Cuando tenía 15 años me sucedió algo increíble. Daniel era compañero mío en el colegio, pasabamos mucho tiempo juntos, ibamos a bailar, estudiábamos.
Una tarde fuimos con mi viejo hasta nuestra casa de fin de semana, y Daniel nos acompañó.Por la noche, mientras escuchábamos música, Daniel me propuso jugara a los naipes.
Era noviembre, hacía calor, ambos estabamos en shorts, y mi viejo dormía en una habitación bastante alejada de la que nos hallábamos.
Daniel era más alto que yo, de aproximadamente 1,80 mts, de porte elegante, estilizado sin ser demasiado musculoso, y tenía un torso completamente libre de vello.
Durante un rato jugamos varios partidos, en los cuales alternabamos victorias y derrotas, hasta que en determinado momento me propuso apostar algo. Le pregunté qué quería apostar y me sorprendió al decirme : el que pierde, se la chupa al otro. La idea me excitó, pero fingí sorpresa, hice que dudaba, y finalmente acepté el convite.
Mientras jugábamos, pensaba : ¿como será su pija ?. ¿Será grande ?. Trataba de concentrarme en la partida, pero me resultaba dificil concentrarme y quitar la vista de su entrepierna, donde se percibía que la situación lo había excitado bastante.
Casi sin darme cuenta, comencé a cometer errores en el juego. No lo hacía adrede, si bien la idea de perder, más que perturbarme, me probocaba una ansiedad que me sorprendía.
Finalmente perdí. Le pedí que al menos me concediera la revancha. Hizo que lo pensaba unos segundos, y finalmente me dijo : de acuerdo, pero con una condición ; el que pierda ahora deberá hacer todo lo que el otro quiera.
Negarme significaba directamente cumplir la apuesta perdida. Aceptar, implicaba, por un lado la posibilidad de perder todo, o de ganar. Ambas posibilidades me excitaban, y sentía bajo mis pantalones como mi pija se iba endureciendo.
De chico había tenido algunas experiencias con otros amigos del barrio. Pero nunca se la había chupado a nadie, y lo que netonces llamabamos coger, se limitaba a apoyar la pija en el culo. Lo más audaz podría decirse era masturbarnos unos a otros.
Fue un partido reñido, parejo, en el que solo en la última mano se definió el resultado.
Me tocó perder. Ya no había postergación posible.
Daniel tomo los naipez, lo hizo a un lado, me miró y dijo : A cumplir. Podria haberme tocado perder a mí pero te tocó a vos. Se paró al borde de la cama. Yo me senté justo frente a él.- Estiré mi mano y la deslicé sobre su miembro, por sobre sus shorts, sintiendo que bajo ellos su pija crecía con la excitación. Tiré de su short hacia abajo, dejando al decubierto sus slips color bordó de cuya parte superior asomaba la cabeza de su pija roja y grande.. Con una mano la tomé mientras con la otra lo liberaba de su ropa.
Era suave, más larga y má ancha que la mía. Y estaba bien dura
Con su miembro libre lo tomé con ambas manos y comencé am asturbarlo lentamente, , al tiempo que con mi lengua empecé a recorrer sus muslos, detreniéndome al acercarme a sus testículos, y volviendo a comenzar. Levanté la vista y pude verlo con los ojos cerradosy una expresión de deseo y ansiedad por sentir más. Luego abrió sus ojos y sin decir palabr, me miró. En sus ojos se podía ver claramente que deseaba que continuara.
Subí con mi lengua por su muslo y comencé a lamerle sus bolas, arrancándole gemidos de placer, si dejar de masturbarlo con ambas manos.
Sentía su excitación en aumento y la mía también. Veía como la cabeza de su pija se hinchaba y enrojecía, lo que hacía preveer su orgasmo.Casi bajo él, entre su piernas abiertas, mi lengua iba y venía desde sus bolas hasta su culo.
Luego fui subiendo, rozando con la punta de mi lengua todo el largo de su pija, hasta llegar a la cabeza. El estiró sus brazos me tomó mi cabeza con suavidad, y la empujó hacia su miembro, esperando que yo me la tragara. Yo abrí mi boca y fui recibiendo su pedazo de carne hasta que lo tuve completamente dentro de mi boca. Comencé a chuparlo, primero suavemente, pero enseguida , excitado como estaba, me lancé a un ritmo frenético.
Nunca lo había hecho antes. El sabor amargo me resultaba muy placentero, y lamentaba no haberlo hecho antes.
Acabó en mi boca con un torrente de esperma que parecía inacabable. Jadeó, luchando entre su porpio goce, y la necesidad de no hacer demasiado ruido, que pudiera despertar a mi padre.
Mantuvo mi pija en su boca hasta vaciarse por comleto, mientras yo sentía como lentamente se iba relajando. Pensé con desilución que allí terminaría todo, pues a esa altura, estaba dispuesto a vencer todos los límites.
Se incorporó y me tomó de la mano par ponerme de pie. Me besó en la boca, un beso largo, profundo , al tiempo qu em desnudaba. Me colocó sobre la cama, de espaldas y se situó detrás de mí. Con su lengua comenzó a lamerme el culo, mientras con sus manos me separaba las nalgas. La sensación nueva para mí era enloquecedora. Su lengua era hábil, y mientras yo me relajaba para gozar, lo sentía abrirse paso con ella. Luego sentí su dedo índice que comenzaba a juguetar con mi culo. Pasó su ora mando por debajo, busc´+o mi pija y comenzó a masturbarme. Yo jadeaba. Jamás había sentido algo parecido. Su dedo me penetró con tanta facilidad que me sorprendíó. Sentí un detello de dolor que se esfum´+o casi instantaneamente.. El lo percibió porque detuvo su avance, y comenzó a mover su dedo en forma circular. Y tambíen debió sentir que le dolor pasaba, pues volvió a presionar hasta que lo tuvo totalmente dentro mío. Sus movimientos circulares continuaban y con su lengua mantenía la lubricación, logrando que mi cula se dilatara. Eso le permitió comenzar a hundir un segundo dedo, que entró con más facilidad que el pirmero. Yo no pude reprimir un suspiro profundo, qu confirmaba el placer que me estab provocando.
Luego de un rato se retiró y me hizo colocar boca arriba. Vi que su pija estab nuevamente erguida, incluso parecía más grande que antes.Se dio la vuelta y colocó su cabeza a la altura de mi pija, mientras que la suya quedaba a la altura de mi boca. Comenzó a chuparme, mientras yo tragaba la suya, pero ésta vez, teniendo la precaución de detenerme antes de que alcanzara el orgasmo.
Me chupaba la pija con de una forma que denotaba que tenía experiencia. Me produjo intriga saber cuantas veces y con quien lo había hecho antes, pero no era ese el momento de saciar mi curiosidad.Mientras me chupaba, continuaba su faena con sus dedos en mi culo, preparándome para lo que seguía.
Se separó de mí, casi cuando estab por vaciarme en su boca, y separó mis piernas. Se colocó entre ellas, indicándome que las levantar, y con su mano guió su miembro hasta la puerta de mi culo. Con su cabeza comenzó a juguetear, girando alrededor de mi ano, deteniéndose en el para ejercer una leve presión, volviendo a hacer movimientos circulares, hasta que sin previo aviso, la hundió hacia dentro mío. Entró sin esfuerzo, seguramente por la preparación previa. Se quedó con toda su pija dentro mío, detenido por un instante, para que mi cuerpo se acostumbrara a su presencia, y luego comenzó a moverse.
Primero sus movimientos eran lentos, pero a medida que sentía que vencía mi resistencia su ritom y su presión comenzaron a aumentar.
Con su mano me sujetaba la pija y me masturbaba, aunque yo estaba medio flaccido porque pretendía relajarme todo lo posible para gozar de su penetración.
Luego de un rato se separó y me hizo colocar sobre el, quien se tendió sobre la cama. Me monté sobre él, tomé su pija y la guié hasta mi culo, bajando lentamente hasta sentir que los vellos de su pubis me rozaban las nalgas. Luego comencé a moverme. Veía en su cara el placer, me incliné sobre él y lo besé en sus labios. Su boca se abrió, y nuestras lenguas se enredaron en un prolongado beso.
Alcanzó el orgasmo de esa forma, lo sentí vibrar, su cuerpo se tensó, su rostro se contrajo, y finalmente explotó dentro mío.Esperé que su erección cediera, me separé despacio. Sentía el vacío en mi culo y aún temblaba cuando me tendí a su lado.
Yo sentía que si no llegaba al orgasmo iba a enloquecer, por lo que comencé a masturbarme.Él se giró hacia mí y me dijo : estuviste tan bien que merecés un premio. Se colocó entre mis piernas y comenzó a chuparme la pija con movimientos ágiles y rápidos, hasta que en pocos segundos exploté dentro de su boca. El tragó todo mi semen, besó mis bolas, y me acarició hasta que percibió mi relajación. Se tendió a mi lado, pasó su brazo por sobre mi pecho y sin decir palabra, nos dormimos.
Ese fue el comienzo de una relación que duró más de tres años, en la que nuestros dormitoriso, pero por sobre todo loas baños de nuestro colegio fueron testigos de nuestro frecuentes encuentros.