( Este relato es continuación de “.... Bubú....”)
Haciendo memoria de lo ocurrido: JJ y M pasan su segundo día en Galicia, concretamente en la ciudad de Vigo. Después de almorzar JJ se va con su ligue a la casa de éste a dormir la siesta y M. se mete en una sauna cercana al hotel en el que se hospedan. La tarde se le presenta bien, primero un peludo y atractivo maduro, después un jovencisímo oso...
No sé cuanto tiempo estuve descansado. Todavía adormilado me encamine a las taquillas, pues era el único sitio donde había un reloj... No eran las siete todavía. …
Me pegue una merecida ducha y di un paseo por el lado de las cabinas a ver que me encontraba, al pasar por una, vi que en el interior había dos tíos enfrascados en un duelo sexual, se escupían en la boca y se pellizcaban por todas partes del cuerpo, era una mezcla de placer y dolor un tanto peculiar... Sus cuerpos danzaban como si de dos bestias en celo se trataran..Cuando fueron consciente de mi presencia, me invitaron a entrar... Yo decline su invitación poniendo píes en polvorosa …
Camine por aquellos pasillos un poco, pero como no vi nada interesante me fui a la pequeña piscina. Estaba vacía, la mayoría de la gente estaba dedicada a libidinosos menesteres ya fuera en la zona de los cuartos oscuros o en la de cabinas. Me deje seducir por el calor y las burbujas del agua, y me quede un poquito embelesado.
Me despertaron unos casi silenciosos chapoteos, los causantes eran dos tipos que entraban en el agua a hacerme compañía ..Los salude, con un leve movimiento de cabeza, ellos me contestaron con un casi mudo hola. Los individuos aparentaban tener entre cuarenta y largos o cincuenta años. El mayor de ello, era calvo y regordete, tenía pinta de ser un culturista que había tenido tiempos mejores... Todos los pelos que no cubrían su cabeza, poblaban el resto de su cuerpo... Aunque no era guapo, tenía ese morbo que desprenden los hombres muy machos... Su atractivo acompañante era menos corpulento que él, sus cabellos morenos pintaban unas incipientes canas, su cuerpo tostado y velludo le daban apariencia de hombre de campo...Nada más se acomodaron, comenzaron a besarse, primero tímidamente, esperando mi reacción... después, cuando vieron que no me incomodaba; más apasionadamente. Lo que ellos ignoraban es que desde el mismo instante en que los atisbe, había sopesado la idea de un encuentro sexual con ambos ; no sabía si querían tema o si no, así que como buen estratega, preferí dejarlas venir.
Como denotaron que su pasión no me perturbaba, avanzaron en la acción de hacerla más patente, y sin ningún tipo de sigilo el calvete se levanto y puso su empinada verga a la altura de la boca del que tenía pinta de agricultor para que se la chupara por unos breves segundos; breves segundos que bastaron para que mi flácido miembro se espabilara. Después de esta señal inequívoca, hice ademán de irme, con la única intención de pasar por su lado para así provocar más la situación. Al pasar por su lado, el calvo sin cortarse un pelo me pego una débil cachetada diciendo:
-¡ Vaya pedazo de culos tienes!
Como única respuesta cogí su mano y la lleve a mi paquete, quería dejar claro que no era ninguna “niñita” a la que follarse.... Sus dedos rodearon mi polla, y la apretaron desencadenando un leve quejido de mis labios. Tiro de mí y me llevo con ellos... Había pasado de la soledad, a tener dos cuerpos que tocar y cuatro manos que me magreaban.... El pene del regordete era de dimensiones considerables, el de su amigo, algo más pequeño, pero muy grueso... Al palpar la polla del regordete, esta se me antojo como una exquisita vianda y agachándome un poco me la lleve a la boca, a la vez que comencé a masturbar el pene de su peludo compañero. La mamada se vio interrumpida por un joven bastante grueso, que sin esperar a ser invitado, quiso tomar parte de la pequeña “celebración”. Nos miramos y comprendimos que aquel era el momento de largarse en pos del anonimato de una cabina.
Una porción de tiempo después, los tres nos encontrábamos en el interior de uno de los cuartos adosados del largo pasillo. El calvo nada más entrar, se puso detrás del más joven y comenzó a restregarle el nabo por las cachas, para regocijo de éste último. Sólo con ese acto comprendí cual era el rol de cada uno dentro de la pareja.
El más corpulento de los dos, se acomodo como pudo en la camilla, invitándome a que siguiera donde lo habíamos dejado; poco después los pliegues de mis labios se aferraban al enorme cipote que se agitaba como una pequeña bestia dentro de mi boca. Cuando más centrado estaba en mi tarea, siento en mi polla una sensación húmeda; era el otro tipo que me proporcionaba el gozo que yo estaba regalando. Seguimos unos intensos minutos ...Intentamos cerrar la pequeña cadena que formamos con nuestros cuerpos, pero no se pudo; aquel espacio era demasiado pequeño... Nos corto un poco el rollo, y decidimos cambiar de postura.
Una vez comprobó que la camilla resistía su peso, se subió a ella y se colocó de espaldas a donde yo estaba.
-¡ Comeme el ojal, mamoncete!- me dijo, encorvando un poco la espalda y sacando un poco el pompis hacia fuera.
Antes de chupar aquel abultado trasero, decidí observalo con atención, los glúteos estaban completamente cubierto por un vello risado y duro, a pesar de su tamaño cuando mis manos lo magrearon abiertamente, no estaba blando, fruto de los años de entrenamiento. Busque con mis dedos su agujero, peludo e inmenso, pase mi lengua por él, deleitándome de manera pecaminosa en ello. Al igual que antes ocurriera cuando se la estaba chupando, su amigo me hizo disfrutar del mismo placer, comenzó a regar mi hoyo con su saliva, pausadamente al principio, para hacerlo de una forma casi compulsiva al final... sus actos se evidenciaron en los mio, que llegue hasta morder un poco los glúteos del calvorota. Este acostumbrado a llevar la batuta en las relaciones sexuales, me propino un pequeño y cariñoso pescozón.
Se volvió, dejando a mi alcance aquel enorme carajo, lo chupe hasta donde pude, mi calentura iba en aumento como consecuencia de las lamentadas de su compañero en mi ojete. Intentaba que me cupiera completa en la boca, pero unas pequeñas arcadas, me recordó mis límites... mis babas resbalaban desde la punta hasta los huevos... Me hizo parar, pues no quería terminar todavía... alargo su mano hasta mis posaderas, buscando mi agujero, cuando lo encontro intento meter un dedo, se lo impedí argumentando que no me gustaba (¡mentira! Es que no eran ni las personas adecuadas, ni el sitio). Sin mostrar contrariedad, y volviendo a dirigir la orquesta hizo subir a su compañero a lo alto de la camilla, para que yo le comiera el ojete, mientras él me hacía lo mismo.
Poco después el fuertote le pidió a su amigo que se pusiera en cuatro patas y me comiera la polla, éste acostumbrado a obedecer sus ordenes se introdujo mi nabo en su boca.... Desde mi posición pude ver como el calvorota escupía en su mano e impregnaba el ano de su atractivo amigo con su saliva, para a continuación meterle de golpe el miembro... No sé si eran pareja o no, ni las veces que aquel tío se habia tragado aquel mastodóntico nabo, lo que sí es que el dolor que sufrió con las primeras acometidas le hicieron sacarse mi pene de su boca... Prosiguió un poco más tarde, pero esta vez aumento mi placer, pues en mi polla repercutían la fuerza de las embestidas que le estaban pegando.... La cara de quien propinaba las arremetidas era una mezcla de placer y dolor.... En un momento soltó un incontenible quejido... todo su cuerpo se estremeció....
-Te acabo de preñar cabrón- dijo sin sacar su polla de su esfinter.
Su servil compañero siguió chupando a la vez que se masturbaba.... Me corrí sobre su cara; a los pocos segundos él alcanzaba el placer también....Nos tendimos agotados sobre la camilla, como vi que no había sitio para los tres, me despedí con un beso y los deje acurrucados el uno junto al otro.
Cuando fui consciente de la hora que era, me pegue una ducha y me vestí lo más rápido que pude. Pero ya por mucha prisa que me diera, la jodienda no tenía enmienda: Llegaba tarde, y no un poquito... bastante
Mire el móvil tenía tres llamadas perdidas de Juan José.
Cuando llegue al hotel (menos mal que estaba cerca) en el recibidor estaban Paco y él esperándome.
-Oye,¿ Tú de donde vienes?- me dijo en su tono jocoso habitual
-Yo del parque de Yellowstone- conteste levantado las manos en son de paz
Como siempre agradeceros vuestros comentarios y valoraciones … Es la única forma de saber si lo que estoy haciendo os está gustando (o no ) ... Muchas gracias por leerme.
El viernes que viene proseguirá con : “Regreso al pasado”