Sé que este relato, a los que buscan emociones fuertes, les dejará fríos, pero a mi me cuesta creer muchas cosas de las que aquí se cuentan, nunca he tenido experiencias sexuales tan imprevistas.
Lo que os cuento sucedió hace menos unas semanas, exactamente el primer fin de semana de julio.
Normalmente no voy con mi cuñado y mi hermana a la playa por dos razones: porque sé de su afición al nudismo y en segundo lugar porque sé que le gusto a mi cuñado más de lo que debiera.
Yo me considero una chica normal, más bien delgada, pero la gente dice que estoy muy bien.
Vivimos en un pueblo del sur de España y junto a nuestro pueblo hay muchas calas donde se practica el nudismo desde hace muchos años. Aquella mañana mi hermana me invitó a ir con ellos y no sé porqué dije que sí. Noté que mi cuñado, Rafael, intentó disimular su alegría, pero durante todo el camino le noté excitado, bromeando mucho conmigo.
Al llegar a la playa le faltó tiempo para ponerse desnudo y noté que su excitación no era sólo de palabra, pero hice como que no me daba cuenta, mientras ayudaba a mi hermana a montar la sombrilla.
Rafael se fue a bañar, imagino que para evitar que aquello siguiera aumentando de tamaño, algo que sería raro en un nudista habitual y que haría sospechar a mi hermana. Una vez colocada, cuando nos quedamos solas, mi hermana se desnudó también y me invitó a hacer lo mismo: "No seas tonta, aquí sólo está Rafael, que al fin y al cabo es como un hermano para ti". "Bueno, por qué no?", dije y también me quité el bañador.
Cuando volvió Rafael no se lo podía creer:¡"Vaya dos hermanas más guapas!", dijo y se tumbó a mi lado.
Yo estaba tumbada bocabajo y por debajo de mi brazo podía ver el cuerpo de mi cuñado, totalmente moreno, sabía que me estaba observando, y veía cómo su miembro se iba endureciendo poco a poco, a veces descuidadamente se lo colocaba en una posición o en otra, yo creo que él sabía que le estaba mirando desde mi observatorio secreto. La verdad es que me estaba poniendo un poco excitada.
Mi hermana se levantó para ir a darse un baño.
Me incorporé para darme la vuelta y él me miró sonriendo, no quise pero se me fueron los ojos hacia su sexo, inflado, se dio cuenta y sonrió más aún. Mi vagina empezaba a derretirse. Estaba empezando a arrepentirme de haberme desnudado. El se quedó mirando despacio a mi sexo, cuidado, pero no depilado del todo. "Deberías de ponerte crema, cuñada", me dijo. "¿Te la pongo?". Le miré a los ojos y le dije: "Vale, Rafael".
Me di de nuevo al vuelta y empezó a extender la crema por mi espalda, una de mis piernas quedó entre las suyas, notaba como me rozaba con su miembro, sus manos siguieron bajando y al llegar a mi culo sentí que sus dedos buscaban todos mis agujeros, cuando llegaron a mi sexo, notó que estaba empapado, apretó su polla contra mi culo y dijo:"¿Quieres que siga, cuñadita?".
Me di la vuelta, muerta de vergüenza y dije: Rafael, ya basta, me voy a bañar. ¿Me vas a dejar así? Me dijo señalando su polla absolutamente erecta. ¿Qué puedo hacer, Rafael? Eres mi cuñado, me voy a bañar.
En ese momento llegaba mi hermana: Está buenísima,¿No os bañais?. "Yo si", dije. "Yo también"- dijo Rafael y salió corriendo hacia el agua para evitar que mi hermana notara su estado.
Ya en el agua se acercó a mi. "Me gustas hace tanto tiempo", "tu a mi también"-contesté. Cogió mi mano y la llevó hacia su sexo aún tieso. Comencé a masturbarle despacio hasta que se corrió entre mis dedos. Eso es todo. Fue un día bonito.