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El chat me ayudó con mi sobrina (Continuación 2)

en Amor filial

EL CHAT ME AYUDO CON MI SOBRINA(Continuación 2)

 

Si han leído el relatos anteriores (8-9 y 13-10-2016), recordarán la ayuda del chat en la relación con mi sobrina Bea, dándome grandes satisfacciones, es que tengo una familia maravillosa.

 

El chat me ayudó con mi sobrina Bea (cap. 1 )

Al volver de vacaciones todo volvió a su cauce, Bea a la universidad y yo a mi trabajo, normalmente yo volvía a casa antes que mi sobrina, pues siempre se quedaba en casa de alguna compañera a repasar los temas o salía por ahí. Mi trabajo es bastante liberal y no tengo problemas con los horarios, por lo que me puedo permitir llegar antes o después a casa.

Una tarde al llegar a casa encontré una nota sobre la mesa del salón, simplemente me decía…

--- Llámame.

Después de cambiarme cogí el teléfono y le llamé, me dijo que estaba en casa de una amiga, habían pensado ir al cine y luego tomar algo, como estaba lloviendo mucho imaginé que estarían sin posibilidad de transporte, por lo que me duché y cambié para salir otra vez.

Con la dirección que me dieron acudí y desde el coche le avisé que las esperaba, Bea me dijo que por favor subiera pues aún tardarían un poco.

Cuando llegué al piso me abrió Bea, la seguí hasta una habitación bastante espaciosa, era un piso de estudiantes, cada una tenía una habitación para ella donde estudiaban y vivían con entera libertad, tenía su microondas y su neverita, me presentó a Vanesa, una compañera de la Universidad, era una de las amigas habituales con las que compartía estudios.

Me presentó como a un amigo, me dio dos besos, y me invitaron a sentarme, estaban terminando un tema y enseguida estarían preparadas.

Me senté resignado en un rincón y me dediqué a observar a las chicas y su entorno, Bea vestía con unos pantalones y suéter, como siempre estaba guapa, su amiga Vanesa tendría algún año más que ella era rubia y llevaba una melenita, los ojos verdes y almendrados la hacían muy atractiva, de momento vestía con una  camiseta de algodón y una minifalda.

Me puse a leer los libros que estaban repartidos por la cama, cuando llevaba un rato ya no sabía cómo ponerme, miraba a Bea y le decía con los ojos que acabaran pronto, la chica me rogaba paciencia, cuando ya acabaron estaba casi dormido, las chicas recogieron todos los papeles y me dijeron que se iban a arreglar para salir, yo me excusé para salir y dejarles intimidad, pero me dijeron que no hacía falta, que era como de casa, Bea se levantó y se sacó el suéter por encima de la cabeza, se quedó con sujetador, se puso delante de un espejo de cuerpo entero y se arregló el pelo y la ropa, se estiró los tirantes del sujetador, pero no corrían las hebillas, se lo despasó y se lo quitó delante de mí y de la chica, las tetas redondas de Bea se balanceaban con los movimientos enérgicos de la chica, la piel tersa brillaba coronada por las grandes areolas de los pezones, cuando lo creyó arreglado se lo puso, y aunque se recolocó las tetas dentro aún se lo quitó para ajustarlo mejor, de una bolsa sacó una blusa que se había comprado esa mañana, cuando se la iba a poner se dio cuenta que llevaba la etiqueta, con lo que me la dio para mientras peinarse, su amiga se animó al verla y dijo que mientras ella se cambiaría.

Vanesa sin pensárselo se quitó la camiseta, con la luz del flexo apenas se veía bien por lo que encendió la lámpara del techo, para mí fue como una aparición, llevaba un sujetador deportivo que se amoldaba a sus tetas, parecía que tenía más que Bea pero no se apreciaba bien, pero cuando se lo quitó frente a mí creí marearme, tenía las tetas que más me excitaban, duras con grandes pezones hinchados, desde la areola parecía que salían como otra teta, parecían una gran pera, brillaban de tersas que estaban y los pezones hasta ahora prisioneros se desarrollaron en todo su esplendor, solo la areola parecía una naranja mandarina, de un color oscuro que destacaba de la piel tan blanca, mi sobrina al verlos me miró a los ojos y sonrió, no sé si notó mi cara de sorpresa, ella sabía perfectamente mis gustos, pues le comentó a Vanesa…

--- Vaya Vanesa, no imaginaba que tendrías unas tetas tan tersas y duras, las mías me caen un poco.

--- Ah! Bueno, pues si, están muy altas de momento, pero me gustan más las tuyas, caen más naturales y tus pezones me encantan.

Mi sobrina se quitó el sujetador para demostrar que era como decía, le tocó con un dedo el pezón a Vanesa y le dijo…

--- Tus pezones son especiales, muy pocas chicas los tienen así, a muchos les encantan.

--- No creo, a la mayoría de chicos les gustan grandes tetas, cuanto más grandes mejor.

--- A los chicos no sé, pero a los hombres les vuelven locos, yo conozco a uno que daría cualquier cosa por comértelos.

--- Jajaja, me gustaría conocerlo, nunca me han dicho que les gustan, y eso que están muy duros.

--- De verdad te gustaría que te los besara? A él se le está haciendo la boca agua y la polla ya la debe tener como una roca.

Bea me conocía bien, la polla la tenía dura a lo largo de la pierna, se me había salido por el camal del bóxer y se notaba hinchada y palpitante.

Vanesa tardó un momento en asimilar lo que le había dicho Bea, por eso cuando lentamente me miró, lo primero que hizo es bajar la vista a mi entrepierna, se apreciaba además de la polla los huevos pegados a ella, todo el paquete se marcaba bajo el calzoncillo de licra.

Me miró a la cara, yo entornando los ojos me mordí el labio inferior, la chica se acercó a mí, como estaba sentado me puso sus tetas a la altura de la boca, le rodee la cintura con mis manos y la acerqué lo suficiente para sacar la lengua y lamer la teta desde su nacimiento hasta el pezón, en esa postura podía absorber la areola hasta meterla en la boca entera y con la lengua excitar el pezón, cuando la solté parecía ser el doble de grande que la otra teta, Vanesa solo suspiraba con los ojos cerrados, mientras que Bea miraba maravillada la transformación del pezón, ella misma la cogió de la espalda y la guió para que su otra teta se acoplara en mi boca, Vanesa aunque lo esperaba gemía cuando notaba como mi lengua humedecía el pezón que salía excitado como un garbanzo al frio del ambiente, mis manos apretaban las tetas duras desde bajo y las juntaban para lamer los dos pezones juntos, aunque estaban bastante separadas al natural se hacían una sola con un gran canalillo entre ellas.

Bea estaba detrás de su amiga, cuando chupaba los duros pezones mis manos pasaban ente los brazos de Vanesa y acariciaban las tetas de Bea, sus pezones aunque diferentes también eran muy sensibles y agradecidos, salían rugosos, como cerezas. Me cogió las manos y las llevó al cierre de cremallera de la falda de su amiga, pasé la palma de la mano y sentí los corchetes que abrochaban la prenda y los solté, desbloqueé la cremallera y la bajé suavemente, el vientre plano de Vanesa de agitaba cuando dejé caer la minifalda al suelo, las dos manos se metieron desde la cintura bajo las bragas negras de Vanesa hasta coger sus nalgas, eran firmes y altas, las apreté, las amasé y las abrí, estaban frías, mis manos rodearon las caderas de la chica por bajo de las bragas, según pasaba hacia delante se notaba el aumento de calor en su piel, cuando estaba por los lados, separé las manos de su cuerpo y ensanchando las bragas las fui bajando por sus muslos hasta las rodillas, la chica aflojó las piernas y cayeron al suelo, una mata de vello rubio rizado cubría el monte de Venus, estaba muy bien cuidado, las ingles depiladas, pero el vello se perdía por los labios, solo se distinguía un poco el clítoris rosado.

Como Vanesa seguía con los ojos cerrados, concentrada en las nuevas sensaciones yo me levanté y me solté el cinturón del pantalón, Bea solo me los bajó junto al bóxer, cuando mi polla saltó adelante retiró el prepucio del glande y le quitó dos pelitos que se habían arrancado antes de metérsela en la boca, cuando la puso brillante y mojado, me senté de nuevo, Vanesa estaba inmóvil, desnuda como estaba y vista desde abajo parecía una diosa, la acerque hacia mí y le puse las piernas estiradas entre las suyas, se dejó guiar sin abrir los ojos, hasta que estaba con mis muslos entre los suyos, Bea le puso las manos en los hombros y le presionó hacia abajo, mis manos cogiéndole las tetas la cercaron a mi pecho, la chica doblaba las rodillas y se iba dejando caer sobre mí, cuando estaba casi sentada sobre mis muslos, Bea me cogió la polla entre las piernas de Vanesa y la sostuvo vertical guiada a los labios de la chica, un momento antes de que desapareciera dentro, acerco la lengua y la remojó, Vanesa parecía que estaba hipnotizada, era como un robot, le sujeté de las nalgas y la guié hasta que mi polla se abrió paso entre sus labios menores y siguió hasta perderse en el interior de la chica, su respiración era muy agitada, suspiraba y gemía sintiendo mi glande como presionaba los pliegues de su vagina, no demostraba prisa, solo saboreaba el placer de mi polla dentro de ella y de sus tetas acariciadas poniéndolas al máximo de sensaciones, al llegar a tener mi glande presionando el útero, me puso sus brazo sobre mis hombros y empezó a moverse hacia delante y atrás la polla entraba y salía lo justo para rozar su punto G, cada vez que lo hacía notaba un leve espasmo en su coño, el movimiento se fue acelerando mi polla pasaba desde verse casi toda fuera hasta desaparecer pegando nuestros pubis, los muslos estaban sudados y la chica resbalaba sobre mí como sobre hielo, cuando a mitad de camino se abalanzó sobre mí pegándose a mi pecho, sus manos me rodearon la cabeza y sus uñas se clavaron en mi espalda, creo que me arañaron pues me escocía mucho, pero sus sucesivos latigazos demostraron que había perdido todo control, por mi polla descendían ríos de jugos, cuando se quedó inmóvil unos minutos creí que se había dormido, pero lentamente volvió a moverse esta vez verticalmente, subía y bajaba hasta meter sus nalgas entre mis muslos, se clavaba mi polla hasta el fondo, por eso cuando exploté mi corrida le llegó tan adentro que tardó varios minutos en salirle la leche entre sus piernas.

Bea la abrazó por detrás, ella la miró agradecida, cuando se levantó miré el reloj, les dije que habíamos hecho tarde para el cine, por toda respuesta Vanesa se tumbó sobre un lado de la cama, le dijo a Bea que se acostara a su lado y me hizo señas para que me acostara entre ellas.

La cama aunque era de matrimonio, nos venía justa pero como había buena voluntad en los tres nos arreglamos, cuando estaba entre las dos me puse de rodillas metiendo mis manos entre los labios vaginales de las dos chicas, sus piernas se dejaron caer a los lados de la cama, sus coños se abrieron y me permitieron que los recorriera desde los clítoris hasta sus vaginas, sus cinturas se elevaban para que llegara antes, esos cuatro pechos que oscilaban de lado a lado, eran como cuatro pasteles de gelatina con una cereza encima, las dos chicas se miraron y se fueron bajando hasta que sus cabezas estaban a la altura de mi polla horizontal, ahora eran sus tetas las que estaban al alcance de mis manos, sus bocas se acercaron a mi polla y se repartieron las parcelas, una el glande y otra el tronco y los huevos, se iban cambiando los papeles y yo no distinguía que boca era la que me daba más placer, cuando me tumbaron sobre las sabanas tenía la polla morada de tanta sangre acumulada dentro, Vanesa se sentó sobre mi boca y frente a ella Bea cabalgaba sobre mi polla, el tamaño del coño de Vanesa casi no me dejaba respirar y me atragantaba de tantos flujos que tenía que tragar, ellas se movían al mismo ritmo, siempre guardaban la misma distancia entre ellas lo que me permitía tener sus cuatro tetas a mi disposición hasta poder chocarlas todas juntas.

Bea como conocía de sobra el terreno donde cabalgaba, cuando notaba que mi polla se aceleraba, retenía los movimientos, cuando se levantó, Vanesa creyó que quería cambiar, pero Bea, se adelantó un poco y se sentó metiéndose la polla en el culo, Vanesa intrigada le miró y Bea se abrió los labios del coño para que viera que estaba desocupado, el tronco de mi polla se metía más atrás. A Vanesa le gustó la idea y me puso su culo sobre mi boca, el ojo lo tenía rugoso, pero ante la insistencia de mi lengua se relajó lo suficiente para que entrara algún centímetro, con la mirada le propuso a Bea que quería probarlo, me levanté y las puse de rodillas en el suelo apoyadas sobre la cama, las cuatro nalgas abiertas por sus manos, fui pasando del culo dilatado de Bea al todavía prieto de Vanesa, al estar tan mojado, no tardé en poder pasar sin obstáculos del uno al otro sin interrupción, los orgasmos no tardaron en aparecer, Bea fue la primera pero Vanesa reclamó mi leche por lo que cogiéndole las tetas por bajo no paré de clavársela hasta que le llené de semen su intestino, se quedó con los brazos estirados sobre las sabanas, por la espalda se acumulaban unas gotas de sudor, y por el coño resbalaba un hilo de jugo blanco, nos tumbamos al través en la cama mirando al techo, mi polla caída de lado y aspirando un fuerte olor a sexo y semen.

Al rato de estar adormecidos, nos vestimos y salimos a cenar de picoteo, bebimos cervezas a placer, estábamos secos, cuando dejamos a Vanesa en su casa prometimos vernos en otra ocasión, al llegar a casa, Bea me miró y salimos corriendo a ver quien se duchaba primero, al final lo hicimos juntos.

Cierto día bastante entrado el otoño me llamó mi cuñada Sofía bastante agobiada, pues mi hermano Carlos había tenido un accidente, se había roto una pierna y la clavícula, le habían operado y estaba en el hospital, por lo demás me tranquilizó que estaba bien, por supuesto me puse a su disposición y me ofrecí para lo que estuviera en mi mano.

Por la tarde me acerqué al hospital y cuando lo vi me dio la sensación de que se quedaba más tranquilo, mi cuñada lo acompañaba, al verlo con tan buen aspecto la tranquilicé y le dije que no era nada preocupante, Sofía se relajó bastante al verse apoyada por mí.

Para que mi cuñada pudiera descansar, acordé con ella que me quedaría turnándome por las noches, mi hermano pareció agradecerlo con la mirada.

Según Sofía parecía que Carlos estaba muy preocupado por el trabajo, cuando dije que les ayudaría se quedó más conforme.

El día que me quedé llegué por la tarde, Sofía estaba sentada en el sillón leyendo y mi hermano con la pierna escayolada y el brazo en cabestrillo, tenía los movimientos bastante restringidos, pero por lo menos podía comer solo aun con la izquierda.

Después de informarme de la rutina del hospital y los cuidados que necesitaba Carlos, se arregló para volver a su casa, le acompañe hasta la puerta del hospital, mientras íbamos por los pasillos me dijo que mi hermano estaba un poco raro de carácter, no me extraño mucho, le aseguré que sería por el trabajo. Al llegar el ascensor subimos, a estas horas ya no había gentío de visitas y venía vacio, nada más cerrarse las puertas Sofía me abrazó y me busco la boca con la suya, fue un beso desesperado por la necesidad y por la urgencia, solo me dio tiempo a saborearlo, correspondiéndole con la lengua y apretándole la teta izquierda desde el nacimiento hasta el pezón, cuando se abrieron las puertas nuestras miradas se fundían mientras se arreglaba la blusa.

Cuando volví a la habitación mi hermano estaba amodorrado, me dediqué a observar la calle y aún logré distinguir a Sofía cruzar la calle, en un momento dado se volvió y se apretó la teta izquierda cerrando los ojos, mi polla dio un latigazo.

Cuando trajeron la cena, preparé a Carlos, insistí que comiera pues estaba bastante bajo de moral.

Nunca ha sido muy hablador, pero lo veía muy deprimido, me interesé por su estado anímico y me dijo que estaba preocupado por varias cosas, entre ellas por su trabajo, me contó que tenía que entregar una serie de documentos urgentes y que no tenía a nadie de confianza para llevarlos, representaba bastante dinero en negocios y además mucho prestigio personal, aun sin saber nada de sus actividades le dije que si podía servirle, yo los entregaría, parece que se había quitado un peso de encima, a partir de ese momento se animó más y empezó a comer y a hablar.

Cuando apagaron las luces, era el momento de dormir, parece que Carlos eligió el momento de las confidencias, quizá porque no nos veíamos las caras apenas. Empezó diciéndome que además del trabajo tenía alguna preocupación más, yo le dije que si era de dinero, podía ayudarle y aunque no mucho, disponía de algo en mi cuenta, no era eso su problema, según me dijo era muy personal.

Por prudencia me calle y esperé a que contara algo si le apetecía, se notaba en el ambiente como luchaba por contármelo o no, hasta que carraspeando me dijo…

--- Alfonso, esto que te voy a contar es algo difícil de comprender, pero necesito ayuda y creo que eres la única persona que puede hacerlo, mi relación con Sofía no está atravesando el mejor momento, se que es culpa mía pero no soy capaz de encontrar solución, lo he comentado con un amigo sicólogo y me ha recomendado que me sincere con un amigo de verdad y lo cierto es que no tengo ninguno, por lo que te voy a hablar como un amigo, te parece bien?

--- Por supuesto Carlos, sabes que te ayudaré en lo que sea.

--- Desde que me case mi relación con mi mujer ha sido buena hasta que nació Bea, después empecé a cambiar, tener gustos diferentes, fantasías nuevas, Sofía ha hecho lo indecible por adaptarse a mí, cuando vino Cris, todavía me encerré más en mi mundo y con mi mujer las relaciones se enfriaron, sobre todo en el tema sexual, ya te digo que todo por mi culpa, no me satisfacía más que humillarla y satisfacerme yo solo, aun así Sofía ha aguantado todo, la verdad es que pese a todo nos queremos y para mí es la mejor mujer del mundo igual que mis hijas. Por eso necesito de ayuda exterior para relanzar mi vida sexual y sobre todo la de Sofía, le he estado dando muchas vueltas y he pensado que debía resarcir a mi mujer de todas las bajezas a que la he sometido y que ella se sienta querida y deseada como la mujer que es.

--- Sabes que estoy a tu disposición, estoy de acuerdo contigo sobre Sofía, es una gran mujer y se merece lo mejor.

--- He estado pensando cómo podría hacerla feliz sin que se note mi falta de interés por el sexo convencional, no se me ocurre ninguna idea mejor que introducir otra persona en la pareja, así yo me incorporaría poco a poco a la sexualidad y ella se sentiría mujer amada y satisfecha, esta persona debería ser de toda confianza y que fuera del agrado de Sofía, pienso que tú al ser mi hermano eres la mejor opción, siempre que tú te avengas y que Sofía acceda, claro.

Yo me quedé helado pensando lo que me pedía mi hermano, por una parte había una voluntad de agradar a su mujer, pero por otra podría salir a la luz la relación existente aunque sea de lo más “inocente”, además se podría enterar del tema con sus hijas, con lo que había un motivo para explotar la relación familiar, y pasar de ofensor a ofendido.

Los hombres por desgracia muchas veces pensamos con la bragueta y no me pude resistir al morbo de poder estar con su mujer incluso en su presencia.

En plena penumbra de mis labios solo salieron una palabras susurrantes…

--- Si tú crees que será bueno para Sofía, por mi me parece bien.

Al día siguiente estaba temiendo la llegada de Sofía, me habría gustado darle yo la noticia primero, pero prefería que se lo dijera él, así no tendría que fingir la sorpresa.

Por la tarde, cuando vino mi cuñada a relevarme me acompañó al ascensor cuando me marchaba, cuando pasábamos por el cuarto de la ropa blanca de la planta, la cogí del brazo y la metí, cerrando la puerta tras de mí, nuestras bocas se juntaron como dos imanes, antes de que yo pudiera cogerle una teta, su mano me había atrapado mi polla por encima del pantalón, con dos roces ya la tenía como un palo, me molestaba al rozar con el cinturón, Sofía separó el pantalón y dejo salir por la cinturilla el glande hinchado, su boca no tardó en engullirlo, quizá fue la tensión del momento, el lugar tan arriesgado o la noticia que iba a recibir, lo que me hizo eyacular, Sofía solo se aplicó a recibir en su garganta las sucesivos chorros de semen que le descargué de mis huevos rellenos, cuando levantó la cabeza abrió los labios y me enseño la boca llena de leche espumosa, en un golpe la tragó, seguidamente me regaló una sonrisa que no tuve más remedio que cubrir con un beso apasionado.

Cuando salí del hospital miré hacia la ventana iluminada y la distinguí apretándose una teta.

Esta noche como era fin de semana me fui a casa de mi hermano, un taxi  me llevó a su casa.

Me abrió Cris, me estaba esperando, su madre le había informado que pasaría la noche en casa, fue un recibimiento esperado y deseado, se me abrazó al cuello mientras me llenaba de besos, su cuerpo delgado se pegó al mío como una segunda piel, sus piernas me rodearon la cintura y tuve que entrar en casa con ella abrazada después de cerrar la puerta, me senté en el sofá con ella encima, sus besos continuaron llenándome la cara, cuando se calmo por fin me cogió la cara de las orejas y me estampó un beso en la boca que aguanté hasta que no podía respirar, cuando lo hice metió la lengua hasta dentro del paladar y se encontró con la mía.

Se sentó frente a mí sobre mis rodillas, no dejaba de besarme, me mordía las orejas y el cuello, solo paró cuando notó mi polla reclamando su atención entre sus piernas, se levantó lo justo para poner su faldita detrás de ella, mi polla notaba el calor que desprendía su entrepierna, pugnaba por salir, pero ella no se levantaba, solo se rozaba con ella, mi pantalón estaba húmedo, me extrañó pero Cris se levanto la faldita por delante lo justo para que viera que no llevaba bragas, cuando se quitó tenía la bragueta totalmente mojada.

Me dijo que no me preocupara, que me dejaría un pijama de su padre, cuando me lo puse me di cuenta que solo se ataba con un grueso cordón y no tenia botones en la bragueta, con lo que mi polla erecta salía horizontal, después observe que en una mesita auxiliar estaban unas tijeras y el botón “perdido” del pijama.

Cenamos sentados sobre una alfombra mullida entre almohadones al lado de dos candelabros, la cena estuvo salpicada de miradas insinuantes, entre aperturas de piernas de Cris y latidos de mi polla asomando por el pantalón. Cuando terminamos, los restos quedaron abandonados en el suelo hasta mejor momento para recogerlos, Cris me hizo levantarme y cogiéndome la polla me arrastró hasta su habitación, solo con la tenue luz de la lámpara de mesa, me quitó la camisa, desató el cordón que sujetaba el escueto pijama y lo dejó caer al suelo, mis manos correspondieron soltando su falda corta y la camiseta que marcaba sus pezones hinchados.

De un salto se subió a la cama y abriendo los brazos me invitó a subir, me tumbó sobre las sabanas y subiéndose encima de mí a lo largo me cubrió con su cuerpo, me abrazó y estuvo un rato sintiendo nuestros corazones latir juntos, se había colocado mi polla entre sus piernas y solo se movía lo necesario para mantenerla dura, con su delgadez, le sobresalía el glande sobre sus nalgas, cuando se deslizó sobre mí para que le besara los pezones pese a no tener casi tetas se me llenó la boca de carne tierna coronada por un pezón rugoso como una cereza.

Cuando volvió a descender sobre mi cuerpo se encontró entre sus piernas la dureza caliente de mi polla, solo tuvo que abrirlas y dejarlas caer a mis lados para notar como su cuerpo se llenaba de la barra de carne ardiente, hasta que hizo tope en mis huevos, solo oí un largo suspiro y su cabeza pagándose a mi pecho, mis manos se deslizaron a lo largo de su cuerpo hasta las nalgas y apretándolas las separé, mi dedo se paseo entre ellas y se detuvo un momento en su agujero todavía tierno y rosado, sus caderas se elevaron instintivamente ofreciéndomelo, al presionarlo un poco y meterle una falange del dedo se movió hacia delante, con lo que se clavó mi polla hasta dentro, moviéndose alternativamente sobre mi dedo y sobre mi falo, el pellizcarle el pezón que me dejó libre fue el desencadenante de su primer orgasmo, fueron una serie de espasmos que dejaron al leve cuerpo sobre mí reposando, hasta que volvió a renacer con más fuerza cabalgando sobre mi polla sin meterla, su clítoris abultado presionaba mis venas y con cada vaivén se engrosaba más, sus labios abarcaban todo a lo largo desde cubrir el glande hasta abrazar a los huevos, mis manos cubrían sus breves tetas presionando con dos dedos sus pezones duros, cuando aceleró sus movimientos mis manos estiraban cada vez más, hasta que entre sus labios salieron varios chorros de leche sobre mi ombligo, que se extendieron hasta remojar su clítoris brillante.

Quedamos tendidos empapados en sudor, abrazándola por la espalda, nuestros pechos excitados respiraban aceleradamente, el olor de su pelo suave que se repartía entre sus hombros y que me dejaba besar su cuello desde la nuca hasta la sien. Su culo se pegaba a mi polla buscándolo, hasta hacer que mi polla entraba entre sus nalgas intentando separarlas, solo lo consiguió cuando Cris levantó una de las piernas dejando a mi disposición su raja húmeda, el glande se paseaba desde el agujero rosado hasta el abultado clítoris, al meterse en su vagina su cintura se arqueó metiéndose hasta la mitad, se humedeció lo bastante para que intentara apretar en su culo hasta que poco a poco fue dilatando lo suficiente para permitir que mi glande desapareciera dentro de él, un gemido seguido de un empujón hacia atrás, consiguió que todo el tronco de mi polla fuera absorbido por el par de nalgas.

Mis dedos se entrelazaron sobre su clítoris hasta aparecer uno más, hasta que noté unas vibraciones en su cuerpo que denotaron que el orgasmo era inminente, mi polla se movió rápida dentro de Cris hasta que nuestros espasmos se hicieron uno solo descargando mi leche en su recto y sus jugos regando mis huevos. Nos quedamos dormidos, supongo que mi polla saldría cuando perdiera dureza, solo me desperté por la mañana temprano cuando una mano me tocó el hombro, me sobresalté hasta recordar que mi hermano estaba en el hospital.

El chat me ayudó con mi sobrina Bea (cap. 2 )

Me tranquilicé al ver a mi lado a Sofía que había salido del hospital pronto, me sonreía de oreja a oreja, me dijo por señas que la siguiera, me separé con dolor de corazón del cuerpo dormido de Cris y la seguí desnudo a su habitación, cuando llegué mi cuñada estaba quitándose el vestido, la cama estaba ya abierta y me metí entre las sabanas, no había metido del todo las piernas cuando el cuerpo de Sofía estaba a mi lado, un abrazo fue la primera reacción, la miré expectante a los ojos hasta que me dijo que SI!.

En efecto, mi hermano le había comentado sus intenciones, a ella le sorprendió muchísimo, y dudó hasta que le dijo que el elegido era yo, a partir de entonces hizo como que se conformaba por darle “gusto”, según me dijo, en ese momento notó como su coño se humedecía.

Yo tenía mi mano llena de la carne dura de su teta, cuando la suya bajó hasta agarrarme la polla pegada a mi vientre, la separó y la pajeó hasta sentir el glande palpitar, tiró de ella hasta ponérsela entre las piernas, rodando hasta ponerse de espaldas y yo entre sus piernas, no solté en ningún momento su teta con el pezón llenándome la mano, busque su boca a la vez que metía mi lengua entre sus dientes mi polla se abría paso entre sus labios menores lubricados con sus jugos, con solo la ayuda de sus manos en mis nalgas se fue metiendo hasta descansar nuestros pubis pegados, sus gemidos hacían eco a mis gruñidos, mis manos en sus tetas y las suyas en mis nalgas, era un movimientos acompasado, lento, saboreando cada pliegue de su vagina con mi glande, me decía la ilusión que le hacía no tener que esconderse para follar conmigo, no le importaba que su marido estuviera haciéndose una paja a nuestro lado, solo sentiría mi polla.

Al ir esto, no me pude controlar, me corrí dentro de ella hasta vaciarme, con los últimos estertores, noté que ella hacía lo imposible para soportar su orgasmo que le llegaba y explotaba en su coño.

A media mañana después de arreglarnos recogí del despacho de mi hermano la documentación que tenía que entregar, luego nos fuimos al hospital con Cris, encontramos a mi hermano bastante mejorado sobre todo de carácter, perecía que se había quitado un peso de encima, junto a él estaba Bea, había venido de mi ciudad para visitar a su padre, me alegré de ver a toda la familia junta de nuevo, a la hora de comer después de acompañar a mi hermano en su almuerzo salimos a un restaurante, las tres mujeres estaban maravillosas, parecían tres hermanas, cada una iba vestida muy elegante en su estilo, yo estaba orgulloso de acompañarlas, su madre estaba deseando contarles la última novedad respecto a su padre, como no tenían secretos entre ellas, les informo del deseo de su padre de compartirla conmigo, las chicas abrieron los ojos como platos y cuando se repusieron nos felicitaron a los dos, nos besamos los cuatro ante las noticia.

Por la tarde volvimos al hospital, mi hermano estaba muy hablador y todo era besar a sus hijas incluso quiso que Sofía se sentara en la cabecera de la cama a su lado, yo los miraba a los cuatro con admiración.

Mi hermano me explicó que debía llevar la documentación al despacho de su socio Paco y que se la  entregara en mano, pues era muy importante, le prometí hacerlo como me había mandado.

Como yo tenía que volver a mi casa y al trabajo acordamos que Bea se vendría conmigo en el coche, el lunes tenía clase en la universidad, un momento antes de salir y mientras su hermana Cris se estaba despidiendo de su padre, Bea pasó al servicio, no me fijé hasta que cuando salió iba cerrando el bolso, me llamó la atención ver en su interior el blancor de su ropa interior.

El chat me ayudó con mi sobrina Bea (cap. 3 )

Cuando salimos estaba anocheciendo, Cris tomó un taxi después de darme un beso en la boca, nosotros salimos en dirección de mi casa, en domingo, otoño y a esas horas, el tráfico era escaso, no tardamos en incorporarnos a la autopista, Bea observaba la carretera, yo la miraba de reojo esperando algún comentario del tema de sus padres, solo dijo de momento…

--- Me encanta…

--- Perdona Bea, que decías?

--- Que me encanta la idea de mi padre, y me gusta más porque ha pensado contigo, me demuestra que quiere a mi madre, quiere lo mejor para ella.

--- Es verdad, es una decisión bastante arriesgada para tomarla unilateralmente.

Bea me miró, tenía los ojos humedecidos por una lágrima, con el reverso de mi mano se la retiré de la mejilla, mi sobrina me cogió la mano y la besó, se desabrochó varios botones de la camisa y acompañó mi mano con la suya hasta ponerla sobre su teta, le recorrí desde abajo hacia arriba hasta terminar en el pezón que estrujé entre mis dedos, solo un suspiro se oyó en el coche sobre el rumor de la carretera.

Cuando la autopista se despejó de tráfico, puse el programador de velocidad, con la mano izquierda sobre el volante la derecha estuvo despasando los últimos botones de la camisa, Bea se recostó entre el asiento y la puerta, sus tetas estaban a mi alcance, por el espejo estuve admirando los pezones hinchados, y la piel dura brillante de sus pechos que se elevaban agitadamente, lentamente fue subiendo su falda hasta dejarla en la cintura, a la luz de el cuadro de instrumentos veía sus labios húmedos abiertos por la posición de sus piernas casi abiertas, cuando recostó el respaldo del asiento, mi mano se perdió entre sus muslos separándolos hasta pasar la mano entre sus labios y abrirlos desde al monte de Venus hasta el perineo, al pasar por su vagina todo estaba mojado, sus gemidos eran acompañados por su pecho respirando con dificultad, cuando acaricié su clítoris, Bea girando la cabeza hacia mí estiro las piernas y el cuerpo rígidamente hasta que en varios espasmo se corrió, todos sus sensaciones las notaba con mi mano mientras miraba a la carretera.

Cuando se repuso me soltó el cinturón, se inclino a mi lado y se recostó sobre mi hombro, su mano no tardó en buscar mi bragueta y acarició el bulto apenas sostenible que había debajo, cuando la cremallera se deslizó hacia abajo, mi polla saltó bajo el volante, solté el bloqueo del asiento y lo deslicé al máximo hacia atrás, solo llevaba el volante con la punta de los dedos, la cabeza de Bea bajó hasta mi regazo y sus labios llegaron hasta el pantalón, sus labios abrazaban a mi polla hasta la garganta, la presión que ejercía con la lengua sobre mi polla y el paladar semejaba a la que me prometía con su coño.

Aminoré un poco la velocidad, su cabeza subía y bajaba mientras con mi mano derecha sobre ella pasaba por detrás de sus nalgas y metía dos dedos en su vagina, prácticamente estaba arrodillada en su asiento, me aflojó el cinturón y bajando el bóxer sacó mi polla al exterior totalmente acompañado de los huevos, estaba todo mojado por su lengua, yo desconfiaba de mi si tenía una eyaculación conduciendo, por lo que al ver el desvío a un área de servicio me salí y aparque en un lugar sombrío, Bea se incorporó y pasó entre los dos respaldos al asiento trasero, yo me subí los pantalones volví el asiento a su lugar y me pasé junto a Bea, estaba tumbada con la cabeza en la puerta contraria, con las piernas abiertas y la falda quitada sobre su respaldo, la camisa abierta del todo descansaba en sus lados, las tetas apuntaban al techo cuando me puse de rodillas entre sus piernas y me dejé caer sobre ella, cuando llegué lentamente, ya me había bajado mi ropa a los tobillos con sus manos, me guió la polla hacia su coño, cogiéndome de las nalgas me atrajo hacia ella, entré suavemente, despacio pero de un tirón, cuando hice tope mi huevos descansaban en sus nalgas, mis manos en sus dos tetas y mi boca sobre la suya.

Los cristales se empañaron muy pronto, nuestros cuerpos calientes por dentro y por fuera, sudados y mojados de sus flujos, solo se oía el rumos de los coches en la lejanía y el chapoteo de mi polla al entrar y salir  de su coño, Bea me recibía con las piernas totalmente abiertas, una de ellas en el piso del coche, pero quise que participara activamente, me senté, ella lo hizo sobre mis piernas, encaró mi polla en su vagina y se dejó caer suavemente, empezó a cabalgarme despacio, iba buscando la cantidad y dirección justa de mi polla, su cabeza oscilaba a los lados con los ojos cerrados, concentrada en el trozo de carne caliente que estaba disfrutando, sus tetas sensibles gozaban de mis caricias y su voz apenas audible solo me decía…

--- Por favor Alfonso, quiero correrme como nunca, hace demasiado tiempo que no lo hago, no te corras aún, aguanta, espérame, ya noto que está cerca, ya me viene,……. ya está aquí, yaaa, siii, yaaa, huummm.

Me abracé a ella, sus muslos a los lados de mi cuerpo me rodeaban, mis manos apretaban sus nalgas cuando me llegó a mí el orgasmo, Bea se dejó caer entre mis piernas para meterse mi polla hasta dentro, mi vello se mezcló con el suyo, cuando terminaron mis latigazos y se levantó, por mi polla se escurría toda mi leche junto a sus jugos.

Cuando volvimos a la autopista solo se podía ver a rodales mientras se desempañaban los cristales, tuve que bajar el cristal para acelerar el proceso, había demasiada humedad dentro.

Al entrar en la ciudad, Bea se abrochó la ropa, aún me ofreció sus tetas antes de hacerlo, no me pude resistir y se las acaricié suavemente, las toallitas húmedas no bastaron para achicar los jugos que le salía todavía del coño.

Al entrar en casa, Bea se fue directamente a su habitación, cuando salió estaba totalmente desnuda, solamente una toalla y la llevaba en la mano, me dijo…

--- Alfonso voy a ducharme, cuando salga cenamos antes o después?

--- Cenaremos antes, así tendremos más tiempo para nosotros.

Sonreí para mis adentros y preparé la cena.

Cuando salió de la ducha, olía como los ángeles, una combinación a hembra caliente y a flores frescas, cuando nos sentamos a la mesa vestía un leve vestido que apenas escondía nada, sus tetas bajo la suave tela se movían libremente, por detrás se le metía entre las nalgas.

Estuvimos hablando del tema de año, no se imaginaba, ni yo tampoco, como se desarrollaría el encuentro entre los tres, su padre se podía arrepentir en el último momento y entonces tomarme celos y represalias contra su mujer, sería el caos, yo tendría muchos problemas para volver a relacionarme con Sofía y sus hijas, y mi hermano se olvidaría de mi. Mi sobrina como mujer me estuvo orientando como creía que debía acceder a ella en presencia de su marido para no hacerla de menos y hacerla sentir que ella era la princesa, habría que dejar que tomara las riendas, además conocía a su marido en la cama.

Reconocí que tenía razón y me propuse estar preparado para cualquier reacción negativa.

El chat me ayudó con mi sobrina Bea (cap. 4 )

Al día siguiente fui a mi trabajo, por fortuna no había mucho que resolver y antes de comer me acerqué al despacho de Paco, el socio de Carlos, me recibió su secretaria y se ofreció para recoger la documentación, decliné cortésmente e insistí en entregarla en mano.

Estaba en la sala de espera cuando por una puerta apareció Adela la esposa de Paco, la última vez que la vi fue en la casa de vacaciones de mi hermano, fue un día extenuante de follarla, era insaciable y acabé KO, procuraba evitarla, pero ahora la tenía frente a frente, sus ojos cayeron sobre mí como un halcón, yo me veía empequeñecido a su lado, era una mujer de bandera aun sin saber de su ninfomanía, además de un monumento de mujer, vestía con mucho gusto, y follaba como nadie.

Su voz a mi lado sonó calmosa y sensual…

--- Hola Alfonso, que sorpresa, no esperaba verte, ya hace demasiado tiempo que no coincidimos, vienes para hablar con Paco?

--- Si Adela, tengo unos documentos que entregarle de parte de Carlos.

--- Estupendo, ah! Por cierto… como está del accidente? Espero que mejor, sobre el documento no te preocupes, pasa conmigo, se lo entregas y te vienes conmigo, te invito a comer, tengo mucho apetito…

Este último comentario me sonó casi como una amenaza.

La secretaria abrió la boca como para intervenir, pero Adela le hizo una seña para que callara, se sentó conformada.

Paco estaba en un despacho inmenso, apenas se veía detrás de la mesa del escritorio, tenía papeles por todo, Adela le dijo…

--- Mira Paco, a quien te traigo, una grata sorpresa…

Paco levantó la mirada y sonriendo al reconocerme me saludó afectuosamente, me invitó a sentarme y me puso una copa de whisky en la mano.

No suelo beber y menos en ayunas, pero ante el empuje del hombre de negocios no pude contrariarle, le conté el motivo de mi visita y recibió el documento con mucho agrado, me aclaró que era muy importante, y no debía filtrarse a la competencia.

Después de comentar lo bien que lo habían pasado en casa de mi hermano me levanté y con una excusa me dispuse a irme, no contaba con Adela, que cogiéndome del brazo le dijo a su marido…

--- Como veo que tienes mucho trabajo, me llevo a Alfonso a comer por ahí, cuando vendrás a casa?

--- Desgraciadamente ahora que tengo el documento, me reuniré con nuestros abogados y no volverá hasta acordar las líneas de actuación.

--- Muy bien, llámame cuando vayas a venir, chao.

--- Perfecto, pasarlo bien, adiós Alfonso, recuerdos a Carlos.

Adela se colgó de mi brazo nada más salir del despacho, no me preguntó donde prefería comer, simplemente cogió su coche y me indicó que subiera.

Conducía endiabladamente, con una seguridad pasmosa, cuando quise darme cuenta estábamos en la entrada de un hotel de muchísimos pisos en la playa.

Un botones recogió el coche, al pasar por recepción le dijo al empleado mientras la saludaban servilmente…

--- Buenos días Matías, me das la llave, por favor? Te ocupas que nos sirvan dos comidas a la habitación? Gracias.

Yo iba perdido, casi no levantaba la vista del suelo, me desbordaba tanto ímpetu.

Se volvió a coger de mi brazo y me guió al ascensor, cuando la vio el ascensorista, marco el piso y salió disimuladamente del habitáculo dejándonos solos.

El aparato salió de la penumbra del hall del hotel para salir de golpe al sol de la playa, iba pegado a la fachada, era todo acristalado como una burbuja, no habíamos pasado del tercer piso cuando Adela me cogió de los hombros y enfrentándome a ella me pegó sus labios carnosos sobre los míos, un beso que duró apenas tres pisos, pero que me pareció todo un viaje lunar, me sentía mareado, pues si miraba al vacío me daba vértigo, pero al mirar a Adela su escote se pegó a mi pecho, era más vértigo aún lo que provocaba, no tenía fin, ente sus redondos y morenos pechos se hundía un abismo que era insondable, por delante se abrían siguiendo las curvas hasta marcar los duros pezones.

Antes de llegar a la mitad del recorrido ya me había bajado la bragueta y sacado la polla fuera, yo miraba alrededor, las ventanas pasaban al lado pero tan rápidamente que no daría tiempo a ver nada, al aminorar la velocidad el aparato, aún tardó en soltármela hasta que las puertas se abrieron con el tiempo justo de subírmela bragueta.

Sus pasos felinos no se notaban sobre la moqueta, cuando pasó la tarjeta por la ranura de la puerta, ésta se abrió y pasamos, descorrió las cortinas y las vistas me dejaron atónito, se veían varia millas de mar, alguna vela y la playa rubia a mis pies hasta el infinito.

Se movía ágilmente, apenas rozaba el suelo, cuando abrió el armario y sacando una bata la dejó sobre la cama, se descalzó y me indicó que la imitara, lo hice y me di cuenta que éramos de la misma estatura casi, el beso que me propinó me dio más seguridad, ya mis manos empezaron a actuar, el vestido fue abriéndose y las prendas quedaban sobre la cama gigante, solo se quedó con un conjunto de lencería que realzaba sus ya grandes tetas, le presionaban para que salieran por encima de la prenda, las bragas eran tan sutiles que parecía que en vez de ocultar lo mostraban todo o atraían la mirada hacia lo que escondían.

Con la mirada me indicó que mi ropa sobraba ya, solo mis pantalones dependían de un botón que no duró nada y en la camisa casi saltan los botones, yo pensaba cuando viniera el camarero, pero Adela me alargó otra bata para mí.

Me equivoqué, en vez de un camarero vinieron dos, cuando dejaron los carritos con la comida, se retiraron discretamente, Adela me indicó que me acercara a la mesa, estaba ya servida con una botella de champagne en el botellero con hielo, los manjares eran tan exquisitos que me olvidé de lo que había bajo la bata de Adela y me dispuse a comer mirando al mar infinito.

Adela tenía una conversación muy fluida, me contó muchas cosas, entre ellas que aquella suite le tenían reservada siempre, aunque solo la utilizaban cuando estaban deprimidos y querían aislarse o tenían alguna cita importante, tanto ella como Paco, su marido estaba al tanto de todo y procuraban no inmiscuirse entre los dos, incluso alguna vez habían hecho alguna reunión de dos parejas o algún trío, los empleados les consideraban como unos clientes vip y les mimaban, por supuesto las propinas también eran generosas.

Cuando terminamos de comer, unos nudillos sonaron al otro lado de la puerta, volvieron los camareros y se llevaron el servicio, dejando una bandeja con licores y hielo.

A los pocos minutos tocaron otros nudillos, entró una doncella, abrió la cama y se marchó.

Adela se acercó al gran ventanal hasta el suelo mirando al infinito, yo admiraba su silueta a contra luz entre las cortinas y la ventana, se abrió la bata y la dejó caer al suelo, me acerqué por detrás, mientras me quitaba el bóxer bajo mi bata, cuando llegué a ella mi polla me precedía entre la bata, pasé las manos bajo sus brazos y las apoyé en su estómago, ella subió las manos a la cabeza mientras mis manos pasaban bajo el sujetador levantándolo dejando caer sobre mis manos las dos tetas suaves y duras, los pezones ya estaban hinchados al esperarme, con los dientes despasé el sujetador que saltó hacia delante, Adela suspiró aliviada, entre mi bata asomó mi polla erecta que se alojó entre las nalgas de la mujer, la cabeza buscó cobijo entre sus piernas, ella solo las separó y facilitó el acercamiento separándose el camal de las bragas atrapándola al soltarlo.

La atraje hacia mí, el calor de su cuerpo me enervó más, haciendo que el glande pasara por el arco de sus piernas y rozando sus labios saliera asomándose por el clítoris.

Simplemente le estaba pellizcando los pezones cuando noté como por su espalda le recorría un escalofrío, las puntas de sus pezones salieron disparadas, su estomago vibró y su vientre se encogió hasta llegar a su pubis que se abrió, cuando llegó a su vagina explotó en varios espasmos y me mojo la polla.

Solo era el primer orgasmo de una serie que tenía que venir, ya conocía a Adela y sus orgasmos en cadena. Cuando me llevó a la cama subimos por los pies, no llegamos a la almohada, en mitad de la cama abrió mi bata y me atrapó la polla con la boca, la vi desaparecer entre sus labios, solo me quedó con mis manos libres quitarle las bragas ya mojadas y meter mi boca entre sus piernas y con la lengua abrir sus labios hasta que el clítoris se excitara lo suficiente para mordisquearlo con los dientes a la vez que con la lengua le destapaba la piel protectora.

Cuando el clítoris estaba fuera brillante, lo aspiré hasta tenerlo atrapado con la lengua, apenas lo conseguí sujetar, pues una serie de latigazos hicieron que se me escapara de los labios y tuviera que asegurarlo con los dientes, eso disparó más aún el orgasmo siguiente, sobre mis ojos se abrían las piernas de Adela, era una maravilla admirar sus curvas que unían sus nalgas a sus labios y a su pubis, entre sus nalgas se notaba el botón marrón arrugado, con solo tocarlo se encogió como una flor, al notar la humedad de mi dedo, se relajó lo suficiente para la primera falange desapareciera dentro, los labios de la vagina se abrían y cerraban como una medusa nadando, mi lengua entro en ella hasta donde alcanzaba, el sabor salado de sus jugos pusieron mi polla más dura si cabe, lo que agradeció la boca de Adela.

El recto que estaba acariciando parecía un tubo de seda, se perdía en el cuerpo de la chica, solo podía aumentar el diámetro, por lo que añadí otro dedo, al estar lubricado no resultó muy difícil acompañar al primero, solo cuando añadí el tercero, Adela encogió el ano un poco y gimió de placer, quizá por eso medió la vuelta y aprovecho la dilatación y el grosor de mi polla para sentarse sobre mí, guiando mi falo entre sus nalgas hasta sentarse de dos empujones, al principio hacía un gesto lastimero, pero pronto cambió por placentero.

Las tetas caían sobre mi cara, con lo que me fue fácil cogerlas desde bajo y subirlas mientras las juntaba, las presionaba hasta llegar a las puntas, Adela se movía saboreando en su culo mi polla clavada, se movía oscilando tocando con mi glande en todos sus rincones, una vibración en su vientre me indicó que llegaba otro orgasmo, no me extrañaba nada, La chica era multiorgásmica, yo solo podía proporcionárselos, yo en su culo estaba muy cómodo, la suavidad de la flora intestinal me resultaba muy suave aunque la vagina era mucho más placentera, si quería correrme prefería el coño, me centré en acariciar sus labios menores para hacerle desear la polla en sus vagina, no tardó en notar el cambio, solo hizo que levantar el culo hasta sacársela y volver asentarse con mi polla en su coño.

Sus pliegues resonaban en mi glande como campanillas, cada movimiento hacían que palpitara de forma que la sangre llenaba el tronco haciéndolo más grueso y la cabeza cambiar de color del rojo al morado, cuando ya notaba que en mis huevos se arrugaba el escroto, le di la vuelta y la puse bajo de mí, sus piernas delante de mis hombros sobre su pecho, toda su raja presentada a mi disposición, la sacaba, la paseaba por sus labios haciéndole gritar que se la metiera, le castigaba el clítoris y la metía el culo alternativamente, era la locura, ella no sabía por dónde se la iba a meter, estaba desesperada, acostumbrada a organizarlo todo estaba a mis expensas, me exigía que parara primero, después me lo pedía por favor, luego me lo rogaba, los orgasmos eran sucesivos, ya no los contaba, cuando terminaba con uno esperaba con ansia el siguiente, hasta que notando los calambres que me llegaba desde la nuca hasta los huevos, le clavé a fondo la polla, los huevos pegados a ella, no la saqué hasta que se bajó como un calcetín.

Estaba desmadejada, yo también claro, quedé sobre ella, sus tetas impedían que me ladeara, cuando nuestros corazones recuperaron el ritmo normal me dejé caer a su lado, Adela estaba en X, de su coño manaba un chorro blanquecino de leche y flujo imposible de reconocer.

El sol había desaparecido por el horizonte, Adela miró el reloj de lujo, me dijo que lo había pasado de miedo, la había hecho perder la cuenta de veces que se había corrido, y eso era lo que ella apreciaba más.

Cuando bajamos y dejamos la llave en recepción los empleados me miraron y me sonrieron levantando una ceja. Yo saqué pecho orgulloso.

Me dejó devuelta donde estaba aparcado mi coche, la ventana de Paco aún estaba encendida, mi coche me dejó exhausto en el garaje, sin duda me apetecía ducharme y dormir.

El chat me ayudó con mi sobrina Bea (cap. 5 )

Al día siguiente me llamó Sofía, había pasado el médico que operó a Carlos, le dijo que como iba tan bien le daría el alta para marchar a casa.

Me alegré por los dos, en casa estaría mejor atendido, le dije que procuraría visitarles el fin de semana.

El sábado por la mañana marchamos Bea y yo a casa de sus padres, al estar en casa Sofía se podía dedicar a su cuidado tranquilamente, mejor no podría estar.

Una gran parte del trayecto lo hicimos cogidos de la mano, Bea me daba una paz interior que ni ella lo sospechaba, era una chica muy madura y cabal.

Cuando llegamos a su casa, nos recibió Cris, estaba contenta, nos agasajó con su sonrisa y nos llevó hasta mi hermano, estaba acompañado de Sofía que le arreglaba la ropa de la cama, parecía un patriarca, sentado a la cabecera, con un brazo en cabestrillo.

Después de los saludos, las mujeres salieron para instalar a Bea, llevaron mi maletín a la mía, yo me quedé con mi hermano, le puse al corriente de la entrega de los documentos, le conté la impresión del despacho de Paco y de paso que había visto a Adela, mi hermano me miró de reojo y se sonrió…

--- Ya me lo ha contado todo Paco, te agradeció mucho el favor, representaba mucho para el negocio, en cuanto a Adela me contó que te llevó a comer fuera, me imagino que quedarías satisfecho con el menú, me dijo irónico, yo me sonrojé un poco, me vi pillado, aunque imagino que sería de lo más obvio. No sé si será buen momento, pero yo estoy muy ilusionado en intentar mi rehabilitación en la parcela sexual, si tú lo estás lo podríamos intentar, no te quiero presionar, de hecho no me extrañaría que desistieras y no te lo reprocho, pero creo que eres la persona ideal, Sofía te aprecia mucho, igual que las chicas.

--- La verdad, casi me había olvidado, pero si tú estás decidido de verdad, estoy dispuesto a ayudarte.

--- Gracias, sabía que podía contar contigo, hablaré con mi mujer.

A partir de ese momento la suerte estaba echada, todo empezó a rodar, Sofía se lo dijo a sus hijas, estas decidieron salir de fiesta juntas, tardarían muuuucho en volver, yo se lo agradecí apretándoles las manos.

Normalmente Carlos se levantaba para ir al servicio, con una silla de ruedas se movía por casa, pero esta noche Sofía preparó una cena suculenta, con toda clase de manjares y bebidas, le ayudé a montar una mesa sobre la cama, esta noche cenaría en ella, cuidado por nosotros, ayudé a su mujer a servir los diferentes platos y abrí las botellas, era una selección de vinos y champagne, la bodega de mi hermano era bastante selecta y no dudó en recomendar los mejores caldos.

Estábamos muy animados, aunque nerviosos por el momento, mi hermano era el más espitoso, estaba hasta chistoso, yo cruzaba los dedos para que todo saliera bien, cuando retiramos los platos, llegaron los combinados que acabaron de ponernos en un ambiente de lo más distendido.

Cuando quitamos la mesa, se quedó sentado sobre la cabecera, con unos almohadones en la espalda, nosotros nos sentamos a sus pies, previamente Sofía había retirado la ropa de la cama plegándola a los pies, estuvimos un momento en silencio, no sabíamos cómo empezar y quien lo haría, mi hermano como promotor de la idea, comprendió que recaía en él la tarea de dar paso a la velada.

En principio pidió perdón con palabras quebradas a su mujer por las veces que la había humillado, aunque lo hizo sin conciencia de lo mal que le producía, estuvo muy emotivo, lo que hizo que su mujer se abrazara a él sentándose a su lado, le rodeó con los brazos y aunque mi hermano estaba limitado en movimientos, le abrazó con una mano, la misma mano que recorrió el cuerpo de Sofía hasta posarla en una teta, la mujer se emocionó hasta el punto de besarlo y desabrochándole el pijama le acarició el pecho, le pasó la mano por el vello y le beso las tetillas, Carlos, demostró que las caricias de su mujer no le eran indiferentes, abriéndose el pantalón y enseñándonos la erección que ya presentaba. Sofía que hacía mucho tiempo que no se la cogía lo hizo, aún así el dio una encogida, quizá no lo esperaba, y con la mano izquierda empezó a masturbarse, Sofía comprendió que no debía ir demasiado deprisa, tenía que darle un tiempo.

Mi hermano cuando su mujer le cogió por un momento la polla, me hizo señas por detrás de ella para que me acercara e interviniera.

Me armé de valor, me acerqué y mientras ellos se besaban, yo me puse detrás de Sofía, le pasé la mano desde los pies hacia arriba, ella al sentirme, siguió besando a Carlos, mientras él se la meneaba, cuando mi mano pasó la rodilla y se interno en sus muslos, los separó permitiendo que sintiera un leve temblor ante lo desconocido, cuando mi mano llegaba casi a sus ingles fue mi boca la que empezó a besar suavemente desde las rodillas hacia arriba, las piernas de Sofía estaban abiertas sobre la cama junto a mi hermano cuando empecé a abrir el vestido de la chica, al quedar en sujetador, mi hermano me levantó el pulgar animándome, para mí fue como ver una avenida de noche y de momento encenderse todos los semáforos verdes en línea, me quité la ropa, mi polla estaba erecta, por curiosidad miré la de mi hermano, me ganaba en longitud, pero no en grosor, me conformé, al pensar en Adela, mis manos se perdieron entre las piernas de Sofía, fui subiendo hasta llegar a sus bragas, ella separó las piernas plegándolas al lado de Carlos, el aceleró su mano, mi boca se aplico al coño de la mujer, ella se arqueaba ofreciéndome su sexo, le bajé la prenda hasta sacársela por los pies, ya Sofía no pudo resistir la tentación y suavemente dejó a su marido y se acercó a mí, estaba tumbado a los pies de mi hermano, me cogió la polla y la puso vertical y la metió en la boca, primero tímidamente hasta que desapareció entre sus labios, mi boca también estaba entre sus piernas, las abrió del todo con lo que abarcaba todos los labios hasta su culo, mi hermano observaba, con la polla en la mano zurda como nos comíamos los sexos mutuamente, Sofía fue la primera en correrse, fue un grito de liberación, mi hermano levantó los brazos en señal de victoria, nos animó todavía más, me ofreció el coño abierto y cuando se la metí mi hermano me empujó del culo para que se la metiera más hondo, entonces decidí que era mía, la iba a follar como siempre lo había hecho, desde entonces era como si hubiera una cortina delante de Carlos, mis manos buscaban las tetas de mi cuñada para estrujarlas y sacarle los pezones duros y comérmelos, las tetas se me salían entre los dedos, pero no por ello las dejaba descansar, mi polla estaba dentro de ella dándole por detrás sobre los pies de mi hermano, las tetas colgando balanceándose, con la cabeza enterrada en la sabana, le eche saliva en el culo y sin dejar de clavársela en el coño me levanté hasta llegar a la altura del ano y la puse presionando suavemente hasta enterrar el glande, mi hermano abrió la boca sorprendido, no se lo imaginaba de su mujer que iba a recibir mi polla con tanta facilidad, eso lo animó y aceleró su mano, le volvió loco de excitación verme clavarle la polla hasta los huevos por el culo que dando gruñidos se corrió con unos chorros increíbles que nos rociaron a nosotros, Sofía se limpió y se lo pasó por los labios, Carlos se deshacía pajeándose la polla sin control, nosotros no parábamos de provocarle cambiando de postura sobre todo enseñándole nuestros sexos de frente, nos pusimos haciendo la cuchara, él veía como mi polla alternaba el coño o el culo a voluntad, no había ninguna dificultad en ninguno de los dos agujeros, cuando él se había corrido tres veces, desistió de seguir meneándosela, y fue cuando me corrí en la cara de Sofía a una distancia que viera claramente como mis chorros volaban desde mi polla hasta la boca abierta de Sofía para tragársela seguidamente.

Carlos estaba saturado de sexo cuando nos dijo que le habíamos hecho muy feliz y que nos merecíamos un premio, nos dijo que lo tapáramos con la sabana y que nos fuéramos a mi habitación a seguir follando hasta rendirnos.

No nos hicimos de rogar, lo tapamos y nos fuimos abrazados a follar a mi habitación, ya fuera de la compañía de Carlos, todo fluyó mucho más fácil, mi polla reaccionó mucho más rápido y sus orgasmos no se hicieron de rogar, el coño tragaba semen como nunca, mis huevos no pudieron seguir mi ritmo, al cabo de cuatro eyaculaciones ya me corría sin leche, Sofía temblaba cada vez más seguido, yo me admiraba y recordaba a Adela, Sofía seguía sus pasos, en la habitación solo olía a sexo y sudor, las sabanas revueltas, manchadas de jugos vaginales y semen.

Casi estaba amaneciendo cuando se oyó la puerta de la calle, los tacones de las chicas se oyeron en el salón, nos callamos, también se oían los ronquidos de Carlos en la habitación de matrimonio.

La puerta de la habitación grande se oyó abrirse y cerrarse, luego el murmullo de voces de las chicas, nos buscaron hasta abrir mi habitación, nos encontraron abrazados bajo la luz tenue de la lamparilla, mi polla descansando sobre mi muslo y el coño de Sofía bañado de leche desde la cintura hasta perderse entre los labios.

Entraron atropelladamente, se sentaron en la cama y nos urgieron a contarles como había estado la velada, Sofía les contó lo más fielmente posible la noche, mientras lo hacía Cris me cogió la polla y la estuvo acariciando mimosa, la pobre no estaba para alegrías aunque fue tan agradecida que aún se puso lo bastante dura pera quedarse vertical, mis manos acariciaban todavía las tetas de Sofía, no querían dejar pasar la noche dejándolas abandonadas, las chicas estaban interesadas en la continuidad de la fiesta en trío, yo me encogí de hombros, no sabía, aunque había advertido que le gustó cuando se la metí en el culo y en el coño alternativamente y me corrí en su boca, esto lo puso frenético y se la meneó como loco, seguro que repetía, pero lo dábamos por bueno si después nos premiaba con una noche en solitario, esto se podría repetir por mucho tiempo.

Continuará…

Ruego sus comentarios.

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El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (1)

El pacto. (12)

Me hicieron creer que era afeminado. (24)

El pacto. (11)

El pacto. (10)

Me hicieron creer que era afeminado. (23)

El pacto. (09)

El pacto. (08)

Me hicieron creer que era afeminado. (22)

El pacto. (7)

El pacto. (6)

Me hicieron creer que era afeminado. (21)

Me hicieron creer que era afeminado. (20)

El pacto. (5)

El pacto.(4)

El pacto.3

El pacto (1)

El pacto. (2)

Me hicieron creer que era afeminado. (19)

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Me hicieron creer que era afeminado (1)

Viaje de un jubilado a La Argentina (50) FINAL

Viaje de un jubilado a La Argentina (49)

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Viaje de un jubilado a La Argentina (42)

Cada vez me encanta más la Navidad

Mi vecina de ático y sus habilidades.

Viaje de un jubilado a La Argentina (41)

Viaje de un jubilado a La Argentina (40)

Viaje de un jubilado a La Argentina (39)

El divorcio de mis padres me hizo feliz

Viaje de un jubilado a La Argentina (38)

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Viaje de un jubilado a La Argentina (34) completo

Viaje de un jubilado a La Argentina (34)

Una Nochebuena especial

Viaje de un jubilado a La Argentina (33)

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La conversión de mi hijo Eduardo

Viaje de un jubilado a La Argentina (27)

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Viaje de un jubilado a Argentina (1)

Mis primas de la capital (30) y FINAL

Mis primas de la capital (29)

Mis primas de la capital (28)

Mi timidez y mis tías (50) y FINAL

Mi timidez y mis tías (49)

Mi timidez y mis tías (48)

Mi timidez y mis tías (47)

Mis primas de la capital (27)Estaba muy agradecido

Mi timidez y mis tías (46)

Mis primas de la capital (26)

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Mi timidez y mis tías (45)

Mis primas de la capital (24)

Mi timidez y mis tías (44)

Mi timidez y mis tías (43)

Mis primas de la capital (23)

Mis primas de la capital (22)

Mi timidez y mis tías (42)

El tío Culebra me quitó el miedo a los reptiles 1

El tío culebra me quitó el miedo. (2)

Mi timidez y mis tías (41)

Mis primas de la capital (21)

Un jubilado en el cine

Mi timidez y mis tías (40)

Mis primas de la capital (20)

Un pastor en el camino de Santiago

Mis primas de la capital (19)

Mi timidez y mis tías (39)

Memorias de un abuelo (2)

Mi timidez y mis tías (38)

Memorias de un abuelo (1)

Mi timidez y mis tías (37)

Mi timidez y mis tías (36)

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Mi timidez y mis tías (349

Mis timidez y mis tías (33)

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Mitimidez y mis tías (17)

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Mis primas de la capital (16)

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Mi timidez y mis tías 7

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Mi timidez y mis tías 4

Mi timidez y mis tías (3)

Mi timidez y mis tías 2

Mi timidez y mis tías 1

Mi coño conquistó New York. (2)

Mis primas de la capital (13)

Para un concierto lo mejor es un trío… o más (3)

Para un concierto lo mejor es un trío… o más (2)

Mi coño conquistó New York.Cuando decidí labrarme

Mis primas de la capital (11)

Mis primas de la capital (12)

Mellizos y gemelas, de gavilán a paloma.

Mis primas de la capitál (10)

Para un concierto lo mejor es un trío, o más.

Mi ahijado, su hermano y su madre

Mi ahijado, su hermano y su madre

Mis tetas decidieron mi destino por mí.

Entre mi padre y mi tía me quitaron mis complejos.

Mis primas de la capital (9)

Mis primas de la capital (8)

Ayudando a mi mamá

Mis primas de la capitál (7)

Mis primas de la capital (6)

Mis primas de la capital (4)

Mis primas de la capital (5)

Mis primas de la capital (3)

Mis primas de la capital (2)

Mis primas de la capital

Dos que valen por tres.

Al conocer mi adopción encontré la felicidad

El chat me ayudó con mi sobrina (continuación)

Mi gran desgracia mi polla Final

Mi gran desgracia mi polla continuación

Mi padre y mi tio tienen los mismos gustos

He tenido mas corridas que km. en mi carrera

Mi gran desgracia .. mi polla

Me casé con una miss

Me gusta ser chófer (TOMO II)

Me gusta ser chófer (TOMO I)

Bienvenida mi jubilación

Tengo una familia atipica pero con mucha memoriT

Bienvenida mi jubilacion tomo 2

Mi primer viaje en avión

Desde el balnerario con amor

El chat me ayudo con mi sobrina