SIN QUERER, QUERIENDO- 9
Otra vez mi tranca estaba en pie de lucha, furiosa y rampante. La mamada y los jalones de Nena la iban poniendo de acero nuevamente. Las reservas de mocos de diez días eran suficientes para echarme otros 3 - 4 palos completos, con la misma Sara o con cualquier mujer que se me pusiera a tiro. Otro, otro, otro!, empezó mi cerebro desbocado a gritarme, cuando vi la prestancia que mostraba mi revivida virilidad en la boca mamadora de la morena de fuego... cuando observaba cómo ella se devoraba media macana con soltura y gracia, sin requerir ya de indicaciones, como si las secreciones vaginales de su prima y los restos de mi vaciada, embarrados en todo el lomo y la base de mi tolete, hubiesen tenido algún efecto en su comportamiento; como si de una droga afrodisíaca se tratara, logrando liberarla de la poquedad sexual que hasta ese día había mostrado.
Mucha succión, mucha saliva, mucha devoción y fervor ponía La Diosa absorbiéndome el monstruo, ya sin testigos, suelta y confiada, pues sus primas se habían ido a limpiar las caritas sucias y lechosas al baño más próximo. Nena cerraba y abría sus ojazos con el camote bien metido en la jeta, puyándole hasta el cogote y se lo sacaba lentamente, lo destrababa de su boquita para agarrar aire y mirarme a mí, buscando mi aprobación, lo masajeaba con su manita embadurnada de sus babas colgantes como lianas de la cabezota, jalando de arriba para abajo y de abajo para arriba, como le había enseñado previamente, minutos antes cuando bañé a sus primas con mi primera super venida de colección.
-Yo también, tío... me dijo en un halo, en un suspiro, contemplándola, admirándola como me rebasaba más allá del ombligo cuando me la ponía vertical con sus manos y cómo al soltarla, caía pesada y rotunda botando en el aire y estremeciéndose sola, como si tuviera vida propia, volviendo ella misma, la vergota, sin tocarla a querer golpearme el vientre, sólo con el movimiento invisible de mis músculos abdominales.
-Tú también qué?, mamita, le pregunté sin dejar de rebotarla ante sus somnolientos ojos.
-Yo también quiero que me la metas, como a Sara.
-Ya no le tienes miedo?
-No... bueno, casi no... me dijo sin tocármela, sólo mirando los estremecimientos y saltos incesantes que daba la mole a un pie de su carita.
-Sí o no?, decídete Nena, mírala bien...
-Es que me pica mucho la pipi, como a ella... como a Sara... me siento muy rara... como impaciente... como alterada... no sé... sí quisiera que me la vuelvas a meter...
-Pero?
-Pero está muy grandota... mira!... hay no, tío!... la tienes demasiado gruesa... pero la quiero, quiero sentir lo que sentí el otro día en el agua... bien rico, cuando me la metiste la primera vez.... pero...
-Te da miedo?, le pregunté acercándosela de nuevo a la boca.
-Sí, chup, chup... mucho... es que estoy... chup, chup... muy chiquita todavía... chup, chup... me respondió mamando y hablando, hablando y mamando.
-Bueno, pues entonces acábatela con tu boquita, mamita.
-Mmmmh, tío... se me hace que ni aunque te la besara y chupara todo el mes me la acabaría, la tienes muy grandota, muy gruesota.... mmmm.
-Ya te está gustando, verdad?
-Sí... me ya gusta mucho tu... esta.
-Tu verga, mamita, dilo... me gusta mucho tu verga.... ya no le digas "tu esa", ándale.
-Tu verga, tío... chup, chup... me gusta mucho tu verga...
-Tu vergota, papito, me encanta tu vergota bien grandota... dilo.
-Tu vergota... papito... me encanta tu vergota bien grandota... mmmm... chup.
-Quieres lechita, mami?, quieres probar mi lechita?
-Bueno, sí. Cómo le hago para que salga?
-Dime: quiero sacarte la lechota con mi boquita.
-Quiero sacarte la lechota con mi boquita, papito, la lechota tuya.
-Jálamela bien con las dos manos y dile: Dame leche, dame leche, quiero tu leche rica.
-Dame leche, dame leche... quiero tu leche rica... quiero mucha leche... como te salió ahorita sobre mis primas, le dijo directo al ojo mión, hasta sus ojazos se juntaban sobre su naricita al hablarle a la verga, como si ella la escuchara, alma mía!, tan pendeja, pero tan bonita.
-Síguele jalándola así, ahora chúpamela bien, reina, yo te aviso cuando vaya llegando, ok?
Le metí unos 10 centímetros de embutido en la buchaca y le agarré las manitas para que me lo frotara al mismo tiempo que me lo mamaba, indicándole cómo, con mis manos sobre las suyas, buscando la manera de ir adelantando la bañada de mocos que le iba a recetar.
No hubo momento más memorable en mi vida, nada igual de glorioso:
La super adolescente más poderosa de la colonia, la que hacía enmudecer a jóvenes y viejos cuando pasaba cerca o cuando visitaban esta casa, estaba a mis pies!, sentada en los escalones que daban a mi vivienda, con media virilidad de mi propiedad incrustada en su boca, con sus manitas recorriéndomela! y muy impaciente por que le diera una taza rebozante de néctar caliente directo por tubería... excelente!, todo era perfecto... cuando de repente:
-Ahí viene tu mamá, Nena!, dijo Nora la rubia desde la puerta sacándonos de trance, acercándose a nosotros, viendo a su prima bien ahogada de verga.
-Qué?... quién?, pregunté yo, retirándosela a la morena de la boca y guardándomela trabajosamente en el short decalzonado, como acostumbraba a andar desde meses atrás, para no batallar cuando tuviera a alguna de mis enamoradas a modo.
-Mi tía Dany llegó. Oí cuando le preguntaba a mi abuelita por ti, tío... viene para acá a buscarte!
Recordé que días antes me había pedido que la acompañara a una tienda de ropa que estaba por inaugurar, a ponerle unas luces pues yo soy electricista.
-Tranquilas, díganle que no me han visto en toda la mañana, que tal vez esté en mi casa... a lo mejor se va; calmaditas hagan como que están platicando, sale?
-Sí, tío, ok, me respondieron al unísono, bien instruidas por mí como siempre.
Me subí de rayo y me tiré en la cama, boca abajo, con tenis y sin camiseta, como estaba.
-Jorge, cuñado... estás aquí?, escuché el grito de Daniela, una de las hermanas mayores de mi esposa, madre de Nena la Reina, la niña que 5 minutos antes yo me había estado trabando por la boca. La segunda hija de mis suegros, de 38 años. Morena, de pelo oscuro, rellenita, no gorda sino muy esférica de cuerpo, de piernas, de nalgas, de pechos, como preveía que sería su hija. Con una ceñida cintura, pero de amplias caderas muy redondas. De 1.70 mts, aproximadamente y unos 60 ó 65 kgs., con una cara muy hermosa, de familia. La esposa del candidato incestuoso de mi concuño que se masturbaba delante de su hijita. el que "se jalaba su cosilla y le salían unas gotillas nadamás", ese recabrón.
Jorge, cuñis!... escuché que se acercaba, de las escaleras a la recamara, donde yo estaba.
Cuando la sentí en la puerta, me volteé a medias sobre la cama, haciéndome el desubicado como si hubiese despertado en ese instante.
-Eh?, quién es?, pregunté amenzado a propósito.
-Ay, perdón!, no sabía que estabas dormido, soy yo, Daniela.
-Nombre, Dany, no te apures, pásale, le respondí mirando sus ojos interesados posarse en mi culito, bien apretadito por el short celeste que traía puesto -Sólo estaba reposando un poco, es que anoche no pude dormir bien, siéntate... le dije indicando una silla a los pies de la cama.
-Si quieres vengo al rato, cuando te levantes, me respondió desde la puerta, sin dejar de admirar mi atlético trasero.
-Ya me voy a levantar, no te apures, vienes a lo de tu tienda, lo de las luces que quieres poner, verdad?, siéntate por favor!, le dije amablemente, revolviéndome en la cama y sentándome recargado en la cabecera con mis piernas entrelazadas, viendo cómo sus ojos cambiaban de perspectiva y de mis nalgas ocultas bajo de mí, ahora se hospedaban en la descompostura frontal de mi corto apretado, en el malcriado monumento a la calentura que había dejado su hijita y que ella seguramente pensaría que era fruto de algún sueño erótico que tuve en mi dormir mañanero.
-No dormiste bien?, estás enfermo?
-No, no creo, es que como que extraño a tu hermana... ya ves que tiene 10 ó 15 días durmiendo abajo, con tu mamá, como que me acostumbré a dormir acompañado, no sé... le dije llevándome las manos a la cara, como si me tallara los ojos, pero viendo entre mis dedos el interés que despertaba la corpulencia del madero que se manifestaba como un pequeño ovoide de futbol americano, bajo la tramilla delgada del short. Haz de cuenta que despierto en la madrugada buscándola y nada, que estoy solito. Luego sufro para agarrar el sueño y me levanto cansado, cómo ves?
-Será?, tal vez. Se me hace que, como son recién casados... que te acostumbraste... no sé, pero "se nota" que te hace falta, jejeje, me dijo con cierto tono de malicia, como queriéndose llevar, mirándome el bulto de la verga a medio parar nadamás.
-Cómo?, le pregunté sonriendo bobamente, poniendo cara de no haber entendido nada de nada.
-Ay!, manito, ya me apenaste!, es que se te ve mucho allí, muy levantado, como si anduvieras apuradón, respondió poniéndose de todos colores, realmente avergonzada e indicando con su mirada mi entrepierna, convencida de que yo no tenía la malicia suficiente para entender sus puyas.
-No, de aquí?, le dije señalándome la verga, no Dany así soy, no ando "apuradón", cómo te diré?... bueno ya eres como mi hermana mayor, verdad?... ahora ando "en reposo", le dije como si cualquier cosa, como si conversáramos en confianza. Agarrando seguridad de las palabras de Nena, su hija: chilillo y cosilla. Términos con los que había descrito inocentemente la verguita que seguramente su papá tenía en comparación con la aberración que yo le enseñaba en los momentos que lo mencionó.
-Ejemm!!, bueno qué hacemos... eh?... cómo nos ponemos de acuerdo para que me hagas ese trabajo... eh?... digo... eh? la instalación eléctrica que te digo... eh?... me respondió sacadísima de onda, muy nerviosa y volteando para otro lado, buscando la forma de ya no toparse con mi engendro escondido, pero volviéndolo a mirar cuando yo le daba oportunidad, ya fuera volteando para otro lado mi cabeza o llevándome las manos a la cara, como si me la frotara al pensar cómo le haríamos.
Dany estaba en verdad choqueada, muy sobresaltada... cabía enormemente la posibilidad de que sólo hubiera visto la verguilla de su marido?, su sobresalto lo dijo todo. Sería posible que a pesar de haber sido tan hermosa en su juventud y mucho todavía de casada, su esposo fuera su único hombre? Se me hacía que sí. Se veía bastante más calmada que su hermana mayor, quien fue Miss por nuestro Estado en el concurso nacional de Belleza, años atrás y quien además ya iba en su 3er matrimonio. Y que mi esposa, que de soltera y hasta antes de que se le notara el embarazo, se le veía lo desenvuelta desde 1 kilómetro de distancia, y vaya que lo era.
-No me crees, verdad cuñada?, insistí, ella había comenzado, no?, ahora que se aguante.
-Qué cosa?
-Que está en reposo, le dije desenlazando mis piernas y medio abriéndolas mientras se la señalaba con los ojos.
-No sé... eh?, por qué me preguntas eso?, dijo algo molesta.
-Es sólo una platica, es que ya me pusiste a pensar en que a lo mejor sí me está haciendo daño tener a Lore "tan lejos", tal vez se me está enfermando, no? Como tú dices: soy recién casado y todavía no sé muchas cosas y a quién le pregunto?, ya me preocupaste.
-No creo que estés enfermo, te ves muy saludable, jejeje... me dijo olvidándose de su enojo momentáneo poco a poco. Empezando a lo del principio, a llevarse conmigo. Canijo que eres!, cuñadito, cómo extrañas a mi pobre hermanita, jajaja... siguió bromeándome, arrastrando ahora la palabra "pobre".
-Pobre?, por qué?, le pregunté continuando con lo de hacerme el menso. Haciéndome el inocente jovencito primerizo.
-Todavía preguntas?!, me respondió mirándome ahora sí con fijeza la verga que empezaba a enderezarse, desamodorrándose y principiando a erguirse con la conversación y con las miradas de esa hermosura madurita, -Si es cierto que está dormidita, se ve que Lore tuvo mucha suerte contigo, jejeje, ay!, no... qué atrevida, no te creas!... Bueno, ya es mucha platica... voy al coche a traerte el plano de los aparadores, para que me digas lo que necesitas para el trabajo. Bárbaro!... mira cómo se te puso... pobre de Lorena, jajaja.
Mi cuñada se fue para abajo y me dejó allí, en la cama con el garrote ya parado totalmente y con una urgencia tremenda de descargarlo. Los huevos me ardían, la sensación de calentura me recorría todo el cuerpo, desde las piernas y el tórax hasta juntárseme en la verga. Ya estuvo suave de chingaderas, pensé y me saqué el short, metiéndome debajo de la sabana, sólo con los tenis puestos y empezando a masturbarme lentamente. Estaba seguro de que ya no volvería y me urgía dispararme la verga, hasta la traía empedernida por tanta calentada y por la mamada inconclusa de Nena. Y... que va llegando....
-Mira, estos son los planos del piso de ventas y del aparador... dijo entrando con confianza, notando sin mencionarlo, que ahora yo estaba bajo la sabana, tal vez pensó que me apené de que me siguiera viendo, pues puso cara seria, como incómoda. Si quieres te espero a que te pongas algo más... no sé un pantalón... o te espero abajo, eh?
-No. Siéntate, mira pon aquí el plano, le dije indicándole a un lado de mí y sin soltarme la verga, con la sabana a mi cintura. Ella arrimó la silla y se sentó justo al lado de la cama, junto a mí, recargado en la cabecera. Metí de nuevo la mano y me seguí jalando el toletón.
-Bueno... mira estos son...los planos...de la... tienda... decía al notar como se movía mi muñeca izquierda, apenas cubierta. Cualquiera hubiera definido el inconfundible subi baja que hacía mi mano, como una dedicada y placentera chaqueta, paja, pajote, puñeta, etcétera. Ella no fue la excepción, a leguas se le notaba inquieta y perturbada, mucho. Qué estás... haciéndote, Jorgito?
-Nada, poniéndote atención.
-Ya te dije que si quieres me voy y regreso cuando... "te desocupes", cuñis.
-No estoy haciendo nada.
-Cómo de que no?, mira cómo estás... todo... duro...
-Duro?, apoco se ve?
-Duro del cuerpo, tenso!...
-Aahh!, me asustaste, yo pensé que se me veía, le dije masturbándome más fuerte, mirándola a los ojos enviándole el mensaje de que ya quería descansar, de que ya no aguantaba más.
-Pues si sigues así, se te va a ver, mira dónde llevas ya la sabana!, me respondió haciéndome ver que ya los nudillos de mi mano se veían descubiertos sobre el lomo del animal.
De un golpe me deshice de la sabana y se la enseñé toda, bien rojota y pescuezona, bajé el ritmo de la jalada, presentándosela completita.
-Qué bárbaro, cuñis, cómo la tienes!
-Te dije que estaba en reposo.
-Ay cabrón, qué vergota te cargas!, pobre de mi hermanita, cómo la has de dejar?
-Bien contenta, cuñis, como tu marido te ha de dejar a ti.
-Nombre, ya parece, ese pobre no tiene ni la mitad de lo que tú tienes, estás tremendo!
-Agárramela, síguele no?, ando muy necesitado, te lo juro.
-Nombre, qué buena la tienes... te juro que ya me había fijado cómo se te notaba a veces, con ciertos pantalones, pero no creí que la tuvieras así de buena, de enorme... me dijo cuando la rodeó con una mano y la sostenía con la otra, masturbándola con soltura y observándola con interés.
-Dame una mamada, Dany, si?, le propuse al ver que ya estaba "en el ajo", ya habíamos entablado una comunicación completa.
-Nombre, qué mamada ni qué mamada!, vámonos de aquí... allá te espero abajo, vámonos por ahi a coger... ándale!, aquí no se puede...
Recogió el plano de la cama y salió, dejándome tendido en mi cama, con la verga como asta bandera, explotándome de parada. Me di un baño, me vestí y me fui con ella. Dijimos que íbamos a su tienda a hacer una revisión y luego a comprar lo necesario para el trabajo.
Nos alejamos de la ciudad lo más que pudimos. Ella es muy conocida, y nos metimos en un buen motel de esos de rompe y rasga. Salimos cerca de las 8:00 PM. Desde las 13:00 Hs, estuvimos matando la res. No hubo recoveco en donde no le encajara la verga, tal pareciera que el hecho de estarme cogiendo a la madre de la Reina de Reinas hubiera sido un acicate para desplegarme completo con esa señora tan bella y caliente.
Por la boca, por la deliciosa papaya, que comprobé que la de su hijita de 12 años estaba tan rica y por el culito, por todos lados entré a ella. Lo dicho al principio, aguanté 4 palos, traía las pelotas muy cargadas y esa madurita me ponía de verdad muy irritado.
Cuando se la iba metiendo por la vagina, se derretía en mis brazos, se desmayaba al sentir semejante jamonsón de verga, como ella le decía.
-Esta es verga... papasito... aaayyy!, qué bruto... esta es verga, no como la del pinche de mi viejo... aaaggghhh.... métemela... métemela.... métemela más!!... aaaggghhh.... qué vergona, Jorge.... te amoooo!!.... aaaayyy.
-Te voy a desarmar... Danielita... señora de mi vida, me la voy a tronar toda... mamacita, qué buena está usted!!
-Mátame... mi vida.... mátame con esa vergota que tienes.... dame mucho, papito!....aaaayyyy... me vengo....me estoy viniendo como nunca.... como en la vida me he venido con ese idiota... aaayyy.....aaaahhhgggg.....aaahhhh.... dame!, dame!... maaaasssss!!
Cuando se la atoré por la cola casi se me desmaya, pero ni así se rajó. Su mierda me forraba el fierro, espumosa y hedionda. Arrempujándole el intestino con ganas, con temeridad y con fuerza tal que por el bombeo continuo, me empezó a regalar una sinfonía de peditos.
-Papucho!!, me estás asesinando el culo!, qué bárbaro... qué garrote tienes!... aaayyy!, me estás sacando todos los pedos!!
-Nunca te la habían metido por aquí, Dany?
-Sí, mi marido muchas veces, pero has de cuenta... aaayyy!... que me ponían un supositorio... contigo... papasito.... siento cómo si.... aaaahhhhgg.... me encajaran.... un fusil... o una escopeta.... aaayyy!.... qué bruto estás... qué rica vergotota tienes!.... aaayyyy!!
-Es que estás rebuena, mamacita. Me excitas de a madre!, desde que te vi por primera vez.
-Pues ya sabes... mmmmm... cuando quieras.... si Lorena no puede ahora... aaayyy!, despacio!.... o cuando se alivie... así.... así... yo te espero con las piernas y el culito, bien abiertos... aaayyy, papito, qué bueno estás!!
Será cierto aquello de "Tal madre... tal hija...", próximamente lo iba yo a averiguar...