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Viaje de un jubilado a La Argentina (15)

en Amor filial

Este relato no sería posible sin la estimable colaboración de mi amigo Guilleos, un porteño auténtico.

Continuara.                          Cogidos de la mano llegamos a nuestra habitación, mi nuera Corina pasó nada más oírnos y con cara de expectación esperaba que comentáramos cómo nos habían ido los masajes especiales que había reservado para nosotros.

  • ¿Qué tal pareja, os han gustado los masajes “relajantes”?
  • Mmm bueno, el mío no ha estado mal, es la primera vez que me hacen uno así y si tengo que decir la verdad repetiría sin pensármelo.
  • Pues yo lo mismo digo, me he quedado nuevo, ha derrochado aceite sin escatimar, con mucha suavidad todo.
  • Pues a mí no, era a base de crema, parecía leche, también me ha puesto perdida por todas partes.
  • Jajaja,  veo que no os habéis contado las respectivas experiencias, mejor así de todas formas si queréis repetir me lo decís.

                                                  Me acordé del consejo de la masajista, quizá sería mejor pasar página y no indagar demasiado, lo principal es que mi mujer había disfrutado del masaje y de eso estaba más que seguro, la única duda era cómo.

                                                  Corina también parecía de la misma opinión y terminé por olvidarlo, contribuyó mucho que mi nuera nos acuciaba a seguir un ritmo frenético, ya había preparado al niño y urgió para que nos cambiáramos para bajar a la playa, abajo del hotel había una serie de sombrajes o sombrillas con las hamacas para tomar el sol pero a mí me gustaba ir un poco por libre, Javier había partido de buena mañana hacia su primer trabajo y no volvería hasta el día siguiente, agobiados por mi nuera nos cambiamos y Elena me dio un bañador que me habían comprado elegido entre las dos, a mí personalmente me parecía muy atrevido pero reconozco que el mío ya tenía muchos años y parecía el de Tarzán.  No me fijé el de Elena porque llevaba un pareo envuelto hasta debajo de las axilas y en el pasillo Corina iba casi idéntica liada por un pañuelo largo estampado muy bonito, el niño con su gorrito y sus cremas para el sol y su sombrilla.

                                                  Nos alejamos un poco del hotel, pasamos por una playa que se llamaba Miramar o algo parecido y cuando ya la arena estaba más despejada de bañistas me gustó el lugar para quedarnos pero Corina me dijo que Javier había reservado una carpa más allá, según me contó era una especie de toldo que resguardaba del viento y que ofrecía un ambiente más íntimo.  Lo cierto es que era mucho mejor que las clásicas  sombrillas donde todos se mezclaban y se rociaban de arena mutuamente y además para llegar al agua había que coger turno.

                                                  Extendimos las toallas y colocamos todos los productos para el niño y las cremas para las mujeres, yo confiaba que no me tostaría demasiado.

                                                  Yo admiraba al océano, acostumbrado al Mediterráneo el color era diferente y seguro que la temperatura también, cuando me volví hacia mi familia se me paró el corazón, mi mujer nunca había llevado BIKINI, era la primera vez que se había puesto uno, siempre con su discreto bañador, ahora el dos piezas le hacía un cuerpo de lo más atractivo, no recuerdo de haberme fijado en ello ni al verla en ropa interior, el sujetador le levantaba las tetas juntándolas en un canalillo apretado y las bragas bastante cortas le hacían unas piernas largas y le marcaban el bulto del pubis muy hinchado.

                                                  Pero todo esto no era nada para cómo lucía Corina, mi nuera había elegido un bikini tipo brasileño, el sujetador mínimo con una cinta que recorría el pecho por debajo de las tetas y que sujetaba los dos triángulos que se deslizaban a gusto, en ese momento los llevaba extendidos y le cubrían dos tercios de teta pero ante la mirada asombrada de mi cara me quiso hacer una demostración de las posibilidades del modelo y estrechó una copa de forma que el triángulo de tela se quedó tan escueto que sólo le cubría malamente el pezón pero para más regodeo en la otra teta se retiró el triángulo al lado casi debajo de la axila dejando la teta llena completamente libre, mi mujer se tronchaba de risa ante la expresión de mi cara, cuando se ató un poco más fuerte los lazos de la braga me demostró que podía ajustarla a su gusto también, ahora se le incrustaba el triángulo del pubis con tal tensión que se le marcaban los labios del coño claramente.  Las dos mujeres se felicitaban por el éxito de la elección de los modelos pero yo me tuve que volver de espaldas a ellas para disimular el efecto físico que me habían provocado los “modelitos”.

                                                  Ellas entre risitas hicieron con toda naturalidad un hueco para que el niño estuviera a la sombra siempre y cubierto por una importante capa de protector del sol, tenía la piel blanca y se podía quemar fácilmente, mi mujer se extendió en la toalla, estaba realmente bonita, aunque todavía blanca como la nieve el bikini le realzaba el color y ella quiso que no le dejara marcas, tumbada boca abajo le pidió a Corina que le pusiera crema, era de un alto índice de protección, mi nuera se ofreció gustosa, mi toalla estaba al lado de Elena y Corina al otro lado, la chica destapó el fresco de crema y empezó por los brazos, los untó con cuidado para que no dejara ninguna parte sin cubrir, mi mujer se dejaba dócilmente manejar por Corina, las piernas siguieron a los brazos y luego la espalda, Corina rodeó el sujetador del bikini con cuidado pasando la mano por debajo de la prenda pero Concha le dijo que se lo desabrochara para mayor comodidad, yo miraba indiferente como si no fuera conmigo, una vez que la espalda estuvo protegida mi nuera le dijo que se diera la vuelta, y ella lo hizo sin inmutarse, sujetándose las copas se quedó boca arriba y Corina siguió con su labor, los muslos, el vientre, el estómago y cuando llegó a los pechos mi mujer sin problema se quitó el sujetador quedando con las tetas desnudas, Corina me miró de reojo y vio que me sorprendió un poco pero no le di más importancia, Corina conocedora del tema le advirtió a mi mujer.

  • Elena tienes unos pechos muy bonitos, no me los maginaba así, puedes lucirlos como la mujer más joven aunque te advierto algo… en La Argentina no está permitido mostrar los pechos en público, sé que te parecerá raro pero así es la ley.
  • No lo puedo creer, a mí nunca me había preocupado porque no me había puesto bikini pero en España cualquiera se puede quitar la parte de arriba en cualquier playa sobre todo en el Mediterráneo e incluso algunos y algunas se lo quitan todo aunque lo normal es que vayan a las playas reservadas para nudismo donde no hay restricciones, van personas de todas clases, jóvenes y mayores, niños y viejos, el desnudo no tiene importancia, cuando lo pruebas lo ves de lo más normal.
  • Pues aquí todavía no, te pueden llamar la atención, incluso los demás bañistas.
  • Bueno pues ponme la crema y luego me cubro.

                                                  Corina se llenó las manos de crema y empezó a pasarlas sobre las tetas de Elena, primero por los lados hacia el centro, mi mujer no decía nada pero se le notaba suspirar yo la oía y miraba a Corina, ésta también me miraba y poco a poco iba acercando las manos a los pezones de Elena, mi mujer en un principio con las piernas cruzadas ahora las iba separando, Corina sin dejar de mirarme iba rodeando las areolas de Elena y le provocaba que los pezones fueran endureciéndose y saliendo cada vez más provocativos, el efecto de la mirada de Corina y de la forma de masajear las tetas de mi mujer estaba produciendo un efecto en mi polla, ella lo sabía y me llevaba al límite, me tuve que tumbar boca abajo para que Elena no se diera cuenta del bulto en mi bañador, cuando ya tenía las tetas brillantes de crema Corina pasó a los muslos por dentro, también se los masajeo con cuidado pero al llegar cerca de la ingle también estuvo provocándome, sus dedos cada vez se acercaban más y más a las bragas de Elena incluso con la excusa de no dejar marcas pasó un dejo más allá del borde, mi mujer instintivamente separó las piernas del todo y Corina sonrió, mi polla estaba a punto de reventar y en el último momento la chica dio por terminado el trabajo, había logrado ponerme a mil, suspiré tranquilo porque ya había terminado y me puse a mirar los barcos que salían del puerto y se adentraban en el océano, ya se me había calmado la erección cuando Elena me tocó en el brazo.

  • Anda Pepe, ponle tú ahora crema a Corina, yo no puedo, estoy llena y me ensuciaré de arena.

                                                  La mirada de Corina ya me puso caliente, con la mirada me preguntó cómo quería que se pusiera boca arriba o boca abajo, no le conteste y ella eligió, se puso boca abajo, Elena me alargó el frasco de crema y se volvió hacia la otra parte poniéndose un gorrito sobre la cara, cuando me centré en Corina ya se había soltado las cintas del bikini, con los brazos sobre la cabeza me dejaba todo su cuerpo moreno a mi disposición, no quise demostrar mi nerviosismo estuve masajeando las plantas de los pies a la vez que repartía crema entre los dedos, ella los movía poniéndoles frente a mí, con las pantorrillas no tuve problemas pero al subir de las rodillas hacia arriba vi que separaba las piernas, los muslos torneados y morenos brillaban según iba poniéndoles bronceador, los verdaderos problemas empezaron cuando llegué al principio de las nalgas, Corina miró a mi mujer, está se había quedado dormida ladeando la cara hacia donde estaba el niño durmiendo, sin decirme nada estiró de los cordones de las bragas y los desató, el cordón que se incrustaba entre las nalgas se aflojó y dejó suelto el triángulo de adelante, luego volvió a poner los brazos sobre su cabeza.

                                                  Mis manos con las nalgas redondas a mi disposición no lo dudó y las amasó separándolas y pasando los dedos mojados entre ellas, Corina iba separando las piernas incluso elevaba las caderas dejándome sitio para que mi mano no tuviera dificultades en avanzar, mis dedos recorrían los pliegues de la ingle de Corina, por lo lubricados que estaban resbalaban y se deslizaban entre los labios del coño de la chica, ella suspiraba y me demostraba que aceptaba mis caricias elevando el culo, cuando llegué a rozarle el clítoris ya me esperaba duro, sólo tuve que separarle el pequeño prepucio para que se quedara la almendra brillante y dura, Corina movía el culo a ambos lados y me guiaba dónde prefería mis dedos, llegué a aventurarme por sus labios menores y meter un poco de dedo allí, cerró las piernas y me atrapó la mano, creí que me había pasado y allí se había terminado mi incursión pero noté cómo mi dedo era aspirado hacia adentro hasta que hizo tope, con el pulgar presioné el ano, estaba tan lubricado que no ofreció apenas resistencia y dejó pasar al dedo, en el interior de Corina se juntaron los dos dedos separados por tejidos delgados.  Corina apretó los puños y ladeó la cabeza, me pareció que se había corrido o por lo menos le había rozado el punto G.  Mi polla pugnaba por salir por el camal del bañador y habría sido fácil dejarla salir, incluso podría haber intentado metérsela en el coño a Corina pero no me atreví, de vez en cuando pasaba gente cerca y hubiera sido muy embarazoso.

                                                 

                                                  Dejé el coño de Corina mojado y seguí hacia la espalda, conocí cada músculo de la chica, se movían bajo mi presión hasta que llegué a la nuca y sin decirme nada dio la vuelta, el bikini se quedó pegado a la toalla y las tetas emergieron redondas y duras, me lancé a por ellas y le hice lo mismo que le había hecho a mi mujer, los pezones reaccionaron igual excepto que manaban los chorritos de leche cada vez que los apretaba, yo me había sentado sobre ella para mayor comodidad y Corina buscó por mi camal del bañador al capullo que asomaba, no llegó a sacarlo pero su mano llegó hasta el comienzo del tronco y los huevos, estuve amasándole las tetas lo que quise, ella me miraba a los ojos a la vez que me agitaba la polla, me habría corrido en su mano si Elena no se hubiera movido y al momento se hubiera despertado del todo.

  • Uf, me parece que me he dormido, ha sido un momento pero me has dejado tan relajada que se me han cerrado los ojos, ¡oh! que tarde es, Javi debe estar hambriento y sin cambiar.
  • Déjamelo ahora y le doy el pecho.

                                                  Carina cogió el niño que le acercaba Elena y se lo puso en el pezón después de limpiárselo de crema, tuve que salir de la carpa y dar un paseo, la polla la tenía como un ariete y no quería que Elena se diera cuenta, cuando volví ya estaba todo en orden, mi mujer se había abrochado el bikini y había cogido al niño, Corina con el bikini lo más decente que podía ser lo cambiaba de pañal.

  • Me voy al hotel con el niño, ya ha tenido mucho sol, vosotros quedaos si queréis un rato más pero no tardéis la comida es pronto.
  • Como quieras por lo menos daré un paseo por ahí.
  • Ya te conozco Pepe, lo que quieres es ver alguna chica de buen ver con bikini…
  • Concha no seas así, qué dirá Corina…
  • ¡Ah!  Yo no digo nada y si quieres te acompaño.

                                                  Elena se fue con el niño y Corina y yo nos fuimos paseando en sentido contrario, ya estábamos bastante alejados y la gente era muy escasa, a lo lejos los hoteles parecían borrosos por la bruma.

  • ¿Quieres darte un baño?
  • Bueno, sería mi bautismo en el Atlántico, siempre me he bañado en el Mediterráneo y está muy caliente.
  • ¡Sígueme!

                                                  La seguí o más bien con la mirada, salió corriendo por la arena hasta meterse en el mar, tras unos pasos sobre el agua chapoteando se lanzó de cabeza y salió unas decenas de metros más allá, lo curioso es que el agua le llegaba al cuello.

  • Mira no cubre aquí.

                                                  No lo pensé y debería haberlo hecho porque mi nivel de natación es casi nulo, hice lo que le había visto a ella y corrí y me lancé de punta, todo fue bien hasta que se me acabó el aire, quise hacer pie pero no encontré el fondo, la consecuencia lógica fue un buen trago de agua salada, la desesperación me hizo bracear hasta que me di cuenta que estaba en un banco de arena y el agua me llegaba ahora poco más de la cintura.  Corina se reía a carcajadas, yo tosiendo llegué a su lado allí volvía a cubrir hasta el cuello y ella estaba flotando horizontal haciendo la posición del “muerto”, tosiendo todavía me acerqué a ella, sobre el agua sobresalían sus dos tetas y la cara, los muslos y los pies, cuando pudo dejar de reír me dijo…

  • Creo que has bebido bastante, ¿no te apetecería comer?
  • ¿Comer ahora?

                                                  Corina separó las piernas y se colocó de forma que me rodeaban la cabeza, luego soltó una cinta de la braga del bikini que se hundió dejando los labios del coño abiertos frente a mi cara.

  • ¿Te apetece el menú?
  • Encantado.

                                                  Pasé las manos debajo de sus nalgas y la elevé un poco saqué de la superficie el coño entero y metí la cara entre sus muslos, sus piernas se abrieron todavía más y mi lengua se hundió en su vagina, Corina gemía mientras se mantenía moviendo las manos , le estiré la cinta del sujetador y le dejé las dos tetas sueltas y al sol, le chupé los labios, el clítoris y hasta el culo, el coño estaba salado de flujos y océano, estaba sabroso y disfruté de él, Corina se corrió en mi boca, cogiéndola por las caderas la sostuve para que no se alejara flotando,

  • Sácate la polla del bañador.

                                                  La obedecí y la dejé a 45º ella se hundió resbalando sobre mi cuerpo hasta que se encajó sobre mi capullo, aunque en el agua no pesaba casi nada se incrustó hasta adentro, me abrazó apretando sus tetas sobre mi pecho, yo no habría aguantado mucho en correrme, a lo lejos la gente parecía enana pero una mujer con un niño en brazos nos indicó que Elena venía a por nosotros y cuando nos llamó con el brazo, ya no nos quedó duda, el problema de volver lo solventó Corina, se puso el bikini y yo el bañador en su sitio, la polla volvió a bajarse y me cogí por detrás del Corina, sujetándome por su cintura nadó con los brazos y yo con los pies hasta salir a la arena en la orilla, Elena nos dijo en la distancia.

  • Parecéis críos, salid ya que es hora de comer.

                                                  Con dolor de corazón fuimos al encuentro de Elena y llegamos al hotel, en una mesa no sentamos y a Corina se le ocurrió una idea.

  • Mientras traen la comida podíamos cambiarnos de ropa, voy llena de arena, ¿vienes Pepe?
  • Tiene razón, a mí también me vendrá bien, voy todo mojado.

                                                  En el ascensor nos fundimos en un abrazo y un beso feroz, entramos en la habitación de Corina, se asomó al balcón y vio a Elena con Javi, ellos también la vieron y la saludaron, quedó con los brazos apoyados en la baranda del balcón y medio agachada, yo desde atrás me acerqué y me apreté con la polla en el culo de Corina, ella abrió las piernas y yo le solté la cinta de la braga que cayó al suelo mojada, mi bañador cayó con ella, mi polla se apoyó entre sus nalgas y escurriéndose en el medio llegó a los labios, estaban entreabiertos y empujé, el glande entró en el coño y el resto detrás, me hundí en ella mientras saludaba a mi mujer, como las tetas le quedaban en la parte de adentro del balcón le solté el sujetador, las dos tetas cayeron colgando y las cogí y las apreté, me llené las manos de leche y yo en recompensa quise inundarle el coño de mi leche pero me frenó a tiempo.

  • Espera Pepe por ahí no, a lo mejor viene tu hijo y querrá coger y él siempre me llena de leche.
  • ¿Entonces donde la quieres?
  • Si encuentras cerca algún sitio que te guste…

                                      La saqué y la crema del sol me ayudó, puse al capullo en su culo abierto y empujé, la hundí lenta pero sin parar hasta pegarme en su culo, no paré hasta vaciarme en ella, cuando la saqué la tenía tan dura como antes pero me fui a mi habitación busqué otro pantalón y me asomé para ver a Javi y Elena, los dos estaban mirando hacia arriba me saludaron al igual que yo, no noté la presencia de Corina hasta verla arrodillada entre la barandilla del balcón y mis piernas, cogió la polla y de dos chupadas la puso otra vez dura.

 

  • Me pareció que te habías quedado a medias.
  • Contigo siempre me quedo a medias.

                                      Me cogió del culo y tiró hacia ella, se tragó la polla y no dejó de chupar hasta que tosiendo se tragó toda la leche que me quedaba de reserva, luego agachada para que no la vieran desde abajo se fue a su habitación.

                                      Después de comer subimos para hacer la siesta, hacía mucho calor y aunque la brisa ayudaba dentro de la habitación se estaba de maravilla con el aire acondicionado, Elena con su sueñecito en la playa se había despejado y Corina no estaba acostumbrada a la siesta española, el niño por supuesto siempre estaba dispuesto y después de que su madre le diera su ración de pecho y mi ración de envidia se durmió como un angelito, yo en otras circunstancias me habría dormido un par de horas, después de la mañana con mi nuera y la copiosa comida era lo privativo pero la cercanía de Corina y de Elena (todo sea dicho) me tenían completamente despejado.

                                      Estuvimos en nuestra habitación y pronto apareció Corina, traía unos botellines de licor y cubitos de la nevera, también traía una baraja, a mi mujer le gustó la idea y yo me dispuse a pasar la tarde como fuera.  Corina de un salto se subió a nuestra cama y se sentó con las piernas cruzadas, llevaba un vestido largo blanco y por lo moreno de su piel parecía que no llevaba nada más.  Mi mujer parecía que se había desinhibido bastante y se había puesto una falda corta y ancha y una blusa escotada y se había atrevido a no ponerse sujetador, bragas si porque se le veían blancas, yo con un pantalón corto y una camisa ligera acompañamos a mi nuera en la cama.

                                      Al principio Corina procuraba cruzar las piernas para evitar que se viera más de la cuenta, en cambio Elena mostraba las bragas sin pudor, yo sólo estaba pendiente de las cartas para evitar “malos” pensamientos, con las alegrías y decepciones de las partidas ganadas o perdidas las posturas ya no se cuidaban tanto y pronto los muslos de Corina se fueron abriendo más y más y con la luz que traslucía su vestido blanco se apreciaban los labios depilados, como Elena no hacía ningún comentario yo me abstuve también, de hecho Elena se subió la falda para mayor movilidad hasta quedar casi sentada sobre ella, las bragas se le veían continuamente al menor movimiento de piernas y eso ocurría a cada momento, tanto lo hacía que me empecé a fijar, al abrir los muslos, las ingles se separaban y quedaban cubiertas por las bragas blancas, aunque el elástico se ajustaba bastante las diferencia de tensiones hacía que de un lado tirara más que del otro, yo estaba pendiente de que se asomara algún mechón de vello rizado para decírselo disimuladamente pero no lo conseguía hasta que en un momento que ganó una partida muy reñida separó tanto las piernas que el elástico de la bragas se le encajó entre los labios del coño, me quedé atónito, no tenía ni un pelo en aquellos labios que yo tantas veces había lamido apartando el vello y tragando alguno de ellos.

                                      No le dije nada pero en sucesivos movimientos ya no me quedó ninguna duda, se había depilado completamente el coño y posiblemente Corina habría tenido mucho que ver incluso se lo habría depilado ella, era curioso pero el saber que mi mujer se había depilado el coño después de tantos años insistiéndoselo me puso la polla dura pero la visión de Corina fue lo que terminó de ponerme como un burro, la chica emocionada con el juego no sabía cómo ponerse sobre la cama, ya ni se preocupaba del vestido, como era largo le molestaba y terminó por subírselo por encima de las rodillas, ya claramente se le veían los labios del coño, según la postura los tenía cerrados y sólo se le notaba una raya vertical en la que se asomaba el clítoris curioso o se le separaban los labios hasta que se veía claramente la entrada de la vagina de color más claro, yo no encontraba la postura adecuada para disimular el bulto que marcaba el pantalón, tuve que pegarlo hacia arriba con cuidado de que no asomara por debajo del cinturón.

                                      Elena se bajó de la cama en un tiempo muerto para mirar al pequeño, seguía durmiendo pero Corina no dormía, mirando a Elena a lo lejos para controlar sus movimientos me obsequió con una vista ideal, se tumbó de espaldas y levantó el vestido abriendo las piernas todo lo que pudo se cogió los labios del coño con los dedos y los separó dejando el clítoris completamente sólo y erguido, lo pulsó como a una guitarra y el pequeño apéndice se puso duro y brillante, mi mujer tuvo la gentileza de tardar bastante en volver pues entró en el servicio y todavía pude acercarme a Corina y meter la cabeza entre sus piernas y aspirarle el bulto duro hasta llenarme la boca con él, yo le correspondí bajando la cintura del pantalón y asomar el capullo descubierto que Corina me absorbió de dos lametazos.  Cuando volvió Elena ya estábamos recompuestos pero ella tenía otros proyectos, se había cansado de jugar a las cartas y traía varios paquetes en la mano.

  • Vamos a hacer otra cosa, ¿por qué no nos probamos lo que nos hemos comprado, no sea que luego no nos queden bien.
  • Estupendo, con la ropa que hemos comprado no me ha dado tiempo en probármela.

                                      Me despedí de seguir admirando la entrepierna de Elena y la de Corina, me resigné a ver cómo se probaban ropa y me senté en el balcón que daba a la playa, desde la altura se veían las chicas pasear o tomar el sol en la hamacas, algunas de ellas eran verdaderas esculturas, lástima que el topless no estuviera permitido, estaba intentando cazar a una chica que se había desatado el sujetador y se iba a dar la vuelta cuando me llamaron desde adentro de la habitación.

  • A ver qué te parece Pepe, este vestido me queda mejor con sujetador o sin él.

                                      Mi cuello giró como un búho a 180º, Elena llevaba un vestido de fiesta, el escote por detrás era impresionante pero por delante le llegaba al estómago, llevaba un sujetador que apenas se le notaba y que le hacía el pecho alto e inmóvil, la verdad es que me gustaba, no le podía poner ni un pero.  Corina quiso que por lo menos viera la diferencia y soltándole el cierre por detrás se lo sacó por delante, me costó ver la diferencia las tetas no se habían movido, estaban tan altas como antes aunque se movían lateralmente haciendo un movimiento de lo más sexi, Corina opinó por mí y eligió no ponerse nada debajo y para demostrarlo le apretó las tetas juntándolas y al soltarlas volvieron a su sitio vibrando.  Cuando le tocó a mi nuera yo estaba expectante, se volvió de espaldas y se subió el vestido blanco por encima de la cabeza, por detrás el culo alto y duro se marcaba con las caderas y la espalda apenas ocultaban las tetas que se le asomaban por los lados, mi mujer le alargó un vestido estrecho elástico, era azul oscuro y le estaba como un guante, según iba bajando marcaba los pezones o el ombligo o los labios del coño de la chica, era como una segunda piel mi polla acusó la imagen y mi mujer también, me miró de reojo y sonrió, sabía de mi debilidad por las chicas bonitas y aquella era una preciosidad y tenía todo lo que me gustaba a mi sobre todo los grandes pezones con las areolas morenas.

                                      Yo cerraba los ojos y me imaginaba intentando quitarle el vestido a estirones y mi polla se alborotaba, cuando se lo quitó fue una decepción para mí, estirando hacia arriba iba subiendo y descubriendo el cuerpo de aquella diosa, cuando estaba ya casi fuera asomando una teta y todo el resto hacia abajo al descubierto, sonó el teléfono, lo cogió mi mujer y se lo pasó a Corina, era Javier que le anunciaba que vendría a tiempo de la cena, mi hijo tenía ganas de hablar y yo se lo agradecí eternamente pues mientras hablaba con él se había interrumpido el quitarse el vestido y estaba de pie con las mejores maravillas a la vista.  Cuando por fin colgó se excusó por la tardanza pero yo no me enfadé por nada.

                                      La cena estuvo especial, Javier parecía encantado, imagino que habría pasado una tarde mucho mejor que yo y eso ya era mucho, alguna chica le habría hecho una estancia de lo más agradable, de todas maneras estaba pletórico y lo demostró pidiendo los platos más caros con vinos y demás.  Corina tuvo la oportunidad de estrenar su vestido tubo y mi mujer no quiso ser menos y se puso el suyo, por supuesto sin sujetador, yo estaba orgulloso de mi mujer, desde hacía muchos años no salíamos de fiesta y menos con esta indumentaria, el ir sin sujetador no lo recuerdo desde que éramos novios y a mitad de película de cine se iba al servicio y volvía sin él, para mí era el premio extra.

                                      Nos acostamos tarde y la pareja se encerró muy acaramelada, al poco rato de estar acostados a Javi se le ocurrió la mala idea de llorar pero llorar de verdad, gritaba como si no hubiera comido en un año aunque lo acababa de hacer, Elena se hizo cargo de la noche que se avecinaba y entró en la habitación de los padres, realmente llamó con los nudillos y sin esperar contestación entró, se quedó parada en la puerta y me extrañó, luego pasó rápidamente y volvió con el niño cerrando la puerta tras de ella.

  • No te puedes imaginar lo que me ha pasado.
  • ¿…?
  • Pues he llamado y he entrado, en la cama estaba Corina subida sobre Javier, estaba de espaldas a mí, saltaba y saltaba sobre él, he visto el pene de mi hijo entrar y salir de Corina como un  embolo hidráulico, ¡qué cosa tan grande! Y se lo metía todo hasta adentro a la chica, ella botaba y botaba clavándoselo hasta dentro y ¿lo mejor no sabes qué es?
  • Pues no.
  • ¿No te lo imaginas?
  • Pues no, es normal que estuvieran celebrando la ausencia.
  • Sí, pero… se le metía en el culo, de golpe y hasta el fondo, ¡qué barbaridad!
  • ¿Tú ves? Siempre te lo he dicho y no me haces caso, debemos probar.
  • ¿Nosotros?, ni hablar, con ese trasto que tienes tú, el de tu hijo es más grande pero más delgado.
  • Pues sí que te has fijado en tan poco tiempo.
  • Como para no fijarse, que manera de follar…
  • Si quiere podemos imitarlos o por lo menos intentarlo.
  • ¡Ni hablar, nos romperíamos algo, yo no subo sobre ti.
  • Si subieras te podrías meter mi polla como más te guste, te rozarías cómo quisieras y al ritmo que quisieras, yo te acariciaría esas tetas que tienes tan preciosas y te acariciaría ese punto tan loco que te encanta.
  • Mmm, no sé y mañana no podría moverme de agujetas.
  • Puede ser, pero  ¿no te da morbo el intentarlo?
  • Bueno pero si no me va bien lo dejamos ¿eh?
  • Vale, sube, yo te sujeto.

                                      El niño se había vuelto a dormir y Elena con dificultad se dispuso a subir sobre mí, cuando pasó una pierna creí que me iba a aplastar pero pronto le cogió la idea y me cogió la polla y me la puso tan dura como quiso, apenas se podía mover con el camisón y se lo quité por la cabeza, las tetas de Elena saltaron libres, ella fue la más sorprendida y cogiéndolas las estiró poniéndomelas en la boca, se inclinó sobre mi y sujetando vertical la polla se la puso en la vagina, con sumo cuidado se fue sentando pero estaba todavía seca y se escurrió por mis piernas y ante mi asombro se metió el capullo en la boca y lo chupo hasta dejarlo brillante, ni me acuerdo de la última vez que me había chupado la polla y debió gustarle porque estuvo un rato con ella, hasta intentó metérsela lo más profunda que pudo, se contentó con la mitad pero para mí fue todo un logro, rápidamente volvió a subir y se la volvió a meter, ahora sí que le entró fácil, ella había activado sus flujos y con la saliva que llevaba yo entró sin dificultad, me supo a gloria tener mi polla dentro de mi mujer siendo ella la que mandaba, no quise distraerme comparando otros coños, cada uno tenía sus cosas y todas buenas, me centré en el que tenía ahora y busqué el clítoris, fue como poner en marcha un caballo infantil con monedas, empezó a cabalgar, cada vez más rápido, no tardó en jadear, en gemir incluso en decir frases que nunca me hubiera imaginado.

  • Pepe que polla tienes, me llenas el coño como nunca, no puedo aguantar mucho, me voy a correr pero no quiero, ahora sólo quiero tu polla adentro, mi coño es tuyo, toda yo soy tuya.
 

                                      Se me ocurrió una ideal malvada y le hice la pregunta…

  • ¿Has dicho que eras toda tú mía?
  • Siii, toda tuya, hazme lo que quieras…
  • ¿Seguro?  ¿Ya no te acuerdas de Corina?
  • ¿Corina? … bueno tanto como Corina…
  • Has dicho toda tuya…
  • Me harás daño.
  • No, iré con cuidado.
  • ¿Ya lo has hecho alguna vez?  (¡¡¡¡!!!!)las alarmas se me encendieron, ¿qué le podía contestar?
  • ¿Lo harás con cuidado?
  • Te lo prometo, tú me quías y yo iré probando, para mi es tan importante como para ti (Ufff)
  • ¿Qué quieres que haga?
  • Date la vuelta y ponme el culo cerca de la cara, te dilataré con cuidado.

                                      Con dificultad se fue dando la vuelta, a centímetros de mi cara su coño mojado y las nalgas abiertas con el ano apretado.

  • ¿Yo que puedo hacer?
  • Si quieres puedes comerme la polla mientras pero no me hagas correrme.  Yo te dilataré el culo

                                      Cumplimos la promesa, Elena se aplicó con mi polla, ya no chupaba el capullo sólo, lamía el tronco y los huevos con verdadera devoción, mientras yo le lamía el coño y mojando los dedos le iba masajeando el agujero y dándole confianza, cuando se quiso dar cuanta tenía un dedo dentro del todo y luego dos, le acompañé acariciándole el clítoris para más excitación.

                                      Cuando le dije que volviera a cabalgarme ya sabía en cual agujero sentarse, para mi asombro y el de ella el capullo entró sin apenas notarlo y una vez metido el resto fue pan comido, pronto se acordó de Corina saltaba cada vez más rápido y más alto, casi se sacaba la polla, se llegó a  entusiasmar tanto que gritaba y pedía más polla, en uno de esos saltos entró Corina, quería ver como se portaba Javi, el niño dormía ajeno a la escena pero Corina se quedó unos instantes mirando a su suegra cómo se clavaba la polla de su suegro en el culo gimiendo y pidiendo más, la vi cuando se iba y cerraba la puerta, con el dedo pulgar arriba me felicitaba.

                                      Me gustó oír gritar a Elena cuando se corrió, lo hizo como cuando le dieron el masaje,  quedó extenuada sobre mí y al rato me dijo…

  • Gracias Pepe, me he corrido cómo… nunca, ¿tú también te has corrido?
  • No todavía no, he preferido verte, he disfrutado igual.
  • De eso nada, espera.

 

                                      Se bajó entre mis piernas y me dio una mamada como nunca lo había hecho, con una técnica depurada, preferí no saber donde había aprendido esas habilidades pero me dejó tan vació que me dormí desnudo sobre la cama.

                                      Ya amanecía cuando sentí frio, busqué la sábana y vi que Elena me la había quitado y estaba del lado contrario durmiendo, seguía sintiendo frio sobre todo en la entrepierna me cubrí con las manos pero encontré una melena, abrí los ojos y vi la cabeza de Corina, se había apoderado de mi polla y estaba intentando ponerla en forma, arrodillada en el suelo sólo asomaba la cabeza entre mis piernas, le pregunté con la mirada y me dijo que Javier se acababa de ir otra vez al trabajo, le había echado un polvo rápido y que ella no se había enterado, no sabía qué hacer ni que pensar pero cogí mi ropa de calle y me fui a la habitación de Corina, la cama aún estaba caliente cuando se la metí puesta en cuatro, las tetas bailaban y se corrió pronto, mi hijo ya había hecho la mitad del trabajo, cuando me corrí dentro de ella noté que había semen que no era mío, me duché y me vestí.  Corina desnuda estaba con las piernas y brazos en cruz, salí a la calle y me tomé un café bien cargado, cuando volví mi mujer acababa de despertar, me preguntó de dónde venía y me dijo.

 

  • Con que de dar un paseo ¿no?, igual has ido a ver a las bañistas madrugadoras…

                                      Tuve que reconocer que sí, claro, mi mujer me conocía como nadie, llamamos con cuidado a la habitación de Corina, ¡tenía unas ojeras de miedo!, Elena comprensiva le dio una crema que se ponía ella para disimularlas, antes de que la chica le contara el motivo ya le sentenció que era de no haber pasado buena noche, Corina tuvo que decir que sí.

                                      Decidimos volver a la playa esta mañana, yo ya iba preparado pero los bikinis que trajeron eran aun más sexi que los del día anterior, por lo menos el de Elena, sin tirante al cuello sólo se sujetaba por detrás y las tetas le bailaban sueltas, Corina llevaba uno de forma ovalada con un tirante que desde el canalillo le rodeaba el cuello, este tirante desapareció nada más salir de la playa del hotel y cuando llegábamos a la carpa reservada miró alrededor y viendo que no había nadie cerca se quitó el sujetador.

  • Parece que no hay nadie, si veis acercarse a alguien aunque no sea policía decídmelo y me lo pongo.
  • Yo no quiero ser menos que tu, también me lo quito, Pepe tu vigila bien.

                                      Las cuatro tetas saltaron al aire fresco del océano, mi polla también saltó dentro del bañador que me habían asignado, éste era de licra, en condiciones normales no se me notaba más que un bulto pequeño que correspondía más a los huevos que a la polla pero ahora se invertían los papeles.

  • Pepe estás blanco, te van a decir que no has estado en la playa, Corina haz el favor, le puedes poner un poco de crema, con un poco tiene bastante, como no sale de la lona.

                                      Corina apretó los nudillos haciendo ruido preparándose para la operación, con la mirada me prometía que iba a ser duro, Elena se puso ella misma un poco por los brazos y piernas y un poco por encima de las tetas, se le notaban rojas del día anterior y se tumbó con una revista en la cara.

                                      Me puse sobre la toalla boca abajo a su lado, Corina se sentó sobre mis muslos y fue repartiendo crema por la espalda, cuando bajó al bañador de un tirón lo bajó a las piernas dejando las nalgas al descubierto, las cogió con las dos manos amasándolas, sus dedos pasaban por mi culo hasta los huevos, buscó la polla blanda aún y tiró de ella hasta sacarla entre las piernas, se me fue poniendo gorda en esta posición forzada pero no me dio tiempo a pensar en ello, un dedo (no sé cual) entró suave pero enérgico en mi culo, quise protestar pero ya era inútil sólo podía coger aire, lo notaba casi en la garganta y se movía, algo me tocó que me encogí levantando el culo, ella aprovechó en coger la polla dura colgante y la descapulló, me cogió de una cadera y me dio la vuelta, no había caído bien todavía cuando ya la tenía sentada sobre mi frotándome el pecho con crema, si nos hubiera visto mi mujer sólo habría visto esto, darme crema en el pecho porque mi polla dentro de su coño no se veía, su pubis depilado rozaba con el mío y cuando se levantaba sólo lo hacía un par de centímetros, añadió a la crema solar chorros de la leche que manaba al apretarlas sobre mí, miraba a Elena y seguía cabalgándome, quiso probarlo todo y se levantó y cambio de canal, se metió la polla en el culo con crema y siguió como si nada, se acercó a mi oído dejándome las tetas sobre mi pecho…

  • ¿Le gustó a Elena cómo me metía la polla de Javier en el culo?
  • Le encantó y la convencí para probarlo.
  • ¿Siii?  ¿Y lo conseguiste?
  • Claro, se la metió ella sola y le encantó, se volvió loca con ella adentro.
  • ¿Entonces esos gritos de anoche?
  • Fue cuando se corrió, nunca se había corrido así, bueno si… con el masaje.
  • Jajaja, me alegro, el masaje fue una buena experiencia y aprendió mucho.
  • ¿Qué pasó en el masaje, qué le hicieron?
  • Pepe follas muy bien pero hay cosas que mejor que no las conozcas, ahora vas a correrte como nunca.

                                      La chica tenía palabra, pasó la mano por detrás de ella y metió el dedo otra vez por mi culo, cabalgó saltando sus tetas alocadas y me corrí en su interior hasta no quedarme leche adentro luego se restregó sobre mí como la masajista nuru, el sol no me dio pero de la carpa salí tostado.

 

Agradezco sus valoraciones y comentarios.

Gracias.

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