La primera vez de Yiyi

Mi primera experiencia no fue muy agradable pero creo que a toda chica de hoy en día le pasa más o menos lo mismo. Se habla tanto sobre sexo en la escuela, los chicos y las novelas nos hacen cada día más precoses. No me animo a contar mi propia experiencia pero contaré la historia de mi amiga Yiyi. Es mi amiga y compañera de cole y me contó todo con lujos de detalles. Por supuesto que pondré algo de mi propia cosecha y espero que sea interesante para Uds.

Desde que cumplí 14 años a mitad de este año, voy y vengo de la escuela en bici. Mi tío me regaló una todo-terreno que es un sueño y con otras cinco compañeras nos acompañamos todas las tardes haciendo bromas y coqueteando por todos lados. Soy muy menudita y del grupo la más pequeña. Me gusta andar fuerte en las avenidas y sentir mi pelo largo y lacio de color negro jugar con el viento. A mis compañeras le gusta más hacer paradas en las esquinas y hablar con los chicos, curtir un poco, algunas tranzan para el fin de semana y al final salimos solas y si vamos a bailar nos hacemos las interesantes.

A todas mis amigas les gusta jugar a la seducción y a mí también. Pero mis amigas, que parecen mayores y algunas ya están muy desarrolladas dicen y me cuentan sus experiencias con los chicos y a mi me parece siempre increíble. Yo creo que son fantasías más que nada y personalmente en muchas ocasiones en que en un baile algún chico se me acercó demasiado la verdad es que no me gustó mucho y prefiero bailar suelto. Además los chicos compañeros del cole, sólo saben bromear y parece que es una competencia entre ellos el salir con muchas chicas y dejarlas a todas. Suman puntos. Eso a mi me parece tonto y muy chiquilín. No digo que no hay que divertirse pero hay cosas más importantes que esos juegos. Siempre tuve amigas más grandes que yo y con ellas puedo hablar de cosas del futuro que son mas reales que esos juegos tontos.

Mi única experiencia con el sexo fue en un "Colectivo" que me llevaba al colegio y que un chico aprovechando que estaba lleno me afirmó por detrás y pude sentir su bulto en mis nalgas mientras se movía al compás del camino, aprovechando cada frenada para hacer mejor contacto. En cuanto pude librarme de él me fui corriendo y me bajé en la parada del cole. Mis compañeras se rieron mucho cuando les conté lo que me había pasado y algunas se burlaron.

Hoy cuando a la salida del colegio nos dirigíamos a casa hicimos una cortada por el parque de la ciudad. Justo frente al Hípico y las graderías del autódromo se me pinchó la bici. Mis compañeras siguieron y me dejaron con Teté que vive cerca de mi casa para que fuéramos caminando. Un hombre que es el encargado del Hípico se ofreció a arreglarnos la cubierta y lo hizo gentilmente y no nos cobró ni un peso. Es un hombre de unos 40 años pero muy divertido y educado. Dice que hace el mantenimiento de ese sector del parque y es el que soluciona todos los problemas de este sitio. Se llama Luis.

Nos hizo algunas bromas inocentes y nos despidió riendo y nosotras agradecidas.

Esta mañana cuando pasamos por el parque con Teté rumbo al cole, vimos al Luis que en un pequeño tractorcito cortaba el césped bajo unos árboles. Lo saludamos con la mano desde lejos. Es increíble que hayamos pasado tantas veces por allí y no habernos dado cuenta de él. Estaba vestido con ropa de trabajo y con un sombrero muy divertido. El se sacó el sombrero y nos saludó agitándolo.

Ya hace dos meses que cada vez que pasamos por el parque, nos paramos a conversar con Luis. El siempre tiene algo nuevo para contarnos o mostrarnos .A mi me dice que siempre tengo miedo y yo trato de demostrarle que no. Es como una competencia entre el, Teté y yo.

El es Jalador de caballos y puede correr con su caballo tomado de las riendas varias vueltas a una cancha de rugby sin cansarse. Corre a la par del caballo y lo obliga a un paso uniforme dice.

Yo les tengo un poco de temor a estos animales, pero el otro día subí a uno para demostrarle que no le temía. El sólo se rió y se fue a bañarlo.

Faltan dos meses para que terminen las clases y algunas de mis amigas ya están de novias. Yo no veo la hora de estarlo también. Luis dice que nunca me pondré de novia porque soy una miedosa. La verdad es que no es por miedo, es porque los veo muy tontos, con sus bromas infantiles y a otros pedantes.

Hoy terminaron las clases y al pasar por el parque Luis nos despidió a todas hasta el año que viene. Yo le dije que no saldría de vacaciones porque mis papas no estaban bien económicamente. Me dijo que si podía lo visitara en cualquier día de estos. Creo que lo haré ya que Teté se irá dentro de unas semanas de vacaciones y yo me quedaré sola.

Hoy Luis me beso. Nos hicimos muy compinches desde que estoy sola y conversamos mucho mientras el trabaja. Me dijo que no sabía ni besar a un chico. Yo le respondí que si.

Que lo besara me pidió. Yo le dije que estaba loco. El me dijo que era porque no sabía. Yo le dije que si. Entonces, me dijo, es que tienes miedo de hacerlo. Yo le dije que no, Y fue allí que me tomó como de sorpresa y me besó rápidamente en los labios.

Yo me quedé asombrada y fue entonces que se acercó más y tomándome con sus dos manos levantó mi cabeza y pude sentir un beso largísimo en mi boca. Su lengua entreabrió mis labios y se introdujo en mi boca mientras jugaba con mi lengua. Su lengua suave y caliente dentro de la mía. Sus manos sujetándome la cabeza con firmeza y el mordiendo suavemente mi labio inferior, para dejar mi boca y besar mis ojos que estaban cerrados.

Cuando abrí los ojos el se apartó, entonces yo le dije que como había visto yo sabía besar. El se sonrió con esa sonrisa dulce que tiene y me dijo, mas o menos, y se fue dejándome llena de una sensación rara y ambigua entre el cielo y la tierra porque el era el primer hombre que me besara y me gustó. Me gusto. Me gustó mucho.

La relación con Luis ha cambiado. Por lo menos para mí. Ahora lo veo como un hombre fuerte que es, tiene belleza cuando su torso cubierto de transpiración brilla en el sol de este verano y marca sus músculos bien definidos. Sus hombros anchos y su cintura bien formada hacen pensar en un cowboy de película. Es alto, yo apenas le llego a la mitad de su pecho y sus brazos fuertes y gruesos muy bronceados por el trabajo al sol.

Ya no hablamos tanto y el me mira mucho como esperando que yo diga algo. Ahora tomó la costumbre de acariciarme la cabeza al despedirme. Dice que le encanta mi pelo largo y lacio y me pidió que nunca me lo cortara. No lo haré nunca.

Creo que quiero que me bese otra vez pero me da vergüenza de pedirlo. Cuando nos despedimos, el me besa las mejillas muy cerca de mi boca pero nada mas. Eso me frustra un poco. De verdad quiero que me bese como lo hizo antes. Voy a obligarle a hacerlo. Voy a provocarlo hasta que lo haga.

Me vestí de una forma muy provocativa. Nada raro, pero muy cortito. Un top tejido de hilo, una pollerita muy cortita a cuadros escoceses que no la usaba del año pasado (por corta), mis tenis y medias blancas cortitas. Con mi bici llegué al parque como a las siete de la tarde porque recién a esa hora el calor disminuyó. Luis salía de bañarse de los vestuarios de las cuadras con sólo un pantalón vaquero.

Me dijo entre bromas que cómo andaba así, que lo haría infartar. Yo haciéndome la inocente me reía, y le decía que siempre me vestía así.

Me invitó a tomar un refresco en el centro del parque pero yo le dije que no, que prefería estar allí donde no había gente.

Fuimos a darles la ración a los animales que estaban en box y ya estaba oscureciendo cuando me invitó de nuevo a tomar un refresco. Yo me negué de nuevo y el en broma me levantó del suelo como si no pesara y me cargó en uno de sus hombros y me dijo que me llevaría a la fuerza. A unos diez metros lo convencí de que me dejara en el suelo que lo acompañaría. Fue entonces que salí corriendo en dirección opuesta y me interné en el parque. Los dos reíamos mientras me perseguía y seguimos riendo cuando al alcanzarme rodamos por el pasto cerca de una pérgola detrás de unas ligustrinas. Los dos quedamos boca arriba mientras recuperaba yo el aliento sin decir palabra. Un gran silencio nos llegó de pronto y pudimos ver el cielo que se tornaba cada vez más oscuro.

Allí fue que me animé y rompiendo el encanto le pregunté si le había gustado besarme el otro día.

El se incorporó un poco colocándose de lado y mirándome con esa mirada profunda y sincera me dijo que era lo más lindo que le había pasado en la vida. Yo me conmoví con sus palabras y llevé mi mano y toqué su mejilla. El tomó mi mano y la beso, luego me besó en la frente, y luego yo no sé cuantas veces me beso en la boca. De todas formas. Yo sentía su barba corta y dura como una lija rasparme mis mejillas pero eso me causaba enorme gusto y empecé a improvisar yo también respondiendo a sus besos.

Su lengua quemaba mi cuello causándome una sensación de terrible desasosiego y cuando la introdujo en mi oreja pude sentir su respiración de fuego que hizo que lo abrazara fuerte y que lo besara yo también en la base de su cuello y sus hombros. Yo ya había perdido la noción del tiempo y nada me importaba. Sólo sentía su boca que exploraba mi nuca, mi cuello y bajaba hasta mi pecho que con su aliento y sus dientes me daban un cúmulo de sensaciones que no podría explicar. Yo acariciaba ese cuerpo fuerte y musculoso, duro y suave, cálido y dulce que se rendía a mis caricias. Cómo te amo mi niñita, me dijo. Siempre serás mi niñita, porque siempre te amare. Como ahora y para siempre. Y siguió besándome con ternura mientras yo sabía que era verdad lo que me decía y fue entonces que le dije que yo también lo quería. Hasta ahora no me había dado cuenta de cuánto lo quería.

Sin que me diera cuenta su mano se introdujo por dentro de mi top y acariciaba mi espalda hasta que con dos dedos hizo saltar el broche de mi corpiñito liberando mis tetitas. Eso me sobresaltó un poco pero no dije nada. Es decir no tuve tiempo de decir nada porque su otra mano ya había tomado una de ellas y la estaba acariciando suavemente. Yo me quedé quieta mientras él después de un gran beso en la boca levantó despacio mi top y mis corpiñitos que fueron a parar cerca de mi cuello y su boca se apoderó de mis pezones que en el acto se pusieron duro o ya lo estaban, la verdad es que no lo recuerdo. En ese momento ya no podía pensar en nada. Todo era nuevo. Todo era distinto a lo imaginado. No parecía real, era un sueño. Un sueño hermoso.

Yo solo podía tener en mis manos esa cabeza hermosa que me estaba dando una lección hermosa, y acariciar sus cabellos y sus hombros. Mi respiración empezó a acelerarse y en ese momento dejando mis pezones su boca empezó a deslizarse por mi cuerpo hacia abajo, muy despacio, lentamente, mientras su lengua recorría toda mi piel hasta detenerse en mi pupito.

Mi estómago se contraía y distendía rápidamente sin que yo pudiera hacer nada por pararlo. Un calor se instaló en mi cuerpo y mi corazón bombeaba en mis oídos como un tambor. Quería seguir así para siempre.

Pronto una de sus manos se apoderaron de mi pantorrilla y empezó a subir lentamente mientras me decía que mi piel era de porcelana. Hizo una pequeña presión en la parte posterior de mi rodilla haciéndome levantarla un poco, cosa que aprovechó para deslizar su mano por mi muslo posterior casi hasta mi cola. Yo le tomé la muñeca y le dije "no". El sin retirar su mano se sonrió y después de un beso en la boca me dijo que no tuviera miedo. Yo le dije que no lo tenía. Pero eso no. El me dijo "siempre tienes miedo, de todo, pero no tengas miedo. No haremos nada que no quieras mi bebé."

Sus ojos me miraban a los ojos con ternura infinita. Yo no sabía que era lo que quería o no. En ese momento sólo deseaba que no pasara nunca y seguir sintiendo ese mundo de sensaciones nuevas que me volvían loca. El continuó con sus caricias por toda mi piel y sus besos se multiplicaban por todos lados y mi cuerpo respondía sin que yo pudiera evitarlo mientras un sopor y un desfallecimiento hizo presa de mi cuerpo. Toda resistencia desapareció y la vergüenza que sentía al principio dejó de existir. Ya nada me importaba y sólo me concentraba en la nueva sensación que me daba esa boca divina.

Fue entonces que sentí que su mano tocaba los labios de mi vajina por sobre mi tanguita y me quedé sin respiración. Salió un suspiro de mi boca y el metió su lengua en mi boca mientras con cierto ritmo lento me la acariciaba. Eres hermosa mi niña, eres hermosa, me dijo, y tomándome por la cintura pegó mi cuerpo al suyo. Con su otra mano terminó de sacarme el top y mis corpiños y pude sentir entonces su pecho peludo y firme contra mis delicadas lolitas. En ese momento me sentí suya. Estaba rendida a su voluntad. A sus deseos. A sus manos. A sus besos. Todo mi cuerpo se fundía a ese pecho fuerte y caliente al que abrazaba con todas mis fuerzas.

El se dio cuenta de mi abandono y se incorporó un poco y pasando una pierna sobre las mías se colocó encima de mi y me besaba con ternura. Yo sentía su sexo entre mis pierna que sólo el pantalón de lona lo separaba y fue extraño el placer que sentí cuando el empezó amoverse encima de mi en un vaivén rítmico y enloquecedor. Con una mano acariciaba mis cabellos y con la otra mis pechos y caderas hasta que su mano se apoderó de mi ingle y haciendo presión en ella me dijo al oído y en un susurro que quería que fuera suya.

Yo no podía responder, me ahogaba en mar de sensaciones nuevas.

Mi pequeña falda había quedado enrollada en mi cintura y ahora su mano tiraba de mi tanguita hacia abajo. Yo tomé su muñeca de nuevo y le dije "NO".Pero el pareció no oír hasta que estuvo en mis rodillas y recostando otra vez el peso de su cuerpo sobre el mío me dijo que no tuviera miedo. Que me quería y que era suya y el mío.

Luego de un rato, del tiempo ni hablar, se arrodilló con mi cuerpo entre sus piernas y pude ver por el reflejo de un lejano farol, ese formidable cuerpo sobre mí. Muy lentamente y mirándome a la cara, empezó a desprender el botón de su pantalón Jean y bajar la cremallera de su cierre. Yo por un pudor sin sentido miré para el costado. Sentí sobre mis piernas cómo el pantalón se bajaba hasta sus rodillas y cuando volví mi cabeza sólo vi. su cara que buscaba mis labios. Sentí su sexo caliente sobre mi vientre y su mano llevó a la mía hasta su cosa. Si bien nunca había tocado ninguna lo dejé hacer por curiosidad y me sorprendió la dureza que tenía. Me pareció enorme ya que mis dedos no podían cerrarse alrededor de ella y su piel algo suelta se deslizaba hacia atrás cuando la apretaba.

Un temblor por todo mi cuerpo me recorría y ya no era dueña de mí. Quería y no quería. Me resistía a sentir lo que estaba sintiendo, pero me ofrecía toda a cada caricia, beso y sensación nueva que este hombre provocaba en mi. Temblaba como una hoja sin poder contenerme. Un desfallecimiento de mis miembros dejó expuesto ya todo mi cuerpo a las manos de mi hombre que despaciosamente liberó mis piernas de la enrollada tanguita sin dejar de regalarme su contacto corporal. Me sentía desnuda y libre aprisionada entre sus musculosos y cálidos brazos. El olor de su cuerpo y el de la hierba recién cortada se hacían cada vez más penetrantes y yo era una antena que captaba como si fuera nuevo todo lo que pasaba dentro o fuera de mí. Fue en algún momento de esos que él, apoyado sobre sus codos sobre mi cuerpo, introdujo una pierna entre las mías y pude sentir los bellos de su muslo rozar los labios de mi cosita asiéndome temblar de con más intensidad.

Ya no me decía nada, ya no murmuraba en mis oídos. Su respiración era entrecortada y sus caricias más violentas. Me sentí totalmente vulnerable cuando introdujo su otra pierna entre las mías y abriéndolas dejó descansar sus testículos pesados sobre mi cosita que latía al ritmo de mi vientre. El retiró mi mano de su miembro que ahora descansaba sobre mi cuerpo en todo su largo y majestuosa virilidad.

Cuando después de besarme el cuello por centésima vez se levantó un poco y tomando su enorme falo lo colocó apuntando a la entrada de mi cosita, me dio miedo. Pasó por mi cabeza en un segundo todo lo que sabía de sexo, de todo lo que mis amigas me contaron, y tuve miedo. Era un miedo irracional, y sin embargo estaba allí sin moverme y dejando hacer sin emitir una palabra. El con su cosa en la mano rozaba los pliegues de mis labios vaginales y lo pasaba por el botón de mi clítoris mojándome con su jugo caliente. En un momento dado abrió con sus dedos mi conchita y por primera vez sentí el fuego de su sexo en ese lugar y mi miedo aumentó a casi pánico.

Lo dejó allí y alzando su pecho del mío al extender sus brazos tomó distancia de mi cara mientras me miraba a los ojos. En ese momento fue como si me dijera "si no quieres, no", pero yo miré su torso desnudo sobre mí, y me aferré a sus muñecas mientras un impulso me hacía mover mi pubis lentamente.

El presionó un poco con la cabeza de su pica hinchada y dura la entrada de mi cosita y pronto encontró la entrada que como un conejito asustado palpitaba.

Fue en ese momento que comprendí totalmente lo que me estaba pasando."Dios, está por pasar, pensé, esto es de verdad."

Y ya no pude pensar mas nada. La cabeza del miembro de Luis se movía lenta abriendo poco a poco los labios de mi conchita que por el miedo ahora se había secado totalmente. Se movía hacia los costados y luego empujaba un poco mientras yo sentía cómo se estiraba mi rajita tratando de contener por primera vez ese inmenso garrote. Trate de ayudarlo en lo que pude mientras el empujaba lentamente su sexo hasta que un ardor intolerable me indico que ya no podía dilatarse mas mi agujerito , que ya estaba en el límite de su tamaño y que era imposible que pudiera alojar esa cabezota caliente y dura que pretendía meterse.

Mis manos fueron al pecho de mi hombre y mis dedos se enredaron en su vello mientras con un gesto de dolor de pedí que no siguiera. "Espera por favor le dije. Me duele. Espera."

Se quedo quieto y yo levanté la cabeza un poco y pude ver con sorpresa que su miembro estaba todavía afuera y sólo la puntita se perdía entre mis bellos púvicos. Me duele mi amor, le dije. El respondió "lo sé mi amor, lo se" "ya se acostumbrará tu cosita a mi cosa y no te dolerá mi niñita. No te haré daño mi cielo, te amo, te amo tanto".Y mientras decía esto, empujaba más y mas y el ardor era intolerable. Me empecé a desesperar, el aire me faltaba y me aferraba arañando su pecho y ya no podía articular palabras. Sentía cada milímetro de esa pica que me taladraba y abría cada vez más y más y sólo unos quejidos salían de mi boca cada vez que embestía .Le supliqué que parara pero no se detuvo. Yo traté de safarme de la posición en que estaba para que saliera esa cosa caliente y palpitante que me llenaba toda y el con todo el peso de su cuerpo me inmovilizó. Pasando sus brazos por bajo mi espalda tomó mis hombros desde atrás y ya no tuve escapatoria.

Elevó un poco el vientre y tomando impulso empujo con fuerza su cosa dentro de mí. Un grito de dolor salió de mi garganta mientras se nublaba todo a mí alrededor. Sentí que algo se rompía dentro de mí con un dolor sordo. Su miembro se incrustaba cada vez más, y toda entera me sentía que me partía en dos. No era yo la que estaba allí. De pronto sentí que lloraba y suplicaba que me lo sacara. Me sentía ya sin fuerzas y mis manos y brazos cayeron a los costados aferrando la hierba. Mis dientes mordieron mis labios varias veces pero no podía dejar de quejarme. El dolor era insoportable.

El se movió ahora un poco más rápido y cuando menos lo esperaba de un solo envión lo introdujo entero en mi interior. Lo sentía bombear en mi interior dilatando todos mis órganos y sus bolas daban en mis nalgas. Sentía cómo esa víbora de carne caliente hacía presión dentro de mí hasta el límite impensado. Lo sentía en mi barriga arriba del pupo como queriendo llegar a mi corazón.

En ese momento sentí cómo un líquido caliente me bañaba toda por dentro y el paró sus movimientos y me besó.

Agradecía al cielo que se parara. Su miembro seguía dentro de mí y podía sentir cada movimiento por ínfimo que fuera, cada latido del corazón agitado de Luis.

De pronto una gran ternura se apodero de mí. Si bien estaba llorando todavía me abrace con fuerzas a ese cuerpo que estaba dentro de mi y lo besé. El dolor no era ya tan fuerte pero me ardía mucho. El estuvo así un tiempo dentro mío y luego me habló con palabras de enamorado y sentí en ese momento que era suya. Que le pertenecía. Y lo abracé con más fuerza.

Mientras me hablaba sentía cómo su falo crecía de nuevo dentro de mí. Yo le pedí que no siguiera, pero el me dio muchos argumentos mientras sin salir de adentro me elevó un poco por mis nalgas y puso mis pierna alrededor de sus caderas y empezó con un vaivén enloquecido que me aceleraba la respiración buscando aire a cada embestida. Mi rajita daba en su velludo vientre cada vez más rápido y una sensación de entrega total y debilidad se apoderó de mí. Estaba en el aire prácticamente pues el me tomaba de cintura y yo aferrada a su cuello en cada movimiento me incrustaba en el cada vez mas pero ya sin importarme nada. El dolor cedió y el ardor se mezcló con una nueva sensación que dejaba espacio a cierto placer en el roce de todo mi cuerpo. La violencia de las envestidas se fueron haciendo cada vez más tremendas y un vértigo terrible estalló en mi interior desparramándose por mis piernas y subiendo a mi garganta en un grito mientras la sensibilidad de mis pechos pequeños eran latidos, electricidad y música. Ya no era dueña de nada y desfallecida por tanta emoción afloje mis brazos y sentí el césped en mis espaldas. El se arrodilló y puso mis doloridas piernas en sus hombros y por un rato mas estuvo mete y saca hasta que sentí de nuevo que me inundaba con su jugo caliente.

De más esta decir que no pude montar en mi bici por un tiempo, pero a Luis, por el resto de las vacaciones, si.

Esto me contó Yiyi y les diré que en cuanto a hombre no exagera nada porque yo lo conocí a Luis. Era tierno, amable, pero jamás me pasó por la mente que tuviera onda con Yiyi y menos que le haga el amor y fuera él el que la desvirgara.

Disculpen que me atreva a publicar esto ante Uds. Pero sólo quiero colaborar con la página a la par de tan buenos escritores que encontré. Los felicito a todos y gracias.

miprimita.com

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