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Viaje de un jubilado a La Argentina (32)

en Amor filial

Este relato no sería posible sin la estimable colaboración de mi amigo Guilleos, un porteño auténtico.          

 

                                                  Eso es lo que prometió Viviana aunque nosotros no le creímos pero nos supo mal despreciarla y subimos a su coche, nos llevó directamente a su casa, como siempre estaba impecable con las cortinas de última moda y todos los detalles de muy buen gusto, no perdió tiempo y mientras esperábamos en el salón ella fue a buscar el vestido a su habitación, desde allí nos llamó.

  • Pepe, Javier… vengan un momento que aquí tengo el espejo de cuerpo entero y lo verán mejor.

                                                  Javier me miró y comprendí que nos estaba enredando como sólo ella sabía, entramos en su habitación, del armario sacó un vestido precioso, lo cierto es que tanto ella como su amiga Olga sabían vestir muy bien, siempre estaban pendientes de las revistas de moda y se gastaban fortunas en toda clase de ropa y complementos.  Colgado aún en su percha se puso el vestido sobre ella para que admiráramos la forma, ya a primera vista vimos que era generoso en escote, Viviana sin más se quitó el que llevaba y lo tiró a la cama, se quedó con el conjunto de lencería precioso que le habría costado un dineral, tanto las tetas como las nalgas las lucía en todo su esplendor, intentó ponerse el vestido nuevo, era ceñido y se lo pudo subir hasta las caderas, en las bragas se enganchaba y no subía más, nosotros ya veíamos que era imposible meter aquel cuerpazo dentro del diminuto vestido pero ella insistía.

  • Vengan hombres, ayúdenme que parece que se ha atascado.

                                                  Entre los dos intentamos que subiera pero fue imposible, solamente unos centímetros pero no más, ella encontró la solución.

  • Es por culpa del conjunto nuevo, voy a cambiármelo por uno más fino y pasará.

                                                  Se quitó de inmediato las bragas y el sujetador delante de nosotros, había que reconocer que tenía un cuerpo impropio de su edad y cuando se volvió y se agachó para buscar el nuevo conjunto nos mostró entre sus nalgas el coño apretado y las tetas colgando duras.  Javier ya se rascaba la bragueta y mi polla empezaba a desperezarse, esperamos impertérritos a que se pusiera el nuevo equipo, era de tul tan fino como la piel, se trasparentaba todo, los pezones y los labios del coño pero ella volvió a intentarlo, el vestido subió hasta la cintura y con nuestra ayuda hasta el estómago, pero ya amenazaba en romperse.  Viviana estaba empeñada en metérselo y pensó que lo mejor era quitarse el conjunto y así el vestido no le haría marcas, nosotros opinábamos que aunque se lo pudiera poner no podría ni sentarse ni casi andar ni respirar pero a Viviana le gustaba llamar la atención y con él puesto eso estaba asegurado.

                                                  Volvió a quitarse el dichoso vestido y se deshizo del sutil sujetador y la mínima braga, ya a pelo se puso el vestido y pudo llegar hasta el estómago pero las tetas era imposible, nos urgió a que le ayudáramos con ellas y que mientras ella sujetaba el vestido hueco nosotros le iríamos colocando las tetas adentro.

                                                  Miré a Javier, lo lógico habría sido al revés pero la idea de sobarle las tetas tampoco era despreciable, con una paciencia infinita le estuvimos intentando meter las generosas tetas dentro del vestido, lo hicimos de todas formas de una en una o embutiéndolas de todas formas, incluso a Javier le dio la idea de que si las mojábamos resbalarían y se podrían meter, mi hijo fue el encargado de chupárselas para que entraran, el resultado fue peor, los pezones le salieron duros y las tetas se pusieron tersar hasta el punto de que no cabían en nuestras manos, Viviana controlaba con la mirada el estado de nuestras entrepiernas, la polla de Javier estaba vertical y casi le asomaba por debajo del cinturón del pantalón, la mía había tomado otro camino descendente e iba junto al muslo engordando el camal.

  • Qué pena, gracias a los dos, sabía que podía contar con ustedes, lo han intentado de todas formas me consta, quisiera agradecerles el favor…
  • No hace falta Viviana, sabes que si te hace falta alguna cosa…
  • Pues ahora se me ocurre que es lo que me hace falta, es esto.

                                                  Con un rápido movimiento nos cogió con cada mano las dos pollas, estábamos desprevenidos y nos las agarró bien, no se le podían escapar, yo sin intentar huir le dije, seriamente, a la vez que miraba a Javier también para que lo entendiera.

  • Mira Viviana… sé que eres una mujer muy sensual y preciosa, pero también sé que eres muy inteligente, te voy a decir una cosa y a ti también Javier… por una serie de circunstancias hemos venido a tu casa y por una cosa o por otra hemos terminando follando, personalmente no me sabría mal pero las circunstancias familiares que nos ligan son tan importantes que debemos cortar de una vez y para siempre estos encuentros, tú eres la madre de Corina, la mujer de mi hijo, y la abuela de Javi, yo estoy casado y feliz, me va muy bien con Elena, llevamos muchos años y no tenemos quejas, imagina que esto se llega a saber, romperías el matrimonio de tu hija, el niño sufriría las consecuencias y mi mujer me abandonaría o en todo caso viviríamos juntos pero como dos extraños y eso no lo puedo consentir, sé que mi hijo te visita y cogéis y no lo vería del todo mal porque eres muy tentadora pero quiero que hagamos un pacto, desde hoy no tendremos ninguna relación sexual, por lo personal todo seguirá tan bien como siempre pero de follar se terminó, ¿entendido los dos?

 

                                                  Los dos bajaron la cabeza asintiendo, yo sabía que a Javier le representaba un sacrificio grande, Viviana lo trataba como a un rey follaba con ella cuándo y cómo quería y siempre estaba dispuesta a todo pero mi argumento era más poderoso, a mí también me gustaba la mujer, estaba muy buena y todo eso y un polvo de vez en cuando no me molestaría pero había que cortar, ni Corina ni Concha se merecían esto y menos el pequeño Javi que sería la víctima inocente.

                                                  Extendí la mano para que firmáramos el pacto con un apretón, a quien más le costó fue a Viviana, iba a perder dos pollas que le encantaban en un momento y por fin se decidió y puso la mano sobre las nuestras pero nos las apretó y dijo.

  • Bueno, comprendo que tenés razón y bien sabe Dios que si no fuera por lo que me has dicho no lo cumpliría pero lo voy a hacer, sólo les pido un último favor…
  • Lo que quieras, eres una mujer con mucho sentido de la responsabilidad.

                                                  Yo esperaba que nos dijera que nos comprometiéramos a no decir nunca nada de aquello pero su respuesta fue diferente.

  • Con este pacto no volveremos a coger más veces pero, ya que estamos, hoy podía ser la última, sé que están calientes le he agarrado las pijas y las tienen como a mí me gustan, solo sería una despedida feliz.

                                                  Tanto Javier como yo nos quedamos sin saber que decir ni hacer, le había prometido su último deseo como a un condenado y mi palabra valía y se lo quería demostrar a Javier.  Mientras dudábamos Viviana daba lo callado como respuesta y nos bajó los pantalones, las pollas saltaron hacia adelante y ella cogió al vuelo la de Javier y se metió la mía en la boca, arrodillada entre los dos nos miraba con ojos ardientes, por debajo de su cabeza se le veían las dos tetas y el resto hasta las rodillas, cuando ya había descapullado a Javier cambió y se metió la polla de él en la boca y empezó a menearme la mía.

  • Quiero que me cojan como nunca, quiero tenerlos a los dos adentro, será mi mejor recuerdo.
  • Está bien Viviana, ¿tienes alguna crema?
  • ¿Para qué quieres crema?, si yo me lubrico pronto.
  • No te preocupes, hazme caso, trae una crema hidratante por si acaso.

                                                  Viviana fue a la mesita de noche y sacó un tarro lleno de crema era de una marca de lujo y de una suavidad perfecta, era la que ella se untaba por las noche para tener la piel como la seda.

                                                  Javier no se entretuvo demasiado, no era hombre de ceremonias y sobre la cama la puso a cuatro y pronto le hundió su polla en el coño, Viviana estaba feliz, tenía aquella verga fenomenal que tanto le gustaba, se le hundía demasiado pero aguantaba con gusto, yo me puse delante de ella y metí la polla en su boca, se la tragaba con desesperación con toda la boca abierta, los labios se dilataban para poder abarcar todo y poder tragar más y más, sabía que aquella era su última oportunidad, ella misma lo había jurado y quería aprovechar.  

                                                  Javier estuvo hincándole con fuerza a cada empujón de mi hijo mi polla entraba un poco más en la garganta de su suegra, la mujer estaba agobiada ya sin poder casi respirar cuando saqué la verga de su boca, los ojos le brillaban llorosos aunque no se quejaba, hicimos una pausa en que ella se ocupó de que no bajaran nuestras armas, cuando cambiamos los papeles Viviana no aguantó tanto, mi polla le llenaba más el coño pero la larga verga de Javier le ahogaba y tuvo que desistir a su pesar.  Javier se tumbó en la cama y ella subió sin pensárselo dos veces, ahora sería ella la que dirigiría la acción, al principio fue así, se metió de un golpe a Javier en la vagina y saltó sobre él sin miedo, mi hijo simplemente se preocupaba de que no se le saliera y de sobarle las tetas, vi el bote de crema y tuve una idea, ya era hora de ofrecerle a Viviana lo que quería.

                                                  La mujer le ofrecía a Javier sus pezones para que se los chupara, éste iba de uno a otro sin cesar pero Viviana descuidaba su retaguardia y se elevaba demasiado manteniendo la mitad de la polla de Javier casi fuera, con esmero me unté mi polla de crema, olía de maravilla y repartí lo que me sobró por las caderas y las nalgas redondas de Viviana, ella se sentía halagada de ver como valorábamos sus curvas, recorrí todo su perímetro hasta llegar a pasar la mano lubricada entre sus nalgas, ella aún levantó el culo más para que mis caricias fueran más allá, con las dos manos me cogí a su cintura estrecha sin “michelines” y con cuidado fui acercándome a ella, entre caricia y caricia apoyé mi capullo en su culo y lo dejé quieto por un momento, ella pensaba que era un juego, en ese momento era Javier desde abajo el que le metía la polla mientras ella le dejaba sus tetas, cuando mi hijo metía a fondo su polla yo hice lo mismo en su culo.  

                                                  Viviana intentó gritar pero no pudo, en un momento había pasado de estar follando con una polla a tener dos en su cuerpo, yo notaba por el tacto interno el glande de Javier entrar y salir y procuré acompasarme con él,  lo que ella pensaba que no llegó a decirlo pero le gustó, siempre había sido su fantasía erótica, ser follada por dos pollas a la vez y ahora sin proponérselo ni esperárselo lo había conseguido.  Ya conseguida su ilusión quiso cambiar, ahora sería yo el que le llenara el coño y la delgada y larga polla de Javier se hundiría en las profundidades del recto, en principio lo agradeció porque al darse la vuelta quedaba boca arriba, mi hijo esperaba a que se sentara sobre él con cuidado y dado el menor diámetro de su falo le entró más suave y lubricado, fue un relax para ella y al entrar en ella mi polla sólo tuve que dilatarle la vagina un poco más y para eso estaba diseñada. 

                                                  No fue problema, sus tetas botaban sobre su pecho una a cada lado con los pezones orientados hacia el exterior, nosotros éramos los que estábamos quietos ella se movía y cuando se clavaba a Javier salía de mí y al revés, en una de estas maniobras calculó mal y el capullo de Javier se salió de su culo, todo se paralizó y mientras Javier intentaba localizar nuevamente el ano de Viviana yo que veía abierto todavía el esfínter quise evitar que se cerrara, posiblemente fue la casualidad pero coincidimos los dos capullos al mismo tiempo y en el mismo lugar, Viviana no notó la diferencia hasta que se descargó de golpe y recibió en su culo la polla entera de Javier y la mía que calculando aproximadamente equivaldría por grosor a dos pollas y media.

                                                  Viviana quedó inmóvil, no se atrevía a subir ni a bajar, se notaba rota, algo había crujido en el esfínter, posiblemente hasta habría que darle puntos de sutura, en todo esto pensaba rápidamente cuando los dos salimos un poco y volvimos a entrar, ella pensó que si había algo de malo ya estaba hecho y se dejó caer, estaba recibiendo dos pollas a la vez como ella quería pero por el mismo sitio y ese sitio era el culo, todavía pudo aguantar o disfrutar según se mire de los dos rabos enteros adentro, se acordó y dio gracias al cielo de haber traído la crema, nunca olvidaría la marca y cuando ya no tenía sensibilidad en el ano se levantó, le costó un poco enderezarse pero lo consiguió, nosotros nos miramos esperando los gritos de la mujer pero su comentario nos desubicó.

  • Ha sido duro pero maravilloso ahora estoy pensando que si el culo esta previsto para una función y es la de salida la vagina está para las dos, la entrada y la salida, de la salida aún me acuerdo, mi hija Corina cuando nació pesó tres kilos y medio y pude resistirlo, me gustaría saber si dos pijas como la de ustedes harían dilatarme la vagina igual.

                                                  Me puse yo esta vez debajo con la polla vertical y ella se tumbó sobre mí, como aperitivo me ofreció sus tetas y no estaban nada mal, noté como se metió mi polla sin dificultad, se puso en cuclillas y se salió un poco justo para que mi glande estuviera a punto de salir, Javier estaba esperando y se apoyó sobre las nalgas de ella, yo acusé el peso de los dos pero pude aguantar, mi hijo puso su capullo en paralelo al mío, era un efecto rarísimo, tener la polla de mi hijo pegada a la mía, notaba sus venas hinchadas y sus palpitaciones pero los dos empujamos a la vez y entramos victoriosos, se notó la facilidad de adaptación de la vagina, nos recibió con un poco de dificultad pero se iba adecuando al tamaño doble, Viviana sudaba y gemía, nos pedía más y más hondo y nosotros presionábamos hasta que nuestros huevos se juntaron con los labios de Viviana, entonces ocurrió fue como si hubiéramos tocado unos cables pelados de alta tensión.  Viviana se corrió de sopetón, sin avisar, debía estar aguantando desde hacía mucho y las contracciones de su vagina hicieron el resto, mi hijo empezó a expulsar leche y yo le imité, las pollas nadaban en leche y flujo de la mujer, entre las oquedades de la vagina salían a presión chorros de líquido a la sábana.

  • Sigan, no paren ahora, es el éxtasis, cójanme los dos a la vez, nos estamos corriendo juntos los tres…  ¿No se dieron cuenta?  Sigan y llénenme de leche.

                                                  Lo que salió de la vagina de Viviana era indescriptible, el semen de mi hijo más claro que el mío y más abundante aunque el mío era más espeso, los flujos de Viviana, blanquecinos espumosos y pegajosos y la crema  rosada, todo se mezcló en la sábana con algunas gotas de sangre que se deslizaban del culo de la mujer, las rodillas me temblaban y Javier sudaba como un cerdo, Viviana era la que mejor aspecto tenía, se le notaba contenta pero cuando quiso incorporarse no pudo, el culo le ardía y el coño le impedía cerrar las piernas, quisimos ayudarla y llevarla a la ducha pero no quiso, nos dijo que ya iría ella cuando pudiera, nosotros nos duchamos rápidamente y nos vestimos, nos pidió disculpas por no poder llevarnos a casa pero no quisimos, verdaderamente estaba escocida, al ir a cerrar la puerta de su habitación me volví a ella y con el dedo índice le recalqué.

  • Recuerda Viviana, tu último deseo, esta ha sido la última vez.
  • Si Pepe si y gracias por todo, saludos a Javi.

                                                  Un taxi nos llevó a casa, Corina me sorprendió porque se había pintado y maquillado, se había puesto guapa para Javier (y para mí) y Elena también se había arreglado, hasta Javi estaba con un trajecito nuevo y se alegró mucho de vernos, se le notaba que nos añoraba.  Corina se colgó del cuello de Javier y lo llenó de besos, Javier le enseñó la placa que le habían dado como premio y le contó las felicitaciones de sus jefes en público, Elena me preguntó si yo había tenido algún problema con los compañeros y si me habían descubierto, la tranquilice y le conté que todos nos habían tratado como a reyes.

                                                  Esa noche aunque bastante estropeados tuvimos que cumplir en casa, no nos lo pidieron expresamente pero Corina se notaba falta de cariño masculino y a Elena no le vino mal que le proporcionara un orgasmo que aunque no muy largo fue bastante intenso, por la mañana Javier madrugó y se fue a la empresa con la placa debajo del brazo para presumir ante los compañeros.  Elena se interesó por todo lo que había supuesto el acto del congreso, el menú y los vestidos de las señoras y si me había gustado la ciudad de Córdoba, por supuesto le conté todo lo que se podía contar.  Corina se mantenía callada, ella guardaba la escopeta cargada, lo que yo no sabía era con cuantos cartuchos.

                                                  Por la mañana fui al parque y le conté a mi amigo todo lo que no le había contado a mi mujer, el hombre no podía pestañear cuando le contaba los detalles sobre todos de Gerta, tenía bastante fijación por las alemanas de Misiones y no sin razón, procuré no dejarme ni un detalle, solamente me callé la escena de los cuatro en la cama, se le habría puesto mal cuerpo que le cediera a mi hijo a Gerta aunque fuera para probar a Loreto, él era muy suyo para estas cosa aunque yo lo hice por contentar a todos y Gerta me demostró que para ella yo era su hombre, le conté lo de la fotografía que le habría traído de la chica reflejada en el espejo por delante y por detrás y maldijo lo que molestaban siempre los móviles y la falta que hacían a veces, por último saqué la carta de despedida de Gerta, la estuvo leyendo y releyendo muchas veces, a través de las palabras escritas parecía sentirla, era como si la viera, cuando me la devolvió tenía los ojos vidriosos.

  • ¿Qué vas a hacer con la carta Pepe?
  • ¿Qué me aconsejas tú?
  • No sé, por una parte me la guardaría y la tendría como una estampa la besaría todos los días pero por otra parte comprendo que es una página pasada aunque muy bonita, ¿qué te parece si la quemamos?
  • Lo que tu digas, la quemamos.

                                                  Mi amigo aunque no debía fumar bajo ningún aspecto sacó el encendedor y por una esquina le prendió fuego, la carta no ardía y tuvo que insistir, se resistía a desaparecer pero al fin ardió y sus cenizas volaron hacia el césped del parque.  Nos quedamos callados un buen rato, él lo sentía como si lo hubiera vivido pero de pronto se repuso, era un tipo muy práctico y le echó cara al presente.

  • Ayer volví a ver a Marga, la chica esta “muerta” conmigo, quiere que nos volvamos a juntar los cuatro, me ha prometido toda clase de cuidados por mis ahogos, yo sé que es sincera pero me da miedo, no por nada, es que ya soy mayor.
  • Igual que yo amigo, yo también tengo miedo y cada día parece que corro más deprisa hacia adelante y no sé a dónde concretamente, por eso cuando estoy con alguna mujer o alguna situación nueva disfruto el momento, en España no era así era un tipo apático, aburrido, sin apenas ilusiones pero ha sido el venir aquí, recibir la acogida vuestra y todo a ha cambiado para mí y espero para mi gente, a la cual te incluyo.

                                                  Nos abrazamos en medio del parque, imagino que quien viera a dos viejos abrazarse sin más no lo entendería pero cada uno volvió a casa más animado.

                                                  En casa todo iba bien, mi mujer en su salsa ayudando en lo que podía a Corina, ésta a su vez agradecida por la ayuda y feliz de ver a su hijo crecer sano y alegre, conmigo estaba normal y cuando digo normal era… no sé, notaba una niebla en el ambiente…  en cambio con su marido estaba como siempre, tan jovial y contenta procurando que no le faltara nada de nada, sexo incluido.

                                                  Recibí una llamada que me preocupó, era Carla, estaba nerviosa y no hablaba con claridad, no se explicaba bien, me decía atropelladamente algo de su compañero de piso pero no especificaba nada en concreto.  Le colgué y casi volé hacia su casa, me la encontré llorosa, le pregunté un montón de cosas, si había tenido problemas con Toni, su compañero de piso, si la había ofendido y muchas cosa más ella lo negaba todo pero no me aclaraba nada, al fin me cogió de la mano y me llevó a la habitación del chico, estaba vacía, bueno eso pensaba yo, en la cama sobre la almohada se veía un poco de pelo rojo pero no abultaba nada, le pregunté, porque aquello no me aclaraba nada, bien podría ser un muñeco de peluche o una muñeca hinchable, cualquier cosa.  Carla se acercó a la cama y descubrió la sábana, hecha un ovillo estaba una chica menuda, pelirroja de verdad, llena de pecas por todo el cuerpo, sólo llevaba unas bragas, sin duda de una talla mayor de la que necesitaba y estaba llorando, yo no entendía nada, pensé de todo, en una violación y drogas o cualquier desgracia, Carla fue escueta pero clara.

  • Esta chica es Maite, Toni la ha dejado embarazada y ahora no quiere saber nada de ella.

                                                  Maite al oír la verdad contada en dos palabras empezó a llorar otra vez, no sabía yo que podía hacer en este caso, la chica era mayor de edad y no tenía ninguna vinculación con Carla pero mi amiga me pedía ayuda y yo me veía obligado a dársela.

  • No sé lo que ha pasado pero creo que lo mejor que podemos hacer es salir de ésta habitación, da mal ambiente.

                                                  Carla cogió el brazo a Maite y la ayudó a levantarse, según iba desplegándose vi que era una chica preciosa, sólo le faltaba un poco de aseo para estar bellísima, no se cubrió los pechos cuando se levantó y aprecié las tetas tan perfectas que tenía con unas areolas hinchadas y llenas de pecas, no estaba delgada pero tampoco se podía decir que gruesa y menos con el aspecto tan deplorable que presentaba, las bragas se le caían porque el elástico no le apretaban y se la sostenía con la mano.  Carla cuando pudo le echó una sábana por encima y salimos a su habitación, el tal Toni estaba en clase, según me fueron contando Toni era de buena familia y con lo de buena quiero decir de dinero y Maite también aunque su familia eran de unas familias muy respetadas que se encontraban en todos los actos cívicos y religiosos, era como unos mecenas de organizaciones humanitarias, todo el mundo los respetaba y admiraba. Los padres de Maite le animaron pues nunca salía con nadie, el resultado fue que la chica bebió más de la cuenta y en el asiento de atrás del Cabriolet de Toni dejó que la convenciera y le metió la polla hasta los huevos, ahora doce semanas más tarde Maite tenía en su bolso el análisis que le anunciaba que los mareos matutinos que sufría eran porque estaba preñada.

                                                  Yo escuchaba la historia sin mirar a ninguna de ellas, me imaginaba la situación, Toni, un vividor despabilado harto de follar había seducido a Maite sin preocuparse de las consecuencias y ella ignorante se confió que él se correría afuera pero se equivocó, la llenó de semen hasta el cuello, ahora los padres de ella que aún no sabrían nada clamarían al cielo, no sabía cómo iban a reaccionar, imaginaba que los padres de ambos eran muy amigos e incluso se deberían favores pero tener un bebé sin padre era un problemón, en España el problema habría sido diferente, habían muchas más posibilidades, la sociedad no la miraría mal incluso al no tener padre reconocido se evitaba una serie de problemas de potestad, lo podría criar holgadamente y a sus padres quizá les ilusionara tener un nieto.  También existían soluciones más radicales que aunque a mí no me gustaban, las consideraba posibles en última instancia, los tiempos en que los padres arrojaban a las chicas preñadas a su suerte ya hacía tiempo que habían pasado y aquí el tema de abortar había oído que era tabú y peligroso, ¡si no estaba permitido ni hacer topless en la playa!  

                                                  No sabía que decir, lo cierto es que la chica estaba liada con la sábana y con un bombo creciendo, intenté que Carla la arreglara de aspecto para que se viera ella misma un poco más animada, le hizo ponerse de pié, le quitó la sábana y buscó un cepillo del pelo y algo de maquillaje, ella no parecía darse cuenta que estaba prácticamente desnuda delante de mí pero Carla le había convencido de que yo haría lo posible para ayudarla, la chica era preciosa y, según Carla la iba arreglando, destacaba más su belleza.  Parecía ausente, resignada y hacía lo que le decía Carla, se iba dando la vuelta para que le peinara por todos lados y en una vuelta las bragas se le cayeron a los pies, ni se molestó en recogerlas, yo giré la cabeza en un primer momento para no avergonzarla pero ella me miró sin ninguna expresión,

                                                  Carla le pasó una esponja jabonosa por todo el cuerpo, me hizo el regalo de lavarle las tetas con suma paciencia para que yo pudiera admirarlas, sabía de mi devoción por los pechos femeninos y no escatimó rozarle los pezones para que se excitaran, me demostró cómo le crecían las areolas pecosas, además de hinchadas se ponían más coloradas, yo estaba bastante afectado por el problema de la chica pero mi polla no comprendía nada.  Cuando Carla le lavaba el vientre y los muslos la chica separó las piernas, tenía una buena cantidad de vello púbico rizado rojizo y apenas se le distinguían los labios, Carla los separó y vi el clítoris arrugado que escondía, me imaginaba a Toni metiéndole su experta polla hasta llenarle el coño a la chica y ésta tan confiada de que eso era normal.  Carla quiso que me implicara de verdad, la acercó a mí y le dijo:

  • Maite, este amigo hará lo que pueda por solucionar tu problema lo mejor posible, no te asegura nada pero puedes confiar en él.

                                                  La chica me abrazó, al estar yo sentado y ella de pie me rodeó la cabeza con sus manos y puso mi cara entre sus tetas, le correspondí el abrazo cogiéndole las caderas, tenía un cuerpo exquisito, los pezones se me metían sin querer entre los labios, los tenía duros y calientes y su culo alto y duro, Carla nos miraba satisfecha, confiaba en mí, quizá más de la cuenta.

                                                  No quise llegar más lejos con Maite, sabía que era muy vulnerable en estos momentos, solamente me tomé la licencia de cogerle una nalga con cada mano y atraerla hacia mí y besarle un pezón, ella me miró agradecida y se la devolví a Carla que buscó entre su ropa y le dejó unas bragas de su talla y algo de ropa.

                                                  Cuando volvía a mi casa no sabía cómo resolver aquel lío, tendría que averiguar cosas del los padres de ambos y decidir.

                                                  Cuando entré en casa sentí una sensación rara, como una amenaza que se cernía sobre mí, miré a todos y no noté nada raro, comimos y mi hijo se marchó al trabajo y Elena vistió a Javi y se fue a hacer unos recados con él.

                                                  Ya estaba confiado sentado en mi sofá frente a la venta cuando entró Corina, iba moviendo las caderas al andar con una sonrisa y no le hice demasiado caso.

  • ¿Qué tal Pepe, qué te cuentas?
  • ¡Ah!, nada todo bien…
  • Me alegro, porque hoy es un día especial.
  • ¿Ah sí?  Me parece muy bien.
  • Si, hoy es el cumpleaños de mi madre, de Viviana…

                                                  Sentí como si me hubieran quitado el sillón de debajo del culo.

 

  • Estupendo, la verdad se conserva muy bien, la felicitaré luego.
  • No hace falta, va a venir ella aquí.
  • Glup, ¿has dicho que va a venir?
  • Si, le he invitado para que cene con todos nosotros, así no está sola será una reunión muy interesante, luego si quieres la acompañas a su casa.

                                                  Me dio la impresión de oír el percutor de la escopeta de Corina con el primer cartucho.

  • ¡Qué bien, le contaremos el viaje a Córdoba y a Misiones!
  • Pues creo que del de Córdoba ya sabe algo, ¿no es verdad Pepe?
 

                                                  Yo no sabía dónde mirar, me habría gustado que hubiera llegado Elena con el niño lleno de caca y lo hubiera tenido que cambiar urgentemente pero Corina no era tonta, nada tonta y se arrodilló entre mis piernas como si fuera a hacerme una felación y se me quedó mirando fijamente.

  • Pepe, hay una cosa que es muy importante para mí, es la confianza y tú, hasta ahora, me has demostrado tenerla conmigo y yo contigo ¿no?
  • Claro Corina y la tendré siempre.
  • Eso espero, porque me gustaría que me contaras cómo es que fue mi madre a recogeros al aeropuerto el otro día y que pasó luego.

                                                  Me pareció oír la palabra, ¡Fuego!, enfrente de mí ante un pelotón de fusilamiento.

  • Ejem, ¿te refieres al otro día?
  • Sí, me conformo con el otro día de momento.
  • Pues nada… que vino tu madre a recogernos y nos trajo a casa.
  • Pepe, de mi marido sé que no puedo esperar mucho y la verdad no me importa, a él lo quiero mucho y sé que no voy a conseguir que cambie, el hijo que tenemos es para mí lo más importante pero tú eres la única persona en quien confío plenamente, desde que llegaste me caíste bien, el ver el cariño que le demostrabas a tu mujer después de tanto tiempo juntos me gustó, también me gustó tu manera de ser, cuando le daba de mamar a Javi no te era incómodo como a Javier y a la mayoría de hombres, te gustaba ver al pequeño como luchaba por la vida y cuando me dijiste que te gustaría probar mi leche me ganaste, me encantó la delicadeza de tus labios mamando de mis pechos, luego cuando me sangró el punto de la vagina… ¿te acuerdas?
  • Claro, mujer cómo iba a olvidarlo.
  • Yo estaba aterrada, creí que me iba a desangrar, a morir, por eso te busqué, confié en ti, no me importó que fueras un hombre casi desconocido aún y te mostré mi vagina cosida y tú con toda naturalidad me calmaste, incluso me hiciste creer que me ibas a curar como a tu hijo de pequeño dándome un beso en la herida, siempre recordaré ese beso en mi coño, luego tantas cosas, no hace falta que te las recuerde por eso necesito que me cuentes que pasó con mi madre.
  • Corina sabes lo que siento por ti, al principio cuando hablábamos por Skipe desde España teníamos el recelo de una chica que aunque muy hermosa nos había “quitado” a nuestro hijo que lo habíamos criado con la mejor educación y buenas maneras pero cuando te conocí en persona me quedé enganchado de ti, lo de dejarme mamar de tu teta fue para mí una de las cosas más grandes que me han pasado y lo de besarte la vagina me encantó por la confianza que me demostraste por eso quiero que me comprendas, por ningún motivo quisiera que tú y tu marido tuvierais problemas por nada ni nadie pero ya conoces a tu madre, es una mujer muy persistente y todo dicho sea de paso muy ardiente, siempre busca la forma de conseguir una polla y con el físico que tiene lo tiene fácil pero creo que el otro día le aclaramos definitivamente que no queremos nada de sexo con ella.
  • ¿Te refieres a Javier y a ti?
  • Eso es lo que quiero que tengas presente siempre, las cosas pasan y se deben olvidar, el otro día tu madre habló contigo y se enteró de que estábamos en Córdoba y que volvíamos al día siguiente, llamó a la compañía y se enteró a la hora que llegábamos, estuvo allí esperando y con excusas se empeñó en llevarnos a su casa, antes que nada le  advertí que no queríamos ya jamás nada de sexo con ella y firmamos un pacto.
  • ¿Ella firmó un pacto?
  • Si, se comprometió a no tener más sexo con nosotros.
  • ¿Lo dijo en serio?
  • Yo le creí y Javier también pero… quiso un último deseo, yo no pude negarme pues había ya conseguido que se olvidara de nosotros y el último deseo era hacer una despedida especial…
  • ¡Cómo de especial!
  • Joder, Corina no me obligues a darte detalles,
  • Claro que quiero detalles, ¡es mi madre Pepe!
  • … quería que la folláramos los dos.
  • ¿Los dos, el padre y luego el hijo también?
  • … No, el padre y el hijo a la vez.
  • La hija de… ¿y qué pasó?
  • Corina por favor, no más detalles.
  • Si todos, no te dejes nada.
  • Tú lo has querido Corina… Javier la folló por delante y yo por detrás, luego al revés mientras le comíamos las tetas, nos chupo la polla a los dos mientras nos la meneaba y al final cuando se le estábamos clavando los dos a la vez por error le metimos las dos pollas juntas por el culo.
  • ¿Las dos pollas por el culo, si la tuya no me cabe a mi?
  • Pues la dos entraron y le gustó tanto que quiso que también se las metiéramos por el coño, al final nos corrimos los tres juntos y la llenamos de leche.
  • ¡Oooooh!  Dios, que puta que es mi madre.
  • No digas eso Corina, ¡es tu madre!  Tienes que comprenderla, tiene una edad en que aunque es muy bella sabe que el tiempo es imparable y dentro de unos años habrá perdido toda esa lozanía, tiene terror a las arrugas.
  • Por eso dijo que no podía venir a comer, me dijo que estaba en cama que no podía levantarse desde hacía algunos días, le dije que le mandaría comida preparada contigo y me dio un no tajante.
  • Claro, no podrá ni sentarse, le dejamos el culo y el coño como un colador.
  • Por Diossss y Javier, ¿qué dijo?
  • Que está conforme, no la volverá a visitar ni yo tampoco, nada de sexo ya.
  • Gracias Pepe, no sabes el bien que me has hecho.
  • Sólo quiero que me prometas que no se lo recriminarás a Javier, ya lo conoces.
  • Si, ya lo conozco, a ti se te puede perdonar todo, tú haces el amor con tu mujer, le das todo, la haces sentirse una reina y aunque luego tengas alguna aventura sigues siendo siempre igual, no te enfadas, no exiges, no gritas y follas como nadie, a ti es fácil quererte.
  • Por favor Corina no me digas eso, te lo ruego.
  • Es cierto, a mi manera estoy enamorada de ti, sé que no puedo ser más que la mujer de tu hijo pero para mí eres mi hombre de verdad y le tengo celos a Elena, celos sanos ¡eh!  Me gusta verlos juntos y oírlos coger, por la noche me masturbo oyéndolos, en cambio mi marido… sólo piensa en él sólo valgo una mamada para él, espero que con las otras será igual que conmigo, tú que lo has visto follar, ¿es igual con las otras?, dime la verdad Pepe.
  • Javier es mi hijo y tengo que reconocer con vergüenza que es igual siempre, ha cambiado mucho, supongo que el estrés o las responsabilidades… no sé pero no te engaña, es así siempre.
  • Pepe, lo que te he dicho que estoy enamorada de ti es cierto pero quiero que lo olvides, quiero ser tu nuera querida y que me tengas toda la confianza del mundo, te necesito, me gusta estar contigo, hablar contigo, coger contigo, eres fiel de verdad, lo de las otras mujeres son tonterías, tú eres adorable, siempre que miro al pequeño Javi deseo que sea como tú, ya me ves, cuando me arrodillé frente a ti estaba dispuesta a arrancarte la verdad a mordiscos si fuera necesario ahora sólo deseo tu pija, quiero llenarme la boca, sentirla crecer desde cero, quitarle le piel dentro de mi boca con la lengua y ahogarme con ella si hace falta para luego saborear tu semen, esa leche que un día probé y me enganchó como una droga.

 

                                                  Corina me soltó el cinturón, iba a bajarme la cremallera cuando le levanté la cabeza y la besé en la boca, me recibió con sus labios entreabiertos y su lengua entre sus blancos dientes, el beso fue corto porque quería mamarme la polla antes de que se me pusiera dura y la sacó a estirones, cuando me bajó los pantalones y cumplió sus deseos, le cupo toda cuando estaba arrugada, noté su lengua en el frenillo retirando el prepucio y fue creciendo mientras me chupaba con deleite, no tuve que cogerle la cabeza para que la metiera hasta adentro, lo hizo ella y mi leche pasó a su garganta sin pasar por el paladar.

                                                  La chica me había encendido, sólo la mirada que me daba con los labios cerrados sobre mi polla me ponían frenético y no pude aguantar más, la cogí de los codos y la levanté, no me gustaba verla de rodillas frente a mí, parecía suplicante y Corina se merecía todo, la senté sobre mis piernas, mi polla vertical estaba pegada bajo su falda aunque no la veía la notaba, sentía el calor que tenía entre sus muslos y me volvía a poner duro queriendo vaciarme del todo con ella, me abracé a ella y la atraje sobre mi pecho, sus tetas se oprimieron contra mí y sus muslos resbalaron sobre lo míos quedando mi capullo presionando su coño solamente separado por sus bragas, ya me disponía a ladearle las bragas y meterle la polla cuando Corina se levantó de golpe.

  • Perdona un momento Pepe, espera un poco.

                                                  Salió disparada a su habitación y luego corrió a la cocina cuando volvió conmigo llevaba las manos detrás.

  • Quiero ser igual que mi madre, ella será lo que quiera pero sabe lo que quiere.
  • No sé a qué te refieres…
  • A esto.

                                                  Me enseñó lo que llevaba, había cogido un condón de su habitación y un calabacín de la cocina, también llevaba un tubo de vaselina.

  • Quiero sentirme penetrada por los dos lados, muchas veces he soñado que tenía la pija de Javier y la tuya adentro.
  • Eso nunca Corina, lo he hecho una vez para salvar a la familia, era una situación límite pero la sensación de tener la polla de mi hijo junto a la mía no volverá a ocurrir.
  • También lo había pensado, cada uno es completamente diferente, los prefiero por separado pero tu pija con esto me hará la ilusión, me he masturbado muchas veces pensando en tu polla metiéndome un calabacín, lo voy a forrar con esté condón y me lo meteré.
  • ¡Si éste condón está caducado!
  • Jajaja, es normal, desde hace mucho no lo uso, mi marido no previene y se corre adentro sin preocuparse de nada y cuando empecé a follar contigo me tomé la píldora, de todas formas aunque esté caducado y se rompa no creo que me pueda preñar.
  • Eso espero, jajaja.

 

                                                  Corina se sentó sobre mis piernas y me empujó contra el respaldo del sofá y se levantó la falda, ya no llevaba bragas y me dijo.

  • Primero probaré el original, ya habrá tiempo para el refuerzo.

                                                  Se sentó con todo cuidado sobre mi polla, había traído la vaselina y me facilitó la tarea bastante, apretó los ojos un momento y se dejó caer suavemente, mi polla se hundió en su culo como un gato hidráulico, estuvo moviéndose con ella adentro procurando dilatarse de forma natural y cuando ya no sentía ninguna molestia se levantó un poco, cogió la hortaliza y le puso el condón, el látex estuvo a su límite de resistencia pero aguantó y la vaselina hizo el resto, el interés de Corina por sentir lo mismo que había sentido la sibarita de su madre la animaba y cuando se fue metiendo el calabacín cerró los ojos y con un brazo se apretó contra mí, noté cuando le había entrado porque suspiró en mi oreja, ya lo tenía más de la mitad, realmente más hondo que yo había llegado y ella sin quitárselo se acoplo a mi polla que la esperaba impaciente, el glande entró como otras veces pero al encontrarse con su nuevo vecino compitió con él y peleó para llenar a la chica que casi no podía coger aire, no quería ser menos que su madre y soportó el volumen de los dos troncos que la llenaban, pero de pronto se levantó y tirando del resto de preservativo que sobraba se quitó la verdura y se quedó conmigo sólo.

  • ¿Sabes una cosa Pepe?  Para experimentos… la gaseosa, prefiero mil veces el calor, la dureza, la sensación de tus venas hinchadas y las palpitaciones de tu cabeza que el inerte consolador frio y uniforme, cógeme como quieras, para mi tú eres lo mejor y no necesito más.

                                                  Corina se abrazó a mi notaba cómo se apretaba contra mi pelvis intentando notar la máximas sensaciones y abrazada a mí se corrió, apretaba su cabeza contra la mía queriendo unirse a mí en una sola cosa y lo consiguió, no llegué a tocarle las tetas con las manos, las tenía tan pegadas a mi pecho que sentía su calor, la presión de sus pezones y la humedad de la leche que le supuraba, quedó abrazada a mí con los brazos colgando a mi espalda, en mi polla notaba los estremecimientos de su vagina que me escurrían todo resto de leche, cuando se pudo levantar se echó a mi lado en el sofá extenuada, el calabacín estaba abandonado en el suelo, desahuciado.

                                                  Yo me sentía ya tranquilo, el secreto de su madre aunque se había descubierto estaba más o menos controlado, confiaba en Corina, mi temor era que si tenían alguna discusión algún día le echara en cara todo el tema de su madre pero crucé los dedos esperando que eso no pasara nunca.

  • ¡Ah!  Se me olvidaba, me han dado muchos recuerdos para ti.
  • ¿De verdad y quién?
  • ¿A ver si lo adivinas?
  • No tengo ni idea, no conozco a nadie en Argentina.
  • Jajaja, si no te conociera me lo creería pero, ¡Pepe por favor… tienes más “amistades” que el presidente!
  • Pues no entiendo quien puede ser, dame una pista.
  • Bueno, es una mujer...
  • (¿?)
  • La conoces muy profundamente, por dentro y por fuera…
  • Ni idea, no tengo relaciones tan estrechas.
  • Jajaja y yo me lo creo… es rubia y le gusta la fotografía.

                                                  De momento pensé que Ingrid, había mandado las fotos que nos hicimos en la selva, en ellas se veía explícitamente cómo follábamos los tres incluso mi polla en unos primerísimos planos que cualquiera que me conociera íntimamente no dudaría en reconocerme, la piel se me puso de gallina pensando en Elena, en cualquier descuido podría verme, me tenía lo suficientemente calado como para no saber de quién era aquella verga.

  • ¿Aún no te lo imaginas?

                                                  Disparé al aire para ver por donde sonaban los tiros.

  • Ya lo tengo, habrá sido Erika desde Misiones…
  • Caliente, casi has acertado, ha sido mi amiga Ingrid y me ha contado cosas muy curiosas, hay que ver que casualidades tiene la vida…
  • Pues cuéntame Corina, no me tengas en ascuas.
  • Verás…  Me ha llamado Ingrid, entre otras cosas para agradecernos la visita aunque somos nosotros lo mas agradecidos, hemos hablado de muchas cosas, nos acordamos de nuestra juventud en la universidad, qué tiempos aquellos… no te creas pero disfruté lo mío, jajaja.  El caso es que hablando me recordó a una amiga que teníamos, siempre íbamos las tres juntas a todos lados, en todas las fiestas y en todos los líos, éramos como hermanas, ellas dos eran de Misiones y si te acuerdas de Ingrid no era la mitad de linda que la otra chica, con decirte que ¡le llamábamos la maniquí! ¿y sabes por qué?, porque era perfecta como un maniquí de escaparate y no sólo por su belleza, cómo no teníamos secretos muchas veces nos duchábamos justas e incluso dormíamos juntas y a veces desnudas por lo cual nos conocíamos bien.  Nuestra amiga era perfecta hasta en su cuerpo, tenía unos pechos y el resto como una estatua griega pero lo más raro y a la vez bonito era su sexo, era tan perfecta que no se le notaban ni los labios de la vulva y te aseguro que no te miento, lo más curioso es que la ha llamado después de mucho tiempo a Ingrid y después de saludarse y recordar viejos tiempos le contó una historia muy curiosa…  Le dijo que había estudiado Relaciones Publicas y estaba metida en una empresa de modelos, en sus ratos libres era azafata de congresos y exposiciones de alto nivel, no me extraña porque como te digo era una verdadera belleza, le contó que a veces iba a acompañar a personalidades y atenderlos en sus visitas oficiales pero lo más curioso es que había estado en una convención de una empresa de telefonía y que había conocido a un señor muy interesante de los que ya no quedan, le dio una serie de detalles que a Ingrid le sonaban, hasta que pensando mucho le recordó a alguien que se correspondía a estas definiciones y esa persona eras tú, conociendo a la chica, que se llama Gerta, imaginamos que no sólo le conocería de vista y de la forma tan incendiaria que hablaba de él no tuvimos dudas, la había tratado como tú nos trataste a Ingrid y a mí en la cabaña de los pájaros, ¿ahora no te recuerda nada esta historia?
  • Corina, ¿para qué me haces esto?  Si seguro sabes toda la historia al dedillo, con lo amigas que sois os habréis contado hasta el último detalle, ¿qué quieres que te diga que además de lo que has dicho de ella tiene un corazón tatuado bajo del ombligo?
  • Jajaja, no es un corazón es una mancha en la piel, lo que llaman “un antojo” de su madre, es de nacimiento, lo que pasa es que ella como era el único defecto que tenía se lo disimuló tatuándolo con un corazón.
  • Tienes razón Gerta es una mujer perfecta, hasta da miedo tocarla por si la rompes.
  • Pero seguro que tú te arriesgarías… jajaja
  • Corina… no seas tan mala conmigo y piensa lo que quieras.
  • No hace falta, me lo han contado todo incluso que se tuvo que marchar de tu cama de madrugada para no tener que despedirse de ti, ¿te dejó una nota no?
  • Si, una nota preciosa que no olvidaré nunca.

 

                                                  Corina se acercó a mí y se acurruco en mi pecho, apoyó su cabeza debajo de la mía y me dijo apenas que la pude oír.

  • Pepe, me vas a hacer envidiar a todas las mujeres.
  • Calla Corina, no digas eso nunca.

                                                  Estuvimos abrazados un buen rato, cuando se incorporó habían lágrimas en sus ojos, al mirar los míos vio que también tenía los ojos brillantes y corrió a su habitación para que no la viera.

 

Continuará.

 

Agradezco sus valoraciones y comentarios.

 

Gracias.

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