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Viaje de un jubilado a La Argentina (38)

en Amor filial

Este relato no sería posible sin la estimable colaboración de mi amigo Guilleos, un porteño auténtico.

 

                                                  Al abrir la puerta de casa de mi hijo el corazón me iba a mil, vivía en un piso alto y el ascensor no funcionaba y con la debilidad de piernas que llevaba llegué a duras penas, nada más abrir me encontré con la mirada de Elena, al verme tan apurado se preocupó por lo lívido y sudado que llegaba, le conté que había subido la escalera a pie y ella me riñó y con razón, debía haber llamado desde abajo para comprobar que no se había quedado alguna puerta a medio cerrar, ella misma bajó al piso de abajo y comprobó que sólo le faltaba un empujón de un dedo para cerrarse y subió dentro del ascensor hasta mi con cara triunfal, no tuve más remedio que admitir mi falta de iniciativa pero ya era tarde, al entrar en el salón me esperaban todos con cara de impaciencia para que les contara cómo había estado la sesión de fotos.  Elena estaba orgullosa de mí porque había hecho un favor a Gerta que aunque no la conocía personalmente nada más por ser amiga de Ingrid y Corina ya le caía bien, Javier también estaba interesado aunque un poco decepcionado pues albergaba la esperanza de encontrársela otra vez como escort en alguna convención futura y Corina que quería saber el resultado de la prueba, estaba convencida de que pasaría sin problemas, me senté en el sofá y todos me rodearon esperando noticias, Corina tuvo la deferencia de traerme de la nevera una cerveza helada, eso me volvió a la vida.

                                                  Les conté todo, bueno… todo lo que se podía contar, las dificultades iniciales, la casualidad de que no  hubiera acudido la modelo oficial y el éxito de Gerta al probarse detrás del biombo los diferentes vestidos y prendas, como concesión les dije que también se había probado varios bikinis de la temporada de verano próxima.  Javier abría los ojos imaginando aquel cuerpo escultural con bikini, después de cenar me acosté pronto, había tenido una tarde movidita y necesitaba reposo, Elena se acostó bastante más tarde después de recoger todo de la cocina, cuando se tumbó a mi lado se pegó a mí, ella no tenía sueño y quería saber, me hizo notar que al meterse en la cama se había quitado el camisón, me cogió la mano y se la llevó a una teta mientras se acomodaba entrelazando sus piernas con las mías para que yo, según nuestra costumbre, la penetrara mientras le contaba más detalles, yo que estaba medio dormido torpemente me coloqué en posición.

  • Pero Pepe, ¿es que no te vas a quitar siquiera el pantalón del pijama?
  • ¡Oh!  Lo siento estaba dormido casi.
  • ¡Qué desilusión! yo que estaba preparada para hacer el amor mientras hablábamos, creía que tendrías ganas después de ver a la chica en bikini, imaginaba que vendrías con ganas de hacerlo.
  • Si, sí, claro es que me he cansado subiendo la escalera, te he esperado un rato despierto pero como no venías…

 

  • Ya y yo me lo creo, cuando quieres hacerlo estarías toda la noche despierto esperando metérmela.
  • Que si mujer, estaba deseándolo…

                                                  Me quité el pantalón del pijama, la polla no tenía aspecto de querer fiesta a estas horas pero hice lo posible para animarla, lo primero era demostrarle a Elena que estaba por la labor y me dediqué directamente a buscar sus tetas, las tenía duras y ya debía estar deseosa porque los pezones se le pusieron de lo más sensibles, yo le pasé como un pincel la polla entre los labios del coño, quizás el calor o el roce con el clítoris fueron animando a mi capullo que empezó a resucitar,  todavía no estaba al cien por cien cuando busqué la entrada de la vagina y empujé, tuve que sujetar el tronco para darle consistencia pero por fin pude meter media polla.  Elena hizo el resto, me dio la impresión que me aspiraba porque al segundo empujón entró toda, ella buscó la mejor postura para que no tuviera ningún impedimento y cómodamente entraba y salía lentamente.

  • Eso está mejor, ¿tú ves Pepe?, eso me gusta de ti que no hay que animarte mucho para que se te ponga dura y… cuéntame más cosas, comprendo que delante de Corina no hayas dicho nada pero que tal la chica, ¿era rubia como Ingrid y su hermana? ¿qué tipo tenía o no has llegado a verla bien?
  • Fíjate que la chica es rubia como las amigas, bueno Corina es morena pero como las de Misiones y tiene un tipo especial, entre ellas la llamaban el maniquí.
  • ¿Y por qué le llamaban así, tan delgada es?
  • No, eeeh, debe ser porque tiene el cuerpo parecido a los maniquís de los escaparates, cuando la vio Marlene se quedó con la boca abierta y no te digo el fotógrafo…
  • Y dime… ¿quién es esa Marlene y de qué la conoces?
  • Pues… fíjate qué casualidad…  ¿tú te acuerdas de la chica que conocimos en el avión cuando llegamos?  Pues resulta que un día la vi guiando a un grupo de turistas y me hablo de su madre que estaba muy relacionada con la moda, es que es de ascendencia francesa, ¿sabes?
  • Ah y que tal es Marlene ¿no será muy mayor?
  • ¡Qué va como tú más o menos!  pero se cuida y como viste a la francesa es muy elegante.
  • Me gustaría conocerla, su hija era muy amable.

                                                  Se notaba que Elena estaba con ganas de tenerme adentro y no tenía prisa por acabar, mi polla se había animado al calor de la vagina de Elena y yo tenía que andar con los pies de plomo a ver que decía sin pasarme de detalles.

                                                  En la habitación de mi hijo se notaba también actividad, reconocía los gemidos de Corina, seguramente estaría cabalgando a Javier, eso también influyó para que mi polla se espabilara más.

                                                  Las tetas de Elena estaban mejor que nunca y quise aprovechar, con Marlene y a Gerta no había disfrutado de las suyas y estaba hambriento de teta por lo que me subí sobre Elena y fui a gatas sobre ella, para acelerar la acción metí la cara entre sus piernas y rápidamente la oí suspirar, abrió las piernas todo lo que pudo y me sujetaba la cabeza para que siguiera lamiendo, cuando le llegó el orgasmos tembló como si le diera un síncope, las tetas se le movían como flanes y me lancé a por ellas, mi polla se metió en el coño y aguantó la corrida de Elena pero cuando terminó nos besamos y nos dormimos, no llegué a eyacular, se había quedado tan satisfecha que se relajó y se durmió.

                                                  Por la mañana estaba muy cómodo en la cama, me desperté tarde y apenas noté cuando se levantó mi mujer, supuse que era más pronto y que había ido al baño pero al momento de salir de la habitación ya estaba allí, una mano pasó por debajo de la sábana y me cogió la polla desmayada.

  • Buenos días, dormilón.
  • ¡Corina!, ¿qué haces aquí?  Mi mujer acaba de levantarse.
  • Si, ya lo sé está en el cuarto de baño, se está duchando, se dará tres enjabonadas en el pelo, dos en el cuerpo y luego se secará el cabello, tenemos tiempo.
  • Por favor Corina, estás arriesgando mucho.
  • No pasa nada está controlado, estaba pendiente desde que se fue Javier para darte los buenos días.
  • Eso quisiera yo pero anoche estuvimos haciendo el amor y…
  • Ya lo sé y yo también.
  • Si, te oí cuando te corrías, supuse que estabas montando a mi hijo.
  • Pues acertaste pero lo hacía más fuerte de lo normal, fue una cogida normalita, quería que me oyeras.
  • Pues te lo tengo que agradecer, la polla no se me ponía dura…
  • Seguro que ayer abusaste de ella, ten piedad de la pobre que bastante bien se porta.
  • Eso pienso yo, me parece que tendré que tomármelo con calma.
  • Si porque Marlene y Gerta en una tarde no es poco.
  • ¿Y tú cómo lo sabes?
  • Jajaja, Gerta me llamó y me contó todo, la comida de concha que le diste debajo de los focos, que dejaste al personal asombrado, sobre todo a la maquilladora, ya habías estado con Marlene jugando a caballitos y luego te fuiste cara a ella, bueno a su culo y se lo dejaste como el tubo de escape de un coche, si los fotógrafos hubieran sido hetero se lo habrían llenado también.
  • Joder Corina, no sé que tienes, que lo que no sepas tú…
  • Jajaja y, que me dices de una mamada mañanera, ¿no te gustaría?
  • Por Dios Corina, que no se me levanta.
  • No, si me refería que me la dieras tú a mí, tu hijo no se molestó en preguntar si había quedado bien y en realidad me habría gustado que repitiera echándole más ganas.

                                                  Corina me quitó la ropa de encima y se puso sentada sobre mi cara sin dejar que opinara, ya venía preparada, se había lavado y perfumado el coño y no se había puesto bragas para no perder tiempo, sabía que no iba a decir que no, el coño le olía a rosas, los labios abiertos a mi lengua se pegaron cuando se abrió las piernas hasta dejar el coño sobre mi boca, sólo tenía que mover la lengua y tenía todo a mi alcance, el clítoris, los labios y la vagina y yo amplié la ruta y llegué hasta el culo, ella no estaba ociosa, sobre mi pecho notaba sus tetas calientes rozarme con los pezones duros y buscó mi polla, yo no habría dado nada por ella pero Corina supo encontrar la manera y en pocas mamadas me la puso a punto o casi, en el baño se oía el agua de la ducha que de pronto se paró, Corina se volvió hacia mi sacándose la polla de la boca.

  • Ya se ha lavado la cabeza, ahora se va a enjabonar el cuerpo.

                                                  Efectivamente a los pocos minutos se oía otra vez cómo se echaba agua sobre su cuerpo, Corina se volvió a meter la polla en la boca y dejó su coño sobre la mía, al dejar de caer agua en la ducha otra vez Corina se giró.

  • Ahora saldrá y se secará el cuerpo y luego el pelo, sigue.

                                                  La chica aspiró la polla hasta hacerla desaparecer en su boca, me rozaba los huevos con los labios, debía llegarle al esófago pero ella chupaba y lamía con los labios forzados por el grosor del miembro, yo repasaba de norte a sur el coño moreno, con un dedo en el culo la hacía moverse y con la lengua entraba en la vagina tragando los flujos que manaba, al momento se oyó el secador del pelo.

  • Acelera Pepe que Elena tiene mucho pelo pero lo seca pronto, dame un orgasmo.

                                                  Ella predicó con el ejemplo y mientras yo lamía frenéticamente su clítoris ella me chupaba sólo el capullo, sobre todo el frenillo, nos corrimos a la vez y no dejamos pistas, yo me tragaba los jugos que manaba su coño y ella tragaba con los labios cerrando la punta del capullo los chorros de semen que había producido durante la noche, cuando acabamos saltó de la cama y desapareció, cuando oí que se cerraba la puerta de su habitación se abría la del cuarto de baño, me hice el dormido y me guardé la polla limpia de semen aunque mojada de saliva, por el rabillo del ojo vi a mi mujer que se quitaba la sábana de baño y se quedaba desnuda buscando un sujetador en el cajón, admiré su culo y sus tetas, para la edad que tenía no estaba nada mal, si no hubiera sido por Corina me habría levantado y la habría sorprendido metiéndole la polla por detrás mientras le cogía las dos tetas a la vez.

                                                  Cuando salí ya vestido después de darme una buena ducha Corina me había preparado un desayuno de primera.  Elena también había colaborado, me sentí mimado por las dos mujeres que más quería, mi mujer después de tantos años juntos me quería de verdad igual que yo a ella, nos amábamos sin reservas, ella lo sabía y los dos hacíamos lo posible por alimentar cada día nuestro amor, nos dedicábamos lo mejor para el otro y éramos felices, Elena no era celosa, sabía que yo le pertenecía sin reservas quizás por eso hacía un poco la vista gorda, sabía de mi debilidad por las faldas sobre todo por las tetas y a veces me hacía un regalo diciéndome quien tenía las tetas como a mí me gustaban y cosas así, con Corina lo hizo y lo acertó, yo procuraba no pasarme, la respetaba al máximo y procuraba ser muy discreto en mis devaneos, era una mujer excepcional.

                                                  Reconozco que tenía mucha suerte con Elena y con Corina claro, mi nuera era también una maravilla de mujer, como persona y como cuerpo, muy inteligente, ardiente, sincera y discreta, sabía dónde estaba su sitio y quería a Elena más que a su madre, conmigo era otra cosa, me quería como a mi mujer, sabía que podía contar conmigo para lo que fuera, sabía que entre nosotros no habían secretos y se sentía arropada por mí, además nuestra relación se había ampliado tanto que abarcaba todos los campos, sobre todo el sexo, para nosotros era una cosa tan natural que no lo cuestionábamos, cuando nos apetecía (que era siempre) y podíamos (que no era siempre) los hacíamos sin ningún problema y todo marchaba sobre ruedas.

                                                  La madre de Corina intentó alguna vez acercarse a mí con intenciones cariñosas pero su hija se puso entre los dos cortando las intentonas  de Viviana de coger conmigo.

                                                  La mañana la pasé de un sofá a una silla, estaba verdaderamente cansado, las dos mujeres se desvivían en darme cualquier cosa que me hiciera descansar, me ponían almohadones y un taburete en los pies para que los tuviera en alto, “oficialmente” sólo se decía que era por el esfuerzo de haber subido las escaleras a pie pero yo sabía que las dos damas se sentían un poco responsables por haberme “forzado” a follar con ellas.

                                                  Por la tarde a mi hijo le apeteció dar un paseo por el barrio, la temperatura invitaba y al niño le sentaría muy bien tomar un poco el sol, nos arreglamos y cuando el sol ya era más flojo salimos a la calle, a Javi parecía encantarle ver cosas nuevas, todo le llamaba la atención y yo le compré un juguete en la primera tienda que vimos, eso colmó la felicidad del pequeño que ya no se movió del cochecito, estuvo todo el rato con el juguete, nos lo enseñaba orgulloso para que compartiéramos con él su felicidad, era un encanto de crío.

                                                  Nos sentamos en una heladería, Javier como cabeza de familia quería impresionarnos y pidió cuatro copas de helado de las más grandes, las mujeres pensaron enseguida en las calorías que tendrían pero nosotros nos lanzamos directamente a degustarlos, la heladería era de unos descendientes de italianos y habían seguido las formulas de sus antepasados, en las paredes las fotografías de la antigua tienda con los recién inmigrados, al oírnos hablar entablamos una pequeña conversación y nos obsequiaron con unas tabletas de chocolate que hacían ellos también.

                                                  Estábamos sentados cuando pasó justamente por delante de nosotros Marlene, yo no me había dado cuenta pero mi mujer me dio con el codo.

 

  • Pepe, me parece que aquella señora te está saludando, ¿la conoces?
  • Claro, si es Marlene, ¡Hola Marlene, tú por aquí!
  • Hola Pepe, ¡qué casualidad! veo que estás con la familia, yo voy de compras y luego a ver a Malena, me parece que no está muy bien.
  • Me alegro de verte, mira te presento a mi mujer Elena, mi nuera Corina, mi hijo Javier y el príncipe de la casa mi nieto Javi y… ¿has dicho que Malena no está bien?
  • Sí, ella no me ha dicho nada pero la noto rara, ¿te ha contado Gerta algo?
  • No, ya no la he visto…  ¿Cómo van la cosas?
  • Muy bien Héctor ha presentado la colección y seguramente la van a contratar para ser la imagen de la empresa, si todo va bien pronto la verás en los carteles por toda la ciudad.
  • Me encantaría, de verdad, la chica se lo merece.
  • Es verdad no te había creído hasta que la vi, bueno los dejo, encantada de conocerlos a todos chau.

                                                  Elena me miró sorprendido y Corina con una sonrisa maliciosa.

  • Me parece marido que te has quedado corto en describirme a Marlene, si está más guapa que Malena y eso que… es difícil, tiene un cuerpo de joven y viste con un gusto muy elegante, me gusta ésta mujer.
  • Ya te dije le gusta cuidarse y vestir al estilo francés, muy chic.
  • Estoy admirada Pepe, veo que mi amiga Gerta está en buenas manos, sabes rodearte de gente influyente, tienes un arte innato.
  • Sí, mi marido siempre por una cosa u otra está rodeado de mujeres guapas, debe tener algo.
  • Venga ya,  menos darme jabón,  que es una mujer como otra, no exageréis.

 

                                                  Mi hijo me miraba sospechando que Marlene era otra de la lista, se lo imaginaba por haberme visto con Gerta y con Viviana pero Corina sí que no tenía dudas, estaba completamente segura que Marlene había pasado por mi polla como tantas otras y me admiraba por ello aunque en el fondo sentía un celitos que no quería reconocer.

                                                  Paseamos por las calles llenas de gente, Villa Devoto era un barrio muy animado y las calles principales estaban atestadas de tiendas, ya anochecido volvimos a casa, cuando mi mujer se estaba cambiando en la habitación y Javier plegando el cochecito del niño. Corina se me acercó y me dijo.

  • Pepe, me gustaría que algún día me contaras algo de Marlene, imagino que debe de tener unas tetas y una concha de lo más apetecible para ti.
  • Corina, no empieces por favor, no te voy a contar nada.
  • No me hace falta pero… ¿me equivoco?
  • No, no te equivocas como siempre pero te has dejado algo importante para ella.
  • ¿Sí, el qué?
  • Te has dejado el culo, le vuelve loca que la enculen, jajaja
  • Sos de lo que no hay Pepe, no sé para que te pregunto, jajaja

                                                  En un principio se me fue de la cabeza, ya estábamos acostados cuando mi mujer sacó la conversación.

  • No se me va de la mente Marlene, yo que me imaginaba una señora mayor y resulta que es una madurita que aún hace volverse a muchos hombres, ¿no te habías fijado?
  • Desde el primer día que me la presentó Malena me impresioné sobre todo por su elegancia, está muy influenciada por su madre que era francesa y ha seguido con la costumbre de elegir toda la ropa al estilo francés.
  • ¿Y te has dado cuenta de que ha dicho que Malena no estaba bien?
  • Ahora que lo dices es verdad, se me había pasado por alto, si me acuerdo le llamaré.

                                                  La llamé a la mañana siguiente, nada más oír su voz ya noté que algo no estaba bien, debía pasar algo y se lo pregunté.

  • Hola Malena, como siempre estoy encantado de hablar contigo pero esta vez estoy preocupado pues he visto a tu madre y me ha dicho que te había notado mal, ¿qué te pasa?
  • Pues… nada, cosas mías no te preocupes, ya se me pasará.
  • De eso nada si te pasa algo quiero que me lo cuentes, para eso somos amigos ¿no?
  • De verdad, no es nada.
  • ¿Estás en casa ahora?, si estás voy a que me lo cuentes todo.
  • Sí estoy en casa pero no te molestes, estoy bien.

                                                  Aunque se hubiera reído a carcajadas  le habría notado que algo le ocurría para estar tan apagada por lo que no me lo pensé dos veces y a media mañana me presenté en su casa, me abrió y solamente la cara que tenía lo decía todo, se había levantado adrede para abrirme la puerta, se había envuelto con la bata y encogida como iba se volvió a la cama, yo la seguí y mientras ella se acostaba yo le arreglé las sábanas que estaban todas arrugadas, me senté a su lado en la cama y la arropé, aunque tenía el pelo desordenado estaba guapa, era una chica que no le hacía falta maquillajes para estar bonita.

  • A ver Malena, creo que somos lo suficientemente amigos para que compartas conmigo tus problemas, si puedo ayudarte lo haré sin dudarlo pero no debes estar con este aspecto, cuéntame lo que te pasa.
  • No tiene demasiada importancia, es que me han dicho algo que me puso triste.
  • ¿Sí y qué te han dicho?
  • Es sobre Fernando mi marido, está de gira.
  • Sí, lo vi en Misiones tocando con el grupo de tangos.
  • Ya pero de eso hace mucho y también hace mucho que no me llama, hice averiguaciones y me han dicho que sigue de gira, los han contratado para otra ciudad.
  • Bueno, estará ocupado y ya sabes cómo somos los hombres de despistados.
  • No, no es eso, el otro día vi al bailarín que iba con ellos, me contó muchas cosas, ha habido muchos cambios.
  • Suele pasar en los grupos musicales, cada uno tiene un criterio y al final… ya ves a los Beatles y a otros.
  • Pero es diferente, ¿te acuerdas de Tina, la bailarina?
  • Si claro, una chica muy guapa y… muy ardiente por cierto.
  • Ahí está el problema, Tina es ninfómana no puede estar sin follar, cuantas veces mejor, hasta ahora Fernando y yo siempre hemos sido una pareja liberal, tenemos una relación abierta, él puede salir con quien quiera y a mi si me gusta algún hombre no lo dejo pasar, hasta ahora todo iba normal, el bailarín que no es nada admirador de las mujeres…
  • Si, ya lo sé es gay.
  • Pues eso, él no tenía nada que ver con ellos y si encontraba a algún muchacho que le gustara se lo llevaba a la cama pero en el grupo era diferente, a Tina la atendían entre los tres músicos, el más gordo, el del piano sólo le gustaba metérsela en el culo.
  • Si ya sé, el que tiene la polla pequeña.
  • Sí ese, Fernando era el que recibía las mamadas de Tina, ella se la chupaba mientras ensayaban y él se corría tocando el bandoneón y el del violín se la metía en la concha.
  • Ya, el que tiene la polla enorme.
  • Eso, el mismo, el caso es que a Tina le parecía poco, cada vez quería coger más y más a menudo, cuando le daba a Fernando el bandoneón para que ensayara ya sabían que quería mamársela y de paso que la cogiera el del violín y el del piano le hincara en el culo su pene, todo eso se hizo tan habitual que fuera de las actuaciones siempre estaban cogiendo, ahora ya no respetaban sus rutinas. Tina los hacía cambiar iban rotando por ella, el del piano se la metía ya en la boca o en el coño igual que los otros,  era una orgía continua, el problema es que el compañero de Tina un día entró en el camerino donde estaban enganchados los cuatro y al ver al pianista con el culo abierto metiéndole la polla por el culo a su compañera pensó que no le molestaría que colaborara también pero cuando le apuntó al culo del pianista se armó la gorda, al ver las intenciones del bailarín, se volvió y le dio un puñetazo, allí se acabó la fiesta, lo echaron del grupo y ahora han contratado un chico pero chico de verdad que también se ha añadido a los tres músicos con lo que Tina está cogiendo sin parar, no sé si Fernando lo hará por eso o por otra cosa, no me fío del bailarín porque está resentido pero creo que Fernando ya no me quiere.

                                                  A la chica le salían unas lagrimas que le corrían por las mejillas, a mi que no me gusta ver llorar a las mujeres me conmovió y la abracé, a la chica le hacía falta consuelo, creí que su madre no se había enterado o no le había dado importancia pero a mí me partía el corazón, yo sabía que no podía hacer nada, tanto si Fernando había decidido dejar a Malena como si sólo estaba encoñado con las mamadas de Tina era difícil convencerlo, Malena no dejaba de llorar, yo le besaba el pelo deshecho y la frente y trataba que no llorara, buscaba sus lágrimas cuando salían de sus ojos y las cazaba con mi boca, no sabía qué hacer para consolarla, le decía excusas inverosímiles para convencerla pero no tenía éxito, tantas veces fui besando sus lágrimas que mi boca estaba muchas veces sobre sus labios.

                                                  Cuando levantó la mirada y me miró a los ojos los cerró esperando que la besara, lo hice y nos fundimos en un beso tierno que la hizo suspirar, se dejó caer sobre la almohada y la seguí besando, no sé quien abrió la boca primero pero nuestras lenguas se encontraron y nos invadió una llamarada de pasión que me hizo quitarme la camisa y los pantalones y abriendo la sábana me invitó a subir, acabé de desnudarme sobre la cama, ella me enseñó que no le hacía falta, no llevaba nada, se acunó en mi pecho y comenzó a llorar otra vez.

 

  • ¿Qué te pasa Malena, ahora estoy contigo, no llores por favor?
  • Si, lloro de felicidad, contigo no siento tristeza, me has besado con ternura y esa era la medicina que me hacía falta.
  • Ya lo sé y sé que eres una mujer muy sensible y necesitas sentir que te quieren y en eso sí que puedo ayudarte.

                                                  El tacto con la piel de la chica y el leve temblor que se le notaba me hacía abrazarme a ella intentando darle protección, se había hecho un ovillo entre mis brazos, nos volvimos a besar, ella me cogió la cabeza y me estuvo acariciando el pelo mientras me metía la lengua hasta el paladar, a la vez se iba deshaciendo el ovillo y se enroscaba entre mis piernas, yo sentía en todo mi cuerpo sus manos que parecía que querían impedirme que la dejara, yo notaba toda su piel, era un abrazo continuo, sentía el roce de sus pechos en mi cuerpo y sus muslos en los míos pero no había sensación de sexo, todo era sentimiento y caricias, me devolvió los besos, ahora era ella la que besaba mi cara y mis ojos, me besó el cuello, el pecho y el vientre, eran besos cortos pero sinceros pegando los labios fuertemente a mí, yo intentaba seguirla pero era imposible.

                                                  Malena estaba desatada buscaba cariño y yo se lo daba, incluso cuando me besó entre las piernas mi polla estaba blanda, ella la rodeó y la besó igualmente pero no se paró en ella y siguió por mis muslos y mis piernas, sus tetas rozaban mi cuerpo y sus muslos rodeaban mi cabeza, yo los besaba igualmente, le besé los pies y ella lo agradeció como la mayor de las caricias, cuando volvió retrocediendo al pasar por mis muslos empujó con la cabeza para que los abriera y metió la cara en mi ingle, con los huevos pegados a sus mejillas estuvo besándolos, yo notaba su lengua rastreando los rincones más difíciles, cuando subió y se tropezó con mi polla otra vez ya no estaba blanda como antes, estaba dura, gruesa y roja de excitación, Malena no pareció extrañada siguió besando y besando, rodeó el tronco besándolo y al llegar al capullo lo besó como a un niño pequeño, delicadamente y al salir una gota de liquido pre seminal la aspiró y me besó como si besara a un pez, el prepucio ya se había retirado hacía rato y el fresón del glande estaba brillante y rojo.

                                                  Malena rozó con la mejilla el capullo duro y suave, lo fue paseando por su cara desde las orejas hasta la barbilla, por debajo del cuello lo pasó al otro lado de la cara e hizo lo mismo, yo estaba tan tenso que me habría corrido ya, por eso no noté que cuando volvió a pasarlo a la otra mejilla lo hizo por la boca abriendo los labios, se los humedeció con la lengua y apenas dejó pasar un centímetro de glande cuando aspiró de golpe, la impresión que me dio parecía como si me tragara un remolino de mar, mi polla desapareció dentro de la boca de Malena y yo en “venganza” le separé las piernas, con la lengua le abrí los labios del coño y le pasé la lengua varias veces de arriba abajo.  Malena no lo esperaba o quizás no tan fuerte pues gimió como animal herido, estuvo unos momentos interminables quieta con la polla entera dentro de su garganta, aguantó hasta que no podía respirar, mi lengua le atacaba el clítoris sin cesar y ella estaba atenazada por el placer, se corrió en mi boca sin sacarse la polla de la suya, la tuve que sujetar para que no se lastimara ni me cortara la polla con los dientes, con las tetas pegadas a mi vientre, los pezones se hundían en la carne.

                                                  Cuando se pudo controlar sin avisar dio la vuelta dejándome a mí sobre ella, mi cabeza se hundió entre sus muslos y seguí lamiendo los restos de jugos que le salían del coño.  Malena me abrazó y no dejaba moverme ni levantarme por lo que como seguía con la polla en la boca empecé e mover las caderas, ella escondió los dientes por precaución y cerró sus labios alrededor de mi tronco, me movía cada vez más de prisa y acabé follándole la boca, los sonidos guturales que hacía no me asustaban y seguí metiéndole la polla cada vez más honda y más rápida, en su garganta notó los latidos en mi glande y se abrazó a mi culo sin dejarme salir, me corrí como si me hubiera corrido en su coño, en vez del útero le llené el esófago de leche directamente, no pudo ni saborear mi leche, me tuvo amarrado mientras me convulsionaba vaciándome de semen, solamente me dejó ir cuando mi polla retrocedió y era tan insignificante que con un beso la despidió, se acurrucó a mi lado metiendo su cabeza sobre mi pecho y así se durmió, yo estuve pensando qué hacer, no podía ir a Fernando y cantarle las cuarenta porque no tenía ningún derecho y pensé que en frío quizás se me ocurriría algo, tenía la esperanza que Corina me aconsejara, no le contaría todo aunque ella lo descubriría como siempre, a la vez que pensaba todo esto admiraba a Malena, desnuda a mi lado respiraba tranquila, las tetas subían y bajaban rítmicamente y toda ella olía a sexo como yo.

                                                  Estuvo casi una hora durmiendo, yo la tenía entre mis brazos, mi polla descansaba sobre mi muslo y noté que despertaba porque lo primero que hizo fue pasarle la mano por encima como quien acaricia a un gato, aún blanda estaba gruesa y a Malena le gustaba acariciarla de cualquier forma.

  • Lo siento Pepe, me he dormido sin querer pero me hacía falta, he estado dos noches sin apenas dormir.
  • Me lo he imaginado, ha sido una delicia verte dormir plácidamente, eres hermosa de todas las maneras.
  • Gracias pero no te he contado todo…
  • ¿Aún hay más?
  • Si… estoy embarazada.
  • Glup, ¿qué has dicho, que estás embarazada?
  • Si, de poco tiempo pero me he hecho la prueba y da positivo.

                                                  Instintivamente  me puse a hacer números de cuantos días habían pasado desde la última vez que había estado en la cama con Malena, ella me lo notó en la cara y me contestó tranquilizándome.

  • No te preocupes Pepe, no puede ser tuyo.
  • Pero si me dijiste que te tomabas la píldora.
  • Si pero cada cierto tiempo debo descansar y no me la tomo en un mes.
  • Entonces sí que puede ser mío.
  • No, estoy segura, después de tener la regla estuve con un italiano que vino en una expedición, desde el primer momento me gustó, era encantador y lo llevé a un Albergue, cogimos toda la tarde y me corrí tres veces, era un semental.
  • ¿Y sabes quién es?
  • No, no sé si se llama como me dijo y no me importa, no le diría nada de todas formas.
  • Joder Malena que noticia ¿y qué piensas hacer?
  • De momento nada, ya veré más adelante.
  • Eres muy valiente, te admiro.
  • Gracias, pero dime ¿cómo quedaste con la chica que querías que trabajara conmigo?
  • ¡Ah!  ¿Qué tu madre no te ha contado nada?
  • No, sólo estuvo aquí ayer y me dijo que no me pasaba nada que saliera de compras y se me pasaría.
  • Jajaja, buena sicóloga, tiene más de francesa que de argentina, pues gracias a tu madre la presentamos a un fotógrafo muy bueno, se llama Héctor, por azar no vino la modelo oficial y aprovechó para hacerle una prueba con la ropa de la campaña de publicidad, al final quedó encantado y posiblemente la contratarán.
  • Mmm, me alegro, en mi trabajo no se lleva mal pero si es tan linda es mejor que aproveche la ocasión, ¿y mi madre que dijo?
  • También está muy contenta porque en principio no creía que era tan bonita pero luego se convenció al ver tan entusiasmado a Héctor.
  • Jajaja, mi madre es única pero ten cuidado porque te cobrará el favor.
  • Jajaja, ya me lo ha cobrado.
  • ¿Ya?, ¿cuándo?
  • En el mismo momento, no dejó pasar la ocasión, en la oscuridad del estudio estuvo cabalgándome.
  • Que boluda es mi madre no da puntada sin hilo, podían haberlos visto.
  • Y nos vieron todos, luego le metí la polla con ella arrodillada en el sofá, se encendieron las luces y estaban todos alrededor nuestro, se le vio perfectamente el agujero del culo dilatado como un pozo.
  • Jajaja, me imagino la escena ¿qué dijeron?
  • Nada, todos son gente muy comprensiva, jajaja

                                                  El humor se le había suavizado cuando salí de casa de Malena aunque el problema seguía ella lo veía de otra forma, tenía un rayo de esperanza, no era la primera vez que Fernando le hacía una jugarreta de aquellas pero eso ya lo había olvidado casi, yo de lo que me preocupaba era de la preñez de Malena.

                                                  Al llegar a casa y ver a Corina la idea de contarle el problema de Malena no me pareció tan buena, la maduraría un poco antes de contársela si es que se la contaba algún día.

Continuará.

 

Agradezco sus valoraciones y comentarios.

 

Gracias.

 

                                                 

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