CAPITULO DIEZ
Amor compartido
Como pude me levanté y fui al baño, después de limpiarme lo que seguía saliendo de mi culito, me curé mi palpitante y adolorido culito con la crema, y me di cuenta que seguía totalmente abierto, como ya tenía experiencia en estos casos, me acosté y dejé que mi cuerpito se relaje, me quedé dormida. Cuando llegó Carlos por la noche me encontró durmiendo en su cama y después de despertarme, me preguntó que me pasaba, le conté que me dolía la herida de la operación y que había estado llorando de dolor toda la tarde.
Carlos llamó a Miguel y le contó lo que yo le había dicho y este le contestó que era normal, que me dé un calmante y que mañana me lleve á su consultorio por la tarde. Carlos me hizo comer algo en la cama, luego me dio un calmante y me dejó dormir, mientras él hacía sus cosas, cuando se acostó a mi lado yo ya dormía. Solo al día siguiente cuando me despertó para que me vaya al colegio, me pudo contar que lo habían ascendido en el Hospital y que a partir de ese día tendría mejor sueldo, que nos compraríamos una casa cerca á la casa de Miguel. El Bús del colegio paraba á una cuadra del edificio, y el caminar hasta ese lugar, lo sentí como si fuera un Kilómetro, me dolía todo mi cuerpito, en especial mi culito y mis piernitas, las clases fueron una tortura y la presencia de Brigitte una molestia, durante toda la mañana.
Por la tarde me llamó Carlos, para decirme que la mamá de Brigitte me pasaría a buscar para llevarme a su casa, para que Miguel me vea, Me volvió la tranquilidad, por una parte y por otra, me entró una ansiedad muy grande, ya que no sabía como iba á actuar cuando vea á Miguel delante de su familia. A las cuatro de la tarde estuvieron a buscarme Brigitte y Sandra en su auto, me llevaron a su casa. Yo me había vestido con una falda escocesa en tonos azules y que me tapaban las rodillas y una camisa blanca de seda y mangas largas con botones forrados blancos, medias azules de algodón y zapatos cerrados negros, en el espejo me vi como una niña seria y como de once ú doce años. Las dos estaban alegres y pronto me contagiaron su alegría, estuvimos riendo en todo el trayecto hasta su casa. Como Miguel estaba con pacientes, me dijeron que juegue con Brigitte mientras esperábamos que Miguel se desocupe.
Estaba jugando en el espacioso Living, con Brigitte á las muñecas cuando apareció Miguel, nos saludó con un sonoro beso a las dos y luego se fue a la cocina, a tomar un café, mientras me decía que en un momento iríamos a su consultorio. Al rato regresó con su esposa y me dijo que lo siga, mientras Sandra se llevó a Brigitte, diciendo que era hora de su baño. Miguel me tomó de la mano y lo seguí andando con un poco de dificultad todavía. Cuando estuvimos dentro de su consultorio cerró la puerta con llave, por si a su esposa se le ocurría venir mientras me estaba revisando. Miguel me pidió que me saque el calzón y que me acueste de barriguita sobre su camilla, Miguel se acercó a mi y me ayudó, mientras me sacaba el calzón y lo dejaba sobre una silla, luego me ayudó a subir a la camilla y me tendí sobre ella de barriga. Miguel me subió la falda hasta la espalda, me abrió primero las piernitas y luego las nalguitas, mientras me preguntaba como había dormido, le contesté que bien, pero que estaba muy dolorida de mi culito y que si mi padre me veía mi culito no sabría que decirle. Miguel me puso una crema en mi culito y luego me colocó una inyección, me dijo que me levante, que me ponga el calzón y me siente en el sillón de visitas, mientras él desatrancaba la puerta por si venía su esposa, se sentó al frente mío, tras su escritorio y me dijo que mi culito estaba bien, que solo tenía una pequeña herida en mi esfínter, que ya estaba totalmente cerrada, pero que sería mejor que no hiciera el amor por hay por unos tres días más para que cicatrice mejor y más rápido, me encontraba un poco avergonzada y bajaba la vista, hasta que Miguel me preguntó si me había gustado hacer el amor con él.
Si, pero el pene de papá es más delgado que el tuyo Miguel, el de él es más largo, pero mucho más delgado que el tuyo. Le respondí levantando la vista y mirando su rostro. Miguel se sonrió y me contó que su esposa lo aguantaba á duras penas por su vagina, cuando se casaron, y que nunca había dejado que se la meta por el culo, me dijo también, que después del nacimiento de Brigitte, la vagina de su esposa se había ensanchado bastante, y que ya la aceptaba bien, pero que su culo no dejaba que se lo toque nunca, que él siempre había soñado poder hacerlo alguna vez por ese lugar. Me preguntó a que edad lo había hecho por primera vez con mi padre y si lo había hecho con otra persona aparte de ellos dos. Le respondí con la verdad, le dije que mi padre me había desvirgado á mis 7 años, y que solo lo hacía únicamente con mi papá, que fui yo quien se lo pidió, porque me quería sentir más mujer y que como amaba mucho á mi padre dejaba que él me lo siga haciendo desde esa primera vez, porque a mi también me gustaba mucho entregarle mi culito, le dije también, que me había dejado culear con él, porque también lo quería mucho y porque siempre había querido conocer otro pene a parte del de mi padre. Miguel me pidió que no lo cuente a nadie y que no lo haga con otras personas, por el peligro de las enfermedades y que él y mi padre me podían dar todo el sexo que yo pudiera necesitar, y que cuando yo quisiera él estaba dispuesto para mi, me preguntó si no estaba arrepentida de haberlo hecho con él y si quería que me siga culeando. Le respondí que si, que él me gustaba mucho y que cuando esté sana, dejaría que me vuelva á culear las veces que él quisiera y que una vez que mi culito se adaptara á su pene, yo creía que él podría ser feliz conmigo. Miguel me dijo que si no fuera que su esposa podía entrar en cualquier momento, en ese instante me volvería a coger, nos reímos de su ocurrencia y luego de que me senté en su falda por un momento, en que nos dimos un beso de lengua, me acompañó de la mano hasta su casa. Su esposa me llevó hasta el Departamento en su auto junto con Brigitte, por el camino le conté lo que me había dicho Carlos y la señora prometió que nos ayudaría a conseguir una casa cerca á la de ellos.
Carlos se cuidó de no encularme por casi una semana, por la receta y por lo que habló con Miguel. Cuando ya estuve bien, dejé que me encule como siempre, y pude comparar la diferencia que había entre los dos penes, me di cuenta que el pene de Carlos me daba placer infinito sin causarme mucho dolor, ya que mi culito estaba bien adaptado a su tamaño y grosor. De la herida que me causó el penesote de Miguel, ya no quedaba ni la cicatriz. Recompensé a Carlos con una cogida de antología, ya que me lo cogí con fuerza, montado sobre él y lo hice terminar dos veces dentro de mi blando culito. Con Carlos lo volvimos á hacer tres a cuatro veces por semana, y con Miguel no tuve oportunidad, hasta casi dos meses después, en que un día de semana que Carlos estaba de turno por la tarde y me encontraba de visita, en casa de Miguel. Estabamos conversando en la cocina, cuando sonó el teléfono y era para la esposa de Miguel, después de colgar, Sandra nos dijo que tenía que salir á ver á una parienta, que había llegado de un viaje muy largo y Brigitte quiso ir con ella, yo no quise acompañarlas ya que tenía que hacer tareas, Miguel dijo que me podría dejar en mi casa, cuando termine de atender a sus pacientes, de paso en el auto cuando le toque ir a buscarlas. Todas aceptamos de buen grado y más yo, que después de casi dos meses, me volvería á quedar sola con mi otro amor. Las acompañé hasta la calle y esperé que suban al Taxi, mientras Miguel después de despedirse, se fue a su consultorio a trabajar.
Después que se fueron entré a la casa y no me podía concentrar en mi tarea, mi pensamiento estaba en Miguel que estaba tan cerca, yo estaba con un vestido de tela fina de color crema con flores de colores vivos, que me llegaba más abajo de la rodilla, regalo de Sandra la mamá de Brigitte, unos calzones de algodón blanco, medias blancas y mis zapatos blancos de vestir, mi pelo me llegaba ya, más abajo de la mitad de mi espalda, estaba bien lacio y era de color castaño claro y muy brillante, gracias al tratamiento que realizaba por indicaciones de Sandra, en el frente lo tenía cortado en forma de cerquillo casi a la altura de mis cejas, había engordado un poco más y ya estaba cerca á cumplir 11 años, estaba más bonita según Carlos, y todos en casa de Miguel, mi pelo siempre lo tenía bien cepillado y agarrado con una bincha, estaba pensando en que dejaría de estudiar, me levantaría é iría al consultorio de Miguel.
Cuando la puerta de ingreso se abrió y en la puerta apareció Miguel, mi corazón se disparó al verlo, me levanté y corrí a sus brazos, el terminó de cerrar la puerta, se dio vuelta y abrió los brazos para recibirme, me tomó con su abrazo de oso levantándome del suelo como una pluma, mientras nos besábamos en la boca. Me llevó en sus brazos hasta su Dormitorio, que quedaba en la planta alta de su casa, me depositó en la cama más grande que jamás viera, se lo comente a Miguel y me dijo que era tamaño "King zize", el único tamaño donde podía descansar su tremendo cuerpo. Me dejó parada sobre la cama, mientras él parado frente a mi, se sacaba su mandil de Médico, mientras me decía que me veía preciosa, lo miré un momento, y luego solita me saqué por arriba de la cabeza mi vestido, quedé solo en calzón, cuando Miguel me miró, se desprendió los botones de su camisa y se la sacó, yo me bajé de la cama y me paré frente a él, comencé a desprender su cinturón.
Miguel me agarraba mi cabeza con sus dos manotas y me acariciaba mi cabellera y mi rostro, mi carita quedaba á la altura de la parte alta de su barrigota, y lo comencé a besar cerca de su ombligo, mientras le desabrochaba los botones de su bragueta. Miguel me acariciaba mi pelo, mientras le bajaba los pantalones junto con sus calzoncillos de tela, se saco sus mocasines blancos juntando sus pies y se deshizo de toda su ropa, mientras yo me agachaba solo un poco y tomaba con mis dos manos por el tronco de su voluminoso pene, lo comencé a besar en la punta del tremendo glande.
Miguel me seguía acariciando el pelo, mientras yo le chupaba la cabezota de su pene, más tarde me apartó suavemente y se acostó en la cama, sin soltarme de mi espaldita, caí sobre su barrigota y me moví hacia un costado, nuevamente lo tomé del pene y se lo comencé á apretar con mis dos manos, mientras lo besaba y chupaba, estaba flácido y sin embargo era demasiado gordo y no lo podía meter todo en mi boquita, mientras lo masturbaba con mis manitos, mi lengua y mis labios, él comenzó a recorrer mi cuerpito por la espalda hasta que llegó a mis nalguitas y comenzó á apretarlas, su grueso pene comenzó a cobrar vida entre mis manos y mi boca, se le fue engrosando cada vez más, yo no dejaba de chupar y lamer toda la cabezota y el grueso tronco, mientras sentía sus caricias en la raya de mi culito y como sus dedotes me apretaban el esfínter. Miguel me bajó los calzones y yo me los terminé de sacar con mis piernas, comenzó a colocar Vaselina entre mis nalgas, que sacó de un frasco que había al lado de la cama, lo esparcía por toda la raya de mi culito y con uno de sus dedotes, me la comenzó a meter dentro de mi culito, yo comencé a gemir, al sentir como estos abrían mi esfínter, casi como me lo abría el pene de Carlos, me metió montones de Vaselina dentro de mi culito, mientras yo no dejaba de gemir y me preparaba para lo que sabía que vendría después.
Listo, mi niña! Me dijo, mientras me hacía á un lado y se comenzó a sentar en la cama, yo dejé de chupar y lamer su penesote y me puse de cuatro patas en el medio de la cama. Miguel se colocó de rodillas atrás mío, y me agarró con sus manotas por mi caderita, atrajo hacia su cuerpo mi culito, hasta que sentí entre mis nalguitas la caliente cabezota de su pene, con una mano tomó su pene por el tronco y me la colocó en la entrada de mi culito.
Quieres que te la meta por tu rico culito preciosa? Me dijo mientras sentía como su pene ejercía presión sobre mi resbaloso esfínter.
Si!!!! Miguel quiero sentir tu penesote en mi culito!!!! Despacio Miguel!!! HAAA!!!! HAAAYYY!!!!! Comencé a quejarme cuando sentí como su pene comenzó á entrar en mi culito, la cabeza de su pene abría mi dilatado esfínter al máximo, y lo sentía totalmente abierto, mientras toda la cabeza de su pene se enterraba en mi culito, abriendo al máximo el anillo de mi esfínter. AAAAHHHH!!!!! HHHAAAYYY!!!!!! MMMHHHH!!!! Pujaba, gemía, y me quejaba, sin poder controlarme, mientras trataba de relajarme para que entre más fácilmente, con mis manitos me agarraba fuertemente contra el cubrecamas, mientras sentía como poco á poco me iba entrando el grueso pene de Miguel, abriendo y resbalando por mi abierto canal trasero.
Hay Miguel!!!!! HHHAAA!!!! Hay papito!!!!! HHHAAAAYYYYYYY!!!!!! Ya entró todo Miguel!!!!!!!! HAAA!!!!! La siento en mi barriguita Miguel!!!!! HHAAAAYYYYYYYY!!!!!!!!!!! Decía mientras sentía como el corto, pero tremendamente grueso pene de Miguel me entraba totalmente en mi culito, causándome un dolor agudo pero también un placer que nunca antes había sentido.
Hay Miguel que grande que es tu penesote!!!!!!!!! AAHH!!! AAAHHH!!! AAHH!!! AAAHHH!!! Me duele mucho Miguel!!!! AAHH!!! AAAHHH!!! AAHH!!! AAAHHH!!! No la saques papito!!!!!! AAAHHH!!! AAHH!!! HHAAAYYYYY!!!! MIIIIIIGUEEEEL!!!!!!!!!! Sigue Miguel, SIGUE, SIGUE!!!!!! AAHH!!! AAAHHH!!!! AAHH!!! Gritaba de dolor y placer mientras Miguel se movía cada vez más rápido, metiendo y sacando, sacando y volviéndolo a enterrar profundamente su grueso pene de mi culto, sentía que me desmayaba, mi cuerpo no me respondía y Miguel me sostenía con sus manotas por mi cadera para que no caiga sobre la cama, á ratos me levantaba tanto, que quedaba sostenida atrás, tan solo por su penesote enterrado en mi culito y mis rodillas en el aire, las lagrimas salían de mis ojos a raudales, mientras yo solo gritaba y sentía como mi penecito se hinchaba y estallaba como tres veces en orgasmos secos, mientras Miguel me enculaba con su grueso pene.
Ya termino preciosa!!!!!! AAAAAAAHHHH!!!!!! Ya termino AAAAAHHHHHHH!!!!!!!!!!! Gritó Miguel cuando comenzó a lanzar chorros de semen, dentro de mis intestinos, mientras en las paredes de mi canal trasero, sentía las contracciones de su grueso pene. Me tenía agarrada casi de todo mi estomago y su grueso pene estaba totalmente adentro de mi resbaloso culito, mientras yo gritaba sin poderme controlar. Cuando terminó de soltar todo su caliente semen en el fondo de mi abierto culito, medio se acostó sobre mi espaldita y caímos en la cama de costado, sin que me suelte de mi barriguita, su pene por el envión se me salió de golpe y sentí como mi culito quedó totalmente abierto y adormecido, tapé mi abierto culito con una de mis manitos y desprendiéndome de su abrazo me levanté con mis piernitas temblorosas y corrí hasta su baño, donde llegué sintiendo como su semen se salía de mi abierto culito manchando mis muslos casi hasta mi rodillas, al sentarme en el inodoro y sacar mi mano de mi culito se descargó todo mi estomago, el ardor que sentía era atroz, pero cuando dejé de votar todo lo que tenía en el estomago, pasó, y nuevamente lo sentí totalmente abierto y adormecido, fue en ese momento que vi el cuerpo enorme de Miguel que entraba al baño, se paró frente a mi. Me preguntó como estaba y le respondí que bien.
Miguel vio mis piernitas manchadas con su semen, que se había salido mientras corría hacía el baño y me dijo que nos metamos a la ducha, luego de que me vea si estaba bien, me paré y al limpiarme vi que mi culito seguía bien abierto y no habían señas de sangre. Miguel se sentó al borde de la tina y me hizo colocar de espaldas a él y abriendo mis nalguitas me revisó y me dijo que estaba bien, esta vez no había sangrado y mi culito estaba muy abierto, pero que no tenía nada malo. Abrió la lluvia de la ducha y se metió conmigo debajo y nos bañamos juntos, yo apenas le llegaba un poco más abajo de su pecho, por lo que Miguel optó por sentarse de nuevo sobre el borde de la bañera, para ayudarme a bañar. Después lo ayudé yo a él y cuando le estuve lavando su grueso pene, se le comenzó a parar de nuevo, le pregunté si quería que se la chupe y me dijo que si, que lo haga, lo tomé con mis dos manitas y lo comencé a pajear, mientras con mi boquita chupaba y lamía la cabeza y el grueso tronco de su pene hasta que me soltó otros tres chorros de semen dentro de mi boquita y en mi rostro, me tragué todo lo que pude y luego le limpié todo su pene con mis labios y mi lengua. Cuando terminamos de bañarnos salimos y en su Dormitorio nos cambiamos. Antes de llevarme a casa pasamos por su consultorio. Miguel me llevaba en sus brazos ya que me dolía un poco al caminar, y no estaba cerrado del todo mi culito, me recostó en la camilla acostada de barriga, me bajó el calzón, luego me puso una crema anestésica en mi culito.
Esa noche cuando llegó Carlos al Departamento, yo ya dormía, por suerte no me despertó hasta que yo desperté de madrugada y lo vi durmiendo a mi lado desnudo como siempre. Me levanté y sin hacer ruido me dirigía mi Dormitorio, me coloqué otro poco de la crema anestésica que me había dado Miguel y me volví á acostar al lado de Carlos. Cuando Carlos despertó cerca de las diez de la mañana ya lo esperaba con su desayuno listo y aunque me dolía todo mi cuerpito, realicé todos los trabajos del departamento, para que no se diera cuenta, luego preparé su desayuno.
Yo estaba en la cocina solo con un camisón corto y un calzón de algodón blanco, cuando Carlos entró a la cocina, me abrazó por atrás y me dio un beso en mi cabellera, me di la vuelta y me colgué de su cuello, mientras nos besábamos Carlos me subió en el mesón de la cocina y llevó sus manos a mis nalguitas, y me las comenzó a sobar, me dolía un poco y sentía punzadas de dolor en mi culito, pero trataba que no se dé cuenta. Carlos me apoyó contra la pared de detrás del mesón y subió mis piernitas arriba del mesón, mientras me decía que me iba á coger porque me deseaba mucho en ese momento, yo me sostuve con mis manitas a los costados de mi cuerpo mientras abría todo lo que podía mis piernitas flexionadas. Carlos con una mano solo hizo a un lado el elástico de la entrepierna de mi calzón y dejó a su vista mi maltrecho culito, se colocó más pegado a mi cuerpito y me comenzó a meter su amado pene en mi culito. Entró fácilmente hasta casi la mitad de mi culito y aunque me ardía un poco, aguanté las ganas de gritar, comencé á gemir mientras Carlos comenzó a moverse y me cogía con ganas, acerqué un poco más mi cuerpo contra el borde del mesón y Carlos me enterró todo su pene en mi culito y con sus manos en mis nalguitas, me cogió con más fuerza, hasta que terminó dentro mío llenando mi culito con su caliente semen. Esa tarde, después que se fue Carlos á trabajar, me desnudé y miré que mi cuerpito, tenía moretes y cardenales en toda mi cadera y me acordé que Miguel me había apretado muy fuerte mientras me cogía. La próxima vez le diría que no me agarre tan fuerte y que tenga más cuidado.
Hasta que cumplí los trece años lo hice solo con Carlos casi todos los días, y con Miguel solo una ó dos veces por mes. Carlos por su lado me seguía colocando las inyecciones de hormonas femeninas y dando las pastillas para el crecimiento de mis pechos. Miguel por su lado también empezó un tratamiento cuando cumplí los Once años.
Para cuando cumplí doce años era una adolescente realmente bonita, mi cabellera castaña y lacia, me llegaba casi hasta la cintura y marcaban las finas facciones de mi hermoso rostro, mis pechos se habían desarrollado como los de cualquier chica y estaban llenos y turgentes, como dos naranjas grandes, coronados con dos aureolas pequeñas y dos pezones no muy chicos, pero si bien notorios gracias a las chupadas que le daba todo el tiempo Carlos y Miguel. Mi penecito seguía siendo minúsculo, no creció casi nada, era bien chico de 4 ó 5 centímetros a lo mucho, y cuando estaba de calzones casi no se notaba, nunca me gustó tocármelo, por lo que apenas le daba importancia, solo cuando me estaban cogiendo que lo sentía como se hinchaba y explotaba al tener un orgasmo. Mi cuerpo era el de una mujer, mi cintura era fina y mis caderas anchas, mis piernas eran largas y firmes por el ejercicio que hacía con Carlos y
Miguel y todo el otro que realizaba en el Colegio, estaba más alta, casi le llegaba á la oreja á Carlos. Un día Carlos trajo un aparato del Hospital y me realizó una depilación eléctrica en todo mi cuerpo, y a partir de entonces no tenía un solo vello en todo el cuerpo, lo que me daba el aire de una nenita púber. Entre Carlos y Sandra la mamá de Brigitte, que seguía siendo mi mejor y única amiga, me compraban toda la ropa y los artículos que podía necesitar, por esa época comencé a tener los primeros orgasmos mojados, aunque solo era un poco de un liquido incoloro é insípido, mis orgasmos eran cuando Carlos ó Miguel me estaban cogiendo, aprendí a recibirlos con mi calzón para no manchar las sabanas, muy rara vez desperté con el calzón mojado por eyaculación nocturna, solo cuando Carlos no me había cogido por varios días. En el Colegio habían varios chicos, incluso de cursos superiores que me hacían la corte, yo los rechazaba a todos y pronto me gané el mote de chica "difícil".