Estaba navegando en la red del Internet, me encontré contigo, tenías el nick más llamativo "Lady Sweet", te dije hola amor, tú me dijiste naco, después de un rato de plática, quedamos centrados en el tema del sexo. Transcurrió otra hora y quedamos de vernos en tu casa a las 11:00 de la noche.
Llegué a la cita puntualmente, algo nervioso abrí la puerta y ahí estabas tú, con esa blusita de seda azul casi transparente y tu sostén del que sobresalían unos pezones pequeños pero deseables. Además de eso, llevabas puesto un pantalón de mezclilla azul, tan apretado que se marcaba tu tanguita sobre tu culito redondo.
Lo primero que dijiste fue - ¿Cómo me veo amor? a lo que respondí con una mirada que te hizo reír.
Me invitaste a pasar y fuimos directamente a tu cuarto, ahí me dijiste tu nombre Pamela, me encanta, entraste al baño y saliste con tu cabello mojado, que hacía brillar tu cabello ondulado, al verte, me puse de pie y me acerqué a ti.
Nos juntamos en un beso profundo que parecía interminable, mi lengua alcanzó la tuya y se masajearon eróticamente por unos 5 minutos, en ese momento bajé mi mano un poco colocándola en una de tus nalguitas, después la apreté con fuerzas haciéndote soltar un gemidito, mientras tocaba tus nalguitas con mis manos, y ese beso continuaba, comenzaste a desabrochar mi camisa, al momento que bajaba tu pantalón, y metía mis manos debajo de tu tanguita, después de que estuvimos desnudos, te tiré en la cama. Quedaste boca arriba, me paré frente a ti, y abrí lentamente tus piernas, y después de asegurarme de que sonreías, me agaché y comencé a lamer tu cosita, y en un momento, y después de tu primer orgasmo, me senté en tu abdomen y mi verga quedó separando tus firmes senos, que tomé y comencé a acariciar mientras le dabas pequeños besitos a mi miembro. Después de esto, me regresé y te penetré haciéndote tener tu segundo orgasmo.
Un rato después, entré al baño, y tú, sin ver que yo te observaba comenzaste a rezar, cuando terminaste, yo ya estaba afuera, tu no lo sabias. Cuando te disponías a levantarte, te hablé al oído y te dije que no te movieras, al momento que vi que abrías las piernas, me acosté en el suelo boca arriba y metí mi cara entre tus piernas y mientras con mis dedos lubricaba tu culito, con mi lengua excitaba tu coñito. Después de una buena lubricación salí y te dije que te iba a penetrar por atrás, cuando lo dije, de repente metí todo mi pene en tu culo y comencé a darte con todo, haciéndote gritar como nunca.
Terminamos agotados esa actividad, pero esa noche no querías parar. Te hincaste frente a mi cuando estaba sentado de lado en la cama y te comenzaste a comer mi verga, después pude soltar toda mi leche sobre tus pechos, me encantó como te veías hincada frente a mí chupando de tus pezones el semen que habías conseguido con una gran mamada.
Después de un rato de descansar abrazados en tu cama, y viendo una XXX, quise tomar un baño y decidiste que tu regadera (ducha), sería un lugar muy apropiado para una actividad erótica.
Entramos a la ducha, que escasamente medía un metro cuadrado, de tal manera que te recargaste en la pared, y pusiste tus pies en la pared de enfrente, donde estaba yo, de tal manera que quedaste sostenida por tu espalda y pies, atrapándome entre ellos, claro que solo había una salida, me acerqué y te comencé a besar y penetrarte, y te excitaste tanto que con tu manita te metiste unos deditos por el culo, que saqué de ahí para chuparlos y lamerlos.
Después de salir de ahí y secarnos el uno al otro, quedamos de vernos en mi casa. Nos faltaba mucha fantasía por recorrer.
Fin
Damas, espero que les haya excitado tanto como a mi, esto solo lo hago para que ustedes lo disfruten, espero que lo lean, y lo mas importante, que me dejen su opinión, para saber si mis relatos gustan y seguir escribiendo. Saludos. Dan.