SIN QUERER, QUERIENDO- 10
Al regreso del hotel a la casa, por la noche, mi cuñada Daniela me fue aplaudiendo y adulando, con sus palabras, por el gran trabajito que le habíamos hecho. Los halagos hacia mi mostrenco y mi resistencia, transcurrieron todo el camino. Como yo iba conduciendo su carro, ella se recostaba cautivada en mi hombro y me iba acariciando la verga sobre el pantalón, enamorada de ella.
-Qué rica la tienes, Jorge. Te juro que nunca me habían hecho sentir lo que tú lograste. Casi me matas con esta anomalía que tienes, papacito. Mi fenómeno, jejeje.
-Porqué?, sólo has estado con tu marido?, nunca habías gozado una grande?... quería confirmar mis sospechas a cerca de su castidad.
-Bueno, él fue el primero, pero no. Fíjate que hace como 5 años tuve un amante.
-Y ya no?
-No. Ya me portaba bien, se lo prometí a mi viejo, y por tu culpa le fallé, malvado, jejeje.
-Ah!, él se enteró?
-Sí, cómo ves?, me pescó con las manos en la masa, jajaja! Yo andaba bien enamorada, casi nos divorciamos, se puso feo.
-Una masa, como ésta?
-Nombre!, qué más quisiera yo!, así sí habría valido la pena el riesgo y la bronca que tuvimos, pero no, no la tenía así, como esta delicia tuya. La tenía más grande que la de mi marido, eso sí. Yo era feliz con ella, pero nada qué ver contigo, tú estás colosal... me dijo recorriéndome todo el tubo del fierro, con visible emoción y calentura. Nunca pensé que hubiera vergas tan sabrosas y enormes como ésta, te lo juro.
-Te gustó mucho?
-Sí, me encantó. La tienes muy poderosa, muy fuerte, y la sabes mover muy sabroso. Te digo que Lorena tuvo mucha suerte contigo.
-Pues ya sabes, cuando se te ofrezca...
-Ya lo creo que te voy a agarrar la palabra, te amo-, me dijo mientras me besaba en la mejilla. -Qué, cuándo te voy a ver otra vez?
-Pues mañana, no?, mañana voy a tu tienda a sacar medidas y a preparar la instalación de los focos. Ahí mero, te la zampo un rato, cómo ves?
-Ay sí... sí, mi amor!, mañana mismo quiero que me la des todita otra vez. En la bodeguita hay un sillón viejo y grande, para que me la entierres toda por donde quieras, me respondió muy emocionada, como si fuera niña en la víspera de una fiesta infantil.
-Mañana mismo te la voy a meter toda por la boca...
-Sí, mi amor?...
-Sí, te voy a ahogar con la verga... te voy a matar de asfixia con el garrote...
-Sí, papacito?... qué más, mi amor?, me decía sobándome la vergona con su mano derecha, bien caliente al señora de nuevo.
-Te voy a dar mucha leche en la boquita, nenita, hasta que hagas gorgoritos, hasta que te salgan por un lado, le dije, utilizando la palabra nenita con muy negras intenciones, que ella desde luego, no notó.
-Qué más, qué más me vas a hacer?!
-Te voy a poner a que me la limpies bien con la lengua, después de beberte todos mis mocos, a que me la dejes brillante con tu saliva... lo harías?
-Sí, yo haría lo que tú quisieras... lo que me pidieras... pero, qué más me vas a hacer mañana?, dime...
-Qué más?, te la voy a meter por la papita rica, nenita, te la voy a abrir mucho con mi vergona que tanto te gusta, que tanto miedo te da.... me vale que le tengas miedo, mañana te la voy a meter hasta por el culito, te voy a sacar mucha caca, no voy a dejar pasar la próxima oportunidad que tenga contigo, vas a ver nenita.
-Sí me asustó cuando te la vi en tu cuarto, se notó?, me preguntó, sin sospechar que a quien le hablaba era, en realidad, a su hija, Nena la Reina.
-Sí, casi se te saltan los ojos y se te secó la boca.
-Pues sí te lo creo, es que se te veía deformada, inmensa!, quién sabe qué estarías soñando, maldito, que se te puso así de enorme.
-Soñaba que me la estaba mamando una morenita... que no le cabía en la boca.... que la tenía muy chica y casi se la rompía con mi cabezota en ella...
-Con quién, canijo, con quién soñabas?
-Contigo, no te habías fijado que desde hace tiempo me gustabas mucho?, desde que te vi, soñaba con que te cogía por la boca, cómo ves?
-Sólo eso?, sólo te provocaba que me la metieras por la boca?, me preguntó con cierto tono de desilusión, como afectada por ese comentario mío.
-Sí, sólo eso. Me cogía a tu hermana pensando en que te la metía a ti por la boca hasta la garganta, que te cogía a ti por la boquita, pensando en ti, embaracé a Lore, sólo con eso, soñando con que te poseía a ti por el hociquito. Le confirmé, sabiendo que ella era muy disímil a mi esposa. Dany era muy cándida, muy diferente.
-Y lo demás no te interesaba?
-Lo demás, cómo?
-Mi cuerpo, mis cositas... no sé, mis pechos, mis pompis.
-No. Sólo tu boca, tu boca se me antojaba mucho para que me dieras unas buenas mamadotas. Quería ponerte de rodillas a que me mamaras bien la verga, como mañana te voy a poner a chupármela todo el rato que estemos juntos.
-No me la vas a meter por la vagina?!, no me vas a coger?; horita dijiste que me la...
-No, te la voy a encajar por la boca hasta que me la vacíes muchas veces-. Algo malicioso dentro de mí que desconocía se manifestaba; no sé porqué, al notar cómo le hacía daño lo que le decía, más me daba por provocar su malestar. Tal vez su belleza abundante, su hermosura candorosa, su apariencia frágil, quebradiza.
-Malo!... eres bien malo conmigo... por qué me dices eso?, se retiró de mí, sentándose bien, con los ojos rasados de lágrimas.
-Sí, como te lo digo... de aquí en adelante sólo te voy a usar bucalmente... sí quieres... hasta eso, no te voy a forzar. Pero, como te lo expreso, tu boca me vuelve loco, tus besos son lo máximo, nunca había yo probado boca más jugosa y rica, y mi sueño eterno es usarla para lo que se me ofrezca y lo que se le ofrezca a esta vergota que tanto te gusta. Ven, dame un beso.
-No, eres bien gacho... eres un cabrón!
-Dame un besito, te digo.
-No... ya no, ya no quiero nada contigo...
-Ah no?, bueno, tú sabes-, me empecé a preocupar, se veía muy afectada y pesarosa.
Conduciendo por la carretera, me saqué la verga y me empecé a masturbar.
-Qué haces, vas a chocar!, me dijo cuando notó que me la iba jalando..
-Ni modo, ando muy caliente, mira cómo la traigo!, le dije prendiendo la luz interior.
-Ay, mi amor!, estás bien loco, qué bárbaro-, me respondió fijando su mirada en mi gordo camote, bien sacudido por mi mano derecha.
-Sí, soy muy caliente, siempre la traigo parada, mira... no quieres, no se te antoja.
-Sí, la tienes muy rica... pero... y mañana?, me preguntó expectante y con una cara de hambre que no podía disimular, casi se le salía la saliva por la comisura de los labios, bien antojada, mirando como casi me llegaba hasta el pecho.
-Mañana, será mañana. Ándale dame una buena mamada. Órale!
Cayó de bruces entre mis piernas y se enterró media verga hasta el gollete, exasperada y con un apetito vergueril notable. Mejor me orillé, me descontrolaba con sus movimientos tan bruscos, parecía que me la quería arrancar a mamadas. Me desabrochó los pantalones y me los bajó a jalones hasta las rodillas, quería comer huevos también. Me los lamía como posesa, como si fueran una fruta muy jugosa que calmara una sed vieja y dolorosa. Luego se subía a la punta de la verga y se la escurría entre los labios bien abiertos, hasta que le venía el asco normal por quererse atragantar tanta porción de vergota larga. Debajo de mí, en mis nalgas ya era notable la cantidad de su saliva que había formando un chaquito en el asiento. Luego se la sacaba de la buchaca y venía a mi boca, a besarme igual que como me la mamaba, con locura y entrega absolutas.
Te amo, Jorge, me tienes loca maldito... me decía, metiéndome toda la lengua a la boca y mirándome a los ojos con atención, esperando que yo le respondiera lo mismo.
-Sí?, pues sácame los mocos con la boca, nenita; ándale, que ya quiero descansar.
-Sí, mi amor, lo que tú digas... me respondió mansa, obediente.
Se volvió a trenzar con mi verga en una danza muy acuosa. Sus manos subían y bajaban a todo lo largo del tolete, con fuerza me la apretaba y con cadencia me la sobaba, si dejar de absorber con potencia la cabezota deformada del vergonón que la estaba enviciando.
Después de 10 minutos, obtuvo su premio: Una espesa y mediana cantidad de semen. Ya era la sexta evacuada seminal del día! Hasta se puede decir que algo me salió por la excitación que provocó el saber que esta hermosa señora, hermosísima señalaría yo, era mi nuevo juguetote erótico. La mansedumbre que manifestó y la docilidad que fui capaz de provocar en un dama tan bella, me sulfuró demasiado. Incluso la resignación que mostraba después de beberse mi atole, limpiándome con la lengua toda la verga con mucho cariño me la estaba volviendo a erguir.
-Qué bárbaro, mi amor!, se está poniendo dura de nuevo!, no lo puedo creer.
-Te digo que soy muy caliente y que siempre la traigo bien parada, mañana vas a ver como te atraganto otra vez y te doy muchos mocos de tragar.
-Y... sí me la vas a meter, verdad mi amor?, me preguntó acurrucando la verga entre sus manos, como si fuera un gatito y dándole un beso en la pura puntita.
-Oh, que no!, no entiendes que ya sólo te voy a coger por la boca, como ahora... sólo por la boca.
-Pero, porqué?, no te entiendo...
-O que la chingada! Ya basta!
-Sí, mi amor... como tú digas...
Llegamos a la casa y entramos cada quien a su respectiva casa. Yo a ver a Lorena a la principal y ella a la suya, con su hija y esposo, antes de separarnos me dijo:
-Nos vamos juntos en la mañana?
-No, mejor allá espérame, no?
-Como tú quieras, pero no vayas a llegar tan tarde. Te juro que si no estuvieran allí mi hija y mi viejo, te metía a la casa a tragarme tu vergona toda la noche... como ya no me la vas a querer meter-... me dijo con algo de triste ironía.
-Oh, que la... seguimos?-.... le respondí algo molesto.
-Ya!...ya me voy, no te enojes, mi amor... nos vemos mañana. Temprano, eh?, me respondió con la voz cortada, por el llanto retenido, entristecida de verdad.
-Ok... respondí secamente.
Vaya con la señora!, en pocas horas estaba alucinándome en serio.
Por la mañana desayuné con mi esposa y me fui a la tienda de Daniela, su hermana, mi nueva enamorada. Allí estaba su coche, estacionado en la puerta del local. Pero ella no estaba sola, como era domingo su marido y su hija, Nena la morena, estaban con ella. Esto no estaba en mis planes, ni en los suyos, pues apenas me vio entrar, con los ojos y las manos me hizo señas de que ella tampoco esperó que la fueran a acompañar. Saludé al esposo y a mi sobrina y nos dispusimos a revisar el negocio.
Daniela traía puesto un vestido corto, de falda volada, enseñando sus piernonas resplandecientes y torneadas, de manga corta, con unos tenis blancos sin calcetas. Se veía bien maquillada, más que el día anterior, seguramente se maquilló para mí, aunque luego su familia le dijo que la acompañaría. Se veía antojable de verdad, muy bonita. Su hija, la reina, llevaba una de sus faldas favoritas, a medio muslo y muy apretada, con una camiseta de tirantes y una camisa abierta, sin abotonar. Con unos zapatos cerrados de medio tacón, estaba fresco el día, estábamos en finales de octubre. También maquillada, pero más discreta que su madre, con su oscuro cabello en una coleta sobre su espalda, preciosa mi Reina.
Yo, como era de esperarse, llevaba uno de mis shorts más flojos, según yo para sentirme cómodo cuando estuviera trabajando, pero la verdad lo llevé para desnudarme más fácilmente cuando tuviera a mi cuñada a modo, ni calzón llevaba, y una sudadera delgada. Al recorrer las instalaciones, madre e hija iban conmigo, mi concuño se quedó solo sentado leyendo el periódico donde estaría la caja, en el escritorio del frente. Avanzamos hasta la bodega, revisando los lugares donde Dany quería poner las luces y haciendo un croquis del área.
Al llegar a la bodega le pregunté a Daniela si tenía una cinta de medir y le dijo a Nena que fuera al coche y la trajera, que estaba en la caja de herramientas en la cajuela. La niña se fue y nosotros nos quedamos recargados en una ventana que daba a la sala de ventas, a 6 ó 7 metros de donde su esposo estaba embebido leyendo y con un televisor prendido sobre el escritorio, desde allí adentro se veía todo el salón, pero de afuera sólo nos veían medio cuerpo, o sea de la cintura para arriba.
-No lo pude evitar, se me pegaron y se vinieron conmigo, me dijo mi cuñada en cuanto la niña se retiró de nosotros.
-Ni modo, a ver cómo le hacemos-, le dije sacándome la verga por un lado del corto, despertándola de su letargo y enseñándosela a la señora.
-Ay, papito... ya te está creciendo... qué rica, me dijo adelantando su mano y rodeándola, sintiendo cómo se iba llenado de sangre y se empezaba a hinchar y a reduplicar.
Mientras ella jalaba reata lentamente, su marido sintió algo, como si los cuernos le punzaran, porque dejó el diario y volteó a vernos, como si recién se diera cuenta que allí estábamos. Yo levanté mi brazo, como si indicara al techo y le dije a Dany, en voz alta, que una lámpara en esa posición quedaría muy bien, ella sin dejar de maniobrarme la verga me respondió que sería genial, cuando vio a su esposo observándonos desde su asiento.
-Cómo ves viejo?, una lámpara aquí, le preguntó ella, queriendo meterlo en la platica.
-Pues estaría bien, que se iluminara esa área-, respondió cornelio, mientras su esposa me hacía ya una declarada puñeta, jalándome todo el pellejo de la vergota, ahora sí, bien acrecentada, en su máxima dimensión, y volvió a su periódico.
-Qué bárbaro, mi amor, cómo se te puso de grandota, está monstruosa!-, me dijo la señora por lo bajito, sin poder aguantar un comentario al sentirla ya bien desplegada en su mano.
-Mámamela, le dije ásperamente, casi ordenándoselo.
-Aquí?!, con él y mi hija presentes?
-Sí, aquí. Ahora que regrese Nena, le dices que se quede con su papá, que te dé la cinta métrica por la ventana, te agachas y te la tragas-, le dije ardiendo de calentura, mientras ella seguía jalando verga.
La morenita regresó de la calle y entró al local, de inmediato su madre la llamó discretamente, como si no quisiera que su marido se diera cuenta y le pidió la cinta en la ventana, diciéndole que se fuera a sentar con su papá, que no lo dejara sólo. La niña, desde luego, me volteó a ver a mí, buscando mi acotación y yo se lo confirmé con mi cabeza.
En cuanto nos dio la espalda, presioné de los hombros a su mamá y la forcé a ponerse de rodillas en el suelo y sentí como sin perder el tiempo, se fue introduciendo el vergajo de filito hasta la traquea y de vuelta de nuevo, empezando una mamada desbocada y nerviosa. Yo me puse de lado en el mostrador de la ventana, con mi codo apoyado en él, como si la cosa, sintiendo las atacadas labiales que me daba mi hermosa cuñada por todo lo largo y ancho de la fusta mamalona que ella se refinaba con alucinación.
Tuve que retenerle la cabeza un par de veces, pues con el nervio de saber a su familia tan cerca de nosotros, la mamadota que me daba era voraz y ávida, queriendo acabarme lo más pronto posible, y yo quería seguir gozando otro ratito, no tenía prisa. Pero ya no aguanté más y le solté una venida que nunca vi, pues yo seguía mirando para afuera disimuladamente, cuidando al buey y a la niña; sólo sentía cómo iba saliendo chorro tras chorro directo a su boca y escuchaba el ruido de su garganta al pasarse cada trago al esófago: glup... glup... glup... glup... glup...
En medio de las venidas, es decir por la tercera, Nena volteó a mirarme y me sonrió desde lejos, tan divinamente que me empecé a mover entrando y saliendo de la boca de su madre, apantallado por esa expresión tan angelical, por esa risita tan blanca y tan seductora, ignorante del uso que le estaba dando a su madre. Cerré mis ojos y me gravé esa mueca infantil y deliciosa moviendo mi cintura de atrás para adelante, sintiendo los labios de Daniela recorriéndome media verga, recogiendo todo el jugo y saliva embadurnados en el animal descargado.
Dany me guardó el fierro en el short y se medio limpió la boca con sus manos, enderezándose a mi lado.
-Qué salvaje eres, mi amor... cómo se te pueden ocurrir estas cosas?, me dijo desconcertada, pero, pasándose la lengua por los labios, recogiendo el meco que estaba disuelto en sus jetas mamadoras.
-No te gustó?
-Mmmmh, sí, me encantó... se te hinchó bastante, bien grandota, la tienes monumental y te salió mucho, ni parece que apenas ayer te viniste tantas veces en mí. Produces mucha leche... y bien rica... deliciosa.
-Y todavía traigo mucha.
-Apoco?!
-Tócame los huevos, para que veas.
Metió su mano entre mis piernas y me empezó a apretar los huevotes por sobre el pantaloncillo, sopesándolos y revisándolos.
-Que bárbaro!, los tienes bien pesados, bien llenos todavía, vamos para atrás... métemela y échamelos adentro... ándale vamos al fondo de la bodega!... cógeme, no seas malito.
-No, ya te dije que sólo te iba a coger por la boca. Que no entiendes? Carajo!
-Sí!... sí, mi amor, no te enojes. Cómo tú digas.
-Pendeja!
-No me digas así, no seas feo...
-Pues no entiendes, chingada madre...
-Ya no estés enojado, mi amor... ya no te lo vuelvo a pedir... ándale perdóname... te la chupo otra vez?... ándale... conténtate por favor... te la mamo de nuevo, si?, y me perdonas?
-No. Vete a comprarme lo que necesito para empezar. Aquí te lo voy a anotar.
-Estará abierto?, en domingo.
-Sí. En el centro hay varias ferreterías abiertas todo el día, arráncate. Si no, no vamos a avanzar.
-Pero ya no estás enojado conmigo... ya me perdonaste?.
-Sí, mi vida. Perdóname tú a mí... me aceleré.
-Sí, mi amor. Gracias por decirme mi vida, te amo.
¡¡24 horas!!, 24 horas bastaron para que esta diva hermosísima se empelotara completamente de mí y de mi garrote, hasta la médula! Qué poca atención tendría del cornúpeta y bóvido de su marido! !¿Qué pedazo de imbécil podía desaprovechar semejante bombón de hembra tan mórbida y dócil, tan exasperántemente magnífica de cuerpo y cara, y tan dispuesta a satisfacer a un hombre hasta en su más ínfimo mandato?!. Y por si fuera poco, tan cariñosa, tan tierna. Pobre de mi concuño, de veras que era una nulidad. Ah, pero eso sí... andaba tendido sobre los huesitos- es un decir, porque lo que menos se le veían a esa niña eran los huesos- de su hijita, el muy hijo de puta. Incestuoso y cabrón bueno para nada!!
Agarró la lista del material y se salió a decirle a su esposo e hija que fueran con ella a traérmelo al centro, que la acompañaran. Hasta la bodeguita escuché a Nena decir un increíble: "Yo me quedo con mi tío, vayan ustedes". No mames!, ¿con qué pie me había levantado desde un día antes que las cosas se me daban de semejante manera? Después de 10 días sin acción sexual, tal parecía que este fin de semana era de no creerse! Me acerqué a la ventana donde habíamos estado antes y le dije al matrimonio.
-Saben qué?, me echan un telefonazo antes de venirse, por si me doy cuenta horita que algo se me olvidó de anotarles en la lista, por favor, si?
-Sí, Jorge, no hay problema, yo te llamo al rato. Nena se quiere quedar, no la dejes salir de aquí, te la encargo mucho, eh?- me respondió Daniela, sin imaginarse que su hijita no tenía la menor intención de salirse a la calle y que yo no tenía la menor intención de dejarla siquiera tomar aire...