CAPITULO NUEVE
Un salchichón en mi barriga
Esa noche de mi cumpleaños número Nueve, no pude estar de nuevo a solas con Miguel, pero intercambiamos miradas cómplices varias veces, cuando nos estabamos yendo a casa con Carlos, Miguel me volvió a dar su gran abrazo de oso, y esta vez lo sentí de diferente forma que los anteriores. En el Taxi, casi tapada con todos mis regalos, me puse a pensar que amaba á Miguel y que también amaba á Carlos y que si se podía amar a más de dos personas a la vez. Tenía miedo de que Carlos se diera cuanta, pero también me hormigueaba el cuerpo solo de pensar en las manotas de Miguel acariciando mis nalguitas. Esa noche, ya en la cama desnudos, después de hacer el amor, abrazada á Carlos, me puse mentalmente á compararlos, Carlos era más bajo, flaco y moreno, mientras Miguel era casi una cabeza más alto, gordo y su piel era muy blanca, mientras acariciaba el pene de Carlos, me puse a pensar por primera vez como sería el pene de Miguel, no me lo podía imaginar, ya que solo conocía el de Carlos que era moreno, largo y cuando se excitaba se le ponía bien duro, mientras chupaba nuevamente el pene de Carlos, me puse a pensar si la esposa de Miguel se la chuparía también a él, cuando Carlos me la volvió á meter sin vaselina, a mi pedido y sentí su erecto y caliente pene, que entraba causándome dolor y placer, me imaginé que era Miguel el que me metía su pene, engañando por primera vez á Carlos con el pensamiento.
Durante las siguientes dos semanas, no tuve oportunidad de estar á solas con Miguel y en ese lapso, nos colocaron el teléfono, que recién hacía poco tiempo habían instalado en esta ciudad, como era novedad y en casa de Miguel también habían instalado, todas tardes me acostumbré á llamar para hablar con Brigitte, algunas veces contestaba su madre, hablaba conmigo solo un rato y luego me pasaba á mi amiga. Como a los quince días, una tarde que llamé me contestó Miguel y me dijo que Brigitte había salido con su madre, me preguntó que como estaba y le dije que bien, me preguntó también si había pensado en lo que pasó en su consultorio, le respondí que si, con un hilo de voz, ya que me sonrojé solo de pensarlo. Me preguntó si quería estar con él de nuevo y le respondí que si, que mi padre tenía la próxima semana turno por las tardes y que los Martes la señora de la limpieza se iba más temprano, me preguntó a que hora y le dije que al rededor de las cuatro de la tarde, me respondió que vendría al Departamento ese día a esa hora, si yo estaba de acuerdo, le dije que si, me pregunto si le había dicho algo a mi padre ó a otra persona y le contesté que no, me dijo que me extrañaba mucho y que me quería volver a besar, como en mi cumpleaños y me preguntó si yo lo quería, le respondí que si, muy ofuscada, ya que no estaba preparada para que me declaren su amor por teléfono. Cuando colgué me fui directamente al dormitorio de Carlos y cerrando la puerta con llave, sin importarme que la señora de la limpieza esté todavía en la casa, me desnudé mirando el cuerpo desnudo y dormido de Carlos, me recosté a su lado y agachándome sobre él, chupé su pene con desesperación, cuando Carlos despertó, me cogió con fuerza, en la posición del perrito á mi pedido, me acabó dentro de mi culito, mientras yo tuve tres hermosos orgasmos secos, pensando por primera vez en otro hombre que no sea Carlos. Mientras Carlos entraba a bañarse yo salí del Dormitorio y me fui a hacer mis tareas y al paso vi que la señora seguía en la cocina.
Cuando llegó el siguiente Martes, estuve muy nerviosa todo el día, cuando Carlos se fue pasado el medio día, me dediqué a ayudar á la señora esperando que se vaya, a eso de las tres de la tarde me bañé y me puse un vestido de tiritos color verde, muy delgado ya que hacía calor, me llegaba un poco más arriba de la rodilla, que era como se estaba usando en esa época, un calzón de algodón de color verde, con puntitos blancos, un par de sandalias de taco bajo y peiné mi castaña cabellera, toda hacía atrás con una vincha verde, en el espejo miré que el vestido que me quedaba ajustado en el pecho, marcaba un poco mis duros pesoncitos, había cresido un poco y estaba más rellenadita que la última vez que estuve con Miguel, tenía solo Diez años pero me creía de 15 por lo menos, ya que me estaba volviendo muy coqueta. La señora me llamó para decirme que se estaba yendo, que estaba dejando todo listo en la cocina, me dijo adiós y se fue. Cerré la puerta del Departamento tras ella, me fui al espejo del cuarto de Carlos y me comencé a arreglar los ojos, la boca y mi cabellera, me puse un perfume que Carlos me había regalado, hacía muy poco y que me gustaba mucho. En eso estaba cuando sonó el timbre, el corazón me dio un vuelco y corrí a abrir la puerta, viendo en el reloj del Living que eran las tres y media de la tarde, que no hacía ni cinco minutos que la señora se había ido. Cuando abrí la puerta, me encontré con la mole del cuerpo de Miguel que me sonreía, estaba vestido con una camisa de mangas cortas, a rayas verticales azul y blancas y un pantalón de vestir que le quedaba holgado, en la mole que tenía por cuerpo, me hice a un lado y él pasó a dentro del Living, se sentó en el sofá, mientras yo cerraba con seguro la puerta principal. Con mi corazón batiendo como tambor dentro de mi pecho, me acerqué hacia él, mientras Miguel me miraba y me preguntaba que como estaba, le respondí que bien, mientras me paraba á un costado de donde estaba sentado, sin saber que hacer, sentado era de mi tamaño y ya no me cohibía tanto con su presencia, puso una mano en mi cintura, mientras me atraía hacia su cuerpo sin dejar de mirarme a los ojos, yo estaba muy emocionada y nerviosa, ya que era la primera vez que estaba con otro hombre que no sea Carlos, me apretó contra su barrigota y llevando una manota á mi nuca, me atrajo hacia su cara y me besó en la boca, inmediatamente respondí a su beso, mientras sentía como su otra manota bajaba hasta mis nalguitas y me las acariciaba por sobre el fino vestido, nos besábamos con pasión y deseo, más por parte de él, ya que yo me moría de nervios, mientras su mano ya me acariciaba mis nalguitas por bajo mi vestido, y me comenzaba a bajar el calzón, yo estaba parada entre sus piernas abiertas, mientras tanto, yo había puesto mis bracitos por sobre sus hombros, parandome casi de puntillas para poder abrazarlo. Miguel había bajado mi calzón un poco y me acariciaba las nalgas con toda su manota, con un dedo me abría la raya del culito y me lo tocaba, transmitiéndome oleadas de placer que me hacían estremecer en sus brazos, yo estaba ya recostada contra su cuerpo, abriendo un poco mis piernitas dejaba que Miguel me sobe el agujero de mi culito, pero sin penetrarme, cuando dejamos de besarnos, lo comencé a besar por el cuello y la oreja, como me había enseñado Carlos, y Miguel se excitaba más.
Que rica que eres Elvirita! Que rica que eres pequeña!!! HMMM!!! Decía Miguel, mientras uno de sus dedotes me apretaba el esfínter, aprisionado por mis nalguitas y su otra mano jugaba con mi cabellera. Me comenzó a besar de nuevo en la boca, mientras bajaba más mi calzón, casi hasta mis rodillas, junté mis piernitas y con movimientos de cintura, me los bajé del todo y los pateé a un lado, me monté sobre uno de sus gigantescos muslos, y quedé como cabalgando sentada encima de él, Miguel me seguía besando, llevó nuevamente la mano á mi culito y acarició mis nalguitas que estaban desnudas sobre su muslo, mientras yo saqué una de mis manitas de su hombro y la llevé a su pecho, la metí por entre los primeros botones y toqué su lampiño pecho, le acaricié sus tetillas, que sentí que eran mucho más grandes que las mías. Mientras nos besábamos Miguel me movía sobre su muslo por mis nalguitas, haciendo que mi pequeño penecito se restregué contra su pantalón, excitándome aún más, apretaba mi esfínter con un dedo y me causaba más placer. Cuando dejamos de besarnos, mi manito ya la había sacado de su pecho y la había bajado hasta su entre pierna, y por primera vez tocaba por sobre su pantalón, su miembro, mientras con mi otra mano le acariciaba la nuca y lo miraba a los ojos, viendo reflejado en su rostro todo el deseo que sentía por mi. Mientras se lo apretaba con mi manito y sentía un bulto enorme bajo su pantalón, por primera vez hablé para preguntarle.
Quieres que te la chupe Miguel? Me miró con cara de asombro y luego de un rato en que se quedó paralizado, con su dedote tocando mi esfínter, me dijo.
Sabes hacerlo cariño? Moví mi cabeza afirmativamente y comencé a abrir los botones de su bragueta con mis deditos de la mano derecha, Miguel sacó la mano que estaba en mi culito y me ayudó con los botones de su pantalón, se abrió su cinturón, el pantalón y sus boxers, bajándolos un poco, mientras yo retrocedí medio paso, bajándome de su muslo, para dejarlo hacer, yo metí mi pequeña mano entre los rubios vellos púbicos de Miguel, y los moví hacia abajo, hasta que toqué por primera vez su desconocido pene. Apenas mi manito podía rodear la base de su pene y haciéndome un poco para atrás, miré hacia abajo para tratar de verlo, con su mano libre Miguel me ayudó a sacar fuera su miembro, cuando lo vi, me quedé muda de asombro, era inmenso, más grueso que mi brazo y debía tener como 10 ó 12 centímetros de largo, su cabeza era enorme, en ese momento la comparé con el tamaño de una manzana, porque se parecía, tenía casi el mismo color y estaba descubierta, su raja seminal parecía una boca de verdad, Miguel me explicaría luego de que era circuncizado, estaba en ese momento un poco flácido y con mi manito lo tomé por el tronco, sin poder abarcarlo totalmente.
Te gusta? Me dijo Miguel, al ver mi carita de asombro.
Si Miguel, pero no se si te la podré chupar. Es grandísima! Le respondí sin mirarlo, mientras llevaba mi otra manito y le agarraba con las dos por el tronco, no dejaba de mirarlo, estaba fascinada con su grosor, con mis dos manos apenas lo lograba abarcar todo su blando pero grueso pene. Miguel se recostó un poco más en el sofá y me dijo que me hinque entre sus piernas, me puse de rodillas, sin soltar con las dos manos todo ese montón de carne caliente, cuando le bajé un poco más el glande, descubrí su tronco, muy colorado, casi morado que contrastaba con la palidez de la piel que cubría su miembro, surcado por protuberantes venas oscuras. Me acerqué aún más contra su grueso pene y se lo comencé a besar, con mi lengua se lo comencé a lamer sin atreverme todavía á meterlo a mi boquita. Miguel colocó sus manotas sobre mi cabeza y mientras cerraba los ojos decía.
Que bien nenita!!!! Aprétala más!!!! Así pequeña, así querida!!!!! Yo lo pajeaba, lo más fuerte que podía y le chupaba la punta de su pene, sin meterlo todo en mi boca porque no me cabría, era muy gruesa, debía de ser el doble ó el triple de grosor del pene de Carlos, así que le chupaba solo una parte de su cabezota, mientras con mis dos manitos lo pajeaba sintiendo el calor y la rugosidad de las venas, que surcaban todo el tronco de su grueso pene. Miguel gemía con los ojos cerrados y la cabeza levantada hacia atrás, sentía como su tronco comenzó a crecer y á hincharse aún más entre mis manitas, se le puso un poco más grande, como de 15 ó 16 centímetros de largo, su grosor se hizo como el de un salchichón, era la columna de carne más gruesa que jamás había visto y creo que la más gruesa que vi, en toda mi vida hasta ahora. La tenía agarrada casi en forma horizontal á mi cara, para poder chupar la punta de su pene y con mis dos manitas tenía que hacer fuerza para que no me venza y se ponga vertical, ya que Miguel estaba recostado hacía atrás, cuando le comenzó a salir un liquido blanco, lechoso, que sabía que era el lubricante pre seminal, lo esparcí por todo su duro y grueso tronco y lo seguí pajeando con mis dos manitos, con mi boquita le seguí lamiendo toda la cabezota y chupando apenas la punta, mientras Miguel seguía jadeando con los ojos cerrados, los brazos abiertos sobre el espaldar del sofá y la cabeza levantada, yo seguía manipulando su grueso tallo, tratando de darle todo el placer que ya sabía dar, con mis manitos y mi boquita. Al rato me tomó por las axilas y me levantó del suelo como una pluma, haciendo que suelte su descomunal pene, me sentó sobre la parte baja de su barriga y quedé totalmente abierta de piernas sobre él, sentí detrás mío su pene que me tocaba hasta más arriba del comienzo de mi espaldita. Me sacó mi vestido por sobre mi cabeza y lo tiró a un costado, mientras me miraba desnuda sentada sobre su barriga y con sus manotas recorrió todo mi cuerpito, mientras me comía con los ojos, le desprendí los botones de su camisa y con su ayuda se la saqué, dejando á mi vista su cuerpo blanco, gordo y enorme, besé su pecho y sus grandes senos, casi como los de una mujer adulta. Miguel llevó una de sus manos hacia atrás, tomó su pene y me lo pasaba por mi abierto culito, sentía el grosor de su tronco entre mis nalguitas, ya que la cabeza de su pene quedaba solo un poco más arriba de mi culito.
Quiero besarte el culo! Me dijo, mientras me apretaba más contra mis nalguitas, su grueso tronco, sin decir nada me bajé de su barriga, y me coloqué de rodillas a su lado, sobre el sofá, agarrándome contra el espaldar del sofá, acomode mis piernitas abiertas y arquee mi cuerpito brotando mi culito hacia afuera. Miguel se puso de rodillas en la alfombra, mientras con sus manotas abría mis nalguitas y me comenzó á besar el culito, yo comencé a gemir cada vez más, cuando sentía su áspera y gran lengua, que se movía por toda la raya de mi culito y cuando me chupó el culito, arqueé más mi espaldita y broté mucho más hacia afuera mi culito, abriendo otro poco las piernitas, para que me pueda chupar mejor, me mojó bien mi culito con su áspera lengua y luego comenzó a penetrar mi esfínter, mientras sus manotas deshacían mis minúsculas nalguitas, su lengua abría a tope mi ya blando esfínter, y se adentraba cada vez más profundo en mi canal trasero, gemía más fuerte, mientras escuchaba y sentía el chapotéo de su lengua dentro de mi culito, hasta que sentí, que me venía mi primer orgasmo seco en mi penecito y mi culito, dejé de gemir y apoyé mi cabeza en el espaldar, mientras Miguel sacaba su lengua de mi culito, me tomaba por la cintura y me acomodaba a lo largo del sofá, me recostó sobre el borde y mi cuerpito quedó acostado de barriga contra el asiento, y una de mis piernitas quedó colgando fuera, las abrió más con sus manos, mientras acercaba su cuerpote hasta que se colocó de rodillas atrás mío, con mi cabeza de costado lo miraba de reojo, un poco asustada, porque sabía que llegó el momento y vi y sentí, cuando con una mano me colocó su tremenda cabezota de su pene, sobre mi minúsculo culito.
Como me gustaría enterrártela hasta el fondo! Me decía, mientras me apretaba con su pene, en la entrada de mi culito, yo no podía hablar, estaba paralizada, sintiendo su tremendo pene apretando mi esfínter, con sus pequeñas embestidas sentía como mi esfínter se abría un poco, y dejaba que la punta de su pene me penetre unos dos centímetros, yo contenía la respiración y pegaba pequeños saltos, cuando su pene abría otro poco mi esfínter y me penetraba otro centímetro, cuando sentí que la cabezota de su grueso pene había penetrado unos cuatro centímetros en mi culito, mi esfínter estaba estirado al máximo y comencé a gemir de nuevo y lanzar pequeños grititos de dolor, mientras llevaba una manito atrás y tocaba su tronco, abrí un poco más mis piernitas, para que no me lastime mucho y sentí como entró otro poco más adentro, sentía que mi esfínter estaba muy abierto, mucho más que nunca y aunque todavía no me dolía mucho, si estaba muy asustada. Miguel se movió otro poco hacia delante y su pene entró otro poco, la cabeza de su grueso pene estaba toda en mi culito, y mi esfínter estaba totalmente tensiónado, sentía que estaba á punto de romperse, ahora si sentí dolor y le dije:
HAAAYYY!!!! Miguel me esta doliendo!!!!!!!! HHHHHAAAAAAGGGGG!!!!!!!!!!. Miguel se quedó quieto, mientras resoplaba y me tenía agarrada por la cadera, fue entonces que me acordé de la Vaselina, le dije que espere un momento, que tenía algo que nos podía ayudar. Miguel me la sacó suavemente y se levantó del suelo, mientras yo me levanté, sintiendo mi esfínter totalmente abierto, corrí desnuda como estaba, hasta el Dormitorio de Carlos y volví con el pote en mi mano. Miguel estaba parado como lo dejé, frente al sofá con los pantalones en los tobillos y sin camisa, su monumental pene sobresalía bajo su blanca barriga, más oscuro y con la cabezota morada que parecía una manzana, me senté frente a él en el sofá, abrí el pote de Vaselina, se acercó más a mi, le unté todo su grueso pene con mis dos manitas, y mientras lo hacía lo comparaba con el pene de Carlos y me daba cuenta que lo que Carlos tenía era un pene normal, y lo que tenía en mis manos en ese momento, era como un monstruo. Se lo masajeába con fuerza con mis dos manitos, ya que se le había ablandado un poco, mientras Miguel me miraba hacer.
Estas segura que quieres que te la meta? Me dijo, y yo moví afirmativamente la cabeza, mirándole a los ojos le sonreí, más dándome valor á mi, que a él. Cuando lo sentí más duro dejé de untarlo y masajeárlo, y me coloqué como estaba antes en el sofá, Miguel se volvió a hincar atrás mío en el sofá y me colocó su pene contra mi culito, saqué un poco más de Vaselina y me la esparcí por la entrada de mi culito, me metí un poco más con mis dedos, mientras Miguel me agarraba por la cadera.
Estas lista nenita? Ya no aguanto más!!!!!! Dijo Miguel, mientras me comenzó a apretar mi esfínter, con la punta de su pene.
Despacio por favor! Con cuidado Miguel, me puedes lastimar! Le respondí mientras me agarraba fuertemente contra la tela del asiento del sofá, preparándome para la penetración de ese grueso penesote. Miguel empujó con más fuerza y mi esfínter se abrió con dificultad, ante la presión de su enorme cabeza y se la comenzó a engullir, el anillo de mi esfínter se abrió totalmente.
HHHHHHAAAAAAYYYYYYYY!!!!!!!!!!!!!! Grité al sentir como me entraba, por mi abierto culito.
Ya entró!!! Ya entró un poco!!! AHHH!!!! UUUMMMM!!! Dijo Miguel, cuando la cabeza de su pene estuvo dentro de mi culito, yo gritaba de dolor y de la impresión, al sentir mi esfínter totalmente tensionado y a punto de romperse por la invasión de su pene en mi pequeño culito. Miguel se quedó quieto por un momento, mientras yo me acostumbraba á su grosor y sentía como mi esfínter se adormecía y el dolor cesaba un poco. Miguel volvió a empujar un poco más y me entró otro poco del grueso tronco de su pene, tendría unos ocho centímetros dentro de mi culito, pero sentía que me estaba partiendo en dos.
HHHAAAA!!!! HHHAAAYYYYYYY!!!!!!! Gritaba, mientras las lagrimas se salían solas de mis ojos, yo pujaba y gemía sin poderme controlar, mientras Miguel volvió a enterrar otro poco de su pene en mi totalmente abierto culito.
Ya entró otro poco nena! HHOOO!!! MMMHHH!!!!! Me decía Miguel mientras me seguía metiendo despacio, cada vez más adentro de mi culito su barra de carne.
HAAAYYYY!!!! HAYAYAYYYYY!!!!! MMMMMHHHH!!!!! Gritaba yo, mientras su pene me raspaba mi canal al entrar y me llenaba, abriéndome totalmente y cuanto más entraba, más me sentía abierta. Miguel me levantó con sus manotas por las caderas y de un solo movimiento de su cuerpo, me enterró todo su pene hasta que sentí sus testículos y su barriga tocar la piel de mis nalguitas.
HHAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYYY!!!!!!!!!!! Grité de dolor, y de la impresión, cuando la sentí toda dentro mío, me partía, me dolía, me ardía, pero me llenaba totalmente, sentía un placer increíble junto con el dolor, algo que no había sentido hasta ese momento, sentía su inmensa barriga apoyada en el comienzo de mi espaldita, y su grueso pene que me perforaba los intestinos, sentí un liquido caliente que bajaba por mis muslos, mientras mi penecito estallaba en otro orgasmo seco.
Está toda adentro nena!!!! Que rico que es tu culo, preciosa!!!!!! AAAGGGGHHH!!! Dijo Miguel, cuando se comenzó a mover de nuevo, y me comenzó a coger, metiendo y sacando un poco, de su voluminoso pene de mi culito, lo metía y sacaba sin parar. Yo gemía y me retorcía de dolor y placer, al sentirlo moverse dentro de mi culito, me lo quería sacar, lo quería más adentro, me sentía partida en dos, con sus manotas me agarraba firme por mis caderas y me cogía cada vez más rápido, me vinieron varios orgasmos secos en cadena, mientras sentía como á Miguel le venía un orgasmo violento, y agarrando más fuerte mi cadera, tanto que me levantaba en el aire mi cuerpito, y me lastimaba con sus manotas, enterró aún más adentro su penesote, y me comenzó a inundar mis tripas con su semen en cada estertor de su pene.
HHHAAA!!!!!! AAGGG!!!!! UUUMMMM!!!!! Los dos gemíamos, y yo lanzaba pequeños gritos que los ahogaba, contra la tela del sofá, enterrando mi cara y apretando mis dientes, para aguantar sus feroces embestidas. Al rato Miguel apoyó más contra mi espaldita su gran barriga, y sentí un dolor muy agudo en mi culito y le dije:
Ya!!! Miguel, sácala, ME ESTA DOLIENDO MUCHO!!!! SÁCALA POR FAVOR!!!!! Miguel me la sacó muy despacio, sentía como las paredes de mi culito se quedaba totalmente vacía y abierta, hasta que me sacó todo su miembro, mi culito quedó totalmente abierto, me palpitaba y el ardor fue más intenso, él se levantó del sofá. Se sentó a mi lado en el sofá, se recostó contra el espaldar con la cabeza levantada, y quedó como muerto, yo no me podía mover, estaba derrengada, me dolía todo el cuerpito y mi culito, que lo sentía totalmente abierto, me palpitaba mucho, y no podía dejar de jadear.
Cuando me calmé un poco, me moví sintiendo que miles de agujas me pinchaban en todo mi intestino y que de mi culito que estaba totalmente abierto, se salía sin que lo pueda evitar su semen mezclada con mi sangre. Me paré como pude, sintiendo que mis piernitas no me podían sostener, Miguel estiró los brazos y me tomó de la cintura, mirándome a los ojos me preguntó si estaba bien, le conteste que me dolía todo, mientras lo agarraba de su ante brazo sin atreverme a mover de donde estaba. Miguel se levantó y me tomó en sus brazotes, me llevó al baño, mientras se desprendía de sus zapatos y sus pantalones, que estaban en sus tobillos, me sentó en el inodoro, mientras él se metía a la ducha y se bañaba con agua fría.
De mi culito salió todo lo que tenía en mi estomago sin que tenga que hacer ningún esfuerzo, y el dolor era atroz, cuando me limpiaba, me di cuenta que estaba con sangre, asustada llamé a Miguel y este salió de la ducha, secándose con una toalla y le mostré la sangre que manchaba el pedazo de papel higiénico. Miguel me llevó en sus brazos hasta el sofá y me recostó de barriga y revisó mi culito, me dijo que mi esfínter se había partido un poco, pero que ya estaba bien y que en unos días estaría cicatrizado. Se vistió rápidamente mientras me decía que me coloque de la crema cicatrizante, que tenía de mi operación de Apéndice y que no me preocupe que en unos días estaría normal, me llevó de nuevo al baño y me baño con agua fría, luego me llevó en sus brazos a mi cama y me dejó acostada y desnuda bajo mis sabanas, me dio un sonoro beso en la mejilla y se fue.