CAPITULO SIETE
Aprendiendo a ser hija y esposa
No supe en que momento salió Carlos, ni cuando regresó, ya que desperté cerca al medio día cuando un olor delicioso á comida me llegaba desde la cocina. Me levanté y así desnuda como estaba, y sintiendo un dolor agudo pero leve en mi culito, me dirigí hacia allí mientras mis piernitas me respondían de a poco y sentía como si me hubiera atropellado un Tren. Carlos estaba cocinando, me acerqué a él y lo abrasé por atrás, al sentirme dejó lo que estaba haciendo y me abrasó, levantándome del suelo y sentándome en el mesón de mármol mientras me besaba por todo el rostro y me preguntaba como estaba, le respondí que estaba bien, que solo me dolía un poco el culito, la barriguita y las piernitas, mientras colocaba mis bracitos sobre su cuello y lo besaba en la boca. Me llevó en sus brazos al Dormitorio y me colocó mi camisón, sin ponerme calzón me llevó en sus brazos á la mesa del comedor, me sentó en una silla frente a una mesa puesta para dos.
Después de almorzar nos fuimos a la cama, se desnudó y se acostó a mi lado, dormimos casi toda la tarde. Yo desperté con ganas de ir al baño, desperté a Carlos ya que tenía miedo ir sola, me tomó en sus brazos y me llevó, me sacó el camisón y estuvo a mi lado mientras hacía caca, abrazada a sus muslos y con mi carita apoyada en su ingle, sintiendo como su pene me tocaba en la mejilla, cuando terminé me limpió suavemente con unos paños húmedos que había comprado recién y que no lastimaron mi culito, por el contrario lo sentí un poco húmedo y fresco, me explicó que eran para limpiar a los bebés y como usarlos, me volvió a la cama en sus brazos y me hizo acostar de barriga y abrir las piernitas, me colocó una crema que era cicatrizante y calmante en mi culito, luego se acostó a mi lado y me abrasó.
Estuvimos conversando sobre nuestro futuro y Carlos me explicaba que desde ahora yo tendría que llevar el Departamento y que tenía que tener mucha responsabilidad, no abrir la puerta á extraños y esas cosa, él trabajaría una semana por la mañana y su ingreso era muy de madrugada, hasta el medio día y la siguiente semana era por la tarde, desde la una de la tarde hasta las nueve de la noche y que por suerte estaría todas las noches á mi lado. Cuando oscureció me preguntó si quería salir á cenar fuera ó si quería que nos quedemos en casa y me preparaba algo ligero, le dije que prefería por esa noche quedarme con él ya que me sentía muy adolorida. Carlos trajo el televisor del Living y lo colocó a los pies de la cama ya que era un mueble con patas, estuvimos mirando varios programas, hasta que el se levantó desnudo como estaba para preparar la cena.
Comimos en la cama, luego mientras Carlos estaba en la cocina me puse a jugar con una de mis muñecas en la cama, cuando regresó se acostó a mi lado y miramos otro rato televisión y jugamos con mi muñeca hasta que la emisión del día cerró, después de apagar el aparato se acostó a mi lado, me saqué el camisón, Carlos me volvió a colocar crema en mi culito y nos dormimos desnudos como estabamos, solo recuerdo que me acurruqué como me empezaba á gustar, en los brazos de mi hombre.
Al día siguiente Carlos salió de madrugada después de despertarme, indicarme lo que tendría que hacer y pedirme que me vuelva á dormir, me preguntó como me sentía y después que le dije que estaba bien, me dio un beso apasionado en la boca y salió a trabajar, mientras le decía que no se tarde, que lo amaba.
Me quedé en la cama un rato más sin poder conciliar el sueño, me levanté al rato y fui a la cocina desnuda como estaba, me preparé un jugo y tomé la pastilla que Carlos me dejó en el mesón de la cocina, después entré al baño y tomé una ducha, solo cuando toqué mi culito para lavarlo, sentí un poco de dolor que me hizo acordar la noche anterior en que Carlos me había desvirgado, como me dijo y me había convertido en su mujer. Después de secarme me acosté de nuevo y dormí casi hasta medio día, me levanté y me lavé la cara, luego me puse un camisón nuevo de seda color rosa pálido y bien corto, un calzón de algodón blanco que me quedaba un poco grande y que sabía que no me lastimaría mi culito y con mis pies desnudos comencé á arreglar el Departamento, luego preparé la comida, acordándome lo que me había enseñado Nana. Cuando Carlos regresó lo esperaba con la mesa servida y sentada en una silla en la ventana mirando los edificios y los techos de la ciudad, ya que el Departamento daba á la parte posterior de la calle.
Cuando sentí el ruido de la llave en la cerradura de la puerta principal, me volví en mi silla y miré como Carlos cerraba la puerta. Llevaba una bata de hospital de color blanco que le llegaba hasta más abajo de las rodillas, cuando me vio, me sonrió y caminó hacia donde yo estaba, me paré y le tendí los bracitos, se agachó y me tomó en los brazos y me alzó de las nalguitas, mientras me decía que me amaba y que me extrañó mucho toda la mañana, yo lo besaba loca de amor, y feliz de verlo de nuevo a mi lado.
Almorzamos mientras me comentaba, su primer día en el Hospital, después nos fuimos al Dormitorio y mientras yo me acostaba en la cama, Carlos entró en el baño, cuando salió estaba solo en calzoncillos, se acostó a mi lado, me abrazó y me preguntó como había pasado el día, le conté todo lo que había hecho en la mañana, mientras lo acariciaba é iba llevando una de mis manitos hacia su calzoncillo, le comencé a sobar su pene por sobre su calzoncillo. Carlos me acariciaba el rostro y jugaba con mi nuca y mi pechito, mientras con su otra mano bajo mi cuello jugaba con mi pelo. Cuando sentí que su pene comenzó a crecer bajo mis deditos le dije que quería chupar su pene, me preguntó si me sentía bien y le dije que ya casi no me dolía nada y que quería chupar su pene, que lo quería en mi boquita, me sonrió y me dijo que se la chupe. Le bajé los calzoncillos y se los saqué con la ayuda de sus piernas, luego me hinqué a su lado y le comencé a pajear su pene flácido, al rato agachándome lo metí en mi boquita y salivando, se lo comencé a chupar. Se la chupé mientras él jugaba con mi pelo y acariciaba mi nuca, me acosté sobre sus piernas, sin sacar su pene de mi boca y se la seguí chupando con ganas, cuando sentí que estaba por terminar, la saqué de mi boca y se la pajeé con mis manitas y cuando estaba por soltar su primer chorro de semen, abrí mi boquita y me lo tragué, dejando dentro de mi boca su pene hasta que le salió la última gota, me tragué todos su semen y dejé su pene limpio y reluciente. Me recosté a su lado mientras Carlos me decía que era magnifica, que lo hacía el hombre más feliz del mundo, satisfecha me acurruqué en sus brazos y me dormí.
Esa primera semana no salí para nada del Departamento y Carlos salía á trabajar de mañana y regresaba al comienzo de la tarde. Cocinaba, lavaba, y limpiaba el Departamento como si lo hubiera hecho toda la vida, los primeros días fueron los más difíciles ya que como estaba herida del culito, me dolía y me costaba un poco realizar los trabajos de esfuerzo, pero cuando llegó el siguiente fin de semana ya estaba más acostumbrada, mi cuerpo y mi culito ya no me dolían. Carlos me curaba el culito tres á cuatro veces por día con la pomada cicatrizante, para la noche del viernes cuando le estaba chupando su pene, Carlos me metió su dedo mojado en mi culito y ya no sentí ningún dolor y se lo dije, esa noche Carlos me hizo acabar con su lengua enterrada en mi culito como tres veces y me dijo que la noche del sábado trataríamos de hacerlo de nuevo y ver si podía aguantar su pene, ó si no, que lo dejaríamos por un tiempo hasta que yo sea más grande.
Al día siguiente Carlos llegó de su trabajo cerca de las dos de la tarde, después de almorzar y dormir la siesta, nos vestimos y salimos á pasear por la ciudad. Era le primera vez que salía y todo era nuevo para mi, me gustó el centro de esta ciudad, con sus calles de Cines, Heladerías, Restaurantes y Tiendas de todo tipo, caminamos toda la tarde y cuando oscurecía entramos á una Heladería en una calle peatonal, yo tomé el helado más grande que jamás había visto. Todos me miraban como la niña que era, y yo ya actuaba con gran naturalidad, porque realmente me sentía mujer, vestía una falda plisada tipo escocesa hasta las rodillas, con una blusa blanca con blondas en el cuello y en los puños, medias blancas y zapatillas cerrada de color negro con taco bajo, lo que me daba aire de tener unos nueve años que todavía no tenía. Más tarde entramos al cine, era una película de dibujos animados, por pedido de Carlos nos sentamos en la parte de atrás del cine y al lado opuesto de la entrada, como eran las nueve de la noche había muy poca gente, una pareja de jóvenes unas tres filas delante de nosotros y el resto de las pocas personas mucho más adelante.
Cuando se apagaron las luces yo ya tenía á Carlos agarrado de la mano, la película era Pulgarcito y a mi me dio miedo desde el principio ya que desde siempre é sido muy sensible y miedosa. Carlos me sentó en su falda, colocando sus manos en mi cintura, en las escenas de suspenso ocultaba mi carita en su cuello y aprovechaba para besar y lamer su oreja. Carlos se fue excitando, primero me puso una mano en mi rodilla y me acariciaba suavemente, mi falda llegaba justo hasta ese lugar, así que Carlos la subía un poco para acariciar mi piernita, con su otra mano me acariciaba mi barriguita y mi pechito. Yo tardaba más en desprender mi boca de su cuello cuando las caricias de Carlos se hicieron más intensas.
Carlos ya me tocaba y acariciaba por sobre mi calzón, yo abrí y coloqué mis piernitas a sus costados, tocando el piso con la punta de mis zapatitos, las caricias que sentía en mi entrepierna hizo que mi penecito se hinchara, abrí un poco más mis piernitas para dejar que la mano de Carlos pueda llegar á sobarme el culito, al rato hizo a un lado el elástico de una entrepierna del calzón y me tocó con un dedo mi culito, mientras nos besábamos en la boca con pasión, por el calor y la calentura que tenía yo estaba bien sudada y mojada entre mis nalguitas, lo que facilitaba que su dedo me penetre un poco, me gustaba lo que me hacía sentir y como estaba sentada en su falda y con mi espaldita pegada a su cuerpo, él tenía libertad para acariciarme sin inconvenientes, el cine era bastante oscuro y no había forma de que alguien nos viera lo que hacíamos así que le dije al oído:
Quiero chupar tu pene papito! HAAA!!!! Mientras él me enterraba más su dedo dentro de mi culito.
Bueno mi vida, siéntese en su asiento, mientras me abro el pantalón! Me senté en mi lugar, mientras lo veía como se desprendía los botones de la bragueta y sacaba su miembro fuera, llevé mis manitos hacía su falda y tomé con las dos su erecto pene, lo pajeé mientras me subía en mi asiento, me colocaba de rodillas, me agachaba sobre su regazo y comenzaba a meter su caliente pene en mi boquita, se lo comencé a chupar, mientras colocaba sus manos sobre mi cabecita y agarrándome del pelo me marcaba el ritmo. Terminó en mi boquita y como siempre me tragué todo su semen y se lo chupe un momento más, hasta que se lo dejé bien limpio, con su pañuelo me limpió mi boquita y luego su pene, después se lo guardó dentro de su pantalón, yo esperaba que él termine de acomodarse y cuando vi que terminó, me senté nuevamente en su falda mirando la película, él me acariciaba la barriguita con sus manos, mientras yo me puse un poco de costado y coloqué uno de mis bracitos por sobre su hombro para poder acariciar su pelo, con mi otra manito le acariciaba los vellos de su pecho metida dentro de su camisa.
Cuando se veía alguna escena de suspenso me acurrucaba contra él y Carlos me besaba el pelo, lo comencé a besar de nuevo en la boca, sentí que Carlos se estaba excitando de nuevo, porque llevó su mano derecha a mis rodillas y subiendo mi falda, me comenzó á acariciar mis piernitas hasta llegar á mi calzón, yo también estaba excitada por sus caricias y lo besaba con locura en la boca tragándome su saliva y dándole á probar el sabor de su pene en mi boquita. Carlos nuevamente había metido su mano dentro de mi calzón y me metía uno de sus dedos en mi culito mientras yo abría mis piernitas para que lo pueda hacer mejor y sin lastimarme. Mientras lo besaba en el cuello Carlos me metía y sacaba la mitad de su dedo y me decía en el oído:
Quisiera meterte mi pene mi reinita! Quisiera cogerte en este momento! Que caliente está tu culito mi amor! Yo junté mis piernitas apretando su mano entre mis nalguitas, cuando sentí que el dedo de Carlos entró todo dentro de mi culito, suspirando y jadeando le respondí:
Hacélo papito, hacélo mi reicito! Cogéme por mi culito, papito mío!! Mientras apoyaba mis pies en el piso y me levantaba un poco de su falda, él seguía moviendo, sacando y metiendo su dedo en mi culito.
No se darán cuenta de lo que estamos haciendo? Me dijo, mientras llevó su otra mano libre y se desprendió la bragueta, sacó su erecto pene hacía afuera. Saqué el brazo de su cuello y me sujeté de la butaca de adelante, con las dos manitos mientras Carlos sacaba su dedo de mi culito y con una mano me hacía á un lado el elástico de la entrepierna de mi calzón, con la otra mano se sujetaba su pene, lo colocó en dirección de mi culito, como estaba medio parada y medio agachada hacia adelante, con mis piernitas abiertas aprisionando sus muslos, me bajaba un poco y sentía tocar mi esfínter con la punta de su pene en medio de mis nalguitas, me movía un poco y trataba de meterme un poquito, pero era difícil, así que Carlos me dijo que espere un momento mientras mojaba con su saliva su pene y mojaba también mi culito.
Ahora mi reinita sentáte encima! Me dijo, cuando sacó su dedo de mi culito, me fui sentando despacio y sentí que la cabeza de su pene empezaba á abrir mi esfínter, mientras Carlos me tomaba por la cintura y me ayudaba a bajar sobre su pene, me mordía los labios para no gemir ó gritar, mientras sentí como la cabeza de su pene había entrado totalmente en mi culito, abriendo las paredes de mi intestino, me levanté un poco y salió casi la mitad de la cabeza de su pene, luego me senté otro poco y su pene entró un poco más. Así me estuve moviendo, metiendo un poco y sacándolo otro poco, hasta que sentí que su pene había entrado más de la mitad en mi culito, y el anillo de mi esfínter se había dilatado lo suficiente.
Te está doliendo mi vida? Me pregunto Carlos. Moví mi cabeza negando el dolor que sentía, porque también sentía placer y me senté aún más sobre su pene, sintiendo como me llenaba la barriga con su pedazo de carne firme y caliente, apretaba los dientes y pujaba para no gritar. Cuando sentí que mi culito estaba lleno con todo su pene, mis nalguitas tocaron sus ropas y quedé sentada en su falda, ensartada por su pene, partida en dos, mis manitos agarraban fuertemente el espaldar de la butaca del frente, mientras nos quedábamos quietos un momento, hasta que se me pasó un poco el dolor y comencé a sentir un adormecimiento en todo el anillo de la entrada de mi culito, dando vuelta mi cabeza besé los labios de Carlos como diciéndole que estaba bien y que era su mujer y que podía aguantar todo su pene en mi culito. Comencé a mover mi cadera y a levantar un poco mi cuerpito metiendo y sacando su pene, cada vez más rápido, mientras él me ayudaba con sus manos en mi cadera, yo miraba para todos lados y no veía que nadie se hubiera dado cuenta de lo que hacíamos, así que me comencé a mover más rápido sobre su pene enterrándolo bien adentro de mi culito, me dolía, pero también me gustaba, mientras las lagrimas se salían solitas de mis ojos, pronto sentí que se hinchaba más dentro mío.
Acabo mi vida! Acabo mi amorcito! Ahhhggggg!!!!!! Dijo Carlos en voz baja en mi oído, mientras con las manos en mis caderas, me subía y bajaba sobre su pene cogiéndome con fuerza. Me cogió como diez minutos en los que sentía su erecto y caliente pene casi en mi estomaguito, cuando me la enterraba bien al fondo de mi culito. Me raspaba y me causaba dolor y oleadas de placer y mi penecito lo sentía hinchado contra la tela de mi calzón, hasta que sentí otro orgasmo seco, mientras Carlos terminaba, llenando de semen mis intestinos, yo gemía y apretaba los dientes para no gritar, cuando terminó me apretó hacia abajo, enterrándome aún más su pene en mi culito y sentí su caliente semen derramarse en mis tripas, me tuvo un rato largo aprisionada y clavada en su pene, hasta que mi adolorido culito se me volvió a adormecer, sentí que su pene se le fue ablandando, y á mi se me fue adormeciendo más aún el culito. Me la sacó despacio y me hizo parar para limpiar con su pañuelo mi húmedo culito, luego me acomodó bien mi calzón dejando su pañuelo doblado entre mi culito y el calzón para que no me manche las piernitas ni el vestido, guardó su pene, se acomodó en su asiento y me sentó en su falda, le dije que tenía ganas de hacer caca, nos levantamos y salimos por la puerta del frente, las piernitas me temblaban por el esfuerzo y sentía que su pañuelo se estaba mojando con el semen que me salía de mi abierto culito, me llevó al baño de mujeres de la mano y me dejó en la puerta, me dijo que me esperaría en el Hall, entré sola al baño sintiendo que todo lo que tenía en el estomago se me quería salir de mi abierto culito.
No había nadie en ese momento, por suerte, así que me encerré en un cubículo y largué todo lo que tenía en el estomago dentro del inodoro, esta vez ya no me dolía mucho, era solo un ardor adentro como si estuviera raspada y sentía mi esfínter muy abierto, cuando lo toqué con mis dedos, sentí que estaba tan abierto que logré meter tres deditos, me limpié bien y acomodé mis ropas, dejando entre mi culito y el calzón el pañuelo de Carlos, luego en el espejo me miré y lo que vi fue una niña muy bonita, con la cara roja, como si hubiera hecho un gran esfuerzo y con el pelo desaliñado, me acomodé todo lo que pude y cuando la imagen que me devolvía el espejo era el de una niña bien arreglada y pulcra, recién entonces estuve satisfecha de lo que vi. Salí y fui al encuentro de mi amado.
Ya no volvimos a entrar al Cine, salimos a la calle y andamos de la mano una cuadra y le dije a Carlos que estaba cansada y que me ardía el culito. Así que paramos un Taxi y nos regresamos al Departamento, en el taxi me saqué los zapatos que me estaban torturando mis piecitos mientras Carlos se reía, cuando entramos al Departamento caminé sin detenerme hasta la cama y caí de barriga totalmente agotada, más tarde Carlos me desvistió y me dejó desnuda bajo las sábanas, mientras se iba al baño para ducharse. No supe en que rato me dormí, cuando desperté todo estaba oscuro y Carlos dormía a mi lado desnudo y destapado como siempre, la luz que se filtraba del baño era lo único que me dejaba ver la silueta de las cosa á mi alrededor, desperté con mucha sed y como en ese tiempo tenía miedo levantarme sola, desperté a Carlos y le pedí un vaso de agua. Carlos se levantó y prendió la lampara de su mesa de noche, fue a la cocina y me trajo un vaso de jugo, se sentó al borde de la cama mientras tomaba el jugo a grandes sorbos, cuando lo terminé le pasé el vaso y Carlos lo dejó en la mesa de noche, mientras me preguntaba si me sentía mejor, lo miré mientras me volvía a recostar y le respondí:
Estoy bien papito, lo que quiero es que te acuestes á mi lado y me abrases, te quiero mucho Carlitos, abrásame por favor!, me sonrió, mientras se acostaba á mi lado y me acurrucaba en sus brazos, me pegué a su pecho y sentí la suavidad de sus vellos en mi mejilla, lo acaricié con una mano mientras la otra la colocaba un poco más arriba de su cadera, con su mano del brazo donde descansaba mi cabeza, él jugaba con mi pelo, mientras con la otra mano acariciaba mi rostro, mi cuello y mi pechito. Sobre mis rodillas sentía el calor de su pene que estaba con una semi erección, levanté mi rostro y le dije:
Bésame papito, bésame mi amor! Llena de amor y ternura por él. Carlos me besó en los labios mientras yo seguía acariciando su velludo pecho, acomodando mi cuerpito me pegué a él de costado para que nuestros cuerpos queden totalmente unidos, nos besamos con pasión mientras él llevaba su mano libre a mi espaldita y me apretaba aún más contra su cuerpo. Sentir sus caricias en mi espalda hizo que lo abrase más fuerte y que entierre mi lenguita en su boca, dándole mi saliva para que se junte con la suya, chupaba sus labios y abría toda mi boquita para disfrutar de su lengua y mientras los dos tragábamos nuestras salivas mezcladas, él me acariciaba las nalguitas y me excitaba aún más, cuando sentí su dedo en la raya que separaban mis nalguitas, abrí mis piernitas suspendiendo un poco más la que tenía arriba de él, para facilitar el ingreso de su amado dedo en mi culito, cuando su dedo apretó mi dolorido esfínter, gemí en su boca, él dejó de besar mi boca y me comenzó a morder una oreja y a meter su lengua en mi oído, lo que me volvía loca, comencé a gemir, mientras movía mi cadera invitando a su dedo para que penetre en mi culito, pegada á su cuello, mientras lo besaba y chupaba le dije:
Soy tuya papito, soy tu chiquitita! Soy tu mujer! Después de besarlo otro rato y antes que pueda contestarme le volvía decir:
Soy tuya! Soy toda tuya, mi vida! Me amas Carlitos? Dejando mi oreja me respondió:
Si mi chiquitita, te amo mucho!!! No podría vivir ni un minuto sin ti!!! Mientras se apoderaba de mi boquita y me besaba con locura, con pasión y me metía un poco de su dedo en mi culito, haciéndome gemir de dolor y de calentura. Su pene se había levantado aún más, entre mis piernitas y sentía su calor un poco más arriba de mis rodillas, bajé una mano pero no lo pude alcanzar, así que le dije:
Quiero chupar tu pene, papito!!! Quiero sentir tu pene en mi garganta, mi macho!!! Quiero tu pene papito!!!!! UMMMM!!!!!!!! No se hasta ahora, como podía en ese momento decir estas cosas, pero me salían del alma, lo quería, lo amaba y quería que me haga todo lo que me gustaba y lo que sabía que le gustaba á él. Me soltó y me ayudó a bajar hasta que mi cara quedó a la altura de su pene, lo tomé con una mano por el tronco y me lo llevé a la boquita y se lo comencé a chupar, acomodó mi cuerpito colocándolo al revés del suyo, sin que su pene se salga de mi boquita, mientras lo chupaba, lo tomé con las dos manitos por el tronco y me lo metí hasta que lo sentí en la garganta, me hacía abrir los labios al máximo, le subí una piernita sobre su costado pasándola, debajo de su axila, mientras él con sus manos me abría las nalguitas y comenzaba á masajear mi esfínter y la parte interior de mis nalguitas. Yo lo chupaba más rápido y sentía como se hinchaba cada vez más dentro de mi boquita.
Como me gusta que me la chupes mi amorcito!!! UUUMMMM!!!! Me encanta sentir el calor de tu boquita en mi pene, mi amorcito!!!!! Chupa!!!! Chupa!!!! Así mi vida, aprieta más fuerte mi pene con los labios!!! Me decía, mientras comenzaba á meter un dedo mojado con su saliva en mi culito. Yo gemí de dolor al sentirlo invadir mi maltrecho culito, Carlos lo sacó y estirándose, llevó una de sus manos hacía atrás, abrió un cajón de su mesa de luz y sacó algo que manipuló un momento con las dos manos, luego sentí que me colocaba como un liquido ó una crema fría en mis nalguitas y por mi culito, me lo esparció bien, mientras yo le seguía chupando su erecto pene, luego me comenzó a meter un dedo en mi culito, entraba fácilmente, por efecto de lo que me estaba colocando, sentía que mis nalguitas quedaban totalmente húmedas y muy resbalosas, Carlos me metía más de esa crema dentro de mi culito, pronto sentí que me metió dos dedos y no sentía ningún dolor, dejé de chuparle el pene y le pregunté que era:
Vaselina. Me respondió. Con esto no te va á doler! Ven! Me dijo sacando los dedos de mi culito y agarrándome por la caderita, me acomodó de espaldas sobre la almohada á su lado, cuando estuve bien acomodada, acostada de espaldas en el medio de la cama, él se sentó y luego se colocó de rodillas sobre la cama, se movió hasta acomodarse entre mis piernitas de frente a mi, en su mano tenia un frasco de vidrio blanco, de él sacó un poco de esa crema y la esparció por su erecto pene, que de inmediato brilló a la luz de la lampara de la mesa de noche, yo estaba con las piernitas un poco abiertas y flexionadas por las rodillas, esperando expectante porque no sabía lo que iba á pasar, cuando se embadurnó todo su pene con la crema, limpió sus manos con una pequeña toalla que había al lado de la cama, me tomó por debajo de las rodillas, me hizo abrir más las piernitas mientras él se acomodaba de rodillas más cerca mío.
Te voy a coger mi reinita!!!! Te la meteré como se lo hace á las mujeres, mi amorcito! Me decía, mientras nos mirábamos a los ojos, me tomó con sus manos de abajo de mis rodillas, y levantaba mis piernitas hasta colocarlas hacia delante, flexionándolas, las llevó hasta que casi tocaron mi pechito, mi cadera se arqueó y mis nalguitas se elevaron, quedando mi culito totalmente abierto y suspendido. Yo miraba todo y estaba muy excitada de ver á Carlos tan excitado, se agachó un poco soltando sus manos de donde me sostenía, y me agarró por los tobillos haciendo que mis muslos toquen mi pechito, su erecto pene quedó tocando la entrada de mi culito, largó unas de mis piernitas y agarró con esa mano su pene, lo puso sobre mi esfínter y de un movimiento de su cadera hacia adelante, me metió toda la cabeza de su pene en mi resbaloso culito, que se abrió fácilmente para recibirla, no me dolió y sin embargo gemí al sentir como su pene se iba enterrando suavemente dentro de mis intestinos como si resbalara por las paredes dilatadas y resbalosas de mi culito. Gemía de gusto y movía mi cadera, haciendo que su pene se entierre más hondo, hasta que sentí sus testículos tocar mis nalguitas, el contacto de su cuerpo contra el mío, en el momento que todo su pene se enterraba en lo más profundo de mi cavidad anal, me llenó de una ansiedad y sorpresa tremenda, ya que prácticamente no sentí ningún dolor.
Te amo papito! Le dije con un hilo de voz, mientras lo miraba a la cara, y veía su cara congestionada por el deseo, cuando Carlos se comenzó a mover cogiéndome con fuerza, sin soltar mis piernitas y mirándome a los ojos me dijo:
Yo también te amo chiquitita mía!!!! AAAHHH!!!! Sentís como entra tan fácilmente mi pene en tu culito, mi reinita?
Si mi papito!!!! La siento en mi barriguita!!!! Me está partiendo mi culito papito!!!!!!! AH! AH! AH! AH! Le dije mientras gemía, pujaba y lanzaba pequeños gritos a cada envestida de su cuerpo contra mi pequeño cuerpito, metiendo y sacando su pene de mi culito. Comencé a mover mi cadera siguiendo el ritmo de sus envestidas y haciendo que su pene llegue aún más adentro de mi intestino haciéndome pujar y lagrimear por el esfuerzo. Mi cuerpito era movido para adelante y para atrás con cada embestida que me daba, largó mis tobillos y llevó sus manos bajo mi cadera, mientras se agachaba más contra mi, yo estiré un poco mis piernitas, y las enrosqué tras de su espalda y lo agarré por los hombros para poder sostenerme de sus embestidas, cada vez más rápidas y fuertes, mi culito adormecido parecía que se iba á rajar con cada choque de su cuerpo contra el mío, y al llenarse totalmente con su erecto y caliente miembro. Sus manos resbalaron hasta mis abiertas nalguitas, mientras jadeaba, lo besaba, y mordía su pecho que me aplastaba contra la cama. Mis manitos estrujaban la piel de sus musculosos hombros.
Ya termino mi reinita!!! AAAHHH!!! Ya termino mi amorcito!!!!!! UUUGGG!!!! Estoy acabando en tu culito Elvira mia!!!!!! AAAHHHGGG!!!!!! Me decía mientras su pene se contraía y expandía en lo más profundo de mi culito, soltando todo su semen en varios chorros calientes que los sentí llenando mis entrañas. Mis piernitas ya no las sentía y mi culito estaba como anestesiado y sin embargo sentí la explosión de mi penecito, en un orgasmo seco que me dejo laxada y casi desmayada. Carlos me comenzó a suspender sin soltarme de las nalguitas y yo me agarré más fuerte de sus hombros, y me pegué más contra su cuerpo, hasta que quedó sentado con sus nalgas sobre sus pies, y conmigo montada á horcajadas encima de su pelvis y con su pene enterrado muy adentro de mi culito, baje mis piernas y acomodé mis piecitos sobre la cama, para poder tener libertad de movimiento, su pene estaba bien adentro de mi culito, me separé un poco de su cuerpo para poder mirarlo, mientras Carlos me decía que me amaba y que era feliz de tenerme a su lado, me levanté un poco con mis pies, solo para sentir como su pene salió un poco de mi maltrecho pero satisfecho culito:
Yo también te amo papito! Te quiero mucho! HAYYYY!!!! Mucho! Mucho! Le decía, mientras las lagrimas salían de mis ojos sin que pueda contenerlas, me excitaba de nuevo con las caricias de Carlos en mi nuca, mi espalda y mis nalguitas, me comencé a mover sobre su pene enterrado totalmente en mi culito, flexionado y estirando mis piernitas para que entre y salga cada vez más rápido, sentía como el pene de Carlos me perforaba y me causaba un placer inenarrable, cuando se movía por mi dilatada y lubricada cavidad anal, sentía como el pene de Carlos se hacía cada vez más grande dentro mío y me movía más rápido con sus manos en mis nalgas, cuando estuvo por terminar, de nuevo me tomó por la cadera y me movió sobre su pene más fuerte y acabó en otro violento orgasmo, que me volvió a inundar mi intestino.
Acabo!!!! Mi reina, Acabo!!!! AAAHHH!!!! UUMMM!!!! Dejé de moverme y lo abrasé por el cuello y pegué mi cara á su rostro, mientras mi culito totalmente lleno y estirado por su palpitante pene se volvía á adormecer. Carlos se recuperaba y me decía con voz entre cortada que era la primera vez que terminaba dos veces seguidas y sin sacarla de donde estaba.
Desde esa noche y con la ayuda de la Vaselina Carlos, se adueñó de mi culito, me enculába casi todas las noches, después que yo le chupaba su pene durante un rato. Mi culito se adaptó sin problemas a su pene y pronto comencé a tener hasta tres y cuatro orgasmos secos, mientras me estaba enculándo, mis piernitas y mi estomago que sufrieron de macúrca y calambres, pronto se adaptaron, y pude seguir el ritmo de las cogidas que me daba Carlos. Mi culito a un principio paraba casi todo el tiempo abierto. Del Departamento, me encargué sin problemas, poco á poco con Carlos al comienzo, fui saliendo a hacer las compras y como al mes de que llegamos, me animé por primera vez á salir sola, á comprar á un almacén que quedaba cerca de donde vivíamos. Todo se desarrollaba sin problemas, los ratos que me quedaba sola porque Carlos estaba en su trabajo, los tenía casi siempre ocupados, no tenía tiempo de extrañar a nadie, además que no tenía por que extrañar, ya que estaba junto al hombre que era mi vida entera y no necesitaba á nadie más á mi lado. Pronto llegaron las fiestas de fin de año y unos días antes de Navidad Carlos viajó por un día a nuestro anterior pueblo. Salió una mañana en el primer vuelo y regresó por la noche. Yo estuve muy nerviosa durante todo el día y me imaginaba un sin fin de desgracias, que le podían pasar a él y por ende a mi. Cuando abrió la puerta del Departamento a las 10 de la noche, corrí a sus brazos y nos fundimos en un beso interminable. Le pregunté como estaba y me respondió que bien y que tenía un montón de noticias para mi, pero que me las daría más tarde, que ahora lo que quería era cogerme. Yo reí mientras me aferraba a su cuello, le dije que lo amaba y que hiciera conmigo lo que quisiera. Carlos me llevó en sus brazos hasta la cama y me dejó parada sobre ella. Solo me sacó una camisa de manga corta de él, que me quedaba como vestido y unos calzones de algodón blanco con estampado de pequeñas flores, y quedé desnuda, deshice la cama mientras él se desnudaba, me acosté de espaldas en el medio de la cama con las piernitas abiertas y flexionadas, sin dejar de mirarlo, hasta que se terminó de desnudar. Mientras se metía a la cama me decía:
Como te extrañé chiquitita hermosa! Como extrañé tu cuerpito mi amor! Se acostó sobre mi cuerpito y mientras nos abrazamos en medio de la cama, comenzamos á besarnos, entre beso y beso le respondí:
Yo también te extrañé mucho papito!!!! Te amo!!!! Y nos fundimos en un beso interminable, mientras Carlos me excitaba, más de lo que estaba con sus caricias, sin soltarnos en ningún momento, nos dimos vuelta, quedó de espaldas y yo quedé arriba de él, seguíamos besándonos mientras me acomodaba pegada contra su musculoso cuerpo, él me acariciaba el pelo y el rostro con sus manos, mientras yo dejé de besarlo y fui bajando mi cuerpito para besar sus orejas, su cuello y seguí bajando por su pecho, hasta que sentí contra mis nalguitas la dureza de su erecto pene, besándole los vellos de su pecho, comencé a mover mi cadera para sentir más su pene contra mi culito:
Que rico mi reinita!!!! Si no te la meto voy a explotar!!!! Me dijo, mientras llevó una mano para abajo y por sobre mi cuerpito acomodó la cabeza de su pene en medio de mi culito, yo levantando un poco mi cuerpito y arqueando mi espalda me lo comencé a meter, era tanta mi calentura que me olvidé de la vaselina y aunque sentí el ardor y el dolor de mi esfínter al abrirse más de la cuenta, para recibir su grueso pene, no me importó, era más el placer que sentía, y me lo fui enterrando de a poco mientras pujaba y gemía, apretaba los dientes y lo miraba a la cara, ver la cara de calentura que Carlos tenía, me excitaba más y cuando acordé es que tenía clavada en el fondo de mi culito todo el duro y caliente pene de mi amado.
Ya está mi reinita!!!! Ya está todo dentro de tu culito mi amorcito!!!! AHH!!!!!! Me decía en el momento que dejé de moverme para acostumbrarme a su grosor y a su tamaño.
Si papito!!!! Si mi rey!!!! Lo siento bien adentro de mi culito Carlitos!!!!!! HHHGGG!!!!!! UUMMM!!!!!!!! Le respondí, mientras apoyaba todo mi cuerpo en mis dobladas rodillas contra la cama, sintiendo su erecto y caliente pene en mi estomago, comencé a moverme sobre él. Carlos colocó sus manos en mis caderas y me ayudó a moverme con ellas, mientras movía su pelvis y su estomago metiendo y sacando su pene, cada vez más rápido de mi culito, mi penecito lo sentía aplastado contra su barriga, pero como era muy pequeño no me molestaba, si no por el contrario, al friccionarlo contra su piel y sus vellos púbicos, me hacía excitar aún más, pronto comencé a sentir el primer orgasmo seco y a este le sucedieron tres más, antes de que Carlos me grite que estaba acabando dentro de mi culito. Me senté bien sobre él y me enterré hasta el fondo de mi sufrido canal su tremendamente duro pene, que empezó a soltar chorros de semen en cada espasmo que daba dentro de mi culito, yo gemía y pujaba sin poder contenerme, mientras Carlos gemía y me llamaba su reinita. Estuve un rato más sentada sobre él, clavada en su palpitante pene, hasta que sentí que se le comenzó a aflojar. Me lo saqué despacio para que no me lastime, luego me recosté sobre su pecho, satisfecha de haberle dado todo el placer que él quería y de haber recibido todo lo que yo esperaba de él, me comentó que lo habíamos hecho sin Vaselina y me preguntó si me había hecho daño, le contesté que no me había hecho daño, que si me dolió un poco, pero que fue más el placer que me dio y me había gustado hacerlo así, dolía le dije, pero es más gustoso.
Más tarde Carlos me contó que había estado por el Departamento de mi abuela, y que ésta, estaba en cama, ya que su reuma estaba muy avanzado y que Nana que fue con la que habló, le dijo que desde que yo desaparecí, había empeorado y que mis padres estuvieron los primeros días, que mi padre se regresó a la semana y que mi madre se quedó casi un mes a ayudar a la Policía en la búsqueda que se organizó por mi. Ni en la policía, ni en otros lugares Carlos encontró ningún indicio que lo vinculara conmigo, que más bien le pareció que todos estaban resignados con mi desaparición. Me dijo que estuvo averiguando sobre nuestros documentos y que estos estaban totalmente en orden, así que no tendríamos que preocuparnos de nada y que podríamos vivir felices sin problemas de ningún tipo legal. Las fiestas de fin de año fueron hermosas y uno de los momentos más felices de mi vida, fue el momento que me consolidé como su hija. Ya que en la fiesta que daba el Hospital en donde trabajaba Carlos, por las Navidades, fui como su hija y nadie se dio cuenta de mi verdadera condición. Jugué y participé en todos los actos con los demás niños. Carlos me presentó a sus compañeros de trabajo y estos a sus familias, jugué con las hijas de ellos como una más, sin ningún problema, algunos de sus compañeros incluso le dijeron á Carlos que yo era una niña preciosa. Habían Médicos, Paramédicos y enfermeras, todos con sus familias y me sentí parte de ellos y amé á Carlos mucho más de lo que lo amaba ya, me di cuenta de que era una nueva persona, era una niña pronto á cumplir los ocho años y tenía un nuevo papá, tenía una nueva familia y por primera vez amigos, que me aceptaban como lo que me sentía, mujer, niña.
Ese primer año, fue un año que pasó rápido y de forma hermosa, me llené de nuevas sensaciones y conocimientos de toda índole. En el colegio al que me metió Carlos, todo me salía bien y á medio año di un examen, el que aprobé y me dio derecho á subir un grado, así que después de las vacaciones de medio año, pasé al segundo grado, donde hice otros amigos y conocí a chicos que tenían mi edad falsa. Cuando cumplí los 8 años, según mi nueva identidad. Carlos me realizó un cumpleaños muy bonito con mis compañeros de curso, y algunos de los hijos de sus compañeros de trabajo, en una sala de fiesta de un Restaurant que alquiló para ese fin, en el centro. En la fiesta me fue muy bien, me vestí como una princesa según Carlos y gocé mucho con las felicitaciones y los halagos, en esa fiesta conocí al Doctor Miguel, que vino con su esposa Sandra y su hija Brigitte de 6 años, una nena callada y muy introvertida que se la pasó de la mano de su papá. El Dr. Miguel era un hombre de tez muy blanca, casi rosada y muy alto, debía medir como dos metros y era gordo, no muy gordo, más bien diría robusto, mi primera impresión es que parecía un Oso, su cuerpo emanaba fuerza, era también muy velludo, aunque su cara era risueña y se notaba que era muy simpático y me atrajo de inmediato, no se porque en ese momento me fijé en él, pero me llamó mucho la atención. Su esposa era una señora muy menuda y casi no se hacía notar y se la pasó conversando con otras señoras.
Esa noche después de regresar al Departamento, abrimos todos los regalos y me divertí mucho mirando y comentando con Carlos sobre ellos y las personas que me los habían obsequiado, después Carlos me desnudó, se desnudó y me llevó al baño. Al rato, después de bañarnos, Carlos me llevó en brazos á la cama, hicimos el amor con locura, yo estaba muy excitada y le pedí por primera vez que me encúle más fuerte, grité mucho y tuve como cuatro orgasmos secos mientras Carlos me enterraba su pene con fuerza por mi culito. Me dolía pero me daba mucho placer y cuando terminó é inundó mi intestino con su semen, quedé con el culito dolorido pero satisfecha. Más tarde mientras estaba acurrucada en los brazos de Carlos y lo escuchaba dormir, me puse a pensar en la tarde y no se porque mi pensamiento me llevó a pensa en el Dr. Miguel, me imaginé como sería ser su hija.
Los días pasaban iguales, Colegio, arreglar el Departamento, cocinar, llevar la ropa á la Lavandería y las compras, me ocupaban todo el día. Por las noche estar con mi amado, Carlos era suave y muy bueno conmigo, siempre me estaba comprando ropas y juguetes para nena y yo estaba encantada, era feliz a su lado y nunca más pensé en mi anterior vida, me identificaba plenamente con Elvira, era y soy Elvira completamente y en ese entonces con tan solo 8 años me sentía totalmente mujer. Con Carlos hablábamos de planes para el futuro. Carlos en el Hospital se empapaba de todo lo que podía sobre Hormonas y otros métodos para ayudar a mi cuerpo, á ser totalmente el de una mujer, me decía que á partir de mis diez años ya me podría ayudar con tratamientos, que me convertirían en mujer plena, pero mientas tanto me daba algunas píldoras que conseguía y que ayudaban a que mis Hormonas femenina vayan despertando más rápido, al cabo de los primeros meses comencé a ver los primeros sintamos, mi voz seguía suave y se volvió más suave aún y mis maneras se me acentuaron más, y comencé á sentir mayor placer cuando Carlos me chupaba mis diminutos pezones, me crecieron un poco, se hicieron más parados y cuando estaba excitada, se me ponían duros como dos semillas de naranjas y se me oscurecieron un poco. Mi piel era tersa, suave y como había engordado un poco mis pechitos se hincharon un poco y se notaban cuando me ponía ropa ajustada, como poléras ó vestidos que me ajustaban en esa zona. Fue un nuevo incentivo en nuestra vidas y á Carlos le gustó mucho los resultados, ya que me chupaba todo el tiempo mis pechitos y pronto adquirieron un color marrón oscuro y dejaron de ser rosa pálido, me gustaba cuando me chupaba mis pezones y me excitaba mucho y respondía mejor cuando hacíamos el amor. En las vacaciones de medio año viajamos con Carlos cuando le dieron las de él, á un pueblo que quedaba en unas montañas muy pintorescas y nos alojamos en un Hostal muy bonito, fue como una luna de miel en la pieza.
Fueron ó era como las vacaciones que siempre había soñado con mis padres verdaderos, y que nunca se dio. Hicimos excursiones con otras familias durante el día, por las noches teníamos sesiones de sexo intensas. Después de una semana hermosa y plena regresamos, a la rutina de colegio, limpiar, cocinar, estudiar y atender a Carlos que siempre moría de hambre y de ganas de encularme.
Las fiestas de fin de año las pasamos con la familia del Dr. Miguel, cuando Carlos me dio la noticia, me gustó mucho ya que me parecía una familia simpática, aunque la niña era dos años menor que yo, era casi de mi tamaño. La Navidad la pasamos los dos solos y preparamos una cena espectacular, Carlos me hizo muchos regalos entre juguetes y ropa, hasta tomamos una botella de Champán después de la cena, por primera vez me mareé un poco, para cuando nos acostamos desnudos en la cama, estabamos tan excitados, que hicimos el amor como nunca, por efecto de la bebida no sentía más que placer y me dejé coger con mucha fuerza con Carlos, hasta que mi culito sangró un poco, de lo fuerte que yo me metía su erecto pene sentado sobre él. Mis orgasmos fueron muy intensos por efecto del Champán y mi pequeño penecito estalló más de media docena de veces, en las dos veces que me culeó esa noche. Quedé despatarrada y dolorida varios días. Para la fiesta de fin de año ya estaba bien y cuando fuimos esa noche á la casa del Dr. Miguel, me divertí mucho con Brigitte y con Sandra la esposa del Dr. Ya que me trataron con mucho cariño. Cuando llegó la media noche y los abrazos, todo estuvo bien, hasta que le tocó el turno a Miguel de abrazarme, me rodeó con sus enormes brazos y me apretó contra su gigantesco cuerpo, me levantó del suelo como si fuera una hoja, me estampó un sonoro beso en la mejilla y yo me sonrojé mucho, quedé sin aire y sin voz. Cuando me dejó en el suelo para disimular abrasé a brigitte, que siendo dos años menor era casi de mi tamaño, desde ese momento solo miraba á Miguel, cuando veía que él no se daba cuenta, era casi una cabeza más grande que Carlos y por lo menos pesaba el doble, estuvimos casi hasta las tres de la mañana y quedamos de regresar en la tarde, para ir todos a tomar helados y al cine.
Dormimos toda al mañana y nos levantamos cerca á las dos de la tarde, como yo desperté antes, fui al baño y después de tomar un jugo de frutas, volví a la cama, desperté a Carlos chupándole su pene que es como a él le gusta despertar. Cuando Carlos estuvo despierto me saludó y me tomó de la cabeza y me marcó el ritmo de la chupada, ya muy excitado, cuando sentí que su pene estaba bien erecto dentro de mi boquita, lo saqué y me monté sobre él, poco a poco me fui enterrando su caliente pene en mi cerrado culito, sin necesitar de la Vaselina, me lo enterré hasta el fondo, despacio, mientras sentía como abría mi ya blando esfínter y mis intestinos se expandían, según entraba su pene cada vez más adentro. Cuando lo tuve todo adentro de mi culito, me comencé a mover como ya sabía, me lo cogí con ganas, hasta que terminé con dos orgasmos secos, mientras saltaba sobre él, enculándome con su erecto pene, cuando Carlos terminó en el fondo de mi cavidad anal, terminé por tercera vez. Descansé recostada en su pecho y cuando su pene se le aflojó, se fue saliendo solo, me llevó al baño y nos duchamos juntos. Después de comer algo, nos vestimos y me puse mi mejor vestido de Domingos, me arreglé muy bien, en el espejo cuando me miraba me di cuenta que mi pelo ya en esa época largo, casi hasta la mitad de mi espaldita, me daba un aire de niña hacendosa y modocita. Carlos me dijo que estaba preciosa y yo le dije lo mismo a él, ya que se había vestido con un traje deportivo que le sentaba muy bien. Estuvimos en la casa de nuestros amigos al rededor de las cuatro de la tarde y pasamos una linda tarde paseando por el Parque y tomando helados. Miguel nos contó que desde que se recibió de Médico, trabaja en ese Hospital y que su padre también fue Medico, y que le dejó la casa en donde viven ahora y otras propiedades por lo que viven muy bien y tranquilos, también su puesto en el Hospital era herencia de su padre, después más tarde, entramos al cine y como me senté lejos de los adultos, me dediqué a conversar con Brigitte, mientras mirábamos la película. Más tarde al momento de la despedida, cuando le tocó a Miguel despedirse de mi, me volvió a abrasar con sus brazos de oso, y me volvió a dejar sin aliento y muy confundida.
Ya en el Departamento, y después de que Carlos me volvió a coger por el culito y mientras estaba como me gustaba, acurrucada en sus brazos, me contó que Miguel le había dicho que quería verme, ya que él creía que no estaba creciendo lo necesario para mi edad y que estaba excedida de peso. Le respondí a Carlos, que si no me quería como estaba, y él me dijo que le gustaba como me veía y que además no me podía llevar con Miguel, porque se podría dar cuenta de que no era una verdadera niña y que cuando sea necesario que me vea un Doctor, me llevaría a uno que no conozcamos, con nombres falsos y me vestiría de niño, para que no hubiera problemas. En los siguientes días Carlos, les había contado la historia de que él era viudo y que me criaba solo. Por insistencia de Sandra la esposa de Miguel, me inscribieron en el colegio de la hija, de esa forma nos hicimos más amigos de esta familia, aunque Brigitte estaba en primer grado y yo en tercero, estabamos juntas casi todo el tiempo. Pronto se hizo costumbre que fuéramos a comer a la casa de Miguel, todos los Domingos y que los Viernes, ellos vinieran á casa por la noche a jugar con naipes, mientras Brigitte y yo jugábamos en mi cuarto con mis muñecas. Para mi cumpleaños número Nueve, la mamá de Brigitte se encargó de hacerlo en su casa, invitamos a todos mis compañeros y a algunas primas y parientes de ellos, por lo que salió hermoso y conocí gente nueva, muy simpática y me divertí mucho.
Cuando llegaron las vacaciones de medio año me enfermé del estomago y Carlos me daba remedios que no me curaban del todo. Una noche que me puse mal, Carlos quiso llamar á un Medico desconocido para que me vea, arreglamos el cuarto que teníamos de pantalla, para cuando venía gente, ocultando las cosas de niña y colocando otras para que diera la impresión de que era de un niño. Carlos llamó a un Doctor desconocido, que tenía una dirección lejos de la nuestra, sacando su nombre de la guía telefónica. Después de que este Doctor me revisó, le dijo a Carlos que era Apendicitis y que lo mejor era hacerme operar. Carlos le dijo que trabajaba en un Hospital y que mi Medico estaba de viaje, que al día siguiente en cuanto llegara, vería que sea él que me opere. Después que se fue este Doctor. Carlos me dijo que hablaría con Miguel y le contaría que yo no era una niña completa, que él creía que Miguel entendería, ya que había vivido mucho tiempo en Europa y era muy tolerante y comprensivo, seguiríamos sosteniendo que él era mi padre y que fue mi madre la que me crió así, ya que desde que nací siempre me consideraba mujer y me crió de esa forma hasta su muerte, y que él no había querido cambiar mi forma de ser, ya que yo estaba convencida de que era una niña. Al día siguiente, Carlos acomodó de nuevo mi cuarto como era siempre y me dijo que no me levante de la cama en todo el día, que trataría de volver lo más rápido posible. Trajo con él a Miguel cuando volvió del Hospital al medio día, mi corazón se quería salir de mi pecho, cuando entraron a mi cuarto, no pude aguantar más y me puse a llorar tapando mi rostro con mis manos, cuando los vi caminar hacia mi cama.
Miguel se sentó al borde de mi camita y con sus manotas, separó mis manitas de mi rostro, mientras me preguntaba que como me sentía, yo no podía responderle, el llanto no me dejaba y volqué la cara para que no me mire llorar. Miguel me comenzó á hablar suavemente diciéndome que la Apendicitis es una enfermedad normal y que la operación es bien sencilla, que en unos días estaría de nuevo jugando con mis amigas. Al escucharlo me tranquilicé un poco, lo miré con mis ojos inundados de lagrimas, él me estaba mirando a los ojos y me sonrió, con su carota de sol radiante llenándome de confianza, pero todavía miré a Carlos con miedo, vi que este me miraba también con una sonrisa en el rostro, transmitiéndome su tranquilidad. Miguel me bajó la cubre sábanas, hasta mi cadera y me subió la camiseta que tenía puesta a modo de pijama, me bajó un poco mi calzón de algodón blanco, mi primera reacción fue de susto, y puse mis manos sobre las de él, para no dejarlo que me baje el calzón, Carlos me dijo que dejara hacer a Miguel, que lo único que quería era confirmar lo que había dicho el otro Doctor. Miguel me bajó solo un poco mi calzón y palpó mi bajo vientre con sus dedotes, que inmediatamente mi mente los comparó con el pene de Carlos, cuando estaba en reposo. El dolor que sentí a un costado de mi barriguita fue intenso y me hizo gritar. Miguel me volvió á acomodar mi calzón, me tapó con las sabanas, y parándose, dijo que era mejor operar lo más pronto posible, le dijo a Carlos que me coloque las inyecciones, que había dejado recetadas el otro Doctor, y que al día siguiente por la mañana me interne en una Clínica privada, le dio el nombre á Carlos. Que me operaría al medio día, que mientras tanto no me levante de la cama, y que no haga ningún esfuerzo, se agacho sobre mi y me dio un beso sonoro como solo él sabe dar, y dijo que normalmente la Apendicitis da á los chicos recién a los doce ó trece años, pero que aveces se adelanta y que es normal. Se despidió saliendo del cuarto. Carlos lo acompañó, mientras yo me quedaba sola y muy confundida. Ese día Carlos me atendió, y casi no se movió de mi lado, colocándome las inyecciones y dándome los remedios, que me habían recetado, me contó lo que había hablado con Miguel y que él había entendido, como pensábamos nosotros, prometió guardar mi secreto, que como médico se daba cuenta de lo que me pasaba y que conocía otros casos como el mío, en que, en un cuerpo de hombre nacía una mujer, ó al revés, incluso le dijo a Carlos que me operaría en una clínica privada, donde él trabajaba ocasionalmente y era uno de los dueños, donde podría estar vestida como niña, ya que nadie se daría cuenta de nada, porque él personalmente se encargaría de atenderme. Por la mañana, después que Carlos me ayudó a bañarme y vestirme, con un vestido de calle normal y mis ropas habituales para salir, me llevó en sus brazos hasta el Taxi que nos llevaría a la Clínica.
La operación fue un éxito y en ningún momento tuve ninguna clase de problemas ó complicaciones. La Clínica era un lugar bonito y muy limpio, las enfermeras tenían buen carácter y Miguel que nos estaba esperando, no se separó de mi en ningún momento, incluso hizo salir a las enfermeras y a Carlos, cuando me tenía que preparar en mi habitación para operarme. Yo estaba sentada en el borde de la cama metálica, cuando nos quedamos solos, me preguntó si me podía desvestir sola y le dije que si, me paré en el suelo y comencé a desvestirme, primero me saqué los zapatitos y las medias, cuando me agaché me dolió el costado y me quejé, Miguel se me acercó y me sostuvo con sus brazotes, me ayudó a sentarme de nuevo é hincándose en el suelo, me sacó las medias, luego se paró y me ayudó a sacarme el vestido, por sobre mi cabeza, por último me pidió que me pare un momento y me sacó el calzón, dejándome totalmente desnuda, no dejó de mirar intensamente mi cuerpito de niña, mientras tomaba una bata de Hospital y se acercaba á mi para colocármela, no me sentía avergonzada de estar desnuda en su delante, era como si ya lo hubiera estado antes, me vistió con la bata y me recostó, cuando estuve tapada, recién dejó entrar a todos en la pieza. Me colocaron una inyección en el brazo y después cuando me estuvieron llevando en una camilla, por los pasillos de la Clínica, me sentí muy mareada. No recuerdo más hasta que me desperté, muy dolorida de mi bajo vientre, soñolienta y con la boca pastosa, en mi pieza de la clínica.