UN CALENTÓN DE VERANO
Era un chico normal de unos 20 años aproximadamente.
Eran las 17:00 horas de una tarde muy calurosa de verano. Yo venía de trabajar y al llegar a mi casa me encuentro con mi tía, y todo comienza aquí:
YO: Hola tía, ¿dónde vas?.
TÍA: Hola niño, ( Ella siempre me llamaba niño), ¿no está tu madre?.
YO: No lo se, acabo de venir ahora mismo, pasa a ver si está.
TÍA: Venía a enseñarla una falda que me he comprado.
YO: Creo que tardará, porque iba a ir a visitar a la tía Paqui y la iba a acompañar al dentista.
TÍA: Bueno voy a esperar un rato, y si no viene me voy.
Como mi tía conmigo no tenía ningún reparo a la hora de vestirse o desnudarse y yo con ella lo mismo puesto que ella siempre me había visto como un niño y yo como un madre, entonces la dije:
YO: Como quieras, yo voy a ducharme que vengo muy sucio.
TÍA: Muy bien niño.
Mientras estaba en la ducha, no lo se porque, se me vino a la cabeza un momento de mi vida en el cual yo tenía unos 13 años:
Estábamos en una discoteca celebrando una despedida de soltero de un primo mío. En el transcurso de la despedida de soltero en la discoteca, me dispuse a ir al servicio de caballeros, pero tal era la cantidad de gente que había esperando su oportunidad para entrar al servicio de caballeros, que esperando a entrar en el servicio, vinieron mi madre y mi tía hacia el servicio de señoras. Me preguntaron que hacía y les dije que esperando para entrar al servicio. Me dijeron que entrase con ellas en el de señoras, que no había nadie. Los servicios de la discoteca estaban asquerosos. Una vez que yo me alivié , me estaba lavando las manos, cuando escuché que mi tía le estaba diciendo a mi madre lo sucios que estaban los retretes y que daba asco de mear allí. Esto supuso, que yo esperándolas para salir fuera, me quedara sorprendido con mi tía cuando ella sin cerrar la puerta de un retrete, se alzó la falda y se bajó las bragas. En ese momento yo no sabía lo que hacer, ni dónde mirar. Pensé salir del servicio, pero mi tía me frenó, con una frase que no se me olvidará. "¡¡No abras la puerta, joder, que me van a ver!!". Entonces, mirando de reojo a su chocho, me callé. Esa noche no pude dormir, pensando en ese negro chocho, ya que era el primero que había visto.
A todo esto, me di cuenta de que estaba empalmao en la ducha, y no pude evitar hacerme una de las mejores pajas que me he hecho pensando en ese negro chocho, y ayudado por la dulce voz de mi tía que al ver que tardaba tanto en la ducha, me pregunto:
TÍA: ¿Te pasa algo, niño?
Yo con la voz entrecortada por el meneo de mi rabo, y ese chorro de leche que me estaba saliendo, le conteste:
YO: Nooo, no te preocupes tiíta.
Cuando salí de la ducha estaba descapillado y tenía la polla larga después del pajote que me había hecho. Mi tía me volvió a insistir:
TIA: De verdad, ¿no te pasa nada?
En ese momento me vino a la cabeza la imagen de su negro y bonito chocho y le conteste sin cortarme nada:
YO: Me estaba haciendo una paja pensando en ti.
TIA: ¡¡¡Pero que dices niño!!!!
YO: Lo que oyes tía.
En ese momento hubo un instante en que ambos nos callamos, y ante mi sorpresa, mi tía me respondió:
TIA: ¿Quieres verme como me sienta la falda nueva?
Yo como un mono salido, le respondí:
YO: Si, pontéela aquí mismo.
Ella se metió en una habitación y salió con la famosa y sugerente falda de aquella despedida de soltero. Sin decir nada, se alzó la falda, se bajó las bragas y me volvió a enseñar su chochito. Yo a todo esto ya estaba emprotado, me saqué la verga y me puse como loco a hacerme una paja mientras ella me miraba y me decía:
TIA: ¡Cómo nos vea tu madre!.
Yo no le contesté, pero ella me volvió a decir:
TIA: Espérate que te ayudo a hacértela.
Yo le dije entonces:
YO: No sabía que eras tan puta, tía.
Ella se rió, y siguió meneándomela hasta que yo exclamé ¡¡¡Ay!!!, y saltó un río de leche sobre su falda. Entonces ella me dijo:
TIA: ¡¡Pero que has hecho cabrón!!, te has corrido sobre mi falda.
Yo avergonzado, me fui al servicio y me volví a duchar. Cuando salí, ya no estaba mi tía en casa, y estaba mi madre que me preguntó si había venido alguien a casa en el momento que estuvo fuera, a lo cual yo contesté que no.