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El secreto mejor guardado, mi vida sexual. (10)

en Confesiones

UNA VEZ HECHAS LAS “PRESENTACIONES” YA FUIMOS TRES AMIGOS ÍNTIMOS.

                                                  Desde aquel día las visitas de Susana ya no fueron igual, Iñaki ya no mostraba cara de fastidio pensando que nos iba a “robar” tiempo para nosotros, ahora era una más en la “pareja”, éramos un 2+1 o mejor dicho en 3 en muchas ocasiones, Iñaki se alegraba cuando le decía que mi amiga iba a venir por cualquier motivo, ya no era por motivos sexuales solamente, la relación que establecimos entre nosotros fue más allá, hubo una compenetración a todos los niveles, parecía que estábamos en el estado perfecto pero en la práctica nos dimos cuenta de que todavía se podía mejorar.

                                                  La prueba de esto fue que Iñaki nos propuso una excursión corta, había hablado con un amigo de la infancia que, por casualidad, se encontró en un restaurante, eran muy amigos pero por diferentes avatares de la vida hacía bastante tiempo que no se veían, nos contó que su amigo era Arquitecto de carrera aunque en aficiones y habilidades era un verdadero “virtuoso”, le contó que heredó de un familiar un antiguo molino de agua cerca de un pueblecito de los Picos de Europa, parece ser que aunque estaba en ruinas le vio potencial para rehabilitarlo y hacerse una casa para disfrutar del entorno con todas las comodidades sin perder su carácter original, él mismo hizo el proyecto y con una mínima ayuda de mano de obra sin prisas fue restaurando el edifico, según le contó pese a que estaba casi en ruinas conservaba incluso la maquinaria antigua de madera para moler.

                                                  Todo esto lo conservó y después de un trabajo agotador consiguió que volviera a tener su aspecto inicial, le explicó que había conservado la parte de molienda tal y como era y la parte de vivienda completamente modificada para tener todas las comodidades, incluso hizo funcionar el canal de agua que movía la noria en su día y aunque con función meramente decorativa le daba un aspecto idílico al conjunto.

                                                  Según nos lo describía Iñaki se notaba la emoción como si fuera suyo, indudablemente tenía interés de ir a ver la maravilla que hizo su amigo Pedro, todo esto nos lo contó mientras cenábamos en compañía de Susana, estábamos celebrando su cumpleaños y nos invitó a su casa, ésta vez tuvimos suerte ya que ninguno de nosotros tuvo servicio en el Hospital y quedamos a las 7 de la tarde, a Iñaki le pareció un poco pronto pero yo quise ayudarla en la cocina, Susana era bastante “guisandera” y sabía que procuraría esmerarse aunque ya le advertí que a nosotros no nos importaba cenar una pizza simplemente, más que nada era por estar un rato en armonía.

                                                  Imaginé que luego de cenar Iñaki nos propondría salir a tomar alguna copa y conociéndolo me vestí como a él le gustaba, tenía una frase muy ocurrente que me gustaba, cuando salíamos de fiesta decía que le gustaba “presumir de mujer” por tanto me puse un vestido negro largo con “motitas” blancas como el cielo estrellado, sabía que le gustaba porque me sentaba bien, se ajustaba bastante y sobre todo porque tenía un escote en V por delante que obligaba ponerme un sujetador muy bajo de talle, que permitía lucir mi escote y no verse ni por delante ni por detrás la lencería negra, aunque merecía enseñarla porque era preciosa, por la espalda también llevaba un escote profundo justo hasta el cierre del sujetador y luego la falda en la cintura se abría con un gran vuelo como una campana.  Él prefirió ir de sport con un pantalón gris claro y una chaqueta Blassier con la camisa blanca medio despasada que dejaba ver su pecho velludo, a mí me encantaba pasarle la mano por el pecho enredando los dedos hasta pellizcarle las tetillas.

                                                  Susana estaba sin arreglar, sólo le había dado tiempo para maquillarse y lo había hecho a conciencia, tenía mucho gusto para todo pero cuando quería impresionar lo conseguía con creces, lo notamos por la cara que hizo Iñaki al verla, su melena morena caída por los hombros, los ojos sombreados y los labios rojo fuego le daban una sensualidad propia de una actriz de cine.

                                                  Nos dijo que pasáramos al salón para hacer tiempo, tenía todo ya controlado y sólo faltaban algunos detalles, dije que quería ayudar y me despidió fuera de la cocina.

  • No hace falta que me ayudes, estás demasiado bonita para manchar ese vestido, además debes de entretener a Iñaki para que no se aburra aunque no tardaré nada.

                                                  Volví con mi chico, había encendido el televisor y seguía un partido de baloncesto, su pasión pero me acordé de lo que había hecho mi amiga en mi casa y hice lo propio, fui a una habitación y rápidamente me quité el vestido, fue fácil porque con sólo soltar los tirantes cayó la parte de arriba y luego solté la cintura y acabó de caer, me miré en el espejo y me gustó lo que vi, ya me iba a soltar el sujetador cuando lo pensé mejor y lo dejé puesto, las braguitas eran el conjunto y trasparentaban igual que la parte de arriba.

  • Bueno con esto aunque me manche no se notará, ¿qué quieres que te haga?
  • De momento me gustaría que me dieras un beso fogoso.
  • ¡Pero te voy a quitar el carmín de los labios!
  • No creo, todavía no los he pintado aunque me has dado una idea, ¡me refería a aquí!

                                                  Susana abrió la bata de estar por casa que se abotonaba por delante y me enseñó el coño recién depilado, me arrodillé para alcanzarlo pero era difícil la postura.

  • Espera, ven a la alacena que tengo que buscar algo.

 

                                                  Contigua a la cocina tenía una pequeña alacena, apenas unas estanterías llenas de botes y cacharros hasta el techo, cogió una escalera plegable de tres peldaños, la abrió y subió al último, abrió todos los botones de la bata y mostró que tampoco llevaba sujetador pero con los dedos separó los labios del coño dejándolo plano, me acerqué a su entrepierna y me encontré con el clítoris que me esperaba solitario en medio de la vulva, la primera lamida que le di fue de abajo arriba, recorrí todo el coño de una pasada y casi se cae de la escalera, se tuvo que sujetar para no caer pero a la siguiente me esperó con las piernas separadas poniendo una sobre una estantería.

                                                  La sujeté por seguridad por las nalgas, lamí y chupé cada rincón y gimió a cada roce de mi lengua, se corrió como siempre lo hacía, mojándome la cara.  Tuve que esperar a que recobrara el equilibrio y la ayudé a bajar, cuando estaba por el primer escalón le chupé los pezones que estaban justo a mi altura.

                                                  Al volver a la cocina oímos los aplausos de Iñaki, el partido seguía y parecía que ganaban sus preferidos pero todavía no se había abrochado la bata Susana cuando Iñaki entró en la cocina aplaudiendo.

  • Ha sido una escena perfecta, me ha encantado verla.
  • ¿Tú no estabas viendo la tele?
  • Estaba pero me gusta mucho más “el espectáculo de la alacena”, ¿puedo participar?

 

                                                  Nos miramos las dos y nos percatamos que con la sorpresa sólo nos fijamos en su cara de satisfacción pero luego nos dimos cuenta de que no llevaba ni calcetines, cuando nos vio “ocupadas” se desnudó en silencio y estuvo con la polla en la mano esperando a que termináramos.

  • Nos has pillado desprevenidas, yo sólo estoy maquillada, sin vestir…
  • No te preocupes, llevas el vestido que mejor te sienta igual que Luz, ¿qué os parece si tomamos un aperitivo antes de cenar?
  • No es mala idea, vamos al sofá.

                                                  Era la única que llevaba los tacones altos y las tetas se decantaban a los lados con los pasos largos, Susana dejó la bata colgada en la cocina y salió detrás de mí, sus tetas no se movían, estaban tan duras que apenas subían y bajaban pero su culo… era toda una tentación, movía las nalgas como nadie, sabía que lo tenía alto y duro y sabía cómo hacerlo, en el sofá ya nos esperaba Iñaki, con las piernas abiertas y la polla vertical alargaba las manos para recibirnos, aunque iba adelante me hice a un lado y dejé que Susana fuera derecha hacia Iñaki.

  • Hoy es tu cumpleaños, felicidades Susana, siéntate sobre mí, eres la mujer agasajada.
  • Gracias, es un honor.

                                                  Susana, si dejar de mover el culo, llegó hasta mi chico y dio un giro en redondo, las tetas se elevaron un poco con la vuelta y el culo cambió las posición de las nalgas, luego puso sus manos en las rodillas de Iñaki y se sentó dándole la espalda.  La cogió de la cintura y la atrajo hacia él, con las piernas abiertas antes de llegar y con el coño tan húmedo y abierto que llevaba sólo se notó que se clavaba la polla por el gemido que dio.

                                                  Estuvo unos segundos quieta saboreando la sensación, tenía dentro de su cuerpo la barra candente y gruesa de Iñaki que al estar depilada entró sin dificultad hasta los huevos.  Susana dijo que me acercara a ella y me puse delante, con todo el cuidado de una ceremonia bajó los tirantes de mi sujetador y luego las copas, la prenda quedó invertida sobre mi estómago como unas gafas de sol pero las tetas redondas se aplastaron un poco contra mi pecho y ella recogió una y la oprimió hasta darle forma de cono y con la boca atrapó el pezón que se salía en punta.

                                                  Al mismo tiempo que me chupaba los pezones Iñaki la sujetaba por la cintura y la manejaba subiéndola y bajándola sobre su polla, yo notaba cuando le hundía el útero porque mordía un poco más el pezón.

                                                  Iñaki se hizo atrás en el asiento y Susana apoyó los pies sobre sus muslos, en cuchillas se dejaba caer sobre la polla de Iñaki que estaba recostado cómodamente en el respaldo, me arrodillé entre sus piernas y lamí los huevos de mi chico y la polla cuando entraba y salía, le chupé el coño a Susana que derrochaba flujo y en una de esas subidas la polla se salió, estuve atenta y la sostuve vertical, Susana se dejó caer despacio para meterla otra vez pero al notarla en su vagina hizo un movimiento hacia atrás y la encaró en su culo.

                                                  Como la sujetaba vertical con fuerza la polla no la esquivó y entró hasta la mitad en el culo de mi amiga, ahora todo su coño era para mí y lo lamí hasta que se corrió, según se estremecía iba soltando chorros de flujo pero no se levantó y siguió con la polla en el culo, el orgasmo fue apoteósico, tanto en intensidad como en duración, cuando parecía que amainaba volvía a sacudirle otro latigazo hasta que Iñaki la acompañó, la atrajo contra él dos veces con violencia, clavó la verga hasta los huevos, después la sacó hasta la mitad quedando inmóvil, por las contracciones del tronco de la polla y los huevos noté el bombeo de leche al culo de Susana, al momento por el esfínter se escapó un torrente blanco y espeso, Susana se ladeó y cayó al asiento quedando tumbada en la misma posición.

                                                  Era una pena ver cómo la polla vertical de Iñaki seguía manando lava como un volcán, sin violencia pero la leche seguía desbordándose por el capullo hacia abajo, lo metí en la boca y según notaba las palpitaciones en mi boca un nuevo borbotón espeso salió llenándome la boca.

                                                  Esperé a que fuera calmándose y cuando dejó de salir, pasé la lengua alrededor del frenillo y recogí todo lo que había desbordado, él seguía con la cabeza inclinada hacia atrás con los brazos sobre el respaldo y las piernas abiertas del todo, tenía una sonrisa beatífica y lo dejamos así mientras nosotras poníamos la mesa y servíamos la comida.

                                                  Ya no nos vestimos para cenar, el ambiente como siempre era de alta temperatura porque Susana con el pie por debajo de la mesa acariciaba los muslos de Iñaki, él mantenía la polla erecta ya que, por mi cuenta, me acerqué a la mesa y puse las tetas sobre el mantel, mi amiga quiso subir un punto más la temperatura y cuando retiraba los platos me besó en la nuca y mis pezones salieron disparados hacia adelante. 

                                                  Cuando volvió de la cocina con las manos ocupadas con el postre esperó a que la ayudáramos apretando el coño contra el canto de la mesa, al dejarse caer los labios se le abrieron y mostraron el clítoris que estaba descubierto y brillante, no la ayudé adrede para que no soltara los platos pero me acerqué y pasé la lengua entre el mantel y sus muslos, el botón sobresalió como nunca lo había visto, parecía un mini pene.  Después del café tomamos los consabidos whiskys y su acostumbrado Gin Tonic.

  • ¿Os ha gustado la comida?
  • ¿Cuál de todas?  Jajaja.
  • No seas malo Iñaki… ¿cuál va a ser?... la de mi coño, jajaja.
  • Pues la mamada a Iñaki no ha estado mal, ¿verdad cariño?
  • No, no me puedo quejar, aunque tengo que reconocer que me ha gustado mucho el detalle de Susana, nos ha engañado a los dos y se ha metido la polla en el culo ella sola, jajaja.
  • Bueno no ha sido para tanto, ha sido mi pequeño regalo, jajaja.  Sobre todo para Luz.
  • Es cierto os he tenido al alcance de mi lengua a los dos a la vez, todo un placer.
  • Si queréis podemos hacer tiempo y luego salimos, es pronto y todo no va a ser follar…
  • Es verdad, podemos alternarlo con unas mamadas, jajaja.
  • Parece que estáis salidas, mirad por vuestra culpa ya tengo la polla como una estaca.
  • Entonces vamos a la cama que la vamos a calmar, jajaja.

                                          No recogimos la mesa, fuimos directamente a la cama, Iñaki y yo le dedicamos la “fiesta” a Susana por su cumpleaños, no pudo contar los orgasmos que disfrutó, sabíamos sus puntos “débiles” y nos centramos en ellos, era una cadena de corridas lo que tuvo que disfrutar, mi chico por un lado y yo por otro la dejamos extenuada, para fin de fiesta Iñaki la folló cariñosamente al mismo tiempo que yo la besaba dulcemente, fue el último orgasmo de la noche pero el más emotivo.

                                          Cuando se arregló para salir a la calle Iñaki tuvo que arreglar la polla que le molestaba nada más verla, como siempre que quería provocar a mi chico no llevaba sujetador y además llevaba una blusa transparente, para disimular un poco se puso sobre los hombros un pañuelo grande de seda que sólo la cubría cuando había gente cerca, la falda larga hasta los pies pero con una abertura en el muslo que casi llegaba a la ingle, para demostrárselo a Iñaki subió un poco más y corrió el vestido a un lado con lo que le vimos los labios depilados “a pelo” Iñaki me cogió por el culo y apretó.

  • ¡Qué desilusión, tú sí que llevas bragas… y sujetador!
  • Si quieres me lo quito todo pero… allá tú.
  • No, deja todo como está, mejor así.

 

                                                  No fue una amenaza sino una advertencia, mi chico sabía por experiencia que si me quitaba el sujetador más de una mano o un codo “distraído” se iba a pasear por mis tetas entre el gentío y eso lo ponía malo porque tenía que ir con mil ojos.

                                                  Nos divertimos mucho, en una discoteca bailamos y bebimos hasta muy tarde, Iñaki no lo pasó tan bien porque tuvo que ejercer de “agente de seguridad” para espantar a todos los “moscones” que se nos arrimaban, cuando dejamos a Susana en su casa nos despedimos como siempre, dentro del patio nos abrazamos los tres a la vez y nos besamos indiscriminadamente, juntamos las tetas y las manos dieron un rápido repaso a todos los puntos sensibles.

                                                  Al llegar a casa fuimos directos a la ducha, normalmente era nuestro fin de fiesta, en ella nos enjabonábamos mutuamente y terminábamos follando a lo salvaje, cuando salíamos íbamos directos a la cama agotados y abrazados nos dormíamos como angelitos.

                                                  El día que Iñaki me anunció que había quedado con su amigo Pedro en pasar un fin de semana en su “molino” me alegré mucho, tenía ilusión de ver la obra de arte que se había construido en el valle montañoso pero de momento quedé triste pensando.

  • ¿Y Susana no podrá venir?
  • ¿Susana?… pues… claro mujer, es la condición que puso Pedro, le conté cómo era y le encantaría conocerla, espero que a ella también le guste el chico.
  • Seguro que sí, ya me dijo que le encantaría conocer a una persona tan interesante e inteligente y…  ¿Qué tal es Pedro?
  • Jajaja, ya veo por adónde vas… mmm, no sé… tiene mi misma edad… un poco más bajo que yo… es divertido, muy ameno conversando y nunca se le acaba el repertorio… ¡ah! con gafitas redondas de colegial, jajaja cuando le veáis, gafas redondas y… coleta, lleva el pelo muy largo pero recogido en una coleta, espero que le guste a Susana, bueno… ella también tiene el pelo muy largo, le diré que se lo recoja en una cola también y tiene las manos grandes, fuertes y… muy cuidadas.
  • Mmm, eso me gusta a mí, las manos de un hombre para acariciar, grandes y suaves… ya me gusta a mí también.
  • Es muy atlético, le gusta el senderismo y donde tiene el molino dice que hay mucho que ver.
  • Estoy impaciente por contárselo a Susana, se va a morir de impaciencia.

                                                  El fin de semana que quedamos llegó y en la mañana del sábado salimos en el Renault 5 de Iñaki hacia el valle donde nos esperaba Pedro, Susana iba como siempre muy atractiva, llevaba unos shorts muy cortos y una camiseta sin sujetador, Iñaki con vaqueros y un polo y yo con falda vaquera corta y un polo blanco, por supuesto con sujetador aunque normalito, por el camino nos fue explicando la historia de su amigo que había heredado el viejo molino junto a su hermano pero le pagó su parte y se dedicó en cuerpo y alma y mucho trabajo a restaurarlo.

                                                  También insinuó que conociendo a su amigo y con las correrías que habían vivido juntos posiblemente surgiera una relación “amistosa” entre los cuatro, me pareció que le habría contado algo sobre mi y Susana, no me pareció mal porque si era como contaba Iñaki y como él me conocía seguro que me iba a gustar, para preparar el terreno durante el trayecto me pasaba la mano por las piernas, no podía entretenerse mucho porque la carretera que discurría por las montañas verdes estaba plagada de curvas y tenía que sujetar el volante pero cuando aparecía algún tramo recto su mano discurría por mis muslos.

                                                  Susana iba sentada atrás y con la excusa de hablarnos de cerca se apoyaba entre los dos asientos delanteros y con una mano acariciaba la nuca de Iñaki y con la otra repasaba mis tetas estirándome los pezones, mi sujetador era de tela normal pero fina y con los roces de Susana se marcaban en el polo haciéndole abrir la boca al cocodrilo de Lacoste, continuamente hacía comentarios ardientes al oído de Iñaki que nos ponían cachondos y a mí con paciencia fue subiéndome el polo y bajándome el sujetador hasta que sacó las tetas afuera.

                                                  Cuando llegamos, Pedro, después de las debidas presentaciones y besos, nos enseñó la casa, era de piedra y madera de dos plantas, la de abajo con un salón muy grande y una cocina y la de arriba con las habitaciones, delante un jardín lleno de árboles y detrás una piscina, estaba muy bien amueblada y era muy acogedora.  Nos acompañó a nuestras habitaciones y dejamos las maletas, los hombres se dedicaron a preparar la barbacoa, todavía era pronto por lo que preferimos tomar el sol y mi amiga y yo subimos a ponernos los bikinis para aprovechar la mañana.

                                                  Nos pusimos los que había comprado en Cadaqués, todavía no habíamos tenido ocasión de estrenarlos y cuando los vimos puestos nos dimos cuenta de que eran de una talla menor de lo que necesitábamos, además iban anudados con cordones en las caderas y al cuello y no podían contener casi las tetas en ellos, por todos lados se salían y se marcaban los pezones pero lo más llamativo eran la braguitas que se incrustaban entre los labios marcando hasta el botoncito.

                                                  La escena de cuando bajamos donde estaban ellos fue digna de grabarla porque abrieron los ojos y soltaron lo que llevaban en las manos, quedaron sin saber que decir ni hacer y nosotras divertidas les aconsejamos que para no sentirse “violentos” lo mejor que podían hacer era ponerse sus bañadores también y estar a la par.

                                                  Extendimos unas toallas grandes, una cerca de la otra y nos tendimos por parejas, yo con Iñaki y Pedro con Susana claro, entre bromas y risas mi chico soltó el cordón del sujetador y saltó hacia adelante dejando mis tetas sueltas, Pedro no se cortó y le hizo lo miso a Susana, las tetas de Susana maravillaron a Pedro que no dejó de admirarlas, a Susana le gustaba cómo la miraba el chico y viendo que el sitio estaba bastante resguardado de miradas propuso que durante el fin de semana nos quitáramos la ropa y fuéramos desnudos para tomar el sol, lo aprobamos por unanimidad y a partir de ese momento nos quitamos todo, era muy cómico ver a los chicos con el delantal en la barbacoa enseñando los culos. El de Iñaki blanco por lo depilado que lo dejamos y cuando se volvían hacia nosotras se les notaba el bulto de la polla a media asta.

                                                  Susana y yo no habíamos visto a Pedro de frente y cuando se quitó el delantal vimos que tenía una polla muy delgada pero muy larga (más delgada que la de Jordi), tenía un cuerpo muy trabajado y era bastante atractivo además como no dejaba de mirarnos nos ponía muy caliente, se sorprendió bastante cuando vio a Iñaki todo depilado con el frente y el culo blanco sin pelo y el resto como un oso, se rió con ganas pero no apartaba los ojos de nosotras.

                                                  Antes de comer nos tendimos un rato en las toallas, Iñaki no dejaba de tocarme las tetas, fue embalándose y ya las mordía y las chupaba delante de la otra pareja, llegó a meter dos dedos en el coño y frotarme el clítoris con las piernas abiertas delante de ellos y cuando me corrí como una loca estallaron en un aplauso.

                                                  Tuve que correr a la ducha de la piscina porque por los muslos me corría el flujo que había provocado el orgasmo y al momento vi que los demás me siguieron y nos metimos los cuatro en la piscina, estuvimos jugando y de los roces pasamos a las caricias y a los besos, Pedro no dejó de tocarme las tetas y chupármelas, Iñaki hacía lo propio con Susana, era la primera vez que “confraternizábamos” los cuatro, también fue la primera vez que Pedro me magreaba las tetas y que yo le cogía la polla, al salir los dos las tenían a 45º y a nosotras las tetas nos brillaban de duras.

                                                  La comida fue de lo más animada, las manos no sólo iban al pan, nos tocábamos por todos lados sobre todo Pedro y Susana, se notaba que se tenían ganas, cuando nos levantamos tenían los capullos morados y nosotras los labios del coño enrojecidos, tomamos café y nos tendimos a la sombra sobre las toallas, nos acariciábamos donde podíamos, yo cogí la polla de Iñaki, la tenía gorda y dura y la metí en la boca, Susana, cogió la de Pedro con las dos manos, una sobre la otra y todavía le asomaba el capullo, lamió el glande y aspiró, Pedro gimió con la caricia, Susana quitó las manos y se tragó toda la polla, quedé admirada, ya la había visto tragarse la polla de mi chico pero la de Pedro… era mucho más larga aunque más fina pero debía de llegarle al estómago casi.

                                                  Los dos hombres tumbados en cruz con las pollas al viento estaban relajados con la mamada apoteósica que les dábamos pero Susana y yo nos miramos y decidimos que debíamos pasar a otro nivel, subimos sobre ellos y clavamos las vergas en los coños.

                                                  No dudamos, nos dejamos caer de golpe hundiéndonos las pollas hasta sentirlas en lo más profundo, no se me iba de la cabeza que si la de Iñaki llegaba a empujarme la matriz hacia arriba la de Pedro debía traspasar a Susana por completo pero ella en vez de quejarse se inclinó a mi lado y me dio un beso en la boca que dejó a los hombres con la boca abierta, sus manos acudieron enseguida a las tetas.

                                                  Estuvimos cabalgándolos a la vez que nos besábamos, notábamos las palpitaciones de las polla dentro de nuestros coños y cuando ya se pusieron peligrosos nos levantamos y sobre la hierba estuvimos atentas a que se corrieran sobre nuestras tetas, debían estar muy al límite porque con unas cuantas movidas de polla nos regaron con una cantidad enorme de leche espesa, esperamos hasta que saliera la última gota, luego Susana y yo nos abrazamos y nos besamos a la vez que nos restregábamos para mezclar las leches de ambos y repartirlas por nuestras tetas, cuando nos separamos, los pezones brillaban como diamantes y las tetas estaban tersas y duras.

                                                  Nos tumbamos sobre las toallas y quedamos adormilados hasta bien entrada la tarde, luego subimos a las habitaciones para ducharnos.  Susana por supuesto ya se fue con Pedro, a partir de ese momento no se separarían en todo el fin de semana.

                                                  Pasamos el resto de la tarde en la cama, Iñaki y yo estuvimos abrazados acariciándonos suavemente, era el momento íntimo que más me gustaba de él, me sentía protegida pegada a su cuerpo, pasaba una pierna sobre las suyas y a la vez que le dejaba una teta sobre su pecho le acariciaba la polla con dulzura, cuando bajamos al salón Susana me dijo que ellos también habían estado unos momentos en plan “tierno” pero que pronto habían follado como locos.

                                                  Pedro quiso encender la chimenea, en realidad no hacía falta porque hacía una temperatura ideal pero así seguíamos todos desnudos, estuvimos contando anécdotas y pusimos al corriente a Pedro de nuestras aventuras con lo que quedó muy “contento” (se notaba la polla palpitar).

                                                  Susana y yo nos dedicamos a preparar una cena ligera mientras ellos hablaban de sus cosas, cuando terminamos de cenar Pedro puso dos toallas grandes sobre los sofás y nos sentamos, nosotras sobre las piernas de ellos, yo notaba la verga de Iñaki en mi culo, supongo que a Susana le pasaría lo mismo.

                                                  Pedro se levantó y puso música bailable y yo saqué a mi amiga al centro, las dos desnudas nos abrazamos y nos besamos apasionadamente frotándonos los cuerpos y tocándonos los culos y tetas, los chicos se levantaron, Iñaki se puso detrás de Susana, Pedro lo hizo detrás de mí y noté por primera vez su polla apretada entre mis cachetes, mi chico me miró y sonrió, yo le guiñé el ojo y lo confirmé, me volví hacia Pedro y me puse a bailar con él, lo hice igual que acababa de bailar con Susana lo besé y lo mordí en las orejas y el cuello, le pegaba las tetas en su pecho y pasaba mi muslo entre los suyos forzando a que su polla presionara mi vientre.  Me confesó que desde que me vio estaba obsesionado con mis labios y mis tetas, me las amasó para reafirmarlo y se apretó metiendo la polla entre mis muslos, notaba cómo salía por detrás.

                                                  Al notar su fina polla me dio un escalofrío y le dije al oído que esa noche lo iba a dejar satisfecho y que no la iba a olvidar fácilmente, al volverme vi a Iñaki y Susana que hacían lo mismo que nosotros, mi chico le tenía las dos tetas cogidas y ella acariciaba la polla sacándola por entre los dos, me arrodillé frente a Pedro y vi como su polla salía entre mis tetas y quedaba a la altura de la boca, le cogí los huevos y los lamí hasta ponerlos duros y ásperos, al oírlo suspirar agitadamente me senté en el sofá con las piernas abiertas y los brazos sobre el respaldo ofreciéndome, vino y metió la polla en mi coño despacio, luego pellizcó los pezones y fue cogiendo velocidad hasta clavarse frenéticamente.

                                                  Fue toda una experiencia sentir aquella verga fina que entraba casi sin forzar la vagina, lentamente iba entrando haciéndose hueco, lo hacía interminable, acostumbrada a la de Iñaki que me llenaba nada más apuntarme los labios la de Pedro lo hacía casi sin sentir, apreté los músculos vaginales y al sentirse atrapado la acabó de meter de golpe.

                                                  No pude aguantar mucho, delante tenía a aquel hombre que me follaba con unas ganas locas, me cosía con su polla como una lanza y la metía hasta el fondo, admiré cómo me cabía tal falo, me acordé de Susana, ella ya habría probado aquella verga pero ahora la que tenía adentro era la de mi chico, era impresionante ver como aquel nabo grueso, venoso y brillante entraba y salía en el coño de Susana, ella gemía y el soplaba como el oso que era, también la vi agitarse con el orgasmo que le provocó Iñaki, la tenía clavada hasta los huevos y casi no podía moverse pero aún así le pedía que le metiera más polla.

                                                  Nos arrodillamos las dos y repetimos lo mismo que en la hierba, se corrieron los dos sobre nuestras tetas, sentí la leche de Pedro como me salpicaba con fuerza, con potentes y seguidas salidas pero de poca cantidad en cambio Susana a mi lado recibía las lechadas largas, ásperas y espumosas de Iñaki.

                                                  Nos abrazamos repartiendo las lechadas de los machos, sobre nuestras tetas se mezclaron las dos mojando los pezones y los canalillos de igual forma, caímos rendidos en la alfombra y nos abrazamos, Iñaki lo hizo conmigo sin importarle que iba pringada de leche común, nos acariciamos y besamos tiernamente hasta descansar un rato.

                                                  Susana y yo subimos para ducharnos, los chicos se sirvieron unas copas con las pollas caídas, nosotras nos reímos comentando la follada que habíamos disfrutado, nos lavamos y nos orinamos una a la otra, luego nos enjuagamos y bajamos al salón otra vez.

                                                  Nos sentamos sobre nuestras parejas, charlamos y comentamos lo mucho que habíamos disfrutado de la follada con toda la naturalidad pero Pedro le dijo a Iñaki que estaba loco por comerme las tetas, Iñaki por supuesto lo invitó y yo sólo puse una condición que Iñaki se las comiera a Susana también, no hubo discusión y rápidamente me di la vuelta y Pedro se apoderó de mis tetas, las estrujó, las mordió y las chupó hasta hacer moratones, estaba ciego de deseo, yo lo veía tan desesperado que me corrí sobre sus piernas, lo puse perdido de flujo, entre nosotros su polla nos separaba.

                                                  Nos faltaba algo y hicimos un 69, la lengua de Pedro me subió a las nubes y su polla larga entró hasta las amígdalas, Susana iba a la par cuando noté que le metía un dedo en el culo de Iñaki, hice lo mismo y no protestaron, al revés, aceleraron las lamidas en los clítoris pero quisieron ofrecernos el mismo regalo y nos metieron sus dedos pulgar en nuestros culos, sentí como me corría con suavidad llenándole la cara de líquido, él quedó paralizado pero noté cómo en el perineo lo agitaban unas contracciones e inmediatamente salió una cantidad de leche a ráfagas, con el tiempo justo saqué la polla de la boca y me llenó desde el cuello hasta el estómago por todo el canalillo.

                                                  Cada uno con nuestra pareja subimos a las habitaciones y nos duchamos, apenas nos dio tiempo para tumbarnos y dormirnos, estábamos agotados.

                                                  Me desperté completamente nueva, y viendo a Iñaki a mi lado con la polla semi dura la cogí y le di una mamada que lo despejó, salí corriendo a la ducha y me siguió, con el gel como lubricante me folló el culo, noté el calor de su leche dentro de mí  bajando por mis muslos, me acerqué a él y a la vez que lo besaba ardientemente me oriné sobre su muslo.

                                                  Bajamos a desayunar desnudos como habíamos acordado, pasamos la mañana tomando el sol a la vez que tocándonos y besuqueándonos, después de comer nos fuimos, Iñaki y yo teníamos que volver para trabajar, Susana se quedó con Pedro y volvieron el lunes por la mañana, según me contó mi amiga le pidió que la follara por el culo pues tenía la polla ideal, se la metió casi sin sentirla, aunque le llegó a la garganta, prometimos repetir la escapada más veces y lo hicimos.

Continuará.

Si le gustó les ruego que valoren y comenten.

Gracias.

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