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¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?

en Gays

Este relato es continuación de lo acontecido en “El padrino”

 

 

La historia hasta ahora: M. después de dos años ha vuelto a reencontrarse con Ivan y el segundo polvo con el mecánico ha superado al primero...

 

 

30 de julio 2012 10:00 PM

 

 

Estaba chateando un poco, intentando asimilar lo que había pasado aquella tarde; el mecánico Iván me había pedido seguir viéndonos, y yo habia aceptado. No es que fuéramos a ser novios ni nada por el estilo, pero un buen polvo de vez en cuando lo tenía asegurado...Si a eso le sumamos mis folladas intermitentes con mi amigo Ramón, el futuro en el plano del sexo no se me presentaba incierto. Tenía motivos para estar contento...pero ¿por qué en el fondo de mi estomago, sentía como si no estuviera haciendo lo correcto.?

 

 

Una llamada de teléfono, interrumpió mis pocos productivos pensamientos; era Ramón, últimamente el cabrito parecía que tenía un sexto sentido y como si hubiera un pacto no escrito de fidelidad entre nosotros; me telefoneaba cada vez que follaba con otro.

 

- Si. Dime

 

- Hola tío, ¿que pasa.?

 

- Nada aquí... de vacaciones ¿ y tu?

 

- El jueves tiro para Málaga, hasta después del puente de la virgen...

 

- Pues Yo me voy mañana para Sanlucar...

 

- ¿ Te da igual irte el miercoles?

 

- Tío, es que me voy a comer todo el tráfico

 

- ¡Anda enrollate...! que quiero verte mañana, anda... Cuando termine mi turno, te recojo, nos tomamos unas cervezas con unas tapas y hablamos.

 

 

Ramón me conoce desde crío, hemos sido buenos amigos, confidentes, el apoyo el uno para el otro en momentos difíciles …. Pero desde hace poco menos de un año, habíamos llegado a ser hasta  amantes... ¡ Posibilidad que ni siquiera se me había pasado por la cabeza ! Tengo que reconocer, que siempre me había atraído como hombre. Y aunque durante toda nuestra existencia habíamos compartido ducha, cama y demás lugares donde la lívido se desata .. Si alguna vez el deseo camino por mi mente, le detuve el paso... Y es que si no hubieran confluido todas aquellas circunstancias. Nuestros cuerpos nunca se hubieran fundido en uno. Y el destino me habría negado así, sentir uno de los mejores placeres de los que había disfrutado a lo largo de mi vida.

 

 

8 de Octubre del 2011

 

 

Lo peor de acercarse a los cuarenta es ver como la juventud se te escapa, nos volvemos nostálgicos y queremos revivir aquellos momentos que nos hicieron sentir bien. Uno de estos intentos de volver la vista atrás son las reuniones de antiguos alumnos. Aquel Otoño hacia veinte años que habíamos terminado la E.G. B, y alguien con el suficiente tiempo y empeño, consiguió dar con la mayoría de los compañeros de aquel octavo.( cuanto bien ha hecho Facebook a estos eventos)

 

 

La verdad es que este tipo de reencuentros tienen su encanto, volver a ver gente con las que has compartido tanto tiempo de inocencia, tantos descubrimientos... Pero sobre todo lo que más me gustó fue  comprobar, como todos,   por unas escasas horas; parecimos volver a la adolescencia...

 

Para tales eventos todos nos emperifollamos y sacamos nuestro mejor yo a relucir. Los que eran alguien en la época de escuela, para que no se notara su declive; los que eramos poco más que nada en aquellos días, para mostrarles a todos el maravilloso ser adulto en que nos habíamos convertido. Todo un acto de culto a esa religión social en la que el parecer, es mejor que el ser.

 

 

 

 

Para complacencia de mi ego, yo me había ataviado con un jersey de rayas, que sin ser ajustado, dejaba al descubierto todos mis logros en las interminables horas de gimnasio. Más de una antigua compañera alabó mi físico, y lo distinto que me veía de cuando era un crío. La verdad que era una imagen muy diferente a la del tímido empollón, que ellas recordaban. Alguna en un acto de poca vergüenza, me llego a decir que con lo feo que era de niño; parecía mentira que me hubiera convertido en un tío bueno.

 

Pero por muchos halagos que recibiera mi persona, no era nada comparado con los que recibía Ramón. El magnetismo que irradiaba mi amigo, no tenía parangón. Los hombres lo miraban llenos de admiración, las mujeres con ojos donde se pintaba el deseo. Y es que es un tío del que cuesta mucho decir algo negativo, excelente conversador, buena persona, siempre antepone las necesidades de los demás a las suya y de una forma natural, sin buscar reconocimiento. Todos los allí presente recordaban deberle algún favor desinteresado y lo mejor era, que él parecía haber olvidado que existiera tal deuda.

 

Y si ese era su interior, lo que se veía no podía ser más agradable: Una sonrisa se pintaba en su rostro, emanando simpatía sin proponerselo. Y aunque no es guapo, es tanto su don de gente que esta carencia pierde importancia. Y luego esta su físico, tiene un cuerpo moldeado por muchas horas de deporte: unos hombros anchos, un buen pectoral, unas buenas piernas... ¡Si hasta su pequeña barriga cervecera le suma atractivo!

 

Aquel día iba radiante, se veía que estaba disfrutando con el reencuentro y sus ojos estaban cargados de un brillo especial; estaba feliz y no podía disimularlo.

 

Todo el mundo se había puesto sus mejores galas para la ocasión y él con una chaqueta gris, unos pantalones chinos y una camisa blanca, hizo alarde de una elegancia que ensombreció a todos por igual. Su camisa era un decálogo para la imaginación y los pantalones se ceñían a su cuerpo, insinuando un culo de pecado y un mejor paquete.

 

Como la cena se celebró en un pueblo cercano al nuestro, Ramón y tres compañeros más, sabiendo que yo no bebo, me hicieron su chófer.. Me argumentaron que una vez que se veían no iban a estar sin beber, y máxime libre de mujeres y niños....En fin que allí iba yo a las cinco de la mañana, (hora en que nos echaron del local donde se celebró la fiesta) cargado con cuatro compañeros de infancia que habían cambiado el balón por unos cuantos cubatas de más.... Todos estaban muy tranquilito, salvo Ramón que estaba revolucionado: no paraba de pedir tomarse la última, pero los otros tres hicieron caso omiso de sus peticiones y uno por uno los fui dejando en su respectivos hogares; cuando nos quedamos solos, mi buen amigo siguió insistiendo en ir a tomar una copa, pero esta vez añadió la palabra “puticlub” tenía ganas de echar un casquete; nunca había visto a Ramón de aquella guisa, y eso que más de una borrachera ya la había dormido en mi casa.

 

Estaba pesadísimo con lo de las putas, entre eso y que era tarde, mi paciencia llegó a su límite.

 

-Ramoncito, sabes que si hay algo que soporte poco es un pesado y un borracho,....¡Y tu estas siendo las dos cosas!-le increpe intentando llamarlo al orden

 

-¡A sus ordenes mi general!,- dijo llevándose una mano a la frente como los militares- pero sepa usted que estoy muy caliente, y como no eche un polvo esta noche me van a doler los huevos durante una semana ….¡ Anda enrollate, nos vamos y nos tiramos a las dos mejores putas... ! Si tú no le tienes que dar explicaciones a nadie.

 

 

Esto último me termino tocando los huevos, pero por el cariño que le tenía me calle...Pero su obstinación no tenía limite, y siguió erre que erre.

 

- ¡Joer tio,!que quiero echar un polvo..! andaaa! ¿ por qué no te vienes?

 

-¡ Porque me gustan los tíos, coño!-dije aparcando el coche en seco en doble fila.

 

El mundo pareció detenerse por unos segundos en el interior de mi coche, no sé quien de los dos estaba más sorprendido por mis palabras, si Ramón o yo....pero mi dicharachero acompañante reacciono con más prontitud. Su embriaguez pareció esfumarse y con una entereza impropia, me dijo:

 

-¿ Te gustan los tíos?

 

-Si- conteste como al gato que han pillado con el pájaro en la boca

 

-¿ Yo te gusto?

 

-Si, un poco- ¡Mentira cochina! ¡Me gustaba muchísimo!

 

-Si quieres me alivias y todos contento- a la vez que hablaba se rodeaba con la mano su paquete de forma casi indecorosa

 

 

Acabamos en un escampado poco transitado a las afueras del pueblo, la circunstancia rozaba lo kafkiano; dos colegas de toda la vida en un coche lanzándose de cabeza al abismo del sexo. Los nervios me apretaban el estomago; a mi lado tenía a mi mejor amigo desabotonándose el vaquero y no sabía que decir ni que hacer. ¡El corazón parecía que se me iba a salir por la boca!

 

 

-¿Me pajeas, me la mamas o prefieres que te de por culo?- era el alcohol el que hablaba por él, nunca lo había escuchado ser tan borde, ni tan bruto

 

 

No dije palabra alguna y tire del slip hacia abajo; aunque yo sabía que su miembro tenía dimensiones considerables, nunca lo había visto en su máximo esplendor y me sorprendí un poco ( con el tiempo descubriría que la borrachera había hecho merma en su virilidad, y tampoco aquella noche estaba al cien por cien)

 

-Esto no me entra por el culo ni de coña- pensé mientras acercaba aquella hermosa verga a mi boca , observé su gran cabeza durante unos segundos y sin mediar palabra me puse a succionarla.

 

 

-¡Joder tío! ¡No te cortas un pelo! Aggg.... que bueno!

 

 

Paseaba mi lengua de forma circular por el capullo, en pos de proporcionarle placer y disfrutar yo también del momento. No deseaba que se corriera muy pronto, y bebido como estaba,¡ esto era harto difícil …! Chupaba aquel trozo de carne, muy despacio, ensalivandolo desde la cabeza hasta el tronco... mis babas resbalaban a lo largo de ella... Mi entrega apasionada repercutía en la dureza de aquella polla, que vibraba intermitente en el interior de mi boca. De vez en cuando sin interrumpir mi tarea, alzaba la vista para ver a Ramón, estaba con los ojos cerrados con un gesto de total complacencia. Mis labios resbalaban por aquel cipote, sin contemplaciones, parando cuando la garganta hacia de tope... De vez en cuando me detenía dando golpecitos con su glande en mi lengua;chupaba su capullo como un niño lame una piruleta; todo intentando evitar que llegara al orgasmo.

 

Él los agradecía casi en silencio, con unos suspiros profundos que inflaban su pecho.Mientras tanto, yo seguía envolviendo  aquel inmenso falo con mi cavidad bucal, lo mejor que podía, de vez en cuando unas gotas de liquido preseminal eran saboreadas por mi paladar... Me detenía prolongando el momento.

 

Contuve lo inevitable, todo lo que me fue posible, hasta que en un momento de los labios de Ramón salieron un casi ininteligible “me corro”.... Mi boca se lleno de un espeso y abundante liquido blanquecino... Me lo trague sin pensar en la consecuencias...dejando bajar por mi garganta un sabor mezcla entre amargo y salado....Ramón sin decir palabra, se subió los slips y el pantalón y se paso a la parte delantera del coche... Poco después lo deje en su casa, pronunciando un “adíos” como únicas palabras en todo el viaje.

 

 

Llegue a mi casa, estaba cansado y los huevos me dolían, desistí de hacerme un pajote para aliviarlos, pues no tenía ánimos... No terminaba de asimilar lo sucedido, había cruzado un puente sin retorno y todo lo que se me ocurría que podía acontecer, nada era halagüeño... Un pitido del móvil avisándome que tenía un mensaje me saco de mis cavilaciones.

 

 

Ramón:

M ha gstado mucho

habra q repetir

tu AMIGO

 

 

Las palabras que leí en la pantalla del teléfono me dejaron perplejo pero feliz.... ¡Creo que aún puede que me hiciera esa merecida paja¡ ¿ Por qué no? .

 

 

 

Los que empeñamos parte de nuestro tiempo en escribir estas cosas, el único modo de saber si estamos llegando a quien nos lee son los comentarios y valoraciones, sin ellos esto se vuelve un poco frío.

 

Gracias por leerme y por dejar tu comentario

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La continuación en 15 días ( más o menos) se titulará : ¿ Por qué lo llaman sexo cuando quieren decir amor ?

 

( ¡ Como podéis comprobar, otro título producto de muchas horas de investigación! )

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