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Me hicieron creer que era afeminado. (32)

en Amor filial

                                      El vuelo hasta París fue emocionante, en parte porque era la primera vez que viajaba en avión pero el motivo era lo más importante, iba a exponer ante todo Paris o sea ante todo el mundo mis ideas plasmadas en modelos de alta costura, estaba nervioso pero bastante confiado con el equipo de personas que me rodeaba, a mi lado en la ventanilla iba sentada Rosa, mi mano derecha y en el otro asiento estaba María con su inseparable maletín de papeleo repasando las reservas del hotel, lo llevaba a modo de escritorio encajado entre sus tetas y su vientre que ya abultaba mucho.

 

  • No te preocupes María, no habrá ningún problema, ya verás.
  • Hasta que no lleguemos no estaré tranquila, estos días en Paris hay mucha gente por lo de los desfiles y siempre pasa algo, imagina que se pierde el equipaje o algo…
  • Por favor María, no seas pájaro de mal agüero, todo irá bien, tranquila y disfruta del viaje.

                                      Un taxi nos llevó al hotel, antes comprobamos que el baúl con los vestidos y el resto de equipaje estaba bien y encargamos a la misma compañía que los entregara en el Hotel.

                                      No era un hotel de súper lujo pero estaba bastante bien, nada más entrar en el hall, comprobamos que en parte María tenía razón.  No éramos nosotros solos ni mucho menos los que nos dedicábamos a la costura, un tropel de gente iba y venía alborotando e intentando que los acomodaran lo antes posible.

                                      Esperamos pacientemente a que nos tocara el turno en Recepción para inscribirnos y cuando llegó el momento nos encontramos con el primer escollo, allí sólo se hablaba en francés, la demás gente se defendía más o menos pero nosotros íbamos totalmente perdidos aunque María por señas se explicó bastante bien.

                                      Pero la cara que nos hizo el francés no fue nada buena, sin más nos dijo… “alé, alé” (¡que nos marcháramos!) que allí no teníamos reservas e interrumpíamos la cola, María no era muy alta y con el bombo no llegaba bien al mostrador pero se irguió como una pantera y con señas y malas caras le estampó en las narices al recepcionista la carta de confirmación de las dos habitaciones reservadas a nuestro nombre, el chico quedó blanco, miró y remiró los papeles pero el resultado fue el mismo, “no había habitaciones”, no nos daba ninguna respuesta ni solución y yo estaba desesperado, no entendía nada, ¡mis chicas y yo sin sitio donde dormir y en una ciudad extranjera y con el desfile a punto de celebrarse!  Ya estábamos a punto de renunciar cuando de detrás de la fila se oyó una voz que decía…

  • ¿Qué pasa Carlos, hay algún problema?

                                      Al oír mi nombre se me abrió el cielo y ¡lo decía en español!, me volví y vi rodeada de un halo a Emilia, vino y en perfecto francés le explicó al señor que todo estaba en regla y que teníamos una reserva con ellos, el empleado la reconoció pues era famosa por su revista y cambió el tono, llamó al Director y le explicó la situación, al final nos aclaró que nuestras habitaciones se las habían dado equivocadamente a unos italianos que se llamaban “Carlo´s Fashion” y nosotros nos llamábamos “Carlos, Modas”, Emilia no se arredró y le exigió e incluso amenazó en editar en su revista el mal servicio del hotel, allí cambió todo.

                                      Se llegó a un acuerdo más o menos satisfactorio, consiguieron una habitación, no era nada del otro mundo, el Gerente la tenía reservada para uso propio cuando se quedaba en el hotel por exceso de trabajo, el caso fue que según negoció Emilia lo mejor era que Rosa y María se quedaran en ésta habitación y a mí me propuso otra solución…

  • Mira Carlos, la cosa no es fácil, sea por el motivo que sea ha habido un error y les han cedido vuestra reserva a otro cliente, el Gerente me ha ofrecido su habitación privada para paliar un poco el problema, ¡ah! y no os cobrará nada, ¿qué te parece?
  • Dentro del mal… ¿pero qué hay de mi?
  • Eso es otra cosa, había pensado en pedirle a unos amigos míos que te acogieran en su casa, son gente muy seria, él es marchante de arte y ella restauradora en el Louvre, los conozco desde hace mucho y son muy agradables y hospitalarios.
  • Pero yo… no les conozco, no sé nada de ellos ni ellos de mí, estaremos violentos… no me parece buena idea.
  • Tranquilo Carlos, los conozco muy bien y les encantarás…
  • Pero ¡si ni siquiera hablo francés!
  • No te preocupes, son personas de una gran  cultura, verás cómo os entendéis, una vez fueron a España de vacaciones, a Tenerife… (aunque seguro que no saldrían del círculo de  franceses).
  • Pues vaya solución.
  • Jajaja, seguro que sí pero no te agobies, tienes que ser internacional, ya has salido de casita, ahora hay que vivir en el mundo.
  • Bueno si tú lo dices… pero no estoy muy convencido.
  • Ya verás como todo va bien, sólo un consejo… este matrimonio es muy estricto y guarda la etiqueta rigurosamente, lo digo para que te vistas y te comportes como un caballero.
  • Si como dices no he salido del cascarón nunca y ya ¡me pones con gente estirada y rigurosa!
  • Ahora puedes aprovechar los consejos de mi amiga sobre protocolo, jajaja, -dijo Rosa-.

 

                                                  Dejamos instaladas a las dos mujeres, la habitación era preciosa, estaba en la buhardilla del hotel y tenía unas vistas a un paisaje bohemio desde donde se veía los tejados y la torre Eiffel, Emilia llamó a sus amigos y salimos hacia su casa, antes acordamos con las chicas que aprovecharan el día para salir de compras y ver Paris.

                                                  La casa del matrimonio no era tal, detrás de una valla alta llena de árboles y enredaderas, una puerta de hierro, ocultaba una mansión que en otros tiempos debió pertenecer a un noble, nos recibieron con una amplia sonrisa, el caballero era mayor, sobre unos 70 años y su hija unos cuarenta y pocos, entramos y nos presentamos, entonces me enteré que su “hija” en realidad era su esposa, pero también me di cuenta de que lo que había advertido Emilia era cierto, vestían con mucha elegancia y a la hora que era iban con el atuendo adecuado, los dos era muy amables y pese a no hablar mi idioma nos hicimos entender.

                                                  Cuando Emilia se marchó me acompañaron a la habitación de invitados y me informaron de la hora de la cena, la señora sutilmente me dijo que “de etiqueta”.  Hasta esa hora salí al jardín y di una vuelta a la mansión rodeada de un jardín muy cuidado, era inmensa y desde allí casi no se oía el ruido de la ciudad.

                                                  A la hora acordada bajé al comedor, no fue difícil encontrarlo porque era una estancia gigante con una mesa alargada con unos ventanales que daban al jardín, por la disposición de los cubiertos vi que estaríamos muy separados, el marido en la cabecera y a su derecha la señora, enfrente me sentaría yo, la mesa estaba montada con todo detalle, hasta con unos candelabros encendidos, los señores ya estaban tomando una copa de Jerez y cuando me vieron me sirvieron otra, iban muy arreglados, él con traje y pajarita y ella con vestido largo, por suerte yo me había traído un traje y corbata por si salíamos a algún sitio y me lo puse.

                                                  La cena estuvo exquisita, la sirvió la misma señora porque dijo que le gustaba guisar y en realidad lo hacía muy bien, luego pasamos a la salita para tomar café, dijeron que me sentara en un amplio sofá y la señora quedó entre los dos, nos sirvió el café con una delicadeza infinita y el señor se interesó por mi trabajo, le expliqué (casi siempre con señas) a lo que me había dedicado y que ahora sería mi primer desfile o eso quería, él me animó y dijo que también tenía sus aficiones y trajo un álbum de fotos, me enseñó unas fotos magníficas que había hecho él, las había de todos los estilos y en todas incluía a su mujer, era muy bella, se notaba que estaba muy enamorado y era su musa.

                                                  Me enseñó algunas fotos muy especiales, en ellas aparecían las manos o el perfil de su mujer o cualquier tema que apareciera, se entusiasmó y dijo que yo también tenía cara de persona sensible al arte, procuré no demostrar demasiado mi amaneramiento, hasta ahora como estaba rodeado por personas que me conocían no me contenía y no me lo recordaban, enseguida se levantó y trajo la cámara que tenía, era una cámara de paso ancho profesional y me explicó cómo se manejaba y la claridad que sacaba con el formato grande, quiso hacerme una demostración y enfocó a mis manos, le gustó y disparó, luego cogió una mano de su mujer y otra mía y las juntó y les sacó varias fotos, las ponía de varias formas y disparaba sin cesar, lo cierto era que sabía sacar el punto artístico a la escena, quiso aprovechar el momento de la luz y le pidió a su mujer que posara junto a mí.

                                                  Nos puso en diferentes posturas y le entusiasmó, la señora que se llamaba Odette accedía amablemente, nos hizo sentar en el sofá y hacer una escena de “amor”, recostó a Odette sobre él sofá y a mí de rodillas con unas flores en la mano como si la cortejara, nos sacó de diferente planos y le entusiasmó, parecía rejuvenecer saltando y poniéndose en postura difíciles, me preguntó si conocía la escultura de la “Piedad” de Miguel Ángel , yo la recordaba vagamente y él quiso demostrarla, le dijo a Odette que se sentara en el sofá inclinada sobre mí que estaba sobre su regazo representando a la Virgen y a Jesucristo, yo no me veía en el tema pero a él le encantó y nos tuvo bastante rato en la posición.

                                                  La señora se inclinaba sobre mí y sonreía, yo estaba cómodo en sus piernas y se inclinaba apoyando su pecho, en un momento que pareció que me escurría me sujetó abrazándome y su marido aprovechó para sacar nuevas fotos, insistió que me abrazara en actitud maternal, ella lo hacía con gusto y se acercaba cada vez más, debajo del vestido de noche noté que despedía un tierno calor, apenas me podía mover pero lo intenté porque me caía y rocé la suavidad del pecho libre de Odette, quedé sin respiración, no sabía si me iba a dejar caer al suelo indignada y echarme a la calle por el atrevimiento pero me dedicó una dulce sonrisa.

                                                  Pensé que me iba dejando escurrir para que yo me sujetara a ella y la rozara, mi mano ya no pasaba descuidada, ahora se quedaba cogiéndole la teta y la apretaba sin lastimarla, noté como de la nada salía la protuberancia del pezón, la miré a los ojos y los entornó dulcemente, el marido nos tomaba fotos desde todos los ángulos y mi mano pasó por adentro del escote hasta tocar la piel suave del pecho, parecía seda pero estaba duro y cuando lo amasé suspiró.  El bulto de mi pantalón me descubrió y Odette evitó que si marido notara la diferencia en el objetivo pasando la mano por encima de mi polla y a la vez que apretaba cubría con la manga de su vestido para disimular.

                                                  Mis manos ya no estaban quietas, ahora ya eran las dos tetas las que alternaba pellizcando sus pezones y estaba a punto de sacarlas del escote para besarlas cuando su marido decidió que cambiáramos de postura, nos enseñó láminas de esculturas clásicas, desde la Victoria de Samotracia y la Venus de Milo pero también sacó el David de Miguel Ángel y el Discóbolo de Mirón, los dos miramos las fotografías pero él estaba tan entusiasmado que hacía sobre nosotros encuadres con los dedos de las manos.

                                                  Cuando lo comprendí ya le había traído a su mujer una túnica y cubriéndola con ella le hizo quitarse el vestido, me volví discretamente y cuando la vi envuelta con la túnica me pareció fascinante, mientras él le hacía fotos me encargó que le arreglara los pliegues de la túnica pues resbalaba sobre sus hombros y cuando la cubría por un lado por el otro dejaba al descubierto su cuerpo desnudo.

                                                  Odette procuraba que su vestido no quedara lo bien que pedía su marido para que yo se lo arreglara, por debajo de la suave tela notaba las curvas de la mujer, sentía como al rozarla le temblaba la piel, las piernas se abrían al paso de mis dedos y las tetas se erguían solas.

                                                  Estaba tan empalmado que tenía que cubrirme con la mano para que no se notara.   Cuando a Pierre se le ocurrió que hiciera de Discóbolo, me trajo un taparrabos y un plato para que me pusiera en pose, de cualquier manera que me ponía me salía la polla y Odette se trochaba de risa.

  • No te apures Carlos, si se te ve algo luego lo disimularé con un velo.
  • ¿Pierre, hablas español?, no lo sabía, creí que sólo hablabas francés.
  • Bueno un poco sí, tengo facilidad con los idiomas, en mi oficio debo hablar con mucha gente, pero por favor, colócate para que te haga más fotos, queda poca luz.
  • Es que me da vergüenza, se me ve todo.
  • Jajaja, tranquilo, no te preocupes, si quieres Odette posará contigo, ¡cielo quítate la túnica!

                                                  La mujer obedeció, dejó caer el velo al suelo quedando completamente desnuda, la polla que estaba a media asta saltó como un resorte y ya nada fue igual, el caballero dejó el “modo artístico” y nos puso juntos en poses más o menos eróticas, hacía que le pusiera las manos en las tetas o en el culo  y a ella que me tocara la polla, poco a poco iba subiendo el listón, nos hizo besarnos y chuparle las tetas, ella en principio se ponía la polla a punto de entrar en la boca para la foto pero después cerraba los labios y me la chupaba.

                                                  Cuando nos dijo que se agachara y que me pusiera detrás de ella con las manos en sus caderas le dije al oído.

  • Odette, no puedo más, no sé cómo he aguantado hasta ahora, no comprendo a tu marido, nos pone en una situación límite.
  • Jajaja, ¿no te diste cuenta todavía?  Mi marido no puede hacerme el amor desde hace mucho y siempre que puede trae a algún joven para que me folle, a él le gusta mirar y se excita, lo de la fotografía es un pretexto, posiblemente no tenga ni carrete en la cámara pero le gusta que vayamos poco a poco hasta que follemos, el seguirá haciendo fotos para guardar las apariencias pero tú no te cortes y haz lo que te plazca.
  • Mmm pues imagina lo que me gustaría hacer, te voy a follar como un loco.
  • Y yo lo estoy deseando, antes te toqué la polla y desde entonces estoy mojada.

                                                  A partir de ese momento tomé el mando y le dije a Pierre…

  • Me encantan tus fotografías, siempre admiré a los clásicos, ¿no te gustaría hacer una foto del David?
  • Por supuesto, siempre tuve ese capricho pero no encontré a nadie digno de esa foto.
  • Si quieres probamos y si no te convence la tiras.
  • ¿Pero tú viste la escultura de Miguel Ángel?
  • Es mi preferida, si quieres Odette me puede corregir hasta que esté según tu lámina.
  • Me parece muy buena idea, ¿Odette, quieres ayudar a nuestro nuevo amigo Carlos?
  • Con mucho gusto, súbete a esta mesita baja, te servirá de pedestal.

 

                                                  Me subí adonde ella me dijo y según la lámina del modelo me quitó el paño que me servía de taparrabos, al momento sucedió lo que esperaba, la polla saltó horizontal apuntando a Odette, tanto el marido como la mujer exclamaron un ¡oh! de admiración, él miró el original para comprobar la posición de los brazos y las piernas pero cuando volvió la mirada hacia mí, Odette ya tenía mi polla en la mano sacándole brillo.

                                                  Pierre se acercó con la cámara, se le notaba excitado y sacó fotos de primer plano de su mujer acariciándome la polla con las dos manos.

  • Sigue Odette, tienes una expresión muy realista.
  • Si cariño, verás como la tengo cada vez más.

                                                  Cogía la polla con una mano detrás de la otra, las iba cambiando a la vez que escupía en el capullo, la polla se me puso a cien y cuando creyó que ya estaba a su gusto abrió la boca y metió el glande hasta el anillo del frenillo, no soltó la polla pero empezó a agitarla mirándome a los ojos, yo me quedé en la posición del David con los brazos sobre la cabeza a la vez que chupaba a placer la polla hasta los huevos, el marido pasó por detrás y le dio una palmada en el culo, era la señal para que improvisara, Odette soltó la polla, me cogió del culo y me atrajo hacia ella, mi falo entró entre sus labios pintados de suave rosa y desapareció hasta que tocó su nariz en mi pubis depilado, debió gustarle que lo tuviera depilado porque lamió el pubis y los huevos hasta dejarme mojado de saliva.

                                                  Odette era una mamadora muy experimentada y a la vez que mantenía la polla clavada en su garganta metió el dedo corazón entre las nalgas, apenas tuve tiempo para bajar los brazos y cogerle la cabeza por las orejas cuando hundió medio dedo que estaba hurgándome el recto, le sostuve quieta su cabeza y empecé a bombearla con la polla hasta que me corrí en ella, Pierre sacaba fotos de cerca con los labios queriendo soltar la leche que ya no podía tragar con los ojos llorosos pidiéndome que la soltara.

                                                  La llevé al sofá, la dejé tumbada en el asiento y le separé las piernas, una sobre el respaldo y la otra en el suelo y metí la cabeza entre sus muslos, le comí el coño que estaba intacto desde hacía mucho tiempo, Pierre merodeaba a nuestro alrededor sacando fotos, no creí lo que dijo su mujer sobre si tendría o no carrete en la cámara pero me daba igual, estaba preparando aquel coño porque lo iba a follar delante del objetivo de la “Hasselblad Professional”, casi notaba el ojo del marido en mi polla por el efecto del potente zoom, le estaba dando un buen plano del clítoris de Odette inflamándose de placer por efecto de mi lengua y él ponía la cámara al lado mismo de mi mejilla para sacar mejor la foto, le oía la respiración agitada pero me dejaba hacer.

                                                  Con la cara llena de flujo de la mujer me levanté y me incliné sobre ella, tiré de sus caderas y la atraje hacia mí sacando el culo hasta la orilla del sofá, le cogí los tobillos separándole las piernas al máximo, el fotógrafo tenía unas vistas privilegiadas, desde cualquier ángulo captaba el coño de su mujer abierto con el clítoris naciéndole desde la misma separación de los labios hasta la vagina, nunca había visto un clítoris tan grande y tan hinchado, sobresalía con creces de los labios de Odette.

                                                  Apoyé el capullo entre los labios menores y quedé quieto, (clis, clis, clis,) una serie de disparos iba haciendo una secuencia entera a la vez que yo empujaba y metía la polla en aquella cueva, no conté los disparos que hizo el obturador pero parecía una ametralladora, hasta que mis huevos se pegaron al culo de la francesa, si de verdad llevaba carrete seguro que lo agotó, porque cuando salí despacio volvió a disparar otra ráfaga de fotos, en la siguiente metida no le di ocasión de hacer ninguna foto más, la cosí a pollazos como un salvaje, la mujer gemía y jadeaba con los brazos apoyados en el respaldo del sofá, las fotos ahora estaban dirigidas a su cara cuando se corrió, todas las muecas y expresiones de dolor, placer, resignación o deseo fueron captadas por Pierre.

  • ¡Atento Pierre, pon carrete nuevo porque ahora te voy a ofrecer un buen espectáculo!

                                                  El hombre nervioso cambió el carrete por el más largo que tenía y esperó a mi orden.

  • ¡Ahora Pierre chúpale el coño a tu mujer, quiero que se lo dejes brillante y cuando termines continúa en su culo, procura dejarlo bien lubricado!
  • ¿Qué vas a hacer Carlos?, por el culo no, a eso me niego.
  • No tienes idea lo guapa que has estado hasta ahora calladita, así que continua igual porque si no saldrás mal en las fotos y tu marido tendrá que repetirlas y no voy a estar toda la noche follándote el culo.
  • No por favor, el culo no, nadie me lo ha hecho nunca.
  • Pues lo siento pero ahora presumirás de que un modista novato te ha desflorado el ano, ¿qué te parece Pierre, se la meto por el culo o no?
  • Sí por supuesto, nunca habíamos encontrado a nadie tan dispuesto.
  • ¿Qué dices marido, en vez de negarte lo apoyas?, ¡qué va a ser de mi, Mon Dieu!

                                                  Lo único que pudo decir después de que su marido le comiera el precioso coño y el culo fue un grito desgarrador, sólo acallado por los clics de la cámara, le metí la polla hasta más de la mitad, con las piernas totalmente abiertas intentaba esquivar mi polla ladeando el culo hasta que notó que iba por buen camino y dejó que acabara de clavarla hasta los huevos, el coño manaba abundante flujo y cuando se corrió perecía una fuente que mojaba los labios y mi polla.

  • Atento Pierre, ahora va el fin de fiesta, voy a correrme en sus tetas.
  • Cuando quieras Carlos.

 

                                                  Se colocó al lado de su cabeza y desde allí cubría toda la figura de Odette, la esposa estaba buenísima y sus tetas emergían de su pecho como dos montañas gemelas, fue disparando la cámara desde que retrocedí para sacar la polla del culo y me acerqué sobre ella, a la altura del ombligo ya empecé a expulsar semen en varias descargas que caían entre las tetas llenándole los pezones hasta el cuello, los goterones de leche espesa se mantuvieron pegados dándole tiempo para sacar fotos desde todos los ángulos, luego Odette se repartió toda la leche sobre ellas dejándolas brillantes, me acerqué y dejé el glande a la altura de sus labios y con la lengua relamió el capullo, su marido pegado a su cara casi mojaba el objetivo con la lengua de su mujer.

                                                  Después de aquello busqué mi ropa y haciendo una reverencia les dije “Bon Soir” y me dirigí a mi habitación desnudo pero no llegué, según iba subiendo la escalinata que llevaba a la planta principal donde estaban las habitaciones me volví y vi a Odette sentada sobre el sofá con las piernas abiertas todavía, estaba agotada pero lo que me impactó de verdad fue la actitud de Pierre, se había quedado triste totalmente hundido mirando su cámara como si le hubieran quitado su mejor juguete, era el único que mantenía su ropa y me dio pena, volví sobre mis pasos y le dije.

  • Pierre, no comprendo… ¿y tú… qué pasa contigo?
  • Ya me ves… nada.
  • Un momento… acabas de ver a tu mujer, acaba de correrse con la polla de otro (en eso no entro) pero me extraña que te quedes al margen, tu señora ha sido follada y complacida o eso creo pero tú se has quedado igual o peor que antes, he visto de cerca cómo le comías el coño, creí que ibas a ser tú quien la follara al final pero no, te has quedado como hundido.
  • S….sí, ya ves… yo… en fin… no puedo.
  • ¿Cómo que no puedes, lo has intentado, sabes que el sexo está en el cerebro, no en la polla?
  • Eso es muy fácil de decir.
  • Y de hacer, déjeme intentarlo, ¡a ver Odette!, comprendo que todavía estés reponiéndote de tu orgasmo pero creo que podrás animar a Pierre para que no se quede con las ganas de follarte.
  • Yo no puedo más, contigo ya he tenido bastante y… ¿para qué intentarlo?
  • Porque es tu marido y lo quieres ver feliz, ya verás por lo menos lo intentaremos, por favor Pierre quítate ese traje tan formal y déjame la cámara a mí.

 

                                                  El caballero mayor se quitó el traje con dificultad pero quedó sin ropa como nosotros, al verlo desnudo dudé de mi atrevida propuesta, la polla que se le apreciaba apenas sobresalía de los pelos del pubis, ella me miró intentando convencerme pero una vez dado el paso quise llegar hasta el final o… hacer el ridículo más espantoso.

                                                  Siguiendo su juego cogí la cámara y le dije que se acercara a Odette y a ella que le cogiera la polla y se la metiera en la boca, al principio hizo un gesto de rechazo pero insistí, de rodillas frente a él que, sentado con las piernas abiertas enseñaba sus fláccidas piernas y dejaba asomar una polla tan desmayada que descansaba en los huevos, insistí que la cogiera con la mano y retirara el prepucio que se arrugaba por delante del capullo con lo cual todavía demostraba que la polla iba a ser pequeña, le dije que le retirara la piel y lo hizo, el capullo rosado apareció tan arrugado que daba pena pero insistí que lo besara y luego que lo lamiera, la polla de Pierre no daba señales de vida pero algo me iluminó y lo imité.

                                                  Puse en marcha la cámara y me acerqué a él, al notar la boca de Odette intentando resucitar aquel miembro no hizo ninguna reacción pero al escuchar el primer clic se obró el milagro, una serie de impulsos y pulsaciones y el glande empezó a hincharse y poco a poco empezó a crecer inverosímilmente, Pierre tenía la polla de “sangre”, o sea que el tamaño dependía del riego sanguíneo y si no se estimulaba no empinaba, obligué a su mujer a que siguiera chupando a aquella polla “enana” y en pocos minutos dejó de serlo.

                                                  Dentro de su boca empezó a llenarse de carne cada vez más dura hasta que empezó a hacer arcadas, se vio obligada a sacar la mitad de aquella polla que podía competir con cualquiera y ni él ni su mujer se lo creían, con la cámara en ristre disparaba sin cesar, sin importarme si tenía o no carrete porque el resultado era lo importante, el tal Pierre gruñó cuando vio el tamaño y la dureza de su desahuciada polla, le cogió del pelo a su mujer y la obligó que se tragara lo que le quedaba afuera que era mucho, con arcadas y lagrimeos lo consiguió y le folló la boca frenéticamente.

                                                  No esperó a correrse, cuando notó que le llegaba la leche a raudales la soltó, le dio la vuelta, la cogió de la cintura y la sentó en su regazo con la polla vertical, no miré pero seguí disparando fotos, la mujer gritó lastimosamente y disparé la última foto entre las piernas de los dos, la polla había desaparecido y no quise averiguar por adonde, cogí mi ropa y con la polla dura volví a mi habitación.

  • ¡Bonne Nuit pareja, os deseo una buena follada!

                                                  Los dos a coro me desearon buenas noches y me metí en la ducha antes de acostarme en la inmensa cama de invitados.

                                                  Por la mañana tenía una nota en la mesita, era de Odette y me daba las gracias por la noche que le había proporcionado y como coletilla decía “sobre todo antes de irte a dormir” me alegré por ellos y si continuaban así seguro que no harían más fotografías.

                                                  Por la mañana fui hacia el lugar donde se celebraban los desfiles, era un palacio rococó y allí encontré a Rosa y María, estaban muy guapas y aprecié sobre todo a María, mi abuela habría vaticinado que sería una niña pero lo que fuera no tardaría en salir, al poco rato vino Inés, como siempre espectacular andando como si ya desfilara y su hermana Nerea para maquillar a las modelos, también llegaron aunque un poco más tarde las otras chicas y entramos en el palacete.

                                                  Primero dimos una vuelta por el salón donde se sentarían las personalidades invitadas, la pasarela daba miedo todavía a oscura, era como una lengua que salía de una garganta terrible, nos miramos aterrados pero Inés nos dio ánimos.

  • Tranquilos chicos, esto está chupado, ya veréis, no se dejen intimidar por las apariencias vamos detrás, en el backstage os encontraréis como pez en el agua.

 

                                                  Efectivamente la actividad allí era febril, teníamos asignados dos cubículos para maquillaje, peluquería y retoques, disponíamos ya el baúl con todas nuestras pertenencias y nos pusimos manos a la obra.

                                                  No me fijaba en nada ni nadie alrededor sólo en controlar todos los detalles, de momento vi que Inés se quitó el vestido de calle y quedó con sólo unas braguitas más pequeñas que un tanga, me fijé y ni siquiera llevaba hilos para sujetarla, me miró sonriente y me cogió la mano, la pasó sobre el pubis súper depilado y me demostró que no podía meter ni el dedo más pequeño, era un triángulo color carne (negra) adherida a la piel del coño por lo que ningún vestido le dejaría marcas, desde aquel momento todo fue muy rápido, las pruebas, los retoques, el maquillaje o la peluquería era una locura de desorden ordenado, Nerea demostró que ya estaba habituada a aquel trajín y me dejaron sólo el trabajo de ajustar los vestidos.

                                                  Todo iba bien hasta que del cubículo vecino se asomó un peluquero, era mayor que yo, debía ser de alguna marca famosa por el logo del delantal lleno de bolsillos que lucía pero no dejaba de mirarme y hacerme gestos, yo no le entendía porque no me hablaba en español pero él no dejaba de insinuarse, incluso se permitió tocarme el culo con disimulo, indudablemente estaba intentando ligar conmigo pero yo no estaba por ese tema y menos en ese momento.  Nerea miraba y veía el apuro que tenía por no despedir a aquel moscón de mala manera y hacer un escándalo, porque la mayoría de hombres que había por allí eran más amanerados que yo.

                                                  Nerea veía por el espejo lo que pasaba y cuando aquel peluquero intentó poner la mano en mi bragueta se levantó y lo miró a los ojos y sin dejar de hacerlo se arrodilló frente a mí y me abrió la bragueta, en un principio el chico miraba ilusionado pero cuando Nerea me sacó la polla y se la metió en la boca lamiéndome el glande, el peluquero dio una patada de rabieta y volvió a su sitio.

  • Uf, gracias Nerea, ya no sabía qué hacer con él.
  • Ya lo vi, te falta mucho para foguearte en estos ambientes pero ya viste con qué pocas palabras se lo expliqué, jajaja.
  • No sabes lo que te lo agradezco aunque no me disgustaría si acabas lo que has empezado. Jajaja.
  • De eso nada, ahora estamos trabajando, ya tendremos tiempo.

                                                  A media tarde nos tocaba el desfile, ya estaban todos los vestidos probados, todas la modelos deambulaban simplemente con braguitas casi invisibles por el set sin ningún problema, ningún hombre hacia la menor mención de mirarlas pero aunque me centraba con mi trabajo el perfume de alguna de ellas al pasar me hacía volver la cabeza.

                                                  Comparadas con las mías las demás modelos estaban esqueléticas, pasaban como sombras sin apenas tetas, la que más un puñado de carne tierna con un poco de pezón que incluso se maquillaban para que no se distinguieran con las transparencias, eran lo menos erótico que había visto.

                                                  Las mías era lo contrario, con curvas pero sin excesos, les dije que si querían podían quitarse el sujetador (excepto la rubia), me sorprendió que María también se lo quitara, dijo que era para relajarse aunque creo que lo hizo para presumir de pezones y de bombo, todas llamaban la atención aunque los demás las miraban despectivos. 

                                                  Cuando empezaron los desfiles la actividad se incrementó por mil, los nervios estaban a flor de piel y casi no daba tiempo para nada, las modelos salían a la pasarela al ritmo de la música rítmica, nosotros no distinguíamos al público porque los focos deslumbraban la pista, cuando nos llegó el momento me concentré y lo hice todo maquinalmente, mandé salir a la rubia de las tetas caídas, nadie se dio cuenta (menos mal) luego la otra y la otra, yo sólo oía los aplausos del público y esto me animaba.

                                                  Cuando salió María con su bombo de siete meses hubo un silencio total, andaba con una mano en los riñones, la gente creyó que era fingido y lo hacía para demostración pero tropezó y cayó al suelo, la miré espantado y quise salir para ver si se había lastimado pero Rosa me contuvo.  María con todo el mundo expectante y en silencio se levantó mostrando por debajo de su falda las bragas pequeñas que le cubría su panza y su vientre tirante con el ombligo salido, todo el mundo vio que era real y estallaron en una ovación, María mostró con toda su simpatía y naturalidad el sistema para que el vestido cediera según el volumen del vientre y eso era lo que interesaba y volvieron a aplaudir, cuando volvió con nosotros lloraba de contenta.

                                                  La última aparición fue la de Inés, nada más salir ya la aplaudieron, era muy conocida y el vestido entusiasmó al público y a la prensa especializada, las críticas serían buenas sin duda y cuando hizo el recorrido volvió exultante, me cogió de la mano y me hizo salir con ella para presentarme al público, la gente volvió a aplaudir pero esta vez a mí dando “bravos” al modisto revelación, era la primera vez que veía las caras de la gente, no conocía a ninguna mujer, quizá las había visto en alguna revista pero hubo una que me llamó la atención y al volver al set le dije a Rosa.

  • ¿Has visto lo que yo?, me ha parecido que conozco a una mujer muy guapa pero debe ser alguna dama del jet set.
  • No he visto a nadie pero será lo que dices.

 

                                                  El público no dejaba de aplaudir y la modelo negra tiró de mí otra vez para que saliéramos a saludar, miré donde estaba la mujer que me recordaba a alguien, la vi y me sonrió como si también me conociera, fue una visión tan rápida que al momento me vi de vuelta frente a Rosa.

  • Sí Rosa, la conozco pero es tan bonita… esa cara, esa cara parece la de… ¡Sonia!, eso es se parece a Sonia.
  • ¿Qué Sonia?
  • Sonia, ¿no te acuerdas? La chica jovencita que venía a la academia, siempre estábamos juntos.
  • ¡Ah, ya sé, siempre creí que erais novios o por lo menos que follabais juntos!
  • ¡No… bueno…  pero es ella, es igual pero ahora va tan elegante… no es posible!

                                                  Recogimos todo al mismo tiempo que nos felicitaban los otros modistos, para ser novato tuve bastante éxito y eso era más de lo que esperaba, a la salida un enjambre de fotógrafos nos rodearon, los reporteros me metían en la boca las esponjas de los micros para que dijera unas palabras pero detrás de aquella marabunta la volví a ver, me sonreía abiertamente y ya no pude aguantar más y me abrí paso por los periodistas y fui a su encuentro.

  • ¡Felicidades Carlos! ¿te acuerdas de mí?
  • ¿Sonia?, eres Sonia sin duda, me encanta verte, no creí que volvería a hacerlo pero… ¿qué haces aquí?
  • Bueno… es un poco largo de contar pero oí que desfilabas y no pude resistirme.
  • ¡Hola Sonia, qué sorpresa!, sentí mucho que abandonaras la academia.
  • Lo siento Rosa, a mí también me alegra verte o mejor dicho veros a los dos juntos, ¿es que…?
  • No mujer, Carlos es como ya sabes un alumno destacado y como la Directora tuvo que cerrar la academia, Carlos me ofreció ir con él para ayudarle en su proyecto y aquí estamos.
  • ¿Qué ha sido de tu vida, te casaste con el terrateniente…?
  • Sí, me casé pero ahora no es el momento de hablar de eso.
  • ¿Qué hacéis aquí chicos?, vamos a la fiesta que tenemos preparada en mi hotel.
  • Bueno… Carlos me alegro de verte… triunfar…
  • De eso nada, tú te vienes con nosotros, es una fiestecita de nada, para celebrar el desfile, unos tragos y unos canapés… somos pobres, jajaja.
  • Vale, pues me voy con vosotros…

                                                  Presentamos a Sonia a las demás y fuimos al hotel de Inés, había preparado una pequeña fiesta en su habitación y ya estaba lista, unas mesitas con toda clase de bocaditos y bebidas, al poco de tomar unas copas, Inés se quitó el vestido del desfile, lo dejó caer el suelo y Sonia abrió los ojos sorprendida.

  • Waw, que maravilla de mujer y yo que creí que Adela era la octava maravilla del mundo ¿os acordáis de ella?
  • Claro, ¿cómo olvidarla? Pero Inés sí que es un monumento, es perfecta, además de exótica es preciosa.

 

                                                  Inés al oírme se acercó y me estampó un beso con su boca carnosa que dejó a todos alucinados, subió a la cama y nos hizo ver el adhesivo que llevaba en el coño, tiró de él y mostró los labios finos del sexo.

  • ¡Ah! Ya tenía ganas de quitarme esto, me gusta ir siempre libre y ahora me apetece que Carlos me coloque algo más “precioso” que su vestido, ¡quiero tu rabo!, jajaja.

                                                  Las chicas estaban demasiado alegres por muchos motivos y encontraron lógico el deseo de Inés, Sonia me miraba incrédula y luego miraba a Rosa, ella misma me bajó los pantalones y me sacó la polla, María sujetó su barriga y se agachó para meterse la verga en la boca y las otras se fueron quitando ropa entre risas, en un momento todos o casi todos estuvimos totalmente desnudos, entre nosotros nos veíamos muchas veces pero Sonia era novata en esto aunque con Adela ya vio bastante, Inés se sentó sobre mi y se clavó la polla, las demás me animaban para que la follara un poco y me prodigara con ellas después, al ser el único hombre tuve ese privilegio y una a una entre risas se fueron sentando sobre mi moviéndose de forma que provocaban a las otras a superarlas.

  • ¿Sonia, no te animas, al fin y al cabo en la academia ya viste cómo se porta Carlos?
  • S... Sí pero me da vergüenza.
  • No te preocupes, las chicas quieren divertirse, han pasado mucho estrés y necesitan expansionarse.

                                                  María salvó la situación, dijo que no se encontraba muy bien con su embarazo y demás, lógicamente la chica era lo primero para nosotros y comprendimos que todo el día subida a los zapatos de tacón llevando aquel sobrepeso extra era demasiado para cualquiera y Rosa dio unas palmadas llamando la atención y propuso a todas que las invitaba a alguna disco parisina pero debían marcharse ya porque nosotros íbamos a acompañar a María al hotel.

                                                  Las chicas aceptaron encantadas y María, Rosa, Sonia y yo volvimos al hotel, subimos a la habitación y nos aseguramos que estuviera bien, intentamos quedarnos con ella hasta que mejorara pero nos confesó que estaba bien o mejor dicho bastante bien, lo que ocurrió era que vio que la fiesta iba sin rumbo y las chicas se desmadraban sin control.   Nos aseguró que prefería quedarse sola y nos aconsejó que saliéramos a pasear los tres juntos pues nos conocíamos desde hacía mucho.

                                                  Convenimos que tenía razón y salimos a pasear por los Campos Elíseos, ahora ya no éramos profesora y alumnos, éramos viejos amigos, por el camino Sonia nos contó algo de su vida.

  • Me tuve que casar, mi marido es un terrateniente con mucho dinero pero cuando vio que el negocio del campo no le rendía mucho cambió por la ganadería, lo cierto es que lo acertó y ahora es uno de los más poderosos ganaderos pero yo en cambio no he cambiado nada, mi marido no se ocupa más que de su negocio, tampoco me molesta para nada, cada uno tenemos nuestras vidas, él es muy aficionado a los Casinos y desaparece con sus amigos dos o tres días y se juega grandes cantidades de dinero que muchas veces pierde y yo voy de compras a Londres o Paris sin preocuparme de nada y cuando vi que venías a desfilar me propuse intentar ver lo que habías conseguido, no pensaba dejarme ver pero tenía adentro tanta curiosidad que me hizo poner en primera fila.
  • Y te lo agradezco, me he alegrado mucho de verte y que estés bien, lamento lo de tu matrimonio aunque por lo menos vivirás mejor que lo hubieras hecho conmigo.
  • No digas eso porque el dinero no sirve para nada pero no hablemos de cosas tristes y vamos a celebrar nuestro encuentro, os invito a mi hotel, allí tomaremos champan.
  • Eso me gusta más, os veo muy compenetrados, si queréis os dejo solos, puedo tomar un taxi y volver con María.
  • De eso nada Rosa, tú eres tan amiga como Carlos, tengo mucho que agradecerte, el tiempo que estuve en la academia fui muy feliz, bueno a ratos… jajaja.

                                                  El hotel de Sonia era mucho más lujoso que el nuestro y la habitación que tenía era el doble de grande que la de Rosa, se notaba que la conocían porque la trataban como a una clienta habitual y al momento subieron dos botellas de champaña, Sonia me dio una botella para que la abriera y esperó con las copas para que las sirviera, le ofreció una a Rosa y la otra a mí y brindamos, nos sentamos en la orilla de la cama y recordamos historias de la academia, sobre todo de las demostraciones de Adela, nos reímos cuando le chupé las tetas y saqué la polla provocando a todas, Rosa confesó que se calentaba mirándome y Sonia que se ponía un poco celosa, Rosa sin más se puso delante de nosotros y dijo…

  • Eso que hacía Adela lo podía haber hecho yo también, mirad que cuerpo tengo todavía.
  • Eso seguro y yo también si hubiera querido pero siempre he sido muy vergonzosa.
  • Pues si es por eso no lo hagas, aquí todos somos de confianza ¿verdad Carlos?
  • Por supuesto y para que lo veáis voy a ser el primero.

                                                  Me uní a Rosa que se estaba quitando la blusa y más rápido que ella me quité los pantalones, ella se había quedado con el sujetador mientras que Sonia nos miraba riéndose y aplaudiendo pero de pronto se levantó y tiró de mi bóxer hacia abajo, mi polla saltó bastante dura y las dos chicas se rieron de mi porque el capullo, por momentos, se levantaba, Rosa se arrodilló a mi lado, sujetó la polla para que no se moviera y la ofreció a Sonia, ésta pareció sorprenderse y dudar pero, encogiendo los hombros, se animó y abrió la boca frente a mi polla, yo avancé y se la metí hasta ver desaparecer el capullo, saboreó el glande y bebió otro sorbo de champan, volvió a meter la polla en su boca y la hizo desaparecer casi toda.

                                                  Rosa se había quitado el sujetador y la falda y me ofrecía sus tetas mientras que Sonia mamaba la polla.   Cuando ya tenía las tetas llenas de saliva y los pezones durísimos nos dedicamos a Sonia, la levantamos del suelo y la llevamos a la cama, entre los dos la desnudamos, con sorpresa vimos que también tenía el pubis depilado y Rosa no se lo pensó, le dio una lamida en el coño que la obligó a abrir las piernas al máximo, Sonia buscó mi polla y la atrapó, iba a chuparla otra vez pero Rosa tiró de mí y la llevó sobre el coño relamido de Sonia, me guiñó un ojo deseándome suerte y sin más se la metí.

                                                  Sonia gimió emocionada, deseaba desde hacía mucho volver a tener mi polla adentro, no me había olvidado pero sabía que su puesto no estaba conmigo aunque aquella noche iba a gozar de mí y de mi verga, tampoco quería que Rosa quedara desplazada, acababa de proporcionarle mi polla que entraba y salía despacio en ese momento y le dijo que se sentara sobre su cara, Rosa lo hizo encantada y enseguida notó la lengua de la chica pasando de arriba abajo por todo su coño, Rosa vio que las tetas de Sonia merecían unas caricias y le pellizcó suavemente los pezones, ésta lo agradeció acelerando su lengua en el clítoris.

                                                  Luego besé a Sonia, (sabía a Rosa) recordé aquellos primeros besos, los consejos que tenía que darle para que complaciera a su “novio”, cosas que le habría hecho yo a ella, hasta que por fin pude intimar más hasta que, a punto de desaparecer de mi vida, follamos como nunca de despedida, fue un triste desengaño amoroso, iba a enamorarme perdidamente de ella, según dijo Antonia, mi abuela.

                                                  Ahora la chica sentía lo que seguramente había deseado tantas veces, me tenía adentro de su coño y le comía el coño a su antigua profesora que ahora era su amiga.

  • Rosa, no quiero que pienses que soy egoísta, quiero que disfrutes tú ahora de la polla de Carlos, he notado que tienes el clítoris tan duro que una polla te vendría de perlas.
  • Mmm, me conoces con sólo un rato de comerme el coño, ¿lo habías hecho antes?
  • No nunca, es la primera vez que estoy con una mujer pero tú eres especial, de la forma que miras a Carlos he notado enseguida que no era la primera vez que follabais.
  • Es cierto, tenemos mucha química y además Carlos lo hace muy bien.
  • Dímelo a mí que me desvirgó y follamos hasta que me fui, aunque antes le hice padecer mucho, ¿a qué sí Carlos?
  • No me lo recuerdes, aquellas cartitas… por eso hoy te voy a follar para recuperarme, jajaja.
  • ¿Has probado su polla por tu culo?, vale la pena.
  • Sí, aunque pasé miedo me hizo gozar con ella, desde entonces ya no lo he vuelto a hacer.
  • Si tienes alguna crema te lubricaré yo para que Carlos te parta el culo.
  • Encantada, aquí tienes.
  • Mmm, qué bien huele, de marca, tu culo se merece lo mejor, jajaja y lo va a tener.

 

                                                  Se puso en cuatro recibiendo la crema en su culo, cogió la polla y la rodeó con la lengua y la engulló, yo metí dos dedos al coño de Rosa y uno en su culo, lo conocía tanto que sabía que luego lo tenía que follar también.

                                                  Rosa se corrió en mi mano sin dejar de untar el culo de Sonia y tuve que dejar de acariciarle el clítoris y masajear la tetas para que pudiera seguir, cuando terminó de repartir la crema le dio un beso en el culo, Sonia lo agradeció abriendo más las piernas para que siguiera besándola, lamió los labios menores de Sonia y ésta estiraba sus pezones, la lengua no se conformó con la vagina y siguió con el clítoris, Sonia gemía con la cabeza apoyada en la cama y las tetas en la sábana.

 

  • Por favor Carlos, mete la polla ya, me voy a correr sólo con las lamidas de Rosa, lo hace ideal pero quiero tu polla en el culo, no te preocupes por dilatarme, ya lo hará tu capullo.
  • ¿Has oído a Sonia?, parece que está deseando que la encules, yo de ti no la haría esperar.
  • Chúpame la polla para ponerla al máximo y cuando esté se la meteré pero cuidado en pasarte, no quiero correrme en tu boca.
  • Tranquilo, conozco tu polla mejor que mi coño.

 

                                                  Rosa me hizo un tratamiento especial, con una mano agitaba la polla que mantenía en la boca y con la lengua estrujaba el capullo contra el paladar, en unos minutos lo consiguió y avisó a Sonia que estaba acariciándose una teta y el clítoris.

  • Prepárate Sonia, te voy a meter la polla con cuidado, Rosa te ayudará.
  • No te preocupes, puedes meterla sin problema.
  • ¡Allá voy, relájate!
  • ¡Aaaag, espera Carlos, espera un poco, me vas a partir el culo en cuatro trozos!
  • ¿No decías que metiera sin miedo?      
  • ¡Síííí pero ya  no me acordaba de lo gruesa que la tienes, para un poco, sí así… ahora un poco más adentro, pero un poco sólo, eso sí, yaaaa, ahoraaaa!
  • ¿Así?, jajaja, Rosa chúpale las tetas para que no note tanto mi polla en su culo.
  • No, mejor le chuparé el clítoris y de paso tus huevos, os voy a hacer correr a los dos a la vez.
  • Ten cuidado porque te va a ahogar con sus flujos, Sonia se corre como una fuente.
  • Mmm, me encanta y si quieres sacarla también te puedes correr en mi boca.
  • No, Sonia se merece que le llene el culo de leche.
  • Y luego también quiero que me riegues las tetas, me duelen los pezones de tanto pellizcármelos.
  • Habrá tiempo para todo, tenemos toda la noche ¿Cuándo vuelve tu marido?
  • ¿Mi marido?, que le den por el culo a mí marido, jajaja.
  • ¡A fondo pues, allá va mi polla Sonia!
  • ¿Me lo dices o me lo cuentas?  La noto en el estómago.  Muévete y córrete cuando quieras, no creo que yo tarde mucho, me estás dando un gusto terrible.

                                                  Rosa no estaba quieta, encajada entre las piernas de Sonia lamía el coño todo a lo largo y de pasada me chupaba los huevos a mí, Sonia cuando podía metía dos dedos en su coño o le chupaba los pezones, Rosa pese a no ser el objetivo principal de mi polla se corrió la primera, nos llevaba ventaja y para igualarnos buscó entre mis nalgas y metió una falange en mi culo, noté como si me pusiera el turbo y aceleré las metidas, Sonia se corrió cayendo sobre Rosa, le aplastó las tetas y yo caí sobre las dos, le llené de leche el culo mientras que Rosa apenas podía moverse pero alcanzó mis huevos y aspiró uno en la boca.

                                                  Las dos mujeres quisieron hacerme un homenaje, se aliaron para hacerme gozar y lo consiguieron, no supe qué coño estaba en mi boca en cada momento ni que boca comió mi polla porque cambiaron de una a la otra sin dejarme suspirar, les avisé, les dije que peligraban pero no hicieron caso hasta que mi polla reventó como un volcán, escupió leche hacia arriba y cuando cayó la recibieron las dos bocas de las chicas, luego se disputaron entre ellas los goterones que no había acertado entre sus labios.

                                                  Quería festejar el triunfo con Rosa y aquel era un buen momento, por eso cuando le metí la polla en el coño volví a re clavarla para reafirmar mi gratitud.

  • Uf, Carlos creo que la polla te crece de un día para el otro.
  • ¡Qué más quisiera yo, te la he vuelto a meter para agradecerte lo que haces día a día por mí!
  • Por eso no tienes porque agradecérmelo, fóllame y me siento muy bien pagada y cuantas más veces mejor.
  • Por eso mismo, quiero demostrarte que eres la mujer que más aprecio.
  • ¿Más que a Sonia?
  • Claro, Sonia fue un sueño de juventud, ¿verdad Sonia?
  • ¡Un sueño delicioso, lástima que sólo fuera eso, un sueño!
  • Si queréis tenemos toda la noche para vivir la realidad, las dos folláis como ángeles.
  • ¿Sí?  Eso es porque tú eres nuestro maestro, jajaja.

                                                  Por la mañana estábamos agotados, no habíamos dormido ni un minuto, cuando ya no podíamos follar hablamos abrazados los tres, cambiábamos de posición, me ponía entre las dos o sobre alguna de ellas o debajo pero seguíamos hablando y acariciándonos a la vez.

                                                  Por la mañana llamé a Pierre, me dijo que me habían esperado hasta tarde, estaban desnudos y sin cámara y decidieron empezar sin mí, se sorprendieron porque Odette consiguió ponerle la polla dura y al final se la metió y no sólo en el coño sino que se atrevió a probar su culo y correrse en su boca, ella tuvo varios orgasmos y quedó impaciente por repetir la prueba.

                                                  El día siguiente aunque agotado por la noche pasada con Sonia y Rosa tuve que cumplir con la agenda que me tenía preparada Emilia, ella también parecía que había pasado una noche movidita pero no quise preguntar, el día fue muy duro, entrevistas, fotógrafos, periodistas… una locura pero eso era lo que yo quería.

                                                  Paris no sólo era eso, estaríamos un día más y volveríamos a casa, Sonia quedó en su habitación, prometió estar toda la mañana descansando, tenía todo el cuerpo escocido, las tetas llenas de moratones y el coño y el culo tan irritado que le era difícil sentarse.  Acordamos que en Madrid haríamos por encontrarnos.

Continuará

Si les gustó, les ruego que valoren y comenten.

Gracias.

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Mi timidez y mis tías (43)

Mis primas de la capital (23)

Mis primas de la capital (22)

Mi timidez y mis tías (42)

El tío Culebra me quitó el miedo a los reptiles 1

El tío culebra me quitó el miedo. (2)

Mi timidez y mis tías (41)

Mis primas de la capital (21)

Un jubilado en el cine

Mi timidez y mis tías (40)

Mis primas de la capital (20)

Un pastor en el camino de Santiago

Mis primas de la capital (19)

Mi timidez y mis tías (39)

Memorias de un abuelo (2)

Mi timidez y mis tías (38)

Memorias de un abuelo (1)

Mi timidez y mis tías (37)

Mi timidez y mis tías (36)

Mi timidez y mis tías (35)

Mi timidez y mis tías (349

Mis timidez y mis tías (33)

Mi timidez y mis tías (32)

Mi timidez y mis tías (31)

Mi timidez y mis tías (30)

Mi timidez y mis tías (29)

Mi timidez y mis tías (28)

Mi timidez y mis tías (27)

Mis primas de la capital (18)

Mi timidez y mis tías (26)

Mi timidez y mis tías (25)

Mi timidez y mis tías (24)

Mi timidez y mis tías (23)

Mi timidez y mis tías (22)

Mi timidez y mis tías (21)

Mi timidez y mis tías (20)

Mi timidez y mis tías (19)

Mi timidez y mis tías (18)

Mis primas de la capital (17)

Mitimidez y mis tías (17)

Mi timidez y mis tías (16)

Mis primas de la capital (16)

Mi timidez y mis tías (15)

Mis primas de la capital (15)

Mi timidez y mis tías (14)

Mis primas de la capital (15)

Mi timidez y mis tías (13)

Mi timidez y mis tías 12

Mis primas de la capital 14

Mi timidez y mis tías 11

Mi timidez y mis tías 10

Mi timidez y mis tías 9

Mi timidez y mis tías 8

Mi timidez y mis tías 7

Mi timidez y mis tías 6

Mi timidez y mis tías 5

Mi timidez y mis tías 4

Mi timidez y mis tías (3)

Mi timidez y mis tías 2

Mi timidez y mis tías 1

Mi coño conquistó New York. (2)

Mis primas de la capital (13)

Mi coño conquistó New York.Cuando decidí labrarme

Para un concierto lo mejor es un trío… o más (3)

Para un concierto lo mejor es un trío… o más (2)

Mis primas de la capital (11)

Mis primas de la capital (12)

Mellizos y gemelas, de gavilán a paloma.

Mis primas de la capitál (10)

Para un concierto lo mejor es un trío, o más.

Mi ahijado, su hermano y su madre

Mi ahijado, su hermano y su madre

Mis tetas decidieron mi destino por mí.

Entre mi padre y mi tía me quitaron mis complejos.

Mis primas de la capital (9)

Mis primas de la capital (8)

Ayudando a mi mamá

Mis primas de la capitál (7)

Mis primas de la capital (6)

Mis primas de la capital (4)

Mis primas de la capital (5)

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Mis primas de la capital (2)

Mis primas de la capital

Dos que valen por tres.

Al conocer mi adopción encontré la felicidad

El chat me ayudó con mi sobrina (Continuación 2)

El chat me ayudó con mi sobrina (continuación)

Mi gran desgracia mi polla Final

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Mi padre y mi tio tienen los mismos gustos

He tenido mas corridas que km. en mi carrera

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Me casé con una miss

Me gusta ser chófer (TOMO II)

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Bienvenida mi jubilación

Tengo una familia atipica pero con mucha memoriT

Bienvenida mi jubilacion tomo 2

Mi primer viaje en avión

Desde el balnerario con amor

El chat me ayudo con mi sobrina