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Las tres Másqueperras

en Gays

23 de agosto del 2012 (10:00 am aprox.)

***JJ***

A mi chico y a mí se nos han pegado un poco hoy  las sabanas  y  nos hemos levantado con la hora en el culo, es lo que tiene trasnochar que te deja completamente listo de papeles para el día siguiente. Nada que no se solucione con un buen chute de cafeína.

Cuando hemos visto la hora que es, nos hemos metido en el baño corriendo y nos hemos duchado a la velocidad de la luz. Motivo por el  que  no hemos podido empezar el día como a nosotros nos gusta: con un buen polvo. En fin, todo se andará que entre el día y la noche no hay pared.

Nada más  salir de la habitación, nos hemos encontrado con Mariano en la puerta, aguardando a que saliéramos. Tenía esa cara que se nos pone cuando estamos  hasta los huevos de esperar, pero como es tan prudente, ni ha llamado para meternos prisas y ni siquiera nos ha hecho el más mínimo reproche.

Es un encanto de persona y encima está de un bueno que te cagas. Todo un partido para quien consiga llevárselo. Aunque me parece que él mucho rollo de «estoy muy solo, quiero tener pareja y tal», pero me parece que está la mar de  a gusto así, picando de flor en flor y no teniendo  obligaciones de ningún tipo con nadie.  Del curita  no se  puede decir que vaya a quedar para vestir santos, porque ya  es algo que hace,  lo que sí se puede asegurar es que vamos a tener Marianito soltero para rato.

Tras los  protocolarios saludos, nos dirigimos al bar donde hemos quedado con mis amigas las travestis para desayunar. Hoy no sé si ligaremos o no en la playa como ayer, lo que sí tengo claro es  que  nos vamos a reír de lo lindo.   Las cuatro locas estas tienen mucho arte, y aunque esté un poquito resentido con Susana por la puñalada trapera que le metió a su novio, he de reconocer que cuando se juntan me lo paso estupendamente con ellas. Tienen menos vergüenza que yo, ¡qué ya es decir!

Quien parece que no está  demasiado en su salsa hoy, es Mariano. Al pobre no se le quita la cara,  como decían en mi pueblo, de mulo mojao. No le ha hecho mucho tilín que  haya invitado a las tres masqueperras.  Sé que el pobre, algunas veces, es más corto que el rabo de una mosca, pero es que debe aprender a relajarse y aceptar su  forma de vida de manera natural.

Hombre, yo puedo comprender que con una educación tan católica apostólica  y romana como la que ha tenido él, haya ciertas cosas que le cueste ver como normales. Menos mal que parece que entre Guillermo y yo lo hemos convencido para que no ponga el mingo, pero conociéndolo no las tengo todas conmigo. En fin, respiremos hondo y crucemos los dedos para que no suceda nada que le impida faltar a su palabra  y sea lo suficientemente tolerante con mis amigas.

—¿Cómo has dormido esta noche? —Le pregunta mi novio, quien parece haber seguido mi consejo y se ha metido de lleno  en el  papel de “chico amable con Mariano”. Si no supiera  que  todo viene a cuento de que está buscando un trio con nuestro amigo, no tendría más remedio que empezar a sospechar algo y  hasta ponerme un pelín celoso.

—Bien, ayer me controlé bastante con la comida. En la cena del lunes hice todo lo contrario,   me puse hasta los ojos y me  terminó sentando mal.  ¡Qué nochecita más mala pasé! Toda la noche soñando cosas raras, me levanté que parecía que me hubieran pegado una paliza.

—¡Es que, hijo mío!, cuando te pones a comer no hay quien te pare —Intervengo yo a modo de pullita mañanera.

—No, voy a ser cómo tú, que te pones  a mirar la comida como si te diera asco —Responde con cierto retintín, con lo que  entiendo que mi “voy a picar a Mariano” tempranero, ha tenido el  éxito de público y de crítica esperado.  

—Hijo mío, tú no sabes que comiendo más despacio los alimentos se digieren mejor y se engorda menos…

—Sí, ¡tú estás que vas a reventar de gordo! Estás tan delgado que los días que haya mucho Levante, para no salir volando como una cometa,  te vas a tener que poner piedras en los bolsillos…

Me dispongo a contestarle con una puyita mucho más aguda e inteligente que su soso comentario, cuando un estruendoso: “¡Yujuuuu!” me interrumpe. Quienes hacen alarde de aquel “glamour” mañanero no son otras que  mis amigas las artistas travestis que vienen caminando en dirección nuestra como si estuvieran en la pasarela de Cibeles.  

La imagen de veraneantes domingueros  que ofrecen cargadas con las sombrillas, las neveras y las bolsas de playa parece salida de una película de Paco Martínez Soria en la que se hubiesen infiltrado las protagonistas de “Priscilla la reina del desierto”. Tengo la terrible sensación de que en cualquier momento van a salir cantando la versión flamenquita del “I will survive”.  

La que es más visible, por el  volumen de su tórax  y la voluptuosidad de la que hace gala,  es Susana. La trianera luce una  melena rubia y  alisada perfectamente por la plancha. Trae puesto un bañador de rayas verticales  rosa y blanco, con una pamela y un pareo a juego. Si no fuera por la cara de caballo que tiene, la  enorme barriga y lo desgarbada que está, podría hasta llegar a ser  resultona. Pero ya sabemos todos  lo que dicen de las monas y de las sedas.

Otra quien también parece haberse arreglado expresamente para la ocasión es Sorippeggy. Bastante más bajita que su amiga, pero igual de “hermosa” en los que a kilos de más se refiere. Está tan rellenita que sus enormes ubres tienen un lejos y parece que  un cirujano le hubiera puesto dos enormes tetas.  Se ha peinado  la melena al estilo “boda, bautizo y comuniones propios de la  Jet-set de barrio”. Es bastante más pudorosa que la trianera y, aunque no esconde que trae un traje de baño femenino, lleva puesta una camiseta rosa de Paulina Rubio cubriéndole la parte superior. Aunque tiene una carita con unos mofletes  que recuerda a la  de la cerdita de los teleñecos (por eso lo de Peggy), no es fea del todo y cuando se arregla como hoy suele estar bastante mona.

Tras ellas dos, puedo ver a Caro la Descanzá. Ni se ha peinado como sus dos compañeras, ni se ha arreglado lo más mínimo y viene a la playa con un look a lo “cenicienta sin madrina”. Con ese media melenita tan morena, sin maquillar y con la rayita en medio me recuerda al Severus Snape de Harry Potter. Para completar su imagen de niña gótica, se ha puesto una camiseta negra del grupo  Scorpio con más años que la reja del parque   y un pareo de flores marrón oscuro bastante cutre. Si no fuera tan temprano, pensaría que ya se ha fumado tres porros, por lo que llego a la conclusión de  que la cara de colgada que lleva es la suya natural.  Si tuviera que calificar sus rasgos, diría que son de una belleza Picassiana,  pues tiene una carita propia de las que pintaba en sus cuadros cubistas el malagueño.

A su lado, y dando la nota como siempre, viene Espe Macarena. He de reconocer que a pesar de lo mayor que es, y de la vida tan jodida que ha llevado, la tía tiene un  estado físico bastante bueno. Está muy delgada, demasiado para mi gusto, pero se mantiene bastante ágil y dinámica para su edad. Con un pelo corto rubio chillón, un maquillaje propio de Lady Gaga,  un minúsculo bikini negro y una enorme bolsa de playa de Hello Kitty, deja claro que sí hay algo a lo que no le tiene miedo es al ridículo.

Las observo durante un momento y la esperpéntica imagen de las cuatros, no puede ser más acorde con lo que Mariano predijo que pasaría. Me pongo por un segundo en su pellejo y pienso que tiene que estar viviendo  como una de sus peores pesadillas se hace realidad.

Ignorantes de lo que significa la palabra discreción, se acercan  con ademanes exagerados y dando voces en plan Maruja poligonera. Miro por el rabillo del ojo a mi amigo del alma y, pese a que intenta disimularlo, tiene una cara de tierra trágame tres veces que tira de espanto. Expresión que va a peor  cuando comprueba que todo aquel que pasa se nos queda mirando descaradamente y ellas cuatro, en vez de molestarse por las miradas reprobatorias de los transeúntes, se comporta de modo más histriónico, como si disfrutaran por restregarle al mundo su condición sexual. Un poco como yo, pero elevado al cubo superlativo.

—Holis, ¿Cómo están mis nenes? —Nos saluda con la mano Espe, adoptando las maneras propias de una azafata de un concurso televisivo.

Las otra tres, como si fueran meras comparsas de sus movimientos, se limitan a pegar voces y a saludar de la  misma manera escandalosa.

Fiel a mi lema de que se joda quien no le guste, me voy para ellas y les doy  dos besos en la cara a todas, menos a Espe,  a quien por los años que hace que nos conocemos, tiene permiso para estampármelos en los morros. Siempre he tenido la sensación de que ella en ese piquito ve cierto componente sexual, pero como tengo clarísimo   que  para mí no lo tiene y sé que la cosa no va ir a más, la dejo hacer, considerando  ese pequeño morreo mi buena obra del día para con la tercera edad.

Una vez terminan de saludarme, se van para Guillermo, a quien no solo le dan dos besos, sino que le meten manos por todos lados. Le manosean los bíceps, los tríceps, el pecho, la barriga, el culo… Todo sin anestesia, a plena luz del día  y en medio de una calle por la que no dejan de pasar gente de lo más variopinta. Demostrando que la vergüenza de estas era verde y se la comió una cabra.   

Todas comprueban la calidad de los músculos de mi novio,  a excepción de Caro, quien fiel a su lema  de “no me muevo que me canso”, se ha limitado a darle los dos besos  de rigor y ha pasado  de tocar “la mercancía”.

Si la situación ha sido agobiante para mi chico que se las ha tenido que quitar de encima a las “pulpo-travestis” como buenamente  ha podido. Cuando llega el turno de Mariano, este es incapaz de esconder la cara de pánico que le produce el sentirse acosado por las masqueperras.

Curiosamente, quizás porque en otras ocasiones la situación haya sido bastante tensa con él, le dan simplemente dos tímidos besos y la única que cruza la frontera de lo reprobable por Mariano es Susana, quien hace el amago de manosearle los brazos.

Espe nos coge por la cintura a Guillermo y a mí, adopta una pose de madre protectora y nos pregunta pícaramente:

—¿Quién de los dos me va invitar a desayunar?

—El desayuno, como sois nuestras invitadas, corre por nuestra cuenta. Así que pedid lo que os dé la gana —Respondo con la mayor naturalidad —. Ya os gañotearemos algo a la hora del almuerzo, que seguro que traéis cosas muy ricas.

Normalmente no soy tan generoso con la gente, pero como sé la mala situación económica que está pasando Espe, no me ha parecido bien invitarla a ella y no a las otras. Sobre todo cuando se puede dar píe a que parezca un acto de misericordia, cuando no lo es.

La verdad es que la pobre mujer está en la playa de prestado. Cuando la invité me dijo que no tenía un  mísero euro y que no se podía venir. Entre Sorippeggy y Caro la convencieron para que se viniera, diciendo que  entre ellas dos  ponían su parte, que si se quedaba en Sevilla no se le iban a solucionar los problemas y lo único que iba a conseguir era amargarse aún más.

Es curioso cómo te puede cambiar la vida en dos días, de ser una persona de éxito puedes pasar a ser alguien cuya mayor preocupación es no verte desahuciado en la puta calle como un perro.

La fuente de sus problemas es La Talentosa, S.L., la  empresa de colocación que dirigía. Aunque tenía excelentes  contactos con las más importantes firmas de la provincia  y tenía una muy buena cartera de clientes, no era muy buena cazando talentos y se limitaba a buscar empleo a sus familiares y amigos, independiente de la eficiencia laboral de estos. Poco a poco, y como los candidatos en la mayoría de las ocasiones no cubrían las expectativas de los directivos que la contrataban, la demanda de sus servicios fue en declive y cada vez la facturación de su negocio era menor. Con lo que los gastos fijos se fueron comiendo su patrimonio.

Si esto no hubiera sido suficiente, los dos administrativos  que tenía contratados para presentar declaraciones de impuestos y seguros sociales resultaron ser unos sinvergüenzas de mucho cuidado y, en vez de hacer dichas labores e ingresar sus importes en los organismos pertinentes, se habían agenciado ese dinero para sí.

Cuando los inspectores de Hacienda reclamaron el impago, de nada le valió, como ella dice,  “hacerse la rubia”, ni decir que ella había delegado dicha labor en sus hombres de confianza. Tras la monumental sanción, se vio obligada a cerrar el chiringuito, pues con la putada que le habían hecho sus asesores, se quedó sin el efectivo necesario para poder seguir con la empresa en funcionamiento.

Lo peor es que ni vendiéndola, va a poder hacerse cargo de la deuda. Me hace mucha gracia porque dice que ella siempre ha sabido elegir muy bien a las personas de las que se rodea, lo que pasa que estos dos le han salido ranas. Una charca, y llena de sapos gordos, es lo que me parece a mí que tenía, pues, él que más y el que menos, solo se arrimaba a ella por pura conveniencia.

Aunque si hay algo que tiene mi amiga Espe, es que tiene más aguante que Harry el sucio   y es  capaz de resurgir de sus cenizas cual ave Fénix. No en vano, es la tercera vez que se queda sin la empresa y si las otras dos ha sido capaz de regresar, ¿por qué esta vez  va a ser que no?

En el bar  donde solemos desayunar todavía hay sitio libre, por lo que podemos unir dos mesas para sentarnos juntos. Mi chico se toma nota de lo que queremos cada uno para pedirlo en la barra y Mariano aprovecha la excusa de acompañarlo para poder  quitarse de en medio. Está pasando toda la vergüenza del mundo, pero no está poniendo ninguna pega. Nos prometió que tendríamos la fiesta en paz y, como hombre de palabra que es, lo está cumpliendo.

Sorippeggy, sin apenas dar tiempo a que “nuestros camareros particulares” estén a una distancia prudencial, se apoya levemente sobre la mesa, acerca su rostro al mío  y me susurra con cierto enfado:

—Jota, ¿por qué  coño no nos dijiste que el musculitos de tu amigo iba estar aquí?

—No os lo dije. Para mí que sí —Respondo con cierta desgana, como queriendo quitar importancia al asunto y, sobre todo,  para que no me cojan en un renuncio.

—¡Déjate de rollos que me lo has ocultado queriendo! Sabes que si lo sé no vengo —Insiste Sori arqueando las cejas cada vez más.

—Mujer, tampoco es para ponerse así. Mariano, cuando se le conoce, es muy buena persona —Digo poniendo cara de inocente intentando calmar con ello la tormenta de furia que he desatado por creerme que puedo mangonear a la gente como y cuando me venga en ganas.

—Como se nota que a ti no te mira como si fueras un bicho raro —Interviene con un tono bastante punzante Espe.

Miro a Sorippegy y a Susana, quienes asienten  enérgicamente a sus palabras. Caro, no sé si porque no lo conoce o porque es así de natural, pone cara de que la cosa no va con ella. Con lo que su actitud es los que las abstenciones en las votaciones: más fuerza para la mayoría.

Por momentos me siento un poco acorralado y, aunque no soy muy amigo de justificar mis actuaciones, creo que no voy a tener más remedio que hacerlo. Una explicación que suene muy, pero que muy convincente.  

Adoptando la misma pose que adoptaba en el colegio cuando el profesor me pedía  que le aclarara los motivos de  una de mis muchas trastadas, recorro con una leve visual los furiosos rostros de las masqueperras  y comienzo a contar mis razones.

—Vosotras sois mis amigas, él es mi  mejor amigo. Sé que sois dos mundos casi irreconciliables, pero creí que os podía juntar en un sitio apartado, donde toda la gente  va en bolas y lejos de los prejuicios sociales…

Me quedo sin saber si las he convencido o  cuáles serían sus posibles réplicas, pues mi chico y Mariano regresan con algunas de las bebidas.

Espe, al verlos llegar, se lleva una mano a la cabeza como si se estuviera mareando:  

—¡Ay, Sori! ¡Qué malísima me estoy poniendo!¡Me están dando unos sudores horrorosos!       

—¿Qué te pasa? —Le pregunta su amiga bastante preocupada.

—No sé, me ha entrado una cosa muy mala por el cuerpo, me he puesto como taquicardica… Para mí que me está dando un amago de infarto —Al decir esto último, se pone las manos en el pecho y hace una exagerada mueca de dolor.

Susana, al verla decir aquello, se levanta de la silla y corre bastante asustada  hacia ella. Intentando hacerse cargo de la situación lo mejor que puede, le coge la muñeca y le intenta tomar el pulso. Mientras la trianera le saca utilidad al cursillo de primeros auxilios que hizo en su juventud, no solo todos los miembros de nuestra reunión estamos pendientes de Espe, muchos de los que se encuentran en el bar, y se han enterado de la movida, se acercan preocupados por el estado de salud de nuestra amiga.

Tras unos segundos, en los que la cara de Susanita va de la preocupación, a la tranquilidad y al asombro, para terminar diciendo:

—¡Niña, a ti no te pasa nada! Tienes el pulso la mar de bien para tu edad, ¡ye ya quisiera yo tenerlo como tú! ¿Te has puesto mejor? ¿A ver si van a ser los sofocos de la menopausia?

La esquelética rubia aspira profundamente, se lleva la mano al pecho de un modo de lo más teatral, cabecea varias veces y dice:

—¡Uy, chocho!, pues entonces habrá sido la impresión tan fuerte que me ha dao al ver dos tíos tan buenísimos trayéndome el desayuno. Ya sé que «Polla que no has de comer, déjala correr», pero es que no me veía en una como esta  desde que llevaba coletas.

Durante unos segundos todos nos quedamos en que no sabemos si estrangularla muy despacito (para la que le duela más) o echarnos a reír. Vence lo segundo, pues  todos los presentes, incluidos Mariano y  los mirones comenzamos a  carcajear ante el buen golpe de efecto que ha tenido  nuestro querido vejestorio, quien ha conseguido pegársela a todo el mundo. 

Susana, quien ha caído en su trampa hasta las cejas, la coge por los hombros y la zarandea levemente. Para terminar sacándole la lengua y diciéndole entre dientes:

—¡Vete a tomar por culo, so puta!

—Ya quisiera yo, pero chocho, ya no me acuerdo cuando fue la última vez que me pusieron mirando pa Pamplona ¡Mira que me tomo mi tiempo en cuidar  este cuerpecito que Dios me ha dado! , pues   no consigo ligar  ya ni a punta de pistola.

La poca vergüenza de la que hace gala la madrileña, aun a sabiendas de que es  el centro de atención, consigue que la mayoría de los presentes, ante su desfachatez, no tengamos más remedio que volvernos a reír.

Una vez los curiosos vuelven de nuevo a sus cafés y sus tostadas, Sorippeggy se acerca a ella muy discreta y le dice, en tono jocoso:

—¡Eres muy, pero que muy puta!

—La mitad que tú, zorrita de Valladolid.

Durante unos segundo, Espe y yo  nos miramos y no hace falta que diga nada para saber que todo este teatrillo ha sido para romper la tensión que había  surgido en el ambiente, con lo que sobreentiendo que me apoya en mi decisión de mezclar mis mundos.  Esperemos que Mariano se comporte, porque las bromas tienen su gracia una vez y no dos.

Soy de la opinión de en la primera comida hay que  recargar fuerzas pues no sabe uno como se va presentar el día. Tras un copioso desayuno,  nos ponemos camino a la playa. Sin perder a Mariano de vista, comienzo a calentar el ambiente  pues tengo ganas  de conocer de primera mano los últimos chismes del ambiente gay sevillano.  Como no me apetece preguntar, lo único que necesito decir  para que salten las chispas es el nombre del último novio de Sorippegy: Cristóbal.

—¡Ay, maricón! No me mientes el nombre de ese cabrón…

—Pero si no fue al tuyo al que vi, fue a otro Cristóbal.

—Pues cámbiale el nombre que me sale urticaria solo de escucharlo.

—Tendrás que superarlo algún día, compañera —Dice Susana con la misma empatía que si estuviera anunciando una crema para las hemorroides.

—El día que tú superes lo del tuyo. Mucho llamarlo segundón, perdedor y todo lo que te dio la gana y  al final te ha terminado quitando el chiringuito. Que ya te creías tú la faraona de las cafeteras exprés, y  no de Andalucía sino de España entera, y te has terminado comiendo una mierda tamaño XXL.

Viendo la tensión que ha estallado, y a la más mínima, entre las dos travestis. Llego a la conclusión de que mi idea de intentar enterarme de las novedades del ambiente a través de Sorippeggy  no es que haya sido mala, ha sido peor.  Se ve que  lo de Pedro le ha sentado fatal y, a diferencia de mí, demuestra no tener pelos en la lengua. Intuyo  que el mayor motivo de bronca hoy no van a ser las caras apáticas del bueno de Mariano. Con lo que creo que  el pronóstico meteorológico en la costa de Cádiz, a lo largo del día de hoy, pueden ser negros nubarrones de cabreo…

Menos mal que Espe, haciendo alarde de sus dotes de madre superiora calma al personal. Se lleva a la soliviantada  Susana para delante con ella y Caro,  dejando a Sorippeggy conmigo, Guillermo y Mariano.

—¡Me toca el coño que se intente hacer la buena amiga! Se creerá que el resto de la humanidad somos gilipollas y nos chupamos el dedo.

—¿Cómo es que la habéis traído con vosotras?  —Pregunta mi chico con su mejor cara de tonto.

—Es que es la única que tiene coche…

—¿Y Anita?

—Esa desde que se ha echado el novio que se ha echado, no hay quien le vea el pelo, se le ha subido la tontería a la cabeza, se cree que es la Tamara Falco del transformismo  y tiene una agenda de lo más ocupada. No ha venido porque dice que se tiene que quedar estudiando inglés.

Los tres la miramos con cara de no habernos enterado de nada de lo que ha querido decir, por lo que, bastante apurada, procede a intentar explicarse mejor.

—Anita lleva un par de meses saliendo con un mexicano pijo, el “abdominales”…

—¿El abdominales? —Vuelve a preguntar Guillermo.

—Ese es el mote que le hemos puesto nosotras, porque el tío, como no tiene otra cosa que hacer, se lleva todo el día machacándose en el gym…

—Estará buenísimo, ¿no? — Le preguntó con cierto morbo.

—Sí, lo que pasa es que tiene el mismo atractivo que Cantinflas… Es el mejicano típico de las películas del oeste. Que le pones un sombrero charro y te crees que estás viendo el anuncio del tomate Horlando...¡Con lo guapo que son los mejicanos se ha quedado con el peor!  Pues eso, el tío este le ha comido el cerebro, le ha dicho que tiene mucho talento  y le ha prometido que  la va a lanzar por los clubs madrileños. Eso sí, la ha apuntado a una academia para estudiar inglés, pues sin  saber idiomas dice que no puede triunfar. 

—¿Ella sabe cantar?

—¡Sí, como un caballo afónico! ¡Esa es otra! Dice que es para que mueva los labios perfectamente a la hora de hacer los play backs… ¿Qué más dará si mueves la boca diciendo “laikaveryin” o “locavirgen”? ¿Tú crees que la gente de un local de ambiente se va a dar cuenta? En fin… Esperemos que no se consienta demasiado que o si no lo que viene siendo un palo va a ser mayor.

—¿Por qué dices eso?—Quien interviene es Mariano, que mucho rollo de que les daba corte estar con ella y tal, pero está disfrutando como un enano del momento “Sálvame” que nos estamos pegando de camino a la playa.

—¡Por qué va a ser! Nosotras reivindicamos mucho que nos respeten y tal, pero en el fondo sabemos que muy poca gente nos acepta tal como somos, pues imagínate lo complicado que se vuelve  todo a la hora de ligar. Lo que viene siendo follar lo practicamos menos que las estatuas del parque.

»A los maricones del estilo vuestro no le interesamos lo más mínimo y a los osos tres cuartos de lo mismo. Que sí que siempre hay una mierda para un tiesto y tal,  que hay tíos a los que les ponen los travestis, pero son los menos y es un público que, conforme te haces más vieja, se va reduciendo más.

»Anita no es ninguna niña. Ha llegado este tío y le ha llenado la cabeza de pajaritos. La tía se lo está creyendo y cuando se harte de ella, que lo hará, la va dejar hecha polvo. Eso, para la gente que vivimos la noche, es un problema mayor. Si te deja tu novio, y no tienes la obligación de alternar como nosotras, no pasa nada si  te quedas en tu casa viendo “Pretty Woman” y hartándote de helado de chocolate…

»Nosotras cuando estamos deprimidas, salimos a imitar a nuestras divas. Para hacer disfrutar a nuestro público, tenemos que poner buena cara a todo el mundo, hacerle ver a tus conocidos que el cabrón que te ha dejado no es más fuerte que tú y que no tienes el corazón destrozado. ¿Qué pasa que a veces para estar tan entera necesitas alguna ayudita?

—¿Una ayudita? —Pregunta Mariano, demostrando que, a veces, con lo que ha estudiado y lo listo que es, está más crudo que un “tartac”

Sorippeggy se queda mirando a mi amigo durante unos segundos como si no fuera de este planeta y, tras sonreír levemente por debajo del labio, le responde:

—Una copita, una rayita… Algo que te ayude a soportar un poco esta perra vida. Lo que pasa es que esas cosillas te alegran el rato, pero al final terminan siendo más problemas que soluciones. Si no mira a la pobre Rita como terminó y eso que su vicio no era de los más caros. La coca no solo acaba con tu salud, sino que, poco a poco, te va dejando en la ruina.

» Y Anita ya ha pasado por dos crisis, en la que la pobre se metió de todo y lo peor que no sabes cómo ayudar, pues tú, en mayor o menor medida, estas metida en la misma mierda. Con lo que pierdes toda credibilidad.

***Mariano***

 

Durante unos segundos, Guillermo, JJ y yo nos quedamos callados.  La crudeza con la que Sori ha desnudado su interior nos ha dejado sin palabras. Es triste que me haya tenido que enterar de su dura realidad, para que deje de mirarla como un bicho raro y me solidarice un poco con ella. ¿Qué pensaba que era? La carcaza solo. Me he dejado llevar por mis prejuicios y no he visto que bajo ese disfraz de frivolidad hay una persona que sufre y siente como cualquier otra.

Me dispongo a hacerle una pregunta más, pero Juan José, que no es muy amigo de dramas (Cosa que es comprensible, pues bastantes tragedias personales  lleva ya pasadas), coge por el brazo en plan maruja a Sorippegy y, haciendo alarde de esa teatralidad suya tan personal, le pregunta:

—¿Sabes si el mejicano engancha por delante o por detrás?

—Pues no te sé decir, porque como la muy puta de Anita se cree que es el hombre de su vida, no suelta ni mu. Pero por la planta de macho que tiene me imagino que por delante.

—Sori,  a veces pareces que naciste ayer.

—¿Por qué, maricón?

—¿Qué coño tiene que ver la planta de macho para que un tío le guste que un hombre vestido de mujer se lo folle?

—Nada… Lo que pasa es que una compra los libros por lo que pone en las pastas, después lo que te cuenten dentro es otra cosa bien distinta.  

La conversación sigue por otros derroteros de los que Guillermo y yo vamos desconectando paulatinamente, por lo que decidimos  al unísono dejar cada vez más terreno de por medio entre ellos dos y nosotros.

Cuando considera que hay una distancia prudencial  entre la travesti y JJ, el novio de mi amigo me echa el brazo por los hombros de un modo de lo más fraternal y me pregunta:

—¿Qué tal lo llevas?

Por unos segundos estoy tentado que decirle que bien, pero no me parece justo pues el chaval se está preocupando por mí y está demostrando que me aprecia bastante, por lo que, aunque no soy muy dado a regalar mi confianza, me sincero con él.

—Pues, ¿qué quieres que te diga? Cuando las he visto, me han entrado ganas de meterme en el hotel y no salir en todo el día. Pero tampoco era cuestión de dar la nota y he optado por quedarme. Después en el bar, con el numerito de Espe Macarena, creí que me iba a dar algo…

—La tía tiene mucho arte, yo casi me parto la polla de la risa…

—No, me refería a eso… Si me he reído ha sido más por el nerviosismo que por otra cosa —Rectifico puntualmente —.Creí que me iba a dar algo de la vergüenza que estaba pasando… Todo el mundo en el bar estaba pendiente de nosotros. Es más miraban al grupo y creo que nos estaban juzgando a todos por igual.

Guillermo cuando me oye decir aquello, cambia su gesto jocoso por uno más serio y me dice:

—¿Acaso te crees mejor que ellas?

Su punzante pregunta me llega muy adentro y, aun así, tardo unos segundos en asimilar la brutalidad que acabo de decir.

—No… ha sido eso lo que he… querido decir.

—Lo sé —Su respuesta va acompañada de una generosa sonrisa, con lo que puedo entender que no se ha enfadado del todo conmigo—. Lo que pasa es que te pones mazo histérico con este tipo de movidas y la peña puede interpretar otra cosa.

Lo miro y asiento con la cabeza. Intento buscar palabras que excusen mi comportamiento, pero no hacen falta, pues el mismo Guillermo quien me justifica con las suyas.

—Te entiendo, porque yo también he pasado por esas comidas de tarros, por ese miedo a que la gente pase de ti cuando se enteren de cómo eres…

—Yo creo que por ahí hemos pasado todos.

—Sí, tú lo has dicho… «Hemos pasado todos», lo que pasa que en mi caso fue cuando tenía veintipocos años y no era un tío hecho y derecho como tú. En mi opinión, creo  que ya deberías estar curado de todas estas mierdas.

Me vuelve a dejar sin palabras. Clavó mis ojos en los suyos y estos emanan una nobleza fuera de lo común, con lo que no puedo más que entender lo afortunado que es JJ por tenerlo compartiendo su vida y cada vez tengo más claro que su aspecto de musculitos de gimnasio no vende bien la buena persona que lleva dentro. 

Llegamos a “nuestra cala”, la cual todavía sigue desierta,  y comenzamos a montar el campamento. Cinco minutos más tarde nuestros bártulos están ubicados, por lo que me dispongo a untarme el bronceador para tumbarme al sol, mientras las masqueperras (quienes no paran de cotorrear como si estuvieran en un mercadillo) prosiguen colocando los suyos.

—Cielo, ¿te vienes a la playa? —Dice Guillermo dirigiéndose a su novio, al tiempo que se quita el bañador, dejando sus vergüenzas bajo la atenta mirada de las cuatro lagartas quienes, no dicen nada, pero lo devoran con la mirada.

—No, yo voy a estar charlando aquí un rato con mis amigas, que hace mucho tiempo que no nos vemos y nos tenemos  que poner al día de muchas cosas.

Ante la negativa de su novio, se viene para mí y me pregunta que si me apetece bañarme.

En un principio estoy tentando de contestarle que no, pero sopeso la otra alternativa: Escuchar las agobiantes charlas de estos cinco y le digo que sí, pero que espere  que termine de ponerme el bronceador. 

—En el agua te espero, que estoy que me muero de la  calor.

Mientras me termino de proteger contra el sol, fijo disimuladamente la mirada en el novio de mi amigo mientras camina en dirección al agua.

No solo tiene unas espaldas anchas, unos hombros espectaculares, una cintura estrecha  y unas buenas piernas. El cabrón tiene un culo redondo, prieto y peludo como a mí me gusta. Cada vez tengo más claro que de no ser el terreno prohibido que es por ser el novio de mi amigo, ya habría intentado tener algo con él, pues por falta de ganas  por mi parte seguro que no es.

Le pido a JJ que me ponga la crema en la espalda y Espe se ofrece para ello, como no tengo ganas de seguir siendo más antipático

 de lo que he venido siendo hasta el momento,  me dejo magrear un rato por la histriónica rubia.

—¡Ay, cariño que espalda más dura y apretada tienes! Me llevaba todo el día poniéndote cremita. Tienes un cuerpo para perderse en él.

—¡Maricón! —Interviene Sorippeggy —, eso que solo le estás tocando la espalda, como le toques el culo tienes un orgasmo. ¡Pues vaya pedazo de culo que tiene!

—Pues no se lo toco porque el muchacho no se deja, que por falta de ganas no es….

—¡Si es que a puta no te gana nadie!

—Ni a ti a envidiosa.

Los insultos amigables van en aumento, las risotadas, voces y el jaleo que forman en un simple pispas, me hacen sentir un poco incómodo, pero me resigno e intento que no se note en mi semblante. Busco con la mirada a JJ y este me guiña un ojo complacido.

Con una risa más que forzada, le doy las gracias a Espe y, sin pensármelo ni un segundo más, me voy para el agua.

Cuando llego a donde está Guillermo, quien se encuentra metido hasta la cintura en el agua y se ha enterado de todo  el pequeño escándalo que se ha montado en un segundo, me dice:

—Has visto como no pasa nada… Son de mucho ladrar, pero de poco morder.

—Sí, vamos me ha metido mano por todas partes, si donde menos me ha tocado ha sido por donde me tenía que untar el bronceador.

—No seas crío, Mariano. ¿Va a ser la primera vez que te cogen el culo?

—No, es eso, es que me siento como si me estuvieran acosando.

—Hombre, no seas burro. El acoso es otra cosa… ¿O acaso si yo te cojo el culo es acoso? —Sin esperar respuesta por mi parte, el novio de mi amigo se acerca a mí y, de la manera más descarada, me mete una cachetada en las nalgas.

Me quedo mirándolo sorprendido, como no dando crédito a lo que está pasando. Intento decir algo, pero él prosigue hablando como si las palabras formaran parte de un pequeño discurso que tuviera preparado y que no se pudiera interrumpir por ningún motivo.  

—No ves, como no pasa nada.

—Hombre, no compares —Digo dando unas brazadas, internándome  mar adentro  y, de paso, intentar escabullir el bulto.

Guillermo viene tras de mí nadando, cuando llega hasta donde yo estoy, me pregunta con una voz que me suena un pelín insinuante:

—¿Por qué no es comparable?

—¿Por qué va a ser? Lo que tú me has hecho es parecido a lo que se hacen los futbolistas en el campo…

No termino de hablar y veo como Guillermo nada hasta colocarse bastante cerca de mí, casi pegado. No sé porque, pero me creo ver un brillo malicioso en sus ojos. Su mirada por un momento deja de emanar esa nobleza suya tan característica y me da la sensación de que se llena de lujuria. Sin darme tiempo a reaccionar, me mete la mano por debajo del bañador y empieza a sobarme  con esmero, diciendo con cierta chulería: 

—¿Esto es a lo que tú llamas acoso?

La situación es tan incómoda como excitante. El novio de mi amigo me está metiendo mano de la manera más descarada. Durante unos segundos me dejo hacer, por una parte porque no sé qué decir y por otra, porque no me está desagradando para nada. No sé qué me alimenta más mi libido, si la naturalidad con la que está sucediendo todo o el halo de prohibido que posee la situación.

Como mi silencio resulta de lo más otorgante, Guillermo sigue avanzando en lo que él quiere hacer ver como un juego, pero que está consiguiendo ponernos cachondo a los dos. A través de las aguas cristalinas puedo ver como su miembro viril aumenta de tamaño, mientras noto como el mío se va llenando de sangre y se va poniendo cada vez más duro.

Levanto la mirada y me encuentro con los enormes ojos de Guillermo rebosantes de lujuria. Tengo la sensación de  me suplican que me someta a sus deseos. Siento como su dedo pasea por la parte central de mis glúteos en busca de mi agujero, cuando lo alcanza lo único que puedo hacer es gemir como una perra en celo.

No sé qué demonios se le está pasando por la cabeza al chico de JJ, pero el jueguecito ha traspasado las fronteras de lo reprobable. Aunque la voz dentro de mi cabeza me grita que lo detenga y que recrimine su actuación, la bestia de mi entrepierna se impacienta y comienza a reclamar que la saque fuera. Bajo la vista y  me encuentro con el pollón de Guillermo, tieso como una vara, reclamando insolentemente mis atenciones.

Incapaz de reprimir el deseo que nace en mi interior, dejo que la perversión que nace en mí me confunda aún más y busco de nuevo la mirada de mi compañero de viaje hacia lo que parece una trepidante  locura. Una locura que dejo que me abrace hasta que empapa mis sentidos por completo.

En su expresión constante de chulillo de barrio se deja ver una pasión desmedida que me produce hasta cierta ternura. Olvido cualquier precepto moral que pueda tener para mí la amistad y alargo mi mano hasta su vibrante mástil. Es acariciar su majestuosa virilidad y un placentero escalofrío recorre mi espina dorsal. Comienzo a masturbarlo, sin sopesar nada, dejando la mente en blanco y limitándome a disfrutar del momento. En mi cabeza el mundo tal como lo conozco ha desaparecido, solo existimos él y yo.

Sin decir palabra alguna y,  mientras escudriñamos uno la mirada del otro, saca su mano de mi trasero, me baja el bañador y comienza a masturbarme. Sus manos tocan mi polla con firmeza, pero a la vez con una delicadeza tal que me hace gozar de un modo bestial.

La situación es sumamente excitante, nuestros píes luchan por no hundirnos en las trasparentes aguas, mientras nuestras manos están sumidas en proporcionarnos placer mutuamente.   Sus ojos, resplandecientes de lascivia, me dicen que, al igual que yo, está pisando el sendero de lo censurable, pero que disfruta como un enano adentrándose en un coto que se nos tiene vedado.

Inevitablemente, mi cuerpo se rinde ante las caricias de Guillermo y mi  virilidad termina expulsando la prueba del placer máximo. Soporto la presión del paroxismo como mejor puedo y sigo masturbándolo,  sin interrumpir la silenciosa conversación  que nuestros ojos entablan entre ellos.

Un quejido y una sensación pegajosa en mis dedos  evidencian que mi compañero en este juego sexual también ha alcanzado el orgasmo. Conforme el placer va abandonando mi cuerpo, voy tomando conciencia de mi vil acto y una pregunta comienza a martillear en mi cerebro de un modo enloquecedor. «¿Qué coño he hecho? »

Continuará en: “Ignacito y sus dos velas de cumpleaños”

Querido lector acabas de leer:

Las Tres Másqueperras

Episodio IV de “LA PLAYA DEL AMOR”

(Relato que es continuación de “Ni San Judas Tadeo”)

Hola, si lees esto. Me gustaría que me dejaras un comentario o me enviaras un e-mail con lo que te ha parecido mi nueva aportación a la página. Es como únicamente los autores sabemos si el tiempo que le estamos dedicando a esto nos merece la pena, o no.

Si es la primera vez que entras en un relato mío y te has quedado con ganas de leer más, a primeros de año publiqué una Guía de lectura que te puede servir de ayuda para seguir las historias de forma cronológica.

A continuación paso a agradecer a todo aquel que leyó, valoró y comentó mi anterior relato Toda una vida: A reque21: Me alegro de que te haya gustado, era una historia que llevaba mucho tiempo rondando por la cabeza y al final me he decidido a plasmarla. Espero te haya gustado el de hoy también, más de mi estilo habitual; A PepitoyFrancisquito: La historia de A y G, la conocía de hacía unos cuantos años. El tema del Arny hizo que las malas lenguas y las buenas hablaran de más. Lo que me impactó de todo fue su conclusión, como no creo que deba escribir sobre las vivencias de nadie (algo para lo que no estoy legitimado), siempre opto por cambiar la historia en la medida de lo posible y que esta no sea reconocible, veo que en este caso no he cumplido mi objetivo. Como creo que es una especie de homenaje a estas dos personas de las que, aparte de los cotilleos insustanciales, solo he oído cosas buenas, creo que puedo considerar no invadir ninguna intimidad. No sé si os he contado alguna vez que me implico mucho en lo que escribo, con Pepito me suelo reír mucho cuando lo escribo, con “Toda una vida” tenía que parar de vez en cuando para limpiarme las lágrimas. Por lo que no puedo estar más de acuerdo con vosotros, el mundo no es mejor sin estas dos personas. Espero que el de hoy, os haya hecho llorar de risa, como a mí a la hora de escribirlo: A Ricky: No sabes cómo me satisface, que un relato tan lejos de lo que suelo escribir en esta categoría haya gustado.; A Vieri32: Este relato en principio iba  a ser un micro, pero creció mucho por lo que decidí añadirle el componente sexual que no estaba en un principio y me arriesgué porque estaba lejos de lo que escribo en esta categoría; A watsurete: Evidentemente lo que le sucede en la primera parte de su vida no es agradable, es lo que lo marca como persona y es lo que lo lleva a vivir un espejismo de felicidad en los últimos años de su vida. Si lo hubiera suavizado, en mi opinión, el resultado hubiera sido peor y A Xio: No sabes lo hondo que me llegan tus palabras, muy pocas veces recomiendo algo y si lo hice en este caso es porque creía saber que te gustaría.

El próximo relato que publicaré en esta categoría será un texto informativo, para situar a los lectores y llevará el título de “El regreso de Iván”. Mi mecánico favorito (no lo presto) regresará para quedarse por una buena temporada en estas páginas.

Hasta entonces, procurad disfrutad de la vida.

Mas de machirulo

El Blues del autobús

Mr Oso encula a la travestí gótica

Hombres calientes en unos baños públicos (2 de 2)

Hombres calientes en unos baños públicos (1 de 2)

Desvirgado por sus primos gemelos

Un camión cargado de nabos

Cruising entre camiones

Mi primera doble penetración

Un ojete la mar de sensible

Un nuevo sumiso para los empotradores

Once machos con los huevos cargados de leche

Un buen atracón de pollas

Por mirar donde no debía, terminó comiendo rabo

Aquí el activo soy yo

Estrenando un culito muy delicioso

El mirón de las duchas

Una doble penetración inesperada

Amarrado, cegado y follado hasta la extenuación

Polvo rápido en el baño

La duquesa del coño insaciable (4 de 4)

La duquesa del coño insaciable (3 de 4)

La duquesa del coño insaciable (2 de 4)

La duquesa del coño insaciable (1 de 4)

¡Pero qué buenos están estos dos hermanos!

Una doble penetración inesperada

El mecánico siempre descarga sus cojones dos veces

Son cosas que pasan

Sexo grupal en el vestuario

La fiesta de las Coca-colas

Un casquete después de la siesta

Pepe se lo monta con sus primos gemelos

Serrvirr de ejemplo

Comer y follar todo es empezar

Con mi ojete preparado para un rabo XL

Al chofer del bus, le sale la leche por las orejas

Mamándole el ciruelo a mi mejor amigo

De cruising en la playa de Rota

Cinco salchichas alemanas para mi culo estrechito

Un mecánico con los huevos cargados de leche

El descomunal rabo del tío Eufrasio

Follado por su tío

Meter toda la carne en el asador

Míos, tuyos, nuestros… ¡De nadie!

Encuentros furtivos en el internado

Antonio y la extraña pareja

Fácil

Bolos, naranjas y bolas.

Vivir sin memoria

El libro de la vida sexual

Reencuentro con mi ex

Punta Candor siempre llama dos veces

Hombres Nextdoor

Mundo de monstruos

Dejándose llevar

Guía de lectura año 2017

Dejar las cosas importantes para más adelante

Una proposición más que indecente

¡No hay huevos!

Ignacito y sus dos velas de cumpleaños

El chivo

La mujer del carnicero

Iván y la extraña pareja

El regreso de Iván

Guerra Civil

Toda una vida

Objetos de segunda mano

Follando con el mecánico y el policía (R) 2/2

Follando con el mecánico y el policía (R) 1/2

Ni San Judas Tadeo

La invasión Zombi

Seis grados de separación

¡Arre, arre, caballito!

La más zorra de todas las zorras

Un baño de sinceridad

Barrigas llenas, barrigas vacías

No estaba muerto, estaba de parranda

Dr. Esmeralda y Mrs. Mónica

Yo para ser feliz quiero un camión

Tiritas pa este corazón partio

Corrupto a la fuga

Un polaco, un vasco, un valenciano y un extremeño

El de la mochila rosa

La jodida trena

Tres palabras

Hagamos algo superficial y vulgar

Pensando con la punta de la polla

Quizás en cada pueblo se practique de una forma

Gente que explota

Guía de lectura año 2016

En unos días tan señalados

Desátame (o apriétame más fuerte)

De cruising en los Caños

Putita

Sé cómo desatascar bajantes estrechos

Este mundo loco

Como conocí a mi novio

No debo hablar

El secreto de Rafita

¿De quién es esta polla cascabelera?

Me gusta

Me llamo Ramón y follo un montón

Doce horas con Elena

El pollón de Ramón

Dos cerditos y muchos lobos feroces

El ciprés del Rojo

Follando por primera vez (R) 1/3

Follando por primera vez (R) 3/3

Follando por primera vez (R) 2/3

Estrenando un culito muy delicioso

El mirón de las duchas

Orgia en el WC de los grandes almacenes

Once pollas para JJ

Prefiero que pienses que soy una puta

Homofobia

Adivina quien se ha vuelto a quedar sin ADSL

¡Terrible, Terrible!

Bukkake en la zona de descanso

Mi primera vez con Ramón

Tu familia que te quiere

Si no pueden quererte

Mía

Infidelidad

Dos adolescentes muy calientes

Ocho camioneros vascos

Parasitos sociales

El pollón del tío Eufrasio

Violado por su tío

Talento

Somos lo que somos

Sexo en Galicia: Dos en la carretera

Tres pollas y un solo coño

De amor se puede vivir

Duelo de mamadas

¡Se nos da de puta madre!

Dos hermanos

¿Dónde está la oveja de mi hermano?

¿Por qué lloras, Pepito?

El MUNDO se EQUIVOCA

Todo lo que quiero para Navidad

Como Cristiano Ronaldo

Identidad

Fuera de carta

Los gatos no ladran

Su gran noche

Instinto básico

TE comería EL corazón

La fuerza del destino

La voz dormida.

Como la comida rápida.

Las amistades peligrosas.

El profesor de gimnasia.

Follando: Hoy, ayer y siempre (R)2/2

Follando: Hoy, ayer y siempre (R) 1/2

El ser humano es raro.

La ética de la dominación.

¡Ven, Debora-me otra vez!

La procesión va por dentro.

Porkys

Autopista al infierno.

El repasito.

José Luis, Iván, Ramón y otra gente del montón.

El sexto sentido.

Cuando el tiempo quema.

Mi mamá no me mima.

La fiesta de Blas.

¿Por qué lo llaman sexo cuando quieren decir amor?

Sin miedo a nada.

¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?

¡Qué buena suerte!

El rumor de las piedras.

Dios odia a los cobardes.

Tres palabras.

Guía de lectura segundo semestre 2.014.

Como un lobo.

Solo Dios perdona.

El padrino.

Perdiendo mi religión.

Adiós Francisquito, adiós.

Pequeños descuidos.

La sombra de una duda.

Mis problemas con JJ.

Unos condones en la guantera.

La voz dormida.

Follando con mi amigo casado.

Si pudieras leer mi mente.

Bésame, como si el mundo se acabara después.

Si yo tuviera una escoba.

Guía de lectura primer semestre dos mil catorce.

¡Cuidado con Paloma!

La lista de Schindler.

Nos sobran los motivos.

La masticación del tito Paco.

Viviendo deprisa.

El blues del autobús.

¿Y cómo es él?

¡Voy a por ti!

Celebrando la victoria.

Lo estás haciendo muy bien.

Vivir al Este del Edén.

Hay una cosa que te quiero decir.

Entre dos tierras.

Felicitación Navideña.

37 grados.

El más dulce de los tabúes.

Desvirgado por sus primos gemelos

Las pajas en el pajar

Para hacer bien el amor hay que venir al Sur.

Tiritas pa este corazón partio

Valió la pena

1,4,3,2.

Sexo en Galicia: Comer, beber, follar....

¡Se nos va!

En los vestuarios.

Lo imposible

Celebrando la victoria

La procesión va por dentro.

El guardaespaldas

El buen gourmet

Mariano en el país de las maravillas.

Tu entrenador quiere romperte el culo(E)

Retozando Entre Machos.

Culos hambrientos para pollas duras

La excursión campestre

¡No es lo que parece!

Mi primera vez (E)

Vida de este chico.

Follando con mi amigo casado y el del ADSL? (R)

Follando con 2 buenos machos: Iván y Ramón

Trío en la sauna.

Nunca fuimos ángeles

Desvirgado por sus primos gemelos (E)

Como la comida rápida

La misión

Follando con mi amigo casado

La churra del Genaro

Uno de los nuestros

Sexo en Galicia: Tarde de sauna (R)

2 pollas para mi culo

El cazador.

Los albañiles.

Jugando a los médicos.

Algo para recordar

Mis dos primeras veces con Ramón (E)

A propósito de Enrique.

Guia de lectura y alguna que otra cosita más.

Culos hambrientos para pollas duras

Celebrando la derrota

En los vestuarios (E)

Sexo, viagra y unos pantalones anchos (Epilogo)

No quiero extrañar nada.

Punta Candor siempre llama dos veces.

4,3,2,1....

2 pollas para mi culo

Adivina quién, se ha vuelto a quedar sin ADSL

Follando con 2 buenos machos: Iván y Ramón (R)

El MUNDO se EQUIVOCA

Historias de un follador enamoradizo.

Living la vida loca

Sexo en galicia con dos heteros (R)

¿Por qué lo llaman sexo cuando quieren decir amor?

Comer, beber... charlar.

Los albañiles.

¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?

Regreso al pasado

Follando con mi amigo casado (R)

“.... y unos osos montañeses)”

El padrino

... Bubú.....

El blues del autobús (Versión 2.0)

El parque de Yellowstone (Yogui,....)

After siesta

Sexo, viagra y ... (2ª parte) y última

Before siesta

Sexo, viagra y unos pantalones anchos (1ª parte)

El bosque de Sherwood

El buen gourmet

Como la comida rápida

Pequeños descuidos

¨La lista de Schindler¨

El blues del autobús

Celebrando el partido