Tengo una vecinita de casi 14 años, es morena de 1.54 de estatura y unos pechitos que han empezado a desarrollarse, un trasero levantadito, inspira cierto deseo prohibido, aunque nunca había pensado tener nada con ella. Desde que la conozco siempre me sonríe y saluda. Ambos vivimos en un edificio de departamento que durante la semana está prácticamente solo, pues la mayoría sale a trabajar y regresa por las tardes y los adolescentes estudiamos, no hay niños pequeños. Por cierto soy Miguel y tengo 19 años. Un lunes después de un puente, eran las 10 de la mañana, que no fui a la universidad la encontré sentada en la escalera para acceder al edificio donde vivimos, se veía aburrida.
-Hola ¿ no fuiste a la escuela? le pregunte mientras la miraba con su uniforme de colegiala.
-Si, pero no hubo las tres ultimas clases y estoy aburrida, pues mejor amiga aun no llega aun de Guadalajara, me contesto con su sonrisa adolescente.-¿Por qué no entramos a mi casa, y te presto la PC? le dije sin ninguna doble intención.
Ella acepto y entramos a mi departamento, la conecté al Internet, después de 20 minutos de estar preparando unas cosas, me sente junto a ella para mirar que paginas veía, ella volteó a verme y me dijo: -Sabes, mis compañeras a veces se conectan a páginas porno, y me dicen que son cachondas, por eso he querido hacerlo también, pero en casa mis papas siempre me vigilan y solo me prestan la PC para tareas.
-No te preocupes ¿si quieres te pongo una página? Movió la cabeza afirmativamente, y accedí a una página de relatos eróticos (pues no quería ser demasiado permisivo como para entrar directo a fotos pornos), leímos un par de historias y noté como se empezaba a excitar. Especialmente cuando leímos una historia de un hombre que desfloraba a una chica de su edad, y lo grandioso que resulto para ella, por lo que le pregunte.
-¿Te está gustando lo que estamos leyendo o quieres ver fotos u otra cosa?
-Me da pena, nunca he visto un hombre desnudo, bueno sólo en los libros pero no es igual-
Entonces me atrevía a preguntarle si conocía los penes y ella me dijo sólo el de un primo de 4 años.
-No has visto el de un hombre? Ese no es problema-empecé a decir, pero antes de continuar me interrumpió diciendo:-¿Me enseñas el tuyo?
Sonreí nervioso, y le dije puede que te asustes, a esas alturas mi pene estaba súper excitado, ella lo noto por que dijo -Se ve que es grande- Esto derribo mis últimos prejuicios y temores. Me acerque aún más y tome su mano y la puse sobre de mi pantalón. Aunque excitadísimo no pensaba ir mas allá de donde ella quisiera y creí que solo lo observaría y acaso tocaría un poco, nada mas.
Ella tímidamente acarició mi bulto y dijo -Se siente bonito parece como si temblara-.
Le di un beso en su mejilla cerca de la boca, -¿No té molesta que te bese? Dije nervioso. Ella me miró y cerró sus ojos ofreciéndome sus labios.
La acerque más y nos dimos un beso con los labios apretados, lentamente saque mi lengua y la pase por su boca, ella entendió lo que quería pues despegó sus labios y permitió que metiera mi lengua, e imito mis movimientos. La pasión me tomó y empecé a tocarle sus pechos, ella me dijo -¿Nos vamos a tu cuarto? La tomé de la mano y entremos a mi habitación. La empecé a besar lentamente y a acariciar ella se estremecía cada que pasaba mis manos por su cuerpo. Sentía como temblaba su cuerpo y notaba como se ponía lo más cerca de mí para notar mi erección, mientras tanto mis manos no se podían apartar de sus senos, parecían dos medias naranjas a través del suéter, sobresalían sus pequeños pezones.
Poco a poco, fui desabotonado su suéter y blusa para descubrir un corpiño de algodón, el cual le cubría sólo la mitad del dorso, dejando ver su estomago. Nos separamos lo necesario para quitar su uniforme y dejar solo el corpiño y pantaleta, sus pezones parecían dos volcanes en erupción. La recosté en la cama y metí mi mano por debajo de su corpiño, ella sólo alcanzó a decir: -Es delicioso-. Con sus manos empezó a levantarme la playera para sentir nuestros cuerpos. Le ayude y quedé con el tórax desnudo al verlo así acercó su boca dándome unos leves besos. (Debo decir que como voy al gym esta muy marcado)
Le quité el corpiño y empecé también a besarle sus senos, los fui poco a poco saboreando con mi lengua y chupando sus pezones, que por la excitación estaban erectos. Ella se acomodó mejor permitiendo que mis manos recorrieran sus piernas. Sus muslos temblaban cada que pasaba mi mano, la cual poco a poco fue subiendo hasta alcanzar sus pantaletas, por instinto abrió un poco más las piernas para que le tocara su pubis. Su calzón estaba húmedo mis dedos recorrían su entrepierna, ella sólo gemía, metí mi mano por sus pantaleta y acaricié su coñito, el cual estaba cubierto por finos vellos. Le retiré la pantaleta dejándola desnuda. No podía creer lo que veía su cuerpo era esbelto, sus senos estaban apenas crecidos, sus labios mayores dejaban escapar ya unas gotas de lubricante. Acerque mi boca a su sexo y fui lamiéndolo absorbiendo el liquido que expelía. Con cuidado abrí sus labios mayores, su clítoris estaba cubierto por un capuchón el cual al sentir mi lengua se hinchaba aún más.
-Desnúdate también- me susurró. Como pude me desprendí de mi ropa y al verme sin ella, clavó sus ojos a mi pene, el cual tenía una erección tremenda, mis 16 cms eran mucho para ella, del glande salía liquido, ella acercó sus manos y lo tocó y sin mediar palabra alguna empezó a besarlo y a chuparlo. Después lo introdujo a su boca y lo absorbía como si tratara de succionarlo hasta su garganta. Me recosté en la cama boca arriba y la puse a ella sobre mí. Intente hacer un 69 pero la diferencia de estaturas lo impedía, tome unas almohadas y las coloque sobre mi cabeza. Así logramos dar esa caricia.
Cuando note que estaba a punto de eyacular la recosté en una esquina de la cama con las piernas abiertas, puse mi pene entre su coñito y recorrí toda su rajita, nuestros líquidos se mezclaban.
-Quiero ver cuando lo metas- Me dijo con un tono imperativo, acerqué unos espejos y le di uno de mano para que lo tomara y pudiera ver ese momento. Una vez preparados volví a acercar mi pene a su coño. Ahora los veo-, dijo. Oprimí mi glande entre sus labios y poco a poco lo fui introduciendo por su vagina, hasta notar su himen el cual se fue dilatando y dejando detrás de sí un ligero rastro de sangre hasta sus nalgas. Estoica ella lo resistió todo, solo gemío y dejo escapar unas lagrimas y una vez que su vagina recibió todo se dejó caer sobre la cama.
Empezamos a movernos cada vez más rápido hasta eyacular en su interior, al notar como se inundaba con mi semen apretó más fuerte su vagina y noté como le llegaba su primer orgasmo. Permanecimos unidos, mi pene dentro de su estrecha vagina, sentía como producto de su reciente orgasmo lo apretaba para obtener más semen. Notaba como por su pubis salía mezcla de sangre y mi eyaculación.
-Te sientes bien?, le pregunté con temor a escuchar alguna queja. Ha sido lo más rico que he sentido, la verdad me dolió un poco al inicio, pero después sentía como iba recorriendo cada parte de mi cuerpo tu pene, no lo saques nunca, quiero tenerlo ahí en todo momento.-
Me acosté sobre ella cuidando de no aplastarla, la bese dulcemente y acariciaba sus senos de niña, pensar que con sólo trece años, se había convertido en toda una mujer, la cual tenía para mi solo. Nuestras bocas se entretenían en besos pasionales y lo más importante, nuestros sexos permanecían unidos en continuo movimiento. Gire para ponerla sobre de mí, ella apartó un poco su cuerpo y su vagina dejó entrever la base de mi pene, ella bajó su cabeza para ver nuestros cuerpos unidos y notar como sus labios mayores estaban adheridos a mi verga. Al notar los rastros de sangre comentó: -De hoy en adelante seremos novios y lo haremos cuando quieras- y se empaló más. Mis manos acariciaban sus nalgas, acerqué un dedo a su boca y ella empezó a chuparlo, luego lo acerque con delicadeza a su ano, ella lo notó pues permitió que lo acariciara y lo introdujera. Que rico, tu pija en mi panochita y tu dedo en mi cola al mismo tiempo. Note como poco a poco se iba desprendiendo, en una caricia sublime, como sus labios mayores se cerraban. Veía en la cama los rastros de la batalla anterior, nuestros líquidos mezclados; semen, sangre, fluidos.
Y acercó mas su cuerpo, esta chiquilla era insaciable, deseaba más. Mi miembro cobró mas vitalidad y no disminuía su tamaño. Cosa que nos agradaba pues continuamos en un lento mete y saca. Su segundo orgasmo llegó justo cuando, con mi mano abrí sus labios menores e introduje mi dedo medio, el cual fue aprisionado por su vagina. Lo saqué impregnado de sus jugos y lo acerqué a su boca el cual lamió, saboreando sus jugos, -Sabe muy rico-, comentó con un dejo de gusto. Es tu orgasmo, es lo que desprendes cada vez que sientes en tu cuerpo ese estallido, eres la niña más deliciosa-. Le dije una vez que yo también comprobé que el sabor de su vagina era delicioso. Lentamente me separé de ella, y nos recostamos abrazados, besándonos tiernamente y recorriendo nuestros cuerpos, ella miró mi miembro semiflácido, con rastros de su sangre y un poco de semen. Pobrecito, está todo sucio y algo cansado, verdad?-.-Sí, tiene las huellas de nuestro amor, la verdad creo que nunca había gozado tanto-. Claro era mi primer desvirgamiento, ya que mis novias con las que lo habia hecho ninguna era virgen.
-Déjame limpiarlo- dijo. Pensé que tomaría mis calzoncillos para hacerlo, pero mi sorpresa fue que acercó su boca y empezó a lamerlo, eso hizo que nuevamente tuviese otra erección. Sentir su boca chupando todo mi pene y escuchar esa voz casi infantil diciendo: -Pobre pene, estás muy sucio y eso no está bien, para algo tan lindo como tu-.
Al ver su cuerpo también noté que su vulva y trasero tenían la misma situación que mi verga, y en un desenfreno la acomodé encima de mí, realizando otro 69. Ella lo esperaba con ansia, pues tan luego sintió mi boca en su vagina empezó a soltar sus jugos, los cuales con mi saliva y lengua nos afanábamos en dejarla aseada. Mientras su boca no se desprendía de mi cuerpo, lamía no sólo el miembro, también recorría los testículos. Una vez que ambos aseamos uno al otro, se incorporó volteando a verme, me sonrió y dijo:- Ahora tengo otra vez ganas de que me metas tu pija- y dicho esto se encajó en mi cuerpo, cerró sus ojos y empezó a moverse en forma circular.
Haciendo un nuevo esfuerzo me incorporé, sin que ella se saliera y me puse de pie, cargándola por sus nalgas y como pude me introduje al baño, ella rodeaba mi cuello y sonreía Tal parece que podemos vivir así toda la vida y hacer todo, yo abro las llaves de la regadera- El agua caliente nos cubrió y nuestras bocas se besaban, mis dedos se estiraban para sentir su ano, ella se acercó mas a mí y tuvo un espasmo provocado por un orgasmo que llegó de súbito. Continué con mis movimientos y al alcanzar otra eyaculación ella se retorció y como anguila se desprendió de mi para hincarse y absorber mi lechita, como ella decía al semen. Era otra mamada de ensoñación, mi pequeña se había convertido de pronto en una experta mamadora. Me abrazó incorporándose y yo empecé a lavar su cuerpo ponía especial énfasis en esos diminutos senos, bajaba mi manos para tallar ese vientre cubierto por la fina pelusa de sus vellos.
Está de más decir que no había reparado en que pudiera embarazarla, por tanto, pregunté si ya había tenido su regla. Ella me miró a los ojos y comentó que anhelaba tener su primera menstruación, que algunas compañeras ya les había bajado y a ella no, que por eso había pensado en alguien que le ayudara a tenerla, pues había escuchado que una de ellas la tuvo poco después de su desvirgamiento. Eso me relajo y le dije que sería mejor que estuviera atenta a su llegada y que cualquier cambio en su cuerpo me lo comentara. Sonrío y me besó. Tres semanas después, un sábado que llegué de jugar, se acercó a mí y me dijo: -ya me llegó, esperó faltar al colegio el próximo jueves no iran 2 maestros, ojalá estés, ya para ese día espero no estar sangrando y podamos jugar como la otra vez. La mire y me guiñó un ojo desapareciendo entre los pasillos. Solo sonreí y mi pene endureció un poco.