Me mal casé con una miss.
Cuando me casé con una chica tan buena no me esperaba esto.
He llegado a casa y me he puesto a recordar mis años pasados. No sé si han sido los mejores pero ha habido de todo.
Me llamo Javier, tengo 44 años y soy médico, físicamente soy de lo más normal, moreno, 1.72 m de altura y de complexión bastante bien pues he hecho algún deporte.
Mis recuerdos me llevan a los años de Facultad, no he sido de los peores estudiantes, más bien de la mitad hacia arriba, entre mis compañeros y compañeras había de todo como es natural, pero de entre todos destacaba y mucho una compañera que era una maravilla en todo, era bellísima, guapa de verdad, iba siempre arreglada y pintada, con un cuerpo de escándalo, tetas altas y turgentes, cintura estrecha y unas caderas que se movían al compas de sus piernas torneadas, además era muy inteligente, la primera en todo y con las mejores notas.
Ningún chico nos acercábamos a Cati por timidez y por complejo de inferioridad, nunca salía con nadie.
Yo, como estudiábamos algunos días juntos, me sentaba con a ella y hablábamos de todo, nos dimos cuenta de que coincidíamos bastante en nuestros gustos, música, aficiones etc. Al fin nos cogimos confianza hasta que un día le propuse salir, la verdad me dijo que sí, yo saltaba de alegría y paseábamos inseparables, mis amigos, los más comedidos me decían por lo bajo…
--- Que buena está Cati…
Otros más osados me susurraban…
--- Me follaría a Cati, dile si quiere un trío.
Yo me reía por lo bajo, y me sentía orgulloso.
Tardé bastante tiempo en poder darle un beso y no se dejaba acariciar, estaba loco por comerme sus tetas, pero lo más que conseguí era rozarlas por encima de la ropa, pensaba que como era de una familia bastante conservadora y religiosa, tendría muchos prejuicios, pero intenté de todo, la llevaba a visitar iglesias, íbamos a misa, pero ella no le daba importancia a nada de eso. Intenté probar a animarla y quedamos con una compañera de la facultad con su novio para ir al cine, era un cine de barrio que daban dos películas, al llegar, nos sentamos al centro, por la parte más atrás, las chicas se sentaron juntas, la otra pareja pronto empezaron a besarse, yo miraba de reojo y tenía cogida a Cati de la mano, el novio de mi compañera la pasó el brazo sobre el hombro y su mano desapareció bajo su blusa, se notaban sus nudillos sobre su teta, ella se despasó varios botones y él le bajó los tirantes del sujetador y le sacó las tetas, que se veían cuando la pantalla se iluminaba mucho, tenía buenas tetas con unos pezones grandes, aunque nada parecido a Cati, mi novia se movía nerviosa en el asiento. El novio de mi amiga le levantó la falda y le estuvo separando los muslos, mientras ella abría la cremallera y sacaba su polla, estaba brillante en la oscuridad, el se bajo a media pierna los pantalones y la chica le cogió la polla y los huevos, yo viendo que Cati miraba de reojo, me saqué también mi polla y cogiéndole la mano la pose sobre ella, hizo un estremecimiento y la separó, volví a intentarlo y la dejé sobre mi polla otra vez, pero no movió ni un dedo, le abrí la mano y la rodee sobre el falo y con mi mano le fui guiando para que me la meneara, estuve un momento y cuando creí que ya iba sola la dejé, ella se paro en seguida y entreabrió la mano, mi polla se escondió como un caracol y la tuve que guardar, mientras la otra pareja se estaban masturbando mutuamente, ella con las piernas abiertas, las bragas en los tobillos y el culo en el canto del asiento y el con la polla dura como un tronco tocándole las tetas con una mano y la otra en el clítoris de su chica, cuando se corrieron, el echó varios chorros de leche que llegaron al respaldo de delante y ella gimió tapándose la boca, salimos del cine y me preguntó que había pasado con nosotros, no supe que contestar. Pensé que sería que quería llegar virgen al matrimonio y me conformé esperando a ese día.
La noche de bodas yo estaba que me subía por las paredes, cuando nos fuimos a la habitación se puso un camisón blanco, largo, con alguna trasparencia, yo estaba expectante esperando el cambio y cuando nos besamos, le cogí las tetas y se las besé con ardor, ella se tumbó boca arriba y se levanto el camisón ofreciéndome el coño que tenia bajo una alfombra de vello rizado, separo las pierna y esperó a que yo me subiera entre ellas, cuando le apunté la polla, cerró los ojos, apretó los labios con fuerza y cuando sintió que la había perforado, se relajo y se dejo meter y sacar con los brazos caídos hasta que cuando notó que me iba a correr, me separó y lo hice en la alfombra de su pubis.
Supuse que sería la novedad, pero los días pasaron y siempre era igual, no se movía para nada, yo entraba, me corría y a dormir, le pregunté si tenía algún problema y solo me dijo que simplemente no le gustaba el sexo, me quede helado, sabía que no había solución, me contenté con la rutina, ella no ponía pegas, cuando yo quería la follaba pero de misionero, corrida y a dormir, esa era mi rutina con una belleza como Cati.
A los dos años, le propuse…
--- Cati, que te parece si tenemos un hijo?
--- Me parece bien, aunque preferiría una niña.
La sequedad de la contestación me dejo tan frio que ese día no pude follarla.
Una noche me dijo…
--- Si quieres, ahora estoy ovulando.
--- Estupendo, vamos a intentarlo.
La desnudé y le puse un almohadón bajo el culo, le estuve comiendo el coño, le lamí el clítoris hasta hacerle gemir de placer, las tetas estaban hinchadas de tanto mordisco y lamida, cuando al fin le metí la polla, suspiró, levanto las caderas para que se la metiera más, tuvo un breve espasmo, diciendo unas palabras inteligibles y me corrí al fondo de su vagina, seguí con la polla sin sacarla y no paré hasta que eyaculé por segunda vez, no la saqué hasta que perdí la erección, no le salió nada de semen. Al día siguiente lo hicimos otra vez, pero esta noche quiso hacerlo en la posición de la cuchara, pues le había pesado el día anterior, se la estuve metiendo desde detrás cogiéndole las tetas y mordiéndole el cuello y los hombros.
A partir de ese día estuve follando como antes, solo que alguna vez me corría dentro.
Al pasar dos meses me anunció que estaba preñada.
El embarazo fue molesto y apenas pude follar, siempre estaba indispuesta, yo me mataba a pajas de verla tan buena.
Al fin nació nuestra hija, tuvimos suerte, era lo que quería, entonces comprendí el dicho que a los padres, sus hijos siempre son los más guapos, mi hija si soy sincero era una criatura endeble y fea en abundancia, se crió delgadita y enfermiza y solo se empezó a normalizar a los 3 años.
Como Cati también era medica nos turnábamos para criarla, cuando la cuidaba yo le daba de comer, la bañaba, la cambiaba y la acostaba, nunca me escondía cuando la bañaba y lo hacía con ella, la niña creció viéndome desnudo de una forma natural, cuando fue creciendo le explique las diferencias entre un chico y una chica y lo entendió fácilmente, creo que lo hacía un poco como represaría de que mi mujer fuera tan reprimida,
Pasó el tiempo y todo seguía igual con mi mujer, ella con sus consultas y yo con las mías, el trato era ideal, pero en la cama, un desastre.
Mi hija con 16 años seguía muy desgarbada y poco agraciada.
Una mañana estaba en mi habitación, Cati en su consulta, cuando entró mi hija y me pilló sentado en la cama haciéndome una paja con unas bragas de mi mujer en la mano, aunque me giré rápidamente, me vio y acercándose a mi me preguntó que porqué tenía las bragas de su madre, no sé si por lo imprevisto o por despecho le conté que porque su madre no gozaba en la cama y a mí me gustaba oler su coño.
--- Y a que huele un coño?
--- Huele a mujer.
--- Y todas las mujeres huelen igual?
---Mas o menos, si.
Mi hija que llevaba una camiseta corta y bragas se las quitó y me las dio, si quieres las mías huélelas, aún no soy mujer pero igual te sirven.
No supe reaccionar y dado el detalle de mi hija las olí, me dijo…
--- Puedes seguir meneándote la polla, no te preocupes.
Como la situación era embarazosa, la polla no se me ponía dura, aunque mi hija estaba sentada sobre la cama y con las piernas cruzadas, entre sus muslos delgados estaba viendo su coño con una leve capa de vello rubio y entre el asomaba un clítoris rosado, bajo su camiseta apenas se le notaban unas puntitas de sus incipientes pechitos.
Mi hija viendo mis esfuerzos en levantar mi polla, me cogió de los hombros y me tumbó en la cama, puso su coño sobre mi nariz.
--- Las bragas no deben oler porque me las acabo de poner limpias, si quieres huele directamente de mí.
Me quitó la mano de mi polla y la atrapó con las suyas y sacándome el glande fue bajando una mano detrás de la otra en lo que parecía una paja interminable, yo mientras tenía la nariz en su vagina, lamía su clítoris pequeño pero excitado descapullándolo con la lengua, solo noté como sus piernas vibraban y unos espasmos en su coño, mientras mi polla empezó a escupir chorros de leche que resbalaban sobre sus manos. Mi hija había tenido su primer orgasmo y me había hecho una paja de antología. Se echo a mi lado y me dijo que le había hecho mucha ilusión haberme hecho feliz y que ella había sentido una sensación nueva mientras le lamía el coño. Me dijo también que a partir de ahora ya no tendría que hacerme pajas yo solo, que ella me ayudaría y que soñaba que algún día quisiera follarla aunque reconocía que no era atractiva y no tenía el cuerpo de su madre.
Me emocioné con la sinceridad de mi hija y la besé, un beso corto pero en los labios, después le subí la camiseta por los hombros y sacándosela le lamí sus pezones minúsculos, pero muy sensible que asomaron unas puntas como garbanzos, desnuda se le notaban los huesos de las caderas sobresalir, tenía un pubis bastante prominente, le besé sus labios rodeando con la lengua su clítoris, separó las piernas y metí la lengua en su vagina mojada, levantaba sus cadera para ofrecerme su coño que ya lamía en todos sus pliegues, ella me ponía la polla dura lamiéndome el glande, hasta que me puse sobre ella, separó aún más las piernas y se puso la polla en la entrada de su vagina, yo sentí que tenía el himen intacto y me dio miedo, pero ella me abrazo el cuello y me rodeó la cintura con sus piernas y me atrajo de un tirón hacia ella con lo que metió media polla dentro, sentí el paso por si himen y el gesto que hizo al sentir que lo rompía, después de unos segundos, un nuevo empujón sus piernas me hizo entrar hasta dentro. Yo la saque suavemente y la volví a meter, tenía un poco de sangre en el tronco de mi polla pero a las varias metidas la sacaba limpia y brillante de sus jugos. La chica suspiraba y gemía con mi polla entrando dentro, me abrazaba queriendo tener más carne dentro de ella, levantaba su coño para pegarse más, su vello se juntaba con el mío y no se veía nada de mi polla, estaba clavado completamente, cuando le llegó el orgasmo, fue estremecedora la sacudida de su cuerpo delgado…
--- Por favor, no pares ahora, espera, no te corras aun, quiero sentirte toda, métela más, me estoy corriendo, me corrooo aaah!
La notaba sacudir su cuerpo bajo el mío, después le pregunté donde quería que me corriera yo y me dijo…
--- Espera, túmbate en la cama, me voy a subir sobre ti.
Se sentó sobre mi polla dura y se la metió despacio, se acostó sobre mi y estuvo metiéndola y sacándola mientras sus tetas rozaban las mías, cuando le avisé que me iba a correr, que se saliera, ella aún se movió más y cuando notó que mi glande palpitaba furioso se quedó sentada recibiendo mis chorros de leche. En ese momento no pensé de las posibles consecuencias pero la abracé y la besé con pasión.
A partir de ese día los turnos de mi consulta se me hicieron larguísimos esperando al otro día para follar con mi hija, le receté unos anticonceptivos, con mi mujer seguía follando una vez a la semana, como si fuera una muñeca hinchable, ya no me importaba, mientras estaba sobre ella solo pensaba en mi hija.
Seguimos casi todos los días follando, estábamos esperando el momento que mi mujer salía hacia al consultorio para juntarnos en la cama y corrernos varias veces, mi hija había salido a mí en lo caliente, lástima que no fuera como mi mujer de mujerona, pero no la cambiaba por nadie.
El tiempo pasó y fue a la facultad como nosotros, como tenía yo amigos entre los profesores y alumnos me comentaron que había una chica que no era muy guapa pero era muy simpática, todos querían estar con ella y le proponían salir, algunos contaban que follaba como los ángeles, por los datos que me dieron averigüé que se trataba de mi hija, me sentí orgulloso que no fuera como su madre.
Cuando cumplió 19 años se fue a vivir sola a un apartamento que le regalé y casi siempre estaba acompañada, pero muchos días me llamaba, preguntaba por mi y por su madre, si le decía que estaba trabajando al momento sonaba el timbre de mi casa y se echaba en mis brazos y nos metíamos en la cama directamente, pasábamos la mañana follando y riéndonos.
Siempre que iba a algún evento con mi mujer todos murmuraban lo buena que estaba y lo mucho que disfrutaría yo con ella, yo sonreía y me acordaba de mi hija y su coño.
Continuara.