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Unos condones en la guantera.

en Gays

29/07/2010 08:00 am

¡Me cago en to lo que se menea! ¿Por qué me tendré que comer yo to los marrones del taller?  Si hay que mandar uno para sustituir unas vacaciones  al concesionario de Monte quinto ¿A quién manda mi jefe? Al pringao del Iván.

Lo malo no es tener que gastar más gasola, porque son catorce kilómetros más todos los días, por la parte más corta. Lo peor es tener que aguantar al  hijo puta del encargado, se llama Domingo y como siga aquí mucho tiempo, voy a terminar aborreciendo hasta los fines de semana ¡Estoy hasta la punta de la polla del Domingo y de su puta madre! No porque me mande o me deje de mandar, sino porque es un soplagaitas de mucho cuidao. Ya lo decía mi viejo: “¡Si quieres conocer a zutanito, dale un carguito!”

—¿Iván, puedes venir un momento al despacho?

A ver qué tripa se le ha roto ahora al Dominguito, seguro que no le he puesto un lazo rojo al carburador como están aquí acostumbrado y eso va en detrimento del cliente. ¡Más tonto que un saco  lleno de gatitos chicos!

En fin, me voy a lavar que como entre con las manos sucias en “su” despacho, ya va a tener una excusa para echarme una bronca.

En la oficina hay un tío de unos treinta y tantos años de edad, con una pinta de pijo horrorosa  y que me da la impresión que no ha doblado la espalda en su puta vida. Mi jefe, sin presentármelo siquiera, se dirige a mí con ese modo impersonal con el que cree que me hace de menos:

—¿Con que estás liado?

—Acabo de terminar con el Golf GTI  y te iba a preguntar con qué me ponía.

Sin levantar la cabeza de los papeles que tenía delante, como si con ello dejara aún más patente su superioridad ante mí, me dice:

—Haz el favor de acercar este hombre al Instituto de Alcalá.

Sin darle importancia al desprecio implícito que me acaba de hacer, miro al tipo del chalequito con el lagarto en la solapa  y haciéndole un gesto con la cabeza le digo:

—Ahora mismo saco la furgoneta y le acerco.

—Gracias.

Antes de nada, para evitar que se manche el “señorito”,  envuelvo su asiento con un plástico que tenemos en el taller para tal propósito y le invito a subir:

—¿Usted me dirá por dónde queda el Instituto?

—Para empezar no me llames de usted…

—¿Tú me dirás por dónde queda el Instituto? —lo interrumpo sonriéndole amistosamente.

—¡Así mejor! ¿Conoces la segunda entrada a Alcalá?

—Sí, la que hay pasando el Centro Comercial.

—Pues por ahí tenemos que entrar…

—Okey.

El tipo a pesar de su aspecto de señoritingo, parece buena persona. Por lo visto es profesor, lo que se entiende que vaya tan arreglado tan temprano, no como yo que desde que me levanto voy con el mono y lleno de grasa hasta las orejas. Como la radio de la furgo no funciona, para matar el tiempo me pongo a practicar mi deporte favorito: charlar.

—Tienes que ser muy buen cliente del taller, para que me pidan que lo acerque.

El tipo me mira como diciendo que a mí que me importa, pero se ve que es bastante educado y se traga sus palabras:

—La verdad es que los tres coches que he tenido me los he comprado allí y siempre que tengo algún problema me lo solucionan rápido. Por cierto, ¿tú eres nuevo?

—¡No qué va! Yo estoy trabajando en el concesionario de Los Palacios, lo que pasa que como es del mismo dueño y como allí tenemos poca faena ahora, en vez de meter a alguien nuevo, me han mandado hasta primeros de Septiembre para acá.

—No me sonaba tu cara…

—Hombre, pues para que te suene mi nombre  también, te diré que me llamo Iván.

—Yo, me llamo Mariano.

—Desde luego, te voy a acercar a tu trabajo y ni siquiera nos presentamos. ¡Es que no tenemos vergüenza ninguna!

El hombre intenta sonreír, pero parece que mi chiste no le ha hecho gracia, pero como sigo pensando que no es mala gente prosigo contándole cosas de mi vida.

—Yo en el otro taller, llevo como quince años, casi desde que terminé la FP.

—¿Qué estudiaste FP?

—Sí, la rama de mecánica. No servía para estudiar una carrera, pero tampoco era cuestión de no hacer nada…

—A veces Formación Profesional tiene más salida que la Universidad.

—Sí, pero tú estudiaste una carrera  —no sé porque mi tono suena un poco a reprimenda, como si el hombre tuviera culpa de  que se le dieran bien a él los estudios y a mí no. 

—Porque precisamente lo que tú haces, yo jamás sabría desarrollarlo en condiciones.

La respuesta tan sincera de Mariano, me deja trastocado, no solo no se da importancia por haber ido a la Universidad y yo no, sino que le da merito a mi profesión. ¡Tenía yo razón con pensar que el tío era legal!

—La verdad pare es que me hubiera gustado estudiar una carrera, pero ni me veía yo con muchas ganas, ni mis padres estaban para muchos sacrificios. Soy el cuarto de siete hermanos y solo entraba el jornal de mi padre…

—Yo en eso he tenido suerte, soy el más pequeño y como se me daban bien los estudios, prácticamente me empujaron a ir a la universidad.

—¿Qué fue lo que hiciste?

—Soy Licenciado en Matemáticas — a pesar de su aparente amabilidad, el profe contesta como de compromiso, como si tuviera el “coco” lleno de problemas.

Sospecho que lo que le preocupa pueden ser temas familiares, así que opto por preguntarle si está casado, a lo que él me responde con un seco “no”, que me corta un poco. Dado que el “caballero” no se quiere abrir conmigo,  prosigo hablándole  de mi mujer y mi niña:

—Yo me casé hace cinco años, con mi novia de toda la vida. Tenemos una niña de dos años, se llama Eva, ¡es más bonita!

¡No sé qué cojones le pasa a este tío! Me responde con una sonrisa forzada, como si no le interesara un carajo lo que le estoy contando. Me cabreo tanto que estoy tentado de callarme el resto del viaje, pero como hablar no cuesta dinero y mi curiosidad es enorme,   a los pocos segundos se me pasa el enfado y vuelvo a la carga.

—¡Oye pare! Sí las clases han terminado ya, ¿para que tienes que ir al Instituto hoy?

Mariano se me queda mirando pensativo durante unos segundos, como si le incomodara mi pregunta, pero por el rabillo del ojo puedo ver que mueve la cabeza en señal de perplejidad y sonriendo me dice:

—¡No nos llevamos tres meses de vacaciones, como todo el mundo piensa! Es más creo que este mes, ha sido más intenso que algunos durante el curso,

—Tenéis que poner las notas y todos esos líos…

—Sí, llevo toda la semana con “esos líos” —al decir esto último no puede evitar reírse por mi ocurrencia —hoy por ejemplo tenemos una reunión con el jefe de departamento para ultimar la programación, el temario y el material didáctico…

—La verdad es que lo que se dedicáis a la enseñanza sois digno de admiración… Mi parienta lo dice: “Si nosotros con uno estamos que no podemos, imagínate ellos con veinte o más”…

—Es por aquí, ¡para cuando quieras!

—¡Coño, que corto se me ha hecho el viaje!

Antes de que se baje del coche, le tiendo la mano en señal de amistad, por su cara de sorpresa intuyo   que no está  muy acostumbrado a esas muestras de afecto por parte de desconocidos, y  como para mí todo el mundo es gueno mientras no se demuestre lo contrario...

Pare, procuraré hacerte yo  la puesta a punto para que te vayas de vacaciones tranquilito.

—Se agradece, hombre —a pesar de ese muro que levanta ante “mis espontaneidades”, su expresión me da a entender que yo también le caigo bien, no sé porque pero me agrada.

—Sí hay algún problema te pego el toque, sino a las tres nos vemos.

—Hasta las tres, pues.

Al regresar al taller Domingo me mira de arriba abajo con desdén, como si me perdonara la vida o algo parecido.

—Has tardado mucho.

Pero el gilipollas este, ¿quién se ha creído que soy yo? ¿Fernando Alonso?, pues cualquier parecido de su furgoneta con un Ferrari, es pura coincidencia, me muerdo la lengua (todo sea por seguir llevando un sueldo a casa) y uso la  excusa más manida en casos como este.

—Había más tráfico de lo normal.

 El encargado me vuelve a mirar con esa cara de desconfianza suya tan característica, como si lo estuviera engañando y me hubiera entretenido haciendo no sé qué. Aunque el hecho de que  me calle lo que pienso, no quiere decir que pierda la oportunidad de vacilarle al idiota que tengo como jefe y sin darle ocasión a  que se invente algo para putearme, le suelto una mentira a medias:

—Mariano me ha dicho que quiere que sea yo el que le haga la puesta a punto.

Frunce el entrecejo y se queda pensativo unos segundos.

—Tenía pensado que fuera Ismael el que lo revisara, pero si él te ha dicho que quieres que seas tú, pues mejor,  así lo pongo a él con el Passat del fondo, que parece que tiene una avería más importante y no te veo a ti muy capaz.

¿Qué carajo le pasa a este tío?, angelitos que yo pinto demonios que son pa él. Únicamente  llevo cuatro días aquí y ya  se da las trazas para ponerme de mala hostia. Ignoro por qué coño me trata así,  lo que sí sé es que disfruta de lo lindo con ello. ¡Vaya que estoy apañao! Entre el “becerro” de mi jefe y la mujer con el semáforo en rojo, estoy que me subo por las paredes, porque si al menos pudiera echar un buen polvo al volver a casa, la mitad de la mala leche se me quitaría. Pero está visto que  no puede ser, ¡me va terminar saliendo el semen por los ojos! Menos mal que la mano todavía me funciona… pero como dice Alejandro Sanz: “No es lo mismo”.

Entro en la oficina para coger las llaves del vehículo de Mariano, y  el “Pepito Grillo” que tengo por encargado  me  vuelve a incordiar:

—Esmérate con la revisión, que Mariano es muy buen cliente.

—No te preocupes, que lo voy a dejar de lujo.

Aunque pueda parecer que mi respuesta es para contentar a Domingo, en realidad es lo que pienso hacer, pues Mariano, a pesar de sus continuas evasivas durante el viaje a Alcalá, me ha parecido un tío legal como pocos. ¡Coño, si hasta ha valorado mi profesión!

Cuando abro la guantera para sacar el libro de revisiones y comprobar los kilómetros que tiene hecho y demás, me llevo una sorpresa de dos pares de cojones: junto a unos CD de música de Semana Santa, hay una pequeña bolsita de plástico transparente en cuyo interior se ven varios condones y un bote. Curioseo el envoltorio de los preservativos y se me caen los palos del sombrajo, en letras bien grandes pone “Grupo Pases”, saunas masculinas gay. Se me ponen los ojos como platos y pienso:“¿Mariano es de la cascara amarga?” Aunque al principio no me lo puedo creer, la etiqueta del pequeño envase negro me lo  terminar de confirmar: “Lubricante anal”.

¡Hostia bendita, el tío es parguela! Si no se le nota para nada. Bueno tampoco se le notaba al Rock Hudson ese (mi madre estaba loquita por él) y al final resultó que le gustaba recular para atrás más que a un tonto un Palote.

Instintivamente me llevo la mano al paquete y compruebo que, de forma involuntaria, ha aumentado de tamaño. ¿Me he excitado? Aunque en mi adolescencia tuve mis escarceos con el mariconeo, desde que me case he sido la mar de formalito. A mi memoria vienen las dos o tres veces que Daniel y yo nos follamos al Pajarito, pero el  aspecto del tío este no tiene nada que ver con la loca aquella, y aun así, saber que gusta del sexo con hombres, me pone como una moto.

Está claro que esta dieta a pan y paja que me tiene la parienta esta semana, me tiene tan caliente que soy capaz de pasarme por la piedra todo lo que pese más de cuarenta kilos…

Busco en la orden de taller si aparece algún teléfono suyo, pero mi gozo en un pozo, solo hace referencia al número de cliente, lo que me da a entender que  todos sus datos están metidos en el ordenador, con lo que me queda claro que me quedo sin saber cuál es su número de teléfono, pues la informática y yo estamos “divorciados” de por vida.

Se me ha acerado el pulso desde que he descubierto el pie de que cojea el profe, no sé si será por lo fartito que ando o porque siempre me ha puesto cachondo el tema de los homosexuales. El caso es que cuando venga a recoger el coche le voy a decir que se venga a tomar una cervecita conmigo y así veo por donde le puedo entrar, porque “el no” ya lo tengo.

02:45 pm

Me he llevado toda la puta mañana con el puñetero Mariano en el molondro. Menos mal que  tengo claro que los tíos no me gustan en absoluto, porque si no iba a tener que pensar que me estoy volviendo maricón. La jodida empalmadera me ha durado todo el día, fue ver los putos condones y el “cabezón” ponerse tieso como una estaca.

Lo mismo con la planta que se gasta de machito y tal,  es de lo que le gusta dar y no recibir, pero yo cuando estemos en el bar y como quien no quiere la cosa, le insinúo  algo y  si resulta que  le gusta dar solamente, pues no hacemos una pajote como Dios manda, que cuando me lo hice con mi colega Antonio tuvo su morbo.¡ Uff, qué pedazo de pollón tenía ernota!

—¡Iván puedes venir a la oficina!

¡Qué coñazo de tío! Me va a gastar el nombre de tanto usarlo. ¿Qué carajo querrá ahora el Dominguito? Es capaz de chafarme  el plan con Mariano…

Al entrar en el despacho me encuentro con que Rafael e Ismael, mis otros dos compañeros, también están allí. Reunión de pastores: ovejas muertas.

—Iván, ¿tienes que hacer algo ahora?

“Pues tenía pensado tirarle los tejos a un cliente mientras me tomaba una cerveza con él” —pienso, pero me acuerdo de mi mujer y de mi niña, de lo duro que está encontrar un curro. Así que de  Kunta Kinte me transformo en  Toby y contesto lo que quieren oír:

—Nada, ¿por?

—Es que Ismael, Rafael y yo tenemos a la familia esperándonos en la playa… Ha llamado Mariano, el cliente que llevaste esta mañana a Alcalá, diciendo que tardara un poco. ¿Te importa esperarlo?

Intento disimular lo contento que me pone lo que me acaba de decir y respondo como lo haría  normalmente en cualquier otra circunstancia:

—¿Va a tardar mucho?

—Unos diez minutos  o cosa así, es que por lo visto la reunión que tenía  se ha alargado un poco más de la cuenta.

—No hay problema entonces.

—¿Sabes cómo se pone la alarma y la cámara de seguridad?

—Sí, ayer y antes de ayer cerré yo también.

—Pues entonces, te dejo encargado de todo —hace una pausa, busca algo  entre los papeles de su carpeta y cuando lo localiza me lo da —.Esta es la factura con lo que se le ha hecho al vehículo, no tiene que abonarte nada pues tiene cuenta con nosotros. ¿De acuerdo?

—No hay problema

Acto seguido apaga los ordenadores del despacho, recoge rápidamente las cosas de su mesa y tras invitarnos a salir de la oficina, cierra esta y se marcha deseándonos a todos un buen fin de semana.

Mis compañeros se pegan una ducha rápida, se cambian  de ropa y se largan con la misma velocidad del jefe. Tras despedirme de ellos, involuntariamente me llevo la mano al paquete, ¡tengo la polla dura como un roble! No sé si es debido a la dieta especial a la que me tiene sometido mi mujer por aquello de estar con la regla, o por  lo que me excita practicar el sexo con un tío. Ninguna de las tías que me la ha comido, lo ha hecho como el Pajarito y aunque me gusta un coño más que un tonto un lápiz, follarse un culo tiene su cosita. ¡Ojala, Mariano sea de los que le gusta que le den!

Sé que el dicho popular dice que donde tengas la olla, no metas la polla, pero si me lo monto bien y lo hago con disimulo no creo que pase nada. Lo peor que puede pasar es que me mande a la mierda, pero no sé porque me da a mí en la nariz que esta tarde voy a triunfar.

“¡Joder, el teléfono!, ¿quién coño llamará ahora?”

—Sí, dígame.

—Buenas tardes, soy Mariano he quedado para recoger el coche a las tres y diez, pero  discúlpenme porque todavía estoy en camino…

—No te preocupes pare, llamo a la parienta y yo te espero lo que haga falta.  

Nada más cuelgo, vuelvo a llamar a Eva.

—Niña, no me esperes para comer que seguramente llegué tarde… Un coche que se ha complicado y tiene que estar para esta tarde… Si cuando vaya a salir te llamo...

Me sabe mal mentirle a mi mujer, pero que le voy a contar: “¡Oye niña!, que como tú andas con el semáforo y la economía no está para irse de putas, voy a ver si le peto el culo a un maricón que hadejado el coche en el tallerAparte de que suena fatal y en caso  remoto de que no me pida el divorcio, me puedo llevar durmiendo en el sofá hasta que se acabe la crisis…  Tampoco hay que contarle a la parienta todo, todito, todo... Además como decía mi padre: “Quien cuenta toda la verdad, se queda sin ella”.

Mientras espero a Mariano, me pongo a cavilar en cómo le voy a entrar. Tras unas cuantas vueltas al “coco”, llego a la conclusión de que la mejor manera es no decir  ni mu, ponerle el pastel delante y que sea el que decida si se llena los dedos de merengue o no.

03:30 pm

El estruendo del timbre de la puerta me da a entender que el profe ha llegado. Me desabrochó el mono, dejando mi peludo pecho al descubierto, me hecho un poco de agua por encima para disimular y abro la puerta.

La cara de preocupación que trae el pobre, me deja claro que no estaba equivocado al pensar que era un buen tío. Cualquiera, por el simple hecho de pagar un servicio, se cree con el derecho de no respetar ni a las personas,  ni  los horarios. Él en cambio, no solo se ve en ese derecho, sino que se siente hasta molesto.

—Lo siento, es que todo se ha complicado a última hora.

—No te preocupes —digo tendiéndole afectuosamente la mano y desmontándole de un plumazo todos sus esquemas.

Lo hago pasar dentro y, antes de nada, le doy la factura que me ha dado Domingo para él.

—Le he cambiado el filtro del aire, revisado los niveles de agua,  aceite, líquido anticongelante… —mientras le explico brevemente lo que he hecho a su vehículo, instintivamente me paso la mano por el pecho y paso la mano por la entrepierna de un modo clarividente. Mariano se da cuenta y los ojos parecen que se le van a salir de las cuencas —.Te lo he dejado flama, si no hay ningún imprevisto (que con estos bichos no se sabe), no creo que tengas problemas de ningún tipo.

Me agarro el bulto, esta vez con más ganas, y el tío se me queda mirando como si le fuera a dar algo.

—No te preocupes, estamos solos —le dijo sonriendo por lo bajini para tranquilizarlo.

Más mis palabras lo ponen más nervioso todavía y hace ademán de irse hacia el coche, pero como no estoy dispuesto a desaprovechar esta oportunidad, me las juego todas a una carta:

—Si te esperas, me ducho y nos tomamos unas tapitas por ahí, que cuando llegue al pueblo va a ser hora de merendar.

Se me queda mirando  pensativo, hace un mohín extraño y concluye diciendo:

—Sí, hombre e invito yo, ¡es lo mínimo que puedo hacer después del inmenso favor que me has hecho!

—¡No  pare!, lo de pagar a medias…No quiero que te pienses que el Iván es un jeta.

—No, creo que el fresco aquí soy yo, que te hecho quedarte después de tu jornada laboral.

—¡No pasa nada pare! Me pego una duchita, me visto de persona normal y nos piramos.

Bueno parece que mi plan está funcionando a la perfección, ahora a hacerme el remolón mientras me ducho y ponerlo en la tesitura de que entre a llamarme.

Al desprenderme del mono y quedarme en ropa interior, me hago cargo de lo  empalmado que voy, pues el capullo se me sale por encima del elástico del slip. Me quedo en bolas y me cojo el rabo como si me fuera a pajear sin pajearme, estoy tan excitado que la punta me babea a más no poder.

Estoy tentado de pegarme un buen meneo y soltar el calentón, pero me contengo pues  me intriga  muchísimo más  saber hasta dónde puedo llegar con Mariano. Me meto una buena ducha que me quite la grasa y el olor a tigre, una vez estoy limpio me pongo a esperar a que el muchacho se decida a pasar al interior para preguntar por mi tardanza.

La verdad es que el puñetero profe se hace esperar, pero si quiero que la jugada me salga perfecta me habré de armar de paciencia.

El ruido de sus pasos sobre el cemento de la nave me pone sobre aviso, me vuelvo de espalda, simulo que no lo he oído llegar y hago como el que me masturbo. A ver qué pasa.

En cuanto tengo claro que está tras de mí, detengo mi representación “pajeril”, me vuelvo  hacia él como si tal cosa y le digo:

Quillo, es que ando mu caliente y tengo a la parienta con el me.

La carita que se le queda a Mariano es un poema, un poema de los largos y con muchas palabras raras, por un lado hay un brillo en sus ojos que me dejan cristalino que lo que ve le está gustando una barbaridad y por otra mi desparpajo, ha conseguido que se ponga colorado como un tomate.  Como ya está el camino medio andado y parece que bien encauzado, prosigo haciendo una de las cosas que mejor se me da: charlar.

—Lo siento pare, pero con el agua calentita se me  ha empesao a poner tontita y cuando me he querido dar cuenta mira cómo está —me quito la mano de la cabezona y se la enseño para que vea bien lo tiesa y hermosa que la tengo, el pobrecito mío lo debe estar pasando fatal, pues aunque intenta disimular lo mucho que le gusto, no puede evitar devorarme con la mirada.

El hijo de la Rosa no es que sea un modelo de esos con tableta de chocolate en la barriga, pero me conservo bastante bien y hago más buen apaño que cualquier niñato con musculitos. De esto último,  por la forma de mirarme que tiene aquí el colega, creo que se ha dado cuenta de sobra.

—…es que como no me clave todos los días y eche un buen polvo, no sé lo que me pasa que me pongo de mala hostia, ¡hay veces que hasta me duelen los cojones!...

Mariano ha pasado de estar a la defensiva, a contemplarme abiertamente y sin ningún disimulo. Sus ojos recorren mi cuerpo de arriba abajo, como si intentara retener mi imagen en su memoria por siempre jamás. En palpable bulto de su entrepierna me dice que como yo no dé el próximo paso, aquí nos pueden dar las uvas. Así que haciendo uso de ese descaro  que Dios me ha dado, alargo la mano a su paquete y regalándole la mejor de mis sonrisas de sinvergüenza,  me encargo de señalar lo obvio:

Pare, ¡esto mío  tiene que ser contagioso!,  pues a ti también se te ha puesto dura.

Mi atrevido gesto consigue su objetivo y mi acompañante lleva su mano a mi verga. Es simplemente sentir sus dedos sobre ella y la cabezona empieza a vibrar como si le hubieran dado cuerda. Mi acompañante tras acariciarla  varias veces en toda su extensión, hace algo que me descoloca un poco: se pone de cuclillas  ante mí y se la mete en la boca.

La soltura con la que hace esto me hace pensar que lo mismo lo de dejar los condones en la guantera ha sido una especie de trampa para que yo picara… ¡Pues si hay que picar, se pica!

Al tipo se le ve muy  buen hacer, pues tras juguetear un poco con la lengua por los pliegues del glande, me lame desde los huevos hasta la punta, succiona  por entero el capullo  y al oír como jadeo, se la traga por completo. El tío tiene buenas unas excelentes tragaderas, pues siento como sus labios tropiezan con mi pelvis y uno no es que sea el Rocco Sifredi, ¡pero mis buenos dieciocho centímetros de polla cabezona no me los quita ni Dios!

No sé si por las ganas que le pone el amigo Mariano o porque yo ando más caliente que la picha un novio,  pero tengo la sensación de que me están haciendo la mejor mamada de mi vida, el placer es tan intenso  que sin poderlo remediar me corro. El profe al sentir la leche en su boca, retira los labios lo más deprisa que puede y expulsa de un escupitajo la pequeña cantidad que ha ido a parar a su boca.

Está a punto de decirme algo, pero cuando ve que de la punta de mi polla sigue manando un chorro de esperma se queda como hipnotizado mirando. Cuando sale la última gota, me contempla como desilusionado, le guiño un ojo y en plan chulillo le digo:

—¡Pero no te pares, si aún tengo más en el depósito!

Mi payasada parece que  le ha hecho gracia, pues es la primera vez que le veo sonreír con la mirada. Con sumo cuidado de no mancharse los pantalones, avanza hacia mí y vuelve a meterse mi nabo en la boca, esta vez con más confianza y brío si cabe. 

Aunque en principio me ha podido parecer que le ha dado asco tragarse mi semen, lo que hace me da a entender completamente lo contrario: me limpia minuciosamente el capullo, devorando  golosamente las pequeñas gotitas de leche que habían quedado en él. Pasando la lengüita por los pliegues del glande de un modo increíblemente morboso y que me pone a reventar calderas.

Una vez me deja el cipote como una patena, se lo traga de nuevo hasta la base, esta vez el placer no me es desconocido y disfruto de él todo lo que puedo.

—¡Así me gusta!... ¡La mamas del carajo!

Mariano se saca momentáneamente mi pepino de la boca y me mira con mirada de granujilla, su gesto me hace ver que, como a mí, le pone taco el rollo este de la verborrea.

—¡Me la vas a estar mamando hasta que te de asco!

Mis palabras vuelven a tener el efecto deseado en mi acompañante, que lejos de hacerle ascos a mi polla se la saca y mete en la boca como si fuera la más deliciosa de las golosinas.

Si la primera mamada me pareció de escándalo, esta segunda es mucho mejor. Si me gusta cuando siento como mi capullo choca contra su campanilla, más me gusta cuando me masturba mientras me chupa los huevos. Una lengua paseándose por los pliegues de mis cojones es una sensación nueva para mí, e irremediablemente vuelvo a  darle vidilla con una “gracia” de las mías:

—¡Vuelve a tragártela entera, quiero me  la chupes hasta que me saques el tuétano de los huesos!

Estoy tan fuera de mí que ahogo su cabeza contra mi pelvis y la retengo durante unos segundos, por la cabeza me pasan mil ideas estúpidas, aparto su rostro  de mi nabo, cojo su cabeza entre mis manos, lo miro directamente a los ojos  y sin pensármelo demasiado le pregunto:

—¿Te gusta que te follen?... Porque yo te follaba ahora y me quedaba como nuevo.

Se ve que mi desparpajo le ha hecho gracia, pues me pone cara de niño travieso y, a la vez que se incorpora, me sonríe generosamente.

—Me gustaría Iván, pero…es que no vengo preparado…

Bastante extrañado, analizo su rostro en busca de algún doblez y no lo hay.  Me parece que me he pasado de listo, creyendo que había dejado los preservativos para que yo los viera… ¡Cómo coño iba a saber que sería yo quien la practicaría la revisión! Está claro que todo ha sido un pequeño descuido por su parte, pero a este se la clavo yo como me llamo Iván. Así que me la  vuelvo a jugar  a doble o nada.

—¿No vienes preparado? Entonces la bolsa que tienes con lubricantes y preservativos en la guantera.

Mariano frunce el ceño, se queda pensativo y concluye moviendo la cabeza, como si tuviera la clave de algo (Le falto gritar aquello de: ¡Eureka!).

—En los condones ponía no sé qué de gay, y la crema es lubricante anal... Por eso te he entrao, ¡qué o si no! .. ¡Quillo, que tú pareces hasta normal!

 Al profe se le han subido los colores que da gusto… Parece que lo he vuelto a intimidar, para que se dé cuenta de que voy de buen rollito, vuelvo a insistir con lo de petarle el culo.

—Entonces que ¿hay tema o no hay tema? —llevo mis manos a su trasero. ¡Joder, que duro tiene el culo el cabrón!

Me sonríe, lleva la mano a mi polla y mordiéndose el labio placenteramente me responde:

—¿Por qué no? Para esta polla tan rica, no tengo yo  un tema, sino un libro entero si hace falta. ¡Saquémosle partido a mi pequeño descuido!

Tras sacar la bolsita de marras del coche, le pido que se apoye en el capó de uno de los vehículos. Mientras se baja el pantalón y los slips, no puedo evitar pensar que el tío tiene un buen cuerpo: unas espaldas anchas, unos brazos fuertes y, lo que más me gusta, un culo redondo y apretado. Nada que ver con el Pajarito, que era como una niña con churra, ¡clavársela a un nota con planta de macho, me pone mucho más! ¡Me voy a poner las botas atravesando ese culo tan rico!

Observo como se pone la crema en el ojete y por la forma tan minuciosa que tiene de  hacerlo, es evidente que no es la primera vez que lo hace. Me pongo el preservativo y me pongo tras él.

—¡Pare, métetela tú! ¡Qué yo soy un poco bestia y no te quiero hacer daño!

Sin decir nada, se abre poco a poco el agujero con los dedos, una vez considera que está suficientemente dilatado, estira la mano hacia el cabezón y le indica el camino, al principio siento que está demasiado estrecho, pero Mariano empuja el culo hacia atrás y consigue que mi verga entre en todo su esplendor.

¡Hostias qué gusto! Es obvio que petar un culo, no es lo mismo que follarse un coño, pero, salvando las diferencias, está igual de rico. Si a eso  se le suma el morbo que da someter a un tío con planta de machote, ¡estoy que me salgo!

Si, al empezar a penetrarlo, me pareció que no le entraba del todo, ahora parece que le entran hasta los huevos, pues cuanto más empujo más le cabe. Anda que no hacía tiempo que no echaba un polvo de esta manera, sin decirme que soy un bestia y que vaya con más cuidado. A Mariano parece que tanto más caña le doy, más le gusta.

—¡Vaya culo que tienes, pare! ¿Te gusta cómo te lo hago?

—¡Siiii…!

Lo agarro por la cintura fuertemente y le meto la polla hasta la base, el cabrón para cerciorarse de que la tiene dentro por completo,  alarga la mano y me toca los huevos,  comprobando así que es lo único que  se queda fuera. Su gesto me pone a reventar calderas y empujo con más frenesí, como si con cada envite lo pudiera taladrar más aún.

Sé que de seguir  así, me voy a correr más pronto que tarde así que le pido que cambie de postura y se tienda sobre el capo del coche. Verlo con las piernas hacia arriba, saca el animal que hay en mí y se la introduzco de golpe y porrazo.

—Te gusta cómo te doy comia, ¿ein? —mis palabras tienen el efecto esperado en él, pues sus ojos me miran como pidiéndome todo el placer que pueda darle.

Yo tengo claro que no soy maricón, ni nada por el estilo, pero hace tiempo que no disfrutaba tanto con alguien. Eva se porta bien en la cama, pero es un poquito tradicional: ni la chupa, ni mucho menos me permite que le dé por culo. ¡Y a mí un agujero  estrechito y negro me vuelve loco!

Tanto mete-saca y saca-mete, hacen que me sea imposible aguantarme más tiempo sin correrme.

—¿Dónde quieres que te eche la leche? —digo al mismo tiempo que saco la churra de su culo y me quito el preservativo.

—¡En mi cara! —la rapidez con la que mi acompañante se baja del coche y se agacha ante mí polla, me sorprende.

Dos parribaypabajo más tarde, salen cuatro trallazos de lefa que van a parar a la cara de Mariano, impregnándola como si fuera maquillaje. No puedo evitar gruñir mientras exprimo las últimas gotas sobre el rostro del profe, quien al sentir la leche resbalar por su rostro no puede evitar pajearse.

Pasado el calenturón, lo primero que se me viene a la cabeza es mi mujer  y  mientras borro toda huella de lo que aquí ha pasado, tengo la sensación de que a pesar de que me he follado a un tío, le he puesto los cuernos. Pero como no me voy a enamorar de él, ni nada por el estilo, creo que la infidelidad no pinta nada aquí y es como si me hubiera hecho un buen pajote,  ¡y qué buen pajote!

Pare me parece que ya no nos dan de comer en ningún sitio, ¿ein?

—Pues sabe si todos los días me tengo que quedar sin comer por echar un polvo como este, no me importaría.

—A mí tampoco.

Inevitablemente nos echamos a reír. Este tío me cae bien, no solo la mama que da gusto y follar con él es una delicia, sino que parece buena persona. Como pueda repito…

Acabas de leer:

Historias de un follador enamoradizo

Episodio Especial Aniversario.

Si sigues por aquí, es que te lo has terminado de leer. Si te apetece deja un comentario, es la única manera que tenemos los autores de saber si lo que hacemos te llega o no. Gracias por tu colaboración.

Si es la primera vez que entras en un relato mío y te has quedado con ganas de más, hace poco publiqué una guía de lectura .

Este relato es independiente, pero si quieres conocer el punto de vista de Mariano puedes entrar a leer "Follando con dos buenos machos: Iván y Ramón" ( Si no lo conoces, creo que te puede gustar).

Como bien has podido leer arriba, esta historia es una especie de celebración de mi segundo año escribiendo en esta página. Para tal fin, he traído de vuelta a Iván, con su particular punto de vista de su primer encuentro con Mariano (Espero os haya gustado).

Aunque “Historias de un follador enamoradizo” está a punto de terminar  (solo quedan siete episodios), todavía mucho que contar de las otras tres series en curso: “Sexo en Galicia”, “Los descubrimientos de Pepito” y “¿Sabes lo que hicimos el verano del 2012?” con lo que las historias sobre JJ, Mariano, Ramón, Iván y compañía están lejos de concluir.

Yo por mi parte, mientras el tiempo me lo permita y haya lectores interesados seguiré subiendo mis historias a esta Web. Si eres de lo que has leído, valorado, escrito un comentario o enviado un e-mail a lo largo de este año: ¡Gracias!, sin tu colaboración esto difícilmente hubiera sido posible, pues no me gusta hablar a la pared, necesito que haya alguien al otro lado.

Sin más paso a agradecer los comentarios de "La voz dormida" : a Zoele: La sensaciones que he despertado en ti (miedo, asco, pena…) era las que pretendía crear en el lector, por lo que tus palabras me han llegado muy hondo. ¡Gracias a ti!; a Varianza: La idea no era vender la violencia como algo positivo, sino como algo negativo y más cotidiano de lo que nos gusta admitir. Tengo la sensación de que el episodio de hoy o te ha podido gustar mucho o nada. De todas maneras, como sé que Iván te agrada te avanzo que nada más finalice la historia de Ramón, comenzará una del mecánico, si bien no de tan larga extensión como la del policía, tendrá unos cuantos episodios; a Rocio: Para empezar muchas gracias por atender mi petición, me daba mucho miedo escribir algo tan cruel y no saber tratarlo. Es tan dura la segunda parte que tú has sido de los pocas que has comentado algo de la primera  (que también se las trae). Me alegro que te haya gustado; a Tragapollas manchego: La historia con los dos de Cañete era algo que tenía pendiente desde hacía tiempo, como bien dices no es agradable narrar una violación pero si de verdad quiero que se entienda quien es JJ y porque es como es, no tenía más remedio. La continuación será en Septiembre y será aún más desagradable; a hasret: La idea era no caer en la vulgaridad y que el sexo se viera desagradable. Me alegro haberlo conseguido para ti. ; a Ozzo2000: Como bien dices lo peor está por llegar (voy a narrar de corrido y ,  a modo de flash back, dentro de la saga “Sexo en Galicia” los cuatro años de internado de JJ). ¿Qué me dices de este relato con Iván de protagonista? Confío te haya gustado su “punto de vista”; a Luis Arismendi: Sé que uno de los grandes problemas que tengo con mi historia, es que no avanza en el tiempo y siempre estoy contando sucesos pasados, pero es que si quiero contar en condiciones lo que tengo en mente, el lector debe de conocer ciertos hechos. Lo mismo no es la forma más correcta, pero es la que se me ocurre: a Cucocurioso: Como creo que mi respuesta tan “criptica” a tu comentario, ha dado lugar a un diálogo de besugos, paso a explicarme. En el  anterior comentario que decía que la historia se había contado desde  el punto de vista de Mariano, respondía a tu petición de que por favor no revelara el final. Me explico, la historia de Ramón concluye el quince de agosto de 2012, día en que ha tenido el último encuentro que se narra, desde el punto de vista de Mariano,  en el relato “El mundo se equivoca”.  Desde que escribí aquel encuentro, me guarde un as en la manga para finalizar la historia: Mariano y Ramón pasan su primera noche juntos, lo que hablan  al despertarse junto, así como lo que piensa Ramón al respecto dejará muy claro al lector cuál es su futuro. Evidentemente como he dicho más arriba, la historia no queda cerrada del todo  y el final, aunque será muy abierto, no va a dejar indiferente a nadie (¡Vaya “peaso” spoiler que me acabo de montar!).Eso sí, ¡no he contado el final! Ja. Ja… Por último, solo decirte que el “acontecimiento terrible” solo acaba de empezar; a mmj: Estoy contigo, si a JJ no se le supiese feliz con Guillermo, el relato sería aún más triste. Lo he incluido en “Sexo en Galicia”, porque una vez concluya de contarle sus cuatro años de internado, la forma de ver Mariano a JJ va a cambiar y eso va a ser crucial para la historia. ¿Qué te ha parecido el relato de hoy? Creo que hacía falta un poco del humor y del sexo de Iván, después de lo duro del anterior y a Pepitoyfrancisquito: Me daba mucho miedo, dado la página en la que se publica, que alguien pudiera leer el relato para un “zambombazo”, pues era lo mismo que tanto se ha contado (un joven violado por uno o más tíos mayores que él, donde al final la “putita” termina pasándoselo de lo lindo). En cuanto a las reacciones de la gente del pueblo al “acontecimiento terrible”, van por ahí los tiros pero creo que os habéis quedado corto (tengo el borrador hecho y si soy capaz de plasmar la idea, la continuación va a ser  más heavy aun).

En el mes de Agosto estaré de vacaciones, probablemente me sea difícil sacar tiempo para dedicarme a este vicio de escribir, si puedo publicaré la nueva versión de “Pequeños descuidos” a primero de mes. En caso contrario, lo haré a primeros de Septiembre. Hasta entonces, procurad disfrutar del verano.

Mas de machirulo

El Blues del autobús

Mr Oso encula a la travestí gótica

Hombres calientes en unos baños públicos (2 de 2)

Hombres calientes en unos baños públicos (1 de 2)

Desvirgado por sus primos gemelos

Un camión cargado de nabos

Cruising entre camiones

Mi primera doble penetración

Un ojete la mar de sensible

Un nuevo sumiso para los empotradores

Once machos con los huevos cargados de leche

Un buen atracón de pollas

Por mirar donde no debía, terminó comiendo rabo

Aquí el activo soy yo

Estrenando un culito muy delicioso

El mirón de las duchas

Una doble penetración inesperada

Amarrado, cegado y follado hasta la extenuación

Polvo rápido en el baño

La duquesa del coño insaciable (4 de 4)

La duquesa del coño insaciable (3 de 4)

La duquesa del coño insaciable (2 de 4)

La duquesa del coño insaciable (1 de 4)

¡Pero qué buenos están estos dos hermanos!

Una doble penetración inesperada

El mecánico siempre descarga sus cojones dos veces

Son cosas que pasan

Sexo grupal en el vestuario

La fiesta de las Coca-colas

Un casquete después de la siesta

Pepe se lo monta con sus primos gemelos

Serrvirr de ejemplo

Comer y follar todo es empezar

Con mi ojete preparado para un rabo XL

Al chofer del bus, le sale la leche por las orejas

Mamándole el ciruelo a mi mejor amigo

De cruising en la playa de Rota

Cinco salchichas alemanas para mi culo estrechito

Un mecánico con los huevos cargados de leche

El descomunal rabo del tío Eufrasio

Follado por su tío

Meter toda la carne en el asador

Míos, tuyos, nuestros… ¡De nadie!

Encuentros furtivos en el internado

Antonio y la extraña pareja

Fácil

Bolos, naranjas y bolas.

Vivir sin memoria

El libro de la vida sexual

Reencuentro con mi ex

Punta Candor siempre llama dos veces

Hombres Nextdoor

Mundo de monstruos

Dejándose llevar

Guía de lectura año 2017

Dejar las cosas importantes para más adelante

Una proposición más que indecente

¡No hay huevos!

Ignacito y sus dos velas de cumpleaños

El chivo

La mujer del carnicero

Iván y la extraña pareja

El regreso de Iván

Guerra Civil

Las tres Másqueperras

Toda una vida

Objetos de segunda mano

Follando con el mecánico y el policía (R) 2/2

Follando con el mecánico y el policía (R) 1/2

Ni San Judas Tadeo

La invasión Zombi

Seis grados de separación

¡Arre, arre, caballito!

La más zorra de todas las zorras

Un baño de sinceridad

Barrigas llenas, barrigas vacías

No estaba muerto, estaba de parranda

Dr. Esmeralda y Mrs. Mónica

Yo para ser feliz quiero un camión

Tiritas pa este corazón partio

Corrupto a la fuga

Un polaco, un vasco, un valenciano y un extremeño

El de la mochila rosa

La jodida trena

Tres palabras

Hagamos algo superficial y vulgar

Pensando con la punta de la polla

Quizás en cada pueblo se practique de una forma

Gente que explota

Guía de lectura año 2016

En unos días tan señalados

Desátame (o apriétame más fuerte)

De cruising en los Caños

Putita

Sé cómo desatascar bajantes estrechos

Este mundo loco

Como conocí a mi novio

No debo hablar

El secreto de Rafita

¿De quién es esta polla cascabelera?

Me gusta

Me llamo Ramón y follo un montón

Doce horas con Elena

El pollón de Ramón

Dos cerditos y muchos lobos feroces

El ciprés del Rojo

Follando por primera vez (R) 2/3

Follando por primera vez (R) 3/3

Follando por primera vez (R) 1/3

Estrenando un culito muy delicioso

El mirón de las duchas

Orgia en el WC de los grandes almacenes

Once pollas para JJ

Prefiero que pienses que soy una puta

Homofobia

Adivina quien se ha vuelto a quedar sin ADSL

¡Terrible, Terrible!

Bukkake en la zona de descanso

Mi primera vez con Ramón

Tu familia que te quiere

Si no pueden quererte

Mía

Infidelidad

Dos adolescentes muy calientes

Ocho camioneros vascos

Parasitos sociales

El pollón del tío Eufrasio

Violado por su tío

Talento

Somos lo que somos

Sexo en Galicia: Dos en la carretera

Tres pollas y un solo coño

De amor se puede vivir

Duelo de mamadas

¡Se nos da de puta madre!

Dos hermanos

¿Dónde está la oveja de mi hermano?

¿Por qué lloras, Pepito?

El MUNDO se EQUIVOCA

Todo lo que quiero para Navidad

Como Cristiano Ronaldo

Identidad

Fuera de carta

Los gatos no ladran

Su gran noche

Instinto básico

TE comería EL corazón

La fuerza del destino

La voz dormida.

Como la comida rápida.

Las amistades peligrosas.

El profesor de gimnasia.

Follando: Hoy, ayer y siempre (R)2/2

Follando: Hoy, ayer y siempre (R) 1/2

El ser humano es raro.

La ética de la dominación.

¡Ven, Debora-me otra vez!

La procesión va por dentro.

Porkys

Autopista al infierno.

El repasito.

José Luis, Iván, Ramón y otra gente del montón.

El sexto sentido.

Cuando el tiempo quema.

Mi mamá no me mima.

La fiesta de Blas.

¿Por qué lo llaman sexo cuando quieren decir amor?

Sin miedo a nada.

¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?

¡Qué buena suerte!

El rumor de las piedras.

Dios odia a los cobardes.

Tres palabras.

Guía de lectura segundo semestre 2.014.

Como un lobo.

Solo Dios perdona.

El padrino.

Perdiendo mi religión.

Adiós Francisquito, adiós.

Pequeños descuidos.

La sombra de una duda.

Mis problemas con JJ.

La voz dormida.

Follando con mi amigo casado.

Si pudieras leer mi mente.

Bésame, como si el mundo se acabara después.

Si yo tuviera una escoba.

Guía de lectura primer semestre dos mil catorce.

¡Cuidado con Paloma!

La lista de Schindler.

Nos sobran los motivos.

La masticación del tito Paco.

Viviendo deprisa.

El blues del autobús.

¿Y cómo es él?

¡Voy a por ti!

Celebrando la victoria.

Lo estás haciendo muy bien.

Vivir al Este del Edén.

Hay una cosa que te quiero decir.

Entre dos tierras.

Felicitación Navideña.

37 grados.

El más dulce de los tabúes.

Desvirgado por sus primos gemelos

Las pajas en el pajar

Para hacer bien el amor hay que venir al Sur.

Tiritas pa este corazón partio

Valió la pena

1,4,3,2.

Sexo en Galicia: Comer, beber, follar....

¡Se nos va!

En los vestuarios.

Lo imposible

Celebrando la victoria

La procesión va por dentro.

El guardaespaldas

El buen gourmet

Mariano en el país de las maravillas.

Tu entrenador quiere romperte el culo(E)

Retozando Entre Machos.

Culos hambrientos para pollas duras

La excursión campestre

¡No es lo que parece!

Mi primera vez (E)

Vida de este chico.

Follando con mi amigo casado y el del ADSL? (R)

Follando con 2 buenos machos: Iván y Ramón

Trío en la sauna.

Nunca fuimos ángeles

Desvirgado por sus primos gemelos (E)

Como la comida rápida

La misión

Follando con mi amigo casado

La churra del Genaro

Uno de los nuestros

Sexo en Galicia: Tarde de sauna (R)

2 pollas para mi culo

El cazador.

Los albañiles.

Jugando a los médicos.

Algo para recordar

Mis dos primeras veces con Ramón (E)

A propósito de Enrique.

Guia de lectura y alguna que otra cosita más.

Culos hambrientos para pollas duras

Celebrando la derrota

En los vestuarios (E)

Sexo, viagra y unos pantalones anchos (Epilogo)

No quiero extrañar nada.

Punta Candor siempre llama dos veces.

4,3,2,1....

2 pollas para mi culo

Adivina quién, se ha vuelto a quedar sin ADSL

Follando con 2 buenos machos: Iván y Ramón (R)

El MUNDO se EQUIVOCA

Historias de un follador enamoradizo.

Living la vida loca

Sexo en galicia con dos heteros (R)

¿Por qué lo llaman sexo cuando quieren decir amor?

Comer, beber... charlar.

Los albañiles.

¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?

Regreso al pasado

Follando con mi amigo casado (R)

“.... y unos osos montañeses)”

El padrino

... Bubú.....

El blues del autobús (Versión 2.0)

El parque de Yellowstone (Yogui,....)

After siesta

Sexo, viagra y ... (2ª parte) y última

Before siesta

Sexo, viagra y unos pantalones anchos (1ª parte)

El bosque de Sherwood

El buen gourmet

Como la comida rápida

Pequeños descuidos

¨La lista de Schindler¨

El blues del autobús

Celebrando el partido