Una futurista historia sadomasoquista gay
Trállax
Introducción
Hace unos mil doscientos años en el planeta Tierra, hubo una confrontación bélica entre las mujeres y hombres por el control del planeta. Que finalizó con la derrota de los machos, que confiados en el poder de sus músculos, fueron fácilmente vencidos por el poder de las máquinas bélicas que fabricaron las mujeres.
Tras la derrota, fueron confinados en campos de concentración a la espera de qué decisión tomaban las hembras con ellos. Hasta que, a raíz de descubrirse casualmente la existencia de un gigantesco planeta que podía albergar vida humana (lo bautizaron con el nombre de Gaia). Se tomó la decisión de que los machos supervivientes, en grandes naves interestelares, fueran lanzados al hiperespacio en dirección a ese lugar, con la prohibición expresa de no regresar jamás. Quedando así ellas, como únicas pobladoras del planeta Tierra.
Este conflicto dio comienzo, a raíz de las mutaciones genéticas que sufrió la raza humana; debido a la contaminación atmosférica que se había adueñado del planeta desde hacía siglos. Que dio como resultado la desaparición de la heterosexualidad como conducta sexual. Y la homosexualidad y lesbianismo desde entonces camparon por sus anchas en tan solo dos generaciones. Que produjo que en poco tiempo el encono entre los dos sexos creciera de tal manera que el enfrentamiento fue permanente, hasta que se llegó al fin descrito.
Destino Gaia
Durante varios años luz los hombres viajaron con rumbo fijo en buscar del gigantesco planeta. Tiempo que aprovecharon, primero: para crear una variopinta jerarquía dominante que tomara las riendas del destino de la especie gay. Quienes pronto, basándose en la ley del más fuerte; cimentaron las bases para la creación de una sociedad de viriles y aguerridos machos, en donde la homosexualidad más brutal y el sadomasoquismo más extremo, serían la única forma de vida permitida. Y segundo: con los avances científicos de los que disponían, procedieron en laboratorios de genética (bautizados "casas de cuna") a perpetuar la especie de forma artificial. Claro está, solo de machos genéticamente perfectos.
Que permitió nada más de llegar a Gaia, el nacimiento de cientos de pequeños reinos o repúblicas, con civilizaciones de todo tipo, en recuerdo a todas las épocas y culturas que pisaron la Tierra desde la edad de piedra hasta las de tecnologías más avanzadas; las cuales, desde el principio se declararon vasallos del Emperador de Ciudad Principal: el ser más poderoso del planeta. Ya que aunque el modelo cultural escogido por esta gran ciudad era el de finales del siglo XX. Bajo esa apariencia, era el estado tecnológicamente más avanzado del planeta, sobre todo en tecnología armamentística.
Año tres mil cincuenta y dos de la era del planeta Gaia
CAPITULO 1
El bello y hercúleo TRÁLLAX, agente de policía de Ciudad Imperio, capital de todas las culturas y civilizaciones del planeta, huía a toda prisa de la comisaría a la que pertenecía en busca de su moto oficial. Sabedor de que nunca más podría volver a prestar sus servicios en ella ni en ninguna otra. Ya que descubrió el mejor secreto de su Emperador, el elixir de la eterna juventud, que recorriendo ya sus venas, le hacía sentir en todo su ser el vigor y energía que desprendía tan poderosa sustancia. Tanto que, logró sanarle en minutos o horas (según la gravedad de las mismas) casi todas las heridas y marcas dejadas en su piel, por la crueldad de tres delincuentes muy cabrones, que le aplicaron un refinado tormento en la tarde de ayer.
Y así con ese poder regenerativo de células recién adquirido, conciente de que ese don no pararía de curar sus heridas, hasta lograr que en su piel no quedaran rastros ni señales de heridas, por muy graves que éstas fueran:
- ¡Joder!, ¡tengo que huir de aquí!.- solo con sus botas negras de caña altas puestas y su ceñido pantalón azul reglamentario, que se ceñía a su físico como una segunda piel, mostrando su desarrollado torso desnudo, con sus músculos cubiertos aún de marcas de latigazos. Al fin alcanzó su potente moto negra de gran cilindrada oficial del cuerpo y después de arrancarla salió de allí disparado. Y aunque estaba feliz por los dones recibidos, a la vez no dejaba de darle vueltas a la cabeza, por los problemas que le iba a acarrear esto:
- ¡Tengo que llegar al barrio Gótico a toda prisa, allí seguro que Bert me ayudará a escapar de la ciudad!.- consciente de que tenía que huir de allí y no dejarse coger por los agentes del Emperador que irían con toda seguridad tras él, para liquidarlo con el fin de que no se supiera nada de la existencia del secreto elixir. Comprendiendo ahora TRÁLLAX, el porque de la longevidad del Emperador que nunca moría). Cuando apretando a fondo el acelerador, empezó a remomerar lo ocurrido.
Todos sus problemas comenzaron el día de ayer, cuando un correo imperial fue asaltado por una banda de forajidos y le robaron el maletín que portaba. Hecho que dio paso a la fulminante intervención del Emperador en persona, que al tener noticias del hecho y por la importancia de su contenido, dio la orden a JAN el Jefe Superior de la Policía para que se encargara de la recuperación del maletín, sobre todo del frasco de cristal lleno de un líquido transparente de suma importancia que iba en su interior.
Y para lograrlo, quién mejor que TRÁLLAX, el más cualificado de sus agentes, el chico más hermoso y cachas de la comisaría y tal vez del cuerpo. Que en ese mismo momento, con su 190 de talla, con felinos pasos, cimbreaba su perfecto cuerpo en dirección a su despacho:
- ¡Señor, el agente TRÁLLAX, se halla esperándole en el recibidor!.- le aviso por el interfono su ayudante:
- ¡Deja que transcurra unos cinco minutos y hazlo pasar, sargento!.- y sin esperar respuesta, JAN desconectó el aparato. Y soltando un largo suspiro, se regodeó con el recuerdo de la belleza animal del agente. Que por si fuera poco, supo que tenía que haber mejorado mucho, ya que se leyó en su expediente, que hacía apenas unos días tuvo que cambiar de vestuario debido a que la ropa reglamentaria que tenía, por el rápido desarrollo muscular que había alcanzado, la tuvo que cambiar en vestuario, ya que en pocos días desgarró por las costuras casi todas sus camisas y pantalones, tanto era el poder de sus músculos:
- ¡Es que el hijo de puta, siempre ha estado de muerte!.- y cerrando los ojos, como si el cachas estuviera presente, recorrió mentalmente su físico: cuello de toro, abultados deltoides, tríceps de escándalo, bíceps impresionantes, que lograban que flexionado el antebrazos alcanzara los 54 cmts de diámetro. De grandes y gruesos pectorales, marcaba en ellos sus dos gordos pezones, que de las terribles erecciones que podían lograr, se notaban hasta en las camisas de invierno más gruesas. Pared abdominal marcando por completo todos sus músculos con definición absoluta; muy estrecho de pelvis, poseía unas nalgas explosivas, redondas, macizotas y duras como el pedernal:
- ¡Joder, que pena!, ¿Por qué tenía que ser un sado tan cabrón!.- remantando todo el conjunto, unos muslos y pantorrillas en donde los potentes músculos que los formaban, anunciaban que podían levantar grandes pesos, confirmando con ello, que sobre todo TRÁLLAX era un macho de carga. A quién, endulzando un poco su poderío muscular, era poseedor de una cabeza más bien pequeña para la anchura de sus poderosos hombros y con un viril rostro algo aniñado de cuadrada mandíbula, con barba de tres días, que no lograba afear, ni por asomo su atractivo rostro y menos disimular sus recién cumplidos y pletóricos 25 años:
- ¡Bueno, con un poco de suerte algún día podré tomarte!.- y sonriendo como un canalla, sacó pecho orgulloso. Porque de esos hercúleos y atractivos atributos, él tuvo ya el placer de verlos todos de cerca, ya que en un par de veces, se vio obligado a azotarlo públicamente en el patio, por faltas graves de disciplina, (porque TRÁLLAX aunque era el mejor agente, también era el más desobediente). Recordando que descamisado, lo latigueó las dos veces a conciencia, gozando no solo con marcarle cada centímetro de su piel; sino también en escuchar los susurrantes gemidos de dolor del cachas, cuando los encajaba. Sonriendo otra vez al recordar, que no paró de castigarle hasta que le descarnó por completo sus ricos pezones, solo por el placer de verlo sufrir. Cuando sacándole de sus recuerdos, (¡pók, pók!):
- ¡Puedo pasar, señor!, ¡soy el agente TRÁLLAX!.- oyó la voz del musculoso semental. Al que nada más verlo asomarse por la ranura de la puerta, soltando un suspiro de deseo, le ordenó:
- ¡Pasa agente!.- percatándose nada más verlo, que lo mejor de todo el conjunto animal del atlético policía, seguía siendo el gran bulto que se marcaba debajo de su tensa portañica, que anunciaba a los cuatro vientos el potencial y tamaño de sus genitales. Pero como la gravedad del asunto no le daba tiempo a regalarle con una tercera azotaina, mandándole sentar:
- ¡Gracias Jefe, prefiero estar de pie!:
- ¡Cómo quieras!.- le contó lo del robo (a excepción del contenido de la botella). Hasta que poniéndose de pié, se aproximó al campeón culturista, ordenándole:
- ¿Quiero que seas tú el que se hagas cargo del caso!, ¡Además, quiero que solo a mí, me participes las novedades!.- y alzando ambas manos, deslizó ambos pulgares por sus magníficos pectorales y mientras le pellizcaba los tiesos pezones (para eso era el Jefe), le preguntó con retintin:
- ¿Te encuentras ya cómodo con los nuevos uniformes, agente?.- y disimulando el joven poli el dolor que sentía con los fuertes pellizcos mamarios, le contestó:
- ¡Sí Señor, éstos son más halgados!.- mentira pensó JAN, se le marcaban perfectamente el contorno de las tetas, dorsales, deltoides y los potentes músculos de los muslos igual que siempre:
- ¡Bien, bien!, retírate y actúa!.- y apenado:
- ¿Sí Señor!.- vio salir al agente de su despacho.
TRÁLLAX esa misma mañana, interrogó al correo imperial ALCO, preguntándole sobre lo que recordaba de los tres ladrones que le atracaron. Y éste no le defraudó dándole pelos y señales de los tres delincuentes. Reconociendo mentalmente por la descripción dada a la banda de los trillizos, llamados así no porque fueran hermanos del mismo gen, sino porque los tres eran iguales de cabrones y abusaban de todo macho viviente que se les pusiera al alcance (incluso de algún poli que otro). No obstante quiso saber más:
- ¿Cual es el contenido del maletín y sobre todo porque se ha armado tanto revuelo?.- entonces el cartero, manteniendo un corto silencio, tuvo dudas para contarle la verdad; hasta que decidido, abrió la boca y creyendo que el policía al saber la importancia del caso, con toda seguridad se implicara más en la investigación, se le dice:
- ¡El maletín, transportaba una botella del elixir de la eterna juventud!. ¡Del cual, el Emperador es el único que conoce la fórmula, y como custodio de la misma, no está interesado que se sepa de su existencia!.- y con esta información dejó mudo a TRÁLLAX, ya que éste nunca se imaginó que ese fantástico elixir existiera y menos que fuera el móvil del delito. Pero satisfecho por completo de la información recibida:
- ¡Gracias, puedes irte!.- le dejó salir, diciéndole algo dentro de sí, que el funcionario no era un tipo de fiar.
Entonces el guapo policía, seguro como estaba de las identidades de los delincuentes y por tanto del escondite de estos; cogió el casco y saliendo de la comisaría, con él puesto, se montó en su moto, en dirección al barrio marginal conocido como Gótico; sin percatarse de que el tipo que hacía poco había interrogado; en otra moto, con aviesas intenciones fue tras él.
TRÁLLAX, por el camino no pudo remediar sufrir una terrible erección de polla. Él en sus horas libres era un asiduo visitante de las más oscuras calles del barrio. En donde se encontraban los puticlub y discotecas con la clientela más sádica de la capital. Allí él, en esos tétricos lugares era el rey, temido y respetado como un exigente sado de armas tomar. Porque allí él, se complacía en atormentar y violar a los machos más fuertes y poderosos, con los que nadie se atrevía, hasta lograr transformarlos en dulces corderitos; por muy importante que fueran su procedencia o status social. Por todo eso, y por muchas cosas más, el barrio era su lugar favorito para vivir y por tanto era su lugar de residencia.
Así como su lugar de nacimiento, porque allí se encontraba la Casa Cuna del barrio; en donde casi todos sus habitantes, mediante adelantos genéticos fueron procreados en serie como si de una fábrica de bebes se tratara. Porque ese era la manera en que la especie de machos sin mujeres lograba no desaparecer y en cambio proliferara por cientos de millones por todo el planeta.
Pero lo que más le enorgullecía, es que su barrio era conocido en todo el planeta, como uno de centros urbanos, en donde las aberraciones y torturas homosexuales alcanzaban cotas inusuales. En donde la dominación de unos machos sobre otros era tan extrema, que había creado escuela en todo el planeta. Logrando ese prestigio, dar una sólida cobertura al asentamiento de su mejor industria. La venta de esclavos sexuales, que le convirtió en uno de los mayores y más famosos mercados, por la calidad del "ganado" a la venta.
TRÁLLAX, acababa de entra por la amplia calle que divide el barrio en dos y atravesándola por completo, llega a un viejo y destartalado edificio, en el cual estaban casi con toda seguridad MOG el oriental, jefe de la banda y sus dos compinches SKIN el rubio y SUCO, el negro.
Nada más llegar, aparcó la moto junto a una oscura pared con la intención de esconderla. Para después, apagando el motor, quitándose el casco, entró con sigilo en el edificio. Él como era su costumbre iba desarmado; ya que confiaba por completo en sus conocimientos de artes marciales, que junto con su cada vez más reconocida fuerza en el marginal mundo, le hacían una perfecta máquina de someter y matar.
Con sigilo para no ser descubierto continuó andando por un largo pasillo, en busca de los tres chorizos. Sonriendo feliz, mientras se masajeaba su dura verga, porque tenía la intención nada más detenerlos, de darles de nalgadas hasta llenarles el recto de espesa leche, para después entregarlos a la justicia. Y con esas viriles intenciones continuó andado sigilosamente. Cuando de pronto, detrás suya, escuchó los sigilosos pasos de un tío. Desconfiado se giró, (¡púmm!):
- ¡Umk!.- recibiendo al instante un golpe en la cabeza, que le hizo perder el conocimiento:
- ¡Gracias por traerme aquí, musculitos!.- sin tiempo a reconocer la voz del cartero imperial.
TRÁLLAX nada más despertar:
- ¡Cabrón, se va a enterar!.- se sintió indefenso, ya que su secuestrador, con una fuerte y gruesa cuerda, le tenía inmovilizado con los brazos por detrás de su espalda, forzándole a expandir su inmenso pecho, quedando así su escultural cuerpo desvalido ante el desconocido. Y eso le molestó mucho, sobre todo porque aquel tipo, abusando de su pérdida de conocimiento, se había meado encima de él, y por si eso fuera poco, le había extraído el nabo de la portañica, y le mantenía estrangulado el tronco del pene por detrás de los huevos con un grueso anillo de metal para forzarlo a seguir empalmado. Y por el semen semiseco que aún lo cubría, supo que le había arrancado, casi con toda seguridad, con una magistral mamada uno de sus mejores orgasmos:
- ¡Cuando lo coja!.- logrando aquel hijo puta, que TRÁLLAX al encontrarse en tan penosa situación, se sintiera el macho más ultrajado y violado del planeta, sobre todo porque él era un tío con unas tendencias sádicas muy marcadas y le asqueaba ser sometido. Cuando de pronto:
- ¡Hombre el cachas ya ha vuelto en sí!.- escuchó una conocida voz que le sacó de sus pensamientos:
- ¡Hijo puta!.- reconociendo al momento la voz de ALCO, que apareciendo por la puerta de acceso al cuarto, se agachó y cogiendo una gruesa tabla del suelo, armado con ella, fue en busca del indefenso boy:
- ¡Hummm!.- y agarrando al musculoso semental de los cabellos:
- ¡Cuando aparezcan los ladrones y recupere el elixir, te pienso someter a mis caprichos para siempre!.- lo puso de rodillas y arrancándole de un tirón los botones de la camisa, sin previo aviso, comenzó a golpearle los pectorales, castigándole cruelmente los gruesos bordes a la altura de los sobacos, enrojeciéndolos de tal manera, que parecía que los quería reventar; tanto que le machacó los pezones. Entonces, solo entonces, dejó de castigarle y bajando la cremallera de su portañica:
- ¡Toma polla!.- ALCO le introdujo la verga en la virgen garganta del musculoso policía, (¡púmm!):
- ¡Ug!, (¡púmm!), ¡ufff!.- y después de arrearle a la dura verga de TRÁLLAX dos golpes con el tablón:
- ¡No se te ocurra sacarla!.- le castigo por el intentó que tuvo de sacarla de su boca:
- ¡Aghghg!.- fue el primer y único macho que se meó en su puta boca, logrando que el formidable ser tragara todo el pis. Pero cuando le iba a ordenar que se la mamara:
- ¡Vaya!, ¡parece que han llegado!.- fueron interrumpido por los pasos y voces de varios tíos. Entonces soltando al bello cachas:
- ¡No te rías que pienso volver!.- dejando solo en el cuarto al bello hércules, salió afuera. Quedando TRÁLLAX con un fuerte vacío en el alma por las humillaciones encajadas y un agónico dolor de tetas, que lo forzaba entre tiritones a apretar sus dientes con fuerza, en un inútil intento de resistir tanto sufrimiento:
- ¡Joder, que brutalidad!.- pero él no estaba dispuesto a dejarse dominar tan fácilmente. Y sintiendo todavía el fuerte sabor a pis de ALCO en su boca. Contrayendo sus potentes músculos, sintiendo el terrible dolor de tetas:
- ¡Ahahah!, ¡cómo me duelen!.- que se agravaba por el intenso esfuerzo por romper las cuerdas. Con mucho dolor y agonía:
- ¡Ufff!, ¡lo conseguí!.- pudo por fin desprenderse de ella y poniéndose de pié, con la empalmada polla fuera de la portañica, porque el tremendo tamaño alcanzado por ésta (31 x 8 cmts), le impedía meterla dentro del pantalón por falta de espacio; fue tras el cartero, con el fin de localizar el maletín.
Cuando, al recorrer de nuevo el pasillo por el que entró al edificio. Escuchó de nuevo las voces de los mismos individuos de antes, enfrascados en una fuerte discusión. Curioso, se acercó a la puerta, y mirando a través de ella, se quedó vigilante viendo a ALCO y los tres delincuentes, que discutían por la posesión del maletín. Hasta que el funcionario, hizo un gesto para cogerla con el fin de huir con ella, momento en que fue tiroteado y muerto por los ladrones:
- ¡Joder tíos, lo hemos matado solo por la posesión de un miserable bote con agua!.- comentó MOG, que igual que sus amigos eran ignorantes de la importancia del contenido del botellín.
Entonces TRÁLLAX aterrado por la idea de ser descubierto, se giró con la intención de esperar que los ladrones abandonaran el maletín y se largaran. Pero con tan mala fortuna, que el musculoso agente sin querer:
- ¡Hay!.- golpeó la puerta con su empalmada verga de 31 centímetros y aunque el sonido no fue excesivamente sonoro, fue suficiente para llamar la atención de los delincuentes:
- ¡Quién anda ahí!.- gritó el jefe de la banda. Entonces TRÁLLAX al ser descubierto, intentó huir para contraatacar en mejor momento. Y con esa idea se escondió, hasta que creyendo que los había despistado, salió de su escondite y sintiendo como le ardía aún los pechos de la garrotada recibida. Llegó a la altura de cuatro columnas. Cuando al pasar entre ellas, (¡zúmm!, ¡sspláss!):
- ¡Aggg!, (¡zúmm!, ¡sspláss!), ¡umk!.- sintió las caricias de las lenguas de tres látigos en su fornido físico. Se trataba de los tres ladrones, que armados de tan lacerantes herramientas punitivas, (¡zúmm!, ¡sspláss!):
- ¡Aggg!, (¡zúmm!, ¡sspláss!), ¡aug!.- iniciaron sobre el musculoso el más terrible de los castigos. Logrando entre los tres, (¡zúmm!, ¡sspláss!):
- ¡Humm!, (¡zúmm!, ¡sspláss!),¡aggg!.- lacerarles las carnes con crueldad infinita, desgarrándole a cada impacto la camisa, pantalón y la morena piel del cachas. Que indefenso, (¡zúmm!, ¡sspláss!):
- ¡Aggg!, (¡zúmm!, ¡sspláss!), ¡aug!.- no podía impedir recibir desde tres puntos diferentes los azotes, hasta que con la camisa completamente desgarra, (¡zúmm!, ¡sspláss!):
- ¡Aggg!, (¡zúmm!, ¡sspláss!),¡aufff!.- colgando por la cintura de su también destrozado pantalón. Enseñando en su torturado tórax el centenar de latigazos recién encajados, (¡zúmm!, ¡sspláss!):
- ¡Umk!, (¡zúmm!, ¡sspláss!),¡ug!.- calló al suelo inconsciente:
- ¡Parad chicos!.- quedando completamente a disposición de estos, que cachondos del potencial genético de TRÁLLAX. Y sobre todo por reconocerlo como el agente de policía que los detuvo varias veces:
- ¡Mirad chicos, se trata del cabrón tan guapo que nos ha fastidiado tantas veces!.- desearon destrozarlo física y anímicamente antes de matarlo:
- ¡Pues ahora se va a enterar, porque lo voy a mandar al "otro barrio"!.- gritó SKIN :
- Sí pero antes vamos a desflorarlo y que saboree el sabor de nuestras vergas!.- comentó sonriente MOG. Excitado por lo que le iban a hacer a un garañón como aquel, con tanta fama que tenía en los bajos fondos, de ser el mejor agente de policía de la ciudad y un magnífico domador de hombres.
TRÁLLAX, recuperando la conciencia, se dio cuenta de que se hallaba tirado en el sucio suelo, de lo que parecía ser las cloacas de debajo del edificio. Desnudo de cintura para arriba y aún con la polla fuera de la bragueta. Engrilletado por las muñecas a unas cadenas que colgaban del techo en forma de cúpula. Se encontraba solo:
- ¿Joder, que me está pasando?. ¡Nunca creí que iba a caer bajo el yugo de ningún macho!.- cuando poniéndose con dificultad de rodillas, se quedó mirando su atormentado pecho cubierto de decenas latigazos. En donde sus pezones totalmente descarnados le escocían terriblemente:
- ¡Estoy seguro que me van a atormentar hasta el límite de la resistencia humana!.- gimió desconsolado. Cuando avergonzado, se percató que su cipote no había perdido la erección en ningún momento:
- ¡Cojones!, ¡ni mi polla se la librado de recibir latigazos!.- y había sido lacerada con la misma crueldad que el resto de su físico. Sintiendo una extraña sensación que no había sentido nunca. ¿Le estarían transformando en un masoquista?, se preguntó. Notando de pronto como la polla se le puso aún más dura solo con ese pensamiento:
- ¡Nooooo, espero que no!. ¡Con mi cara de chico bueno y cuidado físico, voy a ser pasto de todos los cabrones del planeta!.- pero recordando en que manos se encontraba, volvió a gemir:
- ¡Bueno si la banda de los trillizos no acaba antes conmigo!.- hasta que de pronto, con sus músculos tensos:
- ¿Serán ellos!.- se quedó quieto al oír pasos de varios individuos. Y aterrado, comenzó por primera vez en su vida, a saborear el agrio placer del terror de sentirse bajo el yugo y caprichos de otros sados. Cuando alzó los ojos:
- ¡Ya vienen!.- vio aparecer a los tres delincuentes, transportando SKIN el cuerpo del cartero y el negro el maletín imperial. Y mientras éste lo lanzaba a una esquina como si de un inútil objeto se tratara:
- ¡Lanza el cadáver al agua, quiero que se lo coman las ratas!, ¡no quiero que quede rastro de ese cuerpo!.- MOG dio la orden al rubio de que se deshiciera del cuerpo del cartero.
Entonces, cuando SUCO cumplió la orden. Los tres se giraron y viendo como el escultural policía, de rodillas y sujeto por las cadenas se hallaba en el suelo a la espera de lo que sus depravados secuestradores quisieran hacer con él. MOG, volteando la fina cadena que portaba en una mano, le preguntó al morenazo culturista:
- ¿Tú ahora nos vas a complacer, verdad?.- y observando como aquel poderoso cuerpo temblaba de terror, se aproximó a él:
- ¡Umk!.- y agarrándolo por la nuca, le acercó los carnosos labios al bulto que marcaba sus genitales debajo del pantalón:
- ¡Chupa, perro!.- pero viendo como el sometido policía con un gesto se negaba, (¡zúmm!):
- ¡Aggg!.- lanzándole un cadenazo en toda la espalda:
- ¡Sí tío!.- lo convenció a que le lamiera el sucio cuero del que estaba fabricado el pantalón. Pero MOG algo descontento, (¡zúmm!):
- ¡Hummm!.- le lanzó otra vez el duro metal, y marcándole las fornidas nalgas, le ordenó:
- ¡Llámame amo!.- y TRÁLLAX comprendiendo que si se negaba iba a ser peor:
- ¡Lo que ordenes, amo!.- continuó humedeciéndole la portañica. Cuando MOG, cachondo como nunca, le gritó:
- ¡Ahora saca mi verga y chúpamela!.- pero como a eso TRÁLLAX no estaba dispuesto. Esta vez fueron los otros dos chorizos, (¡zúmm!):
- ¡Aggg!, (¡zúmm!), ¡aggg!, (¡zúmm!), ¡ug!.- los que le marcaron con una generosa andanada de cadenazos sus rotundos pectorales:
- ¡Sí amo, ya voy!.- observando como estos acercándose a él, comenzaron a mearse encima de él. Sintiendo por primera vez el cálido y placentero placer de dos buenas meadas en sus músculos. Y mientras sentía el fuerte escozor de la orina en sus lacerantes heridas. Obedeciendo, sacó la verga del chino, que dotado de una pieza de 22 cmts, presentaba el agujero seminal babeante de espesa leche:
- ¡Hazme la mamada, puto!.- le ordenó MOG impaciente y mientras el poli obedecía, (sschuiiii):
- ¿Ahahahah!, ¡qué gusto!.- el negro se puso detrás de TRÁLLAX y metiéndole y sacándole juguetonamente el índice derecho en el sudado ano, jugando con su ojete, le fue preparando para la penetración. Y así, de esa forma tan viril de someter musculosos bomboncitos gays. TRÁLLAX, mientras sujetaba fuertemente con su mano el miembro viril de SKIN y lo masturbaba. Y con la derecha tenía cogida la polla de MOG, para que no se escurriera de sus absorbentes labios. El negrata abusón, con toda la rudeza del mundo:
- Hummmmmm!.- lo enculó. Y así rodeado de tres buenas vergas, fue repetidamente penetrado anal y bucalmente sin piedad, eyaculando los tres cabrones repetidamente dentro del sometido culturista, mientras él lanzaba de su empinada verga leche igual o en más cantidad que sus violadores. No parando ninguno ellos hasta que dejaron a la sumisa mole de músculos cubierto de abundante semen, preguntándose éste como fue tan gilipollas de no haber probado esto nunca:
- ¡Vaya juguete homosexual que hemos creado!.- comentó orgulloso y feliz SUCO, que mirando suplicante al jefe de la banda:
- ¡MOG, no lo mates!, ¡es un magnífico esclavo!.- disfrutó con la visión de la cara de felicidad que puso TRÁLLAX por ser tan diestramente enculado:
- ¡Cabrones, haced lo que queráis conmigo!.- les retó entonces TRÁLLAX, gozoso por encajar tan buenos polvos:
- ¡Joder, cómo me ha gustado!.- sobre todo por ser los primeros de su vida:
- ¡Lo siento chicos, pero este policía ha presenciado el asesinato de un funcionario imperial!, ¡hay que matarlo!, ¡no quiero testigos!.- y sacando una pistola modelo siglo XX de la cintura del pantalón, sin el más mínimo signo de piedad (¡bang!, ¡bang!), le atravesó el pecho de dos balazos. Y dejando moribundo a TRÁLLAX:
- ¡Vamos chicos, hasta que pase la polvareda de estos dos asesinatos, nosotros nos iremos de vacaciones a la costa!.- y dejándolo casi muerto, abandonaron los tres hijo putas el lugar, así como el maletín con la puñetera botella. Por seguir pensando ellos que no tenía ningún valor, y que encima no se podía ni beber de lo calentorra que estaba. Pero nada más quedarse solo:
- ¡Hummm!, ¡sigo vivo!.- se escuchó la susurrante voz del musculoso moribundo, que mirando hipnotizado, la poca sangre que salía de ambas heridas, supuso que habían sido dos tiros limpios y no le habían afectado órganos vitales:
- ¡Pero si no salgo pronto de aquí, moriré de todas formas desangrado!.- cuando de pronto se acordó del poder de la botella. Y aunque sabía que le iba a traer muchísimos problemas, no le quedaba más remedio que intentar beber de ella sino quería sucumbir. Entonces tirando de ambas cadenas:
- ¡Ufff!, ¡aggg!.- no fue capaz de arrancarlas del techo y menos tan gravemente herido. Por lo que, como única solución se le ocurrió arrastrarse por el suelo en dirección al maletín, con la idea de estirar el brazo izquierdo e intentar agarrarlo:
- ¡Joder!, ¡no puedo!.- pero solo logró rozar el cuero del que estaba fabricado. Cuando de pronto, aterrado con la idea de que iba a morir sino lo lograba:
- ¡Aggg!.- pegando un fuerte tirón, tensando las cadenas todo lo que pudo, esta vez si fue capaz de coger in extremis con las puntas de los dedos una esquina del maletín y tirando de él:
- ¡Lo conseguí!.- pudo asirlo perfectamente y sintiendo como se aproximaba el momento de la pérdida de conocimiento; nervioso, logró abrir la cartera y extrayendo la botella la destapó, y notando como se le nublaba la vista, fue capaz de llevarse el frasco a los labios y asqueado por el terrible sabor que tenía, logró de beberse todo el contenido antes de desfallecer.
TRÁLLAX, por fin recuperó la consciencia:
- ¡Hummmm!. ¿Dónde estoy?.- y sin tener todavía las cosas claras, alzó la cabecita y echando un vistazo a las cloacas:
- ¡Krom!, ¡no ha sido un sueño!.- recordó todo lo sucedido y mirándose el pecho esperanzado:
- ¡Joder, el elixir funciona!.- observó que de los latigazos disparos no quedaban ni señal ni vestigio alguno. Pero observando con más atención:
- !Bueno sí!, ¡Todavía quedan dos puntitos rojos de las dos balas!.- pero la verdad era que casi no se notaban y seguro que desaparecían en un par de horas. Entonces, se concentró en los grilletes y cadenas y observando que algunos eslabones estaban muy oxidados, localizó los dos más defectuosos de ambas cadenas y comenzando a girarlos, primero uno y el otro después, al poco lo consiguió:
- ¡Krom!, ¡qué bien!.- liberando de esa forma los dos brazos.
Pasadas apenas un par de horas, el hérculeo policía, entró en la comisaría, después de haberse liberado de los dos grilletes y de pasarse por su casa a pegarse una buena ducha y cambiarse de ropa. Sorprendido, comprobó que habían pasado dos días desde que entró en aquel edificio destartalado en donde fue torturado y violado a conciencia. El recuerdo le hizo ponerse serio, no quería ni recordarlo, ni menos contarlo. En aquel cruel mundo, el más mínimo gesto de debilidad, era motivo suficiente para que tus mismos compañeros como aves de rapiña, abusaran de ti sin contemplaciones:
- ¡Hombre TRÁLLAX, por fin te veo!, ¡el Jefe te está buscando desde ayer tarde!.- le participó uno de sus mejores compañeros, concretamente el de mejor culo del cuartel (bueno la mayoría decían que el suyo era el mejor), recordó orgulloso:
- ¡Gracias amigo!.- cuando nada más agradecerle el favor. Vio como éste con una insinuante y pícara sonrisa entraba en los aseos. Y TRÁLLAX, comprendiendo lo que quería de él; sobándose los cojones encima del pantalón, con ganas de echar un buen polvo, sin pensárselo entró detrás de él. Y después de nalguearle duramente con su polla el culo al compañero viciosón, salió del aseo más contento que unas castañuelas:
- ¡Hasta luego baby!.- y apareciendo en el pasillo, subiéndose la cremallera de un tirón (¡rásss!), fue en dirección al despacho del Jefe. Decidido a no contarle la verdad sobre la pérdida del elixir y menos de que él se lo bebió:
- ¡Estoy convencido de que sería mi final!.- y con esa idea llegó a ponerse delante del sargento ayudante de JAN y cuadrándose:
- ¿Señor, se presenta el agente TRÁLLAX, tengo conocimiento que el Jefe me está buscando!.- se quedó firmes hasta nueva orden.
- ¡Descanse agente!.- le contestó éste, que llamando al oficial JAN:
- ¡TRÁLLAX está aquí, Señor!.- le comunicó la novedad:
- ¡Dile que pase!. ¡Y entra tú también!.- y en silencio ambos se dirigieron a la puerta del Jefe:
- ¿Ya has oído chico, pasemos!.- y confiando TRÁLLAX que sus mentiras dieran resultado:
- ¡Da su permiso, Jefe!.- observando que con un simple gesto de cabeza JAN, dio el consentimiento; accedieron los dos al despacho:
- ¡Señor, me han comunicado, que quiere verme!.- respondiendo el jefe:
- ¡Quiero que me des novedades de cómo llevas la investigación, agente!.- entonces TRÁLLAX serió, tuvo una buena historia que contar y le respondió:
- ¡Señor, las noticias son malas, bueno no tan malas!. ¡Cuando alcancé a la banda que sustrajo el maletín en un edificio semiabandonado del distrito de Gótico. Por cierto no eran de la ciudad. Estos en la huída por las cloacas tiraron la cartera y su contenido al agua, tragándosela la corriente y desapareciendo en el fondo, Señor!.- aclarando:
- ¡Creo que nunca supieron del valor de lo robado, Señor!.- y contento con trola que se inventó, añadió:
- ¡El secreto del Emperador, sigue bien guardado, Señor!.- pero lo que TRÁLLAX no sabía, era que habían sucedido muchas cosas, sin que él lo supiera. Por eso JAN, con voz socarrona, le preguntó:
- ¿Tú crees?.- y sonriendo como un canalla, les ordenó:
- ¡Seguidme!.- y con un movimiento de ojos, le dio una orden al sargento. Que en un rápido gesto, cogiendo por sorpresa al musculitos:
- ¿Eh?, ¿qué pasa aquí?.- lo esposó dejándole inmovilizado con los brazos detrás de la espalda:
- ¡No creas que me has engañado agente, se toda la verdad!.- y mirándole muy enojado, saliendo los tres al pasillo, le participó:
- ¡ALCO no murió perro!, ¡por sus venas hace años que corre la fuerza regeneradora del elixir!. ¡Y como no llegó a morir, me contó lo ocurrido, especialmente de como antes de que le lanzaran a las putrefactas aguas de las cloacas, vio a tus secuestradores que te tenían encadenado, muy cubierto de latigazos y sobre todo vio como éstos, tiraron el maletín como si de un objeto inútil se tratara en un rincón al suelo!.- y con esas aterradoras revelaciones, los tres llegaron a la altura de la puerta de un ascensor, y bajando en él, accedieron las tétricas mazmorras de la comisaría y entrando en una celda. En el centro desnudo por completo y sujeto por unas cadenas del techo, con los brazos alzados y tensos por el peso de su cuerpo y las piernas semiflexionadas; semiconsciente se encontraba MOG:
- ¡De los otros dos olvídate, ya no los verás nunca!.- y a una indicación del Jefe, el obediente sargento lanzó al oriental un cubo de agua:
- ¿Eh, qué?.- gimió éste por la sorpresa, que viendo quienes eran, les rogó:
- ¡Vale ya amos, que les voy a contar todo lo que quieran, pero no me torturéis más!.- comprendiendo TRÁLLAX por las marcas de latigazos y señales de hierros al rojo vivo que cubrían indiscriminadamente su piel, que el tormento tuvo que ser muy cruel y que el chino antes de hablar, con toda seguridad al principio se había resistido a colaborar:
- ¡Así me gusta, perro!.- entonces, mirado a TRÁLLAX, le preguntó al preso:
- ¿Conoces a este agente, esclavo!.- a lo que alzando MOG los ojos, mirando detenidamente al musculoso y bello agente; casi sin fuerzas, pero sobre todo sorprendido porque estaba seguro que nunca más lo iba a volver a ver, gritó:
- ¡Krom!, ¡si pensaba que lo había matado!.- pero como esa no era la respuesta; aterrado por las posibles represalias, respondió al momento:
- ¡Sí Jefe, es el policía al que encadenamos, azotamos y violamos para nuestro propio placer y al que baleamos y dejamos moribundo después, Jefe!.- y sonriendo JAN, porque para él se iban aclarando mucho las cosas, le hizo una segunda pregunta:
- ¿Y que hicisteis con el maletín y la botella que contenía, perro?.- MOG, con cara de pena y un rictus de dolor en su viril rostro, respondió:
- ¡Joder con el puto maletín y la jodida botella, vaya lo que se ha montado por esos dos objetos de mierda:
- ¡Respóndeme y no hagas comentarios que no se te han pedido!, ¡sino quieres que te castiguemos aún más!.- logrando con la amenaza poner aún más nervioso al ladrón, que asustado, le respondió:
- ¡Sí Jefe, si me acuerdo, uno de mis colegas la tiró en el mismo lugar en donde dejamos al agente para que muriera solo!, ¡Le juro amo, que allí se quedó la cartera!.- entonces JAN, contento con las respuestas, con un gesto indicó a sus dos acompañantes que salieran de la celda. Y dejando de nuevo solo a MOG junto con su agonía, volvieron al ascensor. En donde con un incontenido enojo, JAN comentó:
- ¡ALCO, me comunicó, que esta mañana, cuando estaba ya recuperado de sus heridas, fue a la cloaca, justo en donde tú fuístes violado, agente!. ¡Allí estuvo buscándote y no te halló, en cambio si encontró la cartera con la botella vacía!.- y mirándolo a los ojos, le preguntó:
- ¿Y sabes porqué estaba vacía?.- y agarrándole por las pechera de la camisa, (¡rásss!):
- ¡Ug!.- desgarrándola, le dijo:
- ¡Porque tú te la bebiste para no morir!.- apareciendo el muscular pecho de macizo mozo, que confirmando lo dicho por JAN, lo mostró limpio de latigazos y con ausencia de los dos impactos de balas:
- ¿Lo ves?.- y volviéndole a cubrir los pechos, le dijo a su ayudante:
- ¡Sargento llévatelo a una celda!.- ordenándole sin más:
- ¡Quiero que sufra!, ¡deja que entre todo el que quiera y le someta a todo tipo de vajaciones!, ¡ya que tiene que morir, que muera sufriendo!.- y a empujones fue trasladado al calabozo más sucio y lúgubre de la comisaría. En donde por el mismísimo sargento fue encadenado al techo y éste, queriendo ser el primero, se desprendió de su camisa, y mostrándole que él también estaba cuadrado, cogiendo un látigo comenzó a castigarlo, (¡zúmm!):
- ¡Aggg!, (¡zúmm!), ¡aggg!, (¡zúmm!), ¡ug!.- consiguiendo en pocos minutos volver a cubrir tan fantásticos músculos de profundos latigazos, (¡zúmm!):
- ¡Aggg!, (¡zúmm!), ¡aggg!, (¡zúmm!), ¡ug!.- logrando aquel hijo puta con su refinada crueldad:
- ¡Hummm!, ¡cómo me gusta!.- ser el primero en arrancarle un orgasmo a latigazos, (¡zúmm!):
- ¡Aggg!, (¡zúmm!), ¡aggg!, (¡zúmm!), ¡ug!.- confirmándole a TRÁLLAX lo que parecía que iba a ser a partir de ahora una dolorosa costumbre en su vida.
Llevaría un mes encadenado en aquella mazmorra, siendo casi a diario latigueado y violado por sus mismos compañeros y hasta por los mejores confidentes de la comisaría como premio por su colaboración. Sobre todo por ALCO y JAN:
- ¡Cabrón!.- pero el que más le torturó y folló fue este último, encima con mayor sadismo que nadie:
- ¿Cómo he podido caer tan bajo en tan poco tiempo?.- gimió desconsolado en voz alta. Humillado porque cada vez el dolor y la dominación le ponía más cachondo y todo el mundo empezó a notarlo. Tanto que su examigo el de bonito culo, acababa de salir, después de regalarle con una sesión de media hora de fusta.
Pero volviendo a lo más importante, no podía estarse allí quieto por más tiempo; porque el Jefe no paraba de repetirle que tenía orden de ejecutarlo. Y algo en su interior le dijo que iba a ser hoy mismo.
Y así fue porque esa misma tarde, apareció JAN escoltado como siempre de su fiel lacayo:
- ¿Ya estáis aquí de nuevo para seguir atormentándome, verdad, cabrones?.- y supo que tenía que actuar ya. Y para lograrlo, no pensaba darles opciones de defensa:
- ¡No perro, te vamos a ejecutar ahora mismo por orden imperial!.- le aclararon. Y con esas intenciones rápidamente fue liberado por el sargento de las cadenas para ser esposado con los brazos por detrás. Pero TRÁLLAX cogiéndolos de sorpresa:
- ¡Aggg!.- le dio un cabezazo en la nariz al sargento que lo noqueó:
- ¡Ufff!.- y clavándole después una rodilla en la boca del estómago a JAN:
- ¡Hummm!.- con la otra le arreó otro fuerte rodillazo en el rostro:
- ¡Iros los dos a la mierda!.- y asegurándose primero de que ambos estaban fuera de combate, buscó en los bolsillos del musculoso ayudante las llaves de la celda, hasta que sonriente:
- ¡Por fin!.- las localizó en el bolsillo derecho de la camisa y extrayéndola, la introdujo en la ranura de la cerradura de la gruesa puerta, (¡Clámm) y girándola la abrió, saliendo al pasillo. En donde, sin perder tiempo se dirigió a la puerta del ascensor, y llamándolo, al poco entró en él y apretando otra vez el botón, marcó el de salida y nada más pararse. Sin mirar a nadie, cubierto sus músculos a latigazos, salió rápidamente en dirección a la salida de la comisaría y sacando las lleves se montó, huyendo rápidamente del lugar.
CONTINUARA