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Me hicieron creer que era afeminado. (35)

en Amor filial

todas las tetas a su alrededor eran mías y fue como un brindis, María no salió de la oficina y fueron ellas las que se acercaron para saludarla.

  • ¿Cómo estas María?, te noto rara.
  • Sí, no he dormido bien esta noche.
  • Pues cuídate porque tienes mucha responsabilidad, por ti y por…

                                      Mi madre le frotó el vientre que estaba a punto de reventar, el ombligo se le marcaba debajo del leve vestido que llevaba, la chica volvió a su asiento y con cara triste se metió en su trabajo.

  • Esta chica me preocupa, Carlos espero que estés a la altura, es muy importante para una mujer y más soltera.
  • Ya lo sé mamá, tranquila, Rosa y yo estamos muy pendientes de María.

                                      Las llevé a la estación con mi coche, se las notaba orgullosas sentadas como en un sillón y después de mil recomendaciones y consejos partieron de vuelta al pueblo.  Cuando volví a la tienda Rosa me llamó la atención señalando a María, desde que salí hacia la estación no había dejado de llorar.

  • ¿Qué te pasa María, te encuentras mal?
  • No, nada, son tonterías mías.
  • ¿Cómo tonterías?, nunca te vimos tan afectada, ni cuando te quedaste preñada, ¿no será por mi familia?
  • Noooo, por supuesto al contrario, me encantó veros tan unidos (si nos llega a ver en la cama…) pero en cambio yo…
  • No te preocupes, ya te lo dijimos, nosotros te cuidaremos como siempre.
  • Pero lo normal es que mi familia me quisiera.
  • Y te quiere, lo que pasa es que son un poco “despegados” pero cuando sepan qué esperas un hijo…
  • ¡Ya lo saben!
  • ¿Qué ya lo saben, desde cuándo?
  • Desde ayer, fui a mi casa… bueno… ya no lo es, cuando me vieron mi madre metió mis cosas en una maleta y mi padre me echó de un empujón a la calle, me hice daño con la barandilla de la escalera al salir, hubo una discusión tremenda.
  • ¿Qué te echaron y con violencia?, ¡dime donde vives y a tu padre le voy a partir la cara y a tu madre le voy a decir del mal que tiene que morir!
  • No por favor, déjalo como está, ya sé cómo son pero no quería que quedara por mí.
  • ¡Qué mal nacidos! pero tranquila y tú ¿cómo estás?, ¿vamos al médico?
  • No, no hace falta, sólo fue un golpe en el vientre, poca cosa.

                                      Rosa me miró con preocupación y miré a María, había vuelto al trabajo pero secándose las lágrimas, la dejamos tranquila y fuimos al taller.

  • Esta chica me preocupa, imagínate qué padres, ¡qué horror, echar a una hija por estar embarazada de su nieto!

 

                                      Estábamos sacando patrones para un vestido cuando desde la tienda oímos un grito de angustia, soltamos todo, tijeras, cinta, alfileres y corrimos por la puerta de comunicación, María estaba en medio de la tienda con las piernas abiertas sujetándose la tripa con el vestido y las manos manchadas de sangre.

  • ¡Rápido Rosa, una ambulancia y ayúdame a tumbarla donde sea, cierra la tienda!

                                      Las cosas sucedieron como un relámpago pero nos pareció una eternidad, en la clínica paseábamos de arriba abajo desesperados, los otros padres que esperaban iban desapareciendo cuando salía alguna enfermera para anunciarles la buena nueva pero a nosotros nada de nada, ya sólo quedábamos los dos cuando una puerta se abrió y lentamente sin prisas salió un médico, no tuvo que preguntar porque sólo quedábamos Rosa y yo.

  • Buenas tardes, el marido de María, supongo…
  • No, soy su… amigo y Rosa también, no… tiene familia, ¿Cómo está?
  • Regular, ha perdido mucha sangre, el niño está bien pero ella…
  • ¿Qué pasa doctor?, hable con franqueza.
  • Ha sido un parto complicado, no admitía las transfusiones, la placenta… no… tendremos que esperar 72 horas y ya veremos.
  • ¿Cómo que ya veremos, tiene algún riesgo?
  • Todos los partos son un riesgo pero éste mucho más, no quisiera preocuparlos pero deben rezar si saben.
  • Joder con rezar… ¿y eso me lo dice usted?
  • Nosotros hacemos lo que podemos, ¿y su marido?, debemos pedir autorización para algunas curas.
  • ¿Su marido…? ¡aquí está, soy yo!, ¿tienen a alguien que pueda casarnos?
  • ¿Casarlos?, ¡oh!... eso no me había pasado nunca, voy a preguntarlo.
  • ¡CARLOS!, ¿qué vas a hacer?
  • Ya lo ves, me voy a casar con María, presiento que está mucho peor de lo que nos dice éste médico y no quiero que al niño se lo lleve la familia de ella o peor, darlo en adopción.
  • ¡Dios mío!, que desastre, ¿tú crees que María… puede…?
  • Por si acaso y si no pasa nada es igual, ya tengo mujer, ¿no te gusta para mí?
  • … Síííí…  Claro pero… así de pronto.

                                      Las cosas se precipitaron, al momento aparecieron dos médicos uno llevaba un alzacuellos, era sacerdote y me preguntó…

  • Perdone caballero, me ha dicho el doctor que usted… ¿quiere casarse con la paciente enferma… aquí?
  • Claro, aquí y ahora, ¿qué hace falta?
  • No nada, sólo el consentimiento de la señora y rellenar el registro civil, puede ser rápido si quiere.
  • Claro que lo quiero y usted doctor procure que salga de esta porque le voy a poner una demanda que se va a cagar encima.

                                      El doctor se fue corriendo y el sacerdote quedó con nosotros…

  • No se ponga así, antes de venir me he informado bien, a María se la ha tratado como es debido pero todo se complicó y suerte que la trajeron enseguida porque si no se hubiera desangrado en casa.
  • Entonces ¿usted cree que está tan mal?
  • No le puedo decir pero está muy grave y a título personal le admiro por lo que va a hacer.
  • Ya, su familia la ha desahuciado y echado de casa, no tiene a nadie excepto a nosotros.
  • Son muy buenas personas, esperemos que todo salga bien, yo rezaré por ustedes.

 

                                      El sacerdote desapareció por una puerta y un nudo se me hizo en la garganta, Rosa me abrazó y lloramos desconsoladamente, se apretó contra mí como nunca había hecho a pesar de que no había ningún componente sexual, era todo cariño, estuvimos horas y horas esperando, de vez en cuando salía alguien para informar pero la cosa no estaba clara, pasamos la noche sentados en un banco del Hospital esperando y por la mañana vinieron dos hombre y una chica, llevaban unos papeles para que los firmara, eran un Acta de Matrimonio y al momento llegó el sacerdote, fuimos todos juntos hasta la UCI donde estaba María.

                                      Casi me desmayo al verla, estaba irreconocible, blanca o mejor dicho con cara de cera, lívida y con los ojos hundidos, a su lado el niño, un bebé precioso que quería mamar, la pobre nos lo enseñó sin fuerzas, se abrió el camisón hospitalario y le sacó una teta, aquella no era la teta de la que habíamos mamado Rosa y yo unos días antes, toda la exuberancia había desaparecido, ahora estaba flácida, la areola se había encogido y el pezón era menos que un guisante, María nos sonrió sin ganas y nosotros aguantamos las lágrimas como pudimos, Rosa tomó al niño (ella sí que tenía tetas para acunarlo) lo movió y el pequeño se durmió.

  • María, he pensado una cosa… se me ha ocurrido de pronto (mentí), he pensado que el niño no se merece los desplantes de tu familia y no puedes cuidarlo tú sola, sabes que nosotros te queremos (María asintió) he pensado…,  ejém… te pido que te cases conmigo María, si me aceptas te prometo todo lo que quieras, para mí eres la mejor mujer del mundo, ya me conoces y procuraré cambiar (María sonrió y negó con la cabeza) ¿dices que no quieres casarte conmigo? (María volvió a sonreír y afirmó también con la cabeza).
  • Decía que no quiere que cambies, Carlos, es un cielo.

                                      A los funcionarios y al cura ya no le hizo falta más confirmación y procedieron a firmar todo, el cura dio la bendición y nos felicitaron con la cara seria, firmaron los testigos, la secretaria y un médico, luego salieron todos.

  • ¡Ah, espera el anillo, toma el mío!

                                      María lloró al ver que no podía darme otro, no tenía pero Rosa se quitó el suyo y se lo dio, me lo puso en el dedo hasta la mitad pero a mí me valió, la besé en los labios, ella apenas los movió, los tenía morados y fríos, mis lágrimas se juntaron con las suyas y Rosa se giró hacia la calle con el niño, no quería que la viera llorar.

                                      Una enfermera con cara de circunstancias nos rogó que saliéramos  ya, se justificó que era por la salud de María y muy a nuestro pesar lo hicimos, fue la última vez que vimos a María con vida, duró dos días más, cada vez que salía alguien de la sala preguntábamos, últimamente decían que no sabían nada o que estaba igual pero ya notábamos que no iba mejor.

                                      Salieron tres médicos, uno de ellos el Director del Hospital, nos llevaron a un despacho y nos explicaron todo de pe a pa, nos dieron el informe de todo lo que había pasado por si queríamos pedir otra opinión, se portaron bien dentro de la desgracia y al fin nos dieron al niño.

                                      La emoción que me dio Carlitos cuando lo cogí, agarró el dedo pulgar y ya me ganó, sonrió y noté como se relajaba, sonrió otra vez y sin soltar el dedo se durmió en mis brazos.

                                      El funeral fue de lo más triste, no había casi nadie, Rosa, Inés, Nerea, Emilia y Bea, (la dueña de la tienda de al lado) ¡ah! y Teresa y Julia, luego la incineración y las cenizas.

                                      Rosa no se separó del recién nacido, quería que estuviera presente en la despedida de su madre, luego con el tiempo se lo contaría, Rosa me dio el niño, lloré lo que no había llorado nunca ni con mi abuela y miré a mi madre.  Ella instintivamente extendió los brazos para que le diera el niño, no lo había pensado pero en un relámpago lo hice…  ¿Quién mejor que su abuela para cuidarlo?... y se lo di.

  • Cuídalo mamá y edúcalo como a mí, Julia, ¿le ayudarás?
  • Claro Carlos, sabes que sí.
  • Gracias, que no le falte de nada, está en buenas manos.

                                      Todos sin excepción lloramos a coro, hasta el niño se contagió y después de unos minutos nos serenamos y nos despedimos, Rosa me acompañó al pueblo con Teresa, Julia y Carlitos, mis sobrinas nos esperaban y nos abrazamos todos, las dos estaba muy guapas, ya unas mujeres.  Fuimos al cementerio y enterramos las cenizas con mi abuela.  Le dejé bastante dinero para que compraran lo que hiciera falta aunque Rosa se quedó encargada de enviarles desde Madrid todo lo necesario.

                                      Las despedidas fueron casi peor que antes, mi madre lloró lo indecible ésta vez de alegría, se iba a dedicar a su nieto y Julia igual, mis primas me abrazaron, Cris me rodeó el cuello y me besó en la boca, me dijo al oído,

  • Ahora aún te quiero más, primo.

                                      Su novia la siguió besándome también en la boca, se apretó a mí para demostrar que no me olvidaba, se lo agradecí pero mi prima pequeña me rodeó el pecho con sus brazos, noté las almohadillas de sus tetas cada día más grandes, no llevaba sujetador porque no le hacía falta, las tenía muy altas y duras y me dijo.

  • Me gustaría encontrar un hombre como tú para mí, todo lo que he conocido no vale nada, te quiero.

                                      El viaje de vuelta fue silencioso y casi llegando a Madrid le pregunté a Rosa.

  • Rosa… ¿he hecho bien?
  • Claro Carlos, has sido todo un hombre, estoy orgullosa de ti, María desde donde esté se sentirá dichosa.
  • Desde donde esté…
  • Carlos ¿te puedo pedir una cosa?  No quisiera que me malinterpretaras.
  • Claro Rosa.
  • Me gustaría acostarme esta noche contigo, no es nada sexual, sólo para que no te sientas sólo.
  • ¿Sabes una cosa Rosa?, te lo iba a pedir yo y no me atreví.
  • María estará contenta.

                                      Dormimos abrazados toda la noche, noté sus tetas igual que ella notó mi polla porque lo hicimos desnudos pero ninguno de los dos sintió deseo del otro, el calor de nuestros cuerpos simplemente nos sirvió de consuelo, notaba los pezones que tantas veces había lamido y la polla no se inmutó.  Rosa pasó una pierna entre las mías y la polla durmió desmayada sobre su muslo casi toda la noche, lo hicimos por María, por la mañana nos duchamos y volvimos a la tienda.

  • ¡Cómo cambia la vida en dos días, ahora eres casado y con un hijo!
  • No, soy viudo con un hijo precioso y con una compañera de lo mejor que hay.
  • Gracias, sabes que puedes contar conmigo.

                                      Por la mañana recibí una grata visita, Bea la vecina de la tienda de al lado, (la que me facilitó la avanzadilla de ideas para empezar), venía con cara triste y yo mismo intenté consolarla, había conocido a María bastante pese a ser competencia y nos llevábamos bien, la invité para sentarnos en el sofá y nos abrazamos , la chica olía muy bien además de ir muy bien vestida, tenía muy buen gusto y sabía lucir su belleza, hacía ya mucho que habíamos tenido unos ligeros “encuentros” pero por unas cosas y otras nos distanciamos.

  • Es muy triste Carlos, yo apreciaba mucho a María, era una persona que se hacía querer, me gustó mucho que luciera el precioso vestido de premamá, ya ves… quién lo diría.
  • Sí, en la pasarela también se cayó al suelo, todavía tengo el remordimiento de no parar el desfile y salir para ver lo que le había pasado pero ella lo resolvió muy bien.
  • Sí, me lo contó, les enseñó las bragas incrustadas debajo de su panza, jajaja, qué mujer, se quedarían todos asombrados.
  • Jajaja, es cierto, imagínate todo gente de alto copete viendo el ombligo salido de María pero en realidad aplaudieron, fue muy íntimo y natural.
  • En fin… la vida sigue y… ¿tú como te sientes?
  • Puedes darte una idea, han sido demasiadas cosas en pocas horas, de estar súper feliz con mi madre y Julia a estar viudo y con un bebé pero en fin… “c’est la vie” ¿y qué me cuentas de ti?, te pido perdón por haberte abandonado, me diste las armas para empezar y no te lo he agradecido bastante.
  • Sí que lo hiciste y mucho pero las cosas no andan bien ahora.
  • ¿Qué quieres decir, tienes algún problema, salud, familia, dinero?
  • No gracias, mi problema es la tienda, no vendo lo suficiente y a este paso voy a tener que cerrar, los gastos son muchos y no saco más que para comer.
  • Si ha sido por mi culpa dímelo y hacemos algo, no quiero perjudicarte para nada.
  • No, tu línea no interfiere, al revés, las clientas que vienen a ti se fijan en mi género, en eso me ayudas.
  • Uf, me sabría muy mal si te perjudicara y me gustaría ayudarte.
  • Gracias pero no creo, ya estoy demasiado hundida, al no estar a la última moda los clientes desconfían y no vienen, ya no voy a desfiles y fiestas que es donde se cuece todo, ahora malvivo con lo que vendo y voy comprando.
  • Es una pena, porque tienes una tienda fabulosa y muy bien decorada, ya quisiera yo… espera un momento…

 

                                      Salí a la tienda, Rosa estaba en la oficina echa un lío con los papeles, se notaba la falta de María mucho más y le dije…

  • Rosa, deja todo y cierra la tienda un momento, ven al taller porque tengo una idea.

                                      Ella hizo todo como le había dicho, apareció en la tienda y besó a Bea (era una gozada ver a las dos mujeres juntas)…

  • Rosa, estamos hablando Bea y yo, me alegro que os llevéis bien igual que con la pobre María, el caso es que ambos también nos “entendimos” bien, desde hace tiempo.

                                      Rosa entendió enseguida que habíamos disfrutado del sofá algunas veces y sonrió.

  • El tema es el siguiente… Bea tiene una tienda que hoy por hoy no le da beneficios y a nosotros nos hace falta sitio, el caso es que hablando se me ha ocurrido… ¿porqué no ampliamos nuestra tienda con la de Bea, podríamos hacer varias secciones, muchos más vestidos y complementos, incluso lencería que tanto te gusta?
  • Pero… todo eso está muy bien ¿y qué pasa con Bea, la vas a dejar en la calle?
  • Nooo, todavía no he acabado, la idea es que Bea siga en su tienda que será mía pero ella será la encargada y tú la de la otra, de momento Bea se puede encargar en organizar un poco los papeles porque está acostumbrada pero ya buscaremos a una persona y vosotras junto conmigo sacaremos esto adelante.

                                      Bea no podía cerrar los ojos de sorpresa, un momento antes estaba arruinada y de pronto se veía en mi tienda, con mi nombre y con empleo, no pudo reprimirse y me abrazó, no sólo eso, me besó en la boca empujándome al sofá, Rosa se reía feliz al ver a la joven tan emocionada pero cuando vio que mi mano subía por la falda de la chica comprendió que lo apropiado era “firmar el contrato” cerró el almacén y tiró las persianas, al volver al sofá mi mano ya estaba entre las piernas de Bea y ésta las separaba para ayudarme a llegar adonde quería.

                                      Miré a Rosa y le guiñé un ojo, la invitaba a la fiesta y no tardó en quitarse el vestido y acercarse al sofá, acarició el pelo de Bea y ésta se volvió, al verla con el sujetador y bragas dejó que Rosa le quitara lo que llevaba encima, la blusa descubrió la lencería fina que llevaba Bea, era de color lila y tan fina que se le marcaban los pezones ya hinchados.

                                      Rosa esperó a que sacara la mano entre las piernas de Bea para bajar la falda, lo hice y con el tiempo justo la volví a poner, Rosa había bajado la falda y las bragas a la vez, mi mano se posó en el coño de la vecina, lo llevaba casi depilado del todo, como un milímetro de vello que le daba un morbo especial, el contraste del pelo “cepillo” con los labios sedosos no dejaba duda y mis dedos fueron a buscar el clítoris de la muchacha.

                                      Rosa le besó la espalda poniéndole el vello de punta y pronto quiso comprobar su efecto cogiéndole los pezones, los tenía tan duros que se marcaban en las manos, la chica atendida entre los dos no acertaba a hacer nada más que demostrarme el agradecimiento con sus besos, Rosa se dedicó a mí, me quitó la camisa y el pantalón y me dejó con el bóxer para que fuera Bea la que hiciera los honores, la chica lo agradeció pasando una mano por las tetas de Rosa, le tiró del tirante del sujetador y las tetas salieron de las copas, ella misma se sorprendió al ver aquellas maravillas de Rosa pero ésta le señaló el “objetivo” primordial y miró a mi polla pretendiendo salir.

                                      Se inclinó sobre mí y tiró del elástico de la cintura, la polla se flexionó hasta saltar de golpe, Rosa detrás de ella la besó entre las nalgas hasta que noté que había llegado a buen puerto porque en un sobresalto Bea se encogió y se tragó mi polla.

                                      Rosa no dejó de lamer el culo de Bea, está una vez pasada la sorpresa abrió las piernas y dejó que los besos se prolongaran hasta su coño. Rosa era una maestra en lamer coños y por suerte lo trasmitió a la boca de Bea con mi polla.

                                      Ya tenía la polla y los huevos babeados por la “nueva” empleada cuando Rosa la cogió de la cintura y la guió sobre mis piernas, la hizo deslizarse por mis muslos hasta que mi polla estuvo debajo de ella, entre las piernas de ambos Rosa cogió la polla y con la otra mano siguió empujando a Bea hasta dejarle la entrada llena de capullo, luego se inclinó sobre la espalda de la chica cogiéndole las tetas desde atrás y se dejó caer, las dos se deslizaron sobre mi pero mi polla llenó a Bea.

                                      Rosa acercó su cara sobre el hombro de Bea y le besó el cuello pero siguió hasta besarme a mí, al lado de la cara de la chica mi “socia” me dio un “morreo” que me sacó la lengua enredada con la suya.

                                      Bea no lo soportó, la situación nueva y las imágenes la superaron y se corrió entre Rosa y yo, parecía una batidora en medio de nuestros cuerpos, entre los dos la besamos en el cuello, nuca y orejas, el orgasmo fue muy prolongado pero comprendió que Rosa quería su parte, simplemente se dejó caer a un lado dejándole su sitio.

                                      Ésta vio mi polla vertical y dudó, giró sobre sí misma y se sentó dándome la espalda, noté el esfínter forzado pero vencido, la polla entró despacio pero de una vez, le cogí las tetas por debajo de sus brazos, los pezones se salían de las areolas y Bea vio que cerraba los ojos para concentrarse en la polla que la atravesaba, se arrodilló frente a ella y la empujó para que se recostara sobre mí.

                                      Su boca fue al coño de Rosa, le lamió los labios y luego la vagina, dejó el clítoris para el final, quiso darle un fin de fiesta apoteósico y cuando se corrió atacó el botón con furia, fue uno de los orgasmos más violentos que le conocí a  Rosa, estuvo varios minutos con espasmos nerviosos, no dejaba de saltar cuando mi polla palpitaba en su culo.

                                      Cuando se levantó se oyó un ¡plop! y la polla brillante quedó mirando al tubo fluorescente, las dos se pusieron frente a mí se abrazaron y se besaron la boca, las lenguas se perdieron entre sus labios y las manos en sus tetas y coños, las noté como temblaban atacadas por otro orgasmo pero de pie aguantaron hasta que vinieron hacia mí, yo estaba al máximo con la escena vista y no me costó casi nada lanzar al aire cantidad de leche, por suerte ellas estaban de rodillas con la cara en mi vientre y las lenguas en el tronco de la verga, las ráfagas lácteas que volaban como un volcán caían en sus caras y ojos, hasta el pelo se salpicó, yo acariciaba las melenas de las dos, me habían separado todavía más las piernas y acariciaban los huevos con las manos.

                                      Quedé con los brazos y piernas abiertos y satisfecho, las dos mujeres lamieron los goterones de semen una a la otra y al final se volvieron a besar.

  • Bea, supongo que sabrás que Carlos no es hombre de una corrida solamente.
  • Sí Rosa, ya lo sé, estoy esperando que recargue las pilas porque me va a meter la polla en el culo como a ti, me has impresionado al ver cómo desaparecía toda de un tirón.
  • Es como más me gusta, la verga de Carlos ya sabe la ruta y no quiero entretenerla.
  • También me ha gustado tu coño, ha sido una delicia.
  • El tuyo no ha sido menos, aunque me has preocupado cuando te lamí el culo, creí que no te gustaba.
  • Sí claro, me encanta pero no te esperaba, creí que sólo querías ayudar a Carlos.
  • Como ves me gusta participar también.
  • Y a mí que lo hagas, comes el coño de fábula.
  • Eso me dicen, me gustan tanto como las pollas.
  • Yo no lo había probado pero desde hoy ya soy adicta a tu boca, jajaja.
  • No te preocupes, lo tendré presente, tú tampoco lo haces mal.
  • Bueno chicas, me encanta vuestra conversación tan caliente pero creo que mi polla os añora.

                                      Las dos dejaron la charla y Rosa lamió el culo de Bea, dejándolo lubricado, ésta se arrodilló en el sofá y me puse detrás, Rosa guiaba mi polla hasta el culo de Bea, me cogí a su cintura y apreté, la chica gemía y suspiraba.

  • ¡Diooos, que polla, despacio por favor, Carrrrrlos poco a poco, ya…. Sííí, ya estás adentro, ahora a fondo.

 

                                      Rosa se pegó a mi espalda y apretó sus tetas contra mí, cogió las caderas de Bea y tiró empujándome a mí hasta adentro del culo de la mujer, perdió el equilibrio y cayó con la cabeza apretada contra el brazo del sofá, no podía huir y aguantó la follada dirigida por Rosa, solté su cintura porque no hacía falta y le cogí las tetas por detrás a Bea, notaba las de Rosa en la espalda, las de Bea en las manos y la polla en el culo, el pubis de Rosa se apretaba en mis nalgas y entre todas estas sensaciones me vacié en Bea, la oía gemir con la cabeza hundida en el sofá pero aún así me animaba a que la llenara con más y más leche.

                                      Quedé clavado en el culo de la nueva dependienta y cuando Rosa me dejó salir estuvo atenta a mi verga y puso la boca al lado, con la presión de una manguera obstruida salió la leche del culo y le salpicó la cara, se relamió y terminó de limpiar el coño de Bea haciéndola correrse una vez más.

                                      Ya era tarde para volver a abrir la tienda y miré a Rosa.

  • Rosa, hemos contravenido mis normas, ¿recuerdas?
  • Si Carlos, Bea una de las normas más estrictas de Carlos es de que no debemos follar en horario de trabajo.
  • ¡Ah, no lo sabía, lo tendré presente para la próxima vez!
  • Por esta vez pase pero ya lo sabes, hoy ha sido para darte le bienvenida, jajaja.

                                      Al día siguiente hablé con la dueña del local de al lado, era la misma señora del mío y se alegró mucho al oírme, le conté lo de París pero estaba más enterada que yo, le expliqué mi intención con el local de al lado y me sorprendió bajando el alquiler a la mitad de lo que pagaba Bea, le prometí una visita de “cortesía” y de paso le pregunté por su sobrina, nos reímos los dos y colgué.

Continuará.

Si les gustó valoren y comenten.

Gracias.

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Me hicieron creer que era afeminado. (19)

Me hicieron creer que era afeminado. (18)

Me hicieron creer que era afeminado. (17)

Me hicieron creer que era afeminado. (16)

Me hicieron creer que era afeminado. (15)

Me hicieron creer que era afeminado. (14)

Me hicieron creer que era afeminado. (13)

Me hicieron creer que era afeminado. (12)

Me hicieron creer que era afeminado. (11)

Me hicieron creer que era afeminado. (10)

Me hicieron creer que era afeminado. (9)

Me hicieron creer que era afeminado. (8)

Me hicieron creer que era afeminado. (7)

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Me hicieron creer que era afeminado. (3)

Me hicieron creer que era afeminado. (2)

Me hicieron creer que era afeminado (1)

Viaje de un jubilado a La Argentina (50) FINAL

Viaje de un jubilado a La Argentina (49)

Viaje de un jubilado a La Argentina (48)

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Viaje de un jubilado a La Argentina (45)

Viaje de un jubilado a La Argentina (44)

Viaje de un jubilado a La Argentina (43)

Viaje de un jubilado a La Argentina (42)

Cada vez me encanta más la Navidad

Mi vecina de ático y sus habilidades.

Viaje de un jubilado a La Argentina (41)

Viaje de un jubilado a La Argentina (40)

El divorcio de mis padres me hizo feliz

Viaje de un jubilado a La Argentina (39)

Viaje de un jubilado a La Argentina (38)

Viaje de un jubilado a La Argentina (37)

Viaje de un jubilado a La Argentina (36)

Viaje de un jubilado a La Argentina (35)

Viaje de un jubilado a La Argentina (34) completo

Viaje de un jubilado a La Argentina (34)

Una Nochebuena especial

Viaje de un jubilado a La Argentina (33)

Viaje de un jubilado a La Argentina (32)

Viaje de un jubilado a La Argentina (31)

Viaje de un jubilado a La Argentina (30)

Viaje de un jubilado a La Argentina (29)

Viaje de un jubilado a La Argentina (28)

La conversión de mi hijo Eduardo

Viaje de un jubilado a La Argentina (27)

Viaje de un jubilado a La Argentina (26)

Viaje de un jubilado a La Argentina (24)

Viaje de un jubilado a La Argentina (25)

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Viaje de un jubilado a La Argentina (18)

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Viaje de un jubilado a Argentina (3)

Viaje de un jubilado a Argentina (2)

Viaje de un jubilado a Argentina (1)

Mis primas de la capital (30) y FINAL

Mis primas de la capital (29)

Mis primas de la capital (28)

Mi timidez y mis tías (50) y FINAL

Mi timidez y mis tías (49)

Mi timidez y mis tías (48)

Mi timidez y mis tías (47)

Mis primas de la capital (27)Estaba muy agradecido

Mi timidez y mis tías (46)

Mis primas de la capital (26)

Mis primas de la capital (25)

Mi timidez y mis tías (45)

Mis primas de la capital (24)

Mi timidez y mis tías (44)

Mi timidez y mis tías (43)

Mis primas de la capital (23)

Mis primas de la capital (22)

Mi timidez y mis tías (42)

El tío Culebra me quitó el miedo a los reptiles 1

El tío culebra me quitó el miedo. (2)

Mi timidez y mis tías (41)

Mis primas de la capital (21)

Un jubilado en el cine

Mi timidez y mis tías (40)

Mis primas de la capital (20)

Un pastor en el camino de Santiago

Mis primas de la capital (19)

Mi timidez y mis tías (39)

Memorias de un abuelo (2)

Mi timidez y mis tías (38)

Memorias de un abuelo (1)

Mi timidez y mis tías (37)

Mi timidez y mis tías (36)

Mi timidez y mis tías (35)

Mi timidez y mis tías (349

Mis timidez y mis tías (33)

Mi timidez y mis tías (32)

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Mi timidez y mis tías (30)

Mi timidez y mis tías (29)

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Mis primas de la capital (18)

Mi timidez y mis tías (26)

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Mis primas de la capital (17)

Mitimidez y mis tías (17)

Mi timidez y mis tías (16)

Mis primas de la capital (16)

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Mis primas de la capital (15)

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Mis primas de la capital (15)

Mi timidez y mis tías (13)

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Mis primas de la capital 14

Mi timidez y mis tías 11

Mi timidez y mis tías 10

Mi timidez y mis tías 9

Mi timidez y mis tías 8

Mi timidez y mis tías 7

Mi timidez y mis tías 6

Mi timidez y mis tías 5

Mi timidez y mis tías 4

Mi timidez y mis tías (3)

Mi timidez y mis tías 2

Mi timidez y mis tías 1

Mi coño conquistó New York. (2)

Mis primas de la capital (13)

Mi coño conquistó New York.Cuando decidí labrarme

Para un concierto lo mejor es un trío… o más (3)

Para un concierto lo mejor es un trío… o más (2)

Mis primas de la capital (11)

Mis primas de la capital (12)

Mellizos y gemelas, de gavilán a paloma.

Mis primas de la capitál (10)

Para un concierto lo mejor es un trío, o más.

Mi ahijado, su hermano y su madre

Mi ahijado, su hermano y su madre

Mis tetas decidieron mi destino por mí.

Entre mi padre y mi tía me quitaron mis complejos.

Mis primas de la capital (9)

Mis primas de la capital (8)

Ayudando a mi mamá

Mis primas de la capitál (7)

Mis primas de la capital (6)

Mis primas de la capital (4)

Mis primas de la capital (5)

Mis primas de la capital (3)

Mis primas de la capital (2)

Mis primas de la capital

Dos que valen por tres.

Al conocer mi adopción encontré la felicidad

El chat me ayudó con mi sobrina (Continuación 2)

El chat me ayudó con mi sobrina (continuación)

Mi gran desgracia mi polla Final

Mi gran desgracia mi polla continuación

Mi padre y mi tio tienen los mismos gustos

He tenido mas corridas que km. en mi carrera

Mi gran desgracia .. mi polla

Me casé con una miss

Me gusta ser chófer (TOMO II)

Me gusta ser chófer (TOMO I)

Bienvenida mi jubilación

Tengo una familia atipica pero con mucha memoriT

Bienvenida mi jubilacion tomo 2

Mi primer viaje en avión

Desde el balnerario con amor

El chat me ayudo con mi sobrina