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Viaje de un jubilado a La Argentina (16)

en Amor filial

Este relato no sería posible sin la estimable colaboración de mi amigo Guilleos, un porteño auténtico.

                                                 

                                                  Los dos chicos extendieron sus toallas unos metros más allá de donde estábamos en la playa, en un principio me incomodó pues precisamente estaba la playa casi desierta pero luego me entretuve mirándoles, eran bastante jóvenes sobre todo ella, tenía una cabellera pelirroja que hacía atraer la vista, el muchacho que la acompañaba era moreno con lo que hacían una pareja bastante llamativa, cuando se sentaron estuvieron un rato simplemente tomando el sol, luego el chico se incorporó y estuvo acariciando a la chica, yo imaginaba que le pondría crema como excusa pero simplemente le estaba sobando las tetas, a la corta distancia que estábamos podía distinguir la piel pecosa de la chica y cuando el joven le soltó el sujetador ella protestó y miró con recelo hacia donde estábamos nosotros, debía temer también algún reproche por nuestra parte pero el joven era bastante impaciente y no esperaba para meter mano por donde fuera, la pelirroja se notaba visiblemente incómoda ante el acoso del joven y lo iba frenando como podía.  

                                                  El final se veía venir, el chico demasiado impulsivo y con poca paciencia acabó por levantarse y dejar a la joven abandonada con cara de disgusto, yo, que tengo el corazón demasiado sensible me interesé por la joven, me sabía mal que tuviera esa mala opinión de los hombres aunque no le faltaba razón, cuando nuestras miradas se cruzaron le sonreí y ella me correspondió, seguramente vio en mi a una persona mayor inofensiva y de buenas costumbres, sin duda no se equivocaba y poco a poco la chica se acercó a la carpa, con la excusa de que le diera agua, la pobre iba todavía con el bikini mal colocado por las maniobras de su pareja y cuando llegó a mi lado se lo hice saber, uno de los pezoncitos color azafrán asomaba por el lado del bikini, aunque tenía las tetas bastante desarrolladas los pezones era minúsculos, apenas una areola como una moneda pequeña y un garbanzo como pezón pero tenía su punto sexi. 

                                                  Me gustó con la naturalidad que se lo escondió sin prisas, me dio a entender que lo ocultaba porque no tenía otro remedio, la maldita ley prohibitiva… yo para contentarla levanté un poco la toalla de Corina que se había quedado dormida después de la corrida y le mostré que no tenía nada que temer de nosotros, nos gustaba también la libertad de indumentaria, una sonrisa de oreja a oreja iluminó su cara y se cubrió con su toalla, cuando se la quitó ya no llevaba sujetador y sus tetas salpicadas de pecas llenaron mis ojos, la invité a una coca-cola y nos alejamos un poco para no despertar a los demás, la chica me contó que era uruguaya y estaba de vacaciones, al chico lo había conocido en el hotel y la seguía a todas partes con la clara intención de follarla, quise justificarlo diciéndole que era una criatura preciosa y cualquier joven se vería obligado a perseguirla y lamenté no tener edad para merecerla, quizás por consideración la pelirroja que se llamaba Rosa, quiso halagarme y me dijo que no era tan viejo y que a ella le gustaban los hombres más sentados y educados. 

                                                  No le demostré que le creía sino todo lo contrario, puse cara de resignación y me hice el insensible cuando la chica me quiso animar dándome un beso en la mejilla, olía a rosas como su nombre y sus tetas de cerca eran todavía más apetitosas que antes, me interesé con curiosidad por sus miles de pecas y quiso enseñármelas, era como una novedad para mí pero mi objetivo eran las dos pecas más grandes y abultadas y cuando las toqué “creyendo” que eran iguales a las otras, Rosa se burló de mi “error”, me demostró que aquello no eran pecas sino los pezones que aunque pequeños eran del mismo color, el resultado es que los dos bultos se pusieron duros y ya fue motivo para que los volviera a tocar y entre risas y bromas se los estuve pellizcando hasta que le pedí chupárselos, tan abultados y ásperos estaban que lo consideró hasta como un alivio y consintió, me llené la boca de pezón, de areola y de teta, cuando le rocé con la lengua y el paladar la chica suspiró y se me acercó para que llegara mejor, tumbados en la arena apenas éramos visibles y estuve aspirando y lamiendo hasta dejarle un cerco más rojo de lo que ya eran. 

                                                  Mi polla pese a la follada de Corina estaba cargada y el capullo se dejó ver por el camal del bañador de licra, a la chica le hizo gracia y lo quiso tocar, cuando se quiso dar cuenta lo tenía llenándole completamente la mano, no había tocado ninguno tan grueso y eso le hizo calcular el efecto que produciría, me ofrecí a hacerle una pequeña demostración desinteresada, sólo apuntarle el capullo a la entrada de los labios sin siquiera quitarse el bikini, accedió por curiosidad y porque las lamidas de pezones habían predispuesto su cuerpo y su ánimo, al notar mi capullo ardiente en su coñito tierno le pareció aceptable probar un poco piel con piel y ladeo un poco el bikini permitiendo que entrara apenas la punta del glande, hasta que lo tuvo todo dentro le pareció poco, se fue convenciendo que un poco más cada vez no era nada improcedente hasta que se notó llena de carne dura y  gruesa, Rosa se corrió sin apenas esperarlo y tembló entre sollozos.

  • ¿Qué me ha hecho señor…?
  • Pepe y nada de señor… solamente Pepe.
  • No sé que me ha pasado, es la primera vez que me he corrido sin acariciarme yo, los chicos que he estado sólo me metían y sacaban sus penes y se corrían enseguida y tú sin apenas moverte me has llenado y me has hecho correrme sola.
  • Yo creo que ha sido más cosa tuya que mía, nunca habías cogido con un hombre de verdad que no pensaba sólo en él y que te ha colmado de sensaciones, tú misma te has ido metiendo mi polla, con ganas, con curiosidad, queriendo experimentar el estar poseída por alguien que no te lo había exigido, has sido tú misma, me gustaría decirte que hoy has sido mujer de verdad, no tiene nada que ver que hayas cogido muchas o pocas veces antes.
  • Creo que tienes razón cuando te vi estaba deprimida porque aquel niñato sólo quería que coger y dejarme, me pareciste una persona en quien podía confiar, y poco a poco me demostraste que no tenía la obsesión por mi cuerpo, por eso me has hecho muy feliz, y me has hecho tuya.
  • No lo creas, te has hecho tu misma me has tenido a mí y has dispuesto de lo que te ha apetecido y me has follado tu a mí y me siento muy honrado, además eres una chica preciosa y vales mucho, ojala encuentres a un joven que te haga feliz.
  • Gracias pero ahora que te he conocido no creo que sea fácil encontrar a alguien como tú, y me gustaría pedirte algo, es muy importante para mí, me gustaría sentir como me coges tu a mi ahora, he notado que no te corrías y estarás deseándolo.
  • No me he corrido porque eres una niña casi, no quiero arruinarte la vida, te mereces lo mejor.
  • Me habría gustado sentir tu semen dentro de mí, pero tienes razón, ya he tenido algún susto por eso pero… sigo queriendo que me llenes de tu leche, donde quieras…
  • Rosa, la tentación es muy grande, estar dentro de una chica tan especial como tú no para casi nunca pero estamos muy cerca de mi familia y sería peligroso.
  • Espera… se me ocurre una idea, mira aquellas dunas de arena, sígueme.

                                                  La chica se levantó, aún llevaba un lado del bikini enganchado en la ingle dejando abierta la vagina donde acababa de salir yo, pronto encontró una adecuada, yo podía ver a la carpa de mi familia pero ellos sólo verían a Rosa, me tumbó sobre la toalla y me quitó el bañador, se lanzó como hipnotizada sobre mi polla y después de chupármela hasta ponérmela dura otra vez se sentó sobre mí.

  • Avísame cuando te vayas a correr Pepe.

                                                  Se movió como quiso, dándome placer como mejor sabía, yo me abandoné a sus caprichos y veía aparecer y desaparecer mi polla en su coño con un vello rojo incipiente, cuando ya no pude más con voz entrecortada le dije.

  • Rosa perdona que dure tan poco pero me voy a correr ya.
  • Un momento Pepe, aguanta.

                                                  Se levantó y me escupió en el capullo pero esta vez abundantemente y se volvió a sentar, le costó metérsela un poco más pero cuando entró tenía el glande en su culo  abriéndose paso, luego el tronco y sus labios rodearon mis huevos, se volvió rápidamente y me dio luz verde.

  • Ya puedes correrte Pepe, lléname de tu leche, mi culo es tuyo.

                                                  La obedecí a ciegas levanté las caderas lo que pude y descargue toda la leche que llevaba retenida, las tetas pelirrojas se encendieron de color azafrán y su cara hizo una mueca de satisfacción, se estaba corriendo otra vez. Seguía moviéndose hasta que mi polla dijo basta y se salió, ella la besó como se besa a un niño bueno y le limpio de semen, miró hacia la carpa y todo seguía igual, me dio un piquito en la boca y solo me dijo.

  • Gracias Pepe.

                                                  La vi marcharse, ya estaba lejos cuando su puso la braga del bikini, entre los muslos le brillaba el flujo y mi leche, ya muy lejos se volvió y me lanzó un beso al aire.

                                                  Cuando se fue caminando por la orilla me arrastré hasta la carpa y me destapé una cerveza helada.

                                                  La voz de Corina casi me corta la digestión a mi espalda y sin avisar sentenció…

  • Espero que ese coño adolescente no te haya gustado más que el mío, aunque reconozco que unas tetas pelirrojas tienen mucho morbo.
  • Mmm, me gustaría que hubieras probado la textura tan suave del coño y las tetas de la niña, era pura nube de azúcar tostado pero sólo ha durado mientras lo he saboreado, el sabor tuyo lo tengo grabado a fuego.

No sé  de donde me salió semejante parrafada pero a Corina le supo a gloria, se incorporó y después de comprobar que Elena seguía roncando me abrazó por detrás y me dijo al oído,

  • Sabes que mi coño y mis tetas son y serán siempre tuyas.

Sentí como en mi espalda se me clavaban las dos tetas de la chica, estaban calientes y los pezones se hundían en mis costillas, quiso buscar mi polla por debajo del camal del bañador y se la encontró blanda.

  • Veo que te ha dejado escurrido la pelirroja pero ten en cuenta que tu leche es mi leche.

                                                  Me dio un beso que más que beso fue un mordisco en el lóbulo de la oreja volvió a su toalla, para darme más pruebas ya no se cubrió con la toalla, en cambio se bajó las bragas del bikini y levantó las piernas sobre ella mostrándome el coño y el culo abierto, de las tetas sacó un poco de leche cuando las apretó dejando que escurriera por su redondez hasta gotear sobre la toalla.

  • No es pelirroja pero es morena…

                                                  Corina sabía cómo calentarme y ahora se aprovechaba de que mi mujer estaba a su lado, ella misma estiró un poco del brazo de Elena y le hizo quedar boca arriba, no se llegó a despertar pero Corina se incorporó y sacando la lengua le dio una lamida al pezón de mi mujer, luego mirándome coqueta me dijo.

  • Tampoco es pelirroja pero también sabe a azúcar tostado y a mujer adulta…

                                   Yo me hice el abochornado mientras pensaba que diría si se enteraba de las folladas que tenía con Carla, ya tenía 19 años algo más que la pelirroja pero igual le parecía demasiado joven.

                                                  Como casi siempre Javi fue el juez que ponía orden, al empezar a llorar reclamando la comida despertó también a Elena, ella se apresuró a cogerlo en brazos y se llevó la sorpresa del día, el niño por instinto se cogió al pezón de Elena, tuvo la suficiente puntería de que a la primera su boquita rodeó el pezón normalmente en reposo y de dos enérgicas chupadas lo dejó como el chupete que colgaba de su cuello, nos reímos todos menos Elena, se había emocionado, la sensación de un bebé mamando de su pecho le llevó a tiempos lejanos, a nuestro hijo Javier le estuvo dando pecho poco tiempo porque no era de mucho alimento y ahora su nieto le buscaba y además le gustaba chupar con avidez, por simpatía el otro pezón de Elena se puso igual de duro y Corina me lo hizo notar, comprendió que debía quitar importancia al momento y haciendo broma me dijo…

  • Anda Pepe aprovecha que se ha abierto la fuente, mámale del otro pecho, a Javi no le importará.
 

                                                   Al mismo tiempo mientras mi mujer echaba unas lagrimitas Corina por detrás de ella sujetaba nuestras cabezas pegadas a sus pezones.  Para Elena fue un momento mágico y todavía emocionada le tuvo que estirar el pezón para que Javi lo soltara, luego se lo pasó a su madre, ella, con toda naturalidad le puso su teta llena a su alcance y el niño no falló, con la boca abierta se tragó hasta la areola, Corina notó como aspiraba me miró y apretó el otro pecho y sacó un chorro de leche que me dirigió a mí.

  • Me ha emocionado mucho ver cómo te mamaban los dos hombres de tu vida al mismo tiempo, me ha dado hasta envidia.
  • Pues tú puedes hacerlo cuando quieras, puedes tener a  Javi y a Javier al mismo tiempo, es una sensación especial.
  • Ya… pero a Javier le da… un poco de asco la leche, me voy a quedar con las ganas.
  • De eso nada, a mí Pepe me chupaba las tetas cuando Javier ya no quería, ¿verdad Pepe?
  • Uff.  Ya casi ni me acuerdo.
  • ¿Te atreverías a chupar la leche de Corina y probarla, de paso le harías un favor a la chica?

                                                  Las miradas de Corina y la mía se cruzaron y cogiendo la teta vacante la levantó para que yo llegara, no encontraba la posición correcta y menos con la cabecita de Javi a mi lado pero Elena me ayudó y fue guiándome, hasta me dijo.

  • Pepe abre bien la boca, yo te pondré el pezón dentro pero ten cuidado no le muerdas que los niños no tienen dientes.

 

                                                  Me quedé como un gorrión de nido esperando y Elena me acercó el pezón duro, áspero y caliente de Corina, el primer trago me supo como la cerveza que me había bebido antes y los siguientes me atragantaban. Corina presionaba la teta para que saliera más cantidad y yo tragaba como podía, Elena atenta a los dos me limpiaba la mejilla mientras le vaciaba la ubre, cuando le pareció me dijo.

  • Creo que ya es bastante, no vayas a dejar a Javier sin su ración, ¿qué te ha parecido Corina?
  • ¡Aaah!  Ha sido una gozada, era un deseo inalcanzable, Pepe tiene una dulzura en la boca…
  • Está feo que lo diga yo pero siempre me ha gustado como me chupaba, jajaja.

                                                  Nos reímos todos, Elena se había ruborizado un poco cuando se dio cuenta del alcance del comentario pero Corina estaba convencida de ello.  Salí de la carpa para calmar a mi amigo que reclamaba su sitio en la reunión y volví cuando ya se habían puesto los sujetadores y recogido la neverita portátil y los pañales de Javi.

                                                  El paseo al hotel no era muy largo e íbamos lentamente, la mañana había sido completa, el plan era estar la tarde en una habitación haciendo cualquier cosa hasta que el sol bajara de intensidad, yo ya pensaba cual sería el orden del día pero preferí dejarlo al azar.

                                                 

                                                  Ya estábamos cerca del hotel cuando de lejos vimos a una persona correr, venía en dirección nuestra agitando una pamela con el brazo, nos volvimos para ver si alguien saludaba pero según íbamos acercándonos se fue aclarando la duda, Corina fue la primera en darse cuenta.

  • ¡Viviana! ¿qué  hace aquí mi madre?
 

                                                  Ya estábamos cerca del hotel cuando nos alcanzó, iba toda alborozada, la cara colorada y vestida como siempre impecable, un  vestido de gasa de lo más vaporoso en tono azul celeste ancho y con un escote que le llegaba a los hombros con unos volantes que le hacía muy juvenil, no podía hablar de lo cansada que venía con los zapatos de tacón en la mano y con medias de verano corriendo por la arena, la miramos de arriba a abajo pero ella estaba encantada de lo elegante que iba, cuando ya pudo respirar normalmente nos contó entrecortada que le había llamado a Javier porque tenía no sé qué problema en su casa y le había contado que estábamos allí y no se lo quiso perder, había cogido cuatro “trapos” según ella y se había metido en el coche había conducido hacia nosotros sin descansar hasta que Javier la llamó y le dijo que estaba en una ciudad a medio camino y quedó con él para venir juntos.

                                                  Mentalmente me hice la composición de lugar y supuse que habían quedado en algún albergue transitorio, se habían duchado y refrescado y habían pasado la mañana revolcándose en la cama gigante, por algún detalle que se le iba escapando nos daba pistas de lo que habían hecho, que se había cambiado de ropa en un hotel después de encontrar a Javier (pues estaba agotada) de conducir y se había relajado en un baño de burbujas, detrás de ella apareció Javier, con una sonrisa que Corina interpretó como de “justificación” con los comentarios de Javier todavía se aclaró un poco más el encuentro casual, parece ser que Javier le había reparado debidamente el problema casero que tenía y la había dejado encantada, Corina me buscó con la mirada para saber mi impresión, tuve que bajar la cabeza para no tener que mentirle, ella me cazaba cualquier pensamiento por muy oculto que fuera, además sabía que su madre tenía furor uterino crónico o sea que se follaba cualquier polla que se encontrara medianamente dura, quizás por eso los dejaba tranquilos, todo quedaba en casa.

                                                  En la comida la competencia entre las mujeres fue brutal, lo que más me sorprendió que Elena también entró en el juego, quizás había subestimado a mi mujer que también sospechaba que Viviana había probado mi polla más de una vez, el caso es que las tres se pusieron las mejores galas, mi mujer se puso un vestido floreado con un escote “palabra de honor”, con los hombros desnudos parecía varios años más joven y la cintura entallada le presentaba una delantera vigorosa y completamente libre, se había atrevido a competir sin sujetador y encima la suavidad de la tela quedaba evidente al marcar los pezones en los pliegues.  Corina quiso echar toda la carne al asador, se puso un top ceñido, llevaba un sujetador que sólo le elevaba el pecho dejándolo libre por el resto, prefirió que se le marchara el rodal del pezón a disimularlo, se marcaban como unos pitorros de botijo, el top se cerraba bajo el pecho dejando el estómago bronceado al aire pero el pantalón con una cintura muy baja dejaba el ombligo a la vista y en forma de V que casi le llegaba al pubis, la estrechez y la elasticidad del tejido le hacían marcarse los labios del coño sin ningún lugar a dudas.  

                                                  Viviana parecía que se esperaba la batalla y no quiso quedarse atrás, cuando apareció lo primero que hizo fue mirar a Javier pidiéndole su opinión, llevaba una blusa de tul rosa tan trasparente que podía haber venido sin ella, llevaba un sujetador invisible, las copas adhesivas debajo de las tetas las mantenían altas y quietas pero dejándolas completamente a la vista pezones incluidos, la falda si se le podía llamar así era una franja tan corta que era imposible moverse sin enseñar las bragas, eran de color carne y tan escuetas que había que fijarse mucho para asegurarse, mi hijo y yo íbamos arreglados pero más o menos de sport, hasta Javi estaba demasiado mudado con un trajecito que le había traído su abuela Vivi.

                                                  El primer ataque lo recibí yo, me dijo que su amiga Olga me estaba muy agradecida por recomendarle a Magda y su madre también por haber recibido mi visita tan agradable, lo dijo alargando las palabras, tanto que Corina arqueó la ceja derecha, mi mujer sonreía al ver a las dos tirarse indirectas marcando el terreno, cuando Viviana comentó que se había comprado un bañador de última moda su hija le lanzó una daga envenenada, le dijo…

  • Yo me he comprado varios modelos pero al final sólo he estrenado uno, luego he hecho topless, Elena me ha convencido de tomar el sol sin sujetador, en España es normal y aquí con cuidado hemos estado sin él, incluso Pepe nos ha puesto crema por todos sitios para no dejar marcas y Elena lucía unas tetas tan bonitas como cualquier joven de la playa.

                                                  A la lucha dialéctica siguió la demostración física y Elena con la excusa de ajustarse el escote por debajo de las axilas se lo subía continuamente no sin bajarlo casi a la altura de las areolas para subirlo presionando las tetas redondas.  Corina se “quejaba” de la leche que continuamente le salía y se apretaba los pezones para demostrarlo provocando unos regueros de leche hacia el estómago, luego se ahuecaba el top y se ponía una servilleta para empapar la leche no sin dejar el pezón goteando a la vista y su madre sacaba pecho dejando ver toda la teta bajo la trasparencias, se quejaba que el adhesivo le apretaba sin necesidad pues ella las tenía tan altas que se aguantaban solas, con la servilleta siempre se descubría las piernas para dejar sus bragas a la vista, incluso se quejaba que se había tenido que depilar el pubis para poder ponérselas aunque ella siempre iba con un triángulo cortito.

                                                  Mi hijo y yo nos mirábamos de soslayo ninguno de los dos sabía cómo iba a acabar aquel pulso pero estábamos seguros que al final nos tocaría inclinarnos por alguna de ellas.  Cuando terminamos de comer una nube de camareros querían atendernos, se había corrido la voz sobre la indumentaria de las damas y todos querían comprobarlo incluso alguna chica aunque se iban rendidas a la evidencia de la belleza de las mujeres.

                                                  Nos levantamos y no nos pusimos de acuerdo donde ir, Viviana insistía en ir a la habitación, estaba previsto que la visita sería corta pues el hotel estaba completo, al fin las mujeres cedieron más que nada por el bebé que necesitaba frescor y silencio para hacer su siesta y lo dejamos durmiendo en nuestra habitación con la puerta compartida abierta, nosotros pasamos a la habitación de Corina, su madre encontró la excusa perfecta para probarse los bikinis que su hija no había estrenado, por no oírla accedieron y mi hijo con buen criterio me invitó a un café y una copa en el bar.

  • ¿Cómo van las vacaciones papá?
  • Pues mucho mejor de lo que pensaba, aquí está todo pensado para el turista y las playas son preciosas, ¡ah! Un gran detalle en alquilar la carpa.
  • Jajaja, sabía que os gustaría, se está mucho más tranquilo aunque cuesta un dineral.
  • Si se está muy tranquilo.
  • Pues imagina con una chica sin tabúes y dispuesta a pasarlo bien…
  • Seguro que ya has estado tú aquí.
  • Shiiit, ni una palabra papá, las paredes oyen.
  • ¿Y cómo van las cosas con tu suegra?
  • Uf, ya ves, no me la puedo quitar de encima, me busca por todos lados pero hay que reconocer que es una mujer muy valiente, por follar hace lo que sea, se ha recorrido un montón de kilómetros para encontrarse conmigo, en cuanto le dije que estaba con vosotros quiso encontrarse en algún lugar.
  • Pero esta noche no hay habitación en el hotel,  no la vas a meter en tu cama y menos en la mía.
  • Que va, tendré que irme esta noche diciendo que mañana tengo que estar a primera hora en otra ciudad y me la llevaré.
  • Y follareis por ahí.
  • ¡Qué remedio!, tampoco está tan mal, y folla mejor que su hija.
  • Javier… que estás hablando de tu mujer…
  • Bueno, quería decir que lo hace de maravilla, Corina también lo hace muy bien, sobre todo desde hace un tiempo.  Ahora me hace cosas que antes era imposible.
  • Si, tu madre cuando entró sin avisar en vuestra habitación la vio como le dabas por el culo.
  • ¡Ah!  ¿Nos vio?  Pues eso no lo había conseguido yo nunca.  ¿Qué dijo mamá?
  • Jajaja pues que se animó y también lo probó.
  • Jajaja, me alegro, veo que no os aburrís.
  • No, sobre todo eso, para nada.

                                                  Cuando subimos a la habitación Viviana se había probado todos los bikinis de su hija y de mi mujer, estaba admirada del cuerpo de Elena, sin presumir tenía un  tipo de lo mas sexi.  Estuvo a punto de confesarle a su hija que se follaba a su marido pero en el último momento se contuvo aunque Corina ya lo sabía de sobra pero Viviana le insinuó sin dar nombres que había conocido a una persona con una polla que sin ser tan grande era lo suficientemente gorda para llenarle la vagina hasta no dejarle mover la cintura.  Corina no tuvo que pensar mucho a que polla se refería, a ella le pasaba lo mismo y con mayor frecuencia.  

                                                  Elena escuchaba atónita, sin comprender nada ni tener seguridad en lo que escuchaba, sabía leer entre líneas y quizás por no parecer “la inocente” o porque además también ataba cabos con algunas cosas se enzarzó en una serie de comentarios e indirectas que las puso a las tres como las gallinas en un gallinero, al entrar yo en la habitación, desde la puerta, comprendí que estaba perdido, las tres con sus coños manejaban el “tinglado”, ninguna parecía querer ser menos que la otra y continuaban con sus indirectas sin tener en cuenta la presencia de nosotros dos, allí me di cuenta que yo era el motivo de la disputa y, de seguir así, alguna echaría a perder a la familia por hablar de más.  Me indigné en un primer momento pero rápidamente valoré las consecuencias y antes de hablar o decir algo inconveniente que me hiciera partícipe de su casi discusión, decidí “cortar por lo sano” y me incliné por lanzar un farol, entonces cerré la puerta dando un portazo  que resonó como un trueno, (aunque lo sentí por Javi que no tenía ninguna culpa) quehasta mi hijo que estaba a mi lado se quedó pasmado como ellas.

                                                  Aproveché mi ventaja ante su desconcierto y antes que reaccionaran les recriminé la mala fe que demostraban teniendo tantas dudas y resquemores guardados, les acusé de alimentar malos rollos entre ellas que debían estar contentas de los maridos que tenían (ahí me pasé) y les recomendé que cambiaran sino yo personalmente y con mucho pesar por mi nieto me volvería a España con mi mujer Concha o sin ella, se quedaron con los ojos y bocas abiertas y antes de que pudieran decir algo salí de la habitación dando otro portazo más grande que el anterior.

                                                  Me fui al bar con cara de pocos amigos aunque me temblaban las piernas pero creí necesario poner un poco de orden porque las chicas se estaban saliendo de sus papeles y esto nos llevaría a un desastre familiar, estaba decidido a dejar mis escarceos con las mujeres que tanto me gustaban para salvaguardar la unión conyugal, noté una mano en mi hombro, era mi hijo asustado también.

  • Joder papá ¿qué te ha pasado?  Te has puesto como una fiera, si sólo estaban hablando de cosas de mujeres…
  • No me digas Javier que no te has dado cuenta del riesgo que tenemos, tu mujer se huele que te follas a su madre, ésta no deja de presumir de ello y además me involucra a mí.
  • ¿Entonces el de la polla gorda eras tú?
  • Hijo pareces gilipollas, claro que yo, tu tendrás la polla más grande que yo pero a ellas les gusta una tan gorda como la mía porque les llena más, joder a ver si te enteras…
  • ¿Y la mamá que tiene que ver en esto?
  • Pues… tu madre se huele algo de lo de Viviana porque no para de insinuar cosas pero por si acaso se ha decidido a dar la batalla y a no perder competividad, por eso quiso que le diera por el culo como tú se lo haces a Corina.
  • Y tú con Corina no tendrás algo, ¿verdad?
  • … mmm, no hombre no, te vas del tema pero hay que tomar una determinación y demostrarles que de lo que sospechan no hay nada, así que esta noche nos vamos tú y yo y las dejamos solas aquí.
  • ¿Y me voy a perder una noche con mi suegra?
  • No entiendes nada, pareces un…, mejor déjalo así, para ganar a veces hay que hacer sacrificios, de todas formas ya podrías plantearte ir dejándola.
  • ¡Papá que no sabes lo buena que está!
  • Ufff, déjalo Javier, eres duro de mollera para algunas cosas.  Ahora mismo iremos muy enfadados y les diremos que nos vamos juntos, espero que todo salga bien.

                                                  Dicho y hecho, entré en la habitación seguido de Javier, intentábamos hacernos los indignados y les amenazamos en dejarlas para siempre porque se comportaban como criaturas pero, que, de todos modos, nos lo pensaríamos, por lo pronto esa noche nos iríamos con Javier y las dejaríamos que reflexionaran solas, de lo contrario  pronto cogería el pasaporte para España.

                                                  Se quedaron cuchicheando, mi mujer con los ojos húmedos, nunca habíamos tenido ningún disgusto importante y eso que sabía que le había mentido algunas veces pero eran aventurillas sin importancia y Concha era una mujer maravillosa.  La menos afectada era Viviana, en su inconsciencia le era igual perder dos pollas por buenas que fueran, ya las compensaría por otras muchas aunque no fueran de la misma calidad.  Corina sí que se quedó hundida, primero lógicamente estaba su marido, aún cuando hiciera lo que hiciera con su coño… quería a Javier y no se imaginaba perderlo, por otra parte el juego que teníamos los dos no se podía “calificar”, por lo menos para nosotros, unos “cuernos” en regla, sólo era un juego “inocente” donde intervenía las conversaciones picantes, las dobles intenciones o las complicidades y secretillo que compartíamos ya que, el que luego folláramos como locos no influía en el trato respetuoso de familia, además era sumamente inteligente y sabía separar el sexo del amor, posiblemente el peor tocado fuera yo pero tenía que seguir y hacerme el “duro”.

                                                  Me fui con mi hijo y en el primer bar de carretera paramos para tomarnos alguna copa, estaba desierto y cuando nos sentamos en la única mesa existente me di cuenta de la poca categoría del local.  Al momento una chica se acercó a nosotros, yo tenía la cabeza apoyada entre las manos preocupado por el paso que había dado, me quería convencer que era lo mejor que podía hacer.  De soslayo miré al suelo y vi unos zapatos de tacón inverosímiles, unos tobillos finos enfundados en unas medias de mayas negras que llegaba hasta justo donde comenzaban las nalgas y que ocultaba con una faldita con mucho vuelo y puntillas, la cintura era tan fina que se podía romper y más cuando seguí mirando hacia arriba, al par de tetas que asomaban por el escotado de la camiseta de licra parecían que hacían imposible que se pudiera inclinar sin perder el equilibrio, las cara de la chica era preciosa, unos labios pequeños pero carnosos y unos ojos como el cielo de la Antártida, nos preguntó que íbamos a tomar y miré a mi hijo, la mirada era de las más compenetradas, a los dos nos apetecía lo mismo y mirándole las tetas le pedimos que trajera lo que quisiera que nos lo beberíamos.  

                                                  La chica se rió y dando saltitos se fue hasta que, cuando volvió, nos trajo unos vasos llenos de algo que parecía hervir aunque estaba el vaso empañado, ahora al agacharse al servirlo se le veían las areolas de los pezones, mi hijo me miró y dimos un trago largo.  No he probado el ácido pero aquello debía tener algo de eso, me quemó hasta creo que los pies cuando pude abrir los ojos la chica no estaba pero detrás de la barra había un tipo gordo con pocas muestras de higiene, le pedimos que volviera la chica para ordenarle otra copa, estábamos dispuestos de conseguir a aquella maravilla o morir en el intento pero el tipo sucio nos dijo que Fanny había terminado su turno y se había ido a casa, nos dimos cuenta que la tenían de gancho sólo para consumir lo más caro.

                                                  Nos terminamos la copa dando traguitos cortos acompañados de agua y cuando pagamos sentimos que las tetas de Fanny estaban incluidas en el precio, visitamos varios bares más y acabamos en un alojamiento que conocía mi hijo asiduamente, allí me enteré que había estado con Viviana el día anterior, por las insinuaciones del dueño parece que habían aprovechado el precio debidamente, al aclararle que yo era su padre me felicitó por el arte de Javier en llevar a amigas preciosas.

                                                  Cuando me desperté estaba al lado de mi hijo, habíamos acabado un poco perjudicados pero nos duchamos y nos arreglamos, cuando salimos a comer el dueño nos regaló unas bolsas de caramelos de publicidad, estaban realmente buenos y me los guardé, nos fuimos a comer a un restaurante de categoría, por el camino dos chicas por la acera saludaron a Javier, mi hijo les contestó con disimulo, yo no quise hurgar más y no le dije nada, comimos y bebimos como cosacos y después de una larga sobremesa de puro habano y coñac y alguna confidencia decidimos volver al hotel de las mujeres.

                                                  Nos estiramos la ropa antes de entrar, ante nuestro semblante serio las mujeres nos miraban con respeto, con pocas palabras a nuestras preguntas nos contaron que Viviana había estado toda la noche con ellas en la habitación de Corina, habían hablado mucho y parece que habían recapacitado, por la mañana temprano Viviana se había vuelto a Buenos Aires, nosotros nos “sentimos” complacidos y como señal de buena disposición saqué el paquete de caramelos con la publicidad del Alojamiento (aquí le llamamos puticlub), con  cara de temor Javier hizo lo mismo, las mujeres creyeron que habíamos estado follando en represalia para demostrar quién mandaba allí, un silencio zanjó la cosa, los caramelos nadie los tocó (y eso que estaban deliciosos)…

                                                  Cuando estuvimos solos, mi mujer me dio un sermón, me conocía de otras veces pero no me había visto en este nivel de enfado y reconoció que se había pasado bastante, con la follada por el culo, el bikini, la depilación y las provocaciones con Viviana, yo le dije que tampoco era para tanto, que todo estaba bien menos lo de Viviana, el resto me había gustado mucho, ella se alegró mucho y respiró hondo.

                                                  Con Corina me fue más difícil, ardía por dentro por decirle que todo era un montaje pero ya que había llegado allí quise mantenerme duro, la chica con cierta precaución me dijo que le perdonara si se había pasado, que todo lo había hecho por agradarme ya que estaba muy a gusto conmigo sin hablar cuando nos lanzábamos en el sexo, le dije que le perdonaba pero debía tener más discreción, ya que casi se le escapa que mi polla le gustaba más que la de Javier.

  • Pero es verdad Pepe, tu pene es mi sueño, te prometo que tendré más cuidado pero no me prives de él por favor.
  • No te preocupes Corina a mí también me encantas pero debemos tener más cuidado, Elena es mi mujer y Javier tu marido, a tu madre ya veré que hacer con ella.
  • Lo de mi madre ya lo sé y no dejará de provocarte para coger contigo, ella es así.
  • Ella será “así” pero no te olvides que en esta ecuación yo también cuento y decido…

                                                  Por la noche Elena se acurrucó junto a mí, pronto se fue colocando como acostumbrábamos a hablar íntimamente mientras hacíamos el amor, tumbada boca arriba abría las piernas para que yo me colocara entre las suyas y mientras hablábamos de nuestras cosas le iba metiendo la polla hasta que nos corríamos, esta vez cuando ya tenía el capullo adentro le susurré…

  • ¿No te apetecería más subirte y dosificarte la polla según tu preferencia?
  • Mmm, Pepe, cariño cómo me conoces, estaba esperando a que me lo propusieras.
  • Yo estaba deseando que se hiciera de noche para estar contigo, eres la mujer que más quiero.
  • ¿La que más quieres? ¿Y cuáles son las otras?
  • Jajaja, ya me conoces soy un bromista.
  • Si, bromista, a saber que habrás hecho esta noche, seguro que te habrás buscado alguna por ahí.
  • No podría encontrar ninguna como tú, me comprendes y… me aguantas como nadie. Jajaja.
  • Desde luego y una a la que le encanta tener tu polla adentro corriéndose.

                                                  Elena fue subiendo sobre mí a la vez que se humedecía el coño con saliva, cuando ya tenía mi polla en la entrada se apoyó con las manos en mis hombros y se dejó caer, con la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados fue sintiendo como la iba invadiendo hasta quedar llena, se sintió dichosa de tener adentro una polla como las que habían comentado las tres mujeres, yo todavía me sentía mejor, tenía sobre mí a mi mujer, la madre de mi hijo y la quería con locura, en este momento no me acordaba de nada más y estuve disfrutando como se movía dándome todo el placer que era capaz de darme, yo también le correspondí acariciándoles las tetas que caían sobre mi chupándolas cuando las cazaba, el premio que tuvimos fue que nos corrimos a la vez y nos agitamos incontrolados hasta que se dejó caer sobre mí.  Abrazados nos quedamos dormidos hasta que lentamente cayó a mi lado y  me gustó verla dormir con una sonrisa en los labios.

                                                  En la habitación de al lado Javier con Corina también habían estado ocupados, según me contó ella por la mañana no paró de preguntarle por los caramelos subida sobre él cabalgando con la polla en su culo hasta que confesó que habíamos dormido los dos juntos y tan borrachos que habíamos acabado con el café del Alojamiento, entonces lo perdonó y le prometió que no dudaría más de él aunque creo que estaba cruzando los dedos detrás de ella, sin fiarse del todo, por otra parte se preparaba para “darme mi merecido” a la mejor ocasión.

                                                  Ésta no tardó en presentarse, mi mujer le pidió a Javier que le acompañara a la ciudad para comprar unos recuerdos y un trajecito para Javi, en cuando vimos cómo se alejaba el coche de Javier, Corina me llamó a su habitación, cuando entré no la encontré, busqué en el balcón y nada, en el vestidor tampoco y la cama estaba recién hecha, donde menos me lo imaginaba la encontré, estaba esperándome dentro de la bañera, con los brazos colgando fuera de la misma, tenía poco agua y apenas le cubría el estómago, las tetas brillando mojadas se dejaban descansar hacia los lados dejando un amplio canal entre ellas, las piernas plegadas dejaba los muslos separados pero que incitaban a mirar donde se juntaban, ella misma elevaba el culo y el agua se retiraba y dejaba a la vista los labios apenas abiertos pero que descubrían el clítoris duro, miró a mi pantalón invitándome a quitármelo y acompañarla en la bañera, cuando entré por los pies ella los encogió para dejarme sitio, subió las piernas por la orilla y levantó el culo dejando que yo quedara debajo de ella, luego se dejó caer sobre mí y me rodeó con sus piernas, nos abrazamos y quedó sentada sobre mi regazo, sus tetas se apretaron sobre mi pecho demostrándome las ganas de estar conmigo, el agua con los dos llegó a su máximo nivel y saltaba cuando nos uníamos.

                                                  Corina se movía despacio, notaba sus muslos resbalar sobre los míos hasta que coincidió mi polla con sus labios, el movimiento de vaivén duró poco, el capullo se hundió entre sus labios y no dejó de resbalar dentro de ella hasta que se quedó pegada sobre mí, el agua hacía una sensación de suavidad que me ponía los huevos duros y ásperos al igual que sus pezones, las tetas flotaban en el agua moviéndose entre los dos.  Corina me dijo que era muy feliz conmigo y que le llenaba las carencias que tenía en su matrimonio aunque me dejó claro que su marido era lo primero pero para mí era más que suficiente, no pude esperarla y me corrí dentro de ella, al momento unas hebras de semen subían a la superficie y Corina las recogió con las palmas de la mano y las bebió, luego me estrechó fuertemente y un orgasmo violento la sacudió.

                                                  Aún estuvimos en el agua bastante rato hasta que nos duchamos y nos vestimos para ir al restaurante.

Continuará

 

Agradezco sus valoraciones y comentarios.

 

Gracias.

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