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El pacto. (39).

en Grandes Relatos

OTRA “CUOTA” - “DE A TRES”.

                                                  Cuando las dos ingresaban a la casa no las noté bien, necesitaban de mi abrazo y lo hice con las dos, después las llevé al living a tomar algo mientras esperábamos que nos sirvieran la cena y a sabiendas que estando los tres solos se soltarían más para contar.  Primero fue Carolina cuando Ana pasó un momento al baño.

  • “Es duro amor, aunque uno ha visto casos similares por la profesión y debería estar “acorazada”, cuando te tocan casos muy cercanos no hay profesión ni frialdad que valga, se siente distinto…  Se está complicando todo a pasos muy acelerados, en tres o cuatro días no va a haber analgésicos que disipen los dolores, lo importante es hacerle entender a Ana que es cuando más fuerte debe estar porque, aunque tiene claro lo que va a pasar, es difícil vivirlo”.
  • Espero que haya una solución rápida, yo tengo un mal presentimiento, hoy estaba caminando por la avenida de cedros y me corrieron escalofríos feos por la espalda, ya sé que no es muy “científico” pero pensé que ustedes me traerían noticias feas y  definitivas.
  • “No creo que sea tan “científico” pero te aseguro que en las noches de hospitales se sienten muchas de esas cosas pero nunca se cuentan…  Ojalá fuera así con Fernando, vida, la negra ya está concientizada y ruega para que él no pase por esos dolores”.
  • “Es verdad, si tiene que ser que sea lo más pronto posible, no hay derecho a que un tipo tan bueno sufra esos dolores, yo estoy rogando para que sea rápido”, -afirmó Ana que volvía del baño-.  -La abracé fuerte y se hizo chiquita en mis brazos-.
  • Tenemos que pensar para bien y mirar para adelante mi negra preciosa.
  • “Lo sé Guille pero ahora tengo que pensar en el tema de los servicios fúnebres”.

                                                  Carolina y yo la mirábamos extrañados porque no habíamos esperado una respuesta de esa índole en Ana María.

  • “No me miren así, es como vos decís Guille, “las cosas como son y hay que saber sumar dos más dos”, además hoy se me acercó un tipo de una Cochería para darme la tarjeta por si necesitaba los servicios que ofrecen, primero me molestó esa forma de proceder como “buitres”, luego pensé que es algo “lógico””.
  • ¿Qué es lo que pensaste?, vos decidís y nosotros te apoyamos, ni pienses en los gastos.
  • “No tenemos familiares directos y lo de los “velatorios” para despedirse del muerto no es algo que me agrade, yo pediría que lo cremaran a la brevedad, sin velarlo y como siempre quiso conocer el mar, ir y echar las cenizas al mar.  Ya no estará más y recordarlo con una tumba es algo necrológico, prefiero recordar lo bueno que fue en vida esa persona”.
  • Por Ley te van a exigir 24 horas de espera antes de la cremación pero se puede hablar con la Funeraria para que eso lo digiten ellos, creo que lo tienen en una Sala Mortuoria y cumplido el plazo, le hacen el Servicio de Cremación.
  • “Me parece que así va a ser mejor, llegado el caso yo me despido de él en la Clínica y que ellos se encarguen de todo”.
  • Será como vos digas, nosotros te acompañaremos.

                                                  Después de esa conversación las chicas nos avisaron de la comida y nos fuimos a cenar, allí, en la mesa, Ana María les contó a Rosalía, a Marta y a Graciela lo que había decidido, al igual que nosotros, opinaron que era decisión de ella pero que no estaban en desacuerdo pues todo lo del velatorio era inútil y morboso, según opinó Marta.  Luego de ordenada la cocina, les comenté que al mediodía venía Lucas, sin las nenas, para llevarse con él a Natividad y a Alicia, que llegaba y se iba para regresar temprano, que no sería raro que ni pasaran a saludar, yo les había prometido que en cuanto pudiéramos iríamos para allá.

                                                  Opinaron las dos que estaba bien, que en cualquier momento podríamos verlas, no era tan lejos.  De todos modos Carolina llamó por teléfono a Belinda por las novedades de la Clínica y aprovechó para saludar a la madre y a la hermana.  En la cama, antes de dormirnos, aparecieron los mimos y las caricias y aunque hubo entrega y pasión, todo fue muy calmado y tranquilo, no hubo penetraciones bruscas ni sexo anal, nos prodigamos en darnos y recibir amor y se notaba que allí nunca faltaría.  Nos dormimos los tres abrazados, yo en el medio pues parecía que ese sería mi lugar desde ahora en adelante.

                                                  A las tres y media de la mañana nos despertó alarmados el teléfono de Ana María y mirándose las dos, dudaron en atenderlo, éste dejó de sonar y lo hizo el de Carolina quien atendió al segundo llamado.  Yo sabía quién podía llamar, ellas lo imaginaron, efectivamente, era de la Clínica, Fernando había tenido un par de paros cardíacos y no pudieron sacarlo de un tercero, había fallecido a las 03.15 de la mañana.  Hubo lágrimas de parte de ambas y me levanté para cambiarme y preparar algo para desayunar, Carolina y Ana se levantaron, se cambiaron y vinieron para la cocina a tomarse un café.  Tendríamos que ir a la Clínica en la ciudad y hacer los trámites pertinentes, mientras unas desayunaban fui hasta la otra casa para avisarles a las demás chicas, me atendió Marta con Rosalía asomándose por detrás, les di la noticia y se cambiaron rápido para ir a brindarle su apoyo a Ana María.

                                                  Casi una hora después salí de la Estancia para irnos a la Clínica y le dejé dicho a Marta que a las ocho de la mañana mandara de vuelta a casa a los trabajadores, que no volvieran hasta el lunes, además le pedí que llamara por teléfono a la Clínica avisándole a Belinda, que llamara también a Gimena, que, a todos, les dijera que no se haría velatorio por expresa decisión de la esposa.  No me olvidé de nada y partimos hacia la ciudad.  En el viaje Ana María me pidió que tratara de hacerme cargo de todo, ella sólo despediría a Fernando y después no haría más, estaba muy afectada y no era para menos, había sido su compañero muchos años.

                                                  Ya en la Clínica, las Enfermeras y el Médico le dieron el pésame a Ana y ésta se encerró luego en la habitación para “despedirse” de su marido, Carolina habló con los Médicos del turno que le explicaron lo que había pasado y yo llamé por teléfono a la Funeraria para darles las indicaciones pertinentes, arreglé los honorarios del Servicio por medio de la tarjeta y ellos avisarían en dos días para retirar la urna con las cenizas.  A las 08.15 de la mañana pasé por la administración de la Clínica, firmé la autorización para que la Funeraria dispusiera del cuerpo y aboné todo lo que se adeudaba, (al margen de que yo podía hacerlo y no me resultaba difícil pensé que enfermarse o morirse en una Clínica de éstas dejaba culo para arriba a todos los familiares que tenían que hacerse cargo de las deudas por la atención, ¡qué negocio de mierda que lucraba con la desgracia ajena!).

                                                  Ocho y media de la mañana estábamos desayunando mejor con una Ana María bastante recuperada que amagó decir algo sobre los gastos ya que las facturas se las entregaron a ella pues todas venían a su nombre.

  • Ana, mi vida, no te quiero escuchar sobre nada relacionado con dinero, respetando tu pérdida, vos sos también “mi mujer”, nada te va a faltar de lo mío…  Alguna vez le dije a Carolina de ser “de a dos”, ahora “tengo ganas” de preguntarles a las dos si se animan a ser “de a tres”, no me contesten enseguida, háblenlo entre ustedes, pónganse de acuerdo o no y después me contestan.
  • “No tenemos nada que pensar, yo ya se lo propuse antes a Ana María, lo único que nos había quedado pendiente era como hacértelo entender a vos…  Este tiempo solas nos ha ayudado a conocernos mucho y a darnos cuenta que ninguna de las dos podría vivir sin vos…  Las dos queremos ser tus mujeres más íntimas, aceptando y compartiendo todo lo tuyo, sin problemas, limitaciones o peros”.

                                                  Me dejaron sin palabras y me quedaba claro que uno podría imponer sus modos de pensar, podría querer hacer o deshacer pero las mujeres siempre estaban un paso adelante…  En el viaje de vuelta seguimos con el tema.

  • Me van a contar, por favor, que es lo que pensaron o como llevarlo a cabo.
  • “Es fácil Guille, para todo el Mundo tu “mujer oficial” será Carolina para nuestra intimidad o para los “muy íntimos” seremos las dos por igual, te consultaremos todo y nada se hará sin que vos lo decidas, tu palabra será Ley…  Seguirás teniendo a las mujeres que quieras y compartiremos sólo si así lo querés, vos serás por siempre nuestro único hombre”.

                                                  Lo que me planteaban me gustaba y extrañamente me “calentaba” sobremanera…

 

  • Mejor lo dejamos aquí porque, a pesar del momento, paro a un costado del camino y les rompo el culito a las dos.
  • “Aún a pesar del momento, si parás a un costado, las dos vamos a parar el culito para que lo destroces, “tus mujeres y hembras” siempre vamos a tener ganas de vos”,  -dijo Ana María y Carolina lo corroboró-.
  • “De eso que no te quepa la menor duda”.

                                                  Y no, no paré en ningún lado, les dije que a la noche seguíamos, quería estar en casa y muy atento para cuando llegaran las 13.00 horas.  Al arribar a la casa eran casi las once de la mañana y estaba lleno de gente que se había llegado para saludarla a Ana María, ya había llegado Lucas con Alicia, Natividad y Belinda, Gonzalo y Gimena también estaban junto con Miguel, Sol con Gracia y Pedro (las mellizas estaban de vacaciones), de los más íntimos no faltó nadie y Ana María junto con Carolina los hicieron pasar a tomar algo… 

                                                  Yo me quedé afuera con Lucas y vi a una pareja que nos esperaba, era Ricardo, el aspirante a Encargado con la mujer, me la presentó como Gloria, vestía de remera y jeans, le calculé 23 años, morocha, bajita, cabello largo con flequillo, ni gorda ni flaca pero con un par de tetas apetecibles, ni que decir que era de una de esas chiquitas de culo parado y buenos muslos, ojos pícaros pero aparentaba seriedad y respeto.  Le dije a Lucas que me acompañara que tenía que mostrarles algo a esa pareja…  Ricardo enseguida se disculpó.

  • “Usted disculpe Guillermo, preferí esperarlo para saludar a la señora Ana María y ver la posibilidad de charlar con usted”.
  • Hizo bien, mi hijo tiene que ir para el pueblo y luego los alcanza…  Vamos que les muestro la casa.  Nos subimos a la camioneta y nos fuimos para la casa número 1, la número 2 ya estaba ocupada por un hombre que había seleccionado Fernando y lo vería en otro momento.
  • Señora, ¿se va a animar con las tareas de la casa y para recorrer el lugar y llevar adelante el puesto cuando tengan ganado.
  • “No creo que haya problemas señor, me he criado entre vacas y caballos, conozco bastante y si me permiten tener aves o hacer huerta mejor que mejor”.
  • Lo primero y primordial, mi nombre es Guillermo, ni señor, ni patrón, ni don, sólo Guillermo, el respeto es más importante que el título y cada cual en su lugar, eso ya lo sabe su marido…  Respecto a la casa, sólo pretendo limpieza, pulcritud y orden, jamás voy a ingresar en su casa para controlar, puede hacer la huerta que quiera y si necesita me avisa y armamos un buen gallinero para que sea todo una construcción pareja…  Los alambrados deben estar bien y los animales perfectamente cuidados.

                                                  La chica prestaba atención y me miraba atentamente por el espejo asintiendo a lo que yo decía…  No quería hacerme ninguna película pero observando que tenía unos labios llenos en una boca muy bien delineada, noté un ligero rubor y un pestañeo pícaro.

  • Su marido cumplirá funciones en el campo con los hombres, podrá solicitar que la ayude pero su trabajo no es estar todo el día en su casa y usted estará mucho tiempo sola…  La casa tiene luz eléctrica y señal de Internet y cable…  Usted tendrá un trabajo en este “puesto”, el franco es el sábado en la tarde y el domingo, no admito visitas en la semana…  No me gusta el alcohol como alternativa de vida y a buen entendedor pocas palabras…  Peleas, discusiones y malos tratos entre ustedes implicará el despido de ambos, todo se arregla conversando y yo estoy a disposición para lo que necesiten”  -Ya llegábamos a la casa-.  “Esta es la casa y adentro en la pared hay un mapa con los límites de la propiedad que ustedes vigilarán y mantendrán, espero que les guste y si es así, pueden ocuparla cuando estimen conveniente…  Además tendrán un cuatriciclo para moverse aparte de cuatro caballos.

                                                  La mujer bajó de la camioneta y junto con el marido se pusieron a recorrer la casa, Lucas aprovechó para comentar…

  • “Es una casa hermosa viejo, hasta pileta de natación tiene porque ese tanque australiano es inmenso, luz, bomba de agua, Internet, gas envasado con depósito, sombra, tiene todas las comodidades”.
  • ¿Quedaron lindas, no?...  Tampoco viste que están amuebladas con todo lo necesario…  Eso sí, no pienso tener contemplaciones, el que no haga las cosas bien, a la calle.

                                                  Ya regresaba la pareja y me habló el marido…

 

  • “El lugar es fantástico y si usted no está en desacuerdo, este fin de semana podríamos ocuparla”.
  • ¿Qué dice la señora?, ¿le gusta el lugar?
  • “Es hermosa Se… Guillermo, comparado con esto, nosotros vivíamos en una tapera, pierda cuidado que la voy a cuidar como si fuera un palacio y cumpliré todos los trabajos”.
  • No se hable más, volvamos que hoy tengo un día de locos, Lucas, ¿te encargás de llevarlos cuando vayas para el pueblo?
  • “Si viejo, yo los llevo y ya me vuelvo para casa con Alicia y Natividad”.

                                                  Regresamos a la casa y la pareja saludó a Ana María y se quedaron esperando a Lucas.  Después de charlar un rato con la gente y esquivar las insinuaciones de Gracia, le dije a Carolina y Ana María que me iría a conversar con el Puestero de la casa número 2 pues no lo conocía y recorrería las otras casas para ver en qué condiciones estaban.  Sol quiso venirse conmigo y le dije que no, que hay andaba con los “patos volados” pero que estuviera atenta al teléfono porque la llamaría más tarde.  Me fui despacio pues me sobraba el tiempo.  Faltaban dos minutos para las 13.00 cuando estacioné la camioneta y entre en la casa número 4, adentro noté enseguida la luz que nos permitía ver y hacer que no nos vieran, ¿qué era?, vaya uno a saber, nunca su me ocurrió ni quise averiguarlo.

                                                  Estaban los dos “hombres de negro” de siempre y atado de pies y manos con una capucha en la cabeza estaba el “machito gritón y golpeador de mujeres y viejos”, el tipo, demostrando la clase de personas que eran todos estos que la iban de “malos y guapos”, llorisqueaba sentado en uno de los sillones de la casa.

  • Buenas tardes y gracias por lo de anoche (sólo movieron la cabeza para responder)…  ¿Por qué llora el “Príncipe Valiente”?, ¿tendrá miedo?, ¿ya se le pasó la valentía?, ¿tendrá todavía ganas de seguir pegándole a las mujeres?  

                                                  Todo esto lo decía en vos alta porque sumado a la pérdida de Fernando sentía una rabia inmensa que me corroía, además para que me reconociera la voz.

  • “Vos sos, vos sos el ex marido de Estela…  Escuchame lo que pasó con ella es que…”…

                                                  El sopapo fuerte con la mano abierta en uno de sus oídos no lo dejó seguir hablando.

  • Entendelo bien pedazo de mierda, no me interesa lo que pasó, me basta con saber que le levantaste la mano y eso te va a costar la vida pero sin ningún tipo de apuro, antes de morirte mis amigos te van a usar de “saco de arena”, eso sí, para tu desgracia no van a usar guantes.
  • “No, por favor, esos tipos no, por favor, esos tipos no…  Perdoname prometo que nunca más voy a hacer algo parecido, antes me corto las manos pero no dejes que esos tipos se me acerquen”.
  • Claro que no lo vas a volver a hacer, me diste una buena idea porque las manos te las van a cortar ellos…  Corten las manos detrás de los dedos, no en la articulación, que sienta cuando se las están cortando y sáquenle las vendas, que mire lo que va a quedar de las manos que golpearon a Estela.

                                                  Lo ataron al sillón con dos o tres vueltas de esa “soguita” que brillaba y parecía inmovilizarlo, sólo le quedaban libres los antebrazos, desataron las manos y comenzaron, con parsimonia y un sadismo latente, a cortar con una especie de sierra que horadaba carne y huesos pero cauterizaba las heridas.  El tipo gritaba como enloquecido sin poder moverse y cerraba los ojos pues el dolor debía de ser tremendo, uno de los “muchachos” le sostuvo la cabeza para que se mirara las manos o lo que iba quedando de ellas.  Lo hacía despacio y cuando había cortado la mitad de una lo detuve…

  • Un par de golpes para que se trague los dientes no vendrían nada mal. 

                                                  Era raro, quería que sufriera pero mientras lo hacía cambiaba de parecer porque se me antojaba demasiado.  Los “muchachos” me miraban casi socarronamente como entendiéndome pero no discutían ninguno de mis pedidos.  No fue un par, fueron varios pares que sonaron seco y duros en la cara del infeliz, diente que saltaba, diente que le hacían tragar, con una parsimonia y tranquilidad que, verdaderamente, daba terror, pronto quedó con la cara hecha un trapo, llena de hinchazones y cortes sin sangre.

  • Después habrá que darle un poco de su “medicina” en los riñones y en la espalda, ahora sigan con las manos.  -El revoleo de sus ojos llenos de terror se hizo notar nuevamente-.  ¿Qué te pasa, creíste que habías zafado?, no señor, hay que hacer las cosas bien.

                                                  Cuando terminaron con una mano, aflojó un poco con los gritos y se miraba la mano, yo miré a las dos “moles oscuras”.

  • “El dolor es sólo cuando cortamos, después no siente nada y podemos volver a empezar”

                                                  Me daban escalofríos hasta en el culo de sólo pensarlo, la bronca que sentí cuando lo vi, cuando sume la inquina que le tenía y lo que le había hecho a Estela, comenzaba a disiparse y comprendí que para el pobre infeliz era un martirio infernal, si, esa es la palabra, “infernal”.  El condenado sabía que lo que perdía no tendría recuperación, destruían cualquier esperanza.  Comenzaron con la otra mano y volvieron los gritos, yo sabía que afuera no se escuchaban pero repercutían en mis oídos y les pedí que “eliminaran el audio, porque me molestaban los gritos”, pensé que lo que pedía era una boludez pero, de pronto, lo vi con los ademanes de dolor, el revoleo de los ojos y la boca abierta de par en par y entendí que los gritos existían pero yo no los escuchaba.

                                                  Eso fue peor que escucharlo gritar, pensé que lo iba a aguantar bien porque el tipo me había puesto loquísimo con su acción pero cuando uno de los muchachos lo mantenía levantado desde el cuello y el otro desde atrás la emprendía a puñetazos sobre sus riñones y creo que sus pulmones, ya no lo toleré más.  Yo no era ningún “nene de pecho” para alguna de estas cosas pero, a esta edad me replanteaba ciertos “modos” y, a pesar de saber que era la forma de pago que había aceptado, de alguna manera, lo sufría y él y ellos lo sabían.

  • Paren, paren un poco, ya es suficiente…  ¿Qué se debe hacer ahora?...  ¿Cómo hay que proceder?...  ¿Qué debo hacer yo?
  • Ya no es necesario que lo haga usted igual cuenta como “cuota”, con que nos pida que procedamos con el viaje, nos ocupamos nosotros”.
  • Quiero que el cuerpo aparezca cerca de la casa de los padres, en su barrio natal y quiero que procedan con el viaje…  Espero que ya no haya problemas con ninguno de esa familia y a ella no dejen que la perjudique nadie.
  • “Nosotros solucionaremos cualquier problema y usted no estará involucrado en nada…  Si quiere puede irse, en muy poco tiempo ya no estaremos por acá”. 

                                                  Les di las gracias nuevamente aún a sabiendas que no era necesario.  Había pasado una hora y media en esa casa y regresé a la mía con el estómago revuelto.  Para Carolina y Ana María mi indisposición estomacal tenía que ver con una especie de “reflejo corporal” debido a los pensamientos por la pérdida sufrida.  Dejé que lo creyeran, ¿qué les iba a decir?, estoy mal porque acabo de ver masacrar a un tipo y ordené que lo “desaparecieran”, no daba para eso, ¿no?  Como sea me prepararon un té de manzanilla y Caro me dio unas gotas que “milagrosamente”, al rato de tranquilizarme, “me calmaron”.  Mi mente actuaba de una manera extraña parecía como que “borraba” esos momentos feos y dejaba de tenerlos presentes sólo necesitaba un poco de tiempo y bastante poco.

                                                  Al rato de estar allí, los que tenían que irse, después de despedirse, se fueron, Gonzalo, Gimena y Miguel por un lado y Lucas, Alicia, Belinda y Natividad, a quienes les prometimos ir lo más pronto posible a visitarlos, el nuevo Encargado con su mujer que hizo buenas migas con todas las mujeres de la Estancia, tanto así que cuando Rosalía comentó que parecía una chica muy dada, me reí para mis adentro imaginándola “emparedada” entre ella y Marta, tal como habían hecho con Belinda y la pobre Sol.  Gracia, Sol y Pedro se quedaron un rato más pues les dije que yo me encargaría de llevarlos.

                                                  Ana María dijo que hoy era un día triste pero que a Fernando lo tenían que despedir con alegrías, de inmediato les pidió a todas que se pusieran sus trajes de baño mientras ella preparaba unas frutas con vino, todas fueron a ponérselo, Sol le prestó uno de ella a la madre y al rato aparecieron todas como sirenas para disfrutar junto a la pileta de las tres jarras de sangría recién preparada con abundante hielo y fundamentalmente vino, eso “pintaba” para un “pedo” colectivo de mujeres.

                                                  La tanga que tenía puesta Gracia resaltaba sus nalgas y me “calenté” recordando sus temblores cuando la penetraba por su culo exigente, tenía que hacer algo con Pedro para poder atender a esas dos “hembras en celo”.  Le dije a Pedro que juntarnos con todas esas mujeres nos haría mal a la salud y que lo convidaba a tomar un rico whisky importado que tenía, aceptó de muy buena gana y nos fuimos para el living.  Lo invité a que se pusiera cómodo, que yo iba hasta el baño y regresaba enseguida.

                                                  Algunas ventajas tiene tener una esposa Médico, yo sabía que en el botiquín tenía un frasco con gotas somníferas bastante fuertes e insaboras, rápidamente lo busqué y leí el prospecto, para 8 horas de sueño eran treinta gotas o la mitad del gotero que era de seis centímetros, no tenía contraindicaciones y llené el gotero regresando al living.  Si salía bien, el “Alemán Grandote” dormiría hasta mañana.

                                                    Al regresar saqué la botella del mejor whisky que tenía y le mostré la botella diciéndole que este era de una malta exquisita y “pegaba” fuerte.  Me dijo que no me hiciera problemas, que él estaba acostumbrado, destapé la botella y le di la espalda poniendo medio gotero en el vaso luego lo llené hasta la mitad, serví el mío y brindé con él.  El primer sorbo lo dio con ganas y elogió la bebida, luego en dos sorbos más se terminó el vaso.

  • Venga ese vaso Pedro, en mi presencia un amigo no puede estar con el vaso vacío.

                                                  Le serví otro vaso y le vacié el gotero, se lo volví a dar diciéndole que no sabía cómo aguantaba, yo con un vaso ya me sentía mareado.

  • En un tiempo, me vaciaba una botella yo sólo y después me dormía tranquilo, la que se ponía loca era Gracia porque no me podía despertar hasta el otro día y tampoco la “atendía”, ¿usted me entiende, no?, jajaja. 

                                                  Yo le seguía la broma y pensaba que las gotas no lo afectaban porque el alcohol las inhibía hasta que vi que empezaba a cabecear haciendo esfuerzos para no dormirse.  En ese momento otra cosa me pasó por la mente, ¿cómo lo metíamos al grandote en la camioneta?, ya se vería, yo tenía ganas de cogerme a la mujer y a la hija y ellas dos tenían ganas de cogerme a mí.

                                                  Al rato se entregó y yo sabía que ya no despertaría, me fui hacia la pileta con el vaso en la mano y me senté al lado de Ana María y Gracia, estaban todas muy “contentas”.

  • Mi querida Gracia, me parece que a Pedro se le fue la mano con el whisky, se quedó completamente dormido.
  • “¿No me digas que tomó whisky?”.
  • Y del mejor, abrí una botella especial para los dos.
  • “¡Ayy, por Dios!, él sabe que no debe, ahora no lo voy a poder despertar y cuando lo haga comenzará a hablar pavadas, tenemos que irnos, tratá de ver cómo llevarnos Guillermo, ¡qué vergüenza me hace pasar este estúpido!”.
  • “No te hagas problemas, ahora lo subimos a la camioneta entre todas”. -dijo Ana María riendo-…  Apareció Sol cuando la vio mal a la madre.
  • “¿Qué pasó mamá?”.
  • “Tu padre…  Tomó whisky y se quedó dormido, ¿qué vas a pensar Guillermo o ustedes chicas?”.
  • “No es para tanto mujer, hoy es un día muy “particular””. 

                                                  Se sumaron todas a hacerle bromas a Gracia y como el contenido de la tercer jarra ya había casi desaparecido, las risas sonaban más fuertes.  Fuimos todos para adentro y tratamos de hacerlo reaccionar, no hubo caso, hasta pensaron en una carretilla pero la que dio la solución fue Carolina, dijo de aplicarle unas sales que le servirían para hacerlo reaccionar lo justo para acercarlo a la camioneta, subirlo y hacerle lo mismo para bajarlo, nos explicaba que era un caso típico de alguien que hacía mucho que no tomaba y había vuelto a reincidir, que no era para preocuparse, después de dormir se le pasaría, de todos modos le tomó los signos vitales y dijo que estaba bien, luego trajo las sales.  Yo me reía porque sabía que era un caso de “gotas” y no de otra cosa.

                                                  Acerqué la camioneta a la puerta de la casa y una vez preparado todo, le aplicó las sales haciendo que las oliera y reaccionó aunque no pudo hacer nada, las mujeres lo empujaron y subió a la camioneta estirándose en el asiento trasero y quedándose dormido nuevamente.  Gracia y Sol juntaron sus ropas sin cambiarse y pedían perdón por el inconveniente, todas le contestaban con risas y Rosalía y Marta preparaban otras jarras de sangría.  Le pedí las sales a Carolina y les dije a ella y a Ana que “no juntaran la hacienda”, Ana me entendió clarito y me fui.

                                                  Cuando salimos a la ruta Gracia y Sol no sabían cómo disculparse, les pedí que no lo hicieran, que la culpa era mía y me miraron interrogándome.

  • Les cuento, pasó así, las vi pasar en esas tangas tan chiquitas que me dije, “tengo ganas” de cogerme a la madre y a la hija juntas y le puse unas gotitas para dormir en el whisky, no le van a hacer nada pero si no quieren coger, no importa, está todo bien.  -Gracia reaccionó y casi gritó aunque luego bajó la voz-.
  • “¿Cómo que está todo bien?, no está nada bien, yaaa quiero chuparte la pija y Sol está en el medio, sacala Guille y que Sol me toqué a mí.  Ya me imaginaba que te habías cogido a mi hija”.
  • “No me cogió mamá, me recontra rompió todo y con gusto.  Primero vos y después yo, que también tengo muchas ganas, lo extrañé muchísimo”.

                                                  Yo las escuchaba y trataba de sacar a “mi amigo” pero no podía hacerlo bien por la posición, paré a un costado, tiré los asientos delanteros hacia atrás y noté que Pedro roncaba como un bendito, estaba en otro mundo.  La posición más apartada del volante le permitió a Gracia estirarse sobre los muslos de la hija, ponerse a chupar como quería y dejaba todo su culo y vagina a disposición de la mano de Sol que no esperó nada para empaparse los dedos y apretar las tetas de su madre con la otra mano.

                                                  La mamada de Gracia era soberbia, subía y bajaba llegando hasta la base del miembro sin atorarse ni hacer amago de arcadas, salía gimiendo porque los dedos de Sol incursionaban en su vagina y creo que más de uno o dos.  Le dije que le metiera las punta de dos dedos en el culo y jugara con ellos en la puerta, lo hizo y Gracia comenzó con sus temblores hasta estallar en un orgasmo que, con la pija en el fondo de su garganta, no pudo gritar, no bien empezaba a recuperarse de sus movimientos orgásmicos, Sol dijo que le tocaba a ella y cambió los lugares con la madre no sin antes darse un hermoso beso de lengua que pareció hacer crecer un poco más a “mi amigo”.

                                                  Sol me absorbía de distinto modo, igual de profundo pero salía apretándome con sus labios y me provocaba más placer, casi logra hacerme acabar y no sé cómo me aguanté.  Gracia con una mano también apretaba sus pezones y pechos pero con la otra jugaba con dos dedos en cada entrada, esto hacía que los movimientos de Sol fueran enloquecidos.  Le dije a Gracia que jugara y le apretara el clítoris, lo hizo y ahora la que acabo casi gritando fuerte fue Sol, sus convulsiones duraron un rato más y se quedó así estirada recibiendo las caricias de su madre en la espalda y las nalgas hasta que llegamos a la casa.

                                                  Aquí se acomodaron las ropas y bajarlo a Pedro fue un poco más difícil, nos llevó como media hora hasta que lo entramos en la casa y quedó desparramado en el sofá, estuvo allí hasta el mediodía siguiente, eso me lo contaron a los dos días.  Una vez que Pedro quedó “tirado”, las dos me llevaron a la habitación de las mellizas y me desnudaron para luego arrimar las camas.  Nos pusimos en “trencito”, yo arrodillado detrás de una la chupaba y lamía usando la lengua en ambos agujeritos, ésta hacía lo mismo con la que tenía adelante y luego de un par de orgasmos de cada una cambiábamos los lugares.  Una clavaba la boca en la vagina de la otra para no gritar su orgasmo, la otra mordía la almohada y yo disfrutaba como un chico viéndolas gozar.  Descansamos un rato, en realidad ellas porque yo seguía duro y presto para continuar y luego al empezar a besarse las dejé que lo hicieran, parecían querer comerse y eso me agradaba pues había una entrega total. 

                                                  Finalmente llegó el momento del 69 y la que quedó arriba se aprestó a recibirme, fue Gracia y no hubo contemplaciones que valieran, entré sin detenerme en su vagina y el gemido entremezclado entre dolor y placer la hizo levantar la cabeza y olvidarse por un momento de la entrepierna de Sol que, cruzándole una pierna en la nuca, le llevó la cara nuevamente a su vagina que reclamaba atenciones.  Una vez bien adentro de Gracia comencé los movimientos de entrada y salida, lentos pero profundos haciendo que la “alemancita” gozara y se desesperara moviendo el culo al que martirizaba con el pulgar de una de mis manos.  Penetrar su culito con medio pulgar actuó nuevamente de detonante para sus temblores y para el orgasmo que mojó mis huevos y la cara de Sol que no daba abasto para tragar y pasar la lengua por los testículos.

                                                  No dejé que Gracia terminara de recuperarse y volví a retomar el mismo ritmo golpeando en su interior con un poco de saña.  Las dos tuvieron un orgasmo, Gracia por mi miembro enterrado y la lengua de Sol en su clítoris, Sol porque su madre se ensañaba también con su “botoncito” pero Gracia no llegó a terminarlo y no pudo evitar pegar un alarido cuando cambié de agujero y penetré su culito hasta chocar mi pelvis en sus nalgas chiquitas, duras y bien formadas.

                                                  Fue tomar sus caderas con mis dos manos y machacar con entradas y salidas rápidas y profundas, iba a lograr que ese culito pasara un buen rato antes de volverme a necesitar.  Los gritos se volvieron desesperantes y Sol salió presta de la posición que tenía para devorar la boca de Gracia y evitar que gritara su placer porque es lo que ahora denotaban sus exclamaciones.

  • “Dale más fuerte Guille, me encanta que le rompas el culo a mi mamá, rompéselo”…

-gritaba Sol un poco sacada apretándose un pezón-.

  • “Si Guille, rompelo todo, ¡qué placer que siento cuando está adentro!, dale más hondo que la siento en la panza, síííí´”.

                                                  Madre e hija parecía haberse desatado entregándose al más puro placer incestuoso y yo no me aguanté, entré lo más que pude y le llené el culo de leche desatando un orgasmo anal violento con contracciones que se propagaban por todo el cuerpo.  Cuando salí de allí el agujero que quedó contrastaba con el tamaño de sus nalgas y ella quedó tirada boca abajo rendida pero aún con temblores que Sol incentivó porque su lengua se posó en el hueco chupando y limpiando todo resto de semen ayudando también a que se contrajera y fuera volviendo a su normalidad.  Gracia ni se movía, estaba como ida y Sol, arrodillada y con el torso inclinado, movía su culito como llamándome, me puse detrás y fue tocarla para que “mi amigo” reaccionara rápido.

                                                  No tuvo tiempo ni de pensarlo, su conchita estrecha pronto dejó de extrañarme y me recibió por entero, el agujero del culo de Gracia recibió el grito de dolor y el gemido de satisfacción porque allí estampó su boca.  Seguí hasta que su orgasmo se manifestó y tampoco dejé que terminara porque llené su culo de una sola entrada, al sentir la penetración trató de zafar moviendo las nalgas pero el “chirlo” la normalizó.

  • “Dame más mi macho, dame otro “chirlo” más”. 

                                                  No me hice rogar y su otra nalga recibió el incentivo, de inmediato comenzó a moverse para que tratara de entrar hasta lo más profundo y le di el gusto pero intercambiando los agujeros.  Los orgasmos se sucedían, los movimientos no paraban y no aguantó tanto placer, comenzó a llorar agradeciendo entre sollozos todo lo que recibía y de pronto dejó de hablar, había quedado abatida y laxa, sin poder responder a nada.  Salí despacio de su culo y ante la mirada de Gracia que aún parecía no reaccionar me fui al living-comedor de la casa, Pedro seguía exactamente en la misma posición con ronquidos propios de un sueño muy profundo.

                                                  Me quedé tranquilo y fui al baño a lavarme, estaba en eso cuando entró Gracia, se sentó en el inodoro para orinar y me atrajo hacia ella hasta apoyar la cara en mi miembro flácido.

  • “No lo esperaba con mi propia hija pero fue hermoso y ahora se nos abren un montón de posibilidades y todas placenteras”.
  • No tengas dudas de ello, sabe disfrutar del sexo sin tabúes ni complicaciones, es una mujer muy madura para su edad, no es como la madre que tuvo que pasar mucho tiempo para soltar su potencial.
  • “Ni me lo recuerdes, en el sillón del living están mis frustraciones”.
  • No lo tomes así, ya te dije que tenés que enseñarle para que te dé todo lo que vos pedís y ahora con tu hija se te va a hacer más fácil.
  • “Las ganas son tremendas y el morbo ni te cuento, lástima que no tenga lo que vos tenés entre las piernas”.
  • Eso tiene solución, te voy a comprar uno o dos “juguetitos” con mis medidas y cualquiera de ustedes podrá hacer “de hombre”.
  • “No me jodas, ¿existe eso?”.
  • Si, tonta, existe, decile a Sol que lo compre por Internet con mi número de tarjeta, yo se los regalo.
  • “Yo no puedo más pero te juro que quiero más”.
  • Ahora no mi cielo, tengo que volver a casa, vemos si otro día podemos. 

                                                  La besé profundamente y la abracé con fuerza notando su entrega y luego hice lo mismo con Sol que nos esperaba ya bastante recuperada y me fui satisfecho de haber gozado con las dos “putitas” rubias.

                                                  Como me imaginaba que sucedería, en la Estancia estaba todo en silencio, me preparé unos mates y mientras se calentaba el agua, fui a recorrer la casa y sus adyacencias.  En la pileta no había nadie, quedaban de testigos los vasos y las jarras vacías de la sangría, me reí solo pensando que, por lo menos no había ninguna ahogada flotando, era importante.  En el living, estirada sobre el sofá estaba Rosalía, completamente desnuda y apuntándome con ese “especial” culo de mulata, acaricié sus nalgas introduciendo parte del dedo medio en su ano y no noté ningún tipo de reacción, toqué su vagina y mantenía aún el olor a cloro de la pileta, seguramente el pedo pudo más que sus ganas o posibilidades de hacer algo.

                                                  Por la primera habitación que encontré al pasar vi un par de pies sobre una de las camas, abrí toda la puerta y en cada cama, no es que dormían, yacían Marta y Graciela también completamente desnudas, el color de la piel tostada por el sol sólo dejaba ver las formas de los trajes de baño que usaban para tapar sus agujeritos, bikini en Marta, tanga en Graciela, ambas tenían sus culos como mirándome fijo.  La rubia y la morocha estaban en mi habitación, su desnudez y los consoladores a los costados de sus cuerpos me hicieron calentar pero se notaba que tampoco llegaron a usarlos, estaban destruidas y parecían destilar aroma a vino por todos sus poros.  Las dejé y me fui a preparar algo para comer y acompañar al mate.

                                                  Los mates estaban riquísimos y tomarlo en silencio y tranquilidad debajo del alero principal de la casa era uno de mis mejores gustos y a pesar de que el día había sido un tanto agitado y difícil, me sentía complacido.  Se acercaba la hora de la cena y ya veía que tendría que prepararme algo por mi cuenta pero antes decidí ir al escritorio, fui, encendí la computadora y descargué las fotos del celular luego imprimí algunas fotos de las sacadas en la isla y se las mandé a Víctor.  No habían pasado dos segundos y recibí un llamado telefónico de él.

  • Ni que te hubiera llamado con la mente, recién te acabo de mandar las fotos a tu mail, ¿qué pasó todo bien?
  • “Hola Guille, por acá todo bien, te llamaba para avisarte que ya coloqué todo lo necesario para que las mujeres tengan Internet en la isla, la antena quedó muy firme y tienen una señal fantástica…  Les armé un muy buen equipo y les estuve enseñando a utilizar el Facebook, el Skipe y los mail, se lo dejé todo anotado y no las quise atosigar con otras cosas, de a poco les iré enseñando más…  Ya te van a llamar pero desde ya te digo que desde el miércoles están trabajando y tienen todos los turnos cubiertos para todo el fin de semana”.
  • Ya sabía que eso podría andar muy bien…  De todos modos haré como que no sé nada, ¿qué pasó con las lanchas?
  • “Las vino a buscar Alfredo y ya se las llevó, ayer las estaban probando Camila y Amanda…  Yo ando también con un montón de laburo y vinieron a verme para darme otras dos Intendencias”.
  • Me alegro hermano, en cualquier momento nos vemos porque tengo ganas de volver, hoy en la madrugada falleció el Encargado pero no hay velatorio y todas lo aceptaron…  Nos estamos hablando, mandá saludos para Nora y Norma.

                                                   Dejé la máquina encendida para que me avisara si llegaba algún mensaje y me fui a preparar lo que sería mi cena.  En la cocina estaba Rosalía en traje de baño, terminaba de acomodar las cosas del mate que yo había dejado afuera y me dijo que ya volvía, se fue a la casa y al rato regresó vestida para preparar la cena y les dejó ropa a las chicas que estaban todavía dormidas.  Al volver de la habitación me miró sonriendo.

  • “Se nos fue la mano con el vino, todavía me da todo vuelta en la cabeza”.
  • Sangría y sol es mala combinación, casi te “emboco” cuando estabas dormida apuntándome con el culo, te salvaste porque parecían un trapo.
  • “Me hubieras despertado Guille, a vos te iba a responder enseguida”.
  • Ya está, ya pasó, lo importante es que parece que lo pasaron bien.
  • “Fue rarísimo, lo que debía ser un velorio se convirtió en una reunión de amigas…  Nos contaron que ahora Ana María también será “tu” mujer y nos pareció fantástico, ustedes se lo merecen y nos puso a todas muy bien”.
  • Me alegro que lo hayan tomado así pero acá nada cambia, salvo el “título” que queda sólo en nosotros.
  • “Lo sabemos, también nos dijeron eso, que nada cambiaría”.

                                                  Cuando la cena estuvo casi lista apareció Carolina con unas pastillas contra la resaca y comenzó a repartirlas, a Rosalía y a las otras dos que recién llegaban, las tomaron sin preguntar.  Mientras cenábamos escuché el pitido de la máquina anunciando un mensaje, era de Amanda, le contesté que en una hora las llamaban por Skipe para presentarnos entre todos y regresé a terminar de cenar.

                                                  En la cena les conté a todas que había comprado una empresa de lanchas para llevar a pescar a turistas, que lo dirigía una señora como Encargada junto con sus hijas y a un señor que era el Encargado de los guías y las embarcaciones, le dije los nombres de todos ellos, Berta, Rocío, Amanda, Alfredo y su esposa Camila y les mostré fotos del lugar, de la casa principal y de las casillas, haciéndoles saber que luego nos comunicaríamos por medio de Skipe para presentarnos.  Ana María se reía y me miraba con picardías.

  • “Seguro que te armaste otro “harén” en Corrientes o me vas a decir que son feas”.
  • No me voy a enojar porque estás medio “borrachita” pero en una cosa tenés razón, feas no son, ya lo van a comprobar, ¿qué les pasa, se van a poner celosas?
  • “En todo caso ellas que están lejos, nosotras sabemos lo que queremos y lo que tenemos además, te amamos, no pretendemos más y no te enojes, lo mío era una broma”.
  • Eso lo hago para que, cuando me traten mal me pueda ir a otro lado dónde me traten mejor. 

                                                  Se levantaron todas para besarme y apretarme en el medio de ellas con un abrazo.  Luego de las chanzas nos fuimos al escritorio y establecí la comunicación con las isleñas.  Las presenté a cada una de las chicas de la Estancia, comenzando lógicamente con Carolina y Ana María y ellas se fueron presentando también una por una, incluso con Camila y Alfredo a quienes habían ido a buscar.  Congeniaron todos de entrada y no esperaba menos, después llegó el momento en que Berta me pasaría las novedades y quedamos solos con Caro y Ana.  Berta estaba eufórica, le llegaban pedidos de todos lados pues los precios habían cambiado todas las perspectivas y tenían los turnos agotados para casi toda la semana.  Le pedí que no se enloqueciera y tomaran, por lo menos, un día de descanso en la semana o que hiciera francos rotativos.

                                                  Contestó que le parecía bien y lo hablaría con Alfredo, me habló también sobre los locales y como Caro y Ana me miraron, le pedí que les explicara a ellas también, que eran como si fuera yo.  Al respecto dijo que habían abierto los cuatro puestos de la Feria y tomado a cuatro chicas para que los atendieran y los controlaba Camila, también habían adaptado los precios y las ventas se duplicaron generando más ganancias.  Les decía a Ana y a Carolina que ahora creía que en la Tierra existían los ángeles.

  • “Quedate tranquila Berta, las dos sabemos de lo que hablás, ya nos ha dado pruebas de su existencia, no te permite fallas pero tampoco te falla en ninguna”. 

                                                  Se reían cuando las saludé y me despedí de todas, llegaba el momento de irnos a dormir.  Al entrar en la habitación moví las manos frente a mi cara y fruncí la nariz.

  • Qué olor a vino hay en esta habitación, me parece que me voy a ir a dormir en otra.
  • “Noooo, es culpa nuestra que nos quedamos dormidas después de tomar la sangría, ahora la ventilamos y ponemos perfume”, -dijo Ana María-.
  • A mí no me engañan, vinieron a otra cosa, ya las vi dormidas con los “juguetitos” en la cama.
  • “No hicimos nada, no quisimos porque vos no estabas y nos quedamos dormidas, miralos, ni los lavamos”, -terció Carolina-. 
  • No les creo nada, hagan lo que quieran, yo me voy a bañar.

                                                  Las dejé a las dos mirándose y entré a darme un baño, no tardaron ni dos minutos, entraron las dos desnudas a decirme que ellas se encargarían de bañarme…  ¿Ustedes se resistirían?, yo no lo hice, me dejé mimar y ellas no perdieron tiempo.  Ana me enjabonó y Caro lo hizo con ella, al enjuagarnos, se enjabonó Ana y mientras Carolina me besaba apasionadamente y me tocaba en todo el cuerpo, terminó de enjuagarse la reciente  viuda que, metiéndose entre las piernas de los dos, se ocupó de lamer y mamar a “mi amigo” que se endureció enseguida.  Me encantaban las mamadas de Ana María aunque otras eran mejores y Carolina era inmejorable pero, la morocha de ojos claros había aprendido conmigo y se esmeraba cada vez más para darme placer además, estaban los sentimientos y esos suelen tallar bastante, adoraba a esas dos mujeres.

                                                  Caro seguía besándome por arriba, Ana por abajo y mis dos manos se esmeraban con las nalgas de la Doctora pero, la cama me llamaba más y hacia allá nos fuimos.  Me pusieron boca arriba en el medio de la cama, Ana le cedió el miembro a Caro que lo “perdió” rápido en su boca comenzando con la excitante “tortura” de entrar y salir “pajeándome” con los labios y se subió sobre mi cara poniendo su culo insuperable y su vagina a disposición de mi boca y labios que comenzó a funcionar dándole placer que me demostraba con sus movimientos. 

                                                  Carolina también se montó y cobijo rápido a “mi amigo” que, de una sentada, se hizo dueño de todo su interior, ella no tardó en moverse haciéndolo llegar bien profundo y no las escuchaba gemir, imaginé que los besos que se daban lo impedían.  Llegaron juntas al orgasmo, una mojando todos mis testículos y la otra regando mi boca y cara, aquí sí que el gemido de las dos fue muy audible y se abrazaron en la convulsión.

  • “¡Al fin termino como quiero, con vos muy adentro!”,-dijo Caro-.
  • “No te imaginás el mío esa boca en mi botón y esa lengua en mi culo me llevan al Cielo”. 

                                                  En muy poco tiempo Ana estaba en cuatro esperándome y Carolina se ponía adelante, con las piernas abiertas, para recibir la boca de su pareja mujer.  No esperé mucho, primero fue por su vagina, dos o tres metidas hasta el fondo y cuando ya gemía fuerte le hice cambiar los gemidos por un grito que empezó con el dolor y continuó con el placer pues cambié de agujero y la penetré por el culo, duro y hasta el fondo como le gustaba, Carolina trataba de impedir que gritara pero Ana entró en un descontrol total, se movía como nunca y me apretaba con sus músculos anales como si fuera con la mano, la rubia no la podía sostener. 

                                                  Le di un “chirlo” fuerte en las nalgas y le pedí que se calmara, lo hizo y me dejó salir para entrar en el otro lugar, comencé a intercalar las entradas y salidas y eso volvió a ponerla “loquita”, pareció como que se le juntaban los dos orgasmos y sus grititos y contracciones me contagiaron de su locura eso implicó elegir el culo para darle con todo lo que pedía.  Los ruidos de mi pelvis chocando con sus nalgas se multiplicaron y logré que entrara en una “cadena” de explosiones que me llevaron con ella, le inundé el recto de semen y estampó su boca en Carolina para no gritar a los cuatro vientos, después quedó tirada, se movió hacia un costado y quedó hecha un ovillo.

                                                   Carolina estaba excitadísima, la tomé de las piernas y la arrimé a mi miembro que no llegó a ablandarse del todo, me recibió apretando sus músculos vaginales pero los aflojó cuando choqué en su interior, no se retiró quería que entrara más adentro y lo pedía gritando…

  • “Más Guille más, perfórame el útero, te siento mucho amor y me encanta sentirte”. 

                                                  No pudo aguantar su orgasmo y en el medio de éste la hice girar, se acomodó sabiendo lo que venía y lo gozaba por anticipado.  Cuando apoyé el glande en el agujero de su ano éste parecía palpitar y me dejé ir lentamente, hasta la mitad aguantó esa penetración, cuando ya no pudo más con esas sensaciones, pegó un golpe de caderas y se penetró sola hasta que choqué con sus nalgas.  A mi juego me llamaron, comencé a entrar y salir con vehemencia y con dureza en las embestidas.  Creo que iba por su tercer orgasmo y la escuché pedir…

  • “Por favor Guille, no puedo más, me estás rompiendo, me duele”. 

                                                  De inmediato aminoré el ritmo, una cosa era darle fuerte, otra muy distinta era buscar de lastimarlas, salí despacio y me encontré con una inflamación importante, besé y sequé el lugar y me mostró una pomada en el cajón de la mesa de luz, desparramé en la zona una cuarta parte del tubo hasta que me dijo que estaba bien.  La abracé fuerte, volví a besarla con pasión, arrimé a Ana que ya estaba recuperada y lentamente, mientras les decía que las quería, nos quedamos dormidos…

Continuará…

 

Por favor, si les gusta, valoren y comenten…

 

Gracias…  GUILLEOS1.

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Mi timidez y mis tías (26)

Mi timidez y mis tías (25)

Mi timidez y mis tías (24)

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Mis primas de la capital (17)

Mitimidez y mis tías (17)

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Mis primas de la capital (16)

Mi timidez y mis tías (15)

Mis primas de la capital (15)

Mi timidez y mis tías (14)

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Mi timidez y mis tías (13)

Mi timidez y mis tías 12

Mis primas de la capital 14

Mi timidez y mis tías 11

Mi timidez y mis tías 10

Mi timidez y mis tías 9

Mi timidez y mis tías 8

Mi timidez y mis tías 7

Mi timidez y mis tías 6

Mi timidez y mis tías 5

Mi timidez y mis tías 4

Mi timidez y mis tías (3)

Mi timidez y mis tías 2

Mi timidez y mis tías 1

Mi coño conquistó New York. (2)

Mis primas de la capital (13)

Mi coño conquistó New York.Cuando decidí labrarme

Para un concierto lo mejor es un trío… o más (3)

Para un concierto lo mejor es un trío… o más (2)

Mis primas de la capital (11)

Mis primas de la capital (12)

Mellizos y gemelas, de gavilán a paloma.

Mis primas de la capitál (10)

Para un concierto lo mejor es un trío, o más.

Mi ahijado, su hermano y su madre

Mi ahijado, su hermano y su madre

Mis tetas decidieron mi destino por mí.

Entre mi padre y mi tía me quitaron mis complejos.

Mis primas de la capital (9)

Mis primas de la capital (8)

Ayudando a mi mamá

Mis primas de la capitál (7)

Mis primas de la capital (6)

Mis primas de la capital (4)

Mis primas de la capital (5)

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Mis primas de la capital (2)

Mis primas de la capital

Dos que valen por tres.

Al conocer mi adopción encontré la felicidad

El chat me ayudó con mi sobrina (Continuación 2)

El chat me ayudó con mi sobrina (continuación)

Mi gran desgracia mi polla Final

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Mi padre y mi tio tienen los mismos gustos

He tenido mas corridas que km. en mi carrera

Mi gran desgracia .. mi polla

Me casé con una miss

Me gusta ser chófer (TOMO II)

Me gusta ser chófer (TOMO I)

Bienvenida mi jubilación

Tengo una familia atipica pero con mucha memoriT

Bienvenida mi jubilacion tomo 2

Mi primer viaje en avión

Desde el balnerario con amor

El chat me ayudo con mi sobrina