LA CONOCÍ EN EL COLECTIVO (Inspirado en Piru)
Este es otro humilde aporte inspirado en la hermosa figura de Piru, la mujer de mis sueños.
"Era un día más como todos los días. Me levanté a las 7.30, desayuné y me dirigí a la parada del colectivo.
Ahí la encontré. Es una mujer muy pero muy linda, ya no es tan joven pero sigue siendo muy atractiva. Se viste muy bien... supongo que trabaja en el centro de la ciudad porque todos los días toma el colectivo que va para ese lugar. Toma el vehículo diferencial, que sale más caro que el otro porque la gente va sentada y tiene aire acondicionado.
Yo siempre tomo el común y dejo pasar varios mientras ella espera el diferencial, así la puedo contemplar a gusto.
Como ese día me había quedado dormido y salí apurado de casa también me tomé el mismo colectivo que ella, para no llegar tarde a mi trabajo y de paso viajar juntos, porque esa mujer tan linda no la puedo sacar de mis sueños y huelo su perfume y me la imagino recién bañadita y me pongo a mil.
Me senté a su lado. Se puso a leer un diario y aproveché y le comenté algo sobre una noticia que había salido en primera plana y... comenzó el diálogo. Luego me bajé y listo, seguí soñando con ella.
Al día siguiente, obviamente, tomé el mismo colectivo que ella. Ya en confianza hablamos de mil cosas, me preguntó si tenía novia y le dije que convivía con ella desde hacía 4 años. Ella me dijo que era casada, lo cual me excitó aún más.
Me excitaba lo prohibido, solo pensar lo que podía enseñarme!!!
Fue así, que ese día, entre palabras que iban y venían le toqué accidentalmente una pierna por encima de su pollera. Me miró, me sonrió y me dio un beso, un muy húmedo beso. Tampoco podíamos matarnos dado que los que viajaban en el colectivo eran los mismos de todos los días. Fue una transa muy linda. Le di mi teléfono y le dije que me llamara, porque yo siempre bajaba antes que ella.
Me llamó a la tarde y arreglamos un día y nos encontramos. A mi me comían los nervios. A pesar de mis 28 años nunca había sido infiel y no tuve tantas mujeres en mi vida, digamos que mi experiencia era solo con una mujer.
Cuando nos encontramos nos besamos en la mejilla, tomamos un café y nos fuimos derecho a un hotel dado que no dábamos más de la calentura.
Apenas entramos en la habitación nos tiramos en la cama como dos quinceañeros y desesperados nos mordimos los labios.
Comencé a meter mano y noté que la tenía toda peluda... como a mi me gusta. ¡Qué lindo!
No tardé en hundir dos de mis dedos en su húmedo tesoro... mis dedos blancos de su flujo. Saqué mis dedos, me los chupé y se puso loca.
Me sacó mis jeans bruscamente y me succionó el pene terriblemente arrancando mi primera acabada en su dulce boca.
Le quería devolver el favor así que la tiré en la cama, me hundí en sus piernas y lamí su clítoris como nunca antes lo había hecho a mujer alguna.
Ella se retorcía y tocaba sus pechos. No tardó en correrse, así que ahora estábamos a mano.
Subí y besando sus duros pezones, se la introduje. Sentía sus húmedas paredes.
Ella se movía con mucho placer mientras yo la bombeaba. Aquella madurita era mía, toda mía.
Entrelazó mi cintura con sus piernas como un monito... entraba y salía una y otra vez. Le saqué las piernas de mi cintura y las coloqué en mis hombros para que entrara mi verga aún más adentro.
Qué placer! La maté! Entraba y salía a una velocidad que nunca me imaginé que pudiera lograr.
Nuestros cuerpos estaban entrelazados. Me cabalgó mientras yo bombeaba de abajo.
Gritamos juntos.... ahhhhhh.... siiiiiiiiii... llegamos juntitos, inmersos en la humedad de nuestros jugos.
Me dispuse a romperle la colita, ya que mi novia no me dejaba hacerlo se lo hice a mi compañera de viaje, esa fabulosa mujer.
Estábamos empapados y por eso no fue necesario lubricarla. Apunté la puntita de mi pija, que no es grande (17 x 5) pero que a todas les agrada y les da un poquito de cosa tenerla en la colita.
Metí la cabecita, un poquito más y después todaaaaaa. Ahhhhhhh... qué lindo se siente todo apretadito. Me moví suavemente primero para después bombear como loco y llenarle de una vez por todas su culito de leche. Ufffff qué manera de acabar!!! La lechita chorreaba de la colita hacia la conchita. Me agaché y lamí mi semen y comencé nuevamente a chuparle toda su conchita y le arranqué otro orgasmo.
Luego nos dormimos abrazados.
Fue mi primera infidelidad y jamás pensé que lo prohibido tuviera tan lindo gusto.
Fue excelente y desde ese día nuestros viajes son más placenteros.
Seguimos teniendo relaciones y pronto se la contaré.
Todo se lo debo a Piru, la musa inspiradora de mis gratos sueños.
Crist