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El pacto. (08)

en Grandes Relatos

PRIMER “PAGO” DE LA LISTA - ANA MARÍA.

                                                  La tarde estaba pasando sin sobresaltos, con mucha alegría de Fernando por su “nueva” esposa, no lo decía pero se notaba, al igual que los movimientos de ella que la hacían más apetecible…  Ya había estado el Arquitecto y se había decidido y demarcado el lugar para construir la casa de Carolina con el consultorio, además le pedí que fuera viendo la posibilidad de hacer los planos para construir cuatro nuevos chalets similares por el exterior pero, con una cocina grande, dormitorio grande y baño, pensaba destinarlas a futuros caseros o puesteros en las esquinas del campo… 

                                                  Por mi parte, había olvidado ir al criadero para conseguir los cachorros y tampoco había retirado la computadora pero no tenía ganas de volver por el pueblo…  llamé por teléfono al técnico y le pedí que viniera a la estancia a instalar la máquina y que trajera con él a un electricista competente porque además de ver las extensiones que se podrían poner en la casa, querían iluminar la entrada, desde la tranquera hasta el parque frente a la casa con columnas de alumbrado…  No había en el pueblo un electricista que pudiera realizar ese trabajo pero me dijo que tenía un conocido que trabajaba en la empresa que brindaba el servicio y él podría ocuparse de todo desde el día siguiente… 

                                                  Después de esto, le di mi celular a Carolina y le pedí que se ocupara de ver por Internet cuales eran las empresas que le podrían vender el material y las maquinarias médicas que necesitara, amén de ponerse en contacto con los laboratorios para adquirir los medicamentos que pudiera necesitar.  Sobre esto me dijo que compraría los esenciales de venta libre y/o los antibióticos más necesarios, junto con otros suministros comunes y de acuerdo a la sintomatología que en lo sucesivo presentaran los pacientes, vería de adquirir los más específicos…  Estuve de acuerdo y me dediqué a recorrer con Gonzalo los límites de la propiedad… 

                                                  Conversando con Gonzalo me manifestó las ganas de quedarse en el campo y no andar de un lado al otro haciéndose problemas con un negocio y sus ventas, que habría tiempo para eso y se encontraba muy bien en la Estancia…  Le dije que por mí no habría problemas pero, el hecho de ser mi hijo no lo eximía de responsabilidades y debería dar una mano a quien se lo solicitase, podría moverse mejor que los otros para ir al pueblo después del horario de trabajo pero sin excesos ni pelotudeces, que por el dinero que tenía no era más que nadie…  Contestó que lo daba por sentado porque me conocía y sabía mi modo de pensar, que viajaría para vender los dos autos y traería los dos cuatriciclos para utilizarlos en el campo, eran más rápidos y, tal como opinábamos los dos, mejor que un caballo al que se lo tenía que tener atado y ensillado todo el día por si se lo necesitaba… 

                                                  Me alegraba que se quedara conmigo y le dije que ya le tenía el primer trabajo…  Debía viajar a la capital con Carolina, cuidaría que no tuviese problemas con su “ex”, ella debería firmar los papeles con su Abogado, cargar las cosas más necesarias en el auto y volverse con él a la brevedad, no tenía mucho y los muebles grandes los debería dejar… 

                                                  Además, esto se lo recalqué, debería cerrar un trato “especial” con dos de sus conocidos, los cuales, alguna vez me había presentado y que eran verdaderos “roperos” que podían hacer lo que se les pidiera sin abrir la boca y sin comprometer a nadie…

  • “Pagale lo que pidan, estoy seguro que no van a cobrar mucho, para que le den una paliza casi mortal al “ex” de Carolina, dales los datos del tipo y que hagan el “trabajo” la noche siguiente a que ustedes hayan viajado, que lo dejen con piernas, manos y brazos rotos en varias partes, costillas también y el rostro desfigurado a golpes…  Que no lo maten pero que sepa que a las mujeres no se les pega…  Que le digan que cuando se cure, se vaya de la ciudad y no aparezca más por ahí, si aparece por algún lado, se muere…  No te conocen, no los conocés, ya sabés como es esto…  ¿Crees que podés hacerlo?”...
  • “Si pa, quedate tranquilo, esos dos tipos son “mudos” y si hay plata, golpean a la madre…  Yo hago el arreglo y no se va a enterar nadie, menos que menos Carolina”…

                                                  Solucionado ese inconveniente sólo me quedaba hablar con la Doctora para que viajara esta misma noche y volviera la noche siguiente…  Al regresar le dije a Carolina que debía viajar, que iría con Gonzalo y no tuvo inconvenientes, dijo que ya estaba pensando cuando irse para arreglar el tema de la mudanza y los papeles…

                                                  Asimismo, me informó que ya había hablado con los de la empresa de suministros médicos, que tenían todos los productos de la lista y no bien arreglaran el tema del pago, mandaban toda la carga en un camión chico…  Allí mismo, delante de ella, llamé al Gerente de mí Banco principal y le pedí que se pusiera en contacto con la gente de esa empresa para el pago y para que aseguraran el envío, le avisé también que iba a hacer una serie de gastos e iba a proceder de la misma manera, derivándole a los acreedores para que él hiciera los giros y transferencias correspondientes…  No me puso ningún inconveniente, me felicitó por la compra del campo y preguntó cuando lo invitaría a comer un asado, entre risas quedamos en que muy pronto le diría de pasarse un fin de semana conmigo, por ahora no podía porque tenía un problema atrás del otro para poner todo más o menos en orden, lo entendió y me dijo que contara con él para lo que necesitara… 

                                                  Nos despedimos y Carolina se fue contenta con lo resuelto a preparar el bolsito de viaje, antes de hacer unos veinte metros, moviendo ese culo que cada vez miraba con más gusto, se giró y me dijo que se había olvidado de decirme que el Abogado mandaría en la mañana a unos 15 hombres y a 5 mujeres para que fueran evaluados, que ella le había dicho que lo hiciera…  Le agradecí la iniciativa y fue a arreglar lo suyo, contenta porque las nuevas realidades eran distintas y más que reales…

                                                  Los gastos de materiales los canalizaría por medio del Gerente y el Banco del pueblo, lo mismo haría con el tema de los sueldos y/o la venta del ganado, pensando en ello me di cuenta que alguien debería llevar ese control y esa papelería, tenía que conseguir a un Contador y a una administrativa que estuviera en el campo todos los días, indefectiblemente tendría que ser mujer, un muchacho me terminaría trayendo problemas con las demás mujeres…  

                                                  Para esto llamé al Abogado y me comentó que había un Contador en el pueblo que se había recibido hacía poco menos de un año y estaba tratando de buscar clientes, además, con un poco de resquemor, me dijo que tenía una sobrina, de una sobrina, de un sobrino político (toda una ristra de parentela que se resume en tío-sobrina) recién egresada del colegio secundario y buscaba trabajo porque no podía costearse la universidad y los gastos de vivir sola en otra ciudad, según él, era una linda chica, muy respetuosa y obediente criada en el pueblo con padres trabajadores…  El Abogado ya sabía de mis pautas respecto a los empleados, yo exigía capacidad sin discusiones y no me “casaba” con amigos o parientes, porque lo había conversado así cuando le pedí que me reclutara gente, esperaba también que no me mandara un adefesio…  Le contesté que me los mandara a la brevedad que yo quería conversar con ambos, de paso aprovechó para decirme que había hablado con el Intendente y éste quería reunirse conmigo para disculparse y conversar de mi posible ayuda…

                                                  Mi respuesta fue cortante…

  • “Mire Doctor, ya tuvo su oportunidad y yo no doy segundas, no me interesa ni reunirme ni hablar con él ni aceptar ninguna disculpa, tengo demasiados problemas para aguantar a ineptos…  Mejor dejémoslo así y mantengamos la relación en paz entre usted y yo”…
  • “Bien señor Guillermo, entendido”…  Colgué y sonreí satisfecho, ya averiguaría con mis conocidos como estaba “mirado” en el Partido y en la Gobernación este Intendente, después vería…

                                                  La vi pasar a Ana María, me sonrío coqueta mientras caminaba ondulando sutilmente sus caderas y la llamé…

  • “¿Cómo está la más linda de la casa?...  ¿Contenta?...  No me has contado como lo tomó Fernando”…
  • “Bien, bien, se puso contento, dijo que estoy mucho más linda pero no dijo mucho más…  Me salió diciendo que ahora le tocaba a él ir a la peluquería y comprarse ropa”…
  • “¿Nada más?...  Mejor no te digo nada, en otro momento hablaremos tranquilos…  ¿Qué te dijo de mudarse a la casa de huéspedes?”…
  • “Que estaba bien, que si usted lo decía, estaba bien, así que hay que mudarse nomás…  A mí me encanta esa casa, tiene las mismas comodidades que ésta pero me gusta más, es un poco más grande y más linda”.
  • “Bueno, vayan mudándose y acomodá todo a tu gusto, avisá si te hace falta algún mueble nuevo…  ¿Por dónde anda ahora, tengo que hablar con él?”…
  • “Anda con Miguel revisando unas alambradas, ya deben estar por regresar”…
  • “Bueno, apenas venga decile que me venga a ver, tengo que hablar con él sobre el ganado, el SENASA, (Organismo de Control de Sanidad Animal) las vacunas, los veterinarios y ver de llevarse la hacienda que está para vender…  ¡Ahh! esto también es para vos, mañana vienen algunos hombres y mujeres para que los evalúen, ya sabés lo que quiero, no me hagas perder tiempo con las mujeres”…
  • “Quédese tranquilo Guillermo, de lo “mejorcito” o nada, apenas llegué se lo mando a Fernando”… 

                                                  Se fue contenta a buscar al marido y mientras la miraba alejarse, mi “amigo mejorado” estaba inquieto y daba algunas muestras de querer entrar en acción, habría que “romperla” a la paisana, despacito quizás pero había que “romperla”, ganas ya no me faltaban…

                                                  Vinieron los dos, Miguel y Fernando, venían de arreglar unas alambradas y de amansar un poco a los caballos de Miguel…  Éste aprovechó a decirme que el miércoles ya quería partir porque había hablado por teléfono con el sobrino y no había hecho ni la mitad del trabajo encargado generando problemas con  algunos clientes…  Le dije que llamara el martes a un camión para cargar los caballos y se fuera tranquilo, que ya sabía lo que habíamos hablado, quedaba agradecido por la ayuda y esperando su contestación, que cualquier inconveniente me llamara…  Me dio un abrazo y me dejó hablando con Fernando…

  • “Fernando, te mandé a llamar porque quiero decirte que mañana van a venir unos quince hombres para ocupar los puestos que vos consideres…  Ya sabés mis especificaciones al respecto…  Además te vas a tener que ir un par de días a la ciudad, en lo posible apenas hables con el personal, te quedás con tres o cuatro para que trabajen ese día y te vas a la ciudad con la camioneta, pasás la noche allí y temprano en la mañana hay que ir al SENASA para que vengan a revisar y vacunar la hacienda, los vacunos y los equinos, yo me arreglo aquí si no podés venir con ellos…  Tenés que ir a registrar la nueva marca para el ganado y hablar con quienes vayan a comprar la hacienda que hay para vender…  Ya me fijé que no hay un toro como la gente, fijate si podés conseguir alguno bueno y nos vamos a dedicar sólo a la raza Holando Argentina, también fijate de conseguir tres o cuatro vacas y si te gustan las comprás y las mandás con un camión”… 

                                                  Se quedó pensando y me pareció que dudaba con lo que le había pedido pero no fue así…

  • “Comprendo Guillermo, son trámites que ya hice antes pero fueron otras las formas, en lugar de pedirlo lo ordenaban, de este modo me siento mejor…  Acá voy a necesitar seis hombres para apartar la hacienda en distintos potreros y que empiecen a marcarlos con el hierro nuevo (había elegido una “G” grande con un 1 adentro), no creo que haya problemas con los hombres que me manden mañana…  ¿Dónde me quedo en la ciudad?”…
  • “No sé, no conozco pero seguro hay hoteles, andá al que más te guste y no me andés “pichuleando” con cuartuchos de mala muerte, comés bien y dormís bien, ¿está claro?”…
  • “Muy claro…  ¿Cómo hago para pagar el hotel y lo que compre, si es que compro?”…
  • “Yo te voy a dar dinero suficiente para el hotel, el viaje, lo del SENASA y demás, respecto a las vacas o el toro o todos juntos incluso el flete, te voy a dar los datos del Gerente del Banco, que el del Mercado de Hacienda lo llame y se ponga de acuerdo para las transferencias”…  También vamos a necesitar un jardinero, andá pensándolo pero de eso charlaremos cuando vuelvas…  ¡Ahh! y pasá por la peluquería y comprá unas ropas nuevas acorde al nuevo trabajo”…
  • “De acuerdo pero, entre pitos y flautas volveré el miércoles a la noche o el jueves a la mañana”…
  • “Yo te cuento para el jueves, hace las cosas tranquilo pero, hacelas”…  Se fue a avisarle a la mujer y yo llamé a mi hijo y a Carolina para ver si estaban listos para irse…

                                                  Carolina me dio un beso y un abrazo fuerte apretando sus tetas a mi pecho y me dijo que era increíble todo lo que estaba pasando…  Les pedí que fueran tranquilos, que no le dijera a nadie dónde iba a vivir y que de acuerdo a las dimensiones que conocía de la casa para ella hiciera una lista de los muebles que necesitaría comprar, que no le faltara ni un tenedor, que luego lo compraríamos en el pueblo o los mandaríamos a pedir…  Estaba tan feliz y a sus anchas que parecía no entrar dentro del auto…  Partieron y me senté en el porch de la casa a mirar un rato la noche, me quedé medio dormido…  El sonido de la voz de Ana María me devolvió a la Tierra…

  • “Guillermo, ya está la comida lista”…
  • “¡Qué susto me pegaste Ana, pensé que me había muerto y me despertaba un ángel!…  Se puso de todos los colores y no sabía que contestar…  ¡Qué poco acostumbrada a que te digan lo linda que estás!, conmigo vas a tener que acostúmbrate pero, que no se entere y no se enoje Fernando...  Igual, no lo tomes a mal pero hoy no voy a cenar con ustedes, disfrutá sola con tu marido, yo tengo que hacer un llamado telefónico y voy a estar un rato, dejame algo para “picar” en la cocina”…  Se fue contenta y “cómplice” diciendo que me dejaba algo preparado y yo llamé a mi mujer… 

                                                  Fue todo un drama explicarle mi ausencia, lloraba y no quería razonar, hasta que la amenacé con “borrarme” definitivamente si se cerraba y no entendía, que ésta era una oportunidad que no debía dejar pasar…  Conté como había sido el contacto con unos monjes que daban una conferencia en el mismo hotel que en que yo estaba parando, cual era más o menos el procedimiento dividido en brebajes, estiramientos y masajes profundos y que, a pesar de las exigencias, me parecía que estaban dando resultados…  No era en el Tíbet, era en un rancho en Texas que usaban para esos fines…  Luego de contarme que ya se estaba mudando y que había comprado muebles nuevos, le hice prometer que para cuando yo volviera tendría que estar más bonita que de costumbre y me pareció que se quedó dudando… 

                                                  Nos despedimos con algo de pena y le pedí que disfrutara de todo lo que estaba viviendo, nos prometimos llamarnos con más asiduidad pero siempre lo haría yo por la disponibilidad de los horarios y cuando me iba a descansar, antes no podía disponer de ningún teléfono…  No sé por qué pero, cuando corté pensé de inmediato que me esperaban problemas allí y lo que menos quería eran problemas…  Al final, me fui a dormir sin comer, me sentía muy mal por todas las mentiras que tuve que inventar…  Lo de otras mujeres no me preocupaba tanto pero mentirle en estas otras cosas me ponía mal…

                                                  Temprano en la mañana del martes vinieron todas las personas que estábamos esperando, los hombres se fueron con Fernando y las mujeres con Ana María a la casa de huéspedes…  Por las ventanas miré a las mujeres, tres de ellas reunían las características que yo había pedido y no tenían más de treinta años y habría que mejorar bastante en su look y saber si cumplirían lo que pretendía Ana María para sus prestaciones…  Dos de ellas, seguramente serían descartadas, eran bastante mayores y de caras adustas, ya vería que decía la Encargada…  Con los hombres Fernando fue más expeditivo, tomó a seis que ya conocía y sabían del trabajo rural y los mandó a buscar a los animales, los puso a separarlos y a marcarlos pasándolos por la manga…  A los demás no los descartó, los citó para el viernes cuando él regresara…

                                                  Me vino a preguntar por un séptimo hombre, éste, aunque no conocía mucho de las tareas dadas a los otros, necesitaba trabajar con urgencia y le pedía que le diera trabajo en lo que fuera…  Era un hombre de unos cuarenta años, viudo y con dos hijos chicos…  Le dije que le diera las guadañas, las horquillas y las herramientas necesarias y que me fuera preparando un camino de 20 x 130 metros, desde el costado de un galpón hasta una tranquera que dividía unos de los potreros, allí pensaba hacer una calle bordeada por robles que mandaría a plantar, seguramente quedaría muy pintoresco cuando todo su follaje se tiñera de rojo…  Tendría para más de un mes de trabajo pero no sólo era limpiar ese terreno, había que hacer pozos, alambrar sus laterales y siempre habría algo para hacer, en tanto y en cuanto cumpliera las normas establecidas… 

                                                  Le dejé el dinero para que Ana María les pagara a todos al final del día y le dije que cuando terminara con lo de los hombres se fuera preparando para irse y me viniera a ver para darle el dinero que él debía utilizar…  Me dio el conforme y se fue contento de poder ayudar a ese hombre quien podría ser uno de los empleados fijos…  El horario no se había hablado y como no había que ordeñar a las vacas, ni hacer todo muy temprano, lo establecí a las 07.30 para empezar a trabajar a las 08.00, una hora para el almuerzo y luego hasta las 17.00, con la posibilidad de pedirle que se quedaran más tiempo si era necesario, todo lo cual se abonaría aparte…

                                                  Luego apareció Ana María con las tres mujeres que, en principio, había seleccionado, dos eran solteras y una separada sin hijos…  Me las presentó y no le di indicaciones a ninguna de ellas, sólo les dije que las órdenes las daba Ana María y yo, por supuesto, ninguna persona más podría darles órdenes, eventualmente podrían solicitarle favores o “gauchadas” con buen trato pero estaba en ellas, aceptar o no…  La Encargada sabría donde las destinaría para trabajar…  Según dijeron, todas cocinaban y sabían de aseo y atender dormitorios, lo que vendría bárbaro porque podrían rotarse en los trabajos o en los francos, ya que de ser así y siendo cuatro, una podría quedar el fin de semana y las otras tres saldrían, tomándose los dos días, máxime sabiendo que yo no necesitaba un chef, todos éramos muy sencillos para comer… 

                                                  En un aparte le dije a Ana María que habría que mandarlas a todas a que le hicieran el mismo trabajo que a ella en el Salón de Belleza, que yo pagaría el servicio de cada una y la vestimenta debería ser mejor que las que mostraban o les mandaba a confeccionar uniformes con un calzado similar para todas, que ella decidiera…  La idea no le disgustó y le pedí que hablara con una modista pero… no quería hábitos de monja, contestó sonriendo que me quedara tranquilo, que creía conocer mis gustos… 

                                                  Me pareció que deberían empezar el lunes siguiente para que arreglaran todo sus problemas, fueran al Salón de Belleza y para que, además se pintara y arreglara la casa en que hasta ahora vivía ella…  Ya estaba avisada que su marido debería estar unos días afuera y le dije que hiciera la mudanza con uno o dos de los muchachos que ya estaban trabajando o con alguna de las mujeres…  Dejé la charla y que ella se encargara porque llegaron los camiones con los materiales y los operarios junto al Arquitecto para comenzar con la construcción para Carolina…

                                                  “Pintaba” para una mañana movida, a eso se le agregó Miguel, había conseguido un camión para ese mismo martes a la tarde y se iría a eso de las cuatro porque estaba preocupado por el trabajo que tenía que hacer y no hacía su sobrino…  Le contesté que no había problemas, que le pidiera ayuda con los caballos a cualquiera de los hombres y que fuera tranquilo…  Le volví a agradecer y volvió a seguir con la marcación de los animales, allí estaba “en su salsa”…  Hablé con el Arquitecto para que comprara la pintura necesaria para toda la casa que quedaría libre y que pusiera a tres hombres a trabajar en ella en refacciones y pintura una vez que estuviera libre…  No puso objeciones y luego se fue a los límites del campo a ver los lugares dónde se podrían hacer las casas para los puesteros… 

                                                  Cerca de las 11.00 de la mañana apareció un coche con una pareja, manejaba un muchacho de unos 25 ó 26 años y lo acompañaba una jovencita de unos 20 años…  Resultaron ser el Contador y la sobrina del Abogado, ya me había olvidado de ellos…  Atendí primero al joven haciéndolo pasar al escritorio, me contó lo que ya sabía, que hacía un año que se había recibido, que sus padres eran del pueblo y, con mucho sacrificio, habían costeado su carrera y él volvió a tratar de “remarla” desde aquí, me agradó el muchacho, era respetuoso, bien educado, parecía conocer su trabajo y aunque parecía reticente y observaba todo, le aclaré que estuviera tranquilo que mi dinero era absolutamente legal, que lo había obtenido en la lotería y los impuestos de eso ya estaba saldados y descontados… 

                                                  Pareció suspirar aliviado y lo contraté después de acordar unos jugosos honorarios, se ocuparía de todo lo relacionado con los impuestos, las liquidaciones de sueldos y jornales, el control de facturas, en definitiva, de todo el trabajo que hacía y firmaba un Contador Público…  No tenía empleados y hacía todo su trabajo solo, debido a eso le dije que, si la chica cumplía mis expectativas y se adaptaba, yo le haría llegar a él todo el detalle minucioso de lo que necesitara…  Salió conforme y explicó que él vendría una vez por semana o cada diez días para acordar con la empleada pero estaríamos en contacto vía telefónica para lo que necesitara…

                                                  Quedaba la “niña”, educada, ubicada, respetuosa, apenas 19 años, rubia, con el cabello recogido en una cola de caballo, lentes que la hacían parecer de más edad, 1.68 de altura, ojos celestes y una cara perfecta…  Dueña de una tímida pero hermosa sonrisa…  Era su primera entrevista de trabajo y se la notaba muy nerviosa, de nombre Soledad pero comúnmente la llamaban Sol y, verdaderamente, era un sol…  No sé que le habría dicho su tío pero me miraba con un cierto aire de admiración e incluso de miedo… 

                                                  Yo la miraba con un gesto adusto y no le decía nada hasta que me sonreí y me dirigí a ella…

  • Me dijiste que te llamabas Sol, ¿no?”…
  • “En realidad me llamo Soledad pero todos me dicen Sol”…
  • “Bueno Sol, con vos voy a hacer distinto, antes que nada, necesito que te relajes, te voy a decir lo que veo desde este lugar, veo a una hermosa muñequita… de madera, dura, temerosa y seguramente irresoluta, así, no me sirve…  No sé lo que te puede haber dicho tu tío de mi ni me interesa, él aquí no “corta ni pincha”, no existe, quiero que vos trabajes acá, él que lo haga dónde quiera… ¿Tenés amigos, amigas?, ¿les hablás como me hablás a mi?, ¿no les sonreís nunca?”…
  • “No, sí, lo que pasa es que estoy nerviosa y necesito trabajar pero no tengo experiencia anterior”…
  • “Lo de la experiencia se nota pero, “nadie nació sabiendo” dice el dicho, así que aflojate un poco y contame de vos”…  No, no, pará, ¿me podés hacer un favor antes?...  Salí por el pasillo, a la izquierda te vas a encontrar con el comedor, después de éste te vas a la cocina, sacá de la heladera dos latitas de gaseosas, una para cada uno y regresa, luego charlamos tomando algo”…

                                                  Eso la relajaría y de paso aprovechaba para observar como venía de piernas y que tan bien le quedaba el jeans apretando sus nalgas…  No me defraudó, tenía un culo fabuloso y para mi, un “buen culo” es proporcionado, duro, parado, armado, el culo que deja “ondear” las nalgas no me llama tanto la atención…  Cuando regresó la estaba esperando para mirarla bien de frente y noté que tenía pechos chicos, de esas tetas que se te pierden en la mano pero agradables…  Me dio la latita, se sentó, me sonrió un poco más tranquila y la saludé:…

  • “Hola Sol, ¿cómo estás?...  Me llamo Guillermo, ni “patrón” ni “señor” ni nada de eso, simplemente Guillermo y podés tutearme, parto de la base de creer que mi interlocutor sabe guardar las distancias y el respeto sabiendo qué lugar ocupa…  ¿Estamos de acuerdo?...  Cualquiera de los otros que están en la Estancia tiene aprendido exactamente el mismo discurso, si se equivocan en el trato, será un problema grave de ellos, no mío.  Soy dado, doy facilidades, trato de ser comprensivo y no es una fachada, ya lo podrás averiguar y ver pero, como todo “viejito”, soy muy exigente y puedo ser muy “jodido”…  Quien me falla, se “tira a chanta” y no trabaja, me miente o trata de aprovecharse, se va, no me conmueven arrepentimientos ni lágrimas”… 

                                                  Me miraba sorprendida y su mirada brillaba distinta, esperanzada…

  • “Usted me está diciendo que puedo trabajar aquí”…
  • “Si vos querés, vas a trabajar aquí, sólo te estoy diciendo las malas…  Las directivas las daré yo y sólo de mí dependerás pero exijo un trato cordial entre todos, “puteríos”, “chusmeríos”, “cuentos”, malas caras y discusiones en la calle, en el boliche o en sus casas…  Novios, novias, arrumacos y filtreos del otro lado de la tranquera de entrada…  Cualquier problema o inconveniente, soy el primero que debe enterarse, los “cuchicheos” me joden bastante…  ¿Hasta acá me seguís?... 

                                                  Asentía con la cabeza y claro que me comprendía aunque se notaba que tenía un millón de preguntas y no se animaba a largarse, yo tampoco quería que lo hiciera…

  • “Perfectamente, ¿puedo preguntar?”…
  • “Conmigo podés hablar de lo que te venga en ganas, hasta de tus problemas personales, tengo por norma no juzgar a nadie…  Antes que preguntes, te digo las que creo que son buenas…  Vas a trabajar en este escritorio, lunes a viernes de 08.00 a 16.00, si hay que quedarse, cobrarás horas extras, comerás con nosotros la misma comida, salvo régimen o dieta, eso corre por cuenta tuya…  Como todos,  una vez que estés organizada, podés disfrutar del campo, andar a caballo, nadar en la pileta, usar el gimnasio pero…  si pido un trabajo que encargué o el Contador necesita algún dato, éste tiene que estar si o si, no hay “tu tía” con esto…  Empezarás cobrando 2 y ½ sueldos básicos, en blanco, con todos los servicios sociales y en la Estancia habrá una Doctora permanente con un consultorio con todos los adelantos técnicos y una farmacia incorporada, ya la vas a conocer, Carolina es de lo mejor que he conocido en personas y podrás consultarla hasta para saber qué tipo de toallitas higiénicas tenés que usar”… 

                                                  Esto le arrancó una hermosa sonrisa…

  • “Guillermo, tenga por seguro que no le voy a fallar, esto es muchísimo más de lo que esperaba”…
  • “Para que esto te funcione, hay una única responsable porque no todos tienen la posibilidad que te doy y lo sé muy bien porque fui empleado toda mi vida…  Otra cosa que quiero que quede clara, mis ingresos son absolutamente legales y transparentes, no tengo nada que ocultar y no puedo evitar los comentarios que tengas con los de afuera pero, cuanto más comentes más parientes, amigos y/o conocidos de, van a pedirte que les consigas algo similar y vos sos una excepción, no la voy ni hago favoritismos con los parentescos, amiguismos o acercamientos interesados, casi le digo que no a tu tío cuando me dijo que eras una sobrina…  Creo que está todo, si querés comenzar mañana, te ponés de acuerdo con el Contador para que te de unos impresos para las fichas de datos del personal y/o como quiere clasificar las facturas de gastos…  Arreglalo con él y ya venís el jueves a trabajar”…
  • “Por mi está bien, ahora me voy con él y ya comenzaré a preguntarle lo que necesita”…  Lo llamé al Contador que esperaba…
  • “Soledad va a trabajar como administrativa conmigo, ponela al tanto de lo que necesites para hacer un trabajo en conjunto”…  Estuvo de acuerdo y se fueron ambos contentos…

                                                  También me esperaba Fernando para que le diera el dinero que se tenía que llevar porque ya estaba pronto a partir…  Lo hice pasar y le di una cantidad de dinero suficiente como para que se moviera cómodo en el hotel, con las franquicias del SENASA, para el combustible y que no escatimara en el hotel y las comidas…  No lo podía creer porque las veces anteriores que había hecho estos trámites tuvo que hacer malabares para poder regresar y ahora iba hasta con vehículo propio…  Lo despedí desde allí mismo y le pedí que viajara tranquilo que aquí nadie lo corría…  ¡Qué día!...  Hoy casi no había salido de la casa…  No bien se iba Fernando llegaba el camión para llevarlo a Miguel y los caballos…  Salí hablé con el conductor y le aboné la tarifa del viaje y del acarreo completa…  Se hizo ayudar por dos de los hombres que estaban con la hacienda e hicieron rapidísimo el subirlos y acomodarlos, le di unos recibos de venta y autorización y los certificados de vacunación de esos caballos para que no tuviera problemas en el viaje con las autoridades… 

                                                  Se acercó Ana María para preguntarme si quería comer algo porque no había almorzado, le dije que no y le pregunté si había empezado la mudanza porque veía a una de las mujeres llevando algunas bolsas y bultos hacia la casa nueva…  Me dijo que si y que ahora se sumaría el señor que estaba trabajando en el camino que llevaba a la tranquera interior…

  • “Primero voy a verlo y ya te lo mando”…  Quería ver cómo iba quedando…

                                                    Me acerqué al trabajador y noté que trabajaba rápido, ya había limpiado como treinta metros de maleza gruesa que iba amontonando en montículos a medida que las cortaba…  Me agradeció el trabajo y le dije, como a todos, que dependía exclusivamente de él, le pedí que siguiera mañana, que guardara las herramientas y se fuera a ayudar a la Encargada con la mudanza de la casa y que si faltaba alguna ayuda más que le dijera a un par de muchachos que estaban con la hacienda…  Era trasladar las cosas uno 80 metros y eran un par de camas y colchones, un aparador y un placard más o menos grande, con un carrito de mano que había se iba a  arreglar… 

                                                  Pasé luego por la construcción y ya habían hecho las zanjas y rellenado casi la totalidad de los cimientos con el encadenado, mañana empezarían con las paredes…  El Arquitecto se había ido pero había hecho las marcaciones de las casas más chicas para los puesteros, yo sólo tendría que autorizar los lugares…  Eran casi las 16.30 y Ana María iba a seguir con la mudanza hasta las 19.00, la llamé para darle el dinero que tendría que pagarles a los que se quedaban y a la mujer…  Me preguntó que quería para cenar y me empecé a reír…

  • “Estás loquísima mujer, tenés todo desmantelado y me preguntás que quiero comer…  No toqués nada, termina bien lo que estás haciendo y cuando estés lista, sacá comida que está congelada en la heladera, hacela en el microondas y cenamos acá, hoy estamos más solos que el “uno”…  Yo me voy a dormir un rato, llamame cuando todos se hayan ido”…

                                                  Me quedé totalmente dormido con la ropa puesta, me despertó el teléfono a las 19.05, era Gonzalo, me llamaba para decirme que había cerrado “el trato” y que le aseguraron que no se hiciera problemas, a Carolina sólo le quedaba firmar un papel, cosa que haría el miércoles a la mañana y ya se volvían, que estaba muy tranquila…  Además tenía otras informaciones importantes…  Había hablado con el hermano y como éste lo quería hacer absolutamente legal, ya los Abogados habían presentado en el Juzgado el video correspondiente y el pedido para el retiro de la tenencia de la madre pero, era imposible ubicar a su “ex” mujer, el negocio estaba cerrado y en la casa de los padres no había nadie, en la casa de ella había quedado el marido y las dos hijas pero ella se habría “fugado” o estaba oculta vaya uno a saber dónde, hasta el marido decía “no saber” dónde podría estar y tenía un tipo de una custodia privada en la puerta… 

                                                  Según se comentaba, el hermano, el lunes salió temprano en la tarde y rápido del negocio, eran más o menos las 19.00 y no apareció por la casa, hay varios que lo vieron subir a su camioneta e irse solo pero, a la casa del country no llegó…  Como no hay testigos de ningún secuestro o algo por el estilo, recién después de las 48 horas se lo dará por desaparecido y se profundizarán las investigaciones…  Ellos tampoco quieren insistir mucho porque si la Policía investiga los motivos de un presunto secuestro, pueden descubrir todos los “chanchullos” que tienen con las mercaderías guardadas en los depósitos y esas no tienen facturas legales…  Ante esto, el miércoles por la mañana, los Abogados iban a reiterar el pedido de retiro de la tenencia para que se pudiera sacar a la nena de esa casa…  Me hizo saber que mi hijo mayor quería hablar conmigo para venirse unos días a la Estancia con la nena hasta que se calmara todo el lío, lógicamente, le dije que no había problemas y que esperaba su llamado… 

                                                  Mientras hablaba, se me cruzó algo por la cabeza y le dije que esperara dos segundos que tenía que abrir un archivo de la compu para fijarme algo…  Así lo hice y me puse a mirar “la lista” para los “pagos” que yo tenía que hacer por los deseos concedidos…  El nombre del “ex” cuñado de mi hijo mayor ya no estaba en la lista, se había borrado y sólo quedaba el espacio en blanco… 

                                                  Debo admitir que sentí un escalofrío y un regocijo interior que nunca había sentido, “uno menos” pensé para mí y, evidentemente, se había tomado como que todo el problema se generó porque se confiaron en que yo les alcanzaría el dinero que necesitaban para pagarles a los delincuentes que les vendían mercadería robada…  Volví a tomar el teléfono y le dije a Gonzalo que no hablara más del tema porque la cosa se iba a complicar más, que seguramente el “fulano” ya no estaba y la semana entrante, la Policía estaría revolviendo las casas y los depósitos de mercaderías de la familia…  Le pedí que ni siquiera le avisara al hermano y que se dedicara a cuidar a Carolina…  Colgué y me descubrí contento pues había pensado que sería más complicado…

                                                  Me estaba dando un baño cuando escuché que Ana María había llegado, me avisó que estaba en la cocina viendo que había para cocinar…  Le avisé que ya terminaba y salía, me vestí con una remera, un pantalón bermuda y zapatillas…  Cuando fui a la cocina me sorprendí, la mesa ya estaba puesta y Ana María estaba vestida con un vestido amarillo con tirantes que dejaba media espalda al descubierto, se ceñía luego hasta su cintura y desde la parte alta de sus nalgas caía suelto hasta medio muslo, calzaba unas sandalias negras de verano con poco taco…  Sólo la podía observar de espaldas porque se encontraba ensimismada haciendo una ensalada pero, noté su cabello húmedo, sus nalgas paradas y firmes, sus tobillos finos y sus pantorrillas que invitaban a acariciarlas y morderlas…  Le hablé para que supiera que ya había terminado…

  • “Ya estoy listo Ana María, ¿qué me vas a preparar de rico?, para comer digo porque veo que lo más rico y bello ha venido hoy vestido con un hermoso vestido amarillo…  ¡A ver, a ver!, dejame verte bien”… 

                                                  Cuando se giró para que la viera de frente, en su rostro se hacía notar una sonrisa de oreja a oreja, se la notaba totalmente complacida con el halago…  Sus pechos parecían querer reventar la prenda y, como no llevaba sujetador, supe al instante que sus pezones eran grandes y seguramente apetecibles, “mi amigo” se comenzó a poner incómodo por la posición en que estaba y trataba de “acomodarse”, no lo ayudé pues se notaría demasiado… 

                                                  El leve toque de carmín rosado en sus labios llenos y la fina raya del delineador en sus ojos me hicieron pensar que Ana María estaba más que dispuesta a que “el patrón” se la cogiera para gozar como una hembra desaforada…  Seguramente no me lo pediría, por timidez, por no quedar como una “mujer fácil”, por miedo a que yo lo tomara a mal y se quedara sin trabajo, porque no me conocía bien, porque no era mujer de ser infiel al marido, por lo que fuere pero ya había dado el “primer paso”, había puesto la “carnada” y esperaba ver como yo “picaba”… 

                                                  Yo imaginaba que también “cruzaba los dedos” (las piernas también) y estaba expectante para que yo “picara”…  Lo que ella no sabía es que a mí me encantaba que me pidieran ser cogidas a los gritos, que se desesperaran por sentirme, me gustaba que se mostraran y se expresaran con su mejor repertorio de putas, que me la chupara hasta que se le acalambraran las mandíbulas…  Tampoco sabía que yo tenía una “carnada” especial, ya veríamos quien era el que iba a ser “pescado”

  • “Mire que es terrible usted, ehh…  ¿A todas las mujeres viejas y feas le dice lo mismo?...  Parecía que quería “calentarse” más en base a piropos y seguramente con lo que su imaginación le dictaba…
  • “No señora, no se equivoque, a las feas les hablo poco y muchas veces ni las miro, sólo lo hago con quienes saben gozar de la vida y del hombre que puedan tener al lado”…  

                                                  Se puso roja y posiblemente no por lo que le había dicho sino por lo que le “caminaba” por la mente…

  • “Si claro pero algunas de esas mujeres son casadas”…
  • “Yo no les pido la libreta de casamiento para decirle o no un piropo…  Ya te dije que lo que digo no es mal intencionado, la que suele pensar mal son las mujeres que reciben el halago y ponen el grito en el Cielo para auto justificarse…  No saben gozar de los momentos y si les gusta se convierten en posesivas como si ese hombre fuera de su propiedad…  Yo no juzgo a nadie, ni apunto a nadie con el dedo porque alguien quiera pasarlo bien, en contrapartida, no me gusta que después me jodan… 

                                                  Mientras llevábamos a cabo esta charla, ya casi habíamos terminado de comer algo muy liviano y la invité a seguir la conversación en el sofá del living…  No contestó pero tomó la copa de vino y caminó insinuante hacía el living…  Se sentó, se cruzó de piernas, dejó que una parte de sus muslos mostrara más piel que la debida y seguía mirándome y esperando mí “avance”  Luego de un rato más de conversación de este tenor y viendo que ya se movía, descruzaba las piernas, juntaba sus rodillas y humedecía sus labios, lancé mi “carnada” al interior de su cabeza…

  • “Vamos a tener que dejar de conversar de estos temas Ana María, estamos solos, sin nadie que nos moleste, tomando un vino delicioso y me parece que esta charla nos está “calentando” demasiado”…
  • “Guillermo, ¿cómo piensa eso?, hable por usted, yo soy una mujer casada y hay cosas que no me pasan por la cabeza…  Tengamos la conversación en paz”…
  • “Bueno, como gustes, ¿cómo adultos, no?...  Es decir, que no te vas a quedar a dormir conmigo, ¿verdad?”…
  • “¿Cómo se le ocurre?, sólo conversamos, nada más”…
  • “Está bien, me quedaré con las ganas porque tengo unas ganas tremendas de acostarme con vos y cogerte toda la noche por todos lados, me equivoque al pensar que querías lo mismo, disculpame, no se volverá a repetir”… 

                                                  Como siempre, apenas unos segundos de duda y desconcierto y luego, las ganas desatadas…

 

  • “¿Cómooo?...  No te equivocaste…  Me vas a coger si o si, por dónde quieras, hoy te entrego lo que quieras, hasta el ombligo te entrego… Cogeme Guillermo, cogeme porque me voy a volver loca…  creo que hasta las orejas tengo mojadas, montame como una yegua, haceme relinchar, cogemeeeee, ya no aguanto…  Déjeme tocarlo todo “patroncito”, enséñeme a sentirme una hembra…  Mezclaba graciosamente el tuteo con el no tuteo…

                                                  Se “destapó” la “paisana”, a la mierda con las hipocresías idiotas del “quiero pero no debo”…  Se arrojó a mi boca y comenzó a besarme en un labio a labio como en las películas de los 40’…  Sus labios llamaban e incitaban pero, sin saliva y sin lengua no podrían excitar a nadie.  Tomé su nuca, abrí su cavidad con mi lengua y le penetré la boca recorriendo su interior, moviéndola para hacer que la de ella participara…  Fue apenas un rato hasta que sacó la lengua y se la chupé como queriendo arrancarla, me devolvió la gentileza aprendiendo rápidamente y cuando volví a besarla con fuerza y pasión, sus gemidos apagados y sus movimientos me avisaban de un orgasmo inesperado…  Ni pensó en aguantarse, la “calentura” pudo con ella… 

                                                  Nos separamos un tanto agitados, me miró con ojos asombrados y volvió a lanzarse a devorar mi boca demostrando su aprendizaje acelerado…  Mientras me besaba, aguantando la respiración, algo propio de quien no sabe mucho sobre el tema, yo tocaba sus pechos y al apretar sus pezones gordos y sobresalidos, separaba su boca para aspirar y gemir cada vez más fuerte…  Bajé los sostenes de su vestido y tuve libres y a disposición de manos y boca un par de tetas hermosas, llenas, duras, con areolas grandes y pezones de un centímetro que daban ganas de morder…  Las acaricié y bajé el rostro para besar esos pezones que me llamaban, ¡piedras, parecían piedras! y daba gusto chuparlos con ganas tratando de tragarlos junto a las areolas…  ¡Lindos “pedacitos de pan” se “comía” Fernando!...

  • “Si, “patroncito” si, ordéñelas, sáqueles jugos, ¡por Dios!, nunca sentí así, siga, siga, séquelas, chupe hasta secarlas, márquelas con los dientes, ¡Ahhhh!”… 

                                                  Las pequeñas contracciones que venía experimentando, se convirtieron en una más grande y todo su cuerpo se tensó en un orgasmo enorme que liberó con un grito nacido desde sus entrañas…  Los dos nos sorprendimos y quedó laxa tratando de recuperarse…  Se volvió a tensar cuando le comencé a besar el cuello y se apretaba fuerte marcando sus uñas en mi espalda…

  • “¿Qué me hacés “patroncito”?,  ¿qué me hacés?, tengo hormigas en todo el cuerpo, me gusta, me gusta mucho”… -me decía mientras apretaba su entrepierna con una de sus manos-… 

                                                  Ambos parados volví a besarla en la boca y se le aflojaron las piernas, el frente del vestido empapado mojaba mis pantalones y me imaginaba que su ropa interior no estaba mejor…  Bajé el vestido junto con su pequeña bombachita y quedó desnuda y espectacular ante mí, la depilación recomendada por Carolina causaba su efecto, un sólo mechón de vello recortado sobresalía en su pubis y un cuerpo que conjugaba a la mujer y la hembra se me mostraba sin tapujos, la miré admirándola y se arrojó a mis brazos para volver a besarme…  Luego del beso en que aproveché para aflojar y dejar caer mí bermudas, me saqué el bóxer y tomándola de los brazos la hice girar para que me diera la espalda, calcé el miembro entre sus piernas y pegado a su vagina recibió la suficiente lubricación para meterse por dónde quisiera…  Besaba su cuello, tomaba sus tetas con una de sus manos apretándola contra mi cuerpo y con la otra mano acariciaba, y apretaba una de sus nalgas duras y tersas sin asomo de flojedad…

  • “Vamos a la cama”, -le dije-
  • “Vamos ya, llevame así, quiero seguir sintiéndola, es enorme, me va a costar, yo sé que me va a costar pero la quiero adentro ya, nunca sentí tantas ganas de que me cogieran”…  Dimos unos pasos así y se paró agachándose frente a mí…
  • “Poneme la puntita, quiero empezar a disfrutarla, cogeme ya, por favor cogeme”…

                                                  Si entraba la “puntita” yo sabía que no me detendría y antes de meterme en ella quería “comerme” y saborear esa conchita que se me antojaba virgen o casi virgen en esos menesteres…

  • “No cariño, hay tiempo, antes de meterla y que la goces, quiero saciarme chupándote la conchita y ese culo duro que me está enloqueciendo”…
  • “¿Cómooo?...  ¿Me querés chupar la concha y el culo?...  ¿Podés hacer eso?...  ¿No te da asco eso?...  ¿Te parece que me va a gustar?...  Yo te dejo hacer lo que quieras “patroncito”, estoy que no me aguanto pero, ¿esooo?”… (¡Me cago en los rústicos que no aprendieron y no saben enseñar!)...  Tenía que esmerarme y “darla vueltas a polvos”…
  • “Vos dejame a mí y no preocupes, si no te gusta después me decís”… 

                                                  No me dijo nada pero me miró como a un “bicho raro”…  Entramos en la habitación y se dejó caer en la cama boca abajo, conmigo encima y moviendo todo su cuerpo y su culo, a todas luces inquieto y receptivo,  abrió las piernas y esperó ser “embocada”, la cosa no tendría porque ser tan sencilla y ancestral…  Era evidente que Ana María estaba acostumbrada o “enseñada” a que en una cama la mujer era un “agujero” a rellenar, eso tenía que cambiar, iba a cambiar, el “potencial” y las ganas sobraban…

                                                  Aunando la piel de la parte delantera de mi cuerpo con la caliente piel de toda la parte trasera de su cuerpo, comencé a descender con besos cortos y lamidas desde su cuello, sus brazos, toda la espalda, la columna vertebral hasta la cintura para volver a ascender por su columna mientras disfrutaba de sus movimientos viboreantes, su piel que alternaba escalofríos y sudores y sus gemidos desesperados que, por momentos se convertían en gritos con una mezcla de ruegos, súplicas e imperativas órdenes para que entrara en ella…

  • “Te lo ruego “patroncito”, te lo ruego, metela ya, cogeme que me muero, estoy empapada, necesito el mango de ese rebenque bien adentro, entráááá y cogemeeee, no puedo más”… Que pidiera lo que quisiera, yo estaba “en la mía”… 

                                                  Bajé y me entretuve un rato mordiendo, lamiendo y apretando sus duras nalgas, unas delicias que escondían un ojete cerrado que dilataba y se fruncía como con movimientos propios…  Aferrándola bien de las caderas, mi lengua se prodigaba en lamidas interminables por todo el perineo y se detuvo, ayudada por labios que besaban y trataban de perforar la contracción involuntaria de esa roseta de color marrón claro…  La respuesta fue inmediata, el grito, los movimientos y las contracciones no se hicieron esperar, el cubrecama quedó todo mojado y esos segundos le parecieron interminables…  Su gozo era indisimulable…

  • “No puede ser, no puede ser, me he ido mientras me lamías el culo, me he meado de gusto, seguí, seguí, es maravilloso”… 

                                                  La zona ya no estaba fruncida y bajé la cara un poco más mientras ella elevaba sus nalgas para facilitarme el camino…  Labios gordezuelos, cerrados y mojados, impregnados de un delicioso olor a hembra, me recibieron, abrí sus labios con los dedos de una mano y mi lengua se posó en el agujero que me esperaba, los gemidos volvieron a ser gritos fuertes que se convirtieron en sollozos desesperados que exigían, las caderas no paraban en sus movimientos y escuchaba como sus manos rasguñaban y apretaban el cubrecama…  El pulgar de mi otra mano ingresó sin avisar en su ano y su contracción hizo que los muslos apretaran fuerte los costados de mi cara…  No me importó, mi lengua, casi independiente, recorría cada pliegue de su vagina tratando de penetrar lo más que podía…  Sus gritos no mermaban, los sollozos se convirtieron en llanto y hablaba entrecortada con la boca pegada a la cama…

  • “¡Por Dios!, jamás de los jamases pensé que esto sería así, no puedo parar, comeme, no salgas nunca de allí, ahí voy otra vez, me estoy muriendo de placer”… 

                                                  No terminó de decirlo y en una posición incómoda que a ella no le importó, chupé su clítoris chiquito y, evidentemente, muy receptivo, el resultado fue un grito casi inhumano y un chorro de flujos impregnó mi cara, quedó inmóvil, como ida…  Las sensaciones y el placer no perdonaron a su cuerpo y a su mente…  Le costaba recuperarse y de su boca sólo se escuchaban incoherencias…  La dejé allí y fui a buscar la botella de vino, necesitaba refrescar mi garganta…  Cuando regresé a la habitación estaba sentada en la cama, su boca trataba de esbozar una sonrisa pero sus ojos expresaban dudas y vergüenzas…

  • “¿Así es como siente una verdadera mujer?...  Me he ido más veces que en toda mi vida, ¿cómo es posible esto “patroncito”?...
  • “Todavía te falta Anita, todavía hay mucho más, además, no te olvides que yo también quiero y necesito gozar,  esto es “de a dos” cariño, yo te doy y gozo dando, vos me das y gozás dándome, así de simple…  Tomá un poco de vino y cuando quieras seguimos”… 

                                                  La mirada de duda pasó a manifestar un poco de temor, me señaló el miembro que no había bajado ni un poquito y me dijo:…

  • “Para que “eso” entre va a costar, no creo que pueda, lo necesito pero… como que me duele por anticipado”…  Me reí pensando en que tendría que entrar en ella con calma…
  • “Te aseguro que vas a poder, tus tres agujeros van a ser míos y creo que te va a gustar como creo que te gustó la lengua”…
  • “¿Qué tres agujeros?...  ¿Qué me pensás hacer?”...
  • “Luego te cuento, confía en mí, voy a ir despacio para que sólo sientas placer”… 

                                                  Comencé a besarla nuevamente y a acariciar sus pechos duros con pezones a punto de reventar…  La posición del misionero era ideal, ya había tiempo para otras, ella flexionó sus rodillas y me dejó hacer apretándome los brazos con sus manos…  Me incorporé y arrodillado entre sus piernas comencé a pasar el glande por su vagina y ano, “pincelando” la zona abundantemente lubricada, Ana María se movía gimiendo para tratar de hacer coincidir la cabeza de mi miembro en su vagina, se movía hacia adelante, yo retrocedía…

 

  • “Por favor, ya no puedo esperar más, metémela hasta la garganta, yo me aguanto”… 

-decía gimoteando-…

                                                  Yo tampoco quería esperar más y de forma lenta comencé a introducirme en su interior, no costó porque estaba dilatada y lubricada pero calzaba muy justo y, a medida que avanzaba, sentía rozar mi miembro en sus paredes vaginales, me causaba mucho placer y, en ella, su placer, su desesperación por sentirse llena y sus ganas se demostraban en gemidos y gritos como de triunfo…

  • “¡Así, hasta el fondo, ¿no sabés como te siento!, ¡por fin!, deme más mi “patroncito”, deme más”… 

                                                  No pude meterla toda, un par de centímetros quedaron afuera y cuando choqué contra su interior, ya no pudo aguantar y volvió a explotar en otro orgasmo copioso y ruidoso…  Inmediatamente pensé en que, menos mal que estábamos solos y que las vacas y caballos no podrían contar nada…  La “paisana” demostró que podía ser de recuperación bastante rápida y comenzó a moverse tratando de introducir más de lo que podía entrar…  Gritaba y exigía más…

  • “Más adentro, más, estás más adentro de lo que nunca entró mi marido, perforame, metela más adentro, que me llegue a la garganta, ¡mierda que es lindo esto!”… 

                                                  Más no se podía y traté de acomodar mis movimientos a su vaivén impetuoso entrando y saliendo con fuerza y se abandonó a mis movimientos…  Paré de moverme, la hice girar y sola, por puro instinto, se puso en cuatro, volví a introducirla en su vagina y los dedos de mi mano derecha comenzaron a incursionar en su ano relajado y bastante elastizado…  Intenté directamente con el dedo corazón y aunque acusó la introducción siguió moviéndose al ritmo de mis embestidas en su vagina, su culo deseado comenzó a moverse con más ganas y ya se fue el índice acompañando al otro, sus movimientos se incrementaron sus gemidos y pedidos también…

  • “Meté más dedos, movelos, meté la mano, ¡cómo me gusta eso!, nunca sentí nada igual”… 

                                                  Saqué rápido el glande de su vagina y lo apoyé en el agujero de su ano, tratando, con fuerza pero con cuidado, poder forzar su entrada, mientras tanto apretaba uno de sus pezones con la otra mano…  Tardó unos segundos en darse cuenta de mis intenciones y grito, ¡Nooooo!, tirándose hacia adelante, al estar rodeando su pecho me arrastró y el miembro penetró hasta la mitad…    El grito me dolió hasta a mí y me quedé quieto sin moverme pero haciendo “latir” a “mi amigo” en su interior…

  • “¡Me hiciste el culo!, ¡me la metiste en el culo!, me duele Guillermo, sacalo, sacalo que me duele”…  Ni borracho se lo sacaba, estaba muy bien dónde estaba y aún faltaba un poco más para estar mejor…
  • “Tu culo es irresistible cariño, quedate quieta, esperá a que el músculo se acostumbre…  Si hubieras confiado en mí y no te hubieses apurado esto debería haber sido distinto, tratá de relajarte”… 

                                                  Sollozaba sin poder contenerse, yo incorporé parte de mi cuerpo sin retroceder en la penetración y me acomodé mejor para poder acceder a su clítoris, lo pincé con dos dedos y comencé a acariciarlo, notando que se iba relajando y mis dedos mojados denunciaban que su nivel de calentura volvía a crecer…  Seguía acariciando su clítoris y tocando su vagina, en un par de minutos comenzó a mover el culo como si estuviera acomodando sus músculos y su conducto para que el inesperado “huésped” pudiera completar su introducción…  Sin avanzar más, empecé a moverme entrando y saliendo para que se acostumbrara mejor, ella no se quedó atrás y cada vez sus movimientos eran más rápidos…  No hablaba, no decía nada, sólo gemía y se movía, quizás apartando tabúes o fantasmas o acumulando placer o ambas cosas, la cosa es que su participación fue a más y volvió a pedir…

  • “Metelo un poco más mi rompedor de culos, metelo más, ya casi no duele y empiezo a sentir que tenés que llenarlo todo, ¡me gusta, carajo, me gusta!, no me animaba a pedírtelo pero sabía, estaba segura que me lo ibas a romper cuando me lo miraste con ganas, dale más”… 

                                                  Yo no contestaba seguía entrando y saliendo y cuando me pareció que gozaba empujé con más fuerza hasta que mi pelvis chocó con sus nalgas y mis huevos tocaron su vagina…  Otra vez volvió a gritar con fuerza pero siguió moviendo el culo para adaptarlo, quería que se calmara para que no le doliera y no me dejó, ella sola comenzó a hacer un movimiento de entrada y salida volviéndose a desaforar…

 

  • “Sííííí, dale más fuerte, perfórame la panza, mi culo es tuyo, sos el dueño de mi culo, dame más hondo, quiero tu pija siempre ahí, más, más, másssss”… 

                                                  Si ella lo quería, así sería, las entradas y salidas se intensificaron y tomé un ritmo más duro y rápido…  Por sus contracciones y apretones a “mi amigo” me di cuenta que ella estaba teniendo orgasmos casi como en cadena, sus ¡Ahhhh!, ¡ahhhh!, se repetían y sus apretones se intensificaban a la par que golpeaba sus manos en la cama completamente sumergida en el placer…  Ya no quise aguantar y en un último empujón descargué un río de semen caliente en lo profundo de sus tripas, fue sentirlo y volver a contraerse para aflojarse en un grito de descarga…  Me quedé un rato adentro de ella dejando que la flojedad me ganara y luego salí despacio…  Había sido un hermoso “polvo” retribuido por vaya a saber cuántos que no creo que se esperara y que la dejaron hecha un “trapo” y, seguramente, más que contenta…  Me serví un poco más de vino y me quedé mirando su hermoso cuerpo desnudo cruzado en la cama hasta que empezó a moverse para girar, mirarme e iluminarme con una sonrisa serena de hembra satisfecha…

  • “No tengo palabras, en mi vida gocé tanto y ni sabía que se podía gozar así…  Tengo un lío en la cabeza porque ahora sé que me va a costar vivir sin todo esto y sin repetir para aprender más”… 

                                                  Escuchándola me daba cuenta que, si bien era cierto que las palabras “mágicas” actuaban para incentivarlas más allá de cualquier razonamiento y que todo se convertía en urgencias para tener sexo, sexo y más sexo conmigo, durante el transcurso y mucho más al final del acto mismo, los pensamientos tendían a normalizarse, seguían “atadas” a sus ganas y a mí pero afloraban las comparaciones y se planteaban sus frustraciones pasadas, que siempre son muchísimas más en las “mal cogidas”…  Además, según pude notarlo en aquellas que sabían y gozaban del sexo y tenían relaciones consolidadas en el amor y la pareja (es verdad, de éstas hubo bastantes y tampoco se negaron ni podían negarse a nada, para más, a mi no me importaba quien quedaba en la casa esperándola) también planteaban comparaciones y frustraciones, menos pero… existían… 

                                                  Estos casos como el de Ana María que conllevaban una relación cercana eran un poco más complicados, sus ganas se le “despertaban” pero no se podía estar juntos sin que nada ni nadie importara, fundamentalmente por ellas mismas y por los problemas que les acarrearía…  La situación siempre ameritaba una conversación para que entendieran que deberían seguir con sus vidas y disfrutar conmigo, si se podía, de los momentos que se presentaran y sin presiones…  Lo entendían pero siempre con la consigna de las consabidas “repeticiones”…  Luego de esa “charla” que se imponía y de su aceptación, le pregunté si todavía se seguía negando a dormir conmigo…  Ya no fue sonrisa, la contestación fue con una risa alegre y cristalina…

  • “Hoy no me mueven de tu lado ni con una grúa, hoy duermo abrazada y acurrucada junto a vos, es lo que me falta para terminar la noche más feliz de mi vida”…
  • “Yo no tengo problemas, me encantaría pero, habría que bañarse ¿no?”…
  • “Listo, nos bañamos y después cambio la cama que la dejé hecha un desastre”…

                                                  En el baño compartido supo cual era el tercer agujero por el que me faltaba incursionar…  Aprendió a dar una buena mamada y aunque se atoró y tosió varias veces, aprobó el “exámen” con un sobresaliente, aparte del semen que sobresalía de sus labios porque no alcanzó a tragarlo todo…  Luego cambió las sábanas y dormimos unas tres o cuatro horas abrazados pero, como mi energía se recuperaba rápido, no pudo volver a su casa sin haber experimentado un nuevo recorrido por su culo y su vagina, me “pagó” el tour con una cadena de orgasmos, con una felicidad evidente y con la sonrisa que me produjo verla caminar con un poco de dificultad al marcharse…  Me quedé remoloneando, se venía otro día complicado…

Continuará.

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Gracias.

GUILLEOS 1

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MIS PRIMAS DE LA CAPITAL (3) Editado y corregido.

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (11)

El pacto. (30)

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL (2) Edición corregida.

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (10)

Me hicieron creer que era afeminado. (35)

El pacto. (29)

El pacto. (28)

Me hicieron creer que era afeminado. (34)

El pacto. (27).

MIS PRIMAS DE LA CAPITAL (1) Edición corregida

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (9)

El pacto. (26).

Me hicieron creer que era afeminado. (33)

El pacto. (25).

El pacto. (24).

Me hicieron creer que era afeminado. (32)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (8)

El pacto. (23).

El pacto. (22).

Me hicieron creer que era afeminado. (31)

El pacto. (21).

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (7)

El pacto. (20).

El pacto. (19).

Me hicieron creer que era afeminado. (30)

El pacto. (18).

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (6)

El pacto. (17).

Me hicieron creer que era afeminado. (29)

El pacto. (16)

Me hicieron creer que era afeminado. (28)

El pacto. (15).

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (5)

El pacto. (14)

Me hicieron creer que era afeminado. (27)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (4)

Me hicieron creer que era afeminado. (26)

El pacto. (13)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (3)

Me hicieron creer que era afeminado. (25)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (2)

El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (1)

El pacto. (12)

Me hicieron creer que era afeminado. (24)

El pacto. (11)

El pacto. (10)

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El pacto. (09)

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El pacto. (5)

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Viaje de un jubilado a La Argentina (50) FINAL

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Cada vez me encanta más la Navidad

Mi vecina de ático y sus habilidades.

Viaje de un jubilado a La Argentina (41)

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El divorcio de mis padres me hizo feliz

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Viaje de un jubilado a La Argentina (34)

Una Nochebuena especial

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La conversión de mi hijo Eduardo

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Mis primas de la capital (30) y FINAL

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Mi timidez y mis tías (50) y FINAL

Mi timidez y mis tías (49)

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Mis primas de la capital (27)Estaba muy agradecido

Mi timidez y mis tías (46)

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El tío Culebra me quitó el miedo a los reptiles 1

El tío culebra me quitó el miedo. (2)

Mi timidez y mis tías (41)

Mis primas de la capital (21)

Un jubilado en el cine

Mi timidez y mis tías (40)

Mis primas de la capital (20)

Un pastor en el camino de Santiago

Mis primas de la capital (19)

Mi timidez y mis tías (39)

Memorias de un abuelo (2)

Mi timidez y mis tías (38)

Memorias de un abuelo (1)

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Mi timidez y mis tías (349

Mis timidez y mis tías (33)

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Mi coño conquistó New York. (2)

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Mi coño conquistó New York.Cuando decidí labrarme

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Mi ahijado, su hermano y su madre

Mi ahijado, su hermano y su madre

Mis tetas decidieron mi destino por mí.

Entre mi padre y mi tía me quitaron mis complejos.

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Ayudando a mi mamá

Mis primas de la capitál (7)

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Mis primas de la capital

Dos que valen por tres.

Al conocer mi adopción encontré la felicidad

El chat me ayudó con mi sobrina (Continuación 2)

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Mi gran desgracia mi polla Final

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Mi padre y mi tio tienen los mismos gustos

He tenido mas corridas que km. en mi carrera

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Me casé con una miss

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Bienvenida mi jubilación

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Bienvenida mi jubilacion tomo 2

Mi primer viaje en avión

Desde el balnerario con amor

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