El Inicio
Mi nombre es Riki, soy separado y estoy en pareja hace 6 años. Mi mujer, se llama Su y también es separada, pero varios años más joven que yo. Ella tiene 39.
Nuestras relaciones sexuales siempre fueron buenas, sin muchas variantes, con períodos rutinarios.
En nuestra relación cotidiana, es frecuente el juego de la tercera persona. Su tiene tendencia a ese juego, diciéndome "hoy me dijeron que cada día estoy más linda", o sino "ese fulano que es dueño de tal negocio me presume como loco" o haciendo referencia a un ex que le gusta, y es Abogado, me dice "hoy me habló mi Abogado para saber de mi vida".
Alguna vez, también hablamos de que la volvería loquita que un hombre le de masajes estando desnuda, pero tapada con una toalla, sabiendo que yo estoy cerca.
Cuando conversamos sobre alguna presencia femenina en la pareja, responde que la enloquecería verme de franela con otra, siempre que no pase de franela.
Por mi parte, algunas veces fantaseo con la idea de que un hombre la toque mientras yo estoy presente, calentándola hasta el límite, y después hacerle el amor. Como fantasía, mientras cojemos, ella cabalgando sobre mí, me erotiza pensar que alguien está mirando desde atrás su hermoso culo abierto.
Todo esto es solo fantasía, nunca me animé ni siquiera a proponérselo, porque en realidad no sabía como sería el después.
Un día, fuimos en viaje de placer a Bs. As. y decidimos salir a la noche a conocer algunos locales nocturnos, llámense Pub o bares donde frecuentan personas en busca de relaciones fáciles.
Mientras no vestíamos, se me ocurrió la idea de pedirle que se vista provocativamente, con una pollera corta y una remera o camisa escotada. Como no es propensa a mostrar mucho, me costó bastante convencerla, pero salió vestida con una pollera negra bien corta, mostrando sus piernas y haciendo resaltar ese culo que tanto me gusta, que por otra parte es lo más llamativo que tiene.
A todo esto me olvidé de describirla, ella es muy linda de cara, con pechos no muy grande, con un hermoso culo y piernas que se podrían calificar como carnuditas, en realidad es muy linda y con una piel realmente exquisita.
Salimos del hotel y durante el viaje comencé a decirle que estando tan linda seguramente tendría candidatos para abordarla si no fuera conmigo. Como me respondió, y entró en el jueguito, inmediatamente le propuse que hagamos la prueba para salir de la duda. Entraría sola al local nocturno, yo siguiendo de cerca sus pasos, y se sentaría sola para probar que pasaba. Así lo hicimos.
Entró al Pub, recorrió con la mirada el lugar, caminó entres la mesas y se dirigió a la barra. A esa altura de los acontecimientos ya le habían echado el ojo varios tipos.
Se sentó en la barra mostrando sus piernas. Cuando las cruzaba, los hombres presentes no le sacaban la mirada. Yo me volvía loco de ver que otros la deseaban, y que era mía.
No tardó mucho tiempo en acercarse un joven de la edad de ella. No fue de su agrado, porque lo rajó en unos minutos.
El segundo fue un hombre de mi edad, 50 años aproximadamente, muy apuesto y se notaba muy seguro de si mismo. Comenzaron a charlar, le invitó una copa a la que evidentemente aceptó de buen gusto. Yo analizaba todos sus gestos, y llegué a la conclusión que ese tipo le gustaba de verdad, utilizaba todos sus encantos de seducción.
Decidí no intervenir para saber hasta donde llegaba, la veía comportarse como una putita, y me volvía loco de calentura.
Al rato, ese hombre le puso su mano en la rodilla, y le hablaba al oído. Ella reía encantada y movía las piernas como incitándolo a que llevara la mano más arriba. Más me calentaba esa situación, y ya tenía una erección extraordinaria.
Muy despacio, esa mano masculina comenzó a recorrer la parte trasera de su muslo, de la pierna que estaba cruzada. No solo me enardecía esa situación, sino que ello se volvía más erótico aún cuando veía que muchos ojos estaban pendientes de ese franeléo.
La cosa siguió así, esa mano comenzó a tocar con la punta de sus dedos el nacimiento de las nalgas. Eso ya me hizo llegar al éxtasis.
En el momento en que este hombre se animó a darle un beso en el cuello, al que Su respondió con una sonrisa, alejándose un poco pero no muy decidida, el que tomó la decisión de terminar con el juego fui yo.
Me acerqué, la saludé y le dije "perdón por hacerte esperar". Ella respondió con un "hola mi amor, hace varios minutos que te espero". El tipo se sorprendió, pero antes de que reaccione le dije que me presentase a su amigo. Seguimos charlando los tres, tomando unas copas, Su abusando del champán que la pone loquita.
La noche continuó, espero algún día animarme a contar como.