Este relato está algo largo, pero os aseguro que valdrá la pena, esto sucedió hace un año, cuando tenía 17.
Acostumbro mucho salir a acampar, a escalar, me gusta mucho la sensación de estar en contacto con la naturaleza, cuento ya con muchísima experiencia viajando por los lugares más desconocidos y chidos de mi país.
Hace un año, intenté organizar un camping con los amigos que acostumbraba salir a ello, pero ninguno podía y decidí lanzarme a la aventura yo sólo, ya antes 2 veces había hecho esto de aventarme un viaje-camping sin nadie más (cosa que NUNCA deben hacer), pero bueno, después de los preparativos cogí mi mochila y eché paso, mi plan era estar 4 días, el primero para acoplarme, el segundo para subir la montaña y regresar, y los últimos dos para recorrer el bosque sin más objeto que descansar y probarme a mí mismo.
Pues así fue, después de 4 horas de viaje en sebosos camiones y pasando por diversos pueblitos, llegué a mi destino, comencé a recorrer el lugar y buscar un lugar adecuado para instalarme. Todo transcurría bien, la noche fue genial, yo ahí solo bajo las estrellas.
Al día siguiente después de hacer los cálculos y triangulaciones en el mapa recogí el campamento y me puse en marcha a la cima de la montaña, comencé a subirla y fue aquí donde todo cambió, iba como a la mitad del camino cuando oí ruidos detrás de mí, volteé y dos muchachos llamaron mi atención pidiéndome algo en un muy mal español, me detuve y me comenzaron a preguntar el camino para la cima y me decían que estaban desorientados, mientras lo hacía noté que eran extranjeros con un acento muy europeo, arreglamos las cosas para que fuéramos juntos, necesitaban un guía, de pronto uno de ellos gritó "¡Julia!", y de un camino transverso apareció ella, era preciosa, era rubia, de una piel blanca-rosadita, de ojos azules, yo me le quedé viendo como idiota, y ella me dedicó una sonrisa encantadora cuando caminaba para alcanzarnos.
Durante el ascenso me enteré de que eran austriacos y que eran hermanos, mientras intercambiábamos palabras de cuando en cuando yo la volteaba a ver y ella me sonreía y viceversa, claro que lo hacía con discreción para evitar que sus hermanos se enfadasen, pero tenía ganas de besarle esa deliciosa boca muy fina.
Al largo tiempo los tres ya estaban agotados, y me comunicaron que querían regresar, me quedé muy triste al oírlos y saber que no iba a volver a ver a esa preciosidad que me estaba acompañando, se tomaron unas fotos conmigo, comenzaron a bajar y yo reanudé el ascenso, después de unos segundos de esto, vi como platicaban y ella empezaba a subir parea alcanzarme haciéndome señas de que ella seguía, yo no daba crédito a ello, me puse muy nervioso al saber que subiríamos solos ella y yo, a pesar de que se veía muy cansada quería seguir ascendiendo conmigo. Durante el recorrido, a pesar de mi nerviosismo (yo creo que muy notorio) intentábamos conversar, ella hablaba un poco de español, así que me di por bien servido gracias a ello y a las espontáneas sonrisas que intercambiábamos, yo ya iba algo excitado.
Al llegar a la cima después de estar un rato ahí viendo el panorama, los dos ya estábamos cansados de sólo sonreírnos, ella comenzó a decirme no sé que cosas, luego me abrazó y nos comenzamos a besar, era riquísimo sentir la lengua de esa dulzura, así estuvimos besándonos durante casi una hora, tenía la verga bien dura, ella también estaba bien excitada, respiraba rápido y se retorcía suavemente mientras besaba, pero toda la ropa y el frío nos impidió llegar a segunda base.
En el camino de regreso se nos bajó un poco la excitación, tuve que llevarla hasta el albergue donde estaban sus hermanos y así lo hice, antes de entrar nos volvimos a besar y la llevé dentro del albergue, que era un conjunto de cabañas algo equipadas, la entregué con sus hermanos y me despedí, algo decepcionado por saber que tal vez ahora si no la volvería a ver, yo no podía pagar la cabaña así que tenía que regresar al bosque solito.
Ya comenzaba a obscurecer, después de comer un poco instalé la tienda de campaña en un lugar algo alejado y de difícil acceso, y me disponía a encender un fuego cuando oí voces a lo lejos, reconocí las voces y elaboré una artimaña, los ví desde lejos, ellos iban caminando por un senderito, platicando y riendo, cerca de ahí corría un arroyo, así que me adelanté, tiré el agua de mi cantimplora con un pretexto de llenarla ahí, y también de recoger un poco de leña, así que otra vez volvería a ver a la hermosa chica, así fue me hice el sorprendido por ellos al estar llenando mi cantimplora, platicamos un rato, los invité a comer algo a mi campamento, les dije que iba a cocinar y que me sobraba alimento y fuimos todos al lugar donde me había instalado, ella me veía muy coqueta y yo otra vez empezaba a excitarme, platicamos y reímos un rato alrededor del fuego, ellos ya se retiraban y Julia en austriaco les decía supongo que se quería quedar otro rato, ellos se fueron y aquí viene lo bueno.
Nos comenzamos a besar, de nuevo nos disfrutábamos las bocas, ya estábamos bien calientes, ella estaba sobre mí, mientras nos besábamos yo iba metiendo mi mano debajo de sus pantalones y le tocaba su suave y bien formado culito, me ti mi mano bajo sus bragas y acariciaba sus nalgas y empezaba a tocarle su ano con mis dedos, a lo que ella respondía con un sobresalto y un gemido, ella se quitó el sweater y la camisa estilo cowboy que llevaba, tenía unos senos preciosos, blancos con unas poquitas pecas en ellos, se quitó el sostén para dejarme ver sus rozados y duros pezones, se los chupé mientras oía que gemía y decía no se qué cosas.
La puse de espaldas al suelo, y de un tirón le quité el pantalón, sus braguitas azules estaban demasiado mojadas e incluso escurría jugo de su entrepierna, yo le besaba y le acariciaba sus deliciosos muslos, ella no dejaba de gemir y de acariciarse los pezones, se levantó, se quitó las bragas y las dejó colgadas de una rama, estaba completamente desnuda excepto por sus zapatillas de montaña, me acostó vista arriba y se colocó encima de mí con su chocho en mi cara, era exquisito, rosita y con un caminito de delgado y rubio vello arriba de él, escurría a baldes sus calientitos y deliciosos jugos que me bebía mientras le besaba y chupaba, le metía la lengua mientras acariciaba con una mano su muslo y con la otra le tocaba y le metía un dedo en el ano, ella gemía suave y continuo, respiraba muy rápido y movía su cadera encima de mí mojándome toda la cara, de pronto ella comenzó a gritar, estaba teniendo un orgasmo, todo su clítoris y su vientre se contraían y se movían, ella gritó aún más fuerte y se vino, todos sus jugos cayeron en mi cara y mi boca, los cuales me los tragué todos. Estuve otro rato así lamiendo su entrepierna, yo aún seguía bien excitado.
Ya hacía frío, se puso sus bragas y nos metimos a la tienda de campaña, coloqué ni bolsa de dormir toda extendida en el piso, me quité los pantalones, ella se excitó otra vez y se acostó boca arriba abriendo las piernas para que la penetrara, lo que me encantó de aquella chica es como escurría su vagina, le volví a quitar las bragas y colocando sus pantorrillas en mis hombros comencé a penetrarla, suavemente, ella gemía tenue y continuamente, sentía sus muslos en mi tórax y su deliciosa vagina jugosa rodeando mi pene, ella encogía más las piernas para que entrara más a fondo, en menos de lo que pensamos, los dos estábamos moviéndonos frenéticamente, ella volvió a soltar un grito y volvió a chorrearse mojándolo todo, yo también ya no pude y me corrí delicioso dentro de ella fundiéndonos en un orgasmo simultáneo.
Ya se sentía más frío, yo le pregunté si quería que la acompañara al albergue (eran como 40 min. de caminata) y me dijo que no, que quería quedarse conmigo, se puso su sostén y así nos acostamos en la bolsa de dormir abrazados, ella con la cabeza recargada en mi hombro, calientitos, besándonos tiernamente explorando nuestras bocas antes de quedarnos dormidos.
Me desperté y vi mi reloj, eran las 7:15 am, ella aún dormía, la sensación de estar abrazado a ella era indescriptible, estuve un rato disfrutando el contacto de su cuerpo con el mío y acariciando su cabello rubio, así hasta que despertó, me sonrió y seguimos así abrazados otro rato, hasta que ella se acostó encima y a espaldas de mí, tomó mi mano para que la masturbara, así fue, poco a poco acariciaba su vagina, sentía como se volvía a mojar, gemía un poco y se movía sobre mí, metía mis dedos a lo que ella respondía con un gemido, con la otra mano, acariciaba sus senos y ella me besaba el cuello, me volvió a tomar la mano y ella ahora dirigía la operación, le hacía cada vez más rápido hasta que se volvió a correr mojando la bolsa de dormir, ella tomó sus braguitas y con ellas se limpió, nos sentamos frente a frente para vestirnos, mientras lo hacía yo me deleitaba con su hermoso cuerpo, sus tetitas, chiquitas paro bien formadas, sus hombros, sus caderas, y su carita de niña me sonreía y me veía con esos preciosos ojos celestes.
Salimos de la tienda de campaña, ella se recargó en un árbol con las piernas separadas y me permitió ver como orinaba, después se quitó la arracada que traía en el ombligo y me la obsequió diciéndome que era un recuerdo, que también era su primera vez y que le dio gusto que fue conmigo, caminamos un rato por el bosque tomándonos fotografías, platicando y riendo, después me dijo que se retiraba al albergue, me ofrecí a acompañarla, pero se negó diciendo que sus hermanos estarían muy preocupados y enfadados, se fue caminando y antes de desaparecer se volteó y se despidió agitando la mano con una de sus grandes sonrisas.
Aún conservo la arracada que cargo conmigo al cuello, aún conservo sus braguitas azules manchadas de juguito y aún conservo las fotografías de ella, he regresado dos veces al lugar para recordar aquella experiencia.