Una noche diferente
En primer lugar, hola a todos, y gracias a aquellos que se
hayan parado a leer lo que me sucedió hace días, semanas, en mi pueblo, porque
fue lo más sorprendente que nunca me ha ocurrido. Tengo 18 años, me llamo
Martín, mido 1'82, peso unos 70kg. Tengo el pelo castaño y ojos verdes, en
general soy guapete, y no me quejo de mis relaciones con las chicas, pero no es
esto de lo que quería hablaros. Así que no me desvío más del tema. Sólo quiero
añadir que esto es totalmente cierto, y vosotros ya decidiréis si creerme o no.
El pueblo al que voy de fines de semana y a veranear está en Cataluña (yo soy de
Barcelona), los que sean de la zona de Girona más concretamente del Emporda lo
conocerán, se llama Peretallada. Este pueblo se caracteriza en que es muy
medieval, con sus murallas, sus calles de piedra, en fin, una delicia de pueblo,
todos los que tengáis la oportunidad de ir por la Costa B, pensaos en hacer una
visita a esta pueblo, que aunque no es muy grande... vale la pena y no os
arrepentiréis.
Mi historia empieza una mañana de Junio (ya acabado el curso) que mis padres me
dijeron que teníamos que irnos a Barcelona porque estábamos invitados a la boda
de unos amigos de mis padres a los que ni siquiera conocía, que nos quedaríamos
allí un par de días por no sé qué asuntos. El caso es que yo, aquella noche,
estaba invitado a una fiesta en Begur (un pueblo cercano, también muy bonito), y
no me salía de los cojo... perderme la fiesta por una estúpida boda, que ni creo
en el matrimonio, ni en la idea de que un documento demuestre que quieres más a
alguien. En fin, hubo discusiones, gritos, insultos (por mi parte). Bueno, al
final mis padres sueltan la típica frase de...
- Haz lo que té de la gana, pero luego no esperes nada de nuestra parte.
Lo que significa que:
-Estamos muy cabreados, pero en dos días se nos pasará.
Así que me quedé allí la mar de feliz.
Al cabo de unas horas, serían las 3 de la tarde, me vienen a buscar Alejandro,
Ricard (en castellano, Ricardo) y Laura, de ésta última estaba súper pillado por
ella, y ella lo sabía. Me dijeron que si tenía algo que hacer, y como mis padres
se habían pirado les dije que aún tenía que comer, y que pasaran si les
apetecía. (Os describiré a estos dos, Alejandro tiene el pelo castaño muy oscuro
y cortito, piel bronceada y unos ojos verdes chulísimos, y Ricard es bastante
alto, tiene el pelo castaño claro y lo lleva más largo que Alejandro, por debajo
de las orejas.) Ellos se quedaron en el comedor, y yo estaba en la cocina
sin saber qué prepararme. Entonces Alejandro me dijo:
- ¿Podemos poner alguna cinta de video?
- Claro! tú mismo - le conteste yo - Ya sabes cómo va.
Alejandro y yo somos muy amigos, y casi pasaba más tiempo en mi casa que en la
suya.
- ¿Tienes alguna porno? - dijo Alejandro, haciéndome quedar mal de paso.
- Sí, la que te dejaste el otro día, está al fondo - Se me
ocurrió para contraatacar.
- Ah... es verdad - dijo algo cortado.
Sí que es verdad que había una peli porno al fondo, pero no era suya, sino mía.
- ¡¡Bueno pues la pongo!! - dijo Alejandro de nuevo.
Yo me quedé sorprendido, más que nada porque no sé qué opinaría Laura de esto.
Entonces ella se levantó y dijo:
- Bueno yo voy a ver si ayudo un poco a Martín en la cocina, que es capaz de
envenenarse.
- Si te vas ¿quién nos hará unas pajas? - dijo Alejandro.
- Hacéoslas entre vosotros! - grité yo desde la cocina.
Entró Laura a la cocina y se puso a mi lado:
- Qué... ¿Has decidido ya qué hacerte?
- Pues no - le dije.
- Si quieres te ayudo. - dijo en un tono un tanto persuasivo.
- ¿A qué? - ya estaba muy nervioso.
- A decidirte.
- ¿A decidirme? ¿El qué? - me estaba entrando un
cosquilleo...
- Ya sé que te gusto - sin decir nada se me acercó aún más, y
me besó suavemente en los labios.
Pero antes de que pudiera decir nada, Ricard y Alejandro entraron en la cocina,
diciendo que les había entrado hambre y que se iban a preparar algo, yo les dije
que de acuerdo, que yo estaba haciendo lo mismo, ellos me miraron con una cara
extraña y medio riéndose. Mientras nos preparábamos la comida me preguntaron por
mis padres, yo les conté lo ocurrido, y dijeron que les parecía bien que
defendiera mi posición. Al cabo de un rato, acabamos de hacer la comida, y al
final nos pusimos a comer los cuatro, mientras mirábamos la Televisión, entre
todo esto acabamos a las cinco de la tarde, y entonces nos fuimos por el pueblo
un rato, hasta que a las siete, Ricard dijo que fuéramos hacia Begur, cogimos el
coche de su hermano, Ricard conducía, ya que era el único que tenía 18, aunque
no tenía carné de conducir, pero sabía mucho.
Llegamos a Begur, y la fiesta empezó a las 8, todo fue muy bien en un principio,
yo acabé lo que había empezado en la cocina con Laura, fumamos unos petas, que
de hecho es lo único que fumo, bebimos hasta que nos dio la gana, etc, pero la
cosa se descontroló un poco, se pasaron con el volumen de la música, algunos que
iban tajas la armaron en la calle, en fin, que fue un desbarajuste, y vino la
Policía, nos dijo que si no queríamos líos y malos rollos que acabáramos la
fiesta y nos fuéramos cada uno de donde había venido. Para ahorrar problemas,
Ricard dijo que nos fuéramos ya con él. Serían las 12:30 más o menos. Llegamos a
Peretallada sobre la 1, Ricard dijo que le habían jodido la noche y que
seguramente se iría, Alejandro le dijo:
- Espera, que acompañamos a Laura, pasamos por casa de Martín para que se vaya y
nos vamos por nuestra banda.
Así que pasamos por casa de Laura, Ricard y Alejandro se despidieron, yo me
despedí de forma algo distinta, y seguimos hacia mi casa. Pero cuando llegamos,
vi con horror que me había dejado las llaves dentro de casa, y me encontré algo
perdido, la verdad. Pero no pasó nada, porque Alejandro enseguida me dijo que me
fuera a dormir a su casa, yo acepté, siempre iba a dormir a su casa cuando me
apetecía, y con el caserón que tiene, os aseguro que a menudo me apetece.
Alejandro le dijo a Ricard que si se quería venir él también, pero dijo que no
le apetecía, que ya le habían chafao la noche, a lo que Alejandro contesto:
- Ven, que nos lo pasaremos bien, además mis padres no están, y podremos beber y
fumar hasta que nos dé la gana.
A lo que Ricard contestó...
- ¡¡¡Si es así, claro que vengo!!!
Una vez en la casa de Alejandro, decidimos que pasaríamos la noche en el salón
de la cuarta planta, que pondríamos mantas por todo el suelo y dormiríamos allí.
Nos pusimos a beber y fumar entre risas y buenos rollos. Entonces Alejandro
dijo:
- ¿Os apetece ver una peli porno?
Los dos respondimos que sí, pero que fuera de calidad. Entonces la puso, y no
tardamos en quitarnos algo de ropa, y el ambiente se iba caldeando, Alejandro
propuso que nos hiciéramos pajas mutuamente, era tal la calentura que llevábamos
que no nos opusimos en ningún momento, Alejandro me la cogió a mí, y tuve una
erección brutal en el acto, yo que estaba en medio se la cogí a ambos, noté una
extraña sensación al notar cómo esas dos trancas crecían en mis manos. Y Ricard
se quedó tan pancho, Alejandro empezó a cascármela muy rápidamente, lo que me
hizo soltar algunos gemidos. Yo empecé a menearles las trancas a ambos, la de
Ricard era enorme, media más de 20cm, al menos 23, y también era muy ancha, unos
4'5cm. La de Alejandro era de unos 18cm, pero dura como una piedra. Cuando
llevábamos un tiempo así, Alejandro se abalanzó rápidamente sobre mi tranca,
tragándosela toda en el acto, yo no sabía qué decir, sólo disfrutaba de una real
mamada. Era increíble, de qué manera me la estaba mamando, dándome un masaje con
la lengua que me ponía a mil.
Al poco tiempo, noté cómo Ricard me besaba muy suave en la mejilla, eso me
encantó y fue seguido de otro beso en el cuello, y acto seguido me besó los
pezones, así fue bajando hasta llegar a la altura que estaba Alejandro, y entre
los dos, me empezaron a lamerme todo, la polla, los huevos, el agujero del culo,
en fin, nunca había disfrutado tanto. Estuvieron así un rato, de repente
Alejandro se reincorporó, y me dijo:
- Ahora te toca a ti chupar.
Yo no protesté, bajé a la altura de su polla y no me lo pensé dos veces, empecé
desde abajo, y fui relamiendo hasta llegar al glande, desde allí me la fui
tragando hasta la mitad, cuando pensé que ya no me cabía más, Alejandro me
agarró de la cabeza, me empujó hacia abajo a la vez que él impulsaba su polla
hacia arriba, así que ya la tenía toda en la boca. Notaba cómo mi barbilla
chocaba con sus huevos. Miré para ver qué hacía Ricard y me lo encontré con toda
su polla en la boca de Alejandro, entrando y saliendo como un poseído. Al cabo
de poco noté cómo Alejandro clavó bruscamente su polla en mi garganta, soltando
un berrido, y al acto, soltó un trallazo de leche, y otro y otro, así varios, no
los conté, ni tampoco me lo pude tragar, notaba cómo caía su semen por toda mi
boca. Me gustó esa sensación, pero no duró mucho el descanso, ya que Ricard
quería pasar a algo más fuerte, así que sacó su miembro de la boca de Alejandro
y me hizo poner boca arriba con las pierna abiertas, con sus manos me abrió las
nalgas y empezó a lamerme el ano, Alejandro se volvió a empalmar de nuevo, y me
ofreció comer por segunda vez, yo acepté y volví a introducirme su polla en la
boca. De repente noté una presión muy fuerte en el culo, no evité soltar un
grito de molestia, me giré y vi cómo Ricard ya había empezado a meterme su
enorme tranca, con mucho cuidado para no hacerme daño la fue introduciendo, todo
y que lo hacía lentamente, no puede evitar que se me saltasen algunas lágrimas
de dolor, mientras tanto seguí comiéndome la polla de Alejandro. Ya al poco
tiempo noté cómo los huevos de Ricard chocaban con mi culo, y vi cómo ya me la
había metido toda entera. El dolor que sentí era inmenso, pero el placer lo
superaba de largo, notaba cómo Ricard me bombeaba el ano con su enorme tranca,
una y otra vez, las embestidas no cesaban, mientras recorría la polla de
Alejandro de arriba abajo con mi boca.
Ricard sacó su polla de mi ano y la acercó a mi boca para que se la chupara,
cosa que hice con mucho gusto, en esos momentos estaba mamando pollas a dos
bandas. Pero no duró mucho esa situación, ya que al parecer a Alejandro también
le entró hambre, así que bajó a mi altura y se puso a comerle la tranca a
Ricard, entre los dos le hicimos una mamada de campeonato, fue tal el éxtasis
que se vino a chorros en nuestra cara, y vaya corrida!, os aseguro que era
inhumana, qué cantidad de leche que nos tragamos entre los dos!. Aunque parecía
que no había quedado satisfecho, y de nuevo se puso detrás de mí, y empezó a
perforar con fuerza, está vez yo estaba a cuatro patas y la notaba mucho más que
antes, a los pocos minutos, Alejandro se puso detrás de Ricard, mientras éste me
follaba el culo, y empezó a penetrarle en seco, Ricard se quejaba de dolor, pero
cuando le dio un empujón que se la metió toda entera, soltó un grito de dolor, y
su polla se endureció provocándome a mí más dolor aún. Esa penetración en cadena
no duró mucho rato, ya que Alejandro quiso elevarlo todo al máximo exponente, él
y Ricard se tumbaron juntando sus vergas en una sola, yo ya sabía lo que me
pasaría, pero la excitación era tal que lo deseaba, sin saber que iba a sentir
un dolor brutal. Me dijeron que me sentara en sus trancas lentamente y que no me
preocupara, así lo hice, me coloqué ambas puntas en la entrada de mi culo e hice
presión hacia abajo. Sentía un dolor inaguantable, tanto que no pude ser
penetrado al primer intento. Por lo que Alejandro fue a buscar un tubo de crema
lubricante, se puso en la misma posición y untó su polla y la de Ricard, luego
me puso bastante crema en la entrada de mi agujero y procedimos a la
penetración. Al principio el dolor era insoportable, aunque poco a poco iban
entrando, e iba notando cómo me reventaban el culo, al final, en menos de lo que
pensaba ya choqué con sus piernas. No lo podía creer, tenía esas enormes trancas
aposentadas en mi agujero, poco a poco empecé a hacer un lento sube y baja, que
cada vez se fue acelerando más, a la vez que me masturbaba. Al cabo de unos
minutos, no pude aguantar más y me corrí como pocas veces lo había hecho, todo o
casi todo fue a parar encima de Alejandro. Al cabo de nada, Ricard soltó un
berrido de placer, y explotó dentro de mí, noté cómo mi trasero se llenaba de
ese espeso y ardiente liquido.
- Tío, te has corrido a gusto! - dijo Alejandro a Ricard.
- ¿Has notado mi corrida? - contestó este.
- ¿Que si la he notado? Ha sido genial notar cómo te corrías
en un culo al lado de mi tranca, pero preparaos lo dos por que me voy a correr
yo!
Alejandro y Ricard sacaron sus pollas de dentro de mí. Alejandro hizo que Ricard
y yo nos arrodilláramos, entonces él apunto con su tranca a nuestras caras, y se
la empezó a cascar rápidamente, sólo unos segundos y empezó a brotar semen en
cantidad, que fue a parar directamente a nuestras caras y bocas. Después de esto
nos quedamos rendidos, y nos dormimos sin decir palabra.
Al día siguiente nos despertamos como si nada hubiera sucedido, y seguimos
nuestras vidas con normalidad. Ahora yo estoy saliendo con Laura, pero a veces
Ricard y yo hemos vuelto a follar, sin que Alejandro lo sepa, porque de seguro
que la cosa se complicaría a limites insospechados.