Soy estudiante universitario, y actualmente me encuentro realizando mi servicio social, que por comodidad estoy haciendo dentro de la misma universidad, en la biblioteca. Es un trabajo sencillo aunque aburrido, pero que al menos me ha permitido conocer bastante gente, principalmente mujeres, que también hacen su servicio ahí.
Esta anécdota sucedió hace dos semanas, durante la feria del libro, que es un evento cultural que ya es tradición en la universidad.
Durante la semana que dura el evento, nosotros tuvimos que colaborar, acomodando los stands para los presentadores, y sirviendo de guías para la gente.
A mi me tocó trabajar con una compañera que no conocía, ya que ella trabaja en un piso diferente al mío. Pues bien, me tocó trabajar con ella, que se llama Susana. Al principio se me hizo la persona más payasa del mundo, ya que no sonreía ni nada, sin embargo, después comprobé que es muy agradable. Y platicamos bastante tiempo.
Pues bien, a Susana y a mí nos tocó un stand de talleres de lectura para niños, lo decoramos muy bien, esperando muchos niños, pero nuestra sorpresa fue que el primer día no llegó un solo niño, es más, no se nos acercaban ni las moscas.
Para mi eso no era malo, ya que así podía estar a solas con Susana, y observar su cuerpo. Ella es delgada y alta, tiene unas piernas increíbles, lo que muestra que hace ejercicio, sus nalgas son de tamaño mediano, pero se ven paraditas y duras, sus pechos no son muy grandes, pero si bonitos y redondos, y siempre se le marcan los pezones a través de sus entalladas blusas. No es muy guapa de cara pero tampoco es fea. Yo pues, estando ahí, la miraba con descaro, no disimulaba en lo más mínimo, y por lo que veía no le molestaba, así que mientras hablábamos yo me la comía con los ojos. De repente sí me decía que no la viera de esa manera, pero con bromas la tranquilizaba.
Pasó el tiempo y estábamos más que solos, aburridos y cansados, entonces la empecé a cortejar de manera que parecía broma, pero entre cada comentario la jalaba hacía mí y la tomaba de las manos y cosas así. Ella sonreía, y pues me decidí a darle un pequeño beso en sus labios, ella no se enojó, sino que me dijo, que si lo que quería era fajar solamente ella no era así, que era una chava seria, yo le eché un choro y pues cada vez se veía mas accesible al respecto, entonces la besé pero profundamente, abrazándola, y jalándola contra mí. Metí mi lengua en su boca y ella gimió suavemente, ni siquiera sabía besar, pero eso no fue problema, mientras la apretaba más acaricié sus nalgas, que se sintieron aún mejor de lo que se veían. Y me recargué en un escritorio, ella abrió sus piernas que quedaron junto a las mías y pudo bajar un poco, y así pude acariciar completamente sus nalgas.
Después de un rato de caricias, la volteé, porque así podía ver si venía alguien, ahora ella estaba delante de mí, viendo hacia fuera, echando aguas, mientras yo estaba abrazándola por detrás, acariciando sus pechos por debajo de su blusa, que se estiraba para que cupieran mis manos, se puso un suéter para disimular, a mi no me importaba si nos veían pero a ella sí, y así estuvo más tranquila.
Intenté desbrochar su pantalón pero no quiso, así que seguí acariciándola, besaba su cuello, y eso la excitó, así que al segundo intento logré desabrochar su pantalón, metí mi mano y sentí lo mejor, una tanga, metí mas la mano y con mis dedos saqué la tanga de entre sus nalgas, ella estaba nerviosísima porque nos pudieran ver, pero pudo más su calentura, junte mi erección a sus nalgas y se sorprendió, y con la mano acariciaba sus nalgas, seguí la raya de sus nalgas hasta que sentí su culo, según mas abajo y sentí el inicio de su rajita, que se empezaba a humedecer, acaricie su humedad, y me mojé un poquito mi dedo, lo saqué e hice que lo oliera, pensé que se iba a enojar pero no fue así.
Lo que me calentó muchísimo, sin más metí un dedo en su vaginita apretadita, lo que le gustó. Y lamí mis dedos y se los metí en su boca.
Le bajé el pantalón apenas debajo de sus nalgas, lo que hacíamos era realmente arriesgado, pero ya no había vuelta atrás, así que también bajé un poco su tanga, puse mi pene entre sus nalgas, y lo froté en medio, hasta llegar con la punta a su colita, no pensaba meterlo sino solo excitarme, y lo logré, mi pene parecía barra de acero, y no podía más, la abracé y le dije que se inclinara un poco.
Lo hizo y sentí la humedad de su vagina en la punta de mi pene, intenté meter un poco, y aunque era difícil logré meter la cabeza, ella gimió y se tapó la boca, debido a su pantalón no podía separar las piernas, por lo que su vagina se sentía apretadísima, y sus nalgas también, esa dificultad para meter mi pene era de lo más excitante, sin embargo, poco a poco, fui metiéndole más y más de mi pene, la abrazaba con fuerza y así logré meter todo mi tronco dentro de ella, ella sudaba como loca y nos teníamos que mover muy lentamente para no hacer ruido, me movía y sentía que estaba en el cielo, ella creo que se vino como 3 o 4 veces, porque apenas podía controlarse, después de un momento más me vine dentro de ella. Apretándola contra mí, saqué mi pene justo a tiempo, porque apenas se había subido el pantalón un niño se acercó para lo de los talleres, era nuestro primer visitante. Le preguntó a Susana porqué sudaba y ella le dijo que era por cargar el material para el taller. Empezamos a leer, y fueron llegando más niños, pero ya teníamos ánimos suficientes para leer todo lo que quisieran.
He salido otras veces con Susana, por lo que estoy pensando que nuestra locura sea el principio de una relación. Que empezó de muy buena forma.