El relato que a continuación cuento a pesar de ser tachado por la sociedad, a mi la verdad es que me encantó, y lo volvería a repetir si se diera la oportunidad.
Sucede que poco tiempo después de casarme, mi mujer quedó embarazada, y durante el parto desgraciadamente falleció, y fue todo un reto para mi poder salir a delatante siendo padre soltero, con todo lo que implica esto.
Con el paso del tiempo mi hija fue creciendo, y fue agarrando una muy bonita figura, ya que desde pequeña le gusto el baile, y sobre todo practicar el basket-ball, incluso es jugadora de la selección de su escuela secundaria.
Mi hija mide aproximadamente 1.60, y para ese entonces tenía 15 años recién cumplidos, con unas piernas torneadas magníficas, unos glúteos grandes, redondos y muy firmes, una cintura estrecha, y unos pechos que apenas empezaban a crecer, eran algo pequeños, pero hermosos en verdad, como siempre estuve solo como hombre, en ocasiones llegué a meter amigas a mi casa a hacer el amor, pero no me atreví a casarme con ninguna, así que mi hija lo tenía todo, estaba muy consentida, y cuando cumplió sus 15 años le ofrecí de regalo, o bien su fiesta, su misa, etc, o un viaje ha Cancún, México, y ella optó por el viaje, ya que tenía muchas ganas de ir a el mar.
Nos tuvimos que esperar dos meses desde su cumpleaños para poder ir debido a mi trabajo, pero cuando llegamos a el Hotel, todo cambió en mi vida. Yo me recosté a descansar en la cama, mientras ella se metió a bañar, y unos minutos después me gritó:
-Papá no dejaron toallas, llama y pide unas no?- y yo llamé, y de inmediato las llevaron a el cuarto, y le avisé a mi hija, y me dijo: -Pásame una no papá, y entreabrió la puerta, asomando solo la cabeza, y yo se la pasé, pero sin querer vi el reflejo del espejo del baño, y pude apreciar el hermoso culo mojado de mi hija, lo cual me provocó una enorme erección, ella cerró la puerta, y yo me sentí mal por haberme excitado.
Ella se cambió y salió, y nos salimos a pasear y a cenar, en la noche, después de tomar un barco que nos llevó a Isla Mujeres, nos sentíamos agotados, y nos fuimos al Hotel, al acostarnos, tuvimos que hacerlo en la misma cama, ya que para economizar reservamos una habitación con solo una cama matrimonial, ella se cambió, y se puso un shortsito de lykra que parecía pantaleta, y una playerita sin bressiere debajo y yo solo con un boxer, nos dispusimos a dormir, pero durante el transcurso de la noche, el olor de su perfume, y los continuos roces de sus nalgas con mi pene, me excitaron, y yo empecé a tallarme contra su culito, era hermoso sentir la hendidura de sus nalgas con mi glande, me saqué la verga, y se la restregué, hasta que se la metí poco a poco entre sus piernas y con un suave vaivén, no tardé en venirme, me levanté de la cama con cuidado, y fui a el baño a limpiarme los restos de semen, e hice lo mismo con sus piernas, pero el short se humedeció, y cuando trataba de dormirme, escuché sollozos, era mi hija, se tragaba su llanto, estaba llorando, me sentí muy mal, pero me calmé, y me dormí.
Al día siguiente, mi hija actuaba normal, solo que muy seria, no me hablaba, solo contestaba mis preguntas, pero no iniciaba una plática, y al llegar la hora de dormir, ella me dijo:
-No quiero dormir contigo, y yo pregunté que por qué, a lo que me contestó, llorando -¿porqué me hiciste eso papá?- y yo me hice el desentendido, pero el verla llorar, y temblar me excito, y la quise besar, pero forcejeaba, y pataleaba, la tiré en la cama, le rompí la blusa, y como pude le bajé las panties, le separé las piernas de un jalón, y se la dejé ir toda, ella sangró de inmediato, y pegó un grito enorme, y yo como loco le mordisqueaba sus pechitos y le apretaba sus nalgas, cerca de venirme, ella lloraba y me pedía que parara, que la lastimaba, pero la puse boca abajo, y le separé las nalgas y le quería meter la verga de un solo golpe, pero se resbalaba, hacia arriba, por lo pequeño de su ano, y me lastimaba yo mismo, pero le puse la cabeza justo a la entrada, y poco a poco metía la cabeza, mi hija ya no forcejeaba, estaba exhausta, y cuando tuve la cabeza dentro, le dejé ir todo el tronco de un solo golpe, ella gritó, y me suplico que no le hiciera más daño, pero me recoste sobre ella queriendo meter toso hasta donde cupiera, sentía como si estuviera en la gloria, era muy caliente, apretado y espeso ahí adentro, y me vine en su ano a chorretes, terminé, y le saqué la verga, vi su ano, rojo, y le salían chorros de semen mezclados con sangre, porque le rompí todo su esfínter, yo salí del cuarto, y me fui a la playa, regresé hasta el día siguiente, y ni yo ni mi hija dijimos ni una sola palabra, nos regresamos a la ciudad de Guadalajara, y con el paso de los meses, todo volvió casi a la normalidad aunque nunca ha vuelto a ser como era, mi hija no me habla, solo nos vemos a la hora de comer y de dormir, ella procura no estar en casa, pero lo cierto es que me muero de ganas de volver a cogerla.