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Me hicieron creer que era afeminado. (25)

en Amor filial

                                                  Desde la misma puerta Rosa quedó deslumbrada por el taller que había conseguido después de decorarlo yo mismo, si lo hubiera visto cuando llegué por primera vez no lo reconocería pero ahora no tenía nada que envidiar a otras tiendas vecinas.   Mientras admiraba las paredes pintadas, el suelo enmoquetado, la amplia mesa de trabajo, el rincón donde tenía la máquina de coser y los cuadros de moda “vintage”, además de las plantas, vio el probador, los maniquís, se fijaba en todo sonriendo feliz y me puse detrás de ella abrazándola a la vez que la besaba en el cuello y apoyando su cabeza en mi hombro ronroneaba como un gato satisfecho a la vez que le iba bajando la cremallera de la espalda del vestido, levantó los brazos y lo saqué por la cabeza dejando la prenda colgada en un maniquí como si fuera para exposición.

                                                  Rosa era una buena profesional de la confección y ahora en su mejor momento profesional recordaba que su verdadera vocación era diseñar y coser, por supuesto le gustaba la enseñanza pero con aquella troupe de hijas de papá que sólo iban a clase para ocupar su tiempo de ocio se sentía frustrada, quizás por eso cuando descubrió que mi único afán era aprender se volcó totalmente a mí para que consiguiera mi sueño.

                                                  Abrazándola por detrás la fui acariciando, mis manos paseaban por su estómago y su vientre, no quería demostrarle que sólo quería follar, también quería agradecerle todos los desvelos que había tenido conmigo y la mejor forma que conocía era hacerla sentir valorada como merecía.

                                                  A sus cuarenta y cinco años estaba en la flor de la vida, todavía tenía un cuerpo muy deseable sumado a la experiencia que había adquirido, además tenía una psicología tremenda, me lo había demostrado cuando celebramos aquella fiesta con la Directora, sabía que a ella le gustaba la dominación y no dudó en asumir el papel de Ama para hacer feliz a aquella mujer.

                                                  Ahora entre mis brazos se refugiaba en mí, seguía siendo su alumno preferido pero quería que la hiciera mía, ella misma me cogió las manos, con las suyas sobre las mías, yo seguí acariciándole el vientre y el ombligo, con nuestros dedos entrelazados era la que me dirigía llevándome hacia arriba, llegamos hasta el sujetador que le oprimía las tetas, con el volumen que tenía le caían un poco sobre los aros, me gustaba sentir el tibio calor sobre mis dedos pero Rosa quería dármelas y levantó los brazos sobre su cabeza, el pecho se elevó quedando como en tiempos no muy lejanos lo había lucido, dejando un hueco por debajo del sujetador que pronto fue rellenado por una franja blanca de piel suave.

                                                  No tuve que hacer ningún esfuerzo para pasar los dedos por debajo de los aros y ahuecarlos un poco, las tetas cayeron libres y altas, se miraba en el espejo y veía como mis manos de apoderaban de aquellas dos maravillas que deformaban la redondez del pezón formando un ovalo al tenerlas tan elevadas, con el sujetador en la barbilla le solté el cierre, ya no le hacía falta porque mis manos lo habían sustituido.

                                                  Al bajar los brazos los senos descansaron en mis manos y pude notar su dureza y suavidad, los pezones al notar el calor salieron para que los rodeara con los dedos, las tetas tenían un peso importante, eran las de una mujer adulta y al amasarlas se adaptaban a mis dedos.

  • ¿Te gustan mis tetas Carlos?
  • Puedes jurarlo, tienes unos pechos que están pidiendo a gritos que me los coma.
  • A mí también me lo piden, están muy sensibles, con los dedos sólo ya me estás mojando.
  • Es lo que más me gusta de ti, además de unas tetas preciosas y sensibles tienes un coño que rezuma sensualidad, me estás poniendo a mil y mi polla está deseando que le dediques tus caricias.
  • Ya la noto en mi culo, me está presionado hace rato pero me gusta cómo me abrazas, me siento más mujer cuando estoy entre tus brazos.
  • Date la vuelta, me encanta sentir el tacto de tu cuerpo con el mío.

                                                  Rosa se giró lentamente a la vez que de mis manos se escurrían de sus pechos pero fueron hacia sus nalgas, no tenía el culo muy grande, me miró y me fijé en sus ojos, eran color canela y su pelo recogido detrás los agrandaban, busqué las horquillas que se lo recogían y tiré de ellas, una melena castaña con mechas rubias se soltó y cayó a lo largo de su espalda.

                                                  Sus manos habían soltado mi cinturón y con la cremallera abierta el pantalón cayó al suelo, palpó el bulto alargado que subía por mi cadera izquierda, recorría su longitud desde los huevos hasta que llegaba al final para empezar de nuevo, se arrodilló y besó el bóxer siguiendo el tronco que se delataba sin vergüenza, yo esperaba de un momento a otro que bajara el elástico y tirara hacia abajo haciéndole saltar a su cara pero Rosa estaba en plan cariñoso y apoyó su cara sobre el tronco caliente, apenas le daba besos suaves sobre la tela y frotaba su cara sintiendo las venas hinchadas en su mejilla.

                                                  Desde arriba la miraba con cariño, la melena le rodeaba los hombros y no me dejaba ver más que su culo todavía con las bragas juntándoles las nalgas, sus tetas se pegaban a mis rodillas pero para mí era más que suficiente, notaba el roce de sus pezones lo suficiente y la polla seguía palpitando esperando su siguiente movimiento.

                                                  Rosa me sorprendió porque sus manos subieron por debajo de los camales del bóxer, según iban ascendiendo acariciaban los muslos haciendo que mis huevos depilados se contrajeran contra la polla haciéndose pequeños pero duros y ásperos, cuando una de sus manos atrapó al par estaban tan pegados a la polla que parecían que habían desaparecido, con la otra mano siguió por la cadera hasta llegar al capullo, pasó la mano sobre la piel retraída y suavemente la acompañó para llegar a estirarla hasta el final, con los dedos rodeó el anillo que tensaba el frenillo, mi polla estaba con una tensión peligrosa y más cuando se decidió a pasar los dedos por debajo del tronco y rodearlo con el puño cerrado, recorrió a lo largo varias veces y cuando lo acercaba a sus labios lo besaba.

                                                  La mujer de rodillas frente a mí sentía en su mejilla el calor de mi verga hinchada hasta el máximo y con mucho esfuerzo tiró de ella hacia abajo, fue doloroso para mí porque la postura natural de la polla erecta era subir pegada buscando el ombligo pero ahora ella estaba empeñada con sacarla por debajo del camal y lo consiguió, rozando en la tela que ya no podía ceder más, cuando al fin salió quedó mirando directamente a sus ojos.

                                                  También me equivoqué al esperar que se la metiera en la boca directamente pero Rosa llenó de besos tiernos todo el tronco hasta que llegó a la punta, con la lengua intentó introducirla en el meato y al no poder conseguirlo rodeó el glande con los labios.

                                                  Como siempre me ha ocurrido y aunque me estaba proporcionando un placer enorme la cogí de los codos y la hice levantar, no me gustaba ver una mujer a mis pies y al ponerse en pie me abrazó pegándose a mi cuerpo, mi polla obligadamente horizontal presionó su pubis pero Rosa bajó las bragas lo suficiente para que pudiera alojarme entre sus labios genitales.

                                                  La polla se abrió paso y a la vez que Rosa se pegaba más y más a mí la verga iba desapareciendo entre sus labios, noté el paso rozando su clítoris que me produjo la sensación de que se negaba a dejarme seguir, rozó con cierta dificultad pero al fin pasó hasta que sus labios menores me dieron cobijo.

                                                  Rosa me besó en la boca rodeándome con su brazos la cabeza y yo la cogí de las nalgas y tiré hacia mí, ella movió apenas la cintura hasta alinear la entrada de su vagina y se lo agradecí porque al momento noté libre el paso, presioné sobre su culo y pude pegarme a ella pubis con pubis.  El calor del coño me envolvió y la tensión vivida fue el motivo del chasquido que sentimos a la vez, la sensación de los besos de Rosa y la entrada de mi polla hasta el fondo en su coño fue lo que produjo que estalláramos en sendos orgasmos, a la vez que su cuerpo vibraba en espasmos yo me agitaba trasvasándole ráfagas de leche, los gemidos ahogados por el beso pasional no se interrumpieron  hasta que sentí que la polla iba reposando fláccida y el semen iba saliendo de su vagina, ella siguió temblando sin querer separarse de mí.

                                                  No era muy pesada porque la cogí en brazos y sin apenas moverse la llevé hasta el sofá.  La dejé tumbada casi desmayada apoyando su cabeza en mi cuello y no hizo ningún movimiento cuando la dejé sobre el asiento, acabé de quitarle las bragas y me alejé del sofá, admiré su cuerpo desnudo, todavía respiraba agitadamente y en su pecho y sus mejillas se marcaba el rubor de la excitación, entre sus piernas se notaba el brillo de sus flujos mezclados con mi semen.

                                                  Mi polla ante la visión volvió a levantar la cabeza a impulsos nerviosos y me acerqué a ella, sin abrir los ojos separó las piernas, no hablamos ni una palabra pero con los brazos me invitó a entrar entre sus muslos, me dejé caer suavemente y sus labios se abrieron a mi paso, el clítoris estaba asomado duro y brillante y el glande pasó rozándolo hasta que se coló directamente, no paré ni hice escalas, fui directamente hasta el fondo por la suavidad de la lubricación que tenía y sólo un gemido me anunció que había llegado donde ella me quería tener.

  • Ya estás en mi, muévete pero no te salgas del todo, no quiero que me dejes sola, fóllame suave y hazme el amor como nadie me lo ha hecho.

                                                  Me moví despacio pero presionando las paredes de la vagina, ella me estrujaba el glande con sus músculos, estuvimos degustando todas las sensaciones que pudimos gozar.

  • No te corras adentro por favor, me gustaría que me llenaras las tetas de leche, quiero repartirla sobre ellas y que mis pezones las saboreen.

                                                  Me extrañó porque mi intención era volver a correrme adentro pero era tal el deseo que le noté que apurando al máximo y saliendo casi ya la leche vacié sobre sus pechos toda la que tenía, los goterones cayeron a discreción, unos sobre los pezones y otros sobre las tetas y muchos entre ellas escurriéndose al canalillo, incluso alguna lechada le llegó a la cuello pero Rosa fue repartiendo por su pecho toda la espesa blancura hasta cubrir de brillo desde la garganta hasta el estómago.

                                                  Todavía estaba convulsionando cuando me tumbé a su lado, pasé el brazo por debajo de su cuello y ella se giró a mi lado apoyando su cabeza en mi pecho, sus tetas se pegaron a mí costado todavía húmedas de semen, estuvimos un rato en silencio, por el escaparate veíamos pasar a gente ignorante de lo que sucedía sobre mi sofá-cama.

  • Carlos, ¿sabes una cosa?, soy muy feliz a tu lado.
  • Y yo también Rosa y yo también.
  • Creo que no me entiendes, dejando aparte la follada que me has dado me siento feliz sólo con sentirte cerca, nunca me había pasado esto, mi vida no ha sido demasiado fácil y menos con los hombres.
  • No tenía ni idea, supuse que habrías roto muchos corazones de hombres y… mujeres también.
  • Jajaja, ¡lo dices por la Directora! bueno, no te voy a negar que he estado con alguna  mujer y lo he pasado muy bien pero no han sido mi plato fuerte, he probado de todo no creas y me gusta mucho el sexo, hace años hice incursiones en tríos y orgías “familiares” te podría contar muchas cosas pero no quiero aburrirte.
  • No te preocupes, me interesa todo lo tuyo.
  • No fue nada… la curiosidad, el tener buenos amigos en un momento donde lo tenía todo y poco más.  Jajaja.
  • Pero has dicho orgias familiares.
  • Es una forma de hablar, alguna reunión con mis primos en Navidad, ya se sabe,  dos copitas, unas manos que se pierden y cuando te das cuenta estás con dos o tres pollas llenándote por todos lados.
  • Te entiendo y no me importa, yo también he tenido alguna cosilla por ahí.
  • Algún día me contarás pero creo que estos ratos no van a durar mucho en el tiempo, se avecinan nubes negras para la Academia.
  • ¿Qué pasa Rosa?  No sabía nada.
  • No lo sabe más que la Directora, yo y ahora tú, para la temporada que viene no hay alumnos inscritos, sólo tú y Adela y ya ves, Adela sólo va para no aguantar a su marido y tú eres la única persona por la que lo voy a sentir.
  • ¿Y qué va a ser de ti, tienes algún trabajo a la vista?
  • No, de momento no pero no te preocupes, tengo un dinerillo ahorrado y siempre me saldrá algún remiendo para seguir tirando.

                                                  Atraje hacia mí a Rosa, besé su frente y sus parpados y al llegar a la boca nuestros labios se pegaron, calientes y húmedos se abrieron y nuestras lenguas se enredaron, se inclinó sobre mí y sus tetas se deslizaron sobre mi pecho, lentamente subió una pierna encima y quedó tumbada a lo largo de mi cuerpo.

                                                  Mi polla no tardó en acusar el calor de su vientre y fue creciendo, ella tuvo la intención de incorporarse y sentarse para cabalgarme pero no la dejé, la mantuve sobre mí atrapando la polla entre los dos.

  • Rosa, tengo que decirte una cosa, lo llevo pensando algún tiempo pero no me he atrevido hasta ahora, aparte de todo te tengo un gran respeto igual que admiración y agradecimiento por todo lo que has hecho por mí, me dijiste que tu vocación real era diseñar y coser y te quería proponer que nos uniéramos y trabajáramos juntos, seríamos socios.
  • Querido Carlos, eres un amor, te agradezco infinito lo que me propones pero no debo aceptar, tú tienes un camino muy importante que recorrer y tu destino es ser un gran modisto, no puedo ni debo entorpecer tu carrera aunque me gustaría seguir en contacto contigo, eres una buena persona y es muy fácil quererte, si fuera más joven no te dejaría escapar, jajaja pero es cierto, debes seguir sólo, tomar tus decisiones y equivocarte o acertar tú solo.
  • Me has emocionado Rosa, no soy más que un muchacho recién salido del huevo aunque lleno de ilusión, que por alguna razón les caigo bien a las mujeres pero necesito una persona como tú a mi lado, ¿qué me dirías si te vienes conmigo?, no te podría pagar mucho al principio, ya sabes, depende del trabajo y podría confiar en ti como con nadie.
  • Sólo lo haría como empleada tuya, no quiero influir para nada en ti, ni en tu trabajo ni en tu vida, sería casi invisible.
  • ¡Pero seguiríamos follando seguro!  Jajaja, si no lo dejo todo, jajaja.
  • Por supuesto a esto no renunciaría nunca, follaríamos cuándo y cómo quisieras y sobre todo no te molestaría lo más mínimo en tus aventuras con ninguna, tu vida sería totalmente libre.
  • Y la tuya también, eres muy joven y si encuentras una persona pasa salir, follar o lo que quieras sabes que cuentas con mi apoyo, seremos un equipo de lo más liberal.
  • Me gusta cómo lo dices, me gustaría empezar follándote, ahora encima de ti sólo tengo que meterme tu polla en mi coño y firmamos el “contrato”.
  • De acuerdo, yo pongo “la pluma”.
  • Y yo el “tintero”, jajaja.

                                                  Rosa se deslizó sobre mi cabeza y cuando volvió a bajar mi polla horizontal la estaba esperando, con una pierna a cada lado mío fue metiéndola en su coño hasta que mis huevos hicieron tope, nos besamos y ya iba a trotar sobre mí cuando…

  • ¡Buenas!, ¿hay alguien?
  • ¡Por Dios!  ¿Quién puede ser?

                                                  Miré hacia la puerta de la calle, una señora cubriéndose los ojos haciéndose sombra miraba al interior, estaba oscuro pero la mujer pasaba al escaparate y seguía husmeando y llamando, Rosa saltó de mí, hizo un ¡plop! la polla al salir y quedó asustada sin saber qué hacer.

  • ¡Pasa al almacén para que no te vea!

 

                                                  Ella obedeció sin dudarlo, yo me puse sólo el pantalón y la camiseta y fui a abrir, reconocí a la señora que llamaba, era la que días atrás se había asomado, lo deduje por las joyas que llevaba y apenas abrí entró hasta la mesa de trabajo.

  • Buenas tardes, soy la Marquesa de Piedrafría, el otro día le dije que volvería y hoy al pasar he visto el vestido que tiene en el maniquí y me encanta, me gustaría probármelo y me lo llevaría.
  • Mmm, lo siento, es que éste vestido es de una amiga mía, lo tengo reservado para ella y se lo llevará en cualquier momento.
  • No me importan sus argumentos, ya le he dicho que soy la Marquesa de Piedrafría y no estoy acostumbrada a regatear, si es por dinero no lo haga, le pagaré el doble de lo que me pida.
  • Perdone señora…
  • Señora no, soy la Marquesa de Piedrafría.
  • Lo siento “señora” el caso es que lo de los Títulos Nobiliarios no lo llevo muy bien, preferiría llamarle por su nombre de pila, con todo el respeto, claro.
  • Mire joven, no sé porque pero usted me gusta, nadie me contradice y le juro que es muy aburrido, todos agachan la cabeza al oír el Título de mi marido, no tengo que hablar más y ya estoy harta, le voy a decir la verdad, me llamo Caridad aunque sólo me llamaba así mi difunto esposo el Marqués, aunque ahora me llaman Cari, en la cama, claro.
  • Pues yo le llamaré Cari.
  • Jajaja, que atrevido es usted pero me gusta y… sospecho que también es buen amante.
  • ¿Buen amante, por qué lo dice?
  • Por ese sujetador de encaje y esas bragas que tiene en el sofá.
  • ¡Aaah!, jajaja, ese conjunto es de una señora que vino ayer y quería tomarse medidas con él puesto.
  • Pues debía tener un cuerpo precioso y… ¿era joven?
  • Casi tan joven como usted.
  • Jajaja, que adulador y como miente, me encanta, quiero que sepa que ya no soy una adolescente… y… nos podríamos tutear, ¿qué te parece?
  • ¡Quién lo diría!, es usted preciosa y tiene una elegancia… me parece perfecto Cari.
  • Eso sí, me gusta el lujo, la ropa cara, la buena comida y una buena pija.
  • Mmm, eso de pija me suena… y ese acento ¿no serás argentina, verdad?
  • Bueno, me descubriste, mi marido el Marqués que en paz descanse se enamoró de mí por el acento pero como era muy celoso me prohibió que lo usara y desde entonces lo he disimulado.
  • Pues conmigo no tienes por qué hacerlo, me encanta, es muy sensual.
  • Como yo y ahora que he heredado no me privo de nada. ¿entonces me pruebo el vestido?  No irás a desairarme.
  • Pasa un momento al probador que voy a por la cinta métrica.

 

                                                  Pasé al almacén, Rosa estaba en un rincón completamente desnuda, había oído la conversación y me miraba asustada pero sonriendo.

  • ¿Has oído a la señora? ¡Quiere tu vestido!
  • Jajaja pero es la Marquesa de Piedrafría, no le puedes negar nada, ¿no sabes quién es?
  • Ni idea.
  • Es una mujer de las más influyentes en los círculos de la alta sociedad, es tu gran oportunidad para que te conozcan, véndele mi vestido y si quiere mis bragas también.
  • ¿Y tú, qué vas a hacer desnuda?
  • Terminar de follarte, no creerás que me he olvidado, jajaja.
  • Hablo en serio, no tengo ningún vestido que ponerte y estamos lejos de mi casa.
  • No te preocupes y termina con la Marquesa de… jajaja
  • ¡Dios mío, qué lío!

                                                  La Marquesa estaba preparada en el probador, ya tenía en una mano su sujetador y sus bragas y en la otra los de Rosa, estaba comprobando si le quedaban.

  • Por favor Carlos ayudame para probarme esto, es de una talla menor pero mis tetas ya no son lo que eran…
  • ¡Qué me dices, si tienes un cuerpo envidiable!, si me permites te diré que unas tetas como esas no las había visto nunca y el vientre… plano como una pizarra de colegio, seguro que no has tenido hijos.
  • ¿Qué no he tenido hijos?, tuve tres y tres chicas preciosas, bueno dos, porque la otra…
  • No puede ser fea siendo hija tuya Cari.
  • Al contrario es bellísima pero…
  • ¿Le pasa algo?
  • Si, ¡que es negra como un tizón!
  • ¿Negra, siendo tu rubia y argentina?
  • Yo sí pero el padre…
  • ¡Ah, que el Marqués era negro!
  • No, el Marqués era casi albino pero el Embajador de Togo era negrísimo y tenía una pija que le llegaba casi hasta el menisco.
  • Jajaja, perdón Cari, ¿y el señor Marqués?...
  • Por suerte murió seis meses antes de parir pero me dejó su fortuna y sus bienes y crié a Inés en una hacienda en el campo hasta que fue mayor de edad.
  • Que historia más bonita, me gustaría conocer a Inés.
  • Hecho, si me vendes el vestido te invitaré a tomar el té con mis amigas y te presentaré a mis hijas.
  • ¿Y a Inés también?
  • Jajaja, ya veo por dónde vas… sí a Inés también, te gustará mucho, tiene un cuerpo de infarto.
  • El sujetador te sienta precioso y te realza el pecho mucho más que el tuyo y si me permites decirlo tienes unas tetas de lo más sabrosas.
  • Mmm, ya nadie me dice esas cosas, ahora con esto de ser Marquesa, me tienen miedo, vos me agradás, sos sencillo y sincero y por lo que veo yo también te gusto un poco, ¿a ver?

                                                  Al no llevar el bóxer mi polla salió disparada como en los 100 metros libres y Cari no pudo cogerla hasta que dejó de dar saltos, pero cuando lo hizo lo primero que probó fue retirar la piel del prepucio.

  • Igual que el Embajador, igual, el capullo lo tienes igual.
  • ¡Pero si le llegaba a la rodilla…!
  • Ese era el problema, que no pude aguantar toda la pija y mirá que lo intenté pero sólo me metió la mitad.
  • ¿Crees  que la mía te cabría toda?  No es tan larga.
  • Pero es gruesa y me da miedo.
  • Te aseguro que ha entrado en muchas cuevas y pozos más estrechos todavía.
  • ¿Cuándo dices estrechos te refieres al orto?
  • Exacto, normalmente cuando la meto, la meto en todos lados.
  • Yo no podría aguantarla, me partís en cuatro con eso.
  • Serías la primera Cari.
  • Sos muy tentador Carlos.
  • Sólo tienes que pedirlo y te cogeré mejor que el Embajador.
  • ¡Qué bien suena eso Carlos!  ¿Te parece bien aquí mismo?
  • Donde quieras, apóyate en el taburete y respira hondo, voy a por algo que necesito.

                                                  Volví al almacén, Rosa nos estaba oyendo y su mano estaba entre sus piernas, me la enseñó y la tenía mojada.

  • Me sabe mal que oigas todo.
  • No te preocupes que no me aburro, me habéis puesto a cien y por mí no te preocupes, ya te lo dije, fóllatela sin miedo, conmigo estás cumplido.
  • Está bien voy a coger condones y crema, le voy a llenar el culo.
  • Es lo mínimo por mi vestido y mis bragas, jajaja.

                                                  Cari ya estaba apoyada en el taburete cuando entré, al verme por el espejo se dio la vuelta y me vio ponerme el condón.

  • Esperá un poco, dejame comerme esa verga antes de envolverla para regalo.

 

                                                  Tenía años de experiencia y me dio una mamada de antología, luego se volvió separando las piernas, la unté con la crema sin escatimar y cogido a su cintura apunté al culo de primeras.

  • ¡No, hijo de la gran… por ahí no, aaaaggg, métela en la concha!
  • Perdona que no te obedezca pero mi polla me obedece a mí y esta vez la vas a probar a mi manera.
  • ¡Aaaag!  Por todos los peces del Río de la Plata, me rompiste el culo, no voy a poder… sentarme en muchos días.
  • No te preocupes que ya pasó lo más gordo, avísame cuando te llegue al final.

                                                  No me avisó porque mi polla se acabó antes que ella quisiera darse cuenta, las tetas le caían como una cascada por debajo y se balanceaban a mi ritmo, el esfínter aguantaba acompañándome al entrar y salir, se corrió inesperadamente pero seguí follándole el culo hasta que se arrodilló en el taburete.

                                                  Con la polla en ristre esperé a que abriera las piernas y las coloqué en mis hombros, tenía el coño depilado y, aunque no era tan terso como el de Rosa, pedía ser follado a fondo y lo hice.

  • ¿Te puedo pedir un favor? Quítate el condón y córrete en mi concha.
  • Lo siento pero aunque tienes un coño perfecto, no acostumbro a meterla sin gabardina.
  • ¿No podrías hacer una excepción?
  • Si quieres te echo la leche en las tetas, se lo merecen.
  • Como quieras pero estás en deuda conmigo.
  • La próxima vez te llenaré de leche hasta el culo si quieres.
  • Entonces seguramente serán muchas más veces.

                                                  Por supuesto le vendí el vestido de Rosa, se lo probó y le venía un poco justo de pecho pero no le importó, los collares de oro y perlas la cubrían sobradamente, también le regalé el sujetador y las bragas de Rosa, estaban un poco húmedas pero ella estaba mucho más y no lo notó, sacó el talonario y me lo dio firmado, me quedé indeciso, me miró y puso un uno y sin mirar añadió unos cuantos ceros, cuando se fue ya salió Rosa de su escondite, estaba preciosa, desnuda como había venido al mundo, sus tetas bailaban al son de sus pasos y lo primero que hizo fue quitarme el condón.

  • ¡Quítate eso que no te favorece!
  • Contigo no lo uso, he querido conservar mi polla para ti, creo que la Marquesa es un poco promiscua y no sé cuantas pollas se traga al día, jajaja.  ¿Seguimos?
  • ¿Por dónde íbamos?  ¡Ah sí, yo te estaba montando con tu polla tocándome las amígdalas! , jajaja.
  • Pues ahora te voy a llenar el coño de leche hasta hacerte toser.
  • Eso quisiera yo, fóllame ahora tú a mí, me pongo en cuatro.
  • ¿Quieres crema o en seco?
  • De seco nada, estoy muy mojada, no me hace falta crema, me gusta tu polla al natural.

                                                  Terminamos la tarde follando, ya sin prisa, con el cheque sobre la mesa probamos todas las posturas que se nos ocurrieron, era un festival de erotismo y con la ventaja que nos apreciábamos de verdad, Rosa no las contó ni yo tampoco pero nos corrimos muchas veces, al final a mí ya ni me salía semen pero la sensación era la misma, Rosa parecía que eyaculaba como yo mojándome la polla y los huevos.

                                                  Ya era de noche cuando salimos del local,  de un retal de tela de forro  brillante le cosí un vestido o sea una especie de saco sin mangas que parecía de seda al brillar en la noche, sin bragas y sin sujetador era como una segunda piel y cuando subimos en el ascensor de mi casa tiré de una costura y la descosí de una vez, la tela cayó y desnuda entró directa a mi habitación.

                                                  De la nevera recogí lo que pude y sobre la cama cenamos un poco, Rosa con las piernas abiertas me enseñaba el coño brillante y mi polla dando cabezadas ya le  anunciaba lo que venía de postre.

                                                  En el suelo quedaron los restos y en la sábana tumbada boca abajo me recibió, entre sus nalgas le hinqué la polla en el culo, al principio arañaba la sábana pero luego se fue levantando hasta apoyar sólo la cabeza en el colchón, me hundí en ella y al notarme demasiado embalado me dijo.

  • Carlos, acuérdate de la Marquesa, tu leche la quiero en el coño.
  • Te la estoy reservando, cuando te la saque del culo te regaré el coño para que duermas bien.
  • Esta noche dormiremos los dos muy bien o… quizás no, porque no sé hasta cuándo podremos aguantar a este ritmo.
  • Lo veremos.

                                                  A los pocos días la Directora de la Academia nos reunió, primero nos preguntó cuántos íbamos a seguir y un silencio se apoderó de la clase, tímidamente levanté el brazo y luego Adela me siguió, las demás se miraron unas a otras intentando justificarse entre ellas, la Directora habló mientras Rosa con la cabeza baja asentía seria.

  • Queridos alumnos, tengo una mala noticia que daros, como veis sois muy pocos para que la Academia pueda seguir manteniéndose pues no tenemos fondos para ella, nos vemos obligados a terminar este curso y no seguir el próximo, lo siento por todos pero sobre todo por Carlos porque sé que es su ilusión, perdóname Carlos.
  • Gracias pero lo entiendo, os agradezco a todas vuestra dedicación y el haberme dado la oportunidad de aprender de vosotras, a Rosa creo que no hace falta que le explique, le debo mucho, más de lo que podéis imaginar (aparte de un vestido y un conjunto de encaje negro) y haré lo posible por compensarla, ella lo sabe bien.
  • ¿Pero no dejaremos de vernos verdad Carlos, mi marido pregunta mucho por ti?
  • No te preocupes Adela, contigo y con tu marido siempre estaré en deuda y me honrarás se vienes a visitarme, te prometo que tus vestidos serán especiales, no olvides que ya tengo tus medidas.
  • Gracias Carlos, no tardaré en ir y no sola.

                                                  Las clases siguieron igual sólo con la seguridad de que no seguiríamos, para las chicas parecía que era una liberación porque iban a la fuerza por diferentes motivos por eso quisieron hacer una fiesta, no eran muchas pero entre todos compramos bebidas y del horno de Vero llevé canapés y pastas, en el centro de la clase dejamos un hueco y pusimos varias mesas juntas y en ellas las bebidas.

                                                  Al principio las chicas bebían zumos y cola pero Adela abrió la botella de ron y la de ginebra, la chicas se animaron y una de ellas contó que no hacía mucho había estado celebrando una despedida de soltera, las miradas de todas convergieron en mí y Rosa se rió tapándose la cara, ya se imaginaba lo que me esperaba.

                                                  Las chicas hicieron corro sentadas en la mesa central y me hicieron subir a ella, con palmas empezaron a cantar canciones sensuales para que bailara, yo no tengo buen ritmo pero “don Ballantine y don Bols” me ayudaron dándome el empuje que necesitaba y cuando me quité la camiseta y vieron que estaba depilado empezaron a gritar desaforadas pidiendo también los pantalones como trofeo.

                                                  La gran animadora era Adela y cuando me quedé sólo con el bóxer ella fue la encargada de tirar de él, las demás calladas  esperaban ver una pollita de mariquita (no sé qué tiene que ver) pero al ir descubriendo lentamente el rabo que guardaba, los ojos y las bocas se fueron abriendo admiradas.

                                                  Al quedar la polla al aire a 45º ninguna sabía que hacer menos Adela y Rosa que disimulaba sonriendo divertida, Adela subió a la mesa y se bajó las bragas haciendo flexiones con la falda en la cintura, jaleándome con palmas me acerqué a ella y sin más la cogí por la cadera y se la metí en el coño, las que estaba en primer plano le contaban a las otras cómo se la había tragado sin rechistar y ya empezaron a aflojarse los botones de las blusas y camisas.

                                                  Estuve metiendo y sacando polla con Adela hasta que se corrió, las demás admiraron la rapidez en correrse, posiblemente no estaban acostumbradas a eso por lo que alguna quiso probar pero  Adela se impuso y les dijo que no pero les propuso un juego, más arrimadas aún contra la gran mesa las hizo quitarse las faldas y las bragas y abrir las piernas, me escurrí por debajo de la mesa y fui chupando los coños de todas las alumnas, los encontré de todos los modelos y tamaños, finos, gruesos, abiertos, cerrados, con clítoris mínimos o muy desarrollados, incluso había uno que parecía un mini pene, una a una se les oía gemir mientras que las vecinas notaban como mis dedos las iba preparando, se fueron corriendo una a una a la vez que Adela me pasaba “cuba libres” por debajo de la mesa para “enjuagarme la boca”, la última fue Adela, el sabor de su coño era inconfundible, me recreé en ella y le provoqué un orgasmo que la hizo escurrirse del asiento, lo que me permitió morderle también las tetas.

  • ¡Qué maravilla, nunca me habían hecho esto, parecía que estaba en un sueño!
  • No me lo esperaba de Carlos, tiene la lengua más ágil que ha probado mi coño, ¡creí flotar en una nube!
  • ¡Pche!  No ha sido para tanto, creí que iba a ser otra cosa… normalito…

                                                  Las chicas comentaban la sensación de sus comidas de coño “anónimas” pero una, la más escéptica dijo que ella había fingido el orgasmo, las demás no le creyeron y quisieron que repitiera con la fanfarrona pero Adela que sabía por dónde iba la cosa se impuso y me dijo al oído.

  • Carlos ahora es la tuya, haz que no se olvide nunca de esta fiesta, toma mi crema hidratante.

                                                  Me guiñó el ojo y como maestra de ceremonia anunció a los cuatro vientos que la muchacha “incrédula”  iba a tener el mayor orgasmo de su vida y que no lo olvidaría, las demás la jaleaban a ella o a mí según sus preferencias, con cierta envidia miraban mi polla amenazante y trataban de tocarla, yo me sentía como un gladiador en la arena y me acercaba a ellas para que admiraran de cerca el capullo rojo y brillante, algunas abrían la boca y sacaban la lengua queriendo que las ”invitara” y les dejara chupar pero cuando estaba a corta distancia mi polla saltaba y las esquivaba.

                                                  Al estar depilado se apreciaba la verga en todo su esplendor y aumentaba la algarabía, ya entre ellas se organizaron apuestas, curiosamente pronto se pusieron de acuerdo cual sería el premio, querían que las follara pero ahí me impuse yo, sería a mi manera y no habría quejas ni de las que ganaran ni las que perdieran, todas tendrían mayor o menor premio, con la euforia del reto todas aceptaron sin problema y yo quedé desnudo con la polla provocando a las “masas”.

                                                  Sobre la mesa pusieron retales para que no fuera tan fría la escena y subieron a la chica incrédula, la mujer ya no era ninguna cría, los treinta y muchos los tenía ya en la espalda pero con el vestido que llevaba engañaba pues cuando le exigieron que se desnudara apareció un cuerpo muy proporcionado y cuidado, las tetas sin signos de la gravedad y los pezones demasiado gruesos para no tenerlos en cuenta.

                                                  Adela la hizo ponerse en cuatro, todas las demás se colocaron detrás de ella para no perderse detalle, en un alarde de liderazgo le untó de crema el coño, las demás opinaban que ya estaba bastante mojada con mis lamidas pero Adela le extendió la crema hasta el culo, al acercarme Adela me cogió la polla entre los aplausos de las demás y la encaró en el coño, la chica se quejaba que le dolía medio en broma pero las demás pedían “sangre” incluso poniendo el pulgar hacia abajo, le clavé la polla y ya no se oyó reír sobre todo al notar que en dos golpes le hundía el útero hasta el fondo, un bombeo rápido y la vagina chorreaba flujo abundantemente, los comentarios subidos de tono impedían oír los chasquidos de mis huevos contra su clítoris hinchado.

  • ¡Oooh, Diooos!  Qué verga, parecía otra cosa, ¡despacio por favor, despacio… aaaagg!

                                                  La chica ya daba signos de correrse boqueando al faltarle aire pero Adela estaba atenta y al primer estremecimiento de su cuerpo me sacó la polla y apuntó un poco hacia arriba, fue un segundo que ni las espectadoras controlaron pero de ver el coño lleno, al glande aplastando el culo hasta hacerlo dilatar y entrar, fue un suspiro.

  • ¡Ayyyy!, me has  abierto en canal, ¡por ahí nooo, que no lo he hecho nunca, soy muy estrechaaa!
 

                                                  Apenas se oyó el grito de la joven pero cuando lo dio las otras ya celebraban y se admiraban de lo “fácil” que había sido, la chica siguió corriéndose, no pudo ni quiso renunciar a aquel orgasmo terrible y cuando acabó cayó de bruces sobre la mesa, entre las piernas la espuma blanca del flujo se escurría lentamente.

                                                  Como era de esperar hubo diversidad de opiniones, unas decían que no había sido para tanto y otras que no lo probarían ni locas pero les hice callar y les exigí pagar la apuesta, una tras otra con la inestimable ayuda de Adela y de la crema fueron folladas primero y sodomizadas después, fue a modo de exhibición, media docena de metidas y afuera y a otra cosa, así pasaron por orden inclinadas en sus sillas y se iban sentando con cuidado a la vez que comentaban como les había ido la apuesta, curiosamente las más remilgadas y temerosas fueron las que más disfrutaron cuando les clavé la polla en el culo, tras el primer impacto pedían y rogaban que no fuera tan breve y siguiera hasta que se corrieran, en cambio aquellas que presumían de estar de vuelta de todo daban puñetazos al aire pidiendo piedad porque temían que iban a tener que ir a ponerse puntos de sutura en el ojal.

                                                  Pero cuando Adela anunció que ella misma iba a ser el final de fiesta todas prestaron atención, fue un verdadero espectáculo, demostró lo que era una buena folladora y recibió de paso una clavada en el culo de antología y como remate se metió la polla en la boca hasta tocar con la nariz el pubis y los huevos, estuvo agitando la verga hasta que la llené de leche, que hasta por las tetas le caía, incluso me sorprendí de la cantidad acumulada con tanta follada pero quedé como un bebé después de que le hubieran cambiado los pañales.

                                                  Rosa sentada un poco más alejada me miró sonriente y levantó el dedo pulgar en señal de aprobación, había sido un fin de fiesta ideal.

                                                  A partir de ese día y hasta que se cerró la Academia las compañeras me miraban de otro modo incluso se insinuaban porque querían tener una sesión privada conmigo y mi polla pero ya habían llegado tarde, el amanerado de la clase ya había dado su “máster class”.

Continuará.

Agradezco sus valoraciones y comentarios.

Gracias.

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