Hola, la historia que voy a contar es totalmente verídica, pero sólo la puedo contar de forma anónima porque sino me dejarían el culo hecho trizas en la cárcel.
Resulta que soy un hombre normal al que se le ha privado (por su trabajo), de tener relaciones sexuales. Evidentemente soy cura, aunque un cura algo revoltosillo, porque me he saltado todas las reglas canónicas, y aunque sé que no seré bienvenido en el cielo, no me importa porque sé que no existe; el problema es que ahora estoy madurito para aprender otro oficio, por eso sigo con mis tertulias parroquianas¡¡¡.
El caso es que hace unos 20 años me ordené sacerdote y me fuí a un pequeño pueblo de Ávila a ejercer. Cuando llegué me dí de bruces con un pueblo casi abandonado en el nacían pocos niños/as y donde la mayoría de la gente joven había emigrado a Madrid, con lo cual sólo quedaban viejillas, viejillos y alguna que otra persona que se conformaba con su "status quo" adquirido.
Cuando entré en la rectoral (o casa del cura) casi me da un soponcio, era más tétrica que el convento mayor, tenía goteras, casi sin luz, un cuarto de baño para animales y pensé que mi antecesor procuraba una vida austera para ganarse el cielo. Pero no fue así.
Dormí aterecido del frío bajo una manta, y al amanecer, que a mi se me antojaba eterna noche, me vinieron a recibir todas las beatas del pueblo con sus hijas y nietas, y como no, el tonto del pueblo "Fulanito", en fin. Me vestí con mis mejores galas a la espera de montarle un cirio encendido a la congregación por el sitio que me tocaba para vivir.
Llamaron a mi puerta y fuí al encuentro, todas me dieron la bienvenida con sus mejores postres, y regalos varios, pidiendo mi mano para poderla besar con gran emoción y arrodillándose ante mí, claro yo alucinaba pensando la clase de pavo tirano que sería mi colega anterior. Por lo visto éste no vivía en esa cloaca sino que estaba con dos hermanas ancianas, pero un día la palmó una, al poco la otra, y éste de la pesadumbre se debió deprimir y palmar en nada.
Pero el caso es que las beatas me dijeron que no permitirían que yo viviese en la rectoral en ese estado y que ellas se ocuparían de mi alojamiento, de hecho, había peleas por obstentar tan preciado alojamiento. Joder¡¡¡ pensé yo, ya me veo viviendo entre cuatro viejas y rezando hasta pa cagar. Mañana mismo llamo al ministro de Dios y le digo que o me ponen una vivienda digna o me cisco en sus muertos y me voy de allí cagando hostias.
Bueno les dije que no se preocuparan que yo sabía arreglármelas solito. Al día siguiente hice lo propio y me dijo el muy perro del colega supremo que ni de broma, que tenía que esperar unos 18 meses porque no había dinero para obras de ese estilo, y como todavía no existía el Ikea, me tendría que poner en plan pepe gotera y arreglar y amueblar la casa con mi dinero. Y qué puto dinero??? Si era mi primer curre¡¡¡. Le dije que me iba y el muy cabrón me dijo que si lo hacía no volvería oficiar misa en lo que me quedaba de vida. Así que le deseé que se colase con su mierda por el retrete de oro que tenía en su palacete, y colgué.
Después de mucho meditar, pensé que si yo elegía dónde me iba a quedar igual no era tan mala idea la de alojarme por cierto tiempo en casa de una mojigata. Así que me fuí al tajo, entré en la iglesia que no estaba muy chunga para aquella época y allí estaban todas, (y el tonto del pueblo, claro), y me dispuse a ofrecer la omilía.
Les dije lo que esperaban oir, y al finalizar me preguntaron que qué iba a hacer. Les dije que no había guita pa obras y que pudiese ser que me fuese una temporada a sus casas. Ya se pusieron tontas y se alegraron, se volvieron a pelear, en fin, les dije lo de que aquello era la casa de Dios, por los modales, y que si no les molestaría que fuese a ver sus casas para elegir yo mismo, (no es por ná), mi destino.
Así que el día siguiente lo dediqué por completo a visitar sus casas, y en una de ellas hayé algo que me gustó mucho, además de ofrecerme de todo como las demás, esta era de una mujer de campo sin letras y bastante ignorante la pobre, viuda de unos 40 años y con una hija de 8 añitos. Ésta era la propia, no esperaba que me diesen mucho la paliza pues su relativa juventud parecía garantía.
Así que las reuní a todas y les dije que por la proximidad a la iglesia, había decidido elegir la de "Pura", una se enfadó porque dijo que la suya estaba tan cerca, pero yo le dije que además ésta me ofrecía una habitación con vistas directas a la iglesia, y se tuvo que joder.
Allí me instalé y me acomodé de verdad, Pura era muy servicial y diría que obediente y sumisa, lástima que era gorda y fea, además no me molestaba nunca porque yo así se lo hice saber y porque se pasaba el día trabajando en el campo.
La que era mucho más bonita y tremendamente sumisilla era "Purita", su hija, además su madre me había encomendado la misión de educarla porque habían cerrado el colegio hacía varios años y los otros 3 niños del pueblo ya habían dejado de ir al cole, y por ello no quería mandarla sola a estudiar lejos.
Si algo bueno tiene ser sacerdote, es el respeto, más bien diría temor, que tienen los demás mortales hacia tu persona y que realmente se creen que obras en consonancia con los dictados directos de Dios. Aquí con la religión católica y en China con la Mahoísta, en todos lados¡¡¡. Pero de eso ya se han encargado otros durante más de 6.000 años.
Bien, al principio todo fue normal, yo daba misa y preparaba los ejercicios espirituales del oficio, Doña Pura se levantaba muy temprano para dejarnos hecho el desayuno a su hija y a mí y no volvía hasta el mediodía de sus labores campesinas. Después nos hacía la comida con la ayuda de su hija, fregaba y volvía al campo hasta las 8 de la tarde. Hacía la cena y descansaba rezando el rosario y de vez en cuando oyendo algún serial de radio o leyendo revistas del corazón que era su pasión secreta, y lloraba de emoción cuando una folclórica se casaba con un torero... Así era la monótona y tediosa vida de Doña Pura todos los días salvo los Domingos donde preparaba la llegada de misa con devoción, y algún otro día que rezaba por su difunto marido en el pequeño cementerio anexo a mi "oficina".
La de Purita no era mucho más alegre, pues después de desayunar iniciaba conmigo unas clases de catequesis y formación del espíritu católico, después barría y limpiaba la casa otro rato, y después volvía conmigo a formarse católicamente. Por la tarde le daba nociones de matemáticas y letras, y cuando volvía su madre limpiaba y acondicionaba el corral de animales que poseían. Dicho esto es de entender que para Purita, estar conmigo la hacía feliz porque la libraba de tener que trabajar con su madre en el campo.
Con el tiempo empecé a tener frecuentes fantasías con Puri pues en los meses de calor apenas vestía con una faldita corta a veces sin braguitas y como yo mismo la despertaba también la vestía pues nadie iba a pensar mal de un Cura, le ayudaba con sus trencitas, y cuando tocaba la bañaba intentando tocar suavemente todo lo que me apeteciese, además su inexperiencia la hacía tan apetitosa que llegaba a tener innumerables erecciones con mis posibilidades. También procuraba mear varias veces delante de ella para que viese mi polla flácida, e intentar que se diese cuenta del cambio si me llegaba a ver erecto.
El caso es que empecé a maquinar mi historia, y fuí cada vez más duro a la hora de ejercer mi dominio con ella pero siempre demostrándole que mis actos y palabras eran producto de Dios, al que más pintaba como un demonio que la castigaría siempre si no hacía lo que esperaba que hiciera, y repitiéndole hasta la saciedad que Dios está en todas partes y lo ve y lo sabe todo.
Por aquel entonces, Purita estaba ya en edad de recibir el santo sacramento de la Comunión. Evidentemente le expliqué muy bien que aquel pedazo de pan blanco era el Cuerpo de Cristo, y que el vino era su sangre, y que las personas buenas lo tomaban para expiar sus pecados, pecados que aunque sólo fueran de pensamiento, lo eran al fin y al cabo. Además todos éramos pecadores por la herencia de Adán y Eva, (bueno ya saben el rollo, no?), por lo cual siempre deberíamos comulgar para librarnos parcialmente de esos pecados.
Bueno la ñiña tuvo su comunión, con un banquete y su respectiva fiesta. Yo le hice saber que desde ese momento siempre que tuviese cualquier pensamiento debería comunicármelo, y yo le daría la comunión y el perdón de Dios le vendría dado por mí.
Mis cursos de cine en el convento dieron su fruto. Preparé una película en 8 milímetros donde grabando unas imágenes de la representación de Dios en una sábana en movimiento, desenfocando con fuerte iluminación y niebla, y con algún que otro truco de efectos especiales caseros, hice mi montaje particular donde me hacía pasar por Dios. Distorsionando la voz grabé también el mensaje que quería transmitirle, y una tarde que tuvo que acompañar a su madre, puse un proyector de 8 m. casero encima de su armario de forma que enfocase directamente a la pared que daba enfrente a su cama, la cual estaba pintada de blanco y hacía como pantalla. Instalé asimismo dos pequeños altavoces ocultos tras dos jarrones que distorsionaban más la voz en eco de la habitación, y comprobé que todo funcionase bien.
Al día siguiente le dije que había estado hablando con Dios, y me había dicho que quería hablar directamente con ella, pues tenía algo muy importante que decirle. Esperé dos días eternos a que hiciese buen tiempo para que su madre su fuese a trabajar, y asegurarme de que no vendría por allí a fastidiarme el asunto.
Esa mañana su madre se fue muy temprano, y rápidamente fuí a la habitación de Puri para asegurarme de que aún dormía y que yo iba a despertarla con mi superproducción. Las persianas estaban cerradas y la oscuridad era casi absoluta. Perfecto. Preparé el encendido y comenzó la Función¡¡¡.
La imagen se refeljó y una voz suave comenzó a despertar dulcemente a Purita:
- Hola querida Purita, no temas ni te asustes porque soy Dios. Sí, el mismo Dios que te vió nacer y el que ha seguido tus pasos desde que naciste.
- Yo quise que te llamases Purificación, como tu madre porque sabía que ibas a ser tan puRa como el agua de un manatial, por eso te he elegido para que puedas hablar conmigo como sólo lo pueden hacer algunos Sacerdotes de Buen Corazón como el Padre Tomé (ese soy yo evidentemente) , para que confíes plenamente en mí como lo has hecho hasta ahora, y además para que puedas comunicarte conmigo por medio del Padre Tomé.
- Debes saber que a partir de ahora podrás tomar la comunión de la Santa Ostia y el Santo Vino directamente de mi mano. Además que cada vez que comulgues me harás muy feliz y así estaré premiando tu comportamiento en la tierra.
- Por ello he dispuesto que sea la persona que más te quiere, después de tu madre, la que te aporte la comunión, ya que yo no puedo estar ahí en la tierra pues he de atender muchas almas que tengo en el cielo, y también preparar a las que vengan cada día, así como vigilar desde lo más alto quién es el que se comporta como buen cristiano y quien no.
- Así que cada vez que crea que te mereces la comunión yo llamaré al Padre Tomé, y le indicaré que se acerque a tí para que tú puedas tomar mi perdón. Para ello he dispuesto que sea su miembro más delicado el que te ofrezca mi elixir. Ahí en la tierra le llaman Polla, pero para tí será mi Cáliz.
- También he decidido que la Ostia y el Vino se mezclen en una sola crema con aspecto de lechita. Debes saber que a tí te brindaré vino blanco y ostia sagrada mezclada por mí con todo mi amor, por eso no debes reparar en si el sabor es un poco salado como el Pescado o un poco amargo como el Pomelo o la Lima, pues sólo se trata de mi comunión. Tendrás que aprender a meter mi Cáliz en la boca y a chuparlo como si fuese lo más importante de tu vida, y según note tus ganas por conseguir mi regalo, antes y más cantidad de perdón te daré.
- Asimismo deberás tragarte toda mi crema con gran devoción y disfrutando de cada gota de mi elixir, pues estarás probando Mi Sabor Celestial. Por ello cada vez que el Padre Tomé te diga que debes comulgar, tú acepatarás de buena gana y harás lo que él te diga sin pensar nada más que así es como yo lo he dispuesto. Si te dice que debes tomar tu comunión desnuda no lo cuestiones y nunca te niegues a lo que él te pida, pues yo seré el que le diga cómo debes recibir tu perdón.
- No olvides que no debes ser descarada y pedirle la comunión siempre que te apetezca y mucho menos delante de otras personas, si abusas de mi confianza yo retiraré la tuya, y no serás seleccionada para venir al cielo conmigo.
- Por último te impongo como la gran prueba de tu fé hacia mí, que jamás le digas a nadie lo que tú haces con el padre Tomé, pues sólo entro en contacto con las buenas personas como tú, y las demás deben pasar antes otras pruebas. No olvides que no se lo puedes decir a nadie, ni siquiera a tu madre o a tus amiguitas, esta facultad que te otorgo a partir de hoy debe ser un secreto entre tú, el Padre Tomé y Yo, el sumo creador de todas las cosas.
- ¿Has entendido bien todo?
(Ella asombradísima y babeando dijo que sí con grandes balbuceos).
- Sí, ssssi, ssssíii, gracias Mi Señor. Gracias a Don Tomé siempre he sido tu servicial y entregada esclava para lo que Mi Señor tenga a bien, siempre me portaré bien y haré todo lo que me diga el Padre Tomé. Gracias, gracias, graciassss mi Señor... Pido humildes disculpas por encontrarme algo dormida, pero he entendido todo lo que debo y no debo hacer, gracias Dios mío, soy la niña más feliz de la tierra....Gracias...
- Bien, si tienes alguna pregunta debes hacérsela sólo al Padre Tomé, a nadie más. Yo tengo que marcharme a atender a las almas que sufren, y recuerda que te quiero y confío plenamente en tí, no me defraudes. Adios Purita.
- Adiós mi Señor. Gracias. Pierda cuidado mi Señor que haré encantada lo que se me pide... Gracias por elegirme a mí, graciasss... qué suerte tengo Dios mío, qué felicidad, Gracias Dios mío, Gracias, gracias...
En ese momento Purita estaba entre llorando y riendo de la emoción, tapándose por veces impetuosa la carita con su sábana e intentando aguantarse las ganas que tenía de saltar en la cama, yo la vigilaba por una rendija de la puerta trasera, y no podía creer que mi plan diese tan buen resultado. En ese momento, apagué el proyector y me arrodillé a rezar ante la imagen de mi habitación.
Al poquito llamaron a mi puerta con desesperación, no dije nada.
- Padre Tomé, Padre Tomé............. ¿da Utd su permiso?............... es muy importante, Padre, Padre......
Purita excitadísima abrió un poco la puerta y me vió rezando, momento que sabía no debía molestarme, pero la pasión le pudo.
- Disculpe Padre.
Yo la miré, y le dije, - Purita, no sabes que no debes entrar nunca en mi habitación sin que yo te autorice y mucho menos cuando estoy rezando a nuestro Señor. Estaba hablando con Dios y me has molestado, debo castigarte, (simulé un enfado).
- Perdón Padre, pero es muy importante lo que debo decirle, es lo más importante de mi vida...
- No tienes disculpa, Dios quiere que sepas siempre saber esperar tu turno, salvo ante una enfermedad grave, y a mí me parece que tú estás muy sana...
- Lo estoy Padre pero.... pero.... es que no me va a creer, peroooo he visto a Dios y me ha hablado a mí...
-Ya lo se Purita, precisamente cuando me interrumpiste estaba hablando con nuestro Señor y me estaba contando lo que te dijo, pero ¡¡¡debes aprender a esperar y a no desesperar¡¡¡.
Purita se quedó trabada, no creía que fuese verdad que yo también supiese lo que le contó el supuesto Dios.
- Peroooo, peroooo, ........ también le dijo lo de.....
- Sí lo de tu comunión especial con Dios, y en la que yo debo intermediar con mi atributo más delicado para que tú puedas beber directamente la Santa Crema de Dios.
Purita abrió mucho la boca, y al momento se la tapó con dulzura y sonrió, y dijo: entonces es verdad, Dios mío, gracias. Yo le dije que viniese a mí y le dí un abrazo arropándola con mi cuerpo sudoroso y tridimensional, (jé...).
Sabía que no habría nadie en casa por lo menos en 5 horas, así que le dije que hoy por ser el primer día podría aprender a comulgar durante toda la mañana.
Así que me dispuse a prepararla según mis planes. Le dije que debería estar desnuda para llegar mejor a Dios, y que mientras yo me iría preparando.
Ella se quitó ese camisoncito que tantas veces había utilizado para masturbarme. También las Braguitas de algodón que tanto me fascinaban. Por mi parte me desnudé hasta llegar a mi ropa interior. Entonces le dije que viniese y se sentase conmigo en la cama.
- Purita, ¿tú nunca has visto a un hombre desnudo verdad?
- No, nunca Padre....
- Bien pues hoy es día. Debes saber que no todos los hombres somos iguales, sin embargo ahora mi misión es la de ofrecerte lo que Dios quiere, así que no te asustes, ni lo veas como algo pecaminoso porque Dios así lo ha querido.
- De acuerdo Padre...
Entonces me quité el calzón y apareció mi polla dura como una piedra. Ella miraba con asombro a la vez que con ganas de probar aquello. Bien es verdad que no tengo una polla grande, de hecho totalmente erecta mide 9 centímetros y medio desde su base, pero ella sólo la había visto a la mitad y sin estar así de dura. Entonces le dije:
- Quieres tocarla, lo se, hazlo sin miedo.
- ¿En verdad puedo padre?
- Claro, que no te de miedo.
Ella empezó a tocarla y su manita apenas podía abarcarla toda. Entonces le expliqué cómo tenía que hacer, y enseguida comenzó un lento movimiento con su manita arriba y abajo, buf, tenía las venas a punto de estallar¡¡¡.
Entonces le dije que al ser la primera vez, Dios quería que lo hiciese así, con su mano, para que viese cómo era la comunión que a partir de ese día ella debía tomar directamente en su boquita, y que cuando Dios estuviese contento comenzaría a echar crema por mi polla y ella la recogería en su mano para poder tomarla después.
Ella asintió y no perdió detalle, abría mucho los ojos y se limitaba a cambiar de mano para seguir con mi suave paja. En ese momento, le dije que Dios a veces le gustaba tocar el cuerpo de la niña para así unirse más a ella, y comencé a tocar sus hombros, sus bracitos, sus pezoncitos, y le dije que abriese un poquito las piernas para tocarle su cosita, y así empecé a meter un poquito la falange en su coñito sin vello, ummm qué rico¡. Seguí un poco más y la hice voltear para tocarle las nalguitas y metí suavemente mi mano entre ellas, me chupé un dedito y comencé a metérselo por el culito mientras ella seguía mirándome y pajeándome.
Después comencé a tocarle la boquita y a pasar mi mano por su rostro, a sobarle los labios, la nariz, los ojitos, yo tocaba un poco mi polla y le volvía a pasar mi mano caliente, sudorosa y con olor a mi polla por la cara.
Al poco rato le dije que Dios estaba contento y que quería darle su comunión y que para eso pusiese sus manitas juntas que yo le iba a echar la crema para que después la chupase toda.
Así fué, me contorsioné un poco y me corrí como pocas veces llenándole de mi leche sus manitas. Ella abría mucho sus ojos y su boca, alucinando con el cuadro y eso sí, parecía estar tan feliz como nunca.
Después de la gran corrida quedé exháusto y entonces le dije que ya podía tomar su comunión. Ella primero sacó un poco su lengua y la probó, puso una cara un poco extraña y dijo que estaba calentita, y al instante comenzó a chupar y a lamer toda la leche que tenía, la iba tragando a poquitos y disfrutaba como una loca, a mi me costaba creer que le gustase tanto.
Cuando hubo terminado de lamer toda la leche de sus manos me dijo:
Gracias padre Tomé, Gracias Dios, me siento tan bien... mi nueva comunión sabe como a Pomelo y Manzana y huele como los árboles de las Mimosas en primavera, qué rico¡¡¡ Gracias de nuevo Dios, seré una niña muy buena, lo prometo... Soy la niña más afortunada de la tierra, es increíble, he comulgado directamente de nuestro Señor....
Muy bien Purita, ahora abre la boquita y chúpame el dedito que tiene un poquito de leche. Ummm lo haces muy bien. Espera que todavía queda más. (limpié la leche que quedaba en mi polla con mis dedos). -Ahora termínala toda. Ummm ves que rica, chupa un poco más el dedo, ummm qué rico verdad mi niña. -Sabes Puri, has hecho muy feliz a Díos y a mi también. Ahora tienes la auténtica gracia de Díos.
Me siento tan feliz Padre, que nada en el mundo me puede poner triste. A partir de hoy comulgaré todas las veces que Díos así lo desee con muchas más ganas todavía que antes.
Si mi niña, pero a partir de hoy podrás tomar tu comunión directamente de la mano de Díos que quiso ponerla en mi atributo más secreto...
Continuará...