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El pacto.3

en Grandes Relatos

CAPÍTULO 03.

ALEGRÍAS Y “ESCAPE”.

                                                  La noche pasó un poco más “movida”, los tirones en las coyunturas de piernas, brazos y el ardor en los pulmones y hasta en la boca, me hacían caer las lágrimas pero… debía “morderme” y aguantar para que mi mujer no se percatara de nada…  De todos modos, la miré un par largo de veces y parecía estar “desmayada” durmiendo relajada como no la había visto nunca…  Eso me convenía y no sabía si tenía algún tipo de “influencia” para esto, igual no iba a despertarla para preguntarle y aguanté todo lo más que pude hasta que, no sé ni cuándo ni cómo, me dormí… 

                                                  Me levanté con ínfulas diferentes, con muchas más ganas de encarar el día y dispuesto a “cambios”…  Lo primero, al baño, había que escrutar las posibles mejoras…  El miembro lo veía normal, quizás más grueso pero no desesperé, me había hecho a la idea que era poco tiempo, eso sí, las manchas en la piel que se acumulan por la edad, habían desaparecido…  Notaba molestias en la boca y donde faltaban piezas dentales parecían asomar puntas nuevas, ¡diabólico ¿no?!, a la vejez y creciendo dientes nuevos, eso no lo había pedido pero, parecía que iban en el “paquete” de cuerpo nuevo y sin imperfecciones… 

                                                  Aspiraba con fuerza y sin molestias, mucho menos toser, pues la tos había desaparecido…  No me medí aunque seguramente por los dolores y estirones nocturno debería estar un poco más alto, lo que implicaba que había que prestar atención y disimular, es decir toser de vez en cuando y caminar un tanto encorvado, ocultando un poco la cara y para eso me la embadurnaba con crema que me dejaba el cutis brillante…

                                                  Estaba solo, mi mujer había salido a hacer las compras y me preparé un desayuno rápido, un par de tostadas con manteca y el mate, me instalé frente a la compu aunque ahora con otro tipo de expectativas…  Estaba aceleradísimo, pensaba en la lista de “deudores” que había confeccionado, a quienes podría ayudar, si ayudaría o no a alguno de mis allegados, cuál era el mejor lugar para adquirir el campo que me gustaba, que haría con todo el dinero, dónde lo depositaría, si tenía que sacarle una cuenta de ahorros a mi mujer, como haría para irme solo al aeropuerto y, lo más importante, cuánto sería el importe que ganaría… 

                                                  Se me juntaba todo y me obligué a tranquilizarme y desmenuzar punto por punto lo que pensaba…  La lista de las “cuotas de pago” podía esperar, de eso me ocuparía cuando estuviera más tranquilo…  Volvió mi mujer, me saludó sin demasiadas miradas (estando sentado se apreciaba poco) y se puso a preparar el almuerzo… 

                                                  Las posibles ayudas, por ahora, pasaban sólo por mis hijos y por mi mujer, a cada uno de ellos les depositaría un importe que les permitiera vivir con comodidad por un muy largo tiempo y les “bajaría la cortina” para futuras ayudas, en el caso de mi mujer, la “cosa” era más complicada, le confeccionaría una lista de los gastos que debería afrontar con el dinero depositado y lo que debería hacer con él, haciendo hincapié en que nadie debería enterarse de la cantidad (No, no era cosa de “macho dominante”, yo sabía que no se animaría a gastarlo si no le decía en que y además, era demasiado buena y también sabía la clase de “buitres” que podrían rodearla)… 

                                                  Como sea, eso lo haría en la noche, por lo pronto, volví a mirar las opciones que había para adquirir la Estancia…  La provincia de Entre Ríos era más cercana pero eso no me convenía, mejor era en la provincia de Corrientes y hacia allí “enfoqué los cañones”…  Existían ofertas a montones pero aunque, en hipótesis, podría gastar en la compra de varios campos, ninguno cumplía las expectativas de comodidad para vivienda y comunicaciones que yo pretendía, algunas  Inmobiliarias me pedían datos personales para iniciar conversaciones y a esas, directamente, las descarté… 

                                                  Me daba cuenta que sólo con las fotos no podría llegar a comprar nada, tendría que irme a la zona para evaluar “in situ”, debido a esto quería y tendría que comprar una camioneta 4x4 de las más modernas y que me la entregaran rápido, por eso, luego de unas tres horas que pasaron “volando” desistí también de la alternativa de compra por Internet…  Otro “cantar” era el tema del dinero, mi mentalidad de jubilado acostumbrado a vivir a “los saltos” para llegar a fin de mes, se contraponía con la posibilidad de manejar una fortuna y no tenía ni “puta idea” sobre lo que debería hacer…

                                                  Decidí que una vez que supiera el importe “ganado”, me dirigiría a hablar con el Gerente del Banco en que tenía mi cuenta de ahorro para ver la posibilidad de que el Banco se encargara de todas las tramitaciones…  Para ello deberían cobrar el ticket, abonar los impuestos respectivos (sabía que los impuestos y las transacciones bancarias implicarían una quita del orden del 45% del total), depositar una parte en el extranjero con un interés mensual que me conviniera y trasladar aproximadamente un 15% de lo que me correspondiere al Banco Nacional que él representaba, además de abrir las Cuentas de Ahorro respectivas para mi mujer y mis hijos...  Asimismo, se deberían ocupar de todas las transacciones y pagos de lo que comprara, ya que no haría nada con dinero en efectivo…  No era tan simple la “historieta”

                                                  Entre “pitos y flautas” el lunes terminó, la noche fue igual de “entretenida” con mi mujer durmiendo tranquila y llegó el martes con los “cambios” que se seguían dando y los fingidos ataques de tos que cada vez me salían mejor…  Ese día, en la mañana, tenía una cita programada en la Fundación a la que concurría a tratarme del E.P.O.C., pues, aun cuando me habían avisado del retiro de los medicamentos, debía realizar unas pruebas obligatorias o un chequeo de salud con Electrocardiogramas y una serie de Espirometrías… 

                                                  Viajamos en transporte público disimulando algunos ahogos y a los ojos de mi mujer “aguanté” bien…  En realidad, debido a los cambios físicos que experimentaba, ya no me era necesario asistir pero me hice a la idea de ir porque ese día en mi casa se haría eterno y porque antes de “desaparecer” por ese mínimo de seis meses me quería dar un gusto o trataría de dármelo con alguien que se me había demostrado un tanto hipócrita… 

                                                  La misma, que atendía una de las computadoras utilizada para los análisis, era una señora de unos treinta años, casada, con dos hijos y un marido del que poco hablaba, tenía un físico impresionante acompañado de un rostro que, si bien es cierto antes era atractivo, desde hacía un año a esta parte, había cambiado con otro corte de cabello, lo había teñido a un rubio ceniza y le había adosado a su mirada y a sus gestos todo un perfil de “puta bien cogida”, (me jugaba la cabeza que tenía un amante o alguien nuevo que la “atendía”, esos “cambios” no eran para un marido)… 

                                                  De 1,70 cm, un par de pechos de talla 90 y pico que dejaba “adivinar” en escotes sugerentes, un culo parado y macizo que junto a sus muslos también endurecidos en sesiones diarias de gimnasio casi mostraba sin pudores debido a las minifaldas que usaba debajo de su guardapolvo siempre abierto…

                                                   Había tenido para conmigo un trato preferencial y era muy simpática en sus conversaciones, hasta que se dieron esos cambios y se me ocurrió hacerle un comentario elogioso sobre el físico y lo bien que se la veía respecto al mes anterior:

  • “Estás más linda que nunca, como para volver loco a cualquiera, además o te operaste o cambiaste la rutina de tus ejercicios porque has modelado mejor algunas partes de tu físico”…  Se lo dije mirándole el escote que hacía resaltar sus tetas…  No había nada extraño en esto, más de una vez la había “piropeado” del mismo modo y lo aceptaba con una sonrisa…
  • “¡Pobre de vos!...  Lo que tengo es enteramente mío y no te pases en los comentarios porque una les da confianza y se confunden”… 

                                                  Esto lo dijo con un tono de voz hiriente y cortante…

  • “Disculpame, no se volverá a repetir, lo dejamos ahí pero, vos sabés que jamás me tomé más confianza de la que me dabas”…  Me sorprendió muchísimo su actitud y su respuesta y…  ¡Qué joder! también dolió…
  • “Bueno, está bien, dediquémonos a lo que viniste a hacer”… 

                                                  Me puse a soplar en la máquina y desde allí, aunque el trato siguió siendo cordial, ya no volvió a atenderme ni yo tampoco quería que lo hiciera…  Visto los antecedentes, le aplicaría el DON sin contemplaciones, le “pegaría” una cogida de órdago o, por lo menos, la dejaría recaliente pidiendo pija a los gritos…

                                                  Cuando llegamos, saludé a todas las chicas, les dije un piropo a un par de ellas (siempre lo hacía cuando estaba mi mujer al lado, ella sabía que no había ninguna otra intención, además, si la hubiere, no le podía “cumplir” a nadie) y pedí hablar con la Directora de la Fundación para averiguar sobre mis remedios, mientras esperaba, salió mi “víctima”, moviendo el culo, de una de las oficinas, saludó a mi mujer y le preguntó cuándo iba a venir el “galán”, mi mujer riendo porque ya me conocía, le contestó, “pasaste por su lado y no lo viste”, se giró y me saludó con una sonrisa y un beso, luego siguió su camino, “ésta está cada vez más loca” dije y me llamaron desde la Dirección… 

                                                  Luego de la charla, me mandaron a otro piso a hacer los análisis pertinentes…  Fui solo mientras mi mujer esperaba en el primer piso, allí me la volví a encontrar y le dije…

  • “Gabriela, insisto con lo que dije alguna vez, estás cada día más linda”…
  • “Se agradece, esperá un poco que ya se desocupa Emilia y te hace los análisis”…  Dicho esto, se metió al cubículo donde ella atendía…  Dos o tres segundos después, tras golpear, entré detrás de ella y le largué:
  • “No te quiero molestar pero como no sé cuando nos volveremos a ver te quería decir que tengo unas ganas enormes de acostarme con vos y partirte en cuatro ese hermoso culo que tenés”… 

                                                  Se quedó mirando un par de segundos sin atinar a hablar y cuando encaraba la puerta para irme me tomó del brazo, me giró, me abrazó,  aplastó sus tetas durísimas contra mi pecho y me besó con labios, lengua y desesperación…

  • “Ya, ya, ya, no esperemos, cogeme ya, partime el culo yaaaa, esperá que cierro la puerta con traba”… respondió semi ahogada por el beso que respondí con ganas…
  • “No, ahora no, tengo que ir a soplar con Emilia, aparte acá no podemos, yo te aviso cuando pueda”…  Salí dejándola atónita e imaginaba que con muchas ganas…

                                                  Fui al cubículo contiguo con Emilia, la otra Técnica, que me llamaba y me preparé para soplar en la boquilla…  Ésta era otra de las mujeres que me gustaba, también alta, de unos 42 años, casada, vivía con su marido que era Abogado y una hija de 20 años que estudiaba en la Facultad, cabello corto a la nuca, rubia, de unos hermosos y muy vivos ojos celestes, delgada, de físico estilizado, unos 85 de tetas turgentes que imaginaba amoldables a mis manos, cintura pequeña, piernas largas y un culito que se adivinaba firme debajo de los jeans ajustados que usaba… 

                                                  Era toda una “señora bien y modosita” que trabajaba en lo que le gustaba aprovechando quizás, para no estar aburrida en su casa…  Soplé en la pipeta un par de veces y ella, mirando los resultados en la máquina, me comentó que los pulmones funcionaban mucho mejor que las veces anteriores…  “Me deben haber hecho bien los remedios” le contesté y mientras esperábamos un par de minutos para que la máquina diera paso a otro examen, le pregunté cómo andaba y como llevaba la hija los estudios… 

                                                  No llegó a contestarme, el sonido, aunque un poco “apagado” fue inconfundible, era el de una mujer exclamando su orgasmo y nos llegó desde el otro cubículo…

  • “Qué le pasó a Gabriela, ¡eso fue lo que a mí me pareció?”, me preguntó en voz baja y con picardía…
  • “Se escuchó como un orgasmo, ¿se habrá quedado “caliente” por lo que le dije?”, le contesté igual, en voz baja…
  •  “¿Qué le dijiste?...  Ésta está cada día más “rayada” y nunca  cuenta nada pero jamás la había escuchado tan zafada”…
  • “Una pavada que se me ocurrió, ¿querés que te lo repita a vos?”…
  • “Dale, contame, decime, ¿qué le dijiste?”...  La curiosidad las puede.
  • “Tengo ganas de acostarme con vos y partirte en cuatro ese culito hermoso que tenés”…  ¿Entendiste?...

                                                  Me miró seria, se incorporó, trabó la puerta, volvió, se paró detrás de mí, acarició con sus manos y uñas mi pecho, me besó en el cuello y me dijo:

  • “Eso es precisamente lo que vas a hacer, acostarnos no porque no hay cama pero… el culo me lo rompes o me lo rompes y en las partes que quieras”…  Yo seguía sentado y cuando se puso de frente a mí tenía sus pechos desnudos e intentaba sacarse el jeans en una posición que no la ayudaba… 

                                                  Me arrodillé, la ayudé a sacarse los pantalones y los bajé arrastrando su diminuta prenda interior, ya que estaba, aproveché la posición para besar su entrepierna depilada y absolutamente inundada…  Una de sus manos empujaba mi cabeza con fuerza como si quisiera que me metiera dentro de ella, la otra mano la tenía en su boca ocupada en mordérsela para que no se escucharan sus gemidos…  Movía su pelvis hacia mí y cuando sorbí su clítoris ahogó un grito y tuvo un orgasmo que la hizo deslizar hasta quedar de rodillas en el suelo temblando… 

                                                  No podía verle la cara, ella apoyaba las manos en el piso y lo único que yo veía era su espalda y el nacimiento de la raya en el coxis…

  • “Ya voy, ya voy, esperá que ya voy”… decía desde el piso, levantó una mano y se aferró a mi miembro endurecido que yo había dejado libre bajándome el pantalón y el boxer mientras le lamía la vagina, ella lo acariciaba, apretaba y soltaba y se fue incorporando… 

                                                  Al estar completamente parada, me pidió que me sentara y luego de hacerlo, se sentó sobre mis muslos…  Nos besamos, le toqué y besé las tetas menudas, chupé sus pezones con fuerza sintiendo sus estremecimientos y sus gemidos apagados, levantó con una de sus manos mi rostro y nos besamos como si fuera la última vez recorriéndonos el interior de la boca con nuestras lenguas…  Era un gusto sentirla temblar y gozar.

                                                  En lo mejor de los besos y cuando se aprontaba a dirigir mi miembro hacia su vagina, golpearon la puerta, ella calzó el glande en su abertura delantera y contestó:

  • “Si, ¿qué necesitan?, estoy con un paciente”…
  • “Soy yo, Gabriela, ¿terminaste con Guille?, si tenés problemas con la máquina que venga conmigo que yo le termino de hacer todo”…
  • “No, está bien, la máquina se tildó al principio pero ahora funciona de maravillas, ya empecé a darle a la serie, en diez o quince minutos termino”…  (“Mierda te lo voy a dejar ir ahora que me va a “pegar” tremenda cogida”), me lo dijo en voz baja acercando su boca a mi oído y sonriendo…
  • “Tenés la puerta trabada, ¿necesitás que te ayude?, insistía Gabriela desde el otro lado de la puerta…
  • “Soplá, soplá, soplá, ahora respirá tranquilo”, decía para que la escuchara que me estaba haciendo el examen y a la vez me apretó fuerte y se dejó deslizar por la barra de carne hasta que chocó contra su interior y se estremeció como tiritando de frío intenso.

                                                  Luego comenzó a subir y bajar, ondulando el cuerpo y haciéndome rozar el miembro en todas sus cálidas paredes vaginales…

  • “Cualquier cosa, estoy al lado y ya no tengo pacientes”…  Se ponía “pesada” Gabriela…  Emilia miró hacia la puerta y le contestó a la par que tenía un orgasmo más delicioso que el anterior…
  • “Gaby, Gaby, Gaby, me estás distrayendo” y se abandonó al orgasmo apretándose fuerte contra mí…

                                                  Sin despegar su boca de mi oreja, aprovechando incluso para lamerla y trasladarme sus escalofríos me dijo:…

  • “He tenido orgasmos como nunca, si estuviéramos en una cama imagino que me tendrían que sacar en camilla e internar en recuperación…  Ahora seguí quedándote así sentado que voy por el “servicio completo”, me voy a “auto partir” el culo con esa pija durísima que tenés…  ¿Cómo aguantás tanto?, no importa, mejor para mí que la estoy disfrutando…  Me va a faltar darte una regia mamada pero eso lo dejamos para otra ocasión, ¿querés?, porque yo quiero sacarte la leche mamando y tragármela toda, ¿sí?, dale”…  No me dejaba hablar, estaba muy acelerada, se preguntaba y se contestaba, yo sólo me sonreía… 

                                                  Se sentó sobre mí, dándome la espalda y con su mano acomodó la punta en el agujerito marrón semi cerrado…  Al principio costó un poco y ella movía sus nalgas acomodándose, no bien el glande penetró junto a una cuarta parte del cuerpo, se quedó quieta unos instantes…

  • “Apretame fuerte los pezones, estrújame las tetas y rompeme, esto me encanta, hace que me sienta tuya”…  Me dijo pero, en realidad, ella fue la autora de la supuesta rotura… 

                                                  No bien toqué sus tetas y apreté sus pezones, se dejó caer penetrándose hasta hacer tope y luego comenzó a moverse en un ritmo que crecía y que me hizo temer por la estabilidad de la silla…  Al notar que explotaba en otro orgasmo, tapé su boca y me dejé ir llenándole las entrañas de leche, lo cual alargó su orgasmo y sus estremecimientos…  

                                                  Luego de unos segundos se incorporó y con unas servilletas de papel me limpió y gastó varias más para secarse sus orificios complacientes y complacidos…  Luego se sentó frente a la máquina, terminó de ver los resultados e imprimió los mismos…  A la par que hacía esto se puso a hablar con voz tenue…

  • “Nunca me pasó una cosa igual, tantos años de casada y nunca fui infiel aunque más de una vez me sentí tentada pero con vos sentí una necesidad imperiosa, algo así como que, si no lo hacía rápido contigo, pasarían cosas terribles, esto al margen de la “calentura” que me agarré que se me hacía insoportable…  Para mejor de lo mejor fue una “cogida” espectacular pero, debo confesar con un poquito de vergüenza que me quedé con ganas de más, esto de semejante pija en mi culito fue apoteótico y mucho más placentero de lo que esperaba…  Desgraciadamente, con los resultados de los exámenes que estuve viendo va a ser difícil que te hagan regresar por aquí pero te voy a dar mi número de teléfono y podés llamarme cualquier día, de 16 a 20 hs. voy a estar disponible para vos, llamás y me decís donde querés verme, todo lo demás prefiero vivirlo en lugar de imaginarlo”…

                                                  Quedamos en eso, además, no me iba a poner a explicarle lo que acontecería en pocos días, anoté su número telefónico directamente en mi celular, la despedí con un beso y salí de su lugar de trabajo con el ego en lo más alto y a punto de reventar… 

                                                  No bien cerré la puerta, escuché que se abría la del cubículo de Gabriela y me giré para mirarla…

  • “Guille, Guille, Guille, tenemos que hablar, por favor, me voy a volver loca”…  Estaba desesperada y al borde de las lágrimas…  Me tomó de una mano y me arrastró presurosa hacía afuera pasando por la sala de espera donde había dos pacientes que la miraron extrañados por su actitud…  En el hall del piso, casi en las puertas del ascensor y junto a la escalera se puso de frente a mí y comenzó a hablar…
  • “Por favor Guille, no me podés dejar así, necesito que me hagas el amor, que me cojas, que me hagas lo que vos quieras hacerme, voy a enloquecer si no lo hacés”…

                                                  La miraba serio o haciéndome el serio y me “asomó” un “puntito” de maldad…

  • “Ahora me venís con eso y mientras tanto me trataste para la “mierda” durante un año y como si estuviera infectado, sólo por decirte un piropo…  Te merecés que te deje con las ganas que decís tener y te revuelques en la mierda que vos sola supiste acumular”…
  • “No Guille, por favor, no me digas todo eso, soy una boluda, una idiota, te juro que no volverá a suceder jamás pero no podés irte sin cogerme, se me viene el Mundo abajo”…
  • “Según me dijo Emilia, estoy mejor y es difícil que vuelva por aquí, así que vas a tener que pedirle a algunos de tus “amiguitos”, que estoy seguro que los tenés, que te atiendan mejor”…
  • “Si, salí con un par de ellos pero no sirvieron para nada, son puro “musculitos” y enfermos de los anabólicos…  Nadie lo sabe pero estoy separada desde hace un año y vivo sola con mis hijos…  Hoy me di cuenta que vos sos el “macho”, el hombre que quiero, no te puedo dejar ir, te prometo que si me cogés ahora, no vuelvo a mirar a ninguno y voy a cambiar mi trato…  Dale, por favor, dale, dale, tocame las tetas, son todas tuyas, yo sé que te gustan, vamos al baño, haceme el culo ahí, algo, algo, dame algo”…  Me tentaba pero trataba de mantenerme firme…
  • “Desgraciadamente, me tengo que ir, además te has portado tan mal conmigo que, en castigo hacia vos y para regocijo de ella, acabo de romperle el culito a Emilia y no creo que ahora pueda ni deba cumplirte y mucho menos si abrís la boca al respecto o le ponés mala cara”…

                                                  Me jugaba a que no iba a decir absolutamente nada y que se “tragaría el sapo” con el orgullo despedazado, lo que no me imaginé era la reacción que tuvo…

  • “Nooooo, soy una estúpida, esto me pasa por ir “de linda”, yo me mato, me muero, no sirvo para nada, soy una mierda de mujer”… y abrazándome estalló en un llanto que no esperaba, no podía hacer ni decir nada para que dejara de llorar, imaginaba que por su cabeza pasaban todos sus “fantasmas” y se le había venido abajo toda su prestancia, arrogancia y estampa de provocadora “figurita decorativa”… 

                                                  Debido a sus llantos salió otra de sus compañeras y me preguntó por gestos que pasaba, le respondí del mismo modo alzando los hombros, entonces se acercó y le preguntó que le sucedía…

  • “Nada nena, nada, soy la mujer más idiota del universo y me quiero morir, siempre desperdicio mi felicidad”…
  • “¡Qué le hiciste?”… me preguntó y eso me jodió…
  • “¿Qué te pasa, vos también sos idiota”, estoy tratando de saber cuál es el problema que tiene y no me quiere contestar”… 

                                                  Acepto que contesté de muy mal modo pero me jode que me “apunten” sin ton ni son…

  • “No me dejes así Guille, no me dejes así”… me decía Gabriela sin soltarse de su abrazo y ante la sorpresa de su compañera…  Para no dar lugar a que siguiera hablando y tratar de calmarla se me ocurrió algo…
  • “Vamos a hacer una cosa, te falta un poco más de una hora para salir, tranquilizate un poco y si te viene bien, cuando salgas, te espero en la confitería de la esquina, te invito a un café y me contás todo el problema o hacemos lo que VOS quieras, ¿te parece bien?...  Vió su pequeña luz de esperanza, se calmó, me dijo a la hora que salía, que no iba a ir al gimnasio y que me aceptaba el café, nos despedimos con un beso en la mejilla y ahora me quedaba convencer a mi mujer para que regresara sola a casa…

                                                  Convencerla no fue tan fácil, no quería dejarme solo porque se aferraba al hecho que me podía sentir mal y no iba a tener a nadie al lado para que me ayudara…  Le dije que no era así porque estaría con la Directora de la Fundación que era quien iba a supervisar los exámenes nuevos que me tenían que hacer…  Para esto, previamente había pedido hablar nuevamente con la Directora, cuando estuve frente a ella le expuse que los exámenes recién hechos había dado una mejoría sustancial y quería probar mi resistencia yendo a caminar solo en un parque de las cercanías, cosa que me resultaba difícil estando mi mujer al lado… 

                                                  Siempre había habido “buena onda” con ella pero su respuesta superó todo lo que podía esperar…  Seguramente estaría, de algún modo, “influenciada” y me dijo…

  • “¿Seguro que no vas a hacer ninguna “cosa” rara?”…
  • “No sé lo que entiende usted por “cosa rara”, sólo quiero tratar de oxigenarme y si la tengo al lado, “pegada” a mí, no creo que me resulte provechoso porque me saca de las casillas”…
  • “Vamos a hacer una cosa, decile que te tengo que llevar al hospital para sacarte unas placas nuevas, que vamos junto con otros cuatro pacientes y no entran más personas en el auto…  Que terminaremos como a las cuatro o cinco de la tarde y después te mando a tu casa con un taxi que paga la Fundación…  ¿Te alcanza ese tiempo para “caminar”?...  Nos reímos los dos, la mujer tenía casi 75 años, muy bien llevados y no se le “escapaba” una…  Para completarla me dijo…
  • “Y, por favor, no tomés “pastillas””…
  • “Doctora, usted es imposible”…  le contesté cómplice…

                                                  Dicho y hecho, dio resultado, incluso salió al rato de la oficina y le preguntó a mi mujer si yo le había contado lo que pensábamos hacer, ésta no pudo dudar de nada…  La acompañé hasta la puerta y se fue, además contenta porque le hice saber que, de acuerdo a los últimos análisis, estaba mejor de los pulmones…  Me quedaban unos 40 minutos para esperar a Gabriela y volví a subir para no andar dando vueltas en la calle…  La Directora se extrañó al volver a verme pero me pidió si tenía unos minutos que quería preguntarme algo…  Pasé con ella a la oficina y me “cayó el vuelto” por la ayuda que me había brindado… 

                                                  En diversas charlas yo le había contado de mis trabajos anteriores y los conocidos que tenía en distintos lugares, ella me contaba de los problemas financieros que tenía con la Fundación porque los laboratorios no le pagaban en regla por los planes de los pacientes, amén de los subsidios que se hacían cada vez más duros de cobrar y como los iba solventando…  Incluso una vez la había ayudado a “liberar” un cargamento de medicamentos que estaba en la Aduana y se le hacía engorroso disponer, bastó un llamado telefónico a un Jefe de Aduana amigo y “arreglos” mediantes con ella, pudo disponer de los medicamentos… 

                                                  Eso siempre me lo agradeció porque en ese momento, tenía la Fundación “parada”, sin poder entregar remedios, sin planes para los pacientes, sin que los laboratorios le pagaran por esto y con sueldos que abonar…  En esta ocasión me comentó que tenía que levantar, en una semana máximo, una deuda cercana a los 200.000 dólares, a riesgo de que intervinieran la Fundación y tuviera que despedir a muchos empleados, -al margen de la que ella misma perdería- (eso no me lo dijo pero lo intuí).

                                                  El caso es que me preguntó si conocía a alguien que prestara el dinero porque los laboratorios le pagarían en aproximadamente 60 días…

  • “Tengo a alguien que podría aportar hasta 500.000 dólares pero habría que conversar sobre que “tajada” se llevaría si le conviene porque éste, prestar no presta y los que le puedan prestar le van a “arrancar la cabeza” con un interés mínimo de un 10% mensual acumulable”…
  • “Todo es conversable, tendría que compartir el negocio de la Fundación, de todos modos, ya no tengo muchas alternativas y estoy con el “agua al cuello”, no he podido encontrar otras soluciones”…
  • “Déjeme que lo hable para que le gire el dinero a más tardar el viernes o le den un cheque certificado que es como efectivo y después lo habla tranquila con él o su representante…  Si yo se lo pido, usted va a tener el dinero sin problemas”…
  • “No sé cómo te puedo pagar este favor”…
  • “Usted quédese tranquila que “alguien” proveerá”…

                                                  Me despedí y salí tranquilo, era un gasto que no había previsto pero “algo” sacaría de esto, saludé a las chicas y me fui caminando despacio hacia la confitería…  Me senté a esperar tomando un café y a los diez minutos apareció Gabriela, apurada y buscándome con la mirada desde la puerta…  Estaba despampanante, vestía otra remera, tan ajustada y escotada como la que había visto antes y la misma minifalda que le había visto anteriormente, sin el guardapolvos y con tacos altos era infartante…  Le hice señas y le pregunté que quería tomar…

  • “Tomar nada, llevame urgente a un hotel, quiero pasar la tarde con vos, estoy re sacada y re loca por tenerte adentro, levantate y vámonos”… 

                                                  No estaba demás hacerla sufrir un rato más…

  • “Sentate y tranquilizate, me dijiste que ibas a cambiar en tu trato conmigo, dejame terminar de tomar mi café y, por otro lado, no tengo un peso para ir a un hotel, ni para tomar un taxi…  vas a tener que quedarte con las ganas”…
  • “Que ganas ni ocho cuartos, vámonos ya, pago todo yo, el taxi, el hotel, todo y por lo de los “cambios” disculpame, no volverá a repetirse, es que no puedo dominar las ganas y la necesidad de tenerte”…
  •  “No me engañes, seguramente te querés ir rápido para que ningún “amiguito” te vea con un viejito”…
  • “Me importan tres mierdas que cualquier pelotudo me vea, quiero QUE ME COJAS VOS”…  Lo dijo alzando la voz y ya no daba para más bromas…  Pagué, salimos, paró un taxi y le dijo al conductor que nos llevara al primer hotel que encontrara…

                                                  No bien subimos al taxi y éste arrancó, me echó los brazos al cuello y comenzó a besarme sosteniendo mi cara entre sus manos…  Yo imaginaba lo que el conductor pensaba, “el viejito debe haber gastado una fortuna para salir con ese “gato”, lo va a mandar al hospital”…  No podía evitar sonreírme y creyó que era por ella…

  • “No te rías de mi “calentura”, no lo puedo evitar, estoy toda mojada…  Estoy deseando que estos sean los “polvos” de mi vida”…  Siempre traté yo de “manejar” estas situaciones y desde que me besaste(en realidad me había besado ella) estoy dispuesta a lo que quieras”…  Me tocaba sobre el pantalón y el taxista que miraba por el espejo y escuchaba, abría grandes los ojos, sorprendido, no entendía nada… 

                                                  Nos llevó a uno de los albergues caros de la zona, entró el auto en el estacionamiento, ella pagó con su tarjeta de crédito por una de las habitaciones decorada al estilo de la Roma antigua y yo pagué el taxi que nos llevó hasta la puerta de la habitación…  Al descender del automóvil me percaté que guardaba su tanga en una pequeña mochila que llevaba, ni cuenta me había dado de sus movimientos al sacársela…  Me miró sonriendo y dijo que era para no perder tiempo y que la prenda estaba muy mojada…

                                                  Si antes la había visto desesperada y llorosa, puertas adentro de la habitación se convirtió en una fiera deseosa de dar y recibir, me desnudó mientras me besaba y sólo se apartó para terminar de bajarme los pantalones…  Me dejó en la cama acostado boca arriba, colocó ambas almohadas debajo de mi cabeza  y me pidió que la mirara mientras se desnudaba, que lo hacía para mí…  Tardó un parpadeo en sacarse la remera y quedó con un pequeño corpiño de media taza que le dejaba las mitades de las areolas y los pezones al descubiertos, con ese sostén sus tetas eran hermosas, cuando se lo sacó se convirtieron además en maravillosas y perfectas… 

                                                  No le hacía falta usar esa prenda, las mamas, duras, turgentes, de pezones endurecidos y provocadores, se sostenían por si solas, quedó vestida con la mini y los zapatos, entonces se giró, la desabrochó y la deslizó con sus manos, dejándome ver todo su perfecto culo latino y sus labios inferiores gruesos y cerrados que apenas dejaban adivinar una pequeña rajadura… 

                                                  Verdaderamente fue como en el mejor video no apto para menores y sin dudas, ella podría ser tapa de cualquier revista o, en todo caso, tapa de un C.D. de película porno…  Se giró satisfecha y se zambulló en mi entrepierna para apoderarse del miembro que palpitaba y que, mirándolo, me pareció más grande…  Sus manos acariciaban mi estómago y mi pecho y su boca lamía, besaba y chupaba lo que tanto deseaba…  Lo introducía hasta la mitad haciéndolo rozar en su paladar, yendo y viniendo mientras emitía gemidos de placer…

                                                  Parecía más calmada y se me cruzó por la cabeza que ahora debería ser yo quien tomara la posta e hiciera lo que quisiera con ella…  La hice dejar lo que hacía, me senté contra el respaldo de la cama, abrí las piernas y le señalé nuevamente mi entrepierna…  Ella gateó hasta allí y retomó su mamada pero esta vez no fue tan sencillo, como nunca lo había hecho, apoyé mis manos en su cabeza e hice fuerza para que tragara todo lo que más podía…

  • “Tragala toda, que te traspase la garganta, vos estás castigada y esta es mi manera de hacerte pagar”…

                                                  Así le dije, sólo pudo asentir con un movimiento de cabeza y comenzó con arcadas que, en lugar de condolerme, me incentivaban a seguir forzándola…  No me importaba si vomitaba, quería pija e iba a tener pija suficiente por todos los huecos que me lo permitieran mis ganas… 

                                                  Por momentos se desesperaba y golpeaba mis muslos con sus manos, tenía los ojos desencajados y llenos de lágrimas pero su saliva abundante ayudaba y pronto ingresé en su garganta…

  • “Respirá por la nariz y mantenete ahí”…  Le decía mientras empujaba y aflojaba, empujaba y aflojaba hasta que ella misma comenzó a realizar los movimientos y aflojé mi presión…  Le pedí que se pusiera de costado y con sus nalgas al alcance de mis manos penetré con mis dedos su ano y su vagina, lo hice sin precauciones, a lo tonto y a lo bruto, escuchándola quejarse pero, sólo por un rato porque enseguida comenzó a emitir gemidos altos de gozo y placer…

                                                  Abandoné sus nalgas y tomándola nuevamente de la cabeza, la penetré lo más que pude y terminé abundante en el fondo de su garganta, ella amagó resistirse por lo imprevisto y la boca desbordó semen y saliva…

  • “Ahora limpiame bien, lo quiero reluciente”…  Me miró seria y, de inmediato, esbozó una sonrisa y se dio a la tarea con dedicación y esmero…  Cuando terminó hasta se chupó los dedos, se incorporó para besarme y riendo me dijo…
  • “Al final, terminó gustándome, nunca tragué semen y a nadie dejé llegar a mi garganta”…
  • “Viste, siempre hay una primera vez”, seguidamente, como la “limpieza” me había “recuperado” totalmente, le pedí que se pusiera “en cuatro”… 

                                                  Era la posición de “castigo” que le correspondía y, de paso, yo me deleitaría además con la vista de sus primorosas nalgas…  No puso ninguna objeción, vino para ser “cogida”, quería ser “cogida” e iba a ser “cogida” sin que pusiera ninguna traba al respecto…  Me puse detrás de ella y luego de “pincelar” con el glande y abrir sus labios, comencé a penetrarla ante sus exclamaciones y gemidos de placer que se incrementaban.

                                                  Lo hice despacio hasta que todo el miembro estuvo adentro, después lo saqué lentamente y me quedé unos segundos quieto, se giró a mirarme como preguntando qué pasaba y en ese instante lo hundí de forma violenta hasta chocar mi ingle con sus nalgas…  A pesar de la abundante lubricación, el grito retumbó en la habitación y se retorció dolorida.  Sin darle mayor importancia, comencé el movimiento acelerando cada vez más las embestidas… 

                                                  Era dolor y placer, gritos y gemidos hasta que la lubricación cada vez más copiosa y los apretones musculares a mi miembro me indicaron que estaba teniendo orgasmos consecutivos, no terminaba uno y comenzaba con el otro…  Que sintiera que yo era el “macho” que la poseía sin tregua y le daba placer y dolor, a mí, me generaba una hermosa satisfacción…

                                                  Cuando ya no me pude aguantar, pensando que, obligatoriamente, tomaba pastillas y no tenía que explicarle nada, entré hasta lo más hondo y descargué mi leche caliente pegando mi miembro a sus más preciadas intimidades, su temblor y grito apagado me indicó otro orgasmo y se desplomó desmayada…  Ya se recuperaría y la dejé descansar…  Aplastada contra la cama y boca abajo, sus tetas sobresalían por los costados de su torso pero, lo verdaderamente excitante eran sus muslos y el par de nalgas paradas, duras, tersas que parecían iluminar todo su cuerpo… 

                                                  Vestida, esa parte de su cuerpo llamaba poderosamente la atención, desnuda se antojaba como un manjar que había que, si o si, degustar y a ese culo perfecto me dediqué a acariciar y besar…  No sólo fueron caricias y besos, ayudados por su propia lubricación también fueron los dedos y estos se incrementaban para incursionar por dentro de ese agujerito rosado y ya no tan fruncido…

                                                  Cuando ya eran cuatro los dedos que incursionaban como “panchos por su casa” comenzó a despabilarse y quiso por instinto apretar su esfínter ante lo que la invadía…

  • “Tranquila mi cielo, no sé si voy a poder partirte el culo en cuatro como te dije pero, por lo pronto, algo en número de cuatro ya tenés adentro”…
  • “Me gusta, te siento y no me duele pero nunca tuve nada tan grande ahí adentro”…
  • “Lo voy a intentar y si te duele mucho, me decís y lo paramos”…  Ni borracho iba a parar, en cuanto empezara pensaba meterlo “de una” y romperlo, que pataleara lo que quisiera…  Su respuesta me sorprendió…
  • “Metelo, partilo, rompelo, es mi castigo por haberte tratado mal y mi goce por haberte tenido, trataré de aguantar”…

                                                  En la misma posición en que había quedado, me coloqué encima de su cuerpo, busqué su oquedad y “enfilé” el glande para entrar mientras se movía mimosa…  Medio glande entró despacio, el resto fue un “caderazo” que me llevó a lo más profundo…  Su grito desgarrador y sus movimientos desesperados no se hicieron esperar pero la tenía firme con mis manos en su espalda y cintura y no me sacaban de allí ni con grúa…  El “pistoneo” fuerte y constante no se hizo esperar, no esperé a que se amoldara al tamaño, seguía en “la mía” hasta que ya no hubo movimientos de parte de ella, estaba entregada y  dispuesta aunque llorando por el dolor experimentado… 

                                                  Cinco o seis movimientos después sonó el teléfono, era la encargada del albergue y puse el altavoz…

  • “Disculpe señor, ¿está todo bien?, escuchamos gritar a su pareja”.
  • “Si, no hay problemas, es mi mujer que quiere que se lo rompa y después no me lo aguanta…  ¿Le paso con ella?...
  • “No señor, no es necesario, la explicación es suficiente, disculpe la interrupción”…
  • “Por nada y gracias”…  Gabriela me miró un tanto avergonzada y me dijo…
  • “Tu “mujer” quiere que le sigas rompiendo el orto, ya no va a volver a quejarse”…

                                                  Fue mejor que en mis años jóvenes, le di para que tuviera y para que guardara…  Ella no se quedó atrás y alternó gemidos y exclamaciones con orgasmos, al llenarle los intestinos de leche quedamos los dos para el “arrastre”, tanto que tuvimos que pedir medio turno más para comenzar a movernos y bañarnos… 

                                                  Antes de ir a bañarnos, conversamos un rato…

  • “Me casé muy joven y siempre pensé que con mi marido me alcanzaba, después me “comí” las adulaciones y terminé saliendo con un idiota amigo de él que “se fue de boca” y se “pudrió” todo el matrimonio…  Cambié para no quedarme lamentando las “cagadas”, las mujeres no me gustan y salí con un par de tipos que iban al gimnasio, fue toda la misma “mierda”, cuanto mejor estás “de lomo” más buscan “embocarte” y después se lo cuentan como hazañas “machistas”, por eso me dediqué sólo a mis hijos, a mi trabajo y a la gimnasia que es mi pasión…  Ya no le daba “pelota” a nadie y ahora que volví a verte y logré todo esto de vos, jamás de los jamases volveré a mirar a otro tipo”…
  • “Te estoy agradecido por ello y por lo que me contás pero no podés contar conmigo, nada más que para esto y muy de vez en cuando, yo tengo otra vida distinta y mujer”…
  • “Quedate tranquilo, yo no pienso molestarte pero, después de lo que me has demostrado voy a tener que hacer todo “a dedo” o comprarme algún juguete, hombres nunca más”…  Aparte, me tenés que contar que pasó con Emilia porque tengo miles de dudas”…
  • “Son una cosa “rara” ustedes las mujeres, se declaran muy liberales hasta que siempre “les salta la liebre” por algún lado…  Decime, ¿te gustaría que yo me ponga a contar que pasó contigo hoy?...  Me negó con la cabeza…  Sería uno más de los “mierdas” contra los que vos despotricás si te contara que pasó con Emilia, de todos modos, quedate tranquila, no pasó nada, sólo te dije eso para molestarte”…
  • “Ya me parecía, era muy raro que Emilia, tan modosita y tranquila, tan “de su casa”, hubiera hecho algo así”…  ¡Si supiera!...  La charla no daba para más, nos levantamos entre bromas por el estado en que nos encontrábamos, ella se demostraba peor que yo y nos fuimos a bañar para cambiarnos e irnos…  Cuando salimos eran las cinco de la tarde y había pasado un día sensacional…

                                                  La vuelta a casa fue tranquila, “en un taxi pagado por la Fundación”, di las explicaciones pertinentes diciendo que me habían encontrado muy mejorado y aduciendo que estaba cansado por la espera y el papelerío del hospital, me fui a dormir hasta un poco más de las nueve de la noche… 

                                                  Cené y me puse a completar la lista de lo que tendría que hacer mi mujer con el dinero… 

1) No decirle a nadie la cantidad ganada…  Tendría que decir que yo le había dejado unos cuantos pesos, más que suficientes para ella y no había dicho cuanto era lo que me llevaba para el viaje o lo que quedaba… 

2) Debería destinar parte del dinero en operaciones de cirugía plástica que hacía tiempo venía deseando, a fin de que cuando yo regresara estuviera resplandeciente… 

3) Se mudaría a la brevedad a una casa con mejores comodidades, jardín, garaje y terraza que yo compraría no bien cobrara el premio (ya la había visto, ubicada en el mismo barrio, a escasos cien metros)…  Además, debería comprar todos los muebles a su gusto con los artefactos eléctricos y de electrónica que deseara…  Que no faltara nada para su comodidad… 

4) Haría todas las modificaciones que siempre había soñado en el departamento que hasta ahora habitábamos…  Lo haría pintar en su totalidad, cocina y baño nuevo, construir el altillo y el galpón en la terraza que nunca pudimos concretar…  El destino de éste departamento, lo decidiríamos a mi vuelta…

5) Que no trabajara en nada, que contratara a terceros para la mudanza y las refacciones, para eso había empresas de mudanzas y empresas de construcción y servicios, sin pedirle nada a nadie…

6) Que no prestara dinero, en ninguna cantidad,  A NADIE, salvo casos de vida o muerte o necesidad imperiosa…

7) Que se anotara en la mejor prepaga médica que pudiera conseguir…

8) Que si se quería ir unos días a la costa o a otro lugar, a visitar a su amiga o sola, que no se privara y que para esto dejara a los cuatro perros en una guardería, donde serían bien cuidados  sin depender de allegados para esto…

                                                  Aunque todo esto pareciera muy de “machista”, yo sabía muy bien como actuaba con el dinero, era su forma de ser y, a esta altura, no podía cambiarla, si hasta le daba vergüenza pedirme la tarjeta para sacar dinero del Banco cuando se necesitaba para comer o pagar deudas…  Con eso me pareció suficiente y con una ansiedad que me devoraba me fui a dormir pensando que mañana a primera hora debería comprar el “famoso” ticket de la Lotería Internacional…

Continuará.

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Gracias.

GUILLEOS 1

  

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