... al llegar al cuarto de mi hermana cerré la puerta con llave. No escuchaba nada de lo que pudiese estar ocurriendo abajo en la estancia, y empecé a desear que se fueran pronto con todo lo que pudieran cargar y que nos dejaran tranquilas, no sé cuanto tiempo estuve allí, me pareció una eternidad, cuando recapacité y me dije:
Estúpida, ellos saben que te encuentras en la casa, y si no te ven imaginarán que estás arriba, y vendrán a buscarte, abrirán de golpe la habitación y te encontrarán con tu hermana.
Al pensar en ello el miedo me invadió más, sólo de pensar que pudieran hacerle algo a ella me muero, así que silenciosamente la desperté y le dije que alguien se había metido a la casa a robar, que había escuchado como alguien entraba y que no eran nuestros padres, claro estaba que no le había dicho toda la verdad, pero qué podía hacer, ella no podría comprender todo, así que le supliqué que se escondiera en su closet, detrás de todas sus muñecas y peluches, que le cerraría la puerta y que se quedara quieta y en silencio, que cuando todo pasara vendría por ella y que no se asustara, obviamente la pregunta de ella no se hizo esperar, con voz frágil y llorona me cuestionó sobre lo que haría, así que le dije que yo me escondería en mi habitación con el fin de calmarla un poco, que no se preocupara, y se quedó allí, sin decir nada más.
De inmediato me dirigí a las escaleras para ver si podía escuchar algo, lo que fuera que me diera a entender que ya se habían ido o qué se yo, pero no podía percibir ningún sonido que no fuera el de mi respiración agitada por el miedo, así que traté de calmarme un poco, y cuando logré estás más tranquila, y por desgracia, alcancé a oír sus voces, expresando en voz baja, casi imperceptible, cosas como "ya la hicimos, con esto saldremos de pobres por un tiempo" y cosas de ese tipo, y pensé que efectivamente sólo estaban ahí para robar e imaginé que tanto mi hermana como yo estaríamos a salvo, pero un escalofrío recorrió entero mi cuerpo, escuché ahora que el tipo delgado le preguntó al otro que era enorme sobre mi, le dijo:
Y la sabrosa en donde se habrá metido, hay que buscarla no vaya a ser que se dé cuenta de que no nos fuimos y llame a la policía, y entonces si nos jode.
Tranquilo respondió el otro nada va a pasar, seguramente se fue a dormir, si no hacemos ruido todo sale bien, y en todo caso ya casi terminamos, así que antes de irnos subimos para asegurarnos de que se haya quedado dormida y listo.
No. No podemos dejar las cosas así, recuerda que ella nos vio, tenemos que hacer algo.
Espérate, sí nos vio, pero también se dio cuenta de que nos fuimos, así que puede pensarse cualquier cosa menos que nosotros hayamos sido quienes entramos, además si cuando nos vayamos ella está durmiendo jamás se enterará de lo que pasó hasta que sus papá regresen, no entiendo por qué quieres complicar las cosas.
Uy, galán, se me hace que te gustó la morrita verdad, y no te culpo, está rebuena la desdichada.
Cállate ya y ponte a trabajar, ya sólo falta la tele, así que mientras tu terminas voy a subir a asegurarme de que esté dormida.
Oye, ¿y lo de arriba qué?
¿Qué tiene?
¿No nos vamos a llevar algo?
No seas estúpido, si ya no podemos cargar más.
En ese momento en que había estado escuchando la conversación que sostenían, me di cuenta de que el tipo se dirigía hacia las escaleras, así que pensé que sería buena idea hacer lo que habían dicho y me fui a mi habitación, al fin y al cabo mi recámara está antes y lo bastante retirada de la de mi hermana, además de que en la puerta tenía un letrero con mi nombre "Vane", así que no cabia la posibilidad de que llegara hasta allá, sería fácil dar conmigo, y así como estaba vestida, me recosté en mi cama y me hice la dormida. Segundos después escuché cómo alguien entraba y se acercaba a mi lo suficiente como para percibir su olor a sudor, pero me quedé inmóvil, sintiendo la mirada de ese hombre sobre mi, tomó el teléfono de mi mesa de noche y marcó el botón de última marcación; "gracias al cielo que mi cerebro se cerró y no se me ocurrió llamar a la policía, pues de haberlo hecho seguramente se daría cuenta y me golpearía hasta matarme" pensé en esos instantes; entonces el hombre colgó y salió de mi habitación, yo estaba temblando, ahí, tendida en mi cama, inmóvil, y fue entonces que oí que el que había entrado a mi cuarto le decía al otro:
Qué haces allí imbécil, te dije que terminaras abajo para largarnos, Vanessa está dormida, no creo que haya llamado a la poli.
Está bien, pero espera, quiero llevarme algún recuerdo, qué te parece ese alhajero de plata.
"¿Alhajero de plata?", es el de mi hermana, ya está en el cuarto de mi hermana recapacité debo hacer algo para sacarlos de ahí, pero qué.
No tenía más remedio que enfrentarme a la realidad, tendría que dar la cara con el fin de sacarlos de ahí, y de ser posible de mi casa, aún si tenía que salir corriendo y amenazando con llamar a la policía desde un teléfono público para que me siguieran, ya no me importaba lo que me hicieran, pero a mi hermana nadie la iba a tocar. Así que respiré profundo, me tranquilicé, y salí como si no pasara nada, haciendo un poco de ruido para llamar su atención, y me dirigí a la planta baja, sin voltear a verlos, tal como si no me hubiese percatado de que estaban allí, a 5 metros de mi. Bajé despreocupadamente y con desgano, como cuando te acabas de despertar por la mañana y aún tienes sueño, hacía frío, y me dirigí a la cocina, me serví un vaso con leche, vi el reloj que está allí, eran ya las 10:00 pm, me senté en el antecomedor, y sabiendo que ellos seguramente estarían al pendiente de mis movimientos, ocultos y desconcertados, hablé en voz alta:
Demonios Vanessa, mira que quedarte dormida esperando a que regresaran tus papás, te hubieras largado, pero ya no tiene caso, mejor termínate tu leche y regresa a la cama.
Empecé a beber el líquido mientras pensaba "espero que decidan irse ya mientras me termino la leche, creo que con esto creerán que ni por enterada de lo que ocurría, además, mis padres no tardarán en llegar", así que dejé el vaso y lentamente, casi bostezando, caminé hasta las escaleras, subí muy despacio para hacer tiempo a que se fueran en silencio, a fin de cuentas desde las escaleras no se ve la sala y tendrían todo el tiempo para marcharse de una buena vez. Cuando llegué arriba me detuve para escuchar cuando se fueran, tenía que dar resultado, pero mi sorpresa fue mayor cuando oí que el hombre pequeño le decía al otro:
¿A dónde vas?, yo no me voy sin mi recuerdito.
¿Sigues con eso?, está bien, lo tomamos y nos largamos.
El temor me invadió de nuevo al saber que no tardarían en subir para llevarse el alhajero de plata de mi hermana, pues aunque le había dicho que no saliera sino hasta cuando yo fuera por ella, sabía que si volvía a escuchar a alguien desconocido en su recamara empezaría a llorar y se delataría, y no sé qué pasaría en ese momento, así que me dirigí a su recámara cuando de pronto sonó el teléfono y yo me exalté, pensé en lo malo que podría ser en ese momento que el teléfono timbrara, porque mi hermana podría pensar que ya todo estaba bien y salir para contestar, como ha sido su costumbre pues le gusta hacerlo, pero también podría ser bueno, una oportunidad para decir lo que pasaba a quien fuera que estuviera del otro lado de la línea y mandaran a alguien, así me metí a mi recamara y contesté:
¿Diga?
¡Hola hija!
Papito, que bueno que llamas...
No podía ser peor la situación, pues estaba a punto de decirle a mi papá lo que pasaba cuando escuché como levantaban otra extensión y me alarme, de inmediato pensé que eran ellos que escucharían mi confesión y el miedo asomó de nuevo, así que tuve que pensar rápido.
Perdónanos mi amor, sabemos lo importante que era para ti esta noche, pero tardaremos más en llegar a casa, tal vez un par de horas, pues el bus se descompuso cuando se dirigía para acá y tenemos que esperar a otro que ya han mandado en sustitución.
"Qué hago, Dios, ayúdame"
No te preocupes ya, estaba a punto de acostarme.
¿Y tu ...
Shhhhh, todo en orden, y ya no quiero hablar más, sigo un poco molesta por el asunto, pero ya olvidémonos, nos vemos por la mañana, quiero dormir ahora.
Está bien hija, que descanses y perdón de nuevo.
Colgué. "Ojalá con esto en verdad crean que no estoy enterada de que están aquí y sirva también para que ya no suban al saberme despierta" pensaba, así que salí de mi habitación para posarme de nuevo a la orilla de la escalera, tras la baranda, y escuchar, cuando:
Ahora si vámonos, ya no subiremos por tu "recuerdito", ya se despertó y puede sorprendernos y no quiero problemas, así que ya está bien...
No, no está bien, esa perra miente, por qué no le comentó al don que alguien preguntó por él y los documentos, ¿no te acuerdas?, nos quiere ver la cara de estúpidos, seguramente se está haciendo pendeja y escuchó cuando descolgaste y no dijo nada, es más, puedo asegurarte que en este momento está llamando a la poli, mejor subimos y lo arreglamos de una vez.
Espérate animal, seguramente fue porque está adormilada y no lo recuerda... mira estúpido, hay línea, no está llamado a nadie.
¿Y si ya lo hizo?, No quiero que...
Ya deja esas bobadas y vámonos mientras podamos entonces.
¿Y tu crees que me voy a quedar tan tranquilo?
¿Y qué quieres hacer?
Ya sabes.
"Que estúpida fui, si me hubiera quedado en mi cuarto ellos hubieran tomado el alhajero y se hubieran marchado, pero ahora ya no hay arreglo, subirán y me golpearán hasta dejarme muerta". Escuché como se habría el closet de mi hermana, volteé y vi que ella salía de su cuarto, le hice la seña de que se callara, la tomé de la mano, la dirigí hasta mi habitación y la escondí debajo de mi cama, diciéndole que no volviera a salir, que había hombres malos y que podían lastimarnos, cuando oí que éstos decían:
¿Qué fue eso?
Te dije que esa perra nos iba a joder, vamos de una vez.
En ese momento supuse que ya iban subiendo las escaleras, pero qué podía hacer, si me encerraba con mi hermana en mi cuarto seguramente tirarían la puerta y nos harían daño, y no podía poner en peligro a mi pequeña hermana, y esconderme en otro lado sería muy tarde, me verían y confirmarían sus sospechas, así que resolví hacerles frente y me encaminé hacia las escaleras sin saber lo que hacía, pero noté que, a pesar del miedo horrible que tenía, me encontraba muy relajada, tal vez porque me había en esos momentos acostumbrado a su presencia, pero aun así no podía pensar qué decirles para convencerlos de que no sabía nada de su presencia hasta ese momento y hacerles ver que en verdad había creído que eran los mensajeros, y que estaba realmente sorprendida de verlos en la casa, tratar de que pensaran que no sabía la forma en la que entraron y también que no sabía nada del robo, aprovechando que, como dije, desde las escaleras no se ve la sala, y no sé, tal vez convencerlos de que se marcharan con la promesa de que regresaran al día siguiente pues mi padre aun no llegaba, así que dije:
¿Ustedes?, ¿qué hacen aquí?, ¿cómo entraron?, ¿ya llegó mi padre? dije con aire de asustada, agitada y sorprendida.
El hombre grande se le adelanto al pequeño a hablar.
Perdone usted señorita, lo que pasa es que regresamos para hablar con su padre y vimos que la puerta estaba entreabierta, y pensamos que tal vez algo ocurría, así que entramos para ver si todo estaba bien, pues supusimos que usted seguía sola.
Les hice creer que me había calmado con esas palabras.
Ah, vaya, que susto me dieron, pero por qué se quedaría la puerta abierta, tal vez fueron ustedes mismos cuando se marcharon hace rato, nadie más ha venido, pero de igual forma soy una torpe y mal educada por no haberlos acompañado hasta la salida y asegurarme de cerrarla.
No se preocupe, señorita Vanessa.
¿Así que recuerda usted mi nombre?
Por supuesto, cómo podría olvidarme si fue no hace mucho que me lo dijo.
Dudé en preguntarles su nombre, pues ahora además de conocer sus rostros sabría sus nombres, pero pensé que si he dado muestras de educación y no lo hacía, podrían sospechar, a fin de cuentas el asunto era que confiaran en mi para que se fueran tranquilos de que no sabía nada.
Y ustedes no me han dicho su nombre.
Ambos se quedaron callados y se miraron uno al otro.
Si, es verdad, que falta de cortesía la nuestra. Mi nombre es Roberto, y él es Nacho.
Supuse desde luego que no eran sus nombres reales, pero el primer paso ya se había dado, ahora sólo restaba hacer que se fueran.
Pues bueno, ahora que ya sé sus nombres podré decirle a mi padre que estuvieron por aquí, y como vieron que todo está bien y que él aun no regresa, por qué no regresan mañana por la mañana a verlo, tengo sueño y quiero regresar a la cama.
Estúpida que fui, deseaba tanto que se fueran que no recordé que tenían las cosas que habían saqueado en la sala, y cómo iba a ser posible que se marcharan sin eso, qué podía hacer, lógicamente al pensar en ello me puse sumamente nerviosa, cuando el tipo pequeño dijo:
Señorita, antes de irnos pudiera darnos algo de beber, tenemos comida que compramos hace rato en el auto pero olvidamos comprar bebidas, mire que hemos estado todo el día trabajando y ni siquiera hemos tenido tiempo.
Imaginé que lo había dicho con la finalidad de que entrara yo a la cocina y aprovecharan, al menos uno de ellos, para sacar las cosas y llevarlas al carro. Era la oportunidad perfecta.
Claro que si, permítanme.
Y me fui a la cocina a buscar un par de sodas. El sujeto pequeño me siguió y pensé que lo hacía para asegurarse de que no viera lo que su compañero haría, y era lógico, pero más lógico era que fuese él quien se quedara y el más grande y musculoso sacara las cosas. Tardé un poco en encontrarlas en la alacena pero lo hice y en mi búsqueda pude sentir como la mirada penetrante el tipo se posaba en mi y sentí algo extraño. En un momento regresó el tal Roberto con una bolsa en la mano, y dijo:
Vanessa, podría usted permitirnos tomar aquí nuestros alimentos, sabe, es que ...
Pensé que lo harían afuera interrumpí - pero creo que estará bien, no puedo permitir que coman en la calle cuando trabajan con mi padre, que descortés me vería y él se enfadaría si se enterara.
Muchas gracias.
Entonces permítanme servirles en un vaso y ponerles un poco de hielo, las sodas están al tiempo.
Mientras sacaba los vasos, pensaba que tal vez no fuera correcto lo que estaba haciendo, pero no podía dudar ahora que estaban a un emparedado de irse, ya lo que sucediera después sería otra cosa, lo que me interesaba era que se fueran para estar tranquila y que mi hermana saliera por fin de su escondite, la calmara y se durmiera; cuando abrí la nevera para extraer el hielo sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo, tal vez por el frío que emanaba del lugar, o tal vez porque volvía a sentir la mirada del tal nacho, de cualquier forma me di cuenta de que por ello mis pezones se pusieron duritos y paraditos, como si quisieran perforar la tela de mi vestido, "¡el vestido!, con todo esto no recordé que traigo este entallado vestido, ¡por Dios! les estoy dando la espalda y seguramente se están dando el espectáculo de su vida, mi tanga, se transparenta" me dije. Esa sensación de saberme observada me excitó mucho, tanto que comencé a sentir un calorcito en mi entrepierna, pero no podía darme el lujo de sentirme así, tenía que sacarlos de ahí cuanto antes, así que cerré la nevera y les llevé los vasos, frente a ellos me encontraba sirviendo sus sodas y pude ver como ambos me miraban los senos, y era lógico, tenía los pezones a reventar, pero ellos no se daban cuenta de que los miraba mientras lo hacían, y toda esa situación me ponía bastante húmeda. El fortachón habló:
Señorita Vanessa, si me permite decirlo es usted muy hermosa.
Gracias Roberto me sonrojé.
Veo que está usted muy arreglada, iba a salir a algún lado me dijo mientras daba un sorbo de soda.
Pues sí, saldría con mis amigas, pero ya no fue posible.
Que lastima, pero aun así esta usted muy bella como para salir con amigas, ¿a caso iba a ser una salida de conquistas?
Cómo dice usted eso...
Perdone mi atrevimiento, mi comentario estuvo fuera de lugar, le ruego me disculpe.
No se preocupe, no pasa nada.
Al terminar de comer, los hombres agradecieron y me entregaron los vasos, los tomé, junto con la basura, y me di media vuelta para llevarlos al lavatrastos y al cesto, creo que por la excitación que me invadía en esos momentos y de una forma natural, me alejé caminando muy sensualmente, parando tal vez un poco mi colita, los deposité y con descuido me incliné para abrir la portezuela donde se guarda el cesto y tirar la basura, lo que me imagino les debió haber dado una escena muy placentera al verme empinada. Di vuelta y observé que el tipo grande estaba de pie, mientras el otro sujeto seguía sentado, me acerqué a ellos para pedirles que ahora si se retiraran, y cuando miré al que estaba sentado, sorprendiéndome de lo que veía, pude darme cuenta de que tenía su verga parada, ya que se le notaba bastante por encima del pantalón, era de buen tamaño, y eso me excitó más aun pues nunca había visto algo así.
Continuará...