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El divorcio de mis padres me hizo feliz

en Amor filial

 

                                                  A estas horas de la noche de camino a casa iba borracho pero feliz, acababa de dejar en su casa en el mismo estado que yo a mi amigo Lucas, unas cuantas horas antes me había llamado a casa, yo estaba jugando con la consola en un juego de coches de carreras, había dejado los libros abiertos por donde iba pero necesitaba un relax.  Lucas es mi amigo, bueno es más que mi amigo es como un hermano bien avenido para mí y cuando me llamó por teléfono supe enseguida que ocurría algo, él no quiso alarmarme pero noté que necesitaba hablar y quien mejor que su mejor amigo, quedamos en un bar, no el de siempre donde nos juntábamos con toda la pandilla sino uno en el que solían ir parejas que no necesitaban mucha luz para pasar la tarde, me extrañó su elección, por un momento pensé que había ligado con alguna compañera y ésta a su vez traía a otra amiga y no quería tener muchos testigos, por eso cuando lo vi bajar por las escaleras llenas de posters de conjuntos underground y luces camufladas me mosqueó, no me dio buena impresión y andaba como si llevara un saco de cemento de cincuenta kilos en la espalda, se sentó en mi mesa dejándose caer, yo estaba tomando una cerveza como siempre que salía y desde la mesa le hice señas al camarero para que nos trajera dos más pero él me rectificó.

  • No Manolo, yo quiero un tequila, hoy es día de tequila.
  • Lucas, ¿has pedido tequila?, ¿y las cervezas de siempre?
  • Sihhht,  he dichoooo tequila, si tú quieres otra cosa pídelo.

                                                  Al hablar arrastraba las palabras demasiado, se notaba que no era el primer bar que visitaba ya, rectifiqué al camarero y trajo dos tequilas, Lucas se me quedó mirando con los ojos un poco vidriosos pero no me dijo nada se echó a la boca el vaso de tequila entero y cerró los ojos con fuerza, le debía arder hasta la punta de los pies, yo tomé un sorbito y casi me abrazo al extintor.  Lucas me miró y estuvo callado mirándome con los ojos entornados, al fin hablo.

  • Manolo… mis padres se van a divorciar…
  • Joder Lucas me había asustado, ¿así que eso era todo?  Que se van a divorciar ¿y qué?
  • ¿Cómo que y qué? Mis padres se divorcian después de toda la vida juntos y tú dices “y qué”
  • Claro, los míos se divorciaron cuando yo era pequeño pero tú ya tienes pelos en los huevos, no te vas a traumatizar por eso.
  • Me han hecho polvo, no lo hubiera esperado de ellos nunca, y… ¿qué va a ser de mí?
  • Casi nada, que tienes que vivir tu vida o es que tu madre te da la leche por las mañanas y te arropa por las noches.
  • Pues casi, mi madre me trata como desde pequeño y la verdad estoy muy a gusto pero mi padre también me trata de maravilla, soy su ojito derecho y si se separan, ¿qué voy a hacer yo, con quién me voy?
  • Vamos a ver Lucas, tienes diecinueve años como yo, ya tienes edad de emanciparte y vivir tu vida y dejar que tus padres la vivan también juntos o separados.  No por eso tienes que declinarte por uno de los dos.
  • Ahí está el problema, se han tirado los trastos a la cabeza, yo estaba ciego, no veía nada todo era felicidad pero era como un volcán por debajo estaba hueco y ardiendo cogiendo presión y de momento todo se ha ido a la mierda, ha explotado se han dicho hasta del mal que tenían que morir, no creí nunca que pudieran decirse tantas barbaridades ¡pero los dos eh!  No tiene arreglo y yo si me voy con mi madre mi padre no me mirará y al revés.
  • Joder, cuanta complicación, en mi casa no fue así.
  • ¿No, cómo fue en tu casa?
  • Es una larga historia Lucas, mejor que no te la cuente…
  • Si por favor, no comprendo que tus padres se traten tan bien después de tantos años divorciados.
  • Mira Lucas… en mi familia han ocurrido muchas cosas y reconozco que no son habituales pero no es conveniente que las cuente, compréndelo.
  • Manolo, no me vengas ahora con secretitos, ¿somos o no somos amigos?
  • Claro, de los mejores pero hay cosas…
  • … Está visto que no somos tan amigos…
  • Lucas me estas obligando a contar cosas que no debe saber nadie…
  • ¿Alguna vez te he fallado, he contado algo que no debía?
  • Uf, vale Lucas pero sentiría que nuestra amistad se resintiera por una indiscreción tuya.
  • Dame la mano, te juro que no contaré nada a nadie.
  • ¿Seguro?  Vale, me basta tu palabra.

                                                  Me eché el cuerpo el vaso de tequila entero y pedí dos rondas más, no pude hablar hasta que la garganta estuvo operativa.

  • Lucas ya sé que lo normal y desgraciadamente lo habitual es que las parejas rompan y se echen toda la mierda encima desde años ha, todos quedan a matarse y si hay niños por medio peor, por suerte hay excepciones, pocas pero las hay, mis padre se separaron de mutuo acuerdo, no estoy en sus vidas ni les he preguntado nunca pero lo cierto es que decidieron seguir por separado pero teniendo el mismo trato como siempre, se respetaban, hablaban, me tenían a mi entre los dos, nunca hubo discusiones por horarios ni calendarios, yo era el que elegía donde y cuando estaba con uno o con otro, si estaba con mi madre y me apetecía irme con mi padre sólo le tenía que llamar y allá iba yo con él o al revés.  Pasó en tiempo, algunas veces nos reuníamos para ir a algún burger a cenar cuando yo se lo proponía y ellos se hablaban como amigos que tenían un algo en común, mi madre como sabes es doctora en un hospital y una noche que estaba en su casa me preguntó qué me parecía si invitaba a un médico compañero de planta a cenar, a mi me pareció lo más lógico, mi madre era libre y yo aunque un adolescente le dije que encantado, mi madre se alegró mucho, no esperaba aquella respuesta mía pero para mí su trato era como siempre y no le podía recriminar nada, el médico vino a cenar, me cayó bien, me trataba como un mayor, sin niñerías, mientras estuve con mi madre vino varias noches más a cenar, luego me fui con mi padre, me cuidaba como lo hacía mi madre, cocinaba y salíamos como amigos, él es arquitecto pero aprovechaba los ratos libres para compartir conmigo mis deberes de clase y hablar de todo, yo vivía feliz con los dos.
  • ¿Así de fácil?
  • Claro, un día le dije a mi padre que me apetecía ir con mi madre una semana, sólo tuvo que llamarle y al rato ya estaba ella a por mí, en el trayecto de vuelta a casa me contó que el médico que había ido a cenar aquel día una noche se quedó a dormir, mi madre no sabía cómo encarar la cuestión pero yo le atajé, ¿quieres decir que se acuesta contigo?  Me extrañaba que no lo hubiera hecho antes, ¿vive contigo?  Mi madre tartamudeaba cuando me dijo que sí pero se quedó tranquila y relajada al ver que no representaba ningún problema para mi, el médico me trataba como un amigo, respetaba que no era mi padre pero yo lo apreciaba como lo que era, la pareja de mi madre.
  • Uf, ¡qué suerte!, en mi casa acabarían a cuchilladas.
  • Al poco tiempo mi padre me sentó frente a mí, nada más ver su mirada le comprendí y me preparé, cuando me dijo que había una compañera de trabajo que… le corté y le dije, si te gusta adelante que se venga con nosotros, él se quedó sorprendido, yo ya le había dicho lo de mi madre y a él no le había parecido mal pero el caso era que la compañera traía compañía, tenía una hija de mi edad más o menos, sólo me rogó que procurara llevarme bien con ellas, sabía que estaba muy enmadrado también y que eso podría provocar roces pero en mi ánimo no estaba tener problemas, yo sólo quería que fuera feliz y mi padre me abrazó, sólo fue un gesto, más de amigo que de padre a hijo, en parte me alegró, tendría alguien de mi edad cerca, lo de ser chica me parecía raro, no había tenido cerca a ninguna chica más que a mi madre y aunque tenía total confianza con ella no era igual, mi padre se quedó sorprendido de la facilidad en que había ido todo y al poco tiempo me las presentó en una excursión “pactada” para el efecto.  La madre era joven, más que mi madre y la hija era un año menor que yo, al no haber impedimento por ninguno de los cuatro al poco tiempo se vinieron a mi casa, no hubo problema de espacio, Nuria estaría en la habitación de al lado de la mía, le habían comprado todo nuevo y a su gusto.
  • Eso sería una complicación, ¿no?
  • Pues no, un poco raro al principio sí pero a ella también le gustaba tener a alguien de su edad para compartir nuestras cosas, nos hicimos amigos más que hermanos, la confianza era mutua y no habían recelos por ninguna de las parte, mi padre y su compañera nos veían felices y estaban encantados, noté cómo el carácter de mi padre se rejuvenecía y la mujer le acompañaba en todo, nunca discutían y siempre estaban de acuerdo, Lucas lo que te voy a contar… a nadie, ¿entiendes?  No debe saberlo nadie.
  • Palabra de Lucas.
  • Mis padres se sentaban en el salón juntos las tardes de los domingos a ver películas o programas de televisión era el único momento de la semana que podían estar tranquilos, se pasaban las tardes sentados, en el otro lado del salón Nuria y yo teníamos otro sofá con un televisor más pequeño y en el veíamos las series que nos gustaban a nosotros, nos hacían un cuenco de palomitas y nos poníamos uno a cada lado del sofá con la cabeza en los apoyabrazos y con el bol de palomitas entre las piernas de los dos, como hacía un poco de fresco la madre de Nuria nos trajo una mantita para que no nos constipáramos y nos cubrió con ella, estuvimos viendo alguna serie pero como Nuria ya había visto una cambio de canal, pasando canales encontró uno que era para mayores, me miró y me encogí de hombros, ella bajó el volumen y lo dejó, desde el lado donde estábamos nuestro padres no nos podían ver ni tampoco al televisor y estuvimos callados, nuestras manos iban al bol de palomitas cada vez más deprisa hasta que me di cuenta de que Nuria no cogía ya, en cambio debajo de la manta había un movimiento sospechoso, ella miraba la tele sin pestañear y con cuidado levanté la manta y vi cómo su mano estaba entre sus piernas y su dedo acariciaban el coño.  Te confieso que mi polla se me puso a cien, la chica miraba embelesada la película, no era porno del todo pero se veían escenas de sexo light, la chica siguió y yo aguanté con la polla dura dentro del pantalón, me di cuenta que se corría porque el bol de palomitas se volcó hacia mí y ella no le hizo el menos caso, cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás convulsionando.
  • Joder, que fuerte.
  • Desde aquel día todos los domingos por la tarde había sesión de cine, lo antes posible cambiaba al canal erótico y Nuria escondía la mano debajo de la manta, no aguanté mucho, a la tercera tarde yo también me saqué la polla y la imité, las dos manos se movían debajo de la manta y el bol de palomitas iba de un lado a otro, vi de reojo que ella levantaba la manta por mi lado igual que había hecho yo con la suya y me vio la mano meneándome la polla, disimuló y siguió, parece que se animó porque se encogió, me pareció que se había acabado la función pero al momento vi en un rincón de sofá las bragas de Nuria, se las había quitado y ahora se estaría acariciando directamente, a la tarde siguiente ya iba yo preparado, con un  pantalón de chándal sin calzoncillos, Nuria debió pensar que era un adelanto no llevar bragas si sabía que se iba a masturbar y cuando empezó ya iba directa al coño, yo me bajé el chándal y me saqué la polla, con el mando cambié a otro canal ella apenas se dio cuenta pero había conectado el DVD con una película porno de verdad.  La mano de Nuria se agitaba mucho más rápida y en la excitación ya no vigilaba la manta como antes, a la vez yo tampoco me ocultaba y al momento la manta se había desplazado y entre nuestras piernas entrelazadas nuestras manos agitaban cada una su sexo, me miró con los ojos entornados, no había recriminación ni deseo de variar la situación y seguimos masturbándonos cada uno a lo suyo, yo veía sus dedos entrar en su vagina y ella mi mano dejar el capullo brillante, nos corrimos los dos, como si estuviéramos solos, yo me limpié con el chándal y ella con sus bragas y seguimos viendo una serie normal.
  • ¡Camarero dos rondas más de tequila! sigue Manolo, sigue.
  • Yo la miraba extasiado viendo con que agilidad acariciaba su clítoris y se metía un dedo luego dos y hasta tres cuando se corría, mi mano no se veía de rápida y me propuse dar un paso adelante, mi objetivo era follarme a Nuria y si era preciso allí mismo lo haría, entre semana nuestra relación era tan normal como entre hermanos pero los domingos… las tardes de cine era sagradas, mis padres lo tenían como una rutina, palomitas, manta y a ver películas, yo me quité el pantalón del chándal e incluso me depilé para que pareciera que la tenía más grande, con la afeitadora eléctrica de mi padre me dejé la polla y los huevos como un bebé, Nuria cuando la vio sonrió, me animé y me escurrí hacia ella cruzando nuestras piernas, pude llegar hasta que mi mano estaba al alcance de su coño pero ella me paró en seco, con la mirada me dejó claro que de la masturbación no íbamos a pasar, me quedé hundido, mis ilusiones por el suelo, aquel coño rosado y tierno a poca distancia de mi mano y mi polla y no podía a aspirar a metérsela, me resigné y le dejé claro que no iba a pasar el límite que me había impuesto pero me acerque a ella más y nuestras manos se tocaban cada una con lo suyo pero llegaban a ir al mismo ritmo, nudillo con nudillo, yo me pajeaba y ella se acariciaba el clítoris con energía, los orgasmos eran silenciosos pero intensos, a veces mi leche le salpicaba en los muslos y ella pasaba un dedo y lo chupaba, yo creía que iba a estallar pero sabía que de ahí no iba a pasar pero yo no me desanimaba, me iba acercando más y más a ella, llegué a provocar que su mano rozara “accidentalmente” mi polla, ella me miró pero no dijo nada y siguió con lo suyo, la siguiente maniobra fue pasarle rozando mi capullo por sus labios cuando ella atacaba sólo el clítoris, apenas se inmutó y eso me animó, cuando intenté meterle la punta del glande me volvió a advertir con la mirada, aquello no lo iba a conseguir.
  • ¡Qué putada!, ¿y qué pasó?
  • Yo seguía insistiendo entre semana ideaba nuevas tácticas, miraba películas porno en internet para tomar ideas nuevas pero allí todo acababa igual y sin tanto preámbulo, las semanas se hacían interminable hasta que llegaba el domingo, ya no sabía qué hacer y decidí dar una vuelta de tornillo más, al otro domingo me escurrí en el sofá hasta pegarme literalmente a ella, su mano y la mía se movían paralelas y cuando noté que ella se iba a correr aceleré yo y lo hice antes que ella, los chorros de leche le cayeron en su mano y en su coño, entre sus labios se veían los goterones de semen que ella recogió y se metió en la boca sin más comentarios, yo me volvía loco porque al momento ella se corría y sacaba los dedos mojados de flujo blanco.
  • ¿Y no te la follaste?
  • Uf, eso quisiera yo, la vez siguiente yo ya iba como un toro, directamente me pegué a ella, apenas asomaban nuestras cabezas por el sillón estábamos pegados, era como si folláramos pero sin meterla, con los nudillos le rozaba los labios y los suyos me rozaban la polla y los huevos, en la televisión una recopilación de pajas seleccionada por mi nos animaba, las dos manos subían y bajaban al unísono o a su aire cada una, me atreví a ponerle la polla a lo largo, entre sus labios dejándole claro que no quería metérsela y ella accedió, me pegué a ella su coño parecía un perrito caliente sin mostaza pero no tardaría en tenerla también, sus dedos pellizcaban su clítoris haciéndolo competir con mi capullo, yo me movía paseando la polla entre sus labios y empujando a su botón endurecido, debí darle demasiado gusto porque Nuria puso su manos sobre mi capullo y lo apretó contra su clítoris, yo me movía como un poseso, ella colaboraba acercándose más a mí, mis huevos se pegaban a su vagina pero sin esperanzas de vaciarse en ella, aquel día me ganó la mano, se corrió primero ella pero no soltó mi polla, le daba tanto placer que no lo podía resistir y separó la polla del clítoris, era demasiado fuerte y siguió sólo con mi verga, la sacudía con rabia como si fuera de ella y al notar que iba a correrme se la pegó a los labios, los primeros chorros de leche saltaron hasta su ombligo y progresivamente fueron cayendo más y más cerca hasta escurrirse entre sus dedos.
  • ¡Qué corrida te darías!
  • Nos quedamos agotados, sólo tuve fuerzas de pulsar el botón de stop del mando y parar la película que seguía mostrando corridas espectaculares.
  • ¿Pero te la follaste?
  • Calla Lucas, no seas impaciente, ¿no querías que te contara?  Los siguientes domingos eran un poco más avanzados, ya me cogía la polla sin reservas pero no me dejaba que yo se la metiera, yo le dejaba que me pajeara para convencerla pero ella no cedía, una tarde mientras ella con una mano se pellizcaba el clítoris y la otra me meneaba la polla me cogí los huevos, mi mano se pegó a su coño y la mantuve entre sus labios, por mis dedos corrían sus jugos pegajosos que se perdían entre sus nalgas, fui pasando los dedos por la ingle sin meterlos entre sus labios porque mi polla ya estaba entre ellos y le puse mi mano sobre la suya, la acompañé en sus movimientos y mis dedos sobre los suyos seguían sus caricias, en un momento de descontrol mi mano fue con un ritmo diferente al suyo y rocé su clítoris, ella invirtió la posición y dejó mis dedos debajo de los suyos, ahora era yo quien le acariciaba bajo la dirección de ella, no tardó en correrse entre mis dedos, ese día fue crucial, ya nos quitábamos la manta confiados y nos masturbábamos mutuamente, ella a mí y yo a ella pero sin la mínima esperanza de follar.
  • ¿Y pudiste resistir mucho tiempo?
  • Pues sí, un día mi madre me llamó preguntando si podía pasar unos días con ella, la noté llorosa y no tuve valor de decirle que no, el domingo estuve pensando en Nuria toda la tarde, con mi polla en la mano suponía que ella estaría haciendo lo mismo que yo, a la hora de la cena puse tres platos como siempre que estaba en su casa, mi madre sin decirme nada quitó uno, la miré y ella se echo a llorar, no le pregunté la causa ni si era definitivo pero la abracé, era la primera vez que abrazaba yo a mi madre y no al revés y me gustó, me sentía protector y a la vez notaba la diferencia del cuerpo de Nuria al de mi madre, Nuria aunque no le había visto más que de cintura hacia abajo se notaba  tierna y delicada en cambio mi madre estaba dura “hecha” era el cuerpo de una mujer adulta, por un momento recordé las escenas de las compilaciones de pajas de internet, aquellas MILF que anunciaban y que tanto admiraba entonces entendí la palabras simplificadas, “madre follable” mi madre estaba deprimida, quizás había puesto demasiada ilusión con el médico o a saber, no la juzgaba pero estaba muy sensible y tenía que apoyarla en aquellos momentos, por eso cuando me pidió que le acompañara a su habitación no lo dudé y si tenía que estar a su lado mientras lloraba lo estaría pero ella prefirió me metiera en la cama con ella.  Me estuvo contando cosas, de mi padre y de ella, todo bueno, no le echaba en cara nada, había sido todo bien pensado por los dos, el médico era un buen hombre y haría muy feliz a cualquier mujer pero no a ella, no había chispa y después de un tiempo lo había dejado, ahora se preguntaba si sería ella la culpable de sus relaciones, dudaba de todo, de su carácter, de su forma de tratar a su pareja, de su forma de llevar la casa, hasta de su forma de practicar el sexo, me pareció raro que dudara de eso, nunca había oído recriminaciones entre mis padres sobre eso, me parecía que eran perfectos, mi madre habló sola, yo sólo decía monosílabos y me dormí.
  • ¡Pobre mujer!
  • A medianoche me desperté aunque no estaba seguro si no estaba soñando, imaginaba que Nuria por fin se había ablandado y había consentido, después de ver tanta película se había animado y me había chupado la polla, notaba el calor y la humedad de su boca en mi capullo sin notar ningún peso sobre mí, estaba como en medio de un sueño entre nubes, estuve pensando cómo debía actuar a la vuelta con Nuria, no le había visto las tetas siguiera y menos tocárselas, en cambio su madre no era tan recatada y más de una vez la había sorprendido saliendo de la habitación liada con una toalla buscando alguna prenda y por mala postura se le había salido alguna teta, pero lo veía tan inalcanzable que ni le di importancia, ahora mi objetivo iba a ser verle y a ser posible tocarle las tetas a Nuria, vestida parecía que tenía bastante cantidad pero al natural… uf, que delicia poder conseguirlas.  

Estaba como en mi casa pero un poco desubicado por eso no pensé que la sensación de mi polla no era normal, en mi cama era yo quien me la tocaba y ahora sentía una sensación de que me llevaban de la mano, levanté la sábana y en la oscuridad de la noche vi a mi madre a mis pies, me había bajado el pantalón del pijama y tenía mi capullo dentro de su boca, apenas se veía pero el brillo de sus ojos me dijeron que se había dado cuenta que yo la miraba también, sin más soltó mi polla y cayó llorando sobre mis muslos, la polla le rozaba la mejilla pero no le hacía caso, lloraba desconsoladamente y entre sollozos me dijo que estaba obsesionada porque creía que su fallo era el sexo, creía que ningún hombre la iba a mantener a su lado porque no les hacía feliz, le pasé la mano por el pelo. 

Mi madre era bonita y tenía un cuerpo muy bien conservado, nunca me había fijado pero era la madre más bonita del colegio cuando me llevaba, ahora ya me fijé en detalles, los ojos aunque llenos de lágrimas eran preciosos y la boca mojada de saliva como mi polla parecía recién pintada con carmín y otra cosa que nunca había reparado, al estar de rodillas a mi lado le podía ver las tetas colgando, apenas se le movían de duras pero aquellos pezones sólo los había visto en las porno y me volvían loco y resulta que los tenía tan cerca y sin enterarme, no le dije nada, le volví a acariciar el pelo y con la mano levanté su cabeza y le guié hacia mi polla que seguía vertical pegada a su mejilla, mi madre me miraba sin dejar de llorar pero no ponía resistencia, al notar el tronco de mi verga lo siguió hasta la punta y abriendo los labios rodeó con ellos el glande hasta hacerlo desaparecer, aún seguía gimoteando cuando alcancé con la mano una de sus tetas, ya dejó de llorar y se fue acercando a mí, ahora tenía a mi alcance las dos y las apreté, los pezones salieron como en las películas y con dos dedos los estuve rodando hasta hacerlos duros y ásperos, mi madre ya no lloraba sólo movía la cabeza a lo largo del tronco y se tragaba casi toda la polla, tenía tan cerca su cintura que la atraje poniéndole la mano debajo del vientre, ella se acercó a mí y se puso a mi lado con las nalgas cerca de mí, paseé la mano por la redondez de su culo, llevaba las bragas que le cubrían medio cachete pero cuando pasé la mano entre sus muslos la subí hasta cerca de su ingle, separó las piernas y rodeé sus muslos, notaba el calor de su entrepierna mientras ella seguía chupándome el capullo, pasé los dedos sobre las bragas y noté su anatomía, debajo del fino tul se marcaban los labios apenas separados y según iba avanzando separaba más las piernas, saqué la mano y la pasé por su espalda hasta su cintura, encontré la cinta elástica de la prenda y tiré suavemente de ella, mi madre movía las caderas para facilitar que se escurriera por las piernas abajo y luego levantó una rodilla y luego la otra hasta que cayeron al suelo.  Nunca había mirado a mi madre como mujer, era un símbolo y una figura imprescindible en mi vida, ahora descubría que mi madre no sólo tenía cuerpo sino que además estaba muy buena, me pasó una cosa muy rara, ya no me fijaba en la sensación que me proporcionaba comiéndome la polla sino que admiraba como hipnotizado aquellas nalgas que separadas me mostraban los labios entre los cuales me había asomado hacia ya muchos años, en mi mente aparecieron unos flashes casi subliminales, vi a mi padre acercarse, luego la polla que entraba y salía del coño que ahora tenía a mi lado y luego mi cabeza que salía de su vagina mirando curioso, me pareció emocionante y tierno a la vez y me acerqué y le di un beso, las piernas se separaron y una de ellas pasó sobre mí, no tenía previsto encontrarme en una situación así, hasta ahora mi máxima aspiración era meter la polla al tierno coño de Nuria y en ese momento me encontraba debajo de un coño de verdad que olía a gloria y me atraía. 

Sin tener experiencia en mamadas el instinto me llevaba a sacar la lengua y lamer aquellos labios abiertos y húmedos, mi madre me devolvió a la realidad y debió impacientarse y abrió las piernas todavía más, su pelvis bajó vertical sobre mi cara, mi lengua la esperaba y creo que ella pese a todo no creía que me iba a encontrar, dio un respingo y se mantuvo unos segundos incorporada, por su cabeza debían pasar miles de contradicciones pero enseguida se decidió y volvió a bajar sobre mi y su boca ya tomó posesión total de mi polla, no se contentó con el glande se dedicó al tronco hasta su raíz incluso los huevos, se tragaba la polla hasta no poder respirar, me vi acuciado y mi lengua se movió animado por la actividad de mi madre, de la cintura hacia abajo de mi madre una vibración la sacudió, iba creciendo poco a poco y ella se movía en un vaivén buscándome y huyéndome, estuvo intentando retrasar lo que sabía que no podía evitar, notaba cómo desde la nuca le llegaba una sensación que le recorría todo el cuerpo y que iba a explotar en su coño, sabía que iba a temblar a sacudirla y a dejarla sin control unos largos segundos, no era la primera vez por suerte pero se conocía y sus orgasmos eran de lo más activos y aquel día tenía motivos para no ser más flojo que los otros, le estaba comiendo la polla a su hijo en un principio para reafirmarse y convencerse ella misma de que no era culpa de ser poco sexual pero sin saber porqué se había dejado llevar por su propia sexualidad y había olvidado tabúes que hasta ahora eran impensables, la “curiosidad mató al gato” como se dice y el intentar averiguar si era capaz de provocar una erección a una persona totalmente fuera del lógico juego sexual le había desbordado y ahora estaba dispuesta a todo, se iba a correr con mi boca comiéndole el coño y ella posiblemente se iba a tragar la leche que desbordaría inevitablemente su boca al eyacular pero ya era tarde para remilgos, su orgasmo ya había comenzado y no había retorno, nada ni nadie podía pararlo ya, se abrazó a mis piernas y abrió las suyas todo lo que podía, quiso que fuera completo y buscó mis manos y las llevó a sus tetas, me enseñó cómo debía acariciarle los pezones sin hacerle daño y cuando ya lo hacía sólo explotó, tuvo que abandonarme un momento, no era egoísmo, era la imposibilidad de controlar sus movimientos, yo era la primera vez que asistía a un orgasmo tan de cerca y tan significativo, por un momento me acordé de Nuria, comparado con los de ella aquello era un terremoto, le duró una eternidad comparado con las pajas que me hacía yo pero cuando ya remitía volvió a apropiarse de mi polla y no paró hasta que en un estertor levanté mi cadera y a ella misma, mi madre quiso compensarme por el orgasmo que le había proporcionado y me chupó, lamió y aspiró la polla hasta que le llené la boca, luego tragó todo mientras yo seguía aferrado a sus tetas como si de un salvavidas se tratara.

  • Joder Manolo, no puedo hablar, me has dejado sin palabras.
  • Si, así me quedé yo también, cuando todo se calmó mi madre me contó todo esto un poco avergonzada pero contenta de haber comprobado de que por lo menos por ella no quedaba, sabía y podía hacer feliz a un hombre, mi bisoñez no era obstáculo, le había demostrado que yo había sido capaz de proporcionarle un orgasmo como el mejor de los amantes y a la vez que me pedía perdón llorando me agradecía la ayuda que le había dado sin preguntar ni reprocharle nada.  Realmente no me dejaba argumentos para cualquier reacción, estaba contento con ella, para mí había sido una experiencia única e inesperada, todas las estrategias que había cavilado para follarme a Nuria las había superado sin esperarlo, me quedé abrazado a mi madre y dormimos toda la noche, cuando me despertó por la mañana me besó y me dijo que había estado pensando toda la noche y que me invitaba a pasar todas las noches que estuviera en su casa a su cama, lo dijo con tanta naturalidad que lo vi tan lógico que pareció que lo hubiese pensado yo también.
  • ¡Qué mujer Manolo, que envidia de madre!
  • Ya te dije que es excepcional, estuve más días de lo que había previsto en principio, todas las noches empezábamos con una mamada pero al segundo día le pedí lo que deseaba fervientemente, no había terminado de insinuárselo cuando ella se había puesto en medio de la cama con los brazos y piernas abiertas preparada para lo que yo quisiera, el instinto me llevó de la mano y me hundí en ella, pensé que estaba entrando por donde un día salí y se lo dije, me contestó que era tan feliz como hacía muchos años cuando vio por primera vez asomar mí cabeza, me sentí como en casa, no físicamente sino en mi interior como si volviera de un largo viaje.
  • ¿Y qué pasó con Nuria?
  • Pues cuando volví esperaba que me recibiera con mucha alegría pero fue tan cariñosa como cualquier día de la semana pero el domingo ya me esperaba en “nuestro” sofá como siempre, seguimos lo que habíamos dejado como si hubiera sido el día anterior, ya directamente juntábamos nuestras ingles ella cogía mi polla y yo acariciaba su coño, el clítoris me esperaba y su vagina me lubricaba los dedos pero en cuanto hacía mención a meterle la polla ella me frenaba con un gesto, yo me devanaba los sesos, no comprendía cómo podía soportar la tensión de estar con una polla en la mano y no querer ni meterse la punta aunque sólo fuera por curiosidad, quizá fuera miedo al embarazo o quizá miedo a no poderse controlar una vez metida, no lo sé ni me atreví a preguntar pero cada domingo me sacaba la leche hasta la última gota y ella se desvanecía casi con los orgasmos que le provocaba, yo seleccionaba en los videos de Internet variaciones para provocar por lo menos su curiosidad pero no tenía éxito, tapados por la manta y escuchando las conversaciones de nuestros padres nos corríamos hasta desfallecer pero no progresaba, con la excusa de limpiarle unas salpicaduras de leche sobre su camiseta le pasé la mano sobre las tetas, ella no opuso resistencia, incluso me decía por donde se había quedado alguna sin limpiar, yo me calentaba la cabeza porque no le importaba que le tocara las tetas y en cambio no me dejaba meterle ni siquiera el glande.  

Llegué con una excusa u otra a levantar la camiseta para no mancharle y dejar las tetas debajo de la manta pero a mi vista y un día ideé correrme sobre ellas y ya que había probado mi semen quise “probarlo” yo y nos los repartimos, le chupé los pezones hasta ponerlos tan duros que parecían unas dobles tetas superpuestas, no era problema de sensibilidad, a ella le encantaba y ya lo incluimos a nuestros juegos, ella misma dirigía mi polla hacia su pecho y rociaba de semen las tetas esperando que yo le limpiara, en vez de limpiarle lo que hacía era que se lo repartía por todas ellas, el atrevimiento llegó hasta meter la polla entre las dos bolas y pajearme con ellas apretadas, ese día arriesgamos mucho, mi padre se había dormido y Merche la madre de Nuria estaba leyendo un libro.  Nuria se tumbó totalmente sobre el asiento del sofá y yo me senté en su pecho, con las manos atrapó las tetas y con ellas a mi polla, me moví como había visto en las películas pero en ellas se corrían en el pecho entre las dos tetas, yo quise ir más allá y me acerqué a su boca cuando me iba a correr, ella no lo esperaba y no quería abrir la boca pero ante la urgencia y el riesgo a que nos vieran la abrió por fin, sólo lo mínimo para que sus labios dejaran pasar mi capullo pero fue suficiente y le bombeé todo lo que llevaba, ella me miraba mientras se le llenaba la boca luego la abrió y me la enseñó, no se le veía la lengua sólo una masa blanca espesa que escupió en sus bragas, me miró un poco enfadada. 

Al próximo domingo quise demostrarle que no era egoísta, sus dedos mojados en sus jugos me los metí en la boca y los chupé uno a uno, a ella le gustó y quiso saber si lo había hecho sólo para contentarla y volvió a meter dos dedos en su vagina y se los volví a chupar, le dije que sería capaz de chuparle todos los jugos hasta dejarla seca y se rió de mi, le aposté a hacerlo y ella incrédula se sentó con las piernas totalmente abiertas debajo de la manta, me cubrí con ella y le pasé la lengua por su coño, por encima de la manta me cogió la cabeza y la dirigió por donde quería que le chupara, al correrse cerró las piernas y seguí lamiéndole el clítoris hasta que no pudo más y me soltó, ella sabía cuál era el precio por perder y sin más hizo lo mismo conmigo, debajo de la manta me comió la polla hasta que se la llené de leche, levantó un poco la manta y me miró, me demostró que llevaba la boca llena de leche y se la tragó.

  • ¡Camarero dos tequilas más!  Sigue Manolo, ¿qué paso después?
  • No pasó nada más, así seguimos algunos domingos más, luego empezó a salir con un chico, a mi me caía mal porque estaba seguro que le dejaría follarla sin tanto remilgo pero él no tenía la culpa, me quedé sólo los domingos, no me apetecía ni quedarme en el comedor con mis padres y me metía en mi cuarto.  Un domingo estaba viendo por enésima vez la película que había visto junto a Nuria cuando nos hacíamos las pajas, estaba sobre mi cama con el chándal en las rodillas, me estaba meneando la polla cuando la madre de Nuria entró, aunque había llamado yo con los auriculares no la oí, me traía un bol con palomitas y me pilló con la polla roja, hinchada y brillante en la mano, la mujer no dijo nada me estaba mirando callada mientras yo estaba atento a la pantalla, en ella una “madrastra” ficticia le hacía una paja a un hijo también ficticio pero el resultado era el mismo, al final ella se ofrecía a “ayudarlo” y se la acababa de hacer ella.  La mujer dejó el bol a mi lado y salió sin decirme nada, cuando vi el bol a mi lado me senté de un salto, ya me había corrido y se había acabado la película, no me atrevía a salir a cenar, estaba seguro que me había visto pero esperaba que la bronca viniera de parte de mi padre, ella se lo habría contado pero no, no hubieron comentarios ni gestos de reproche.

Al domingo siguiente no me atreví a salir de mi cuarto por la tarde.  Nuria se había ido con su novio y yo me metí a ver otra película de las que me había grabado para Nuria, me propuse tener más cuidado pero cuando la acción empezó en serio mi polla se puso como una barra de hierro y tuve que sacármela y darle unos meneos, esta vez no me puse los auriculares para que no me pasara lo mismo pero cuando la puerta se abrió y apareció Merche con otro bol de palomitas me quedé paralizado con la polla en la mano, ella puso un dedo en los labios diciendo que no hiciera ruido y se acercó a mi cama, la película seguía como siempre y Merche me preguntó si aquello era de verdad, le dije que parecía pero que estaba seguro que ninguna madrastra le haría eso a un chico joven, ella sonrió y sin decir nada me quitó la mano de mi polla y me la cogió, me miró a los ojos y me dijo: -¿Se hace así?- con la cabeza le dije que sí pero ella escupió en su mano y me cogió sólo por el glande, -¿o es mejor así?- tragué saliva.  Merche pasaba la mano lentamente me daba mucho más gusto que yo que le daba a toda velocidad y cuando se secaba escupía en el capullo y seguía, le pregunté alarmado por mi padre y ella me tranquilizó diciendo que estaba durmiendo en el sofá, me escurrí en la cama y ella me bajó del todo el chándal, se cambiaba de mano para no cansarse y como yo tardaba demasiado en correrme quiso motivarme, yo lo que estaba era acojonado pero no me vino mal cuando me cogió la mano y la metió por debajo de su blusa, noté el calor de su pecho y el tacto suave de la lencería, la había visto muchas veces tendida para secarse y la usaba muy bonita, ahora la tenía en la mano.  

Merche viendo que no movía los dedos se bajó el tirante y la copa dejando la teta afuera, la pude tocar tímidamente hasta llegar al pezón, me di cuenta de que lo tenía igual que su hija pero mucho más grande y duro, Merche se agachó para que llegara mejor y pude sacarle la otra teta, entonces se me acercó al oído y me dijo -¿te gustan más estas tetas o las de Nuria?- ¡imagínate cómo me quedé!  Me sonreía con picardía, se me fue el miedo y sin contestarle le subí la blusa y le chupé el pezón, ella todavía se inclinó más hacia mí, los aspiré y los lamí dentro de la boca, cuando los había puesto enrojecidos a los dos saqué la cabeza y le dije -éstos me gustan más, están más maduros- ella se acercó a mi polla y la besó -en cambio a mí me gusta más la polla joven- me encogí de hombros como quien no quiere discutir y metí la cabeza otra vez debajo de la blusa, con las manos apretaba y manoseaba las dos tetas impresionantes a la vez que las mordía y las chupaba, ella me demostró que decía la verdad y después de dos besos suaves se metió mi polla en la boca, me hizo una mamada lenta pero con una intensidad que desde el primer momento creí que me iba a correr pero Merche tenía mucha sabiduría y frenaba a tiempo -espera un momento-. 

Salió y miró en el salón, mi padre estaba reclinado en el sofá durmiendo, Merche le quitó las zapatillas, le subió las piernas al asiento y le tapó con la manta que nos había dejado a su hija y a mí que tantas corridas había visto y volvió a mi habitación cerrando la puerta, al cerrar se soltó la falda y se subió a la cama, con las manos sobre la cabeza se quitó la blusa, el sujetador rodeaba su pecho con las tetas afuera y se lo giró despasándoselo por delante pero las bragas no se las quitó, las ladeó y se sentó sobre mí, con los dedos mojados de saliva me mojó el capullo y se lo puso a la entrada de la vagina y se dejó caer, en un momento mi polla desapareció dentro de ella -¿te gusta con bragas o sin ellas?- no podía respirar de las sensación de tener la polla en aquel coño y le dije -me gustaría verte el coño-  Merche se levantó y se quitó las bragas lanzándomelas a la cara, -huélelas, dime si huele lo mismo que Nuria- no sabía porque me nombraba a su hija pero le dije -éstas huelen a hembra caliente- no me dijo nada, sonrió y se volvió a sentar sobre mi pero sin meterse la polla, se la puso entre los labios y se deslizó sobre mi -¿qué coño te da más gusto?- yo me asusté pero no podía mentirle, parecía que sabía más que yo -a Nuria no se la he metido como a ti-

Ella siguió pasando su coño sobre mi polla dura, notaba el clítoris duro frotar mi capullo -eso está mejor, no quiero que se la metas a Nuria aunque sé que te gustaría probarla pero se lo he prohibido- le juré que no se la había metido y tímidamente le pregunté cómo sabía todo eso de nosotros, me dijo algo que me dejo helado -en el comedor las puertas de cristal reflejan todo y la manta no siempre os tapaba y el movimiento debajo de ella era muy claro pero tranquilo, mientras no paséis de ahí…

  • Dos tequilas más camarero y rápido, sigue Manolo cuenta más.
  • Merche se levantó y se acercó a mi cara, cuando estaba sobre mi pecho con los dedos separó los labios del coño y me enseñó el clítoris hinchado -mira cómo me has puesto, con la lengua quiero que me lo calmes- para mí era mi mayor ilusión así es que le cogí de las nalgas y la acerqué a mí, le comí el coño no sólo el clítoris sino los labios y la vagina, chorreaba en abundancia, me mojé los dedos mucho más que con Nuria y se me ocurrió pasarlos por su culo, ella suspiró, -no Manolo, te aconsejo que no toques ahí- ese “te aconsejo” me pareció que era más una invitación que una amenaza y no lo dudé volví a mojarme los dedos y primero uno y al momento los dos los hundí en su culo.  Merche se tuvo que coger de la cabecera de la cama porque se corrió violentamente, vibraba sobre mi cara y sin haber acabado de agitarse se echó hacia atrás cogió la polla y se la clavó en el coño, allí terminó de correrse, saltando sobre mí.
  • ¿Y tú no te corriste?, yo lo habría hecho.
  • No yo no me corrí, cuando pudo bajar le di la vuelta, estaba agotada y no ofreció resistencia, la arrodillé en la sábana y me puse detrás, cuando quiso preguntar ya tenía mi polla dentro del culo.
  • Joder Manolo, que tino.
  • No fallé, lubricada y dilatada se enteró al notarme totalmente adentro.
  • Te diría de todo, ¿no?
  • No, todo lo contrario, me dijo que si me salía me mataba, yo me cogí a sus caderas y se la metí sin compasión bien adentro, hasta que se corrió otra vez y se cayó tumbada boca abajo pero yo no la dejé y seguí follándole el culo, me corrí mientras le sujetaba las tetas que le salían por los costados.
  • ¡Qué barbaridad Manolo!  ¿Y Nuria?
  • Nuria cambiaba de chico como de medias pero en los intervalos que no tenía pareja pasábamos los domingos en el sofá, su madre nos miraba por el reflejo del cristal y sonreía cuando me mamaba la polla o me corría entre sus tetas pero nunca se la metí, estuve a punto de metérsela por el culo una vez pero empezó a chillar y tuve que dejarlo, no estaba bastante preparada.
  • Manolo y tu madre, ¿ya tiene pareja?
  • Si ahora vive con un bombero, un chico atlético pero cuando voy a su casa y el chico está de guardia me acuesto en su cama, ahora está tranquila, me dice que el bombero le hace tener unos orgasmos brutales pero como los míos… ya sabes, amor de madre.
  • Joder con el bombero, dos tequilas más.  ¿Y Merche?
  • ¿Merche?  Bien, desde aquel día siempre que mi padre está trabajando y Nuria en la universidad follamos en mi habitación, ahora su preferencia es que se la meta por el culo, en el coño no quiere que me corra, no es por si se queda preñada sino porque mi padre le come el coño, es lo que más le gusta a él y no quiere que note el gusto de mi leche, a mi en cambio lo que más me gusta de ella son sus tetas, se las como y luego me vengo en ellas, a Merche no le gusta que eyacule en su boca pero cuando me voy a correr la saco y le lleno la cara o las tetas de leche, los pezones se le ponen duros como piedras cuando le echo la leche sobre ellos.
  • Joder Manolo cuanto me gustaría tener una familia así.
  • Y a mi Lucas, ¿o es que te has creído todo lo que te he contado?, jajaja.
  • Manolo, no me líes, ¿todo es mentira?
  • Claro, me lo he ido inventando mientras te lo contaba para que vieras que no todo es tan malo ni tan bueno, tus padres pasarán una temporada jodidos pero quizás se arrepientan y vuelvan, ninguno de los dos ha estado sin el otro y si no, no pasa nada, ya eres mayor para contentarlos a los dos, tanto el uno como la otra son tus padres y tienes que quererlos y cuidarlos igual, ahora te necesitan más que nunca ¿entendido?
  • Sí Manolo si, ¡joder que putada!
  • Pero recuerda… ni una palabra a nadie, no quiero que nadie crea que… ya sabes hay gente que le gusta decir cosas que no son, sólo para malmeter.
  • ¡Ah!, nada, tranquilo que te he dado mi palabra, ni una palabra a nadie, ¡que cabrón como me has liado!
  • Eso, ni una palabra a nadie y paga los tequilas y te acompaño a tu casa, que no estás muy lúcido.

                                                  He dejado a Lucas en su casa, ahora voy a la mía porque Merche me está esperando, mi padre está de viaje y Nuria se ha ido a casa de una amiga o por lo menos eso es lo que le ha dicho a su madre, seguro que estará follando con el novio de turno, espero que con lo cargado que voy de tequila Merche me permita entrar en su cama, sino me veo en el sofá.

Fin.

 

Espero que les guste, me valoren y comenten.

 

Gracias.

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