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Esta vida tan hermosa

en Hetero: Infidelidad

ESTA VIDA TAN HERMOSA

Infidelidad consentida, hetero. La calentura exacerbada de su mujer gozando con otros hombres le produjo una sensación nueva bastante agradable.

La intuición de las mujeres es, sin duda, algo que no puede estar en discusión. Celia, mi esposa, descubrió de manera intuitiva mucho antes que yo mi verdadera sexualidad y descubrió, sobre todo, que calzaba perfectamente con su propio instinto de hembra que de otra forma jamás se hubiera manifestado. Ahora, a varios años de casados, todo está perfectamente claro para ambos, pero cuando recién iniciamos nuestra vida juntos yo no sabía y, estoy seguro, Celia tampoco, a donde iría a parar nuestra unión.

Celia es una mujer simplemente despampanante. Su cuerpo, de formas absolutamente perfectas, ha sido siempre el centro de la atracción de todo al mundo, habiendo ella dejado, por casarse conmigo, una promisoria carrera de modelo que estaba iniciando cuando nos conocimos. Por otra parte, hay que decir que el amor, ese sentimiento sublime que en nosotros se independizó de las degradaciones de la carne, no sólo nos llegó a ambos por primera y única vez, sino que hasta este mismo momento en que escribo llena cada minuto de nuestra vida de pareja. Pero no ocurrió así con el sexo, como lo verán más adelante.

Desde el comienzo hicimos instintivamente una clara separación entre amor y sexualidad. Nuestras relaciones en la cama fueron siempre extrañas, violentas, áridas, de un placer brutal sin que el amor llegara jamás a mezclarse en ellas. Celia desnuda y abierta de piernas, se convertía en una puta real, viéndome únicamente como el macho que la iba a ensartar, dispuesta sólo al placer sin freno. Ni siquiera me nombraba porque simplemente en ese instante yo era, como lo dije, un hombre más entre sus muslos. Saciada la lujuria, volvíamos a la ternura inefable que nos une hasta ahora de manera indisoluble. Desde esos inicios supe, sin embargo, que junto a mí tenía un volcán que un día iba a estallar, y la curiosidad, y, por qué no decirlo, el temor que me recogía el estómago, me hacía preguntarme siempre cuál iba a ser mi reacción cuando ello ocurriera.

Nuestra vida de casados se desarrolló casi sin altibajos en los primeros años salvo por un incidente que, a decir de Celia mucho más tarde, le abrió a ella los ojos respecto del camino que debería tomar nuestra sexualidad. Este hecho, que pudo destruir nuestra relación, pero que al final fue casi una anécdota sin trascendencia, fue la vez que ella me engañó con otro hombre habiéndola sorprendido en plena relación sexual en un viaje que hicimos a Miami. Soy un hombre con un gran sentido de practicidad y entendí de inmediato, por los antecedentes, que se trató sólo de una calentura pasajera pues el sujeto era un vecino de pieza conocido esa mañana y que esa misma tarde retornaba a su patria en Europa. Era, pues, un engaño sexual, una aventura vacacional, y no una sórdida historia de amantes. En esa ocasión, en vez de irrumpir furioso en el living donde ambos restregaban sus cuerpos desnudos, me alejé silencioso para regresar más tarde cuando Celia estaba ya duchándose sola en nuestra pieza de hotel. Sin ningún preámbulo, le dije que había presenciado su engaño. Su reacción fue, obviamente, dramática lanzándose a mis brazos para jurarme entre lágrimas su amor y que aquello había sido sólo una calentura por un tipo al que ni siquiera le llegó a saber el nombre completo. La confirmación de mis apreciaciones terminó por borrar la poca molestia que me causó el hecho.

Debo aclarar que la escena tampoco me sorprendió mucho porque estaba más o menos prevenido a que alguna vez ocurriera algo semejante por la calentura exacerbada que tenía mi mujer. Ella no era virgen cuando la conocí y en varias ocasiones habíamos hablado, como algo anecdótico y simpático, de su vida licenciosa anterior a mí en la que múltiples amantes ocasionales habían pasado entre sus piernas. Sin embargo, la comprobación que mi mujer tenía la potencialidad de gozar con otros hombres me produjo una intensa sensación nueva, indefinible en ese entonces, pero que estaba muy lejos de ser desagradable o ingrata. Por eso sus gimoteos y promesas de que aquello no se volvería a repetir los encontré innecesarios, fuera de lugar y durante un fugaz momento, pensé que hubiera sido mejor para mí que, al igual que sus relatos de su vida anterior, lo tomara a risa y con esa actitud descarada y fresca con que me relató sus aventuras antiguas y que yo tanto amaba. Y entonces le solté una pregunta sorpresiva en un tono de absoluta naturalidad que la dejó paralogizada helando el estado de desesperación en que parecía encontrarse:

-¿Y cómo estuvo?

Se quedó varios minutos silenciosa, contestando luego repentinamente serena, aunque aún sin saber bien qué terreno pisaba.

-Eh... bien, bastante bien.

No agregó nada más, pero sin terminar de secarse el cuerpo, en vez de vestirse, salió conmigo tiernamente abrazada y desnuda hacia la terraza de nuestra suite, por primera vez sin importarle ser vista desde los otros balcones. Tomamos el té sin que aludiera para nada el hecho, yéndonos luego al dormitorio donde hicimos el amor con mayor frenesí incluso que lo habitual.

Jamás durante los tres años siguientes volvimos a tocar el tema. Simplemente como si nunca hubiera ocurrido, aunque Celia cambió su actitud cotidiana volviéndose muy sensual, provocativa, audaz. Respecto de mí tanto su amor como su calentura se acentuó también notoriamente, Vivíamos muy compenetrados sin que ningún asomo de problemas perturbara nuestra relación. Pero su calentura estaba ahí, cada vez más obsesiva, latente y lista para cambiar nuestras vidas cuando la ocasión fuera propicia.

Y sucedió aquella vez cuando por cuestiones de trabajo nos tuvimos que ir por un año a una ciudad lejos de la capital. Teniendo todas nuestras cosas ya cimentadas, y por lo transitorio de nuestra estadía, decidimos vivir en un motel de pequeñas cabañas amuebladas muy cercanas unas de otras. Justamente en la contigua vivía Miguel, un soltero casi cuarentón y solitario, de buena pinta, alto y fornido, que pronto se convirtió en nuestro amigo íntimo haciendo de las tertulias nocturnas algo cotidiano en nuestra cabaña. La actitud de Celia ante su irrupción en nuestras vidas fue de verdad sorprendente, distinta a la que había mantenido hasta ahí desde el año del incidente en Miami, sin haber mostrado sentirse atraída por otro hombre, incluso las veces que algún amigo mío o conocido de ambos trató de conquistarla. Ahora, en cambio, inició un coqueteo con Miguel que fue simplemente descarado desde el primer momento, como si en nuestros encuentros diarios estuviera sola y no con su marido al que, como ya dije, amaba fuera de toda duda. Su actitud fue tan brutal y descarnada, que junto con dejarme desarmado, sin iniciativa para oponerme al avance diario de la conquista del macho que iba a gozarse a mi mujer ante mis propios ojos, me empujó sin remedio al placer apasionante y sin límites del sometimiento de un hombre por una hembra.

Desde el primer momento Celia se preparó para las visitas de Miguel delante de mí, como si yo fuese invisible o un sirviente al que no valía la pena ni siquiera comentar sus intenciones. Acortaba sus faldas hasta dejarlas cubriendo apenas sus nalgas, abría los escotes y se colocaba minúsculas bragas momentos antes que él entrara a nuestra cabaña. Una vez que estaba junto a Miguel, iniciaba el coqueteo mostrando sus largos muslos hasta dejarle ver su sexo en rápidas y fugaces aberturas de piernas, sentándose en su falda con cualquier pretexto, restregando su cuerpo contra la entrepierna de Miguel que se veía abultada y a punto de estallar, no obstante los esfuerzos que él hacía por disimularlo. Luego, cuando él se iba, la actitud de Celia conmigo seguía su desconcertante naturalidad, atenta, tierna en el amor, y delirante en el sexo. No había comentarios sobre las escenas que me tocaba presenciar. Después comprendí que su actitud era el fruto inconsciente de la verdadera cara de su sexualidad: mi presencia era y es hasta hoy el aliciente enardecedor de su perversión; convertirme en testigo pasivo de su depravación sexual la lleva a cimas increíbles de un placer morboso y frenético... tan frenético y cautivante como lo es para mí jugar el papel que ella tanto adora.

Pero sigamos. Una noche, habiéndose acabado el stock de bebidas de nuestro refrigerador, salí un momento de la cabaña, donde ya estaba Miguel con nosotros, para traerlas desde una pequeña tienda cercana. Demoré un poco, aunque no mucho, porque el local estaba a no más de cien metros de nuestro hogar transitorio. Al volver, comencé a buscar las llaves para entrar, pero antes de concretar mi acción la puerta se abrió apareciendo en ella la figura de Celia. Estaba completamente desnuda, desgreñada, con la cara contraída de placer y la respiración agitada por el esfuerzo.

-Andate -me dijo- Unas dos horas. Quiero follar tranquila...

-Pero... -alcancé a balbucear.

Entonces apareció Miguel detrás de ella. Venía como un poseído, también completamente desnudo y con su impresionante verga en ristre. Levantó por atrás a Celia y la dejó caer clavada en el palo enorme empezando el vaivén con la misma violencia con que seguramente la estaba poseyendo cuando yo llegué. Ella se inclinó para facilitarle la acción abriendo bien las piernas y aferrándose al marco de la puerta al tiempo que lanzaba un grito de placer.

-Te dije que te fueras, estúpido... -alcanzó a decirme al tiempo que me cerraba la puerta en la cara.

Me quedé por largo rato impactado frente a la hoja cerrada. Entonces dí la vuelta por detrás de la cabaña acercándome a la ventana del dormitorio que estaba ligeramente entreabierta. La escena era simplemente impactante. Miguel había llegado con ella ensartada hasta la orilla de la cama donde Celia quedó de pie, pero semi inclinada sujetándose con ambas manos al respaldo para no caer con cada embestida del macho que estaba parado detrás de ella. Se oían nítidos los gritos femeninos, sus obscenidades pidiéndole que le hiciera pedazos la vagina, alternadas con el golpe rítmico de la pelvis de Miguel chocando brutalmente contra sus nalgas cada vez que su descomunal miembro se perdía en la carne de la hembra. Cada cierto rato, Miguel le sacaba la verga de la vagina y, tomándola del pelo sin consideraciones, la daba vuelta metiéndosela en la boca hasta la garganta. Los gritos de Celia se volvían entonces guturales, ahogados, hasta que el hombre, a punto de acabar, la volvía de un empujón a su anterior postura clavándola otra vez con fiereza.

Me alejé casi tambaleando sin saber dónde ir, sintiéndome ridículo con las botellas de bebidas en mis manos. Saqué el auto y deambulé sin rumbo por la ciudad sumido en un mar de contradicciones. Había momentos en los que el furor me hacía ver todo rojo y sólo pensaba en volver y castigarlos a ambos sin importarme las consecuencias, pero de inmediato una voluptuosidad inmensa me aprisionaba el alma y el cuerpo recogiendo mi estómago y estremeciendo mi sexo de placer al recordar la escena presenciada de manera fugaz. Ahora todo era diáfano, diferente a aquella primera vez cuando la sorprendí en Miami y no supe entenderme yo mismo. Todos los detalles de Celia desnuda y parada junto a nuestra cama en la cabaña, abriéndose ella misma las nalgas para facilitar la entrada de la verga de Miguel que desaparecía y emergía poderosa de su vagina, volvían una y otra vez a mi mente provocándome el placer más sublime y terrible a la vez, en ese minuto en que comenzaba yo a nacer al apasionante mundo de la dominación. Había visto los gestos de placer sin límites en el rostro de mi mujer y sentido sus gritos de hembra poseída y, sobre todo, me había llegado hasta lo más hondo del alma su gesto autoritario y humillante de cerrar la puerta en mi cara como si yo fuera sólo un objeto molesto que se interponía entre ella y el macho al que se había entregado. Casi tres horas después, regresé. Mi vida había cambiado sin vuelta en ese lapso de tiempo y ahora comenzaba a vivir sin arrepentimientos un mundo pleno de placeres desconocidos, estremecedores, pero fascinantes que no me han abandonado hasta este minuto.

Me quedé una vez más frente a la puerta sin saber qué hacer. Ningún ruido venía ahora desde el interior. Finalmente abrí y con pasos tímidos ingresé a la sala ahora en penumbras. Me dirigí entonces al dormitorio que se veía con luz donde encontré a Celia, sola y todavía desnuda, tendida boca abajo leyendo tranquilamente una revista. Su actitud, llena de ternura y naturalidad, terminó por sellar para siempre mi nueva vida mostrándome como sería desde ahí en adelante.

-Mi niño -me dijo enderezándose y viniendo a mi encuentro- Me tenías muy preocupada. Te dije sólo dos horas. Lo que pasa es que Miguel no quería tu presencia para poder follarme a su antojo, por eso tuve que pedirte que te fueras. Pero no tenías que demorarte tanto.

La ternura de sus ojos y su preocupación eran auténticas como si nunca nada extraordinario hubiera ocurrido entre nosotros.

-Tengo una sed horrible -añadió una vez que me colmó con las mismas caricias de siempre y con la misma mirada de cariño, tomando una de las botellas que yo traía en mis manos al tiempo que se dirigía a la sala- Miguel debe estar igual. Voy a dejarle una de estas botellas. Si me demoro acuéstate, mi niño.

Cruzó desnuda la callejuela y tocó la puerta de la cabaña que estaba frente a la nuestra. Salió Miguel a abrirle y durante largos minutos se quedaron en el porche antes de desaparecer en el interior besándose con pasión, mientras él le acariciaba las nalgas e introducía su mano entre las piernas de Celia.

Una hora después la sentí llegar. Me paré a recibirla y su actitud volvió a ser cálida y tierna como cuando regresé yo la primera vez. Entonces un grueso goterón de semen se desprendió de su vagina y le corrió por los muslos.

-Préstame tu pañuelo -me dijo sonriendo- Tengo semen hasta en el pelo porque en un momento en que estaba acabando en mi boca, Miguel me lo sacó y terminó chorreándome la cara.

Ni una palabra más. El resto del día siguiente transcurrió como cualquiera de los días desde que nos conocimos, ella alegre y dulce como siempre, con el mismo ardor en la cama, aunque mi frenesí al poseerla había aumentado a límites increíbles. Sentía su vagina desmesuradamente abierta, inundada de semen ajeno, pero eso sólo acrecentaba mi lujuria imaginando las escenas vividas por ella en esa pieza y en esa cama que hasta pocas horas antes fuera el sitio sagrado de nuestro matrimonio. No le hice, sin embargo, ningún comentario del episodio, viviendo en silencio esa sensación fascinante que me sigue hasta hoy de no tener voluntad ni fuerzas para enfrentar la nueva situación, esa realidad que sumió mi vida en una mezcla de voluptuosidad e impotencia contemplativa. A la noche siguiente llegada cierta hora, comenzó a arreglarse prolijamente, alegre y excitada, pero sin que nada alterara su normal conversación conmigo. Terminaba de ducharse cuando me llamó desde el baño.

-Tienes que ayudarme -me dijo con una sonrisa alegre y cálida como si lo que me iba a pedir fuera lo más normal del mundo- Aféitame las orillas del pubis porque a Miguel le gusta sólo un triangulito de pelos.

Estaba con las piernas bien abiertas exhibiendo la vagina al tiempo que me pasaba una maquinilla de afeitar. Me quedé un momento titubeando, una vez más sin hallar que decir.

-¡Apúrate, mi bebe, que no tengo toda la noche! -me dijo riendo divertida.

Me arrodillé ante ella y comencé el trabajo con todo esmero. Entonces vi que los labios de su sexo estaban abiertos e intensamente mojados.

-Estás muy excitada...-balbuceé sintiendo yo mismo y de inmediato lo ridículo de mi comentario.

-Pero cómo quieres que esté, tonto -me respondió siempre risueña mientras se hundía un dedo rítmicamente en la vagina- Me espera mi hombre para esto, ¿ves?

Terminé mi trabajo en silencio. Se puso un minúsculo calzón enfundándose luego un vestido que le dejaba el comienzo de las nalgas al descubierto. Pude apreciar en todo su esplendor la enorme belleza de su cuerpo. Se situó entonces de espaldas a mí para que yo le ajustara el cierre.

-¿Vas a salir? -me atreví a preguntarle.

Su voz se hizo ahora seria y autoritaria al responderme.

-Debe quedarte bien claro que Miguel me hizo su hembra. El es desde anoche mi hombre y puede hacer lo que se le de la gana conmigo, a la hora y el lugar donde a él se le ocurra. Me lleva al centro, no me dijo dónde. Lo único que me importa es que me siga haciendo suya sin parar.

Tomó su cartera y, mientras me miraba con una cara irónica, añadió:

-Puedes masturbarte en el dormitorio mientras tanto imaginando lo que me estará haciendo. Lleva papel higiénico para que botes el semen y no manches la cubrecama.

En efecto, esa fue la primera de una larga serie de noches que he pasado hasta ahora de fiebre fascinante, con una calentura inacabable en donde la lujuria, los celos rabiosos y la impotencia total ante la hembra dominadora, se han confundido en una mezcla embriagante y alucinada de la que no puedo ni quiero escapar.

Amanecía cuando sentí llegar el auto de Miguel. Me levanté de inmediato y desde la ventana observé cuando entraron al antejardín y comenzaron a despedirse besándose con lujuria. Celia gemía mordiéndole los labios e introduciendo su lengua en la boca de él. Entonces Miguel le levantó el vestido hasta la cintura al tiempo que desnudaba el miembro que brilló nítido a la débil luz del amanecer. Comprendí que la iba a poseer ahí mismo. Celia abrió las piernas mientras corría el calzoncito hacia un lado para despejar la entrada de la vagina. Entonces la levantó como una pluma con sus dos manazas tomándola por las nalgas y la sentó en el miembro mientras ella cruzaba sus dos muslos alrededor de su cintura. Comenzó a hacerla saltar en el pene hasta que pocos minutos después, sentí los gritos característicos de los orgasmos de Celia y los gemidos de Miguel inundándole las entrañas de semen. Me volví entonces al dormitorio hasta donde pocos minutos después llegó Celia. Venía desmadejada, todavía trémula, pero gratamente cariñosa.

-No debiste esperarme despierto, mi niño. Vengo con el culo y el coño despedazados. Ibamos a ir a comer y a bailar, pero no nos aguantamos y nos fuimos directo al motel donde me dio toda la noche. Ah! Lo peor es que ayer no trajeron la ropa de la lavandería y no tengo calzones para mañana.

Se sacó el vestido de un tirón y luego se bajó los calzones con todo cuidado.

-Lávamelos y ponlos a secar con el secador de pelo, que yo me iré a dormir -me dijo al tiempo que me los lazó a las manos. El semen que los empapaba se escurrió también entre mis dedos y, sin protestar, me dirigí al baño a cumplir su mandato.

De ahí en adelante nuestras vidas se encadenaron de manera deliciosa en esta extraña unión donde ambos somos inmensamente felices. Su aventura con Miguel terminó de forma extraña, como lo contaré en otra ocasión. Ella es ahora casi una puta y por entre sus piernas han desfilado muchos hombres de cuyas relaciones he sido ese testigo obligado y pasivo que Celia tanto adora. Como reciprocidad, nuestro sexo entre ella y yo se ha elevado a niveles siderales. Pero son otras historias que enviaré más adelante a Todorelatos si deseáis conocerlas.

 

MI VIDA JUNTO A CELIA (ESTA VIDA TAN HERMOSA II)

Hetero, infidelidad consentida Las aventuras de su esposa con sus amantes eran muy frecuentes, ella podía llegar hasta límites insospechados por él

Volver al relato de mi vida junto a Celia me produce, debo reconocerlo, no sólo el placer morboso de exponer una realidad diferente y apasionante ante quien quiera leerlo, sino que me ayuda a ordenar mi vida, a enfrentarme con ella como ante un espejo, sin atenuantes, verificando así que si volviera a existir mil veces, en ninguna de esas vidas cambiaría ésta que hoy tengo. Mis inicios no fueron fáciles, como ustedes lo han podido comprobar en mi primer relato y también en éste donde describo los sucesos que siguieron a la experiencia vivida con Celia en la cabaña de aquella ciudad, lejos de la capital. Hoy, a varios años de aquello, las cosas están claras y vivo uno de los mundos más apasionantes que puede desarrollar, en el plano sexual, una pareja que se ama de verdad. Permanezco todos los momentos del día, esté donde esté, con una contracción en el estómago que es, sin ninguna duda, la expresión física de un placer indeleble y sin medida, pero un placer que es también terrible porque mezcla en un todo los sentimientos más contradictorios que pueden sacudir la esencia de un hombre. Mezcla, por ejemplo, la tortura lacerante de los celos más sombríos con la inefable felicidad de tener una mujer como Celia; la rabia e impotencia ante la impudicia y el descaro de una hembra desvergonzada que se entrega al sexo sin límites con cualquiera, teniendo al mismo tiempo con ella un placer sexual inagotable y un amor sin parangón, colmado de ternuras y felicidad como solo ella y yo hemos podido conocer.

Retomando el hilo de mi primer relato, dije que la relación de Celia con Miguel duró poco. Vivieron un par meses de sexo frenético teniéndome a mí como testigo casi invisible, pues jamás les importó desatar el vicio en mi presencia. Como ya lo manifesté en esa ocasión, se comportaban simplemente como si yo no existiera. Rara vez salían de la casa. Pasaban tardes enteras en el dormitorio entregados a las variaciones del sexo afiebrado, mientras mis oídos recibían la descripción de esas escenas traídas por los gritos de placer incontenible de Celia, sus obscenidades, o sus ruegos ficticios y teatrales de esclava sexual que enardecían a Miguel, como por ejemplo cada vez que la sodomizaba:

-¡No, por favor, mi amor, por ahí no, me vas a partir el culo, te lo ruego, mi vida, soy tuya, puedes usar mi boca, mi coño como tu quieras, pero no me vuelvas a romper el trasero, ten piedad!

Luego, invariablemente el grito de la penetración, agudo, estremeciendo hasta la última fibra de mis nervios tensados al máximo, seguidos de inmediato por los golpes brutales del vientre de Miguel pegando rítmicamente contra las nalgas de Celia, demostrando que se lo había encajado en el ano de un solo envión, efectivamente sin piedad, como ella adoraba que él lo hiciera. Más tarde, estando ya sola conmigo, Celia se tendía boca abajo en la cama levantando bien las nalgas, y sin siquiera pedírmelo, mientras me comentaba cualquier asunto trivial del día, me pasaba una crema suavizante para que yo le embetunara ese hoyo que se veía descomunalmente abierto, escurriendo un hilillo de semen que bajaba a mezclarse con el que salía de su coño inflamado y tumefacto de tanto sexo.

Su separación de Miguel fue abrupta. Me pidió, o mejor me ordenó, que no le dijéramos nada del día de nuestro regreso a la capital. Comprendí entonces que había planificado todo desde el principio pues nunca me dejó entregarle ningún dato nuestro, ni siquiera en los primeros tiempos cuando recién llegamos a la cabaña, antes de la irrupción brutal de la nueva vida que comenzamos a compartir con Celia. Partimos cuando Miguel no estaba y jamás volvimos a saber de él en todos estos años que han pasado desde entonces. Viví durante un tiempo seriamente impactado de la facilidad de Celia para borrar esa experiencia de su vida de un plumazo, sin volver a mencionar ni siquiera el nombre de Miguel. Me costó convencerme que, en efecto, esa, como todas las otras que han venido más tarde, fue una aventura que no tocó ni tangencialmente la estructura interna de su alma, y que su olvido era real y absoluto.

Inmediatamente de vuelta en la capital el comportamiento de Celia cambió drásticamente respecto de la misma Celia que salió conmigo apenas tres meses antes rumbo a aquella ciudad de la costa. Su independencia sexual se hizo absoluta, desarrolló una personalidad provocativa y descarada frente a los hombres, creo un vocabulario desenfadado e hizo de su vestimenta una vitrina para su desnudez, es decir, nada de ella tenía ahora ninguna relación con la Celia de nuestros primeros años de matrimonio. Al poco tiempo comenzó a salir junto conmigo cuando yo me dirigía a mi trabajo en las mañanas, vestida sencillamente de puta, de la manera más escandalosa, pero hermosa como un capullo, lo que me hacía quedar con su imagen de incomparable belleza durante toda la jornada, hasta que al regresar la encontraba siempre radiante, tierna y caliente, pues jamás volvía después que yo. ¿Qué actividades realizaba durante esas horas? No me lo decía y yo tampoco lo preguntaba, tal como quedó tácitamente establecido desde su aventura con Miguel, donde las cosas las hacía sin tomarse la molestia de siquiera comentarlas conmigo.

Todos los días a mi regreso, encontraba su sexo invariablemente empapado en semen, dilatado, aún palpitante, así como su ano y la caspa blanquecina de semen seco que cubría su piel en los pechos, en torno a la boca, en su pelo o sobre su vientre terso y hermoso. No sólo no se molestaba en borrar esas huellas de sus depravaciones cotidianas, sino que hacía una clara ostentación de ello, aunque no lo comentaba con palabras, poniéndose, por ejemplo, a leer desnuda y con las piernas abiertas para que yo apreciara en toda su magnitud las huellas de sus correrías. También invariablemente aquello me ponía frenético de calentura tomándola en largas y bestiales sesiones de sexo brutal y feroz a las que ella se entregaba gozosa y rendida. No sabía, sin embargo, y tal como ya dije, cuáles eran sus experiencias cotidianas ni dónde las desarrollaba, hasta que me enteré de ello de la forma más cruel y sorpresiva.

Para comprender la perversidad de Celia tengo que contar que la empresa de mi propiedad, próspera y en expansión, la compartía con un socio minoritario, Rafael N., a quien detestaba profundamente. Era un sujeto petulante, vulgar, fanfarrón de sus conquistas amorosas, con un concepto de las mujeres teñido de un machismo despreciable, a quienes consideraba como entes destinados a servir a su lujuria insaciable. Por su pene habían desfilado secretarias y funcionarias de la empresa, casadas o no, que sorprendentemente se rendían como muñecas sin voluntad a su dominio. Luego este sujeto hacía público alarde de sus conquistas sin importarle las consecuencias. Mis tratos con Rafael se reducían a una fría y protocolar relación de negocios, para lo que él era, por lo demás, muy hábil. Rafael había conocido a la Celia recatada de antes de nuestra estadía en la cabaña lejos de la capital y la actitud de ella hacía los solapados avances que Rafael intentó entonces, fue de indiferencia y en algunos casos cortante y casi grosera. Luego de nuestro regreso, la nueva Celia no había vuelto a ir a las oficinas de la empresa y yo no hice nada para que ello ocurriera, temiendo a su nueva personalidad que podría llegar a ser el cominillo del personal. Por eso el golpe me tomó totalmente desprevenido.

Un día, inesperadamente Rafael me invitó a almorzar a un restaurante cercano a las oficinas. Acepté con reticencia, extrañado de esas familiaridades poco comunes entre ambos, pero atribuyéndolo a la necesidad de plantearme un tema privado de la empresa como había ocurrido un par de veces antes. Pero no se trataba de eso.

El almuerzo fue tenso, esperando yo que en cualquier momento me dijera el motivo de esa inusual cita. Hasta que ya en los cafés me lo soltó.

-Hace más un mes conocí una hembraza -comenzó con su aire habitual de insoportable suficiencia- Una puta, trotona de calles, pero preciosa y caliente como perra. Me la encontré cerca de las nueve de la mañana buscando clientes a una cuadra de las oficinas, lo que comprenderás es extraño porque esa no es zona de putas. Pero eso no importa. Me llamó la atención, eso sí, su belleza y su vestimenta tan provocativa, además que parecía esperarme a mí porque se atravesó frente al auto obligándome a parar. Lo concreto es que la hice subir y me la llevé a mi departamento. A los cinco minutos la tenía en pelotas chupándome la verga. Me di el gusto de hacerla comerse mi semen para forzarla a saber que a partir de ese momento yo sería su amo. Tu sabes que las putas sólo se comen el moco de su macho, casi como un rito de aceptación de su sometimiento. Luego la clavé y me la llevé ensartada hasta el dormitorio donde le di sin misericordia, aunque debo confesar que esta basura es insaciable, una puta enferma de caliente con la que puedes hacer lo que se te de la gana. Yo entré al mundo fascinante del macho cafiche con esta puta; la exploto durante el día en mi departamento mandándola a la calle a buscar clientes, aunque también suelo enviarle a amigos míos, o conocidos de mi círculo. En la empresa hay ya un buen número de sujetos que han pasado por entre sus piernas. No me interesa la plata, pero me fascina que cada día me entregue hasta el último centavo esperando ansiosa mi veredicto. Si es poco, me doy el placer infinito de castigarla desnuda hasta que se arrastra por suelo pidiéndome piedad. Luego me la tiro a lo bestia, lo que la hace gozar casi hasta la locura.

Se quedó en silencio mirándome con la más desagradable de sus expresiones irónicas. Yo estaba tenso hasta lo insoportable, con un vago presentimiento que me impulsaba a pararme y salir huyendo sin escuchar el fin de su historia. No lo hice, sin embargo. En cambio, musité:

-¿Y por qué me cuentas esas bajezas de tu vida que no me interesan en absoluto?

Volvió a sonreír y con toda calma apagó el cigarro deteniendo mi gesto de levantarme de la mesa.

-¿No quieres ir a tirártela? No cobra mucho y sólo pide que se la forniquen sin parar, ojalá por el culo que le fascina...

Me jaló suavemente por el brazo insinuando que volviera yo a mi asiento.

-Déjame describírtela, amigo mío, antes que te vayas. Es bellísima, con un coño todavía apretadito, a pesar de lo corrompida que es. Sus nalgas, sus pechos, sus caderas, sus piernas, son simplemente perfectas. Pero lo que más me excita es ese lunar maravilloso que tiene cerca de la entrada de la vagina, donde termina el muslo izquierdo. Y ese tatuaje divino, la pequeña mariposa en la nalga que me solazo contemplando cuando me la ensarto por el culo poniéndola de rodillas...

Ahora me miraba fijo, sin apartar sus ojos de los míos, con la crueldad curvando sus labios en una mueca que quería ser una sonrisa. Me quedé paralogizado, sin que sus palabras lograran abrirse paso total en mi mente: ¡el lunar y ese tatuaje que, por broma, lo incorporamos a su nalga una vez que en Miami nos topamos con un grabador gitano, eran de Celia! Si yo no sabía en ese momento describir el cúmulo de sensaciones que me embargaron, Rafael me lo aclaró sin misericordia:

-¡Eh, eh, no, socio! -dijo alegremente deteniendo mi mano que se alargo para asirlo por el cuello- No hagas lo que no deseas, viejo. Quieres matarme, pero atiende mejor a ese palo duro que tienes en este momento entre las piernas. Se te paró, estúpido, incluso antes, cuando ya intuías el fin de mi historia y supusiste que la puta era tu mujer. El pene te palpita incontrolable, cornudo, pensando, imaginando a Celia cabalgando en mi verga y en las vergas de su larga lista de clientes. Estás condenado, viejo. Esa furcia corrompida te puso el pie en el cuello hace tiempo, en complicidad con tu pene que en este minuto te exige correr al baño a masturbarte. Escúchame, socio: esta noche y las que vienen te vas a tirar a Celia como nunca, descargando tu rabia junto con tu semen pensando en lo que le hice... y en lo que le haré puesto que vas a verme muy seguido, porque desde hace un mes soy el dueño de tu mujer.

Fue Rafael el que se levantó ahora alejándose mientras silbaba una alegre canción, dejándome, en efecto, sumido en el cúmulo de sensaciones que él describiera con demoledora certeza. No volví a la oficina esa tarde. Una vez más, como aquella noche cuando en la cabaña Celia me dio con las puertas en las narices para que la dejara fornicar tranquila con Miguel, deambulé por la ciudad acosado por pensamientos contradictorios con el denominador común de la voluptuosidad sexual que, tal como dijera mi detestable socio, me mantenía el pene en una erección palpitante que amenazaba con convertirse en un orgasmo convulsivo a causa del roce del pantalón. No me molestaba que Celia optara por la prostitución. Por el contrario, eso no sólo me excitaba enormemente, sino que era una consecuencia inevitable que yo veía venir desde hacia un tiempo, pensando incluso proponérselo para que diera de este modo rienda suelta a su sexualidad cada vez más apremiante. No era esa, sin embargo, la forma como yo lo había previsto; es decir, no como una callejera expuesta a peligros y también a ser descubierta por algún conocido. Tenía yo una vieja amiga que regentaba un prostíbulo de alta clase, reservado y elegante, en el que Celia hubiera podido refocilarse con otros hombres algunos días de la semana sin ser molestada por miradas indiscretas. No había resultado como yo quería, pero, aún así, no era su condición de callejera lo que me tenía conmocionado, sino el que su relación se hubiera establecido precisamente con el sujeto que yo más detestaba y el menos indicado para mantener el secreto de la sexualidad de mi esposa que yo guardaba con gran esmero. ¿Por qué lo hizo? Era evidente que todo lo premeditó pues su rondar cerca de la oficina y su cruce en el camino de Rafael había sido sin ninguna duda intencional. Hoy, como ya dije desde mi primer relato, todo está perfectamente claro: su mayor placer sexual lo obtiene de la más perversa humillación de la persona que ama, y esta persona, que soy yo, alcanza a su vez la cima del goce retorcido del sexo mientras más es humillado por la mujer que adora. Extraño, ¿verdad? Depravación, dirán algunos, inexplicable incluso para la petulancia doctoral de sicólogos sexuales. Pero, lo repito, somos inmensamente felices y cuidamos y adoramos nuestra perversidad tanto como cuidamos y amamos nuestra maravillosa ternura.

Cuando volví esa noche a casa, a diferencia de aquella vez en la cabaña, ya sabía lo que iba a ocurrir, por eso no me extrañó ver al auto de Rafael estacionado ostentosamente frente a la casa. Pero también había otros dos vehículos que yo no conocía. Entré con la incertidumbre de la escena que me esperaba. Sentados alrededor de la mesa, jugando cartas en medio de una densa nube de humo de cigarros y una profusión de copas de licor, había tres sujetos desnudos, uno de los cuales era Rafael.

-¡Hola, socio! -me gritó alzando una mano y sin quitar la vista de sus cartas- Llegas junto a tiempo porque no sabemos dónde guardas más trago. Tu mujercita está muy ocupada ahí adentro para molestarla. Tráenos dos botellas de whisky y si no tienes, vuélvete por donde llegaste y ve a comprarlas al centro.

Los otros dos sujetos ignoraron mi presencia sin siquiera destinarme una mirada. Sin contestarle a Rafael, me dirigí al dormitorio. Celia estaba desnuda, con las piernas en los hombros de otro individuo desconocido que la tenía ensartada por la vagina y que iniciaba su orgasmo justo en el momento en que yo entré en la pieza. El tipo manifestó su placer con violentas embestidas al tiempo que gritaba incoherencias groseras a Celia:

-¡Toma, puta sucia, recibe toda mi leche en tu hoyo reventado!

Había un quinto sujeto junto a ellos que a todas luces esperaba su turno acariciándose lentamente el pene mientras lamía una de las tetas de mi mujer. En efecto, el que venía de acabar dentro de ella se retiró con un aire de infinita satisfacción mientras el otro ocupaba de inmediato su lugar entre las piernas de Celia que tenía la vagina groseramente abierta y exhibida, pues debajo de su trasero habían ubicado un gran cojín. Sin perder un segundo hundió su miembro hasta el fondo iniciando un vaivén brutal que casi botaba a Celia de la cama. Ella estaba trémula, con los ojos turbios e idos, como si estuviera en trance, emitiendo gruñidos sordos, guturales, roncos como los de una bestia jadeante, férreamente asida de los bordes de la cama y levantando rítmicamente las caderas para salir al encuentro del miembro que aparecía y desaparecía en las carnes tumefactas.

-Hemos estado tirándonos a tu mujer toda la tarde -sonó la voz de Rafael a mis espaldas- La puta está semi inconsciente de tanto gozar y ya ni sabe quién es el que se la está clavando. Hazte a un lado que es mi turno de darme el gusto con su boca.

Me arrodillé al lado de Celia y tomé su cara volviéndola hacia mí mientras el otro sujeto seguía impertérrito el mete y saca.

-¡Por favor, Celia, soy yo, tu marido! No te entregues a Rafael. Haz lo que quieras con los otros, ¡pero no con él, te lo ruego!

Pareció volver en ese momento del éxtasis de su aturdimiento. Pero sólo para darme un violento empujón poniendo su mano en mi pecho. Tomó entonces la verga de Rafael que se ubicó de pie junto a su cara y, con una fruición infinita, comenzó a mamarle el miembro mientras él se reía diciéndome:

-¡Estúpido cornudo! Cómo la vas a privar del placer de chupar el palo de su dueño, de comerse el jugo de su amo. Con esta mierda hago lo que se me antoja, entiéndelo.

Al salir de la pieza alcancé a ver todavía como la acomodaban ubicándola entre ellos para penetrarla, por el ano y la vagina, ambos al mismo tiempo. Cuando crucé la puerta de salida de la casa, logré también a oír que los gruñidos roncos de Celia se transformaban en chillidos agudos de placer recibiendo la doble penetración.

Volví cerca del amanecer tras cerciorarme que ninguno de los vehículos continuaba aún frente a mi casa. La sala era un caos de botella vacías, colillas de cigarrillos, sillas volcadas, además de lagunas de cerveza con las que habían bañado el cuerpo de Celia en medio del recinto, lamiendo luego cada rincón de su bella anatomía. En el dormitorio ella dormía profundamente con el trasero aún sobre el almohadón, las piernas totalmente abiertas, tal como la dejó el último que la ocupara. La vagina estaba cubierta de una gruesa nata blanca y espesa que se perdía hacia dentro pues la tenía desmesuradamente abierta. De ahí nacía un hilo de semen que terminaba en una abundante poza sobre el cobertor justo entre sus piernas. La calentura, mezclada con aquellos sentimientos contradictorios ya descritos, se apoderó incontrolable de mí. Me desnudé frenético y, ubicándome yo ahora entre sus muslos, la ensarté de un solo envión mientras el semen escapaba de su coño mojando mi vientre y sus muslos. La entrada para ella fue impactante porque tengo, afortunadamente para esas circunstancias, un miembro bastante desarrollado, además que la inflamación de la vagina la estrechaba un poco contrarrestando la gelatina de semen que la bañaba. Dio un grito agudo abriendo desmesuradamente los ojos; sin embargo, de inmediato enrolló sus largas piernas en mi cintura respondiendo delirante a la posesión. Iniciamos una de nuestros encuentros sexuales más intensos y frenéticos de los que tengo memoria. Aquello fue algo sin precedentes en cuanto a la exacerbación del límite de los sentidos; la furia y el éxtasis borraban de una plumada cualquier raciocinio mientras nos embestíamos en un descontrol total de gritos e improperios, besando, mordiendo y succionando la carne del objeto de placer en lo que nos habíamos convertido el uno para el otro. Un extraño fenómeno se posesionó esa noche de mi sexo: no podía acabar, no podía llegar al orgasmo como si un nudo insoluble bloqueara el desenlace de mi placer ahí en el límite, justo donde se desata el descanso sublime de la eyaculación final. Eso convertía mi calentura en algo glorioso, pero terrible; agobiante, pero prodigioso, inenarrable y sin parangón. Aunque a Celia le acontecía algo similar, para ella no era extraño ese estado hiperestésico sin orgasmo culminante. Varias veces en su vida le había ocurrido ser poseída por muchos hombres en tardes o noches completas sin descanso. Entonces ella, que es multiorgásmica por lo que no requiere descanso entre cada macho, caía paulatinamente en una fase de delicia ininterrumpida, sin la intensidad del espasmo final, pero con un goce interminable y sostenido que se concentraba en la zona interna de la vagina. Eso la sumía en una especie de letargo en el cual perdía la conciencia del espacio y el tiempo, viviendo sólo para aquel placer que no se agotaba mientras tuviera una verga ensartada, que fue el estado en el que la encontré cuando ingresé al dormitorio y la descubrí con esos tipos.

Durante lo que quedó de noche, y aún con las primeras luces del alba, estuve embistiendo a Celia sin un segundo de pausa. No pude acabar quedando derrumbado sobre ese cuerpo de diosa que aún convulsionaba, ya con el día iluminándolo todo, pero sintiendo ambos que habíamos vivido una de las noches más sublimes de nuestro sexo. Nos dormimos dulcemente abrazados mientras la lujuria se retiraba con discreción dando paso a nuestro amor sin límites que nos hacía derramar toda la ternura del mundo el uno sobre el otro.

Me desperté en el momento en que Celia se levantaba de la cama para dirigirse al baño. Me estremecí fascinado contemplando ese cuerpo de hembra perfecta cuyas nalgas oscilaban armónicamente al ritmo de sus pasos de gata que cruzaban la pieza. Ella, como siempre, sabía que mis ojos estaban aferrados a su piel, lo que la hizo exagerar la lentitud y la voluptuosidad de su marcha, ya de por sí naturalmente sensual. Volvió al poco rato, siempre desnuda y con el pelo estilando el agua de la ducha. Se sentó junto a la cama y tomando mi cabeza entre sus brazos, me besó intensamente, mojando mi rostro con su cabello humedecido, al tiempo que musitaba con una voz pletórica de emoción:

-¡Te amo! Te amo como mujer alguna amó jamás a un hombre. Te amo por todo lo que eres, pero sobre todo por eso, porque eres tan hombre, y yo me siento tan tuya, tu objeto de placer, la hembra que has querido moldear, porque has hecho de mí lo que tú has querido tener. Jamás podría concebir mi vida sin ti...

Sin dejar de mirarme con toda la ternura inundando sus ojos, tomó el teléfono y discó un número. Ya antes que ella hablara yo sabía quién sería el interlocutor.

-¡Hola! Sí, soy yo... No, pelotudo, no te llamo por eso. Te llamo para agradecerte esta noche vivida con mi dueño... ¡No, tarado! -se rió con sarcasmo- Tu no alcanzas ni para aprendiz, pobrecito Rafael! Hablo de mi único dueño. Pero no importa; tu escaso coeficiente no alcanzaría si yo te explicara, por lo que olvídalo. Te llamo para decirte que no quiero verte, ni oírte, ni olerte y ni siquiera presentirte cerca de mí... Sí, así de simple, estúpido, te estoy dejando caer porque ya no nos sirves, adiós.

Aquella vez di un paso más en la comprensión de la fascinante personalidad de Celia. Jamás tuve duda alguna de su amor que alcanzaba niveles siderales demostrados, incluso, hasta en su disposición de dar su vida por mí, como ocurrió en cierta ocasión que relataré en otra oportunidad. En cambio su actitud sexual, que hacía que mi existencia se encadenara todavía más a ella, era un pozo de misterios que quizás nunca llegaría a dilucidar por completo, pero que adivinaba lleno de fascinantes y maravillosas sorpresas que me correspondía a mí ir descubriendo y para lo cual no me bastaría la vida entera.

Pasamos todo el resto de ese día retozando entre mimos y ternuras que sólo conocen los verdaderos enamorados, alternándolas con el frenesí de un sexo animal en el que ella se transformaba en una simple puta de la cual extraía yo el máximo placer que su carne podía ofrecerme, mientras ella me insultaba de la manera más soez que su perversidad podía sugerirle:

-¿Estas rabioso, cabrón cornudo? ¡Todos me toman igual que tú, hijo de puta! Se gozan a tu hembra como les da la gana, hacen lo que ellos quieren y yo los dejo, tal como lo has visto porque soy una furcia reventada, corrida por el que se me quiera montar. ¿Quieres saber cuáles de tus amigos se han instalado entre mis piernas abiertas?

Se reía sarcástica mientras yo loco de celos y furia, pero en medio del placer más sublime y excelso, le hundía el pene sin misericordia en el ano y la vagina que ella me ofrecía levantando el trasero. No, mis queridos lectores; nada en este mundo me haría cambiar un ápice de mi vida maravillosa junto a Celia, cuya calentura, pero también inteligencia, la hizo construir este mundo glorioso que compartimos y en el cual calzamos ambos a la perfección.

A la mañana siguiente, después de la afiebrante jornada vivida con Celia en casa, entré a las oficinas de la empresa con el alma serena y rebozando mi alegría de vivir. Sabía que tras el saludo respetuoso y adulador del personal, estaba la maledicencia de los comentarios sobre mi escandalosa mujer y la lástima hipócrita por el pobre marido engañado. Pero sabía también que todos ellos y ellas, si hubieran tenido la valentía, darían media existencia por cambiar la cruz de sus matrimonios fracasados en los que arrastraban mujeres frígidas y monótonas, hombres frustrados y vomitivos, parejas aplastadas por los prejuicios y los miedos. Pasé directo a la oficina de Rafael ingresando a ella bruscamente sin tocar la puerta.

Se quedó anonadado mientras una ráfaga de miedo cruzó por sus ojos. Sin decirle nada lo agarré por las pecheras de la chaqueta y casi en el aire lo saqué de su asiento. Mi metro noventa y mi condición de instructor de artes marciales que practicaba por hobby, le hicieron temer lo peor.

Sin embargo, me reí en su cara por el terror que desorbitaba sus ojos. No obstante mi gesto violento de mantenerlo alzado de la solapa, le hablé con jovialidad, casi de manera amigable:

-Hermano, ya lo oíste ayer: mantendrás muchos metros de distancia de Celia de aquí y para siempre, a menos que ella decida algún día cambiar de opinión y quiera abrirte otra vez las piernas. Si no es así, quédate con el recuerdo de haber conocido una hembra de verdad, y agradece al cielo haber tenido ese trasero para tu goce. ¿Está claro, verdad?

Movió la cabeza en señal de asentimiento lo que me hizo soltarlo suavemente y, mientras le ordenaba la ropa, le dije como si nada hubiera ocurrido entre ambos.

-No te olvides que en media hora más comenzamos la junta de directorio. No te atrases.

Esa misma mañana, llegado el mediodía, apareció Celia en la oficina para pasarme a buscar pues habíamos quedado de almorzar juntos. Su entrada fue simplemente impactante, apoteósica. Sus largas piernas enfundadas en medias negras caladas podían verse casi desde su mismo nacimiento, pues la falda, si a eso se podía llamar falda, no alcanzaba a cubrir la curva final de las nalgas, en tanto que, al caminar, el triángulo del pubis, apenas cubierto por el minúsculo calzón negro que hacía juego con el portaligas y las medias, aparecía y desaparecía en cada uno de los pasos voluptuosos con los que cruzó el largo pasillo jalonado de escritorios y que conducía hasta mi oficina. Hacia arriba, una blusa de tenue encaje rojo, de transparencia absoluta y anudada en el estómago, dejaba plenamente visibles sus dos pechos cuyos pezones se veían erectos por el placer que le causaba esa situación. Un silencio sepulcral fue la tónica que se apoderó del ambiente escuchándose sólo el armoniosos repiqueteo de sus zapatos de altísimos tacos aguzados. Sólo algunos pudieron reaccionar más prestamente y balbucearon un tímido saludo a la esposa del principal accionista y dueño de la empresa que se presentaba vestida como una puta, hermosa y fascinante, pero una puta al fin.

La recibí en la puerta de mi oficina besándonos con infinita ternura, aunque con un dejo de voluptuosidad porque mi mano cayó deliberadamente sobre su nalga derecha atrayéndola todavía más hacia mí, gesto que no pasó desapercibido para nadie. Cruzamos el mismo pasillo ahora en sentido inverso sin apresurarnos. Llevaba a Celia enlazada por la cintura mientras ella apoyaba con dulzura su cabeza en mi hombro al mismo tiempo que comentaba risueña trivialidades del diario vivir.

Su éxito en la oficina, en la calle y en el restaurante donde fuimos a almorzar era también mi éxito, sintiendo la envidia silenciosa de los hombres que no podían despegar la vista de sus pechos y luego de sus nalgas. Sabía que Celia no se detendría en esa experiencia y que algunos de esos hombres que hoy la veían pasar como una diosa inalcanzable, estarían más tarde gozando ese trasero a su pleno gusto ya que su caliente imaginación urdiría nuevas y más estremecedoras aventuras, pues tal como siempre me lo repetía, su sexo no podía ser de un solo macho. Pero ya lo dije: es nuestra existencia y nada en este mundo podrá compararse al orgullo que siento de tener una hembra como Celia, no sólo por su belleza que no es en último término lo más importante, sino por esta felicidad que su forma de ser trajo a mi existencia.

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Toxic

Todo por una amiga

Las infidelidades de melinda

Me destrozaron el culo... ¡que placer!

Pasión inmoral

Nuevas posiciones

Mi experiencia con maduras bien putas

Humillaciones sexuales en el Servicio Militar (1)

La lujuria de Edurne

La leyenda del Val-Druîn

Una noche de cumpleaños

Trállax

Diarios de secundaria (00: Prólogo)

Mi querido Kike

La venganza es dulce y placentera

Vacaciones diferentes

Jorge, el novio de mi hermanita

Las amigas de mi hermana

Gracias a Felix...

Mis fantasías

El peluquero

Julia

Papa y yo

Mi compadre y yo

Mi perdición

Una tarde de verano entre colegas

Melinda e Iver en Oruro

Nunca se lo he contado a nadie.

Disfrutando la realidad

Violada a los 16 años

Tren ligero -Guadalajara- Sexo que se vuelve AMOR

Mi tío Juan

Mi primera vez fue con un maduro

Tania... La hermana de mis sueños

Hermoso culo

Klara

Sombras del deseo

Mi amiga Ana

La mejor sesión de cine de mi vida

La Domestica

Acompañando a mamá

Trasvase (1)

Solo para muggles

Lo que nunca sospecharon de Harry Potter...

Vacaciones con mi tio Luis

Mi adorada maestra Sandra

Vaya jugada...

La abuela de mi amigo

Sin gota de agua

Déjame guiarte

Una de mis noches

El primer paso (El camino de Nono)

A comprar minifalda

Chantaje a la lolita

Que destino más mierda

Dos maduros para mi (19)

11-M, reflexión de un niño..

Dos maduros para mi (18)

Las fiestas del grupo...

Relación excitante

Una noche húmeda...

Viva el fútbol

Mi maestra de ecología

Mi vecino travieso

Relato real: mi hermana y yo

Mi prima Jessica

El vecino del chalet

El secreto de mi madre

Una fantasía

Vacaciones eroticas!

Por fin conseguí a mi suegra

Como me cogí a la secre

Ojos que no ven...

Mi amado Jorge

Dos maduros para mi (17)

A los 17 (1)

Siete en familia

Noticiero

En mi Inocencia

Disfrutando por primera vez

Sorpresa

Dos maduros para mi (16)

El inicio de la corrupción

Jorge, mi gran amor secreto

Adolescentes en Mazatlan

La desvirgada de mi novia

Calenturas De Claudia

La pareja perfecta

Amarrado a tus sueños

La escapadita

Era semana santa

Mi abuelo

Noche de feria con trio

Primera vez...

En semana santa

De regreso a casa

14 años y soy la esclava de papa

No debimos...

Vale todo (hasta entregar mi novia)

Tragedia Regia (5)

Encuentro fantaseado

Mi prima maribel

Mi marido me hizo probar a otro hombre

El dia Señalado

El Atardecer

Mi primera vez con mi tío

2 minutes to midnight

Me gusta exhibirme

Carta anónima

Vigilando a mi vecina

Primera experiencia zoo y sexual

Secreto de confesión

El despertar en el autobus

Mi amada diosa

en el puerto

Intercambio con futuro

Divina Confesión

Un superdotado en la secundaria

Mi adorable desconocido

Como me ama mi papá

Mi primera vez

Un espectaculo para mi suegra...

Mi Odisea incestuosa (11: Todo sobre mi Madre)

El rey madura

Violación troskista

Convencela Tú

Con mi vecina jamona

Mi Mujer y su vida secreta

Con la vecina

Infidelidad natural y deseada por los dos

Por mirar un culo... (2)

Alan, mi primito... mi putito (2)

Por mirar un culo... (1)

Hablando sola

Alan, mi primito... mi putito

Mi primera cogida

Cleo y su mascota (perro)

La V. de C.

A mi mujer y a mí, nos hicieron el amor

Mi secretaria

Un trio, muy especial

Más que una venganza

La conocí en el colectivo

Costumbres tribales

Mi prometida es una golfa

Tragedia Regia (4)

Enloquecedora lujuria

Me masturbo con tus fotos

En una reunión de amigos me desvirgaron mi culito

Temor Excitante (4 - ¿Final?)

De maniobras

Orgía en la oficina

Ropa Interior Femenina (Delicioso Manjar)

Violé a mi novia

Tragedia Regia (3)

Morbo anal...

Transexual y padre

En la selva del amazonas

Vacaciones con mi cuñada

Hombre con deseos de mujer

Me gustaria que fuera realidad (2)

Tragedia Regia (2)

Con mi hermanita hoy

Me albergo y tuve sexo con ella

Otro sueño con Piru

Me gustaria que fuera realidad (1)

Cuando pense que Piru era mi profe

Castigada

Me gusta ser cornudo

Cuando pense que piru era mi jefa

Esa intensa etapa de la vida

El campamento

A mi mujer la gozó un colombiano guapísimo

Una noche inolvidable

Como disfruté con mi joven novia

Una tarde aburrida

Despues de una noche de copas

Orgía en el DF

Hijos del Diablo - Extra

Incesto fantasia erotica

Mi sueño con Piru

Tragedia Regia

Mi esposa vive a cambio de un prestamo...

Vacaciones merecidas (1)

Follada en la casa de campo

Violada por mis trillizos

Desvirgada en la playa

Mi sueño con Liliana

Viaje a Mallorca (1)

En medio de los dos

Dejé desnuda a mi mujer con un amigo negro

La Dulcerita (2)

Lo hice con mi madre al FIN

Follada en el campamento

El día que firmé ser un cornudo sumiso

Tres chinos en la ciudad

Esto lo leen las mujeres

Star Wars X

Temor Excitante (3)

Karla, mi linda hermanita

Mi novia de 17 me dió su culo

La Dulcerita

Un día en el mero

Menuda familia...

Minerva, mi linda prima

El secreto de las arenas

Eduardo

Mi mujer quiere tener relaciones con más hombres

Caro

Londres, durante la 2ª Guerra Mundial

Mi joven hijo, mi semental

El whisky

Cuñados

El mejor culo

Me pone cachonda excitar a mi hermanito menor

No se como sucedió (1)

Hijos del Diablo... (5)

Eliezer

me tire a mi hermana

Eduardo mi primo mas sexi

Mi esposa fue feliz esa noche con otro hombre

Temor Excitante (2)

¿Seré una Perra? (4)

Mi fantasía mi mujer la había hecho realidad

A su lado soy una bebe...

Mi primera vez con mi primo

Aprendiendo a follar

Me sorprendieron

Mi extraña familia

Sexo en clase de mate

Follando a la zorra de Isabel

Y que primera vez!

Hacer realidad una fantasía...

Mi primita de 13

La despedida

Alma

¡Qué hembra! Mi segunda vez con el marica

Necesidad Ardiente

Fantasias con mi Cuñada

Temor Excitante (1)

Violada a los 12

¿Seré una Perra? (3)

Relato de la casa de huéspedes: mi paisano

La feria (1)

La Primera Vez de mi Novia

Mi mujer conmigo no, pero si con su primo

Guerra en los Balcanes

Me encanta bailar desnuda

Los videos porno de mi esposa

La mejor de las navidades

Incesto (1)

Como me cogí a mi prima

El instructor del club

En manos de la ley

Un Reino Herido

Hijos del Diablo (4)

Mi abuelo pervertido

Siempre he sido infiel

Cuando tenia 15 años...

Mi cuñada y yo

Sexo no deseado por 48 horas

La apuesta

Todo puede suceder

Andreita

Rosi

Arcelia y yo

Susy (2)

Mi hermana mi amiga y yo

Gozando con mi prima

Mi compañera de servicio social

Pepe violador

Mi hijo me toca

Empecé con mi amigo

karen

Unos señores hospitalarios

Mi fogosa tía Adela

Sexo caliente

Pequeños consejos sobre la escritura de relatos

Las grandes series americanas (4: Bel-Air)

Pequeña inocencia (1)

Diablos que primita!

La penultima vez con Marta

Lety

Con mi primo miguel

Mi novia y mi sobrino

Ultrajada en forsta

Mi prima la conta

Ada

Aida

Ada y Edgar

Juego de niños (2)

Hijos del Diablo... (3)

Discusión de tráfico

Se me hizó con mi colegiala

Monotonía olvidada

En Casa

Las grandes series americanas (3: Bel-Air)

Todo por un café....

Marta me la chupó en mi cuarto

desvirgada por un perro

La sustitución

Nunca imaginé que pudiera estar tan salida

Mi prima de 21 de Bolivia

¿Seré una Perra? (2)

Lo que quiero

Juego de niños

Maria, la niña pefecta

Mi Amigo el Médico

Fantasía en Viaje

Me cogi a mi amiga Marta

Sorpresa en el autobus

Mi defensor

En familia

Las grandes series americanas (2: +Cosas de casa)

Mi primera vez

Suegrita urgida

Mi fantastica novia

La Esposa de mi Primo (3)

¿Seré una Perra?

Mujer caliente

Dos Hermanos, una sola cama

Mi mejor amiga

Hijos del Diablo... (2)

El encuentro

Que calor

Las grandes series americanas (1: Cosas de casa)

Mi prima Paty

Mi vecina...

Mi profesora favorita

Sexo Pleno con Toñita

La mujer de mis sueños

Y paso?

Mi tia Sara

Entre amigos

El primer marica que follé hasta cansarme

En la oscuridad...

La ardiente susana

Salio conmigo y se llevo una sorpresa

Mi primera vez fue con el hermano de mi amiga

Paola, la cheerleader colosal

Servicio Militar

Mi chica asombra a su acosador con su relato

La sobrina de mi esposa

El castigo de Paul Urrubia

Una dulce venganza!

La Gran Verguenza de Paul Urrubia

La esposa de mi primo

Mi primera vez gay

En casa de la abuela

La primera es la mejor

Mi cuñada

Hijos del Diablo...

Mi inicio con Patty

Me comió la sangre

Me pasó en acapulco

Mi amigo y yo

De dos en dos

Mi vecina Totey

Letra retorcida

Matemática

Amigas para siempre

Mi linda hermana

Eva María y Federico

Como la novia de mi amigo me pedia ayuda.

Sexo pleno con Toñita

Vírgenes

Autopista de placer

La cala

Una forma diferente de amarse...

Mi yegua salvaje

Quería hacerme lesbiana con mamá

Mi madre y mi tio

Un primo muy especial

Violadas en la tienda

Fantasia cumplida

Fuegos en el Bosque

La mesa de billar

Todo inició con una broma

La estilista

Una cena en el campo (2)

Mi cuñada se dejo cojer

Tiré de un fin de semana

La tia de mi novia

Mi tío Juan

Mi esposa dando clases particulares

Semen para Sara

Otra navidad con la misma prima (final)

Lo que me pasó a mí

Entre musica, luces y alcohol... el sexo es mejor

La lección de Piano

Prima en vacaciones

Mi prima

En el Sex Shop con mi hermana

Una deliciosa cogida

Otra navidad con la misma prima

Noche de confesiones

Me violaron

Los clientes de mi marido

Follada por los tres agujeros

Hacer el amor con otro

Follada en los vestuarios

Fantasía cumplida

Mi primera vez con Laura

Mi prima cogida por mi padre y luego por mi

Sentar a alguien en tu mesa por Navidad

Richard, solo un compañero?

Mi navidad con mi prima

Mi primo y el mar

Mi rutina personalizada en el gimnasio

Mi Prima Carol y Yo

Mi Tia...¡Simplemente un Encanto!

Un Macho Colombiano

Cosas inesperadas

Esto es lo que te daría

Dalia (2)

Una cena en el campo

Fantasía

Cogiendo con mi tía Ceci

Abusando de una mama preocupada por su hijo

La venganza contra Jessica

Descubriendo nuevas sensaciones

Como se entrego mi ex

Paja en la ducha con tres tias

Isla y pasión

Dalia

Esa fantasía

Cogiendo con my friend VANESSA

Mi Cuñada Adolescente (2)

Las zorras de mi tia y mi hermana

Masturbé a un amigo de mi novio mientras dormía

Como filmamos nuestra película porno

Mi novia y los policias

5 Meses

Obligada a ser infiel

Dos Errores

Fin de Semana

Mi vecina pilarica

Como no resistirme

Sentados en un sofá

Mamá

Mis primeros cuernos

Cómo saber tratar a mis amigos

Viviendo con mi suegra (1)

Mi deliciosa primita

Follando en la azotea

Avance laboral

Dos maduros para mi (15)

Mi novia quiere mas pollas

Dos maduros para mi (14)

Me comí a una profe en su oficina

Al fin me folle a mi hermana

Vanesa el Angelito del SEXO

Del Cyber-Chat, al Encuentro Real

Mi Cuñada Adolescente

En el vagón abandonado

Tarde de ocio

Mi aventura con la Marisa

Mi mejor verano

Follada en familia

Nuestra primera experiencia en una playa nudista

Valeria, mi dulce flor

Como dio inicio la relación

Primera vez y muy contento

Toda la noche

Confesion de un esposo

Mi tía Marta

La fauna del MSN

Argentina mi amor

La alemana

Yo... un regalo de cumpleaños

Nos gustan las chicas con lentes

Sade... Todo un genio

Penetrada por 2 alumnos

Dos maduros para mi (13)

Los cuatro a la alberca

El negro de los estereos

En el colegio

Secuestrado por Karen y Sara

La Esposa de mi Primo (2)

Las grabaciones

Feminizado (version definitiva)

Mi primo... y su bienvenida

La ardiente esposa de mi jefe

Del Chico mas cuero al mas...

mis primos y mi hermano me violaron

Querida amiga

El fin de mi relacion con celia

Una hermosa locura!

Experiencia inusual!

El besito robado

Danone, mi yogurcín del MSN

Maitane; mujer plena

Mis compañeros de clase (Desenlace)

Podría ser mi padre

Loreto

Mama luchis

Descubriendo mi sexualidad

Ducha deliciosa

Para romper mi soledad

La Esposa de mi Primo

Violación a un niño pastor (2)

El Hermafrodita

El reencuentro

Entre la espada y la pared (5)

Guarradas con mi novia

Experiencia imprevista

Salome (2)

La Gran Mamada

Entre la espada y la pared (4)

Aún la extraño

Ducha sorpresiva

El chantaje de Andrea

Entre la espada y la pared (2)

Salome (1)

Violación a un niño pastor

Entre la espada y la pared (3)

Mis compañeros de clase (2)

Mi sabrosa tia

Deseo cumplido

Entre la espada y la pared (01)

Un momento de diversión

La primera vez de mi novia

Un sueño cumplido... puede ser peligroso

Me violaron con 11 años

Una tarde de ensayo en el teatro

Los calzoncillos de mi compañero de piso

Dos maduros para mi (12)

Feminizado (4)

El tío de mi amigo

Cuarenta y veinte

Dando una lección

Mi tía y yo

Mis compañeros de clase

Los militares

Mis inicios como chapero

12 horas de hace 24 años

Feminizado (3)

En el hospital

Vacaciones de verano

Madrastra

El profe de gimnasia (2)

Los electricistas

Mi novia entretiene a mis amigos

Feminizado (2)

Esa llamada de emergencia en la oficina

Entre juegos y bromas

Con mi profe de compu

Aventuras del pasado

Dos maduros para mi (11)

sexo en la finca

Una violación real

Feminizado

Orgias con adolescentes

Me case con mi esposo para ser amante de su prima

Dos maduros para mi (10)

Conociendo a la familia

Encontré

Dos maduros para mi (9)

¡Mi mejor hallowen!

Una Tarde para Recordar

Juego de niños

Mis amiguitas

De nuevo en la carretera

Dos maduros para mi (8)

Mi hermano Marcos

La tragedia de mi vida

Caro, la puta novia de mi mejor amigo.

Dos maduros para mi (7)

Los relatos de mi perra

La engañe solo para romperle el culo

El profe de gimnasia

Dos maduros para mi (6)

El castigo de mi señor.

Primer orgia de mi novia

El carate

Venganza cruel

Yo en la cama de mi hermanita

En la oficina

Una prueba de amor

Fiesta para la puta de mi novia

Los jovenes del autobus

Esa noche pedí mi virginidad.(De 4 Vientos)

Imitando las putas

Mi Odisea incestuosa (10: La Gran Orgia familiar)

Un miércoles por la tarde

Me cogi a mi novia en las escaleras de su depa...

Dos maduros para mi (5)

Viaje inolvidable con un par de maduritos

Mi cuñada Monis

Entre la multitud...

Dos maduros para mi (4)

Dos maduros para mi (3)

Madre e Hija

Un suceso muy extraño

Mi amigo, Mi gordito, Mi novio

Mi Madre

Aniversario para 3

Historia familiar

Una propuesta dificil de decir que no

Mamando vergas en el cervantino

En el puerto

Dos maduros para mi (2)

Dos maduros para mi (1)

Bendita inexperiencia

Medianoche

Como me convertí en una puta

Mi Odisea incestuosa (09: Mi hijo Edu)

Hermanito calenton

Tomás y yo, dos chicos en pubertad

Follada en familia

Desestesante

Sola

Iniciandose en ...

En el taller

Mi tía Carmen

Cena para cuatro

Mi Tía

Cosas de la ingenuidad (2)

Mi madre... solo pasó.... no me arrepiento

Primera experiencia a tres

Vegaciones a mi cuñada

Los pies de Daniela

Chupando culos

El Parchís

Denisse, mi cuñada preferida

El encule a la profesora

Cosas de la ingenuidad

Sorpresa de fin de vacaciones (2)

Sorpresa de fin de vacaciones

Una historia de compartir algo

Mi Odisea incestuosa (8: Mi hija Beatriz)

El Retrete

Amores delictivos

Así imagino nuestra primera vez

Cornudo sin remedio

En el servicio militar

La consulta

Cómo me gustaría verte

Recuerdos

Qué morbo!

Logré compartir a mi mujer

Vero y yo

Mi amiga / mi fantasía

Vacaciones de verano con mi madre

Como perdi mi virginidad

Elisa, voyeur y exhibicionista

Primavera ... Mi perro y yo

Sorpresa negra

Mi hermana y mi sobrina (2)

Estamos en el cine

Mamá me hizo su mujer

Fumando con mama

Mi Odisea incestuosa (7: Mi hija Isabel)

Imaginación

Mi hermana y mi sobrina

Turismo

Mi fantasía

Nada es lo que parece

El mecánico y su colega

La Gitana

Historia de Ana (V)

Sorpresa

Marcelita (2)

La jugadora

Historia de Ana (III)

Historia de Ana (IV)

Follada por mi hermano

Historia de Ana (II)

Ella recien comenzaba a madurar

Mi viaje con la clase

Violaciones en la guerra

En el camión

Compañeras de Universidad (3)

1era vez fallida....

Carlos nos visita

Al instituto! (5)

Historia de Ana (I)

Mis comienzos

En la playa

Rencor

Viaje a Zurich

Pasión desde pequeños

Vanesa

Compañeras de Universidad (2)

Día de Playa

Madre Santa

Mi Novia y 2 jovencitos

Nuera y gitana

El Inicio

Un Aventón

Compañeras de Universidad (1)

En el trabajo

En el Servicio militar

Lo que aprendí yo solita (1)

A Ramón

Mi primera vez con una chica

Mi novia es penetrada y yo disfruto

Mi primera vez: cogiendo con una amiga...

Mi Odisea incestuosa (6: Mi hija Yolanda)

Segunda infidelidad

Pero que puta es mi mujer

Olivia crece

Mi historia con Daniel

Verano de sexo y paella

Decian que pareciamos padre e hijo

Gaby y Kartla (2)

Gaby y Kartla (1)

Dulce oscuridad

Virginidad versus Voluptuosidad

Una noche con Claudio

Perdí la virginidad con mi propio padre

El servicio social puede ser buenisimo

La Buena Suerte

La primera vez con un militar

Mi amiga Mariana

Sucedió en el baño de chicos

Una madura me pagó por sexo

Mi suegra, mi amante

Mi primera experiencia

Cuentos (01: Caperucita Roja)

Mi madre me pilló con una revista porno...

Mis 15 Años con mi Prima...

Laura, la pijita

Al instituto! (4)

Un Extraño arte japones

Mi experiencia con mi suegra

Solo 14 años

Primera vez con mi amigo (p.2)

Noche de pasión

Los placeres de la soledad

Mis mejores orgasmos los he vivido con el

Mi primera ves con mi macho

Ricas, ricas vacaciones

Confesión a una amiga

Elsa, la amiga de mamá

El Chantaje

El repertidor ardiente

Al instituto! (3)

Mi amiga Maria Eva

Mirna

Al instituto! (2)

La violación de mi madre

El puto cornudo sumiso mirón

Excusión formidable

Cogiendome a mis alumnas

El profesor

3 no son multitud

Viaje a Alicante

La Madre e hija

Al instituto! (1)

Mi Odisea incestuosa (5: Mi hija Helena)

Lo que vi hacer a mi mujer

Mi historia

Cosquillas en vacaciones (2)

La noche te trae sorpresas

Las Dulces cosquillas de Ana

Cosquillas en vacaciones

Paty, mi gran amor es mi prima

Mi exhuberante y caliente suegra.

Esther y su Bebesote

La puta de mi hermana

Mi sobrina y yo

Con mi pequeño niño

Mi hermanita Hayde

En la estancia

La vendedora

Eran las tres de la mañana

Con mi padrastro y mi madre

El güero de la tienda

Mi primera vez (1)

Mis Primas Zorritas Inglesas 2: Viaje a Inglaterra

Un chico muy cabrón y caliente

Mi primera experiencia zoofilica

La pasión por los pies

Mi tía rica

El Precio De La Ley

La chica del Instituto (2)

Cambio de Mentalidades

Pajeo en la piscina

Volando

La chica del Instituto (1)

Mi querido compañero

Paseo con sorpresa

Mis Primas Zorritas Inglesas

Confesiones

Mi particular noche de bodas

La Mina

Diosa negra

Orgía hecha realidad

Mi papa me hace el amor mu rico

La despedida erótica

Ana, la dudosa

Compañera de trabajo

Una noche impensada

Un Psicopata Definio mi Sexo

Mi increible profesora lesbiana

La Madre de mi mejor amigo

Mi amigo mayor

Follada con mi hermana por orgullo

Alicia despierta de pronto

Los sueños se cumplen

Mi Prima de 14 Años (1)

Todo empezo cenando

Un excelente regalo de cumpleaños

Me desvirgó mi perro

La novia mas puta del mundo

7 contra 1

Violación en el campo

El casting

Lisette y yo rumbo a ACAPULCO

Mi amigo Marcos (o La paja del urogallo)

El despertar

Primera vez con mis hermanos

Mi primera experiencia adulta

La revancha de Ana

Mi vecina Patricia

Como me desvirgaron

Doble descubrimiento

Me follé a mi cuñada

Esclavo de mi padre

Mi vecina y yo

La verdad de un hombre

Mi éxito travesti a los 14 años (2)

El video de mi novia y mi sobrina virgen

Mis pintores favoritos

Alexandra

La casa de huéspedes - mulato

Aventura fetichista

Mi deseada Maria

Segunda experiencia con mi Siberiano

Mi éxito travesti a los 14 años

Maniobras bien aprovechadas

Convertí a mi sobrinito en una putita

Mi Odisea incestuosa (4: Mi Suegra)

Carlita y su papá

Sexo con mi madura casera

Enséñamelo todo (02)

Mi querida suegra

Una mañana hermosa con Tino

Piso en alquiler

El diario de Aida

Marcelita

No sos macho hasta que no la probás

Esperame cariño

Soy cura, y Purita me saca la leche a mamadas

Viendo desvirgar a mi hermana

Mi maestra de francés

Jessica se equivocó y entregó su virginidad a Rene

Mas allá de la Arena

Mis sobrinos mulatos

Mis inicios en el sexo

Los Juegos de la Adolescencia y mi Primo

Venganza?

Por despecho

Mi primera experiencia como mujer

La hermana de mi mejor amigo

Mi prima la peluquera

La chica del metro

Me excita ver como se cogen a mi hermana

La enfermera

Una sensación inusual

Pasión y amor ¿por qué no?

El padre de mi amiga, mi amiga y yo

Mi hermana, buen fin de fiesta

De como se masturba mi mujer

De esposa recatadita a putita

Mi Odisea incestuosa (3: Mi tía)

El ex de mi novia se la folló en mi presencia

Un día inesperado

Entrega inmediata

Reforma Ortografía Castellana

Espiando a mi hermano

Y de amigos, amantes

La madre de mi amigo Pedro

Me Di Cuenta

Iniciándose en el Jogging

Violé a mi hermana

Una amiga me contó lo que hizo con su hermana

Confesiones de una ramera

La mamá de leo

Primera ves

De visita en el rancho de mi primo

Qué niño!

Una experiencia real excitante y arriesgada

Mi sobrina religiosa

Nuestra primera noche real

Lorenita de doce años y su culito respingón

Mi cuñada y mi mujer

Mi padrastro

Me cogí a la mejor amiga de mi novia

Jonson el Psiquico (1)

Por fin lo hicimos

Aquella directora de la academia

Mi pequeña lolita

Con intuición

Su Culo en mi Cara

El Irresistible de mi Cuñado (1)

La primera vez de mi hermana

Dilatación

Prueba del AMO

Juguetón, chico juguetón

Una primita juguetona

Aventuras en la Ruta 116

Sexo, sudor y ....15 años

Sexo en la oficina (4 - Final)

Disfrutando con su dolor

Sexo en la oficina (3)

Mi prima de 16 y sus raras zonas erogenas

Sexo en la oficina (2)

Sindy

Anoche entregué mi culo

Sexo en la oficina (1)

Cibersex

¡Qué niño!

Mi maestra de química (muchachos)

Aventuras de un Pie-Fetichista

Yo virgen, mi prima y una grata sorpresa

Mi tía y mi prima... ¿quien lo diria?

Mi vecina

Curiosidad y algo más

Excelente capacitación

La mili

Don Javier

Breve historia de los anticonceptivos

El juego de la sirena

La fiestita de mi esposo

Extasis y luego un balde de agua fria

La novia de mi hermano

Infidelidades consentidas a mi novia

Vacaciones sin mi marido… pero con mi hijo

¿Me violaron?

Las mañanas con mi empleada

Empezó como un juego

Enamorada de mi cuñado!

Mi marido asi lo quiso

Fin de semana de a tres

El Momento de Gran Placer

Sexo y amor con mi hermana

La segunda vez

SSS, una novia para dos

Mi tía Claudia

Las amiguitas de mi esposa (IV - Final)

Mi Vecina (1)

Abusada por marido y extraños

La fantasía de mi esposo

Mi historia (1)

Sara, la novia insatisfecha de mi mejor amigo

Las amiguitas de mi esposa (III)

Fantasias

Historia de Amor entre Tío y sobrina

Mi sumisa Leylah

La historia de María

Las amiguitas de mi esposa (II)

Mi hija, mi mujer

La secretaria que me hace el amor

Mi primera vez a los 5 años

Mi primera vez

Mi hermana Vanesa

Las amiguitas de mi esposa (I)

Gracias a la biblioteca

Descubriendo el ciber-incesto

En una primavera

Mi primo y yo.....

Como lo hice por primera vez con mi profesor

Mi primera infidelidad

Me calenté con mi cuñado!

Lucifer y papá

Poco para el trio

16 y 45

Vaya entreno de baloncesto

La primera vez fué con la madre de mi amigo

Seduciendo a mi vecina de 12 años

Confesiones con mi hermana

El inicio

Las Profesoras

Con mi tía pilar en una boda

Mi Odisea incestuosa (2: Mi hermana)

Mi primera vez

Aquella noche de sumo placer

Carla, el volcán sexual

Desvirgada por papa

Enséñamelo todo

Laura

Contratado para mirar

Desvirgando a Doris (2)

Quise ser mayor

Mi pajarito

De la micro a la cama

Mi Odisea incestuosa (1: Mi madre)

Pagando con la misma moneda (I)

Una orgía para mi esposa

Mi hermana

Desvirgando a Doris (1)

Mi tio y yo (13 años)

Andrea y Gina... mis primas

Con la mama de mi amigo

Noche de copas, noche de bar

Nieves es asi de puta

Chantajeando a mi prima casada (2)

Qué puta soy

Cerveza VS Vagina

Chantajeando a mi prima casada (1)

Mi hermana y yo

A mi comadre en año nuevo

Maestra de Biología

Me cogí a mi cuñado

Sopresas

Mi primera vez

Dominación femenina por chat, 4 mujeres a por 1

Mi cuñado es hijo mio (I)

Infiel despues de casada

Trio con sopresa

Viviendo con mi hermanita

La graduación de mi hermana

Que puta boliviana!

Follada con mi ex

Sexo gracias a un relato y con embarazo incluido!

El padre de mi mejor amiga

Los Dioses tambien se masturban: Volvemos a follar

LDTSM: Te sabe el chocho a canela

Descubriendo el placer sexual

Playa nudista con mi hermana y hermano

LDTSM: Nos van a comer la polla

Mi sobrina Sonia

Los Dioses tambien se masturban: Liberación

Primera vez con mi amado novio

Una de vikingos

Mi cuñado y yo

Los Dioses tambien se masturban: Follame

La mama de Benito

Ana Carmen

Elvira (10 - Final)

Mi amiguito y yo...

Eva y su familia

Papi

Elvira (09)

Mujeres de marte y hombres de venus

Elvira (08)

Elvira (07)

Hermanita

Mi dulce hermanita

Elvira (06)

Mi relato

Mi primera vez

Mi familia campesina

Elvira (05)

Hay hermanita linda

Con mi propio jefe

Elvira (04)

Elvira (03)

La visita de un primo y sus amigos

Un extraño ta, ta, ta

Comiendo la lana a mi hermana

Elvira (02)

Desnudos al sol

A las ordenes de mí mujer

Elvira (01)

Mi hermano y yo

Alicia sin su marido

En el asiento de atrás mientras mi marido conduce

El culote de mi prima

Mi esposa y el brasileño

Mi prima y yo

Inseminación Artificial

La violacion de Eva

Papito (II) by Francesca Duval

La madre, la hija y yo

Papito (I) by Francesca Duval

Llorando, lloviendo

La camarera que me vuelve loco

Cumpleaños de una esclava

Cena de empresa

Mi primo y yo

Orgullosa de mi hija

Grandes amigos

Mi profesor predilecto

Triunfo

Me lo hice con mi prima y con mi tía

Fue mi prisionera

Curso para Mujeres...

Mi niña de doce años

La fiesta (I)

Mi amado primo

Mi novia de 17 (II)

Iniciación de Puta

Iniciación con mi tóo

Primera vez con un hombre

Beatriz y Aitziber, unas encuestadoras...

Me di un gusto y ahora no puedo parar (II)

Con mis primitas ¡Qué delicia! (IV)

Navidad con mi tía

Mi querida hermanastra

Virgo en el Inquilinato

Juego de amigos (II)

El encuentro

Juego de amigos

Mi novia de 17 (I)

Me di un gusto y ahora no puedo parar

San valentín

Corazón destrozado

Liliana Mi cuñada

La Agencia (1)

Con mi mujer y su hermana

La madre naturaleza

Orgasmotil complex, las pastillas del placer

Mi venganza

Disfruta del sexo!

Mi cuñada cochonda

Mi viciosa sobrinita

La primera paja

Juego misterioso

Buscando empleo

Orgias juveniles (I: sorpresa inolvidable)

¿Cúal es tu personaje animado favorito?

Pues sí

Un exámen cualquiera

Mi compañera de trabajo

Aprobar mmm (II)

Ver la cara de mi tía al vernos

Dominado por Manuel

Pequeña

Ver tan cerca a mi prima de mi...

Mis Tres Hermanas y Yo en la Carretera

La novia de mi amigo

Situaciones Insólitas

Comparaciones eres más... que...

Una amiguita

Ana una mujer estupenda a pesar de su edad

Si amas a alguien...

Grandes frases de Groucho Marx

Tu árbol

Anécdota del Papa

La pubertad

Vacaciones Erotico-Festivas

La masturbación

Juguetes y afrodisíacos

Ciber sex real

En la boca de mi suegra

Salud e higiene

El me compartió con las tres

El comienzo de todo

En casa

Como un niño de 5 años

Fuí infiel en mi noche de bodas

Sexo por chat

Mi vecinita y mi sobrinita, la ingenua

Los hombres somos simples

Un día antes de mi boda

Métodos anticonceptivos

Compañeros de trabajo

Mi profesora Mercedes llegó borracha

Simplemente Nelly

Frases para enamorar

Ciber sex

Mi mujer con una desconocida

Me saqué el gusto con mi sobrina

Mi mejor amigo a los 11 años

Con mis primitas ¡Qué delicia! (III)

La primita de mi novia

Enamorado a los 13 años

Una tarde de cine

Test de amor

La travesti sumisa

Los alumnos

Dinora

Me gusta mi trabajo

Leyenda india

Confesiones de mi prima

Con mis primitas ¡Qué delicia! (II)

En la mili

Y estallaron las estrellas...

Las fantasias sexuales

Fiesta de disfraces

Fiebre sexual

Lo hacemos!

Jugando con mi madre

Violación a la niñera

Mi tía, lo que la hice. Menuda maravilla (I)

Soy un genio

Cybersexo puro

Con mis primitas ¡Qué delicia!

El teléfono movil

Cruel Hermano

Día luminoso

Madre psicologa

¡Qué buena persona!

Ringo un perro fuera de lo normal (IV - Final)

Mamá lo sabe todo!

A una madura me la folle en el trabajo

Sorpresa a mi novia en el coche

Un psicópata definió mi sexo (II)

Ringo un perro fuera de lo normal (III)

Mi linda hermana

Mi mujer arregló los problemas económicos.

La chica del parque

Ringo un perro fuera de lo normal (II)

Un psicópata definió mi sexo

Ringo un perro fuera de lo normal (I)

Chico sexy del cine

Mi padre me lo abrio

Iniciación en el Instituto

Hoy sólo puede entrar uno

¿Usted sabe quién soy yo?

Ver a dos hermanos haciendolo

Desfloré a mi prima

Estar ocupado

Remedio contra las flatulencias

Mi verdadero sexo

El último dia de clases

Fantasias

Hasta lloró esa vez

Las amigas de mi hermana

Lee el texto

Mi primo y yo...

Programa de radio

Los Pinos

Mentiras del porno

Con mi padrastro

La esposa de mi cliente

Mi prima Romina

Amigos?

Mi Sobrinita

Es Casada

Sexo con la sirvienta

El amigo de mi padre

A los 14 con Christie

Una noche en la oficina

Mi mujer me dió el aval (III - ext)

Un amor de locura

Jugando con el vagabundo

Tren nocturno

La cachonda de Ángela

Sex shop

Mi adorado tio

La primera vez el culo de mi mujer

Raquel en la discoteca

Marcela mi cuñada

Silvia ya no es una niña (I)

Por una discusión

Julia

Orgía inesperada en el club

El trasero de mi hermana

En tu casa...

Una rana en mi habitación

Cambio en el portal

La presectora

Mi compañera

Con mi compañera del colegio

En la playa

Cristina la policia

Me follé a la amiga de mi hija

Paja en directo

Carta a Santa Claus

El trenecito

Accidente de avión

Por tener valor (II)

Lo mejor para el estres

La operación

Suegra

La primera vez de Yiyi

Técnicas de masturbación

Nuevas Experiencias

Diario de un Rodríguez

Cosm*politan por hombres

Mi cita con Raúl

Mi Violación

Beatriz (III)

Beatriz (II)

Beatriz (I)

La sedución de mi mujer

Mi novia, su hermana y su amiga

Por tener valor

Me meti la mano

Culebron sexual

Un cura muy especial!

Mi primera vez

Mi hermana siempre lo supo pero lo callo

El director

Lección de Amor (I)

Mi primer amor

El mejor regalo

Nadie sabe mi pecado

Mi amante compañera

Me la quitaron

Mi vecina Isabel

Recuerdos de guerra (I)

La virginidad

Mi inicio y final

Mis primeras corridas sin leche

Siempre había deseado a mi prima

Fisgón y amor

El suplicio de Yuei

El Tsuru Blanco

El profe

La Tarde

En el trabajo

La Doctora y yo

Rony

Mi amiga Estela

Mi experiencia con una veterana

Mi cuñada y yo en la alberca

El autobús

Abriendo las piernas por primera vez

La primera y última

Mi prima-hermana y yo

Evanhelion

Se llama Pilar

Mi amo y yo

Un sábado por la tarde

Inicio gay por accidente

San Bernardo

La peña

Compañera de Colegio

El director

Inicio con mi madre

Victima número 1

Me follé a las dos ladronas

Fantasias premonitorias

Al final el sexo anal era la solución

Violado

Beatriz

Follando con mi profesora favorita!

Amistades calientes

Ampliando la familia

Solo era un chat erótico!

Colegas (II)

La declaración de Hacienda

Penetrada por travestis

Sobre hombres y mujeres perfectos

Mi compañera de trabajo

Colegas (I)

Cosas imposibles

El piloto de mis sueños

Sorprendido con mi suegra

Mi cuñada caliente

El vestuario

En la oficina

De las menores del colegio

Mojados

Toma de decisiones (hombres)

Lucia

Mi vecina del 4º

Sexboy

Sexo en el mar

Mi primer momento erotico con un hombre

La chupada de Nora

Follas como nadie, chaval

Cuando la realidad supera cualquier relato

Safari Salvaje

Evaluación de placer

Una absurda escena de celos

Mi cuñada la pelirroja

Mi polvo con el fontanero

Explicación de un accidente

La noche que mi mujer lo dió

Edu y yo

Un macho policía

Una tarde de placer

Mi novia y yo virgenes

Mi hermana y mi novia

Lillybeth, 12 años de experiencia (V)

Dolor y placer a los 17

Flor de luz

Mi Historia

Una noche inesperada

Me la follé antes que su novio

Lillybeth, 12 años de experiencia (IV)

Aprendiendo de un jovencito

Mi vecina madurita

Lillybeth, 12 años de experiencia (III)

Lillybeth, 12 años de experiencia (II)

Mi cuñada, Mi regalo

Lillybeth, 12 años de experiencia (I)

Una noche en una terraza

La tía de mi mujer

Descubrí que era lesbiana, una noche...

Y después del Foro que?

Vender un coche

Juan y Rolando

Duele Amar

Resquicios de luna de miel

Sexualidad Veraniega

Harry Potter: Las Historias Inéditas

Doble trabajo

Por fin probe una verga

Historia de mi vida

Fábulas

Con la mujer de mi empleado

Como haces el amor según tu signo

Hermanito ideal

Cuando me partieron el culo

La mama cachonda

Gracias relatos de amor filial!

Mi madrastra con mi papa o conmigo

Instrucciones de uso

Mi querido profesor

Accidente domestico (caso real)

Mi primer orgasmo

Mi querido Primo

La diosa de Alemania

18 son pocos

Le hizo el amor a mi mujer y a mi también

Mi primer anal

Una puñeta en honor a mi hermana

Suegra cachonda

Un viaje para toda la vida

Albañiles en celo con la ejecutiva

Follada a dos bandas

Cura no tan santo

Una cena especial

El footing

Lo que mas quiero (I)

Enculado

Experiencias reconfortantes

Gozando de mi madre

Me hice exhibicionista por culpa de mi niñera

Me follo a mi hijo

Equipo de ganadores

Por debajo de la mesa

Confusión

Mi amiga y amante

Día del padre

40 Maneras de Cabrear al de TelePizza

Orgasmo en el tren

No es lo mismo...

Fin de de estudios

Una Increible Aventura

Mi hija

Una paja entre hermanos (II)

Aprendiendo de los maestros (II)

El Pelotazo

Una paja entre hermanos

Tras el sueño

Aprendiendo de los maestros

Frases estúpidas

Puteando a mi esposa

Acuerdo carnal

Mis primas y yo

La orquesta de los obreros

Super tabu (05)

La caliente tia de mi novia

Smileys

Super tabu (04)

Mi pequeña gran amiga

Satisfacción algo dolorosa

Una noche en el yate

¿Las monjas son listas?

Mi primera con mi primo

Super tabu (03)

La esposa de mi hermano (II)

Super tabu (02)

Nombres Reales Curiosos

Super tabu (01)

Mi amada suegra

Me gusta mostrarme

Mi nenita

En el supermercado

Madura gorda y calentona

Seminario universitario

Fantasias

Clasificación de las mujeres en la cama

En el instituto, con Evelin

Frases más usadas para rechazar sexo

Empleada madura y caliente

Un bollito relleno de leche

Mi madre es una zorra (I)

La esposa de mi hermano

Grandes misterios de la humanidad

Marta y el Duende

El amigo de mi hermano

Recuerdos de mi Sandra Maria

Mi noche con Diana

Una noche caliente y mojada

Despacho de abogados

Aprende a ligar como Torrente

Don Polo

Una familia muy normal (V)

Una consulta muy particular

Hermanos mellizos, mamá y papá

Abeces

El joven doctor

En la Playa

Mi cuñada

Disfrutando a mi novia que esta buena

Un trío de miedo, muy esperado

Viendo a mi madre y culenado con mi padrastro

¿Cuanto cuesta una novia?

Las primas

A escondidas con mi jefe

Egipto (II)

Egipto (I)

Una familia muy normal (IV)

Mensa Urgente!

Diferentes Idiomas

Trio perfecto

Dos virgenes

Leyes de pareja

Carolina

Una familia muy normal (III)

Memorias

El regalo de cumpleaños

Preservativos con marca

Blind Date (II)

Que Primera Vez!

Una familia muy normal (II)

Todo comenzo como un juego y termino en amor

Mi novia y sus dos enanos

Una familia muy normal (I)

Como buenas hermanas

Test Cachondo

Blind Date

El hombre más inteligente del mundo

¿Por que despedí a mi secretaria?

¿Existe Santa Claus?

Mi madre, mi abuela y yo

Una llamada inoportuna

Mi Enfermera Favorita

Le rompi a himen a mi hija

Bajar Peso

Me arrepentí

Mi novia me masturba mientras me obliga a mirarlas

Como perdí la verguenza a mis compañeros

Aprenda a ligar en menos de una semana

Historias del Paraiso

Breve Historia del Condón

Mi cuñada

Mi pequeña Ariana (II)

La Historia del Dildo

Mi pequeña Ariana

Los tres castigos chinos

Primeros pasos sexuales

Una tarde con saxo

Fin del mundo

Mì papá me da lechita

Violación a una embarazada

El Ratoncito y su amigo el Elefante

Me mojo de sólo recordar

Vacaciones Inolvidables

Natación al Desnudo

Confusión por ignorancia

La princesa que todo derretía

Mi cachonda madre (II)

Piropos de albañil

Aprendiendo a meterlos

Le hice el amor a mi prima

Partes de accidente

Tira millas

El Verano

La Sorpresa de mi Prima

Mi tío

Preguntas sin respuesta

Un relato masoquista (II)

Ya vives en la Era Digital?

El regreso (II)

La vendedora

Yo Sóla

Mi cachonda madre

Hacer el amor

Mi primera vez con mi pololo

El regreso (I)

Laura -Chantajeada-

Deborah

Sueño realizado

El piso (III: La cocina es un buen lugar...)

Xena, la princesa guerrera

Espio a mi vecina y ella lo sabe

Los 7 enanitos

La sorpresa

La fábula del pescador

Mujer ajena

La pequeña puti

Judias Pintas

Saliendo de una crisis

El amigo de mi marido

El cuento de Filiperto

Ensalada Especial

Como ser una buena Pija

La madre de su novia

El piso (II: La mejor amiga de una mujer...)

Bailando en la noche

El padre de mi amiga

Emulando a Henry

La historia de Stella

Buena Venta

En el vestuario

¿Puede congelarse el Infierno?

Frases Geniales

Primera Vez

El jefe

Volar

La calentona

Aprobar mmm

El folla maduras

Cuando tenia 15 años

Diccionario del mundo

Isela

Maldita noche de verano

Diario de un joven emancipado

Piquito

El equipo -A-

Le dí mis conocimientos y mi leche

Definiciones

Afortunado Reencuentro (II)

Andrea (II)

Mis vacaciones

Una lagrima por Astrea

Vivir

El confiado

Carta de una madre escocesa

Doctor Automático

La primera vez

Entre primos, más me arrimo...

Mi primer sexo

El amigo de mi mama

Sentirse una puta por una noche

Un león con copas

Inglés para novatos

La ruleta rusa... y africana

Violé a mi amiga

Líos de familia

Mi consolador favorito

Desvirgación en ferias

Mis vecinitas

Mi primera orgía

Una vieja amiga

Estudio de Consulting para un restaurante

Eugenia

Yo fui una babysiter ninfomana de barrio

Un relato masoquista (I)

Andrea (I)

Manual del ligón de discoteca

Fantasía de una madura

Casualidad

Azotada por su cumpleaños

El piso (I: Dos son pareja, tres... mejor)

¿Tienes Email?

La mejor amiga de mi esposa

La enfermera de mi Abuela

CiberAmiga hecha realidad

Tercer trio

Peli Porno Gay

Fiebre del sabado noche

Parejas

Mi cuñada (I)

Experiencia lesbica

Principios Religiosos

La cena de negocios (I)

La confusión

El juego (II)

Navidad

Carlos y su -Arma-

Al ritmo del saxo

El que la sigue, la consigue...

Un corte de pelo muy especial

Mi prima me desvirgó

El género del PC

Mi curso de postgrado

Prestando a mi mujer

El sexo desde varios puntos de vista

Mi historia

En la disco

Verdades sobre los hombres

Autobús nocturno

Los pies de Carmen

Jeny y Helen

Nuestro primer trio

Tren expreso

Frases célebres

Baño de mujeres

Una tarde en el cine

La boda del padre de Rut

Duro trabajo

Lamentación de un día

Doña Elsa

Memorándum en una Empresa

Dos a un tiempo

Ocurrió sin querer

Mi amiga Inés

Karie, ardiente Karie

Chantaje adolescente

Como animales

Algo natural

¿Crees que has tenido un mal día?

El juego (I)

Un encuentro muy especial en la playa

La película

Mi primer contacto

El piercing

Afortunado Reencuentro (I)

La isla

Mi tesoro

Actualización de novia a esposa

Embarazada y caliente

Viaje ajetreado en autobus

Leyenda de los sentimientos

Bajos fondos

La ducha: mujeres y hombres

Me la follé y ni se enteró

Orgía en el campo

El abrazo

La marrana de mi madre

Mi madre estaba muy necesitada

Mujeres y preguntas difíciles

Carta de Dios

Magali

La madre de mi mejor amigo

Riqueza del lenguaje Castellano

Mi compañera sandra

Mejor que una acampada...

Pecados capitales

Aprendiendo a dar noticias

Venganza de mujer

En la alberca

Mi colega Ovar

En el portal

Frío

Contradicciones

Repetimos?

Modesta

El hombre quieto

Solicitud de aumento de salario del pene

La chica de la panadería

Excursion por la montaña

Una bella historia

Quizás un extraño

El ginecólogo

Una fiesta de disfraces

Cuarenta cartones

La chica perfecta... ...y el polvo perfecto

Quise probar como era

El juego de los dioses

Amo virtual

Ayer fue mi primer día de gimnasio

Debemos estar locos

Desvirgando a la hija de mi amigo

Mientras mi marido duerme

Yo y mis gallinas

La boda del incesto

Mi hermana, su amiga y yo

La acampada en la playa

Carpe Diem

Zet: la diosa de la lujuria y lascivia

Mi prima Sabrina

Volvieron a verse con su antiguo amante

La putita de mi mujer y su primer trío

Arrebato de pasión!

Viendo desvirgar a mi hija

Mama, papi me desvirgó

Soy mujer de mi padrastro (I)

Mi padre, mi primer hombre (II)

El que la sigue la consigue

Reacción biológica

Un suave masaje

Mis queridas alumnas

Madurita y caliente

Una historia con mi madre

Mi padre, mi primer hombre

Me dicen -Lobuna-, pero soy...

Primer sexo

Mi primer enculamiento

Mi profesor

Mi fantasia... mi cuñada

Mi mujer... muy puta

Amor Lésbico

Grupo de amigos

Encuentro con Bigman

Tijuana caliente

La vecina

Sabor de un viaje

Sky is broken, apartamento de Scully

Vacaciones con mi cubana

Mark

Aquel lugar en new york

Primera leche

Como me cogi a mi madre

Arreglos en el apartamento

Unas vacaciones con su hermano Christian (II)

Unas vacaciones con su hermano Christian (I)

Satisfaciendo mi cuerpo

Le engañe haciendo un trio

Urgencias

Me cogi a mami

Despues de hora

La primera vez

Una noche con un desconocido

Vacaciones super maravillosas

Haciendo la compra en el supermercado

La noche que fui sola a un bar

Unas vacaciones muy calientes

Simplemente la vecina

Laura busca su límite

Mi jefa

La compra

Mi viaje a Perú

Hicimos un trío sin que ella lo supiera

Laura

El verano pasado

Los viajes de Sofía

Soy adicta al semen de mi cuñado

La balada de Don Juan Tenorio

Mi dulce Erika

Lolitas

Suspiro de una maquina

Hija y madre, todo a la vez

Aprendiendo de los que saben

Conocí a Javier ya hace casi 10 años

La chica del 9A

Orgía con dos perras

Capaces de cualquier cosa (I: La excursión)

Marcela (III)

Marta (III)

Curiosidad y placer (II)

Un fin de semana solos los dos

Victor, mi amigo del alma

Mi gimnasio

La madre de mi novia

Deseo anhelado

Hermanas Barbaras!

Pareja de Montreal

Mi hermana, mi amiga, mi novia, mi amante

Fantasías en la playa

Por causa de la recesión

Una clienta diferente a las demás

Mi secretaria

Mi vieja amiga

Una película porno

Las Profanadoras

El esposo de mi hermana

Gloria: Historia de una sumisa feliz

El video XXX de Laura

Censura XXX

Realidades y fantasías con mi secretaria

Anoche soñe con Carola (I)

Curiosidad y placer

El culo de mamá (I: Viendo cómo se masturbaba)

El cuervo

Ganosa

Profesor de colegio

El portero

El amigo de mi hermano

Memorias de un adolescente (I)

Mi prima

Renacer

Solos en la oficina

Gloria: Historia de una hembra

Amigos para siempre

Se acabó la castidad

Mi nuevo vecino

Cita a ciegas (I)

Cartas calientes en la red

Las fantasías con mi esposa (I)

La conspiración

Por un balde de tierra

El sueño anhelado

Tendencia sexual

Mi madre caliente

El profesor de Ishtar

En el espejo

Probadores

Arrodillada (II)

Mi querida jefa

Me saqué el gusto con mi suegra

Una vez en la PC...

Fui su hembra

Puro morbo

Mi primera vez en mi auto

El mejor viaje de mi vida

Arrodillada (I)

Viaje con Joel

Roxana

Clases en Galicia

Deseo estar otra noche contigo

El reencuentro

Era una de esas noches tórridas de verano

Los dulces labios de Laura

Mucama complaciente

El perfume de Elena

Una fantasía hecha realidad

Auto satisfacción masculina

Ella decidían (III)

Una nochevieja movidita

Affaire con el joven

El profesor

La promesa

El que no corre, vuela

Ella decidían (II)

Roxana

Sin imaginarlo siquiera

Lección de latin

Venganza

Mi obsesión

Compartiendo a Mar

Deseo incontrolable

Mientras ella dormia

Primera vez de mis primas

La recesión

Impuros deseos

Mujer desconocida

Marcela (II)

Sueño

C. E. S.

80 en Japan

Bianca

Visita al despacho de abogados

Toda la verdad

Mi prima

Sorpresa en el trabajo

Masaje especial

Monja

Una noche en la playa

Cosecha con mis tíos

Marcela (I)

Gimnasio

Mi padrino, desquiciado sexual

Mi vecina

Patty

Mujer (I)

Guía de turismo

Un cuento de navidad

Grupo de Oración (I)

Un paseo a la casa de la playa

Amante bandido

Fantasias

Una barbacoa muy movida

La futura esposa de mi mejor amigo (III)

Cena de vacaciones

Ilustrísima señora

Hasta que se me hizo

Retos

A mano

Descubriendo a mi esposa

Fin de semana en el camping (II)

Pamela (II)

Qué experiencia!

Dani

Ishtar: (II: La aprendiz)

Sorpresa

La futura esposa de mi mejor amigo (II)

Orgía en la playa (IV)

La fantasía porno

86 en Glass

Ahh, lujuria! (V: Epilogo)

La primera vez de mi esposa con otro

Perra Vida

Ahriana

Mi arrepentimiento

Ahora me toca a mí

Ahh, lujuria! (IV: El otro final)

Playas mexicanas

Bienvenido a tu casa, cariño

Como cambian las cosas

Ahh, lujuria! (III: 4. final previsible)

Mi novio y yo

Andrea, secretaria y amante

Inesperado

La futura esposa de mi mejor amigo

Fin de semana en el camping (I)

Mi amiga Ana

Buscando setas

Mi sirvienta

Pamela (I)

Enseñando informatica a Vanesa

Ahh, lujuria! (III: 3. -casi- final previsible)

Al fin viva

Cómo cambió mi esposa

Vaya hotel

Hermanas

Ahh, lujuria! (III: 2. Madre Mía!)

Las cofrades

Ishtar: (I: La descripción)

Aquellos años felices

Un tercero en la pareja

Sésamo Sésamo

Sucedió en la oficina

Un viaje de egresados con final feliz

Ahh, lujuria! (III: 1. Entrando en confianza)

Viaje de novios al Caribe

Mi primera historia

Qué quieres que haga que?!...

En el trabajo

En un país extranjero

La masajista

Amor fraternal y zoofílico

Ahh, lujuria! (II)

Soñar despierto

La hija de su amiga

Un día de mis Vacaciones (III)

Mi suegra y yo

El sueño se hace realidad

Mi segunda historia

Ahh, lujuria! (I)

Mi sobrina

Sexo y Ley

La primera vez de mi recatada prima

Fea de cara... pero, ¡qué cuerpo!

Mi cuñada Carolina y su amiga Ivonne

Con mi madrastra

Mónica, Pedro y Yo

G: Un puntito de placer

La sirvienta caliente

Verónica mi madrastra

El amor de mi vida

Bebíamos

La obsesión de Rogue

El examen médico

Black Passion

El cielo despues del infierno

Sexo con mi tia

La seducción de mi esposa

Dejar embarazada a mamá

En el metro

Mi relato gay

Los gamberros

Para que sientas lo que yo

¿Homosexual mi hombre?

Mi Madre

La mansión

Historias (VI)

La venganza es dulce

Polvazo con mi cuñada

Dulce venganza

Memorias de un sacerdote

Paloma y sus sueños

Vacaciones en Mallorca (II)

Mateo (II)

La bombacha de Sandra

Esclavo por un solo día

El probador

Aquel viernes

En el sex shop

Orgia en la playa (III)

Historias (V)

Una zorra para dos (II): El primer sándwich

El ático

Por fin hicimos un trio

Y siguió virgen cómo quería

Orgulloso de mi verga

Televisión estropeada

Orgia en la playa (II)

Historias (IV)

La sorpresa

Basico

Fantasias sexuales con Beatriz

Noche espontanea

Me descubrió Él

Mi inconfesable relato

El poder del recuerdo

Un sueño muy intimo

Gemelas

Historias (III)

Mili y el abuelo

Orgia en la playa (I)

Problemas de fontanería

Historias de control mental (I)

Una fiesta campestre

Chantaje a Ana

El mesero

A por ella (III)

Don Benigno

La amiga de mi tía

El restaurante del Sr. Leo

Sexo en las alturas

Esto si es amistad

Mi prima solange

Historias de Ariki: Bárbara (I)

Me han descubierto

El nuevo trabajo

El sacerdote que me amó

Jenny

Violé a mi Jefe

Buscando la chica ideal

Qué manera de iniciarme

Mi putísima comadre

Cambio repentino

La cueva de nieve

Las ayudas de mi suegra

Mis primeros cuernos

Humillada por mi propia carne

El arte de besar

Primer intento (I)

Quiero tu semen

Juan volvió

Apuesta

El juego de la baraja (II)

Grata sorpresa

La antigua novia del colegio

Inicio de cornuda

Una noche con Juan

Dados de la Suerte

La pérdida de la inocencia

Después del chat, la cita

En un canal del irc (II)

Manuela (17: Capítulo final)

Las Reinas (II)

Abusando de Irene (II)

Manuela (16)

Suegra atendida

Manuela (15)

Carta a una antigua amante (I)

Manuela (14)

Rosa, viuda fantástica

Vicky

Mi amiga Lidia

Mimi (07: Epílogo)

Manuela (13)

Manuela (12)

Mimi (06: Londres, el principio del fin)

Silvia, la novia de mi mejor amigo

Quién iba a decirlo?

Las Reinas (I)

Manuela (11)

Mimi (05: Dos más una son cuatro)

D.D.

Manuela (10)

Mimi (04: El Amigo de Julia)

Repartiendo pizzas

Mimi (03: Que los cumplas feliz)

Manuela (09)

El cine

Deliciosamente erótico (III)

Mimi (02: La Apuesta)

Como comerse un coño

Mi Prima y yo

Manuela (08)

Mimi (01: Prólogo)

Con mi tia y su perro

Deliciosamente erótico (II)

Manuela (07)

Nunca más

Mi Hermanita

Manuela (06)

Una perfecta putita

Deliciosamente erótico (I)

Manuela (05)

Manuela (04)

En un canal del irc (I)

Abusando de Irene (I)

Infiel, tres veces

Manuela (01)

Manuela (03)

Sonia

Manuela (02)

Placeres

Vacaciones inolvidables

Mi suegra es bien atendida

Novios de otros tiempos

El despertar de la sexualidad de mi esposa

Cartas de amor

Un hombre rico

Sensaciones prohibidas

Cyber Sodomización

Mi mejor maestra

Mi Hermanita

Campamento

Mi querida alumna

La Noche que comenzó todo

Puede hacerse realidad

Fidelidad

Un día de mis vacaciones (II)

El luto de mi suegra

Después del estudio (II)

Mi Suegrita

Solidaridad agradecida

Un día de mis vacaciones (I)

Enamorada de mi verga

Debutando prematuramente

Cuñada supercachonda

Las Aventuras de Eduard

Crónicas X (II y final)

Mi secretaria

Súper salido

Encuentros virtuales con Eliza

La Hija espía (II)

Tendida en la cama

Una tía muy marchosa (II)

La Verdad por teléfono

Obsesión y placer

Un Trabajo

Follándote en mi mente

Satisfacción cibernética

Vacaciones de verano

Me ocurrió hace unos días

Una tarde con Julia

Conociendo a mi suegra y mi novia

Rosa

Me sacó las lágrimas

Historia de parejas

Verano con mis tios

Qué mujer

Renacer despues de mi divorcio

Sonia

Ranma

Jugando con el consolador

El Sexo más placentero

Nuevas experiencias

Dominio en un despacho

Noche excelente (II)

Contactos en panamá (II)

Fantasía cumplida

La primera vez de Vanina

Noche excelente (I)

El Establo

La Poción azul

Me pasó en Acapulco

Experiencia anal

El Reto pepsi

Mi primo Eduardo

Sabrina (II)

Tequila, shots y adios virginidad

La mamá de mi novia

La Gorda: El primero que se lo pida

El Espía

Micromanía

Me lo merecía

El Mercadillo

Historias de Ariki (Continuación de Rapanui)

Juan

La Hermana de mi mejor amigo

Florencia

Fiesta

Crónicas X (I)

Experiencias reales

Los sueños si se hacen realidad

Mi novia es experta en mamarlo

Deseo

El Escape

Hermafrodita

Esposa para todo

Eva

La Escalera

La Entrevista

Aposté a mi novia... y perdí... pero gané

La exhibición de Nuria

Follando con mi abuela

Ese día

La Crema bronceadora

Descubriendo el goce anal

La leyenda de Anguile

Aventura sexual con mi compañera

Mi Deliciosa tía

Agujeros en la pared

La Bienvenida (Paseo alternativo)

Construcción

Boca y River

Mi vecino

Adios a mi virginidad

La Veterinaria

Toty y Barri, la pareja explosiva

Mis vecinas favoritas

Mi Vecino

Variación salvadora

Los hombres también pueden

La terapia

Trío, una buena opción

Qué suerte la mia

Regalo de Navidad

El Reencuentro de dos hermanos

Esos restos maravillosos

Qué cuñada!

Strong

Mi perro San Bernardo

La primera vez de un tontín

Regalo

De la piscina al cielo

La prometida de mi amigo

Quieres problemas?

Viaje de aventura

Es una reputa

Mi Rotwailer

Preparada para la fiesta

Pensada en ti

El perro de mi tio

Mi gran profesora

Moni

Noche de brujas

Los pasos a seguir

Mi pene está fláccido

Mi primera vez

Qué manera de tener sexo

Lun

Mi padre y mi socio

Pepa, su hijo y yo (II)

LLeno de sexo, lleno de amor

Pepa, su hijo y yo (I)

Sonia y su madre

Lina y Carolina

Nancy

Tenerife

Me lié con la hermana de mi novia

El mejor ejemplar de la exposición

La verdadera historia de Cenicienta

Sin inhibiciones

Hace tiempo

Mi fiesta de diecisiete

Un adorable mastin

Fedra

Me gustó que tocaran a mi mujer y mi hija

Jvr

Estudiante en prácticas

Noches de Verano

El juego de la silla

Primer trío con nuestro amigo

Fin de semana en el campo

Leticia

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Mi maestra y su perro

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Mi esposa se libera

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Trucos para ligar (I)

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Desvirgando a mi cuñada (IV)

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Soneto a M.E.G

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