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El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (12)

en Confesiones

La idea de un encuentro liberal me rondaba la cabeza pero la visita de mis amigos de Cadaqués desbordaron mis expectativas.

 

                                      En casa de Susana terminamos de desahogamos de las tensiones acumuladas durante el día, la visión de la solución que había encontrado Feli para satisfacerse sin complicaciones con los hombres, la simplicidad del aparato y la gran versatilidad que le proporcionaba parecía a primera vista ideal pero cuando nos tumbamos en la cama de mi amiga nos convencimos que el trato directo con otra persona era lo más grande del sexo, el tacto con la piel de Susana y creo que el mío para mi amiga era mucho más erótico que la perfecta “regularidad” tanto en velocidad como en penetración de la dichosa máquina.

                                      Lo comprobé nada más que Susana me besó en el cuello, sabía desde hacía mucho que era mi punto débil, yo también conocía el suyo o mejor dicho los suyos, sin reservas nos acariciamos y ávidamente nos abrazamos y tanto nuestras bocas como nuestras manos se perdiendo por nuestra piel, comprobamos y nos convencimos de que éramos muy felices como estábamos las dos, cuando la besé en la nuca noté cómo se le erizaba el cabello de la cabeza, el vello de los brazos y sobre todo los pezones.

                                      Mi boca bajó al sexo y le comí el coño, notaba como se derretía entre mis brazos, normalmente tenía un carácter fuerte pero en los momentos íntimos parecía un flan de gelatina, se corrió entre mis brazos entre espasmos, la acuné como a una niña sujetándola para que no se lastimara, cuando ya pudo controlarse ella misma me buscó y tras varias caricias muy intensas me arrancó un orgasmo que me hizo temblar de placer.

                                      Los momentos post-orgasmo eran casi tan tiernos como antes, hablábamos durante mucho tiempo dejando las manos pasearse por la piel sin más intención que sentir el contacto tibio de la persona amada.

                                      La conversación derivó a la idea del Club Liberal, no era la primera vez que había pensado en encontrar una pareja para Susana, era una mujer tan sensual que a veces cuando la veía follar con mi chico Iñaki habría dado algo para que algún hombre completara sus fantasías de ser penetrada por todos los huecos posibles, yo contribuía a prestarle a gusto mi coño cuando Iñaki la penetraba por el culo o el coño pero la imagen de dos pollas entrando y saliendo de Susana no se me apartaba de la cabeza.

                                      Cuando tuve ocasión, tranquilamente después de haber follado con mi chico se lo comenté, él podía ser mi mejor consejero, en su juventud había  tenido toda clase de experiencias y era el mejor informado.

  • Pero… Luz, ¿tú se lo has comentado a ella?
  • Pues… no, quería darle una sorpresa, sé que en sus fantasías le falta algo más, es muy sensual, ya sabes pero cuando estamos follando los tres me da la impresión de que le falta algo para sentirse “completa”.
  • Lo comprendo, a veces he notado que duda donde quiere que le meta la polla, me da la impresión de que no tiene bastante con la mía, debe desear otra más grande…
  • ¡NOOO! Nada de eso, tu polla la vuelve loca igual que a mí, nos llenas con tu diámetro, nos haces sentir todos los puntos sensibles de maravilla, yo me refería a tener un “complemento” o sea otra polla que le acabe de “tapar otro agujero”, ya me entiendes.
  • Bueno lo pensaré, ahora estoy un poco perdido en ese ambiente, hubo una temporada que era asiduo de un Club en las afueras, era una zona muy discreta, acudía gente de mucha categoría social, jajaja, recuerdo que una vez en el cuarto oscuro estando todos desnudos sobre una cama inmensa estuve follando con una madura que estaba muy buena, aunque está previsto que no se enciendan las luces, alguien al salir buscando la puerta tocó el interruptor, por unos segundos nos vimos las caras, la boca que se estaba comiendo mi polla era de la profesora de ética y moral de la facultad.
  • Jajaja, ¿y qué pasó?
  • ¿Pasar?  Nada, cuando nos vimos estuvo dando una clase sobre conveniencia de guardar abstinencia sexual antes del matrimonio, ella estaba casada con otro profesor.
  • ¡Qué fuerte! ¿y no te hizo ningún comentario?
  • Ninguno, en la próxima vez que fui me buscó y me pidió que le follara el culo porque le había gustado mi polla, jajaja.  Lo más gracioso era que su marido estaba en casa corrigiendo exámenes, no sabía nada de sus “salidas”.
  • Debió ser todo un espectáculo.
  • Lo cierto es que sí, procuré que fuera una follada difícil de olvidar y aguantó estoicamente mi verga en su culo virgen aunque prometió no volverlo a hacer.
  • Me alegro pero por otra parte no imagino a Susana follando al azar, es demasiado sentimental y aunque tiene carácter en la cama es una delicia.
  • ¿No has pensado en un vibrador?, los hay muy realistas.
  • ¿Un consolador para Susana?  No la veo aunque es posible que tenga alguno para cuando va de viaje, a ella le gusta sentir piel con piel caliente.
  • Ya te diré algo, preguntaré por ahí.
  • Pero discretamente, ¿eh?
  • Claro Luz, que no soy novato.

                                      El tema quedó ahí, confiaba en Iñaki como en mi misma y sabía que indagaría pero sólo accedería si era de confianza.  La casualidad vino a olvidarme del tema porque la llamada de Merche cambió mi rutina, desde que estuvimos con ellos en Cadaqués nos llamábamos con frecuencia, sólo escucharla ya me alegraba el día, era una fiesta por su humor siempre alegre, para ella no habían problemas y al final siempre me recordaba nuestros besos y caricias, acabábamos húmedas las dos, yo tenía que masturbarme después y supongo que ella haría otro tanto.

                                      Pero esta vez era diferente, se avecinaban unas fiestas locales de pocos días y nos preguntaron si podríamos encontrarnos, a mi lado estaba Iñaki que al oírme hablar se interesó y se puso al aparato, al momento Jordi también entró en la conversación y entre ellos quedaron para vernos, nada más colgar llamó a Recursos Humano del Hospital y pidió unos días de vacaciones, yo hice lo mismo, me debían muchas horas de guardia y ese era el momento de recuperarlas.

                                      Parecía que por fin la suerte nos acompañaba, yo estaba histérica preparando todo para que la pareja de catalanes estuvieran cómodos en casa, el día de la llegada fuimos a recibirlos al aeropuerto, era al final del verano y hacía una temperatura ideal, cuando asomó Jordi por la puerta del avión me entró un cosquilleo que me puso nerviosa, iba con bermudas beige y polo burdeos, detrás de él apareció, menuda pero pizpireta la figura de Merche sonriente aún sin todavía habernos visto, vestía un short muy corto vaquero y un polo fucsia muy ajustado.

                                      No tardaron en distinguirnos entre la multitud, el reencuentro parecía el de dos parejas que hubieran estado separados durante años en las antípodas, los abrazos y besos fueron muy efusivos, los demás pasajeros sonreían al vernos.

                                      Yo iba con mi acostumbrada falda corta y una camisa blanca anudada debajo de los pechos, por encima del escote se asomaba el sujetador, Iñaki también coincidía con unas bermudas azulón y camiseta azul claro, lo primero que hicimos involuntariamente darnos un “repaso” visual, noté la mirada de Jordi en mis tetas y Merche respiró hondo para que Iñaki se percatara de que no llevaba sujetador, aunque él ya le había pasado el “escáner”.

                                      Con el coche de Iñaki fuimos a casa, los dos hombres parloteando delante y nosotras acariciándonos y besándonos como dos adolescentes.  El piso no era demasiado grande, con dos habitaciones amplias, un salón y cocina y un baño que Iñaki había reformado con una ducha enorme que cabían tres personas holgadas, la habitación de invitados era de dos camas pero quitamos la mesita del medio y juntamos las dos camas, la cama de Iñaki era de 1.90x2m.  Le gustaban los espacios grandes para retozar.

                                      Una vez instalados decidimos salir a comer a un restaurante donde se comía de maravilla lejos del bullicio turístico, al salir Merche y yo íbamos cogidas de la mano pero pronto me colgué del brazo de Jordi y Merche del de Iñaki, procuraba explicarle detalles por donde pasábamos y no desaprovechaba para pegarle mis tetas en su brazo, lo tenía en un estado de excitación constante, los pezones se los clavaba en los bíceps dejándole marca, me volví y vi a Merche que se había abrazado a la cintura de Iñaki, éste le había pasado el brazo por el cuello y “descansaba” la mano sobre una teta de la chica.

                                      Después de comer y una animada tertulia decidimos volver a casa y tomar café y unas copas.  Les ofrecimos probar la crema de orujo, nosotros seguimos con nuestra costumbre de whisky, luego fuimos a poner la cafetera y de paso a ponernos cómodas.  En la habitación nada más entrar la besé en la boca con ardor cogiéndole el culo respingón, ella me correspondió al beso pero prefirió mis tetas para amasarlas, al notar como los pezones chocaban unos contra otros decidimos quitarnos el short y la falda, me deshice del sujetador y quedamos con lo de arriba y las braguitas.

                                      Al volver al salón los hombres callaron inmediatamente y se levantaron al unísono como movidos por un resorte, en sus bermudas se marcaban los bultos inequívocos de sus pollas, me senté frente a ellos y Merche lo hizo sobre mis piernas, se echó hacia atrás sobre mí, las tetas se le marcaban perfectamente con los pezones salidos pero puso la cabeza en mi hombro y me besó en el cuello, mis pezones la imitaron, Jordi no perdió detalle y se “recolocó” la polla.  Mis manos acariciaron las piernas de Merche que fue separándolas hasta que le rocé el entrepierna, las bragas las tenía manchadas de humedad.

                                      Nos levantamos y fuimos gateando hacia ellos, yo fui directamente hacia Jordi y Merche a Iñaki, les soltamos los bermudas y los bóxer, tiramos hasta sacarlos por los pies, les lamimos los huevos y la polla hasta casi hacerlos correr, tenían las piernas bien abiertas y nos pusimos de pie, cogí la polla de Jordi y se la puse en la mano de Iñaki, Merche hizo lo mismo con la de mi chico y se la dio a su marido, se miraron asombrados sin saber qué hacer pero no les dimos tiempo para reaccionar, le quité el polo a Merche y ella la camisa a mí, nos comimos los pezones una a la otra, Merche se arrodilló, me quitó las braguitas y yo la imité, le cogí las nalgas y la atraje hacia mí, pasé la lengua por el coño y gimió, mojé el dedo en su coño empapado y lo metí en su culo, en gemido fue largo y profundo.

                                      Los chicos instintivamente empezaron a mover las manos, uno al otro empezaron a hacerse una paja sin dejar de mirarnos, cuando todos estábamos al máximo nos separamos, fui hacia Jordi y me senté sobre sus piernas, Merche hizo lo propio sobre Iñaki, sabía de la adoración por las tetas de la menuda pero Jordi veneraba mis tetas desde el primer día y se las puse delante de la boca.

  • En Cadaqués os prometimos que en la próxima reunión os daríamos todos los caprichos, ahora es el momento, Jordi a ti te prometí una cubana con mis tetas, espero que sea de tu agrado.
  • Se… seguro que sí Luz.

                                      Jordi sacó el culo hasta la orilla del sofá y yo me arrodillé frente a él, con las tetas colgando le rodeé la polla, aquella larga y delgada verga desapareció entre mis grandes tetas, sólo aparecía el capullo cuando levantaba la cadera como si me las follara, noté que quería follarme como fuera y lo complací, me senté sobre él le dejé los pezones entre los labios y me deje caer, la polla era interminable.  Acostumbrada a la de mi chico que era más corta pero mucho más gruesa aquella se colaba sin llegar nunca, sentí como empujaba el útero pero notaba que todavía le quedaba buena parte afuera y no lo pensé, me dejé caer y me la clavé entera, la otra pareja iba por el mismo camino más o menos, Merche abría la boca faltándole aire, el grosor de Iñaki engañaba, la llenaba abriéndole la vagina dilatando centímetro a centímetro, me di cuenta de que movía el culo para acomodar los labios que se arrastraban también hacia adentro.

                                      Iñaki que notó de la dificultad de Merche, decidió tomar las riendas y le dio un beso en la boca que ella agradeció abrazándolo mientras le amasaba las tetas, con suma facilidad la cogió del culo y la levantó en alto todavía clavada y la dejó en el suelo de rodillas, la sacó y la colocó con el cuerpo apoyado en el asiento del sofá, le lamió el coño abierto y el culo, con una mano le acariciaba el clítoris y con la otra le metía tres dedos en el coño, la lengua le rodeaba el culo.

                                      Merche se corrió mojando la alfombra, una espesa espuma blanca salió del coño de la muñeca, Iñaki no esperó y le colocó la polla en el coño babeante, le metió la polla de una vez, Merche aspiró aire y no lo soltó hasta que notó los huevos de Iñaki en su clítoris.

  • ¡Dios, que polla Iñaki!, me has roto el coño pero muévete y no pares, yo no soy capaz de moverme.

                                      Iñaki no tuvo piedad, la cosió con la polla, la chica gemía, jadeaba y suspiraba a la vez que mordía la tapicería del sofá, se corrió escandalosamente.  Jordi al oírla me mordió las tetas con furor, Iñaki sacó la gruesa verga y cogiendo a Merche como una pluma le dio la vuelta, la tumbó sobre el sofá y puso la polla sobre ella, el capullo palpitaba morado y una serie de chorros de leche salpicaron las tetas duras de Merche, los pezones negros se mancharon de blanco espeso.

                                      Jordi había visto la escena y me anunció que también se iba a correr, le dije que me dejara en la alfombra, se subió en mi vientre y le abracé la polla con mis tetas, se movía como si me follara el coño pero yo le lamía el capullo cuando asomaba entre las dos tetas, se envaró y abrí el “bocadillo”, los chorros de leche llenaron las tetas hasta mi cuello, parecía una manguera suelta, salpicaba en todas direcciones llenándome todo el pecho, fue un esfuerzo demasiado fuerte, Merche se tumbó sobre mi y repartimos las dos lechadas por nuestros pechos, luego se hizo a un lado y nos dormimos abrazadas, los chicos quedaron sentados en el sofá abiertos de piernas y las pollas caídas, al momento también dormían.

                                      Cuando me repuse desperté a Jordi y lo llevé a la ducha, Merche se sentó al lado de Iñaki y después de besarlo suavemente le cogió la polla acariciándolo lentamente, él le cogió las tetas y se besaron como enamorados, al vernos salir se rieron porque sabían lo que le esperaba a Jordi.

                                      Nada más entrar en la ducha Jordi quiso chuparme las tetas, tenía obsesión con ellas pero yo tenía otros planes, me abracé a él y puso una pierna entre las mías, era lo que yo pretendía, sobre su muslo me oriné con todas las ganas que tenía, descargué con un chorro fuerte y tibio toda mi vejiga, al principio quedó asombrado, (por eso se reían la pareja del salón) pero una vez repuesto le gustó y cogió con la dos manos su polla erecta, me arrodillé frente a él (la única salvedad que le hice fue que no lo hiciera en la cara) pero desde el cuello, por todas las tetas, el estómago y el vientre me regó a diestro y siniestro, yo repartía por mi piel el líquido tibio a presión que salía de su capullo, cuando terminó sacudió la polla en uno de mis pezones.

                                      Lo enjaboné con gel meticulosamente, no tuve que descubrirle el prepucio porque estaba circuncidado, en parte me gustaba porque le hacía el efecto de polla más larga, aunque personalmente prefería meter la polla de Iñaki en la boca cuando estaba flácida y cubierta e ir chupando hasta que ella sola se retiraba dejando el glande completamente calvo.

                                      Enjaboné los huevos también y con los dedos jabonosos rodeé el agujerito rugoso, al principio también hizo un gesto de rechazo pero ante la suavidad de mi caricia aceptó que siguiera, cuando notó que mi dedo entraba y le daba gusto no dijo nada y al notar que ya no era un dedo sólo sino dos se relajó para que siguiera metiendo a mi voluntad.

                                      Con dos dedos metidos en su culo la polla se encabritó a 45º y tuve que elevarme un poco para alcanzar con la boca el capullo y aspiré, la noté como entraba, delgada y larga, hasta tocar en la campanilla, hice un esfuerzo y la dirigí por la garganta hasta que la hice desaparecer, con la nariz pegada a su pubis depilado notaba en el fondo de mi garganta cómo palpitaba el capullo, tuve que sacarla para que no se corriera llenándome el estómago directamente, es algo que no me gusta, que se corran en la boca (manías mías).

                                      Me levanté y le dije que ahora me tenía que lavar él a mí, se puso detrás y empezó a pasarme la esponja natural por la espalda, pronto llegó a las tetas, frotó y frotó como si me fuera a borrar las areolas, después pasó a lavarme el coño, levanté una pierna para facilitarle la maniobra y noté que la polla me señalaba el trasero, resbaló hasta el coño y sólo metió la punta, yo me moría de ganas de que diera un golpe de cadera y me empotrara contra la pared pero él siguió frotando el clítoris con la esponja provocándome un orgasmo terrible.

                                      Ya no pude aguantar, me apoyé en los grifos de la ducha y le dejé a su disposición mi trasero, su polla no se hizo esperar y al momento resbaló entre las nalgas y los labios y se incrustó en el coño, yo no podía ni quería huir y aguanté la larga clavada, cuando noté su pelvis en mi culo me asusté, me sentía llena, el vientre lo notaba atravesado, ya no era el útero hundido, era el intestino.

                                      Me volví lo que pude con intención de besarle pero no pude retorcerme, estaba empalada con su polla, me folló como un semental, cogido a mis tetas se movía rápido y profundo, el chapoteo del agua caía entre los dos y al pasar por mi clítoris me daba más gusto aún.

                                      Con voz entrecortada por la penetración le sugerí si quería meterla en el culo, no lo pensé demasiado, quería tenerlo adentro y no calculé el tamaño, él tampoco lo pensó, sacó la polla interminable y la roció de gel junto a mi culo, sólo me dolió el glande en forma de champiñón, el resto entró sin dificultad, en parte lo agradecí porque cuando Iñaki la metía el glande era lo de menos, el tronco que le seguía era un verdadero tormento y delicia a la vez.

                                      Esta vez no le puse condiciones, me corrí cuando la tuve totalmente clavada y él lo hizo cuando mi cabeza daba golpes contra los azulejos de enfrente, sentí ríos de semen entrando en mi recto, lo notaba en el fondo, adonde llegaba la punta porque Jordi se apretó contra mí hundiendo la polla al máximo y se quedó inmóvil hasta vaciarse por completo.

                                      Cuando salimos de la ducha las piernas me temblaban, el culo curiosamente no me molestaba pero el vientre sí, el coño chorreaba flujo que regué con la ducha.  Salimos con el ánimo de darle el turno a mi chico y a Merche pero los encontramos dormidos cruzados sobre el sofá, nosotros fuimos a la habitación de Jordi y nos tumbamos, hablamos de todo un poco desnudos sobre la cama y al poco rato caímos en un sueño reparador.

                                      Me despertó Iñaki besándome en la boca, venía de la ducha con Merche y por la amplia sonrisa que traía debían haber hecho lo mismo que nosotros, medio adormilada me llevó a su habitación a la vez que Merche intentaba despertar a su marido lamiéndola la polla desmayada.

                                      Sobre nuestra cama me contó que mientras nos duchábamos ellos estuvieron sobre la alfombra, entre caricias y besos hicieron un 69 perfecto, Merche hurgó el culo de Iñaki consiguiendo meterle un dedo y él le hizo lo mismo a ella, se corrieron a la vez cayendo ella sobre él, cuando se repusieron Merche arrodillada todavía en la alfombra se tumbó sobre el asiento del sofá y le pidió que le metiera la gruesa polla por el culo.

                                      La chica menuda sufrió lo indecible porque estaba acostumbrada a la delgada verga de su marido, sólo el buen hacer de Iñaki consiguió que aquella masa de carne dura se colara abriendo esfínter y todo lo que se interponía a su paso, el orgasmo que consiguió fue comparable al sufrimiento inicial.

                                      Estuvimos más de media hora charlando sobre la cama y fuimos a buscarlos a su habitación, también ellos estaban desnudos hablando alegremente y los cuatro sobre las sábanas hicimos planes…

  • ¿Qué os parece si cenamos en casa, me da mucha pereza arreglarme para salir, aquí tenemos de todo y “a mano” jajaja,
  • Pero con una condición, mientras que estemos en casa seguiremos desnudos.
  • ¡Aprobado por unanimidad, jajaja!

                                      Cenamos con fiambres fríos y buen vino de Ribera del Duero, Iñaki era un buen catador y acertó de pleno, nosotras habíamos hecho una tortilla de patatas y entre risas y magreos más o menos subidos de tono pasamos al salón, ellos se sentaron en el sofá y nosotras en el sillón de enfrente igual que la vez anterior pero ésta vez todos desnudos.

                                      La conversación era muy alegre y atrevida hasta que salió el tema de la paja que se habían hecho mutuamente, Jordi nos sorprendió contándonos que no era su primera vez, en la universidad le había hecho una paja a un compañero y luego se la había chupado e incluso lo había penetrado, lo contó con toda naturalidad haciendo la salvedad de que no le suponía ningún trauma aunque nos prefería a nosotras.

                                      Iñaki en cambio confesó que para él había sido una primicia, nunca había hecho nada con un hombre y si ésta vez lo hizo fue llevado por el ambiente y porque sabía que a mí me daba morbo, también reconoció que lo que nunca pensó que llegaría a hacer, como meterle el dedo en el culo o besárselo ahora ya no lo encontraba tan mal e incluso le gustaba.

                                      Hasta ahora Merche había estado callada pero soltó la bomba, preguntó si Iñaki estaría dispuesto a que Jordi le hiciera una mamada, se hizo un silencio sepulcral, tanto yo como mi chico quedamos paralizados pero me repuse y para salvar la situación dije.

  • Eso es mucho pedir, falta saber si a Jordi le gustaría.
  • ¡Ah!  Por mi no hay problema, estamos disfrutando de sexo totalmente libre con una relación abierta…

                                      Merche siempre sonriendo simplemente dijo…

  • A nosotras nos daría mucho morbo y nos pondría mucho y… mira si lo hacéis nos tendréis de esclavas para lo que queráis hasta que nos marchemos…

                                      Iñaki me miró con cara de suplica pero le dije que estaba de acuerdo con Merche pero… que si a él no le apetecía yo no lo obligaba…  Merche y yo seguíamos acariciándonos sobre el sillón y la escena les provocaba unas erecciones enormes.

                                      Me levanté para servir unas copar y rebajar la tensión del momento, se notaba que nadie se decidía, incluso Jordi dijo que por él no había problema seguir con nosotras porque estábamos muy buenas…  Iñaki estuvo de acuerdo con ésta última afirmación.

                                      Ya parecía que había pasado la tormenta cuando de pronto Iñaki levantó su casi metro noventa y con voz grave y decidida dijo…

  • ¡Ya está, vale!  Si hay que hacerlo se hace, mejor momento que ahora no lo encontraremos, estamos embalados y si no es ahora no será nunca.

                                      Jordi cogió la mano de Iñaki y la llevó a su polla y él cogió la de Iñaki, comenzaron torpemente a menearlas pero al momento cogieron buen ritmo, nosotras para no ser menos nos metimos los dedos en nuestros coños besándonos los pezones, los hombres miraban fijamente cómo enterraba mis dedos en Merche y ella en mí posiblemente así se olvidaba de la mano de Jordi.

                                      Jordi al instante se arrodilló frente a mi chico, le besó las piernas desde las rodillas hasta la ingle, Iñaki miraba al techo hasta que sintió como la lengua de Jordi le rodeaba el capullo y luego entraba en su boca, la cara de Iñaki cambió, ya no era de tensión, le estaba gustando porque Jordi demostró mucha destreza mamando pollas.

                                      Me levanté y me agaché entre las piernas de Jordi, me metí su polla en la boca y el dedo en el culo de Iñaki, él no sabía a ciencia cierta de quien era el dedo que le perforaba el culo, Merche por su parte se acercó a mi chico y le puso las tetas en la boca, las alternaba con besos ardientes haciendo una escena de alto voltaje que difícilmente podríamos repetir.

                                      Cuando Iñaki notó que se iba a correr lo dijo y nosotras nos arrodillamos frente a ellos, los dos haciéndose una paja mutua nos rociaron de leche por las tetas y el vientre, luego lo extendimos por todo el cuerpo y fuimos los cuatro a la ducha que aunque grande nos acogió apretados de todas formas no escasearon las caricias de todos contra todos.

                                      Al salir volvimos al salón y yo me senté sobre Iñaki, temía su reacción pero me llevé la gran sorpresa igual que todos, estaba eufórico, decía que había roto una barrera que siempre había desechado y que ahora la encontraba aceptable, Merche sentada al lado de su marido le besaba como premio de ser el artífice del cambio.

                                      Esa noche dormimos cada una con nuestra pareja pero las siguientes ya acordamos cambiarnos, yo con Jordi y Merche con Iñaki.  Al día siguiente decidimos ir a una playa nudista bastante apartada de la ciudad, al llegar los chicos tendieron las toallas sobre la arena y nos dejaron “amablemente” en el centro pero Jordi a mi lado y Iñaki al de Merche, enseguida se ofrecieron a ponernos crema y lógicamente no quedó ningún rincón de nuestra piel sin abundante “Aftersun” luego fuimos nosotras las que correspondimos, nos empleamos a fondo en sus pollas que como pilotes se erguían al cielo.

                                      El morbo estaba al máximo pues a veces pasaban caminantes que de reojo miraban cómo masajeábamos aquellas vergas, para no escandalizar a nadie corrimos al agua, colgadas del cuello de nuestros respectivos chicos, nos clavamos las pollas que con la ayuda de las olas nos mecían suavemente, fue una follada placentera sin grandes espasmos pero que dejaron hebras de semen flotando entre los cuatro.

                                      Ya estábamos saliendo cuando Merche me miró picarona y me sugirió que nos quedáramos, ellos continuaron a las toallas pero nosotras nos enzarzamos en una batalla de besos y caricias que terminaron cuando se colgó de mi cuello, pegamos nuestras tetas y rodeando sus piernas a la mía se orinó sobre mí, lo hizo dulcemente con una sonrisa celestial mirándome a los ojos, luego me pidió que hiciera lo mismo por ella, al ser mas bajita se coló entre mis piernas y la oriné sobre las caderas.

                                      Cambiamos de sitio y seguimos abrazadas, me frotaba su muslo entre los labios del coño y me puso a mil, me chupaba las tetas que flotaban libres, no temía que le entrara agua en la boca porque tenía los pezones herméticos en la garganta, yo le cogí el culo que adoraba, unas nalgas altas, duras y carnosas, la icé hasta ponerla en la posición “del muerto” y abriendo sus piernas acerqué la cara a su sexo, la sujetaba con las manos en las nalgas y lamía el clítoris que asomaba al sol, cuando se corrió sobre la superficie sus brazos batiendo el agua haciendo espuma, no la solté hasta que noté el sabor de su corrida.

                                      Merche igual que su marido tenían pasión por mis tetas, yo era consciente de que las tenía bien formadas y de un tamaño que llamaban la atención, aunque no me hubiera importado tener una talla menos porque se hacían notar demasiado al andar o correr por la playa y tampoco me habría molestado tener unos pezones con unas areolas más anchas, todo esto se lo confesé a Merche dentro del agua cuando se sinceró conmigo diciéndome lo que disfrutaba lamiéndolas o tragándose los pezones hasta el paladar.  

                                      Me dijo que Jordi le había expresado su adoración por mis pechos y no es que ella los tuviera feos, todo lo contrario pero para él era un fetiche obsesivo, le había dicho que cuando le hice la cubana, tuvo que distraer la imaginación porque si no se hubiera corrido nada más cerrar el “libro” sobre su polla, no podía quitarse de la mente la imagen de mi boca atrapando el capullo morado cuando asomaba por mi canalillo.

                                      A la vez que me contaba sus “secretillos” me acariciaba las tetas flotantes en el agua, con el muslo entre mis piernas me rozaba el clítoris en mis labios depilados como los de ella y sin más me abracé apretando mis tetas a las suyas y besándole el cuello me corrí.  Merche sabía de mi debilidad por los besos en el cuello y lo aprovechó bien, tuve varios orgasmos seguidos, noté como me vaciaba de líquido en su pierna y ella al notar la tibieza todavía se apretaba más contra mí.

                                      Todavía estaba con los últimos estertores cuando se sumergió y me chupó los pezones que estaban tan duros que me dolían, los suyos también estaban igual y los pellizqué en agradecimiento.

                                      Salimos del agua cogidas de la mano saltando las olas que retrocedían de la arena, las tetas de Merche saltaban y quedaban vibrando al volver a su sitio, en cambio las mías bajaban otra vez y volvían de regreso hasta su posición ideal, Merche me miraba con ojos de deseo y cuando llegamos a la orilla me insinuó lo que a su marido le gustaría haciéndolo con el mío.

                                      Se acercó a ellos, Iñaki con una gorra en la cara para protegerse del sol dormitaba tranquilo y Jordi con una revista deportiva, Merche se acercó por la cabeza de mi chico y haciéndole sombra le quito la gorra de los ojos y dejó caer sus tetas sobre su boca, Iñaqui despertó sonriendo pasando la lengua por los pezones salados.

                                      Yo hice lo mismo con Jordi, le quité el periódico y le planté las dos tetas sobre la cara y me moví lateralmente paseándole las dos por los labios, su despertar fue más brusco, denotaba la fijación que me había contado su mujer, me rodeó la espalda y me atrajo hacia él, perdí el equilibrio y caí sobre su boca, las tetas casi lo ahogan pero él no se sintió amenazado y lamió, chupó y mordió sin compasión, mi cabeza cayó sobre su vientre y la larga polla me dio en la frente, no pude alcanzarla pero él levantó las caderas hasta facilitarme que con la punta de la lengua rodeara el glande.

                                      Iñaki admiraba las de Merche también pero no tanto, él prefirió que la chica se deslizara más hacia abajo y siguiera hasta su polla gruesa, las tetas mojadas de Merche resbalaron por la cremosa masa de pelo de mi chico hasta que le permitieron alcanzar la polla con la boca, tenía las piernas bien abiertas y la lengua recorrió hasta los huevos, Iñaki se puso la toalla debajo de la cabeza y cómodamente alcanzó el coño abierto de la muñeca de Merche, de una pasada la hizo gemir, los labios menores se abrieron como un libro y la lengua en punta entró en la vagina de la chica que estaba mojada y no sólo de agua marina.

                                      Al no llegar a la polla de Jordi porque no me permitía avanzar más por no dejar mis tetas opté por meter un dedo en su culo, la reacción fue inmediata, separó las piernas hasta sacarlas de la toalla y levantó las dos dejando las nalgas elevadas y separadas, era un claro indicio de que le había gustado la caricia, al índice siguió el corazón y a los dos el anular, Jordi demostró tener un esfínter muy elástico pues podría haber añadido el pulgar pero no me atreví.  

                                      La posición aplastada de mis tetas contra su cara, la polla en la frente y los dedos hurgando en su culo me provocaron un orgasmo que mojó la cara del chico, recibió mis jugos y la ducha consiguiente, debió gustarle porque saboreó la fuente.  Yo me di cuenta un segundo antes y aparté la cara al notar las contracciones del capullo, la ráfaga láctea pasó por el lado de mi cabeza hasta la espalda, notaba como se escurría entre mis omoplatos concentrándose en el centro.

                                      Oí toser a Merche, parecía que se atragantaba, al volverme hacia ellos vi como su cabeza estaba incrustada entre las piernas de mi chico, éste con las caderas levantadas de su toalla le ofrecía su polla para que tragara lo máximo posible, ella lo había agradecido pero no contó en que Iñaki estaba en las últimas, en tensión total la andanada de leche que le inyectó en la garganta a la chica fue excesiva para la tráquea de Merche, hasta por la nariz y los lagrimales le salía semen pero no fue óbice para que a su vez inundara la cara del chico que en nivel bajo recibió la cascada de Merche, había aprendido y gozado de mi “costumbre” de orinarme a la vez que me corría, (siempre he tenido la duda si no era eyaculación femenina pero el efecto era el mismo).

                                      Caímos las dos agotadas por el esfuerzo, habíamos sido las “actrices” principales mientras que ellos se habían limitado a recibir nuestras “atenciones”, a la hora de comer la gente de la playa se fue diluyendo y quedamos prácticamente solos, nosotros también comimos los bocadillos que llevamos, ahora era la hora de la siesta nuestra y ellos fueron a darse un baño, estuvimos comentando las dos los “sacrificios de tragarse aquellas pollas”, nos reímos a gusto pues no eran tan desagradables y al momento quedamos dormidas boca abajo.

                                      Me dio la sensación por un momento de que empezaba a llover, por la zona que vivo no es difícil que el tiempo cambie, tampoco me daba el sol e incluso me dio frio, aunque sólo fue un momento, las manos de Jordi se apoyaron a los lados de mis hombros y al momento noté entre mis piernas cómo algo caliente y mojado intentaba abrirse paso, apenas separé un poco las rodillas cuando la punta de la polla delgada del catalán se coló en mis labios, mi coño a diferencia del de Merche es más cerrado, los labios parecen herméticos y no asoman ni los labios menores ni el clítoris, según dicen se llaman Barbys porque son como los de las muñecas, esto no fue dificultad para la punta delgada de la verga de Jordi y despacio pero sin parar se coló en mi coño, al momento noté cómo hacía flexiones con los brazos y sin dejarse apoyar en mi me iba clavando la estaca dura y larga.

                                      Me puse en cruz dejándole que siguiera, miré a mi lado y vi la cara de Merche con los ojos cerrados mordiéndose el labio, Iñaki le había metido su “berenjena” de la misma forma y ella había levantado las nalgas para que pudiera entrar mejor, él en cambio estaba de rodillas entre sus muslos y apoyado por los codos teniendo en sus manos las tetas que aparecían por los lados de Merche.

                                      Con una paciencia infinita y sin espectadores molestos estuvieron follándonos sin prisa, nuestros orgasmos fueron tranquilos y por ende ignorados por ellos, sólo el gemido de Merche alteró la “paz”, Iñaki quiso probar el extraordinario culo de su pareja y con un poco de crema bronceadora lo consiguió, los gemidos alertaron a su marido que no esperó a la crema, escupió en mi ojete y como si de una barrena se tratara se hundió en mi recto, toda la paz y tranquilidad se acabó porque nos cosieron con sus pollas hasta correrse dentro de nosotras, cuando sacaron sus pollas, rezumaban leche y cayeron agotados a nuestro lado.

                                      Cuando volvimos a casa lo primero que hicimos fue acudir a la ducha para quitarnos la arena del cuerpo, pese a las toallas gigantes tenía el coño lleno de arena y eso me ponía frenética, nos dimos una ducha rápida y desnudos cenamos de manera informal, después de una breve tertulia acordamos irnos a dormir, Merche se cogió del brazo de Iñaki y Jordi pasó el suyo por mi cintura, estaba claro el reparto de parejas, de pronto se me ocurrió.

  • ¡Casi se me olvida!, en todos estos días no hemos invitado a Susana, quiero presentaros, es una chica estupenda, ya os he hablado de ella y os encantará, la invitaré a cenar mañana antes de que os vayáis, sería una pena y no me lo perdonaría…

Continuará.

Si les gusto valoren y comenten.

Gracias.

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