatos

                                                  Me fui a dormir al dormitorio, confuso, dubitativo pero además, muy esperanzado…  No podía ser hipócrita y sabía que, llegado mi momento, si tenía que ir a un supuesto lugar “oscuro” era “algo” que me había ganado a lo largo de mi vida…  Estando acostado trataba de recordar partes de la “conversación” mantenida, porque estaba seguro que había más partes habladas, mucho más que lo hablado sobre mis deseos, su cumplimiento y la forma de “pago”… 

                                                  Antes expresé, “me fui a dormir”, fue sólo la intención, di muchísimas vueltas, por momentos sentía calor y destapaba todo mi cuerpo, en otros momentos el frío me hacía tiritar y era todo un “manoteo” de sábanas y frazadas para taparme…  Los pulmones parecían hervir y ya no tenía esa tos molesta con carraspera y flema que más de una vez impidió mi sueño…  Las piernas y las manos dolían con una mezcla rara de calambres y tirones… 

                                                  En la oscuridad notaba que mi mujer estaba despierta y vigilante a mis reacciones, no preguntaba nada, no decía nada, ella tenía claro que cuando me “atacaban” los ahogos lo peor que podía hacer era preguntarme “pavadas” tales como “estás bien”, “dónde te duele”, “no podés respirar” porque eso me ponía más nervioso y agravaba el cuadro…  Yo necesitaba tranquilidad para calmarme y hacer una serie de ejercicios respiratorios que me normalizaran para poder decir algo, ella lo sabía y aunque este no era el caso, agradecí siempre, interior y exteriormente su paciencia y cuidados…  Cuando eran casi las siete de la mañana, finalmente el sueño me venció y podría decirse que me “desmayé” entregándome a los brazos de Morfeo…

                                                  Me levanté cerca de las dos de la tarde, absolutamente relajado, con un hambre atroz y una erección matutina que casi había olvidado que existían…  Mirarme el miembro se me hacía prioritario y fue lo primero que hice pero no noté grandes diferencias, lo que si noté es que una pequeña mancha, que solía tener al costado del cuerpo del miembro, ya no estaba, era casi imperceptible pero yo sabía que existía y ahora brillaba por su ausencia… 

                                                  Como en un acto reflejo lo encerré en la palma de la mano junto a los testículos, cerrando el puño con ellos adentro, como para notar si estaban más grandes o no y no noté diferencias a lo ya conocido, posiblemente necesitaría más tiempo, me había dicho diez días y apenas era la primera noche…  La erección bajó al orinar como sucede normalmente…  El espejo me devolvió la misma cara de siempre y noté con alegría que algunas arrugas ya no estaban, parecía que EL PACTO estaba empezando a dar resultados… 

                                                  Me senté a almorzar y mi mujer me preguntó si estaba más tranquilo, me dijo que se había dado cuenta de lo agitado que pasé la noche, que no me quiso molestar aunque finalmente había dormido como un “tronco” y respirando bien…  Le contesté que me habían dolido las piernas, la espalda y que apenas había tosido, además le agradecía que me cuidara y le pedí disculpas por no haberla dejado dormir, riendo, me mandó “al cuerno”… 

                                                  En la charla surgió que eso era el resultado de hacerme tantos problemas, que me tranquilizara y aproveché para decirle que me consiguiera más de una crema facial que me estaba poniendo para combatir las arrugas…  Luego me fui “trabajar” un rato en la compu, sabía que no se acercaría por allí, salvo para preguntar si quería algo de comer o para darme un beso…

                                                    Sentado frente a la pantalla me puse a pensar en cómo debería moverme, cómo tranquilizarme ante los eventos que (ya estaba convencido) se avecinaban, cómo combatir la ansiedad, cómo preparar el “terreno” para “esfumarme” sin perder el contacto con los seres que más quería y ayudarlos, después de todo, con “mi” dinero podía hacer lo que quería y no los iba a “dejar en banda” o a un costado…  No iba a ser fácil porque los cambios serían demasiados y en todos los órdenes, además la “semillita” de querer y poder hacer lo que quería y aspirar a vivir una vida que nunca antes pude, comenzaba a “germinar” y no me disgustaba… 

                                                  Pensando en viajes, se me ocurrió que lo primero que tenía que hacer era sacar el Pasaporte y para ello entré en Internet y busqué los formularios que debía llenar para tales trámites…  Me llevó un rato largo rellenar los formularios, sólo faltaba la foto que debía sacarme en el sitio en que me lo entregarían y para ello, como estaba “enfermo” y no me movilizaba solo, debían acompañarme…  ¿Quién?, mi mujer, por supuesto pero, no podía enterarse antes del jueves, ya vería como lo arreglaba… 

                                                  Mandé todo vía Internet y al momento decidí que, en realidad, no viajaría, haría toda la tramitación por el Banco, les haría creer a ellos que me iba y que luego, estando en EE.UU. había salido la posibilidad de meterme por varios meses en un Monasterio o algo similar para un tratamiento respiratorio y de longevidad en base a “células madres”.  Me habían dicho que cualquiera se lo creería así que no tenía porque dudarlo…

                                                  ¿Qué es lo que haría en ese tiempo alejado de todos?...  Como el dinero sería “bien habido” y no habría problemas con impuestos, compraría un campo grande con animales, que a la vez tuviera una linda casa con todas las comodidades de confort y comunicaciones, además cercana a alguna de las ciudades de la Provincia en la que estuviese ubicada…  Busqué en Internet y había posibilidades para elegir, principalmente en Corrientes o Entre Ríos porque eran lugares que siempre me gustaron, después de todo, el dinero lo tendría y podría aislarme en un lugar donde nadie me conocía y donde no habría posibilidades de que mi entorno me encontrara… 

                                                  Una buena camioneta, buena ropa, mejor presencia y a conocer gente nueva, cuidándome de no aparecer en ningún evento o reunión en la que se me pudiera identificar luego con las Redes Sociales…  Si todo salía bien (ya no lo dudaba) luego de cinco o seis meses “volvería” renovado de mi “aislación voluntaria”

                                                  Mi mujer entró en la habitación un par de veces para preguntarme (lo de siempre), ¿qué quería para cenar? o para darme un beso o para comentarme alguna noticia que veía en la tele, ni siquiera cambiaba la pantalla cuando ella entraba, nunca se fijaba en lo que yo hacía y si se fijaba no me hacía comentarios a menos que yo se los pidiera…  Esto también se lo agradecía porque me hacía saber de su confianza, está claro que yo no veía porno cuando ella estaba a mi lado, no porque me lo negara, era por un tema de respeto hacia su persona… 

                                                  Ambos estábamos en la misma edad, yo ya no “funcionaba” y me lo aceptaba, por eso entendía que era muy irrespetuoso de mi parte que pudiera creer que con el porno me excitaba (tampoco lo hacía) y no lo lograba con la mujer que tenía al lado…  Algo así como respeto mutuo en la pareja, además, con ella podía hablar de cualquier tema que se cuadrara, todo lo aceptaba, aunque, lógicamente, de este tema en particular, no saldría nada a la luz…

                                                  Cuando quise acordarme, ya era la hora de cenar, ella lo mínimo, para cuidar “la línea” cuya genética nunca ayudó y yo con ganas de comerme los platos…  Todo rapidito y me volví a sentar frente a la pantalla, ahora para hacer una lista de todos aquellos que, de una u otra manera, me habían jodido la vida…  Tenía que preparar “las cuotas” del “pago” que debía realizar por la obtención de mis deseos…  Comencé con los nombres de quienes habían actuado jodiéndome levemente, aunque, en definitiva, me habían jodido y por algo los recordaba, luego seguí con los que me provocaron daños más profundos, fundamentalmente porque había depositado sentimientos y confianzas en ellos y me habían defraudado feo…  Se demostraron como “malas personas” y ahora tendría la posibilidad de hacerlos pagar… 

                                                  Me daba cuenta que, por momentos, me asaltaban sentimientos o delirios de omnipotencia y esto también tendría que aprender a manejarlo porque tampoco era cuestión de creerme “más que nadie” (los que “se las creen” siempre terminan mal) ni de andar desparramando cuerpos por todos lados…  Una cosa es saber que podés hacerlo, otra cosa es poder querer hacerlo por el mero hecho de una venganza y aquí se mezclaban conceptos aprendidos desde muy chico que se contraponían con las ganas que surgen de “partirle la cabeza” a alguien, sumando a esto que las broncas siempre son momentáneas y el odio no fue nunca un sentimiento que me caracterizó… 

                                                  Como fuere, la lista era de más de treinta personas y tampoco sabía si todas todavía vivían, ya habría tiempo para aplicar un cedazo y decidir…  Guardé, cerré todo y me fui a dormir tranquilo…  Sucedió lo mismo que la noche anterior pero lo pude disimular mejor y no me quejé de los dolores que sentía, respiraba bien, mi mujer dormía plácidamente a mi lado y me entregué al sueño… 

                                                  El domingo estaba espléndido y me levanté a las diez de la mañana para desayunar…  El examen en el baño fue exhaustivo y ya notaba más diferencias, no tenía ninguna mancha en la piel de las piernas, los brazos o la cara, el miembro erecto que, según parecía, se haría costumbre en las mañanas, parecía más grande y eso lo noté cuando cerré la mano sobre él y vi que sobresalía un poco más de lo acostumbrado…  No era casi nada pero eso sólo, ya de por sí, alababa mi ego y me hacía sentir mejor… 

                                                  No tenía ahogos y me gustaba sentir esa libertad interior que te da el sentirte bien físicamente, de todas maneras, no podía mostrarme como “curado” y fingí por un rato un ataque de tos, incluso le pedí a mi mujer que me masajeara la espalda por las contracturas…  Luego la ayudé a limpiar el patio, cosa que no hacía nunca pero aduje que hoy me sentía mejor y la ayudaría…  Además, no me engañaba, me estaba probando a mí mismo y los resultados me entusiasmaron aunque tuve que disimularlo…  Luego me fui a sentar frente a la pantalla para seguir “afinando” la lista de los que debían “pagar”

                                                  A media tarde mi mujer debía salir a hacer compras y luego tenía que ir a la casa de la hermana por no sé qué problemas que tenía…  Esto en parte me jodía y, a veces, mucho, es decir, pensaba que problemas teníamos todos pero hay gente que no sabe vivir sin trasladarlos a los más cercanos a su entorno, el inconveniente estaba dado porque jamás resolvían nada e insistían con lo mismo en forma reiterada, adosándote la carga de negatividades… 

                                                  Mi mujer lo entendía igual, incluso también se disgustaba y me daba la razón aunque siempre salía con eso de, “¿qué querés que haga?, es mi hermana”…  De resultas de esta visita pendiente y viéndome mejorado, me pidió que la acompañara a comprar y luego a la casa de la susodicha y única hermana…  Le dije que si porque hacía rato que no salía pero que si me desmejoraba me volvía rápido a casa… 

                                                  Antes me costaba caminar despacio y me ahogaba cada dos por tres, ahora estaba seguro que no me pasaría aunque tampoco lo demostraría…  Caminé lentamente unos 80 metros hasta la esquina y nos encontramos con una vecina, la cual aprovechaba el domingo para asear y ordenar el pequeño negocio que tenía…  Nos saludamos, conversamos apenas un instante y se me ocurrió probar algo, para eso “planté bandera” con la caminata y me sentí repentinamente “ahogado”…  Me senté en un banco y le dije a mi mujer que fuera ella a hacer las compras, que yo la esperaría charlando y recuperándome de a poco…  Ella no quería irse pero la vecina le dijo:

  • “Andá tranquila que yo te lo miro, cualquier cosa que pase te llamo al celular”…  Dicho y hecho, se fue a comprar y yo me quedé charlando con la susodicha.

                                                  Me gustaba esa vecina, Mabel, casada, tenía 49 años, con un hijo cercano a los treinta años y aunque de cara no era una belleza total, sus gestos aniñados y sus labios finos de boca chica, la hacían muy agradable a la vista…  De mi misma altura, cabello largo hasta los hombros, lacio, flequillo, pelirroja natural, poco pecho, apenas lo necesario para no ser una tabla pero nada despreciables, una cintura perfecta, inferior a los 60 cm tradicionales y un culo espectacular, junto a piernas que no decepcionaban… 

                                                  No era “el culo”, era chiquito pero dejaba adivinar siempre una perfección y un armado que incentivaba el morbo, sus muslos no desentonaban con todo el resto…  Siempre hay “algo” en particular que a los hombres nos gusta más en una mujer, en este caso era su timidez que la hacía sonrojar ante cualquier comentario de “doble intención” o un piropo superfluo dejado caer al azar y/o una sonrisa que adornaba su cara como una constante … 

                                                  Eso por un lado, por el otro, la situación con su marido, el tipo era unos años mayor y no trabajaba, tenía un carácter muy hosco, le habían salido mal unos negocios en otro comercio que tenían (seguramente por el carácter y porque “se las sabía todas”) y ahora se la pasaba “tirado” en la casa con veleidades de “depresivo”…  El hijo criado siempre a la sombra de mamá y papá, con una novia de años utilizaba su mismo “sistema” viviendo en casa de los padres… 

                                                  Los “muertos” (deudas) había que “levantarlos” y la única que ponía el “lomo” trabajando de doce a catorce horas diarias era la vecina…  Yo sabía todo esto porque con la única que hablaba y exponía sus frustraciones era con mi mujer, a la cual después algo siempre se le “escapaba” e incentivaba mi deseo de “darle una mano” o las dos o “algo” más a esta mujer… 

                                                  Por eso, las pocas veces en que la veía, le hacía broma, le decía algún piropo agradable o le pedía una sonrisa, siempre con mi mujer al lado y sin propasarme, yo tenía claro que si me llegaba a dar “bola”, no podría cumplirle, ella también lo sabía porque entre broma y broma había surgido el tema, incluso le servía para chanzas diciéndome:

  • “Vos no “funcionás” y a mí no me hace funcionar nadie, estamos en el horno”…  Yo le contestaba:
  • Lástima que yo no puedo pero a vos, te hace falta un amante…  Entre risas y amarguras me respondía:
  • “No me compliques la vida que entre el negocio y la casa no me queda tiempo ni para ir al baño…  Al cerrar acá voy a casa a cocinar y limpiar y quedo en modo “destrucción total””…  El tenor de las cortas conversaciones era siempre el mismo pero todo quedaba ahí…

 

                                                  Una sola vez tomé conciencia que no era el único que la miraba con ojos y “ganas” de “buitre” y que lo que yo le decía le había pasado por la mente…  En esa ocasión me dijo:

  • “Hay uno que ya vino un par de veces a invitarme a salir pero, ni “borracha” le llevo el apunte…  Una porque no me gusta, otra porque mi marido viene a cada rato al negocio (vivía a media cuadra del mismo) y si se lo encuentra acá conversando, el drama lo tengo yo porque es extremadamente celoso, además, imaginate que me gusta, ¿cómo hago después para aguantar a mi marido, con la misma cara y actitudes de siempre?...  Definitivamente, es muy complicado”…  Índice evidente que ganas no faltaban pero conceptos y educación arcaica sobraban…

                                                  Yo pensaba recordando todo eso mientras la miraba moverse acomodando mercaderías en los estantes y se me ocurrió que era un buen momento para probar el “DON” que supuestamente se me habría otorgado con las mujeres…  No sabía que decir o que palabras utilizar y comencé con toda una introducción…

  • Mabel, ¿tenés idea porque quise quedarme con vos?...
  • “No sé, quizás te vino bien quedarte sentado ahí para recuperarte”.
  • Algo de eso hay pero, en realidad me quedé para admirar tu físico y desde aquí el panorama se ve muy bien…
  • “No me jodas con pavadas que, como siempre, el “horno no está para bollos””…  Ahora cuando venga tu mujer le cuento lo que me dijiste para que te lleve a tu casa y te despanzurre, jajaja…  ¡Tan mal no debés estar!”.
  • La verdad que ahora mismo me siento mejor, no estoy tan mal pero al verte caminar cuando vas, viendo lo que vos sabés que miro, me dan ganas de hacerte el amor y convertirme en tu amante ocasional…  Lo que no sé es si vas a querer y lo peor, si voy a poder, jajaja…
  • “¡Cada vez estás más loco!” -me dijo- pero me miró distinto y noté que los pezones de sus pechos, chiquitos y endurecidos, parecían querer romper la tela de su blusa… 

                                                  En ese momento apareció mi mujer con la bolsa de las compras, preguntando cómo estaba, contándome todo lo que había comprado, despotricando sobre el aumento desmesurado de los comestibles y aprovechó para preguntarme si iba a acompañarla a casa de la hermana…  Le contesté que me sentía mejor y cuando amagaba a levantarme, se metió Mabel en la conversación…

  • “Dejalo que se quede un rato más conmigo, con la charla o diciendo pavadas el trabajo se me hace más liviano y todavía tengo como para dos horas, cuando tenga ganas de irse, yo lo acompaño hasta la casa”…  Mi mujer accedió, yo les dije, medio en serio medio en broma, que agradecía que se hubieran preocupado por preguntarme mi opinión y nos reímos todos, luego ella se despidió y su marchó a conversar y atender los “eternos” problemas de la hermana…

                                                  No bien desapareció dando vuelta a la esquina, Mabel comenzó a bajar las cortinas metálicas del local, me hizo entrar, cerró la puerta de la cortina con doble vuelta de llave, giró, me miró con cara de gata en celo y mientras desabrochaba algunos botones de su blusa, me dijo acercándose:

  • “Cómo vas a hacer, no sé, trataremos de buscarle “la vuelta” pero de acá no salís hasta que me hayas matado “a polvos” usando y abusando de “eso” que tanto te gusta”…  Me echó los brazos al cuello y ante mi sorpresa, me partió la boca con un beso, abriendo la boca lo más que podía y moviendo la lengua por todo el interior de mi boca, a la vez que se despojaba de la blusa y llevaba una de mis manos a uno de sus pechos desnudos, en el que resaltaba un pezón duro, extremadamente duro y áspero… 

                                                  En un movimiento casi conjunto tomó mi otra mano y la llevó a sus nalgas, también duras y protegidas aún por el pantalón de jeans…  El beso con el que prontamente empecé a colaborar me preocupó, ya me había pasado antes, la falta de aire se haría notar y luego me costaría recuperarme para seguir, aflojé la intensidad y me separé, ambos quedamos agitados…

  • Me vas a dejar sin aire y después no podremos hacer nada, aflojá un poco los ímpetus, mujer…
  • “No puedo Guille, no puedo, necesito tenerte adentro de mí, no sabés las ganas que tengo de que me des una buena cogida, ya me he olvidado pero mi conchita lo recuerda y extraña…  Te escuché decir que tenías ganas y me comencé a mojar, esperá, ya te muestro”…  Y para ello bajó rápido sus pantalones, se los sacó dejándome ver una ropa interior mojada en toda su entrepierna…  Estaba anonadado…

                                                  Me volvió a abrazar, ya toda desnuda, calzando sólo sus zapatillas y mientras me besaba el cuello, decía “Sí, sí, sí” y se atolondraba con desesperación para sacarme el sueter o para, con una mano, aflojar el cinturón del pantalón o tocarme el miembro endurecido que palpitaba y pugnaba por salir despedido…

  • Pará un poco mujer, dejame a mí y apoyate en el mostrador apuntándome con ese culo precioso que tenés, a decir verdad, superó todas mis expectativas…  Mirándola vestida uno podía creer que el pantalón o la ropa interior lo levantaban y le daban firmeza, resultó que sólo lo resaltaba, esa belleza de culito se hacía valer por si sólo… 

                                                  Apoyó las manos y comenzó a mover las caderas mirándome por encima de su hombro pidiéndome que me apurara…

  • “Dale, dale, metela por donde quieras y no me tengas piedad, reventame a pijazos, ya no aguanto más”…  Estaba desatada y desconocida para mí pero eso no me molestaba…
  • No me apures que no quiero fallar en el intento y quedarme sin aliento, dejame hacer a mí… 

                                                  Para ello me arrodillé por detrás y separando las nalgas con ambas manos metí boca y lengua alternando sus cavidades de placer…  Fueron dos o tres lengüetazos, no los esperaba y explotó en un orgasmo fabuloso, mojándome la boca, lengua y barbilla con sus fluidos que no alcancé a retener en su totalidad…

                                                  Se quedó apoyada sobre sus antebrazos con la cabeza en la madera y quieta, seguramente con los ojos cerrados pero sólo por unos instantes, sus nalgas y piernas seguían en movimiento y yo no quise salir de allí hasta no haber agotado mis ganas de lamer y besar cada uno de sus orificios…  No quise tocar su clítoris pequeño y escondido detrás de sus labios cerrados, gorditos y tentadores, me dediqué a usar la lengua lo más que podía, tratando incluso de penetrar su orificio anal que, aunque parecía relajado, no permitía el paso de la punta vivoreante de la lengua… 

                                                  Con los dedos índice y anular de la mano derecha apreté y casi pellizqué el pequeño “botón” y volvió a estallar casi con convulsiones y mojando el interior de sus muslos separados…

  • “Me volvés loca, quiero más, metela en cualquier lado, entrá y no pares, por favor, cada vez aguanto menos”…
  • Tranqui Mabel, querías una buena cogida y te voy a dar varias pero dejame manejar los tiempos…
  • “Síííííí´, pedazo de mierda que es mi marido que nunca me hizo acabar con la lengua…  Usame el culo, yo sé que te gusta, rompelo a cómo te venga en ganas pero no me hagas esperar”… 

                                                  Yo la notaba bastante cerrada de ambas partes y tampoco era el caso de lastimarla y lastimarme en el intento…  Comencé a meter el dedo medio en su vagina y aunque ajustada, dilataba rápido, intenté lo mismo con su ano y a pesar de la abundante lubricación que desparramé por la zona, costaba entrar…  Pensé que pedirme que se lo rompiera era una forma de purgar su infidelidad pero eso, a mí, ya no me importaba tanto…

                                                  Había probado mi punto, verdaderamente la mujer no se resistía porque no podía hacerlo y se desesperaba por ser cogida pidiéndolo con palabras y movimientos.  Mis pulmones no se habían resentido y mi miembro, aunque no lo notaba crecido, cumpliría sin problemas el fin deseado…  Habría que darle el gusto y apoyé mi glande entre sus labios vaginales para presionar…  Era muy estrecha y acusó el paso a su intimidad con un gemido profundo mezcla de dolor y goce.  Era un gusto sentir como rozaba sus paredes y cuando hice tope en su matriz no pudo evitar un pequeño grito haciendo fuerza hacia atrás para que pudiera entrar más, desafiando con sus ganas atrasadas a la física de los cuerpos… 

                                                  Enseguida comencé con un ritmo pausado que se fue incrementando hasta convertirse en un mete-saca casi violento que ella sufría con gritos sofocados y gozaba con una serie de pequeños orgasmos encadenados, no me urgía acabar y ella gozaba de todo ese tiempo con el miembro moviéndose en entradas y salidas… 

                                                  Mientras tanto, mi dedo pulgar estaba profundamente metido en su ano haciendo movimiento para que dilatara y, entre gritos contenidos y gemidos, paró un poco sus movimientos febriles y me pareció oírla llorar…  Allí paré, saqué mi miembro y la hice girar para mirarla a la cara…

  • ¿Qué pasa Cielo?...  ¿Te lastimé?...  ¿Te sentís mal?..., ella contestaba con balbuceos llorando a lágrima tendida y me abrazó fuerte llevando sus brazos a mi cuello…
  • “No, no, disculpame, no te imaginás la felicidad que siento…  Me estás tratando como toda una mujer y me hacés sentir como la mejor de las hembras…  ¿Cómo me voy a sentir mal?, bendito sea este día en que apareciste con ganas de “darme” y bendita la decisión de no resistir a mis propias ganas…  Encima seguís re duro y te preocupaste por atenderme sin perder las ganas…  Dejame darme otro gusto”…

                                                  Se arrodilló, tomó mi pene en sus manos, lo acarició y acercó su cara para besarlo y lamerlo…  Abría grande la boca para introducir el glande que yo notaba hinchadísimo, no llegó a meterse ni la mitad, su boca era muy chica y se dio cuenta que lo rozaba con los dientes, entonces lo sacó, lo lamió de arriba abajo repetidas veces, lo ensalivó de modo abundante, se giró y me pidió que se lo metiera en el culo… 

                                                  Sí, con casi  esas palabras, “metémelo en el culo”, así lo dijo…

  • No creo que así te vaya a entrar sin producirte mucho dolor, se nota que no lo usas mucho…
  • “Una sola vez en veinte años y desde esa vez, le dije que nunca más.   Con vos es distinto, necesito que entres aunque lo rompas o lo rajes y aún cuando las lágrimas sean de dolor”…
  • No te voy a decir que no porque es una tentación que tengo desde hace tiempo, es un culo soñado pero hoy, tratemos de ir despacio, ya habrá otras oportunidades para que se amolde y me recibas mejor…
  • “Las veces que vos quieras y en las posiciones que vos quieras”… 

                                                  La giré nuevamente, la hice sentar en el borde del mostrador, apoyó los antebrazos y parte de su espalda en él y le levanté las piernas por sobre mis hombros…  Ella me miraba embelesada y expectante, apoyé el glande en el orificio pequeño y mientras pellizcaba suavemente su clítoris, hice fuerzas para entrar…  Notaba que trataba de relajarse pero costaba hasta que un pellizco más fuerte la hizo saltar y el glande entró entero, no sólo el glande, por la fuerza que hacía y la lubricación, el miembro entró hasta la mitad… 

                                                  Hasta a mi me dolió y el grito de ella con un “Ayyyyyyyyyyy” profundo no se hizo esperar, lo traté de amortiguar con una de mis manos en su boca y, en el movimiento hacia adelante, entré hasta hacer tope…  Tenía razón, ahora las lágrimas y la cara de desesperación con los ojos desorbitados, no eran de felicidad…  Me quedé un rato quieto acariciándole los pechos y los pezones con una mano y con la otra el clítoris hasta que ella sola comenzó a moverse… 

                                                  Los músculos se habían adaptado y comencé a aumentar el ritmo de penetración, ya era “pistonear” en su culo y notaba que ella se mordía los labios y se asombraba estremeciéndose en orgasmos.

  • “Síííí, sacámela por la boca, me partiste el culo pero me encanta, tengo orgasmos, tengo orgasmos” -repetía- “no me acabes, no me acabes, dame tu leche en la boca” -pedía-… 

                                                  Luego de un rato de “bombear” en su “culito” yo no aguantaba más y lo saqué para darle gusto…  Ella se incorporó, se agachó, metió el glande en su boca sin hacer ascos y se tomó todo sin desperdiciar ni una gota…  Me aparté y quedé sentado a un costado del mostrador notando que existían unos vestigios de falta de aire, me había excedido un poco…

                                                  Ella quedó acostada sobre el mostrador de atención a los clientes, con una sonrisa en sus labios que la denunciaba y acusaba pero contenta…  Cuando estuvimos recuperados nos miramos y nos reímos de nuestras “fachas”…  Me incorporé y comencé a vestirme porque ya me imaginaba las “charlas” posteriores, ella iba a hablar y le hice una seña a fin de dejarlo para otro día, lo entendió y sólo me dijo:

  • “Gracias y muy pronto no porque me he dado cuenta que me rajaste de verdad y me arde bastante pero hay que “practicar” más…  Siento que sos “mi dueño” y con que me digas “quiero” para mi será suficiente”…

                                                  Me sonreí, le di un beso, abrí la puerta y observando que nadie viera, salí con rumbo a mi casa, esperaba llegar sin que estuviera mi mujer para bañarme y sacarme los “aromas” extraños de encima.  Tuve suerte, aún no había llegado y no lo hizo hasta que terminado de bañarme y perfumarme me encontraba frente a la pantalla jugando en la compu… 

                                                  Me preguntó por Mabel y le dije que me había contado que estaba “rayadísima” con el marido y el hijo y que era evidente que necesitaba descargarse con alguien, aunque más no sea contándolo…  Me contestó que a ella le hacía lo mismo cuando se quedaba charlando y que tenía una vida nada envidiable aguantando a esos dos, le pregunté por la hermana y me contó más o menos lo mismo, luego me dejó solo para preparar la cena… 

                                                  No lo demostraba pero estaba contento porque algunas cosas comenzaban a darse acorde a los deseos solicitados…  Mañana sería otro día…

continuará.

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gracias.

GUILLEOS 1

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MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (8). Corregido y editado

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (7). Editado y corregido

El pacto. (37).

El pacto. (36)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (13)

Me hicieron creer que era afeminado. (38)

Mis primas de la capital. (6).

El pacto. (35).

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (5) Editado y corregido.

El pacto. (34)

Me hicieron creer que era afeminado. (37)

El pacto. (33).

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (12)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL. (4). Editado y corregido

El pacto. (32)

Me hicieron creer que era afeminado. (36)

El pacto. (31)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL (3) Editado y corregido.

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (11)

El pacto. (30)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL (2) Edición corregida.

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (10)

Me hicieron creer que era afeminado. (35)

El pacto. (29)

El pacto. (28)

Me hicieron creer que era afeminado. (34)

El pacto. (27).

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL (1) Edición corregida

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (9)

El pacto. (26).

Me hicieron creer que era afeminado. (33)

El pacto. (25).

El pacto. (24).

Me hicieron creer que era afeminado. (32)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (8)

El pacto. (23).

El pacto. (22).

Me hicieron creer que era afeminado. (31)

El pacto. (21).

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (7)

El pacto. (20).

El pacto. (19).

Me hicieron creer que era afeminado. (30)

El pacto. (18).

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (6)

El pacto. (17).

Me hicieron creer que era afeminado. (29)

El pacto. (16)

Me hicieron creer que era afeminado. (28)

El pacto. (15).

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (5)

El pacto. (14)

Me hicieron creer que era afeminado. (27)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (4)

Me hicieron creer que era afeminado. (26)

El pacto. (13)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (3)

Me hicieron creer que era afeminado. (25)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (2)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (1)

El pacto. (12)

Me hicieron creer que era afeminado. (24)

El pacto. (11)

El pacto. (10)

Me hicieron creer que era afeminado. (23)

El pacto. (09)

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El pacto. (7)

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El pacto. (5)

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Viaje de un jubilado a La Argentina (50) FINAL

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Cada vez me encanta más la Navidad

Mi vecina de ático y sus habilidades.

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Viaje de un jubilado a La Argentina (40)

El divorcio de mis padres me hizo feliz

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Viaje de un jubilado a La Argentina (34) completo

Viaje de un jubilado a La Argentina (34)

Una Nochebuena especial

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La conversión de mi hijo Eduardo

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Mis primas de la capital (30) y FINAL

Mis primas de la capital (29)

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Mi timidez y mis tías (50) y FINAL

Mi timidez y mis tías (49)

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Mi timidez y mis tías (47)

Mis primas de la capital (27)Estaba muy agradecido

Mi timidez y mis tías (46)

Mis primas de la capital (26)

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Mi timidez y mis tías (45)

Mis primas de la capital (24)

Mi timidez y mis tías (44)

Mi timidez y mis tías (43)

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Mi timidez y mis tías (42)

El tío Culebra me quitó el miedo a los reptiles 1

El tío culebra me quitó el miedo. (2)

Mi timidez y mis tías (41)

Mis primas de la capital (21)

Un jubilado en el cine

Mi timidez y mis tías (40)

Mis primas de la capital (20)

Un pastor en el camino de Santiago

Mis primas de la capital (19)

Mi timidez y mis tías (39)

Memorias de un abuelo (2)

Mi timidez y mis tías (38)

Memorias de un abuelo (1)

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Mi timidez y mis tías (36)

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Mi timidez y mis tías 2

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Mi coño conquistó New York. (2)

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Mi coño conquistó New York.Cuando decidí labrarme

Para un concierto lo mejor es un trío… o más (3)

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Mis primas de la capital (11)

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Mellizos y gemelas, de gavilán a paloma.

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Para un concierto lo mejor es un trío, o más.

Mi ahijado, su hermano y su madre

Mi ahijado, su hermano y su madre

Mis tetas decidieron mi destino por mí.

Entre mi padre y mi tía me quitaron mis complejos.

Mis primas de la capital (9)

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Ayudando a mi mamá

Mis primas de la capitál (7)

Mis primas de la capital (6)

Mis primas de la capital (4)

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Mis primas de la capital (3)

Mis primas de la capital (2)

Mis primas de la capital

Dos que valen por tres.

Al conocer mi adopción encontré la felicidad

El chat me ayudó con mi sobrina (Continuación 2)

El chat me ayudó con mi sobrina (continuación)

Mi gran desgracia mi polla Final

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Mi padre y mi tio tienen los mismos gustos

He tenido mas corridas que km. en mi carrera

Mi gran desgracia .. mi polla

Me casé con una miss

Me gusta ser chófer (TOMO II)

Me gusta ser chófer (TOMO I)

Bienvenida mi jubilación

Tengo una familia atipica pero con mucha memoriT

Bienvenida mi jubilacion tomo 2

Mi primer viaje en avión

Desde el balnerario con amor

El chat me ayudo con mi sobrina