Cómo era Isela?
Con un esfuerzo de mi mente recuerdo su piel blanca, su cara, delgada y ligeramente alargada, frente estrecha y nariz respingada. El pelo, oscuro, abundante y largo, sostenido por una cinta sus piernas blancas, no muy largas, casi completamente descubiertas por un pequeñísimo short de mezclilla que las comprimía un poco. Su torso cubierto por una camisa de algodón transparente que dejaba ver un pequeño bra.
Era domingo y hacia un calor tremendo al mediodía, había ido a su casa a buscar a otra persona, pero solo estaba ella
-pasa, no te quedes afuera. -me dijo, a lo que yo acepte. En cuanto me dio la espalda mis ojos estaban fijos en sus piernas, sus muslos, siguiendo sus movimientos camino a la sala, su trasero se movía de una manera especial, suave. -siéntate a ver la televisión, ahorita te acompaño- -ok, gracias- la vi meterse en la cocina y mover algunas cosas, momentos después salió corriendo rumbo a su cuarto, encendí la televisión para entretenerme pero a los pocos minutos el calor y el sueño lograron vencerme.
Al poco rato note que estaba teniendo una erección tremenda y que estaba fantaseando con tenerla a mi lado, caliente y húmeda, cuando sentí que alguien estaba a mi lado, era ella, pegada a mi costado y dormida también mi brazo derecho rodeaba su cintura y estaba a la altura de su ombligo; su cara pegada a la mía y podía sentir su respiración, su sudor escurriendo por mi cuello.
Me atreví a tocar sus labios con mi lengua, mas por travesura que por caliente, probé ese delicioso sabor a sal en ellos y ella no se movió, así que me atreví a bajar un poco mi mano derecha hasta sus piernas, lo mismo la izquierda, con la que ahora estaba acariciando la parte interna de su muslo desnudo y recorriendo los limites mas íntimos de su short de mezclilla, deseando que no estuviera tan apretado para poder ir mas allá. Mi mano derecha tocaba sin piedad el monte entre sus muslos, tratando de sentirlo, al menos, por encima de la gruesa tela.
-no estoy dormida, no seas estúpido.
Casi se me sale el corazón y algo mas al escucharla, pero al momento ella tomo mi mano y la escurrió bajo la tela del short, dejándome tocar la pelambrera, ahora húmeda de sudor y muy caliente, Isela sonrió y me beso suavemente en la boca.
Abrí el botón y el cierre de su short para poder ver la gloria que allí me esperaba, un manojo de vello castaño, espeso, cubriendo todo lo que yo mas quería ver, me dio la bienvenida, pequeñas gotas de sudor brillaban como rocío en el. Acaricie despacio esa parte, gozando la manera en la que su respiración se entrecortaba a cada movimiento mío. La bese de nuevo en la boca mientras me deshacía de su bra bajo su blusa, sus pezones erectos y calientes fueron aprisionados por mis dedos así como su lengua por la mía.
Para ese momento ella ya había abierto el zipper de mi pantalón y recorría con su mano mi miembro que, ya totalmente erecto y caliente, me enviaba las sensaciones que producían las manos de Isela en el.
-ya no aguanto, de plano no, hermosa, pero si no tiro a matar, me voy a venir ahora mismo
por toda respuesta ella sonrió y abrió completamente las piernas, mirándome a los ojos con esa expresión que ningún hombre podría jamás resistir. La abrace y me puse en posición, dirigí mi pene a su entrada y lo frote contra ella un poco, la respiración de Isela aumento de intensidad , ella tenia los ojos cerrados, lista para el embate que daría inicio a la batalla, sus caderas se habían levantado un poco, facilitándome la entrada. Sin querer hacerla esperar mas empuje con todo lo que tengo para empalarla de un golpe
-auch!!!!
Una ráfaga de dolor me recorrió desde la punta de mi herramienta hasta la punta de mi cabeza, al intentar entrar con tanto impulso, me encontré con mas resistencia de la que esperaba y su vagina estaba cerrada y dura como el acero. Me levante por impulso y me aleje un poco dando saltitos mientras sobaba mi adolorido miembro; ella, cerrando un poco las piernas y enseñándome un poco de su trasero me pregunto:
-te hice daño, amor?
Carajo! Lo que me faltaba! Esa frase que tanto había yo dicho a otras personas y me la tenia que decir esta pendeja!, pero mientras me sobaba me llego un pensamiento ella era virgen!!! A sus 19 años aun era completamente virgen!!! No dejaría que un poco de dolor me apartara de esa experiencia!, tantas mujeres que había cogido antes y aun la mas virginal parecía haber sido fornicada por, al menos, un equipo de fútbol completo, con todo y el arbitro. Así que prepare mis mejores armas, yo seria el primero esa tarde, pasara lo que pasara!. Me acerque a ella de nuevo y le quite completamente la blusa y el bra, sus pechos, del tamaño de un par de naranjas, grandes, suave y blanco, pezones obscuros y levantados.
Comencé a lamer esas bellezas y a recorrerlas con mi lengua, descubrí que estaban cubiertas por una salada y brillante capa de sudor y que de entre ambos pechos surgía un calor y una fragancia enloquecedores, ella, excitada, me apretó la cabeza contra sus pechos y me rodeo la cintura con las piernas, mis manos se daban vida sobando su trasero, haciendo círculos, masajeando su suave y blanca carne. Sus piernas rodeaban mis caderas y su respiración era rápida, un gemido constante.
Así que decidí bajar mas al sur, rumbo a esa selva espesa, donde comencé a explorar con mi lengua y mi olfato, para evitar alguna sorpresa desagradable, pero lo que encontré fue la fragancia del cuerpo recién lavado. La entrada de su vagina estaba totalmente cerrada, nuevecita para mi. A los primeros toques con la punta de la lengua, Isela grito y abrió los ojos
-que haces!!!
-tu no te preocupes, solo déjate llevar
continué con mi exploración de su vagina, lenguetazo a lenguetazo vi como se abrían sus labios, como una flor, dejando libre el paso a mi exploración de esa tierra virgen en donde me adentre mas aun, enloqueciéndola a tal grado que recibí su orgasmo en plena cara, ella se contorsionaba de placer, de inmediato me levante y puse mi miembro, ya sin dolor, en su vagina, deliciosamente caliente y húmeda, lista para ser penetrada.
Despacio pero firme fui metiéndome, sintiendo como su carne pulsante se abría por primera vez, ofreciéndome su humedad y calor al paso de mi ariete, que por fin encontró la barrera que habría de derribar.
-espera, así no, acuéstate boca arriba-
yo obedecí, ella trepo y comenzó a enterrarse cada vez mas, girando las caderas como poseída y gritando con todas sus fuerzas mientras yo era abofeteado por sus pechos que ondeaban de un lado para otro.
La sensación era divina, sin exageración, su sexo apretado y cálido y sus enloquecidos movimientos eran mas de lo que yo podía soportar, solo me dejaba llevar por esa salvaje diosa del sexo.
-e... Espera, me voy a....
Trate de quitarla, pues estaba a punto de venirme, ella apretó sus piernas a mis caderas y puso mi cara entre sus pechos. La descarga fue enloquecedora, parecía ser la primera en toda mi vida, al tiempo que ella lanzaba un grito agónico de placer y se derramaba sobre mi...
Ese fue el primer encuentro de muchos esa semana, poco después se caso con el imbecil de su novio rico...
Pero esa es otra historia.