Tan sólo os diré que en el viaje hacia la clínica estuvimos todo el tiempo hablando de cosas picantes. Yo no podía dejar de pensar en la curiosa forma de su polla y quería sentir su efecto en mi interior en todos mis agujeros, en el canalillo de mis tetas, en mis pies; es decir quería su polla toda para mí. De hecho creo que notó que me pasé todo el viaje mirando a su entrepierna. Notaba la sensación de frescor por el rasurado en mis bajos, y al haber dejado volar mi imaginación noté que mis labios inferiores comenzaban a humedecerse.
Mientras Luis hablaba de temas sexuales, yo me llevé sin disimulo mis dedos hasta mi coño, recogí una buena cantidad de jugos y le llevé mis dedos hasta su boca.
Delicioso- dijo él, manteniendo la compostura.
¿Sigues tan caliente como yo?- le pregunté abiertamente.- Quiero follar contigo.
Esta tarde lo pasaremos bien.-se limitó a responder, y sin más aprovechando que estábamos en un semáforo me besó.
No sé si fue por lo caliente que estaba pero fue un beso que a mí me pareció fabuloso. Noté como mis pezones rozaban contra mi sujetador. En esta ocasión volví a por mis jugos pero me los llevé a mi boca, y luego me relamí mirando hacia él.
¿Verdad que me la clavarás en todos mi agujeritos?- le pregunté maliciosamente, al tiempo que llevaba mi mano hasta su cremallera y de un rápido movimiento le sacaba su polla al aire.
No lo dudes zorrita mía. Te voy a reventar tu culo y te voy a devorar tu coño depilado.-,¿Qué me harás tú?- inquirió.
Aquí tienes un anticipo- le dije mientras me tragaba su polla. Era más dura aún de lo que me había imaginado, y su extraña forma de arco me excitaba muchísimo. Le clavé un dedo en el culo que entró con suma facilidad, se notaba que le daba uso.
¿No serás gay, verdad?- pregunté. A ver si me iba a chafar la fiesta.
Soltó una carcajada.- ¿Crees que si fuera gay me la hubiese machacado y corrido para ti, como lo hice, con el numerito que me montaste?.
¿Y lo del culo?- le pregunté mientras me dedicaba a sorber sus huevos y seguía metiéndole y sacando mi dedo , notando cómo se estremecía. En ese punto aparcó ya en la clínica,y en un santiamén mojó dos dedos en su boca y me los metió por el culo con fuerza haciéndome un poco de daño pero dándome un placer infinito.
¿Ves?, ¿piensas que los hombres no podemos sentir placer ahí? es una zona tan erógena como el pene. Me encanta meterme cosas por el culo mientras me masturbo o estoy con una tía, tanto por el placer que me da, por imaginar que es el culo de alguna zorrita como tú el que estoy reventando. Dame tu lengua ,guarra, que yo te demostraré lo hombre que soy.
Me encantaba que me insultara. Era muy extraño, pues él siempre era muy educado y nunca le oía tacos. Me metió la lengua hasta el fondo y yo le correspondí.
Vamos o nos reñirán por llegar tarde.-dijo.
Los dos nos vestimos correctamente y fuimos a ver a la enfermera jefe que nos mandó a cuidar de los pacientes de la tercera. Estábamos de suerte prácticamente no tendríamos trabajo, pues esa planta estaba en obras y había pocas habitaciones ocupadas.
Consultamos los historiales y Luis me dejó al cargo de todo, diciendo que bajaba al almacén de comida y a las neveras a por una sorpresa. Antes de marchar me besó, y subió mi vestido blanco de enfermera que ya me había puesto (seguía sin bragas) y pasó su mano por mi coño, llevándosela luego a la boca.
Todavía está un poco mojado. Pronto lo estará mucho más -sonrió y se fue.
Entré en la habitación de Lucas un joven de 18 años que había tenido un accidente de moto y se había roto un brazo y una pierna. Ya le conocía. Le saludé y le pregunté que si no tenía visitas, y me dijo que hoy venían más tarde pues su familia se había ido de excursión.
Voy a lavarte, ¿vale?-dije. Fui hasta la ventana que daba a un prado y la abrí del todo, pero entonces se me calló la esponja y me agaché a recojerla.
Uah.- gritó él.
¿Qué pasa?-pregunté mientras cogía agua en el baño y preparaba la esponja.
Nada, nada. -respondió nervioso- mejor me limpias luego.
No digas tonterías .-dije apartando la sábana. ¡Vaya!, estaba empalmado... Claro seguro que me vio sin bragas.
Estaba rojo como un tomate. Con naturalidad le bajé el pijama y le pasé la esponja por sus genitales.
Qué vergüenza .-dijo él cortado, pero con la polla tiesa como un tizón.
Estas cosas pasan -dije.
Si tú me tocas yo también- y diciendo esto me agarró una teta con su mano buena. Yo me dejé hacer por lo caliente que aún estaba. Podían echarme por eso, pero seguro que Lucas no diría nada. Lo cierto es que siempre había fantaseado con una situación como ésta, pero nunca pensé que podría sucederme a mí. Aunque me sentía como una auténtica guarra , estaba excitadísima
Te propongo una cosa- le dije- yo te la chupo pero tienes que dejar que te meta algo en el culo (recordé lo que me había dicho Luis y quería ver si todos gozaban) y tú tienes que comer mi culo. Si te niegas te dejo aquí así.
Se lo pensó un segundo y aceptó. Me desnudé ante él, y flipó. Le encantó mi conejo depilado y mis tetas, de hecho no pudo evitar comentar que era igual su musa Pamela Anderson (ya me tocan las narices).
Me subí sobre la cama y me puse a cuatro patas mirando hacia la polla de Lucas y ofreciéndole mi culo. Lo comió con ganas y me arrancó auténticos gemidos de placer, mientras yo tragaba su polla como si me fuese la vida en ello, y con mis manos acariciaba sus huevos y la entrada de su ano. Le metí un termómetro y se estremeció. Pensé que protestaría pero en dos segundos me dijo: sigue, sigue que me gusta.
Él mismo me metió dos de sus dedos en el mío. Seguí mamando con deleite y le rogué que alternase la comida de mi culo con la de mi conejo. Era fantástico su lengua estaba áspera por efecto de los medicamentos y me volvía loca. Saqué el termómetro y le fui metiendo dedo a dedo hasta cuatro de mis dedos mojados previamente en mi coñito. El cabrón estaba a punto de irse y realmente gozaba como un poseso.
Tengo sed.- le dije. Lo cual le excitó enormemente y apresuró su corrida que fluyó caliente en mi boca y que yo me tragué sin ningún escrúpulo ya que me encanta el sabor del semen.
En estas también me vino un orgasmo, pues él no había dejado de dedicarme sus atenciones. Le aseé dejando que disfrutara mi cuerpo desnudo y que me halagara diciendo que era una diosa, la diosa del amor, Venus hecha mujer. Nos dimos mutuamente las gracias y prometimos no contárselo a nadie. Me vestí y salí.
Luis me estaba esperando con dos bolsas entre las que me pareció ver algunos vegetales y una toalla.
Veo que has estado calentando motores, ¿verdad zorra?- me dijo- lo noto en tu mirada.
Me abalancé a su pantalón para chuparle la polla (juro que no suelo ser así pero ese debía ser el día más caliente de mi vida, me sentía como una auténtica zorra ninfómana y nada era bastante para mí).
Tranquila, perra.- dijo agarrándome por la melena y empujándome al cuarto de limpieza- Vamos a disfrutar aquí encerrados- dijo cerrando por dentro.
Eso me puso aún más caliente y me deshice de mi vestido quedando sólo en zuecos para él.
¿Te gustan los regalos que he traído?- me preguntó.- Túmbate sobre la camilla.
Se acercó a mi y se arrodilló entre mis piernas y comenzó a lamerme las piernas bajando hasta los tobillos, chupando incluso los dedos de mis pies, luego volvió a subir, y en vez de detenerse en mi coño se entretuvo con mis tetas. Era un maestro de las caricias. En estas se apartó y se desvistió, subió a la camilla y arrodillándose puso su polla entre mis tetas y me ordenó que se la lamiese. Mientras me daba unos deliciosos cachetes en mi ya jugoso coñito. Tras un rato se apeó de la camilla y sacó un litro de aceite de la bolsa.
Voy a pringar un poco más tus agujeros, puta mía- me dijo al tiempo que vertía el aceite sobre mi coño, mis tetas y mi culo, para luego masajearme bruscamente pero no por ello no placenteramente. De sólo pensar en lo que vendría a continuación me llegó otro orgasmo.
Me embadurnó de aceite hasta el último poro de mi piel y en estas, me dio la vuelta sobre la camilla dejándome boca abajo y alzando un poco mi culo, me lo abrió con un par de dedos y vertió aceite en su interior.
Así estarás bien lubricada- dijo.- Acaríciate tu clítoris.
Llegué con dificultad y me masturbé. Él me abría el culo con sus manos haciendo mi agujerito cada vez más grande, mientras me besaba y lamía sensualmente mi espalda aceitosa. Nunca un masaje ha sido tan sexualmente delicioso.
Se bajó de la camilla y me mandó seguir en mi postura pero mirándole.
Supongo que una putita como tú toma la píldora pese a ser tan joven, ¿no? estoy seguro que te encanta notar el tacto de una buena polla en tu interior, ¿me equivoco?.
NOooo.-jadee cediendo al placer- fóllame sin condón.
Eso haré, Sabrina mía, pero primero observa.
Cogió un bote de nata y se llenó la polla de ella, acercándola a mi boca abierta y clavándomela hasta las amígdalas. Saboreé la nata dejándole su nabo limpio y brillante con mi saliva.
Entonces cogió tres zanahorias de la bolsa, y un paquete de mantequilla. Abrió la mantequilla y se untó la polla con ella, al tiempo que rodeaba mi ano con una buena cantidad de mantequilla; se situó tras de mi en la camilla y me acercó hasta el borde, y entonces sin más preámbulos me la metió suavemente, con una dulzura que nunca hubiese imaginado dado lo brusco de su lenguaje. Mi coño se amoldó a la forma de su polla y como pensaba gocé más que nunca. Era como si con su curvatura tocase el jodido punto G del que tanto hablan. No sé lo que tocaba, pero entre lo duro de su polla , las lentas embestidas que me prodigaba al tiempo que me atraía hacia él agarrándome de las tetas para clavármela lo más profundo posible, me hacían gemir de placer. Afortunadamente estábamos solos en esa planta.
Entonces soltó mis tetas y hundió una zanahoria por mi ano. Tanto lo había dilatado que no ofreció mi agujero resistencia alguna y noté como el tubérculo se deslizaba en mi interior suave como la seda.
Llena por los dos agujeros. Me relamía sin cesar y Luis seguía con sus acometidas. De repente me metió la segunda zanahoria, que entró también con bastante facilidad, lo que le llevo a jugar con la tercera e ir metiéndomela y sacándola con delicadeza para no lastimarme, y produciéndome una mezcla de placer y un leve dolor aún más placentero. Estaba totalmente llena.
Sacó de golpe las zanahorias de mi culo que salieron sin ninguna dificultad, y tras ellas noté como parte del aceite salía de mi culo y bajaba hasta mi coño mezclándose con mis jugos.
Me dio la vuelta y nos besamos largo rato, mientras él se encargaba de sobarme las tetas y el coño yo mientras le correspondía pajeándole.
Entonces me tumbó boca arriba, puso mis piernas sobre sus hombres, untó otra vez su polla de mantequilla y metió en mi agujero más manteca. Mi culo estaba abierto al menos como una pelota de golf, me encantaba.
Lo de la mantequilla ahora era más por excitarme que por necesidad, ya que estaba yo sobradamente lubricada pero a fe mía que sí que lograba excitarme.
Entonces me la clavó en el culo y metió sus dedos en mi boca. Tras un rato enculándome y nunca olvidándose de mi clítoris ni mis tetas, la sacó, me besó y me dio la vuelta poniéndome a cuatro patas pero bajando mi cabeza hasta tocar la camilla con mi cara, y entonces me la metió por el culo otra vez. Y esta vez fue lo máximo. Debió nacer para encular a las mujeres porque mi culo se amoldó perfectamente a la extraña curvatura de su pene, y no lo quería soltar. Una sucesión de orgasmos me sacudía, no me había pasado nunca. Mientras yo casi me había metido media mano en mi coño.
No se ha acabado -dijo él. Sacó un plátano de la bolsa y me lo hizo pelar. Toma, come polla gocha -me dijo, dándome la mitad del plátano y comiéndose él la otra mitad. Sacó otros dos de la bolsa y se colocó otra vez tras de mí (tras esa sesión no iba a poder sentarme en un mes...).
Peló los plátanos y poniéndome otra vez a cuatro patas, me metió uno que mi culo absorbió como si nada, entonces me calzó otra vez, tras un rato la sacó y sorpresa... me metió el otro que también entró y tras él su polla. En ese momento me entraron ganas de ir al baño pero me apretó fuerte las tetas y la sensación se pasó sustituida por un placer infinito. Se salió de mí cuando notó que me había llegado el orgasmo, pues todo mi cuerpo tembló convulsionándose. Vino hasta mí y me ordenó que se la comiese, cosa que hice, ya que estaba llena de restos... pero de plátano. Al poco se corrió, mezclándose en mi boca el plátano y su leche. He de decir que se me vino la idea a la cabeza de por qué no servirían aquél delicioso postre en los restaurantes.
Pensé que querría parar pero aún le quedaban fuerzas. Me había besado y recogido parte del postre de mi boca, levantándome de la camilla y tumbándose él.
Instintivamente supe lo que tenía que hacer. Fui hasta la bolsa y la llevé hasta la camilla .Con el aceite unté su cuerpo y volví a engrasar el mío. Pronto me llevé varios dedos a su culo, su polla ya había vuelto a ponerse dura como la roca. Agarré un pepino del tamaño de una polla de la bolsa, y me tumbé sobre él prodigándonos el uno al otro un 69. Él me chupaba los agujeros intermitentemente y yo, con su polla en la boca le abría el culo con mis dedos como previamente había hecho él conmigo. Notaba cuando le daba especial placer, pues en esos momentos dejaba de chuparme por unos segundos. Entonces decidí probar suerte con el pepino. Me costó, pero cuando entró un poco, el resto le siguió solo. Metía y sacaba como si me follasen a mí, tragaba su polla hasta lo más profundo de mi garganta. Divertida me vi a mí misma como lo puta que soy y me encantaba. Se me ocurrió pensar que superaba incluso a Jenna Jameson que todavía no practicaba el sexo anal en sus películas aunque sí en su vida privada.
Entonces quise polla. Me levanté dejándole el pepino clavado firmemente en su culo y le dije:
Prepárate cerdo que te voy a cabalgar.
Confié en que los aceites me impermeabilizaban y me protegían de cualquier posible infección que pusiera pasar de mi culo a mi vagina, y comencé a cabalgar su polla alternativamente con mis dos agujeros. De vez en cuando me inclinaba para comer su lengua. Le saqué el pepino con una mano y entonces anunció que se corría. Lo desmonté rápidamente pues quería ver cómo escupía su leche, y ésta salió disparada hasta mi boca con una fuerza increíble para ser la segunda corrida. El semen entró en mi boca, me fui hasta él y lo besé. Intentó robarme su semilla pero sólo pudo llevarse la mitad, yo me tragué el resto.
Permanecí tumbada sobre él unos minutos.
Te quiero Sabrina, somos almas gemelas- me dijo.
Lo sé. Yo también te quiero Luis.- y me di cuenta de que lo decía de corazón.
Recogimos todo y afortunadamente nadie nos había echado en falta pese a haber pasado una hora. Esa noche volvimos juntos a su casa. Hace ya seis meses que vivo con él, soy la mujer más feliz del mundo, él me quiere más que a su vida, y sé que es el hombre de mi vida.
Bueno amigos y amigas, esa es la continuación de la historia que tantos/as me habéis pedido y que espero que no os decepcione. Me he visto obligado a escribirla un poco rápido para no teneros en ascuas, pero creo que el resultado es bueno; por lo menos Sabrina ha vuelto a darme su visto bueno y os aseguro que era sincero (al menos a mí me pareció muy convincente... mejor dicho, muy placentero). Cualquier cosa nos queráis preguntar o comentar de vuestras aventuras nos tenéis en Luisscj@latinmail.com escribidnos y prometemos contestar.