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Follando: Hoy, ayer y siempre (R)2/2

en Gays

 Celebrando la derrota

Lunes, 20 DE AGOSTO DE 2012

 

Si hay algo que me gusta casi tanto, como la fragancia  del sexo; es el aroma del café. El olor, que éste emana recién hecho, rememora mis más  gratas vivencias.  Me gusta, si puedo, desayunar en casa; para mí tiene un valor íntimo y personal... Y si esa comida del día, la puedo hacer rodeado de los míos, ¡Mejor, que mejor!

Así que mañana como estas, en las que no sólo tengo a mi familia conmigo; sino a uno de mis mejores amigos y a su novio (marido, pareja como quieran llamarlo), puedo decir que me siento dichoso.

Mientras mi cuñado charla (hasta por los codos) con Juan José  y Guillermo. Mi hermana, mi madre y yo preparamos el desayuno, en la pequeña cocina.

- … es muy educado ese amigo de Juan José ¿No?

La crianza  pueblerina de mi madre, le lleva a tomar como  muy educados a todas aquellas personas que aparentan  hablar correctamente. ¡ Para que digan después que la ingenuidad no es un carácter dominante dentro de los  alelos de los genes humanos! ¡Porque yo si no los he heredado de ella, poco me falta! Pero todo sea dicho,  esta vez, mi señora madre  está en lo cierto; Guillermo, es un tío que sabe comportarse y tratar con la gente. Creo que no he conocido a nadie con un corazón tan noble como el suyo.

- Y muy  guapo... ¡Qué espaldas y que brazos!

 La que así habla es mi hermana; para  Edelmira, todo lo que difiera del enclenque de su marido, es un tío cachas. Pero como mi madre, lleva toda la  razón del mundo. Guillermo tiene unos bipces y un pectoral, de los que quitan el sentido. Y aunque es bajito, es un tío de los que te quedarías mirando al pasar...

Poco después, JJ nos ameniza el desayuno con uno de los  últimos chismes televisivos; mi madre y mi hermana entran a saco y la mesa, se convierte en un improvisado debate sobre cuernos, dimes y diretes del famoseo televisivo. Y es que a mi querido JJ, con tal de ser el centro de atención no le importa sacar a relucir su “lado femenino”. Y eso que plumas cero, que el día que las repartieron, él estaba enfermo.

Mientras la parte “femenina” de la reunión se sumergen en una acalorada conversación, mi cuñado, Guillermo y yo, nos miramos con cara de: ¡Dios mío que he hecho yo para merecer esto! Y es que esta sociedad “bunkeriana” nuestra, ha sustituido los cotilleos de los mercados y porterías por las vidas enlatadas televisivas.

Media horas después de sacar todos los trapos sucios de Rosas Bonitos, Belenes “pormihijamato” y demás.  Guillermo y yo decidimos que es hora de ponerse camino  a los Caños de la Meca. Antes de que sea más tarde.

Tras cargar el equipaje en el coche de Guillermo y los “tenedcuidado” y “pasarselobien” de rigor, con sus respectivos besos.  Nos despedimos efusivamente de mi familia. JJ ocupa el sillón del copiloto, yo me acomodo en la parte de atrás.  En breve Sanlúcar quedará atrás.

- ¿Conoces los Caños,  Guillermo?

- Sí, he ido mucho... Tanto, que me ha pasado de todo; tanto en el tema sexual como en lo demás... ¿Quieres saber lo que me paso una vez ?

Antes de que  yo pudiera contestar, las manos de Juan José, se empiezan  a mover de un modo frenético y en  un plan teatrero, se dirige  a su novio y le dice:

- ¡No, no! No le cuentes nada... que el mamón este después lo escribe en Internet- a la vez que dice esto último me mira en busca de complicidad.

- ¿Qué lo escribe?- dice completamente perplejo Guillermo.

¡Ay madre! ¡Que lo va a soltar! ¿Por qué será tan cabroncete este amigo mío?  Y es que desde que descubrió que escribo relatos eróticos en “Todo Relatos”, no para de darme la brasa con el tema. De todas maneras, antes de soltar más nada me mira, preguntándome en ese código silencioso nuestro, si puede proseguir. Mi gesto  de aprobación, es el pistoletazo de salida, para que  como una ametralladora, comience a contarle a su novio; nuestro reciente y particular secreto.

- Si, al muchachito le ha dado, por escribir relatos guarros en una página de esas- le contesta JJ, con total sarcasmo.

- ¿Y eso?- vuelve  a preguntar Guillermo, que no se acaba de enterar de la misa la media

- … Pues nada, yo me he aficionado a leer relatos en una web, que se llama “Todo relatos”... Di, con ella un  día de pura casualidad...

- Ya, me imagino,  que tú estarías buscando, o  el pronóstico del tiempo o el número premiado de la ONCE- en las palabras de Guillermo no hay crispación alguna, solo una amable ironía... dejando ver claramente que aquello no le molesta

- No... la programación de la TDT.... ¡ No te jodes!- dice JJ en un tono, que los que lo conocemos, sabemos que lleva implícito el que no lo interrumpamos  más - Bueno, pues  un día entro en la sección Gay. Evidentemente... y buscando, buscando  veo unos relatos escrito por un tío de Sevilla... Y me da por leerlos.... No fue hasta que llegué a uno, que cuanto más lo leía, más decía: ¡esto me suena!... Y ya lo de la camiseta amarilla y lo de los pantalones en la tienda, ¡era impepinable...!. ¡El coprotagonista de la historia era yo!

-Tú lo tendrás muy claro, cielo- dice Guillermo- pero yo no me estoy enterando de nada.

- ¡Ay hijo mío, que espeso eres algunas veces!- las palabras de JJ, no muestran enfado alguno, al contrario. Le dan píe a seguir hablando, y está superencantado con ello- Bueeeno...  vale... me explico mejor... Aquí el menda lerenda de mi amigo Mariano, se ha dado de alta en una página de relatos eróticos que se llama “Todo Relatos”...  ¿Te vas enterando, amor?

- Si, mi vida- contesta  Guillermo condescendientemente.

- Bueno, pues no contento con eso el chico, le ha dado por contar su vida en unos relatitos... para mi gusto, bastante guarros... - al decir esto último, me saca  la lengua, de forma jocosa, a la vez que mueve la cabeza levemente.

- Es que en eso, consiste el tema- lo interrumpo yo, intentando justificarme...

- ¡Tú te callas! - dice JJ volviéndose hacia mí, recalcando sus palabras cómicamente - Ya hablaras, cuando llegue el turno de los ruegos y preguntas.

- No me imagino yo, a Mariano, como narrador erótico - el que así habla es Guillermo, que no deja de salir de su asombro.

- ¡Y si no me dejas hablar, tampoco te  los va a poder imaginar!- JJ está disfrutando con esto, dejarme en evidencia es lo que menos le importa; lo que más le pone,  es que tiene algo con lo que sorprender  a Guillermo. ¡Y lo está haciendo! ¡Y como! - Bueno, antes de nada, que quede claro que yo estos de leer  los relatos, lo hago por entretenerme,  a mí no se me ocurre pajearme leyendo historias por internet; me conocéis bien y sabéis que yo, no soy capaz de hacer esas cosas.- la musicalidad que le da a JJ esto último, es propia de Judas Tadeo, negando a Jesucristo-   Y como  ya te dije, descubro los relatos del sevillano y  empiezo a leerlos, por la forma de contarlos y lo que cuenta me gustan... Se me hacen cercanos, pienso que es porque se trata de un paisano y los ambientes que narra me son familiares.... Hasta que empieza a narrar un viaje a Galicia,¡ ya es demasiada casualidad! ; pero lo que cuenta de Galicia me suena, aunque no es igual, hay coincidencias, pero a la vez hay cosas que difieren... Hasta que  llega un momento, en que se me ponen las orejas tiesas, ¡tiesesísimas! El tal “Machirulo”- que es el nick que se ha puesto mi amigo aquí presente- cuenta una historia de una camiseta amarilla, superajustada, superfashion y supergay,.. Con la que se pasea por la calles de Vigo... Y cuando ya la historia termina en unas compras y con un mamoneo con el dependiente... ¡No había duda!  El tal JJ, de los relatos era yo... y el tal Machirulo, no podía ser otro que mi amigo Mariano....

- ¿Y cómo es que no te diste cuenta antes?- vuelve a preguntar Guillermo, que cada vez, está más sorprendido.

- Pues muy fácil... Las historias aunque están basadas en hechos reales, no suceden como él las narra... Vamos que la primera noche de Vigo de sus relatos,  aunque todo ha pasado; no en ese orden, ni de la forma que lo cuenta.... Por cierto, ¡que calladito te tenías lo del polvo en el servicio, guapetón!...-dice girándose hacia mí con total retintín-   Bueno, que no sé cómo lo hace, que todo lo que cuenta es verdad y todo lo que cuenta es mentira. Ya te digo, Guillermo... yo que estaba con él, lo pille por lo de la camiseta amarilla y lo que le paso con el dependiente, al probarse los pantalones. ¡Qué si no, ni flores!

- Pues, no me acabo de enterar... pufff!- dice el novio de mi amigo, con un tono, de que la información recibida le supera  y de largo.- Y cielo, cállate un poquito y deja que Mariano, que es el escritor,  se explique... ok?- dice terminando la frase con una agradable sonrisa.

- Ok- contesta JJ a regañadientes.- Pero, si algo no te queda claro, aquí estoy yo para aclarártelo.

- ¿Qué quieres saber?- mis palabras dejan entrever, que la cosa no me agrada mucho; pero que no tengo más remedio, pues JJ me ha puesto entre la espada y la pared. Y es que si algún día, dan un premio a manipulador del  año, ¡mi amigo se lo lleva seguro!

- Primero, cómo es que te dio por escribir relatos... La verdad es que yo no te veo  como escritor.... Pero si, mi novio lo dice, será verdad. 

-Bueno, primero yo tampoco me veo como escritor. ¿O tú dirías que alguien que canta en un Karaoke, por muy bien que lo haga, es cantante?

- No, aficionado en todo caso ¿no?- dice Guillermo, no muy convencido con la analogía que acabo de hacer.

- Todo empezó, cuando después de casi tres meses- mitad por decisión propia, mitad por unas circunstancias no muy agradables que se dieron-eche un polvo...

- ¿Tres meses sin echar un polvo? - el tono de Guillermo, denota incredulidad por completo.

- Sí... Pero eso es otra historia (bastante jodida por cierto). Bueno, el caso es que el polvo era de los de contar... Y como aquí tu novio, no quería saber nada de mi relación con Ramón...

-Y sigo sin querer saber nada... Pero en fin... ¡Tú sabrás lo que te haces, que ya eres grandecito!- la aspereza, es latente  en las palabras de JJ.

- ...y como  llevaba un tiempo leyendo los relatos de aquella página...  Que conste, que quien me la aconsejo, fue el santo varón de tu novio... - a la vez que recalco el tono  de la última frase, le doy un suave y cariñoso pescozón en el cachete a JJ-. Pues me dio el punto de escribirlo... Lo terminé en menos de diez minutos y lo colgué... - me quedo callado, pues ni yo mismo creo lo que sucedió después.

- Bueno...¿¡ y qué!?- pregunta impaciente ante mi silencio, el novio de JJ.

- Que aunque el relato estaba mal escrito y en un tono impersonal. Me empezaron a llegar mogollón de visitas...  Algo que yo había escrito había llegado a miles de gente…. Gente, que sentadas en sus casas a cientos o miles de kilómetros, estaban leyendo mis palabras. No sé explicarlo, pero una sensación de satisfacción me invadió. Eso fue el acicate que me animo a seguir escribiendo. ¡No sabes lo terapéutico que es, sueltas todo lo que llevas dentro  y te quedas como nuevo!- al decir esto último, una sonrisa ilumina mi rostro por completo.

- Y bueno y como es lo que dice el loro aquí presente-mientras dice esto, señala burlescamente a su novio, éste, en respuesta, le saca la lengua- de que : “Todo es verdad, todo es mentira”

- Pues muy sencillo... Internet como tú sabes es una puerta abierta para todo el mundo, nunca sabes quién está detrás de la pantalla… Ni cuales, son sus intenciones. Por muy bien, que me venga contar las historias, ni por mucho que me guste; yo nunca, voy a ser tan imbécil, como para exponer mi intimidad  ante todo el mundo. No soy tan iluso.  Como no quiero, que nadie descubra, quien está detrás de los relatos, cambio los nombres, omito muchos detalles que puedan dar pistas... Aunque en esencia la historia, es fidedigna. La forma de envolverla es mentira.   Por ejemplo, nosotros hoy, vamos para los Caños; pues si esto fuera un relato, en vez de decir que vamos para esa playa;  puedo decir que nuestro destino es  Bolonia... ¡Qué más da, donde sea! El caso es que nos vamos de vacaciones, a una playa nudista, donde hay rollo gay... ¿Cambia eso el sentido de la historia y de lo que se quiere contar?

- Pues no... Tú lo que haces, más o menos es lo que sale al principio de algunas películas “Aunque la historia está basada en hechos reales, se han cambiado los nombres de los protagonistas para preservar la intimidad de los protagonistas”- dice Guillermo con total convicción.

- Más  o menos...El sentido es ese – al decir esto último no puedo evitar sonreír, de una manera satisfactoria.

-  Lo que no entiendo ahora... Si tan cuidadoso eres, ¿Cómo es que JJ, te ha pillado?

-Sencillo. Yo estaba deseando contárselo... Pero, los relatos, en los momentos sexuales; revelan muchos detalles íntimos, y que quiere que te diga, a pesar de que es como mi hermano,  me daba un poco de vergüenza.... Y como, lo conozco como la madre que lo parió... Monté un relato con la historia de la camiseta amarilla y los pantalones; detalles que sólo conocía él... Y me dije, como éste es tan curioson, seguro que termina descubriendolo- ahora el que utilizaba un tono de ser más listo que nadie era yo.

-Eso a “toro pasao” es muy fácil decirlo- el que así habla es JJ, que no termina de creerse lo que estoy contando.

- Mira, el relato en si, “Sexo, viagra,y...” (Segunda parte) – mi justificación suena a solemne.

- Me acuerdo perfectamente... porque me lo leí dos veces. No me lo acababa ni de creer- ahora una sonrisa llena por completo la cara de JJ.

- ¿Qué es lo que cuento en ese relato?

- Pues no sé... lo de la camiseta amarilla... y lo del dependiente de la tienda... Poco más.

-¿Y tú crees que eso le puede interesar al público  que leen relatos eróticos?

-No sé... tú sabrás.

-No hijo mío... La historia era una especie de mensaje en una botella, por si tú, entrabas y lo leías... (Como así, ha sido)- a la vez que digo esto, gesticulo bastante con las manos.- Si, por no haber, no había ni sexo, que es el leitmotiv de mis historias...

- Entonces... ¿el relato lo escribiste para mí?- a la vez que JJ dice esto, los ojos se le iluminan, como los de un niño al que le han regalado aquello que quería- ¡Coño, vas a hacer que me emocione y todo!

- ... pues ya tengo yo ganas de leer alguno de esos relatillos..-el que así habla es Guillermo, interrumpiendo con  ello un momento, no apto  para diabéticos.

- A mí me gustan.... aunque son muy guarrillos... ¡vamos, que leyéndolos se te  pone dura!- aunque JJ lo dice de chanza, su intención es elogiarme.

- La verdad es que empecé medio en broma... y le he cogido el gustillo, a eso de lanzar mil palabras al viento y que alguien las recoja- mis palabras no pueden contener más satisfacción.

- A mí también me gustaría escribir, las cosas que me ha pasado.... la verdad que está chulo-  la voz de Guillermo, suena  cargada de emoción.

La situación me parece de los más inverosímil, llevábamos días sin vernos... Y por lo visto, lo más importante  que tenemos que contarnos; es que yo estoy escribiendo historias pornográficas en una página web. Así que aunque intento, cambiar el tema  todos mis intentos son en vano: tanto a Guillermo como a mi amigo, el tema le da morbo y prosiguen profundizando en él...

- ¡Oye Mariano! Si yo te contará una de mis experiencias ¿Tú serias capaz de contarla?- pregunta Guillermo como el que no quiere la cosa.

- Bueno, se puede intentar...

No he terminado de hablar, cuando Juan José, haciendo toda clase de aspavientos con las manos,  interrumpe el discurso de su novio, diciendo que si tengo que narrar una vivencia de alguien, que sea una suya; que para eso, es amigo mío de más tiempo... Empieza a contar una historia de su infancia, cuando se inició en la masturbación  con su primo.... Es tanto el entusiasmo que le pone, que a mí me deja sin palabras...

- ¡Jo...Tío!  Es superinteresante , pero ... - interrumpo mi discurso, para terminar, mi frase de forma tajante- No lo puedo contar...

- ¿Por qué?

- Porque son menores los que están implicados, y es algo que no me parece ético...

- Pero si los niños, lo ven inocentemente como un juego... Y no me parece, un rollo de pederastia, ni nada por el estilo.

- Si, pero aunque tú lo veas de manera inocente... y sin maldad. Nunca sabes a donde llega el mensaje, y como es tomado... Tú  como emisor, puedes controlar el mensaje; pero no quien es receptor de él; y máxime en la red....¡Yo particularmente paso, de que por un relato que yo escriba haya, en algún sitio, un pervertido meneándosela pensando en tener relaciones con menores!

- Es verdad, tienes razón...  pues te cuento otra cosa...

- ¡Ya has tenido tu oportunidad!- le digo levantando un dedo, en  imperativa señal  de que se calle.- Ahora dejemos que tu amado Guillermo, suelte algo por esa boquita, que Dios le ha “dao”.

Lo que cuenta a continuación Guillermo, nos  deja con la boca abierta; tanto que paso a contároslo...

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Era una tarde del mes Octubre, quince hombres fornidos permanecían en silencio en el interior de aquellos vestuarios,  quince titanes musculados, quince colosos  agotados y magullados en  la lucha por  el ovalado balón. Quince moles  que se movían  como títeres en las manos de la tristeza.

 El equipo visitante ha estado mucho mejor que ellos y lo saben; cuarenta a  tres no es un resultado del que puedan sentirse orgulloso. Lo normal es que después de una derrota, hubieran ido a emborracharse con el equipo rival; pero hoy perder  el juego de rufianes que es un partido de rugby; ha pesado como una loza en sus corazones de caballeros. 

Por mucho que lo quiera disimular,  la tristeza inunda sus corazones, uno a uno se desnuda y pasan a la ducha.   Ver quince jóvenes, desnudos caminando hacia la ducha, es el sueño de más de uno. Poder mirar cada uno de los recovecos de esos cuerpos, haría la alegría de cualquiera. Pero esta tarde, no hay sitio para otra cosa, que no sea el desconsuelo.

  Ni una palabra sale de los labios de ninguno de aquellos quince fornidos jóvenes; por eso mientras el agua limpiaban  sus sudados poros y sus manos enjabonaban cada uno de los rincones de sus vigorosos cuerpos, el único sonido que llenaba la estancia era  el  del agua,  al chocar contra la cerámica de la placa del suelo. Treinta manos viajando por montañas de músculos,  nos podría  parecer  un espectáculo de lo más enérgico, con suficiente testosterona para  levantar la polla más pintada,  pero en cambio; no había  robustez alguna,  en aquellos penes, que miraban  hacia el suelo;  faltos de vigor. La tristeza era tan profunda, que tras secar sus cuerpos, uno a uno van abandonando las instalaciones musitando un ahogado hasta luego...

Cuando todos sus compañeros  se marcharon, Guillermo y Arturo, que se han quedado rezagados terminan de secar sus cuerpos, sentados sobre los bancos de madera.

Guillermo, al igual que sus  compañeros, era poseedor de un cuerpo vigoroso. Un gran pectoral, cubierto de un largo  vello castaño. Unos hombros y brazos bien formados. Y unas fuertes piernas, productos de muchos años de deporte. Quizás lo que más destacara del muchacho, fuera su estatura. La cual estaba casi veinte centímetros, por debajo de las demás jugadores del equipo. Los cuales, todos,  pasaban de largo  el metro ochenta.

 A su lado,  Arturo pasaba su toalla, repetidas veces sobre su zona genital. Su acompañante, consciente de ello, no apartaba la mirada de aquel sensual movimiento; que cubría y mostraba un oscuro y semiflácido miembro.

 Arturo, como el jugador de Rugby que era, poseía un cuerpo de músculos grandes, una espalda ancha, unos gigantescos hombros, que  junto con sus  peludas piernacas, eran sus inconfundibles  señas de identidad. Si a eso le sumamos una piel morena, un cabello negro como el azabache y unos ojos grises... El que Guillermo se sintiera  atraído por lo que esconde bajo la toalla, era algo de lo más comprensible.

Cuando el sensual jugador de rugby apartó la toalla de su entrepierna, dejó al descubierto un semi-erecto pene, que culminaba en unas peludas y enormes pelotas. Su acompañante, como si se tratara de una jugada programada, alargó su mano, y apretó entre sus dedos los huevos de su compañero de juego. La polla de Arturo respondió disparándose automáticamente como un resorte ¡Es lo que tienen los dieciocho años!  Guillermo, considerando aquel gesto como un saque de centro,  se dispuso a meterse aquella verga en la boca, cuando su amigo lo detuvo. Diciendo con una voz grave y desgarrada:

- ¡No !, sabes que prefiero que primero me comas otra parte de mi cuerpo-a la vez que decía esto levantaba sus brazos, dejando al aire unas peludas axilas.

El muchacho mostró sus sobacos a su compañero, de una forma, tremendamente sensual.  La boca de Guillermo, trepó desde su cintura hasta llegar a la sensual pelambrera.  Una vez allí,  su lengua avanzó como un poseso,  por el  boscoso terreno de juego.  La cara de Arturo se contrajo en espasmos, producto del placer, que su ocasional amante le estaba  proporcionando. De vez en cuando, Guillermo paraba su apasionada tarea; para introducir su nariz entre los rizados vellos y aspirar el olor a virilidad, que emanaba la piel del joven jugador.

Cuando su amigo se cansó de dar lengüetazos contra uno de sus sobacos, paseó  la lengua por  todo su pecho y prosiguió con el otro.  El entusiasmo con la que, su lengua reanudó  la labor interrumpida, fue  mayor si cabe. Tras un pequeño concierto de  quejidos placenteros, Arturo apartó la cabeza de su acompañante de su axila y le dijo  roncamente:

- ¡Ahora, quiero que me comas lo otro....!

Se puso  de rodillas sobre el estrecho banco de madera, mostrando su trasero de modo insinuante... Provocación que fue recogida, de muy buena manera,  por Guillermo, que se agachó e introdujo su lengua en aquel exquisito manjar. La caliente lengua danzo de manera desmedida, sobre la rugosa superficie. El único sonido que llenaba  la estancia eran los  placenteros suspiros  de Arturo..... Hasta que de forma repentina, el ruido procedente de  unas estridentes palmas llenaron el aire

PLASH.... PLASH.... PLASH

- ¡Muy bonita, manera de celebrar una derrota! - El que así habla  es su entrenador- Todos vuestros compañeros, se van a casa cabizbajo para su casa... ¡Y ustedes, se quedan aquí mariconeando! ¡Les parecerá bonito...!

La rudeza de las palabras de su preparador físico, no disminuyeron la verdad de éstas. Todos los demás jugadores, se  habían marchado, presos de la tristeza por la derrota sufrida  y ellos dos,  estaban allí, disfrutando de sus cuerpos, como si nada hubiera pasado.  La churra de Guillermo, que segundos antes miraba hacia el cielo, se había  encogido, como si quisiera meterse dentro de la bolsa de sus testículos. Y es que la aparición de su preparador físico, lo había amedrentado más que la peor de las Hakas de guerra, de inicio de un partido. Y es que el muchacho no sólo estaba abochornado, por la embarazosa situación en que habían sido pillados; también estaba aterrorizado. Aterrorizado, porque  de ésta le echaban del equipo; equipo en el que ingresar, le había  costado mucho  tiempo y esfuerzo; de hecho, debido a su altura, había  tenido que demostrar con creces su valía como jugador. Cortarle un brazo, hubiera sido  menos doloroso para él,  que el  hecho de que lo expulsaran del equipo.

- La verdad es que no me esperaba encontrar un espectáculo tan guarro... ¿Por qué le estabas comiendo el culo, no?

Las palabras del entrenador estaban  envueltas en el autoritarismo propio del cargo; pero a la vez, estaban  bañadas en cierto morbo provocativo.

- ¿Acaso pensabas follártelo después una vez lo tuvieras bien lubricado? - mientras dijo esto último, se agarró  su paquete  con una mano, de un modo que rozó lo grosero.

Arturo, que no se había  movido de la postura en la que estaba, desde que el cuarentón entrara por la puerta, gira la cabeza levemente y cuando lo vio  avanzar hacia ellos, no pudo evitar  esgrimir una leve sonrisa.

Guillermo por el contrario, cuando lo vio  caminar hacia él, acariciándose su miembro viril, sobre la tela del chándal; no pudo evitar encogerse de miedo, ante lo insólito de la situación. Cuando llegó a su altura, le pasó los dedos por su  barbilla  y le dijo:

-¿Pero sabes lo que prefiero que le hagas?

Los grandes y marrones ojos de Guillermo  respondieron negativamente ante la pregunta...

- ¡Quiero que le comas la polla!  Me pone cantidad, ver como un tío, con aspecto de macho, se traga una verga. Y como la llena de babas, y éstas resbalan desde su capullo, hasta los huevos... ¡Me pone y mucho!

Todavía Javier, que así se llamaba el entrenador, no había  terminado la frase, cuando la polla de Arturo blandió; cual sable inhiesto, ante el rostro de su compañero de juegos. La aterrorizada mirada de Guillermo, buscó aprobación en la de Arturo; este le respondió, de manera despreocupada, acercando más su miembro a la boca de éste.

Sin ningún deseo, el asustado joven, se introdujo el nabo en la boca. La polla del muchacho no es que fuera muy grande, lo que llamaba la atención de ella era lo ancha que era y lo desproporcionado de su circuncidado capullo. Por eso, cuando el erecto trozo de carne entró en la boca de Guillermo y su entrenador, en un acto de clara dominación, empujó su cabeza contra la pelvis de Arturo, el sometido muchacho  no pudo evitar dar un par de arcadas. Arcadas que dieron como resultado un mar de babas, que impregnaron  el tronco del tieso cipote. Viéndose así, cumplidos  los deseos del entrenador.

Mientras una de sus manos, arremetían contra el cráneo del aterrorizado jugador, la otra sacaba de su cautiverio su pene. Éste estaba  tieso como una estaca. La polla del entrenador era de muy  grandes dimensiones, aproximadamente podría  medir en torno a  unos veinte centímetros. La oscura piel de su tronco se encontraba repleta de venas en  tono morado, culminando en una enorme y rojiza cabeza.  Al acercar su cipote a la cara de Guillermo, en el endurecido rostro del cuarentón  se marcó una morbosa mueca. Tras dar dos o tres golpes con su miembro en la mejilla del muchacho, tiro del corto cabello de éste y separó su boca de la polla del otro muchacho. A renglón seguido, su nabo atravesó  la  recién  desocupada cavidad bucal  Cuando los labios del chico envolvieron  el inhiesto trozo de carne... unos quejidos de placer brotaron  de los labios de Javier. Las manos del otro jugador, Arturo, comenzaron a acariciar  el abultado tórax de su entrenador, por encima de la camiseta; para poco después,  preso de la pasión; seguir tocando el musculado torso, bajo el fino algodón.

Guillermo más tranquilo, pero no menos sorprendido; comenzó  a disfrutar del momento y se volcó de lleno,  en dar una magistral mamada al nabo de su preparador físico. Primero saboreó con la lengua, aquel impresionante glande. Después, haciendo hueco en el interior de su paladar; lo introdujo  en él, en todo su esplendor. Como consecuencia, una película blanquecina de caliente saliva,  resbaló  desde la parte baja de su labio, al final del tronco del oscuro cipote.

Mientras tanto, el otro joven, había  dejado al descubierto el impresionante pecho del maduro entrenador; ante sus ojos se descubría  un torso impresionante, unas duras y macizas tetas sobre las que se dibuja unos cortos vellos, recortados  por maquinilla; cortos pero existentes.  Sus trapecios se erigían  como dos montañas al lado de su cuello, dando paso a unos marcados hombros de los que colgaba  unos impresionantes brazos... La perfección se quebraba, en un abultado y peludo vientre; que aún siendo atractivo, no respondía a ningún canon de belleza establecido.

Los labios de Arturo, se posaron  sobre una de las morbosas tetillas y empezaron  a mordisquearla, de un modo mitad placentero, mitad doloroso. Los oscuros ojos de Javier se cerraron, como consecuencia del doloroso placer que le proporcionaban las satisfactorias  y débiles mordeduras.  Pero el gozo fue tan inmenso como breve, pues rápidamente el muchacho detuvo su labor  y se agachó tras él.

Arturo palpó con cuidado el duro trasero, para a continuación bajar el pantalón de chándal. Ante sus ojos se mostraba  un atractivo culo envuelto en el algodón de unos bóxer.  Durante unos segundos, besó suavemente el blanco envoltorio, para después deslizar de golpe la prenda íntima y dejar a la vista unos musculados glúteos; los cuales comenzó  a besar, para después terminar mordisqueándolos apasionadamente.  Cuando quiso  darse cuenta, su lengua acariciaba un rasurado ano, impregnándolo de una caliente saliva.

La imagen del maduro entrenador, recibiendo los favores sexuales de dos jóvenes bocas era digna de una película porno. Mientras Guillermo se tragaba de manera complaciente la morena verga, la lengua de Arturo le propina un profundo beso negro. El cuerpo de  Javier rebozaba de placer, e instintivamente, y al unísono, hundía, con sus manos, las cabezas de los chicos  en su cuerpo. El empuje hizo  que Guillermo, volviera  a sufrir unas leves arcadas, que impregnaron de nuevo el nabo de Javier de una transparente  y morbosa baba.

Tras unos enérgicos minutos de sexo oral; el musculoso maduro pidió   a los jugadores que se detuvieran, su voz tenía el mismo tono dominante,  que cuando les pedía  que realizaran una jugada en el campo; así que sin dudar, los dos muchachos pararon su lujuriosa labor.

-¡Cabrones! ¿Queréis acaso que me corra, sin probar vuestros deliciosos agujeritos? - las palabras del entrenador estaban  impregnadas de autoritarismo y sarcasmo por igual.

Guillermo, miro la enorme  polla de su preparador físico y su pecho sintió un escalofrío y se encogió, pues no le hacía ninguna gracia, ser atravesado por aquel viril poste. Máxime, cuando hasta el momento, su culo había permanecido inexplorado por varón alguno.

Poco después y siguiendo las órdenes de su instructor, los jóvenes se pusieron  a cuatro patas sobre uno de los bancos del vestuario, uno enfrente del otro.

-¡Ahora, sacad el culo para fuera! ¡Que yo vea lo que me voy a follar! Y si queréis, podéis besaros... ¡No hay nada que me ponga más cachondo, que ver a dos tíos comerse la boca!- la chulería con la recargó estas palabras últimas, estaban al límite del buen gusto.

Los jóvenes jugadores comenzaron  a besarse, al principio acatando las órdenes de Javier; poco después, dejándose envolver por la pasión,  terminan  abrazándose de forma desmedida.

Mientras los chicos disfrutaban  de un placentero muerdo; las manos del fornido entrenador, el cual se había  despojado ya, de toda la ropa que traía puesta, acariciaban morbosamente el ano de Arturo.  A continuación se echó  un lapo en la palma de la mano, y comenzó a lubricar con él, la estrecha cavidad.  El joven al sentir como invadía  sus entrañas, lanzó un breve quejido; pero soportó el leve dolor y, sin inmutarse apenas, siguió besando a su compañero.

Cuando consideró,  que el agujero estaba lo suficientemente dilatado, buscó un preservativo en el chándal que se había  quitado recientemente y una vez se lo colocó  adecuadamente, empujó su mástil de carne hacia el interior del orto de Arturo.  El inmenso miembro, penetró sin problemas en el que parecía un estrecho orificio y tras los primeros envites, para acomodar el esfínter al cuerpo extraño que lo invadía;  empezó a empujar con sus caderas, consiguiendo  una sincronizada penetración. Los acompasados empujones de la verga, contra el trasero del muchacho, lejos de provocarle dolor a éste último; arrancaron unos placenteros quejidos de placer... Y unos desproporcionados  y fogosos gritos:

- joooo!... vaaaaya cañaaa!... metemela hastaaa los huevoos!- decía el moreno joven, preso de la euforia.

Entregado como estaba  Arturo, a la tremenda follada que le están dando; se olvida de Guillermo que en un momento determinado se sintió  como si estuviera  de más, hasta que su entrenador haciéndole un gesto le pidió que se pusiera  de píe sobre el banco. Al colocarse de esta postura, su tiesa polla quedó  a la altura de la boca, del penetrado joven.... Éste preso de una fogosidad poco común, se introdujo  el inhiesto miembro de golpe en la boca. La dura polla recibió  una fenomenal mamada, pues ésta, se encontraba marcada por el ritmo con el que  las caderas de Javier, empujaban el cuerpo de Arturo.

Unos minutos después, el entrenador pegó un respingó hacia atrás,  sacó la polla del culo de Arturo, se desprendió del condón y dejando  un quejido seco salir de su boca. Mostró a los chicos, como su mano se impregnaba de un líquido blanquecino.

-  ¡Agggg... me coooorro!

El ahogado grito del entrenador, hizo las veces del silbato del árbitro, indicando  el final del partido. Señal que fue como un resorte, para que los dos jóvenes terminaran por hundirse en el abismo del orgasmo.  Guillermo echó varios trallazos de leche sobre el rostro de Arturo. Él cual, terminó derramando, una monumental corrida,  sobre la madera del gastado banco.

Tras recuperarse, los tres hombres se pegaron  una merecida ducha; mientras el agua impregnaba sus cuerpos,  Arturo y su entrenador no dejaron de besarse; dejando de lado  un poco, a un  estupefacto  Guillermo.

Una vez secaron sus cuerpos, se vistieron; antes de despedirse, el entrenador se acercó  de forma insinuante a Guillermo, le metió un buen agarrón a su trasero y acercando de forma sensual sus  labios a uno de los  oídos del chico,  le dijo:

- Hoy, me he quedado sin probar este culito... Pero la próxima lo cato !seguro!

Al oír esto el muchacho, sintió como algo se movía en el interior de sus calzoncillos...

*****************************************************

 

- Pero... ¡Que guarillo eres!- dice JJ en un tono mitad enfado, mitad sorpresa- El tío prácticamente te viola, te dice que te va a follar y tú te empalmas.

- ¿Te quieres callar?- intervengo yo, intentando mediar ante la salida de tono de JJ- Deja que el hombre termine con su historia.

- No, si ya he terminado... - el tono de Guillermo, es un claro reflejo de que las palabras de su novio, le han molestado un poco.

- Si, hombre. Lo que es polvo, si... Pero, tú a este hombre lo seguiste viendo ¿no? Y otra cosa..¿Cómo es que el entrenador, entró a saco al rollo? No me entra en la cabeza.

- Hay una explicación Mariano, y es que no nos sorprendió.... Yo por aquella época era medio novio de Arturo y el muy puto, era también medio novio con Javier. Así que el muy cabrón lo organizó todo, para que el entrenador nos pillara follando; y así poder hacer un trío. Después de aquello,  repetimos varias veces... pero a mí los rollos a tres, nunca me han gustado.. Siempre hay uno que se lleva la parte del león...

- ¡Pues sí que era cabrón, ese amigo tuyo!- digo yo de manera solemne.

- Si... ¡Muy, muy cabrón!- dice Guillermo un tanto resentido. -Porque el mal  ratito que pasé, cuando vi entrar al entrenador de repente; no se me olvidara mientras viva.

- Hablando de cabrones... - interrumpe JJ con ese tono despreocupado y vivaracho que lo caracteriza- ¿Sabes Mariano a quien vimos el otro día La Confección Británica?

- No, pero seguro que tú me lo cuentas- digo lanzándole una pequeña pulla.

- A Enrique....

A propósito de Enrique.

Enrique, sólo escuchar ese nombre hace que se me revuelva el estómago. Sé que Juan José lo hace con la mejor intención del mundo. ¡Pero de buenas intenciones están llenas las guerras!

-...iba con un chico jovencisísimo... Yo creo que si tenía los dieciocho años muchos eran. Iban buscando ropa para el muchachito... La que tuvo gracia fue la dependienta que, cuando se dirigió a él, le preguntó: ¿La ropa es para usted o para su hijo?  ¡A mí, por poco me entra el ataque de risa!...

Cuando mi amigo vuelve, jovialmente, la cabeza hacia la parte de atrás del vehículo  y ve la cara de cadáver que se me ha puesto, detiene un seco su divertido discurso.  Y cambiando su gesto por uno de completa preocupación; preocupación envuelta por la  culpa añade:

- ¡ Jo, Mariano! Yo creí que lo tenías superado...

- Y yo también lo pensaba- digo yo con una voz apesadumbrada.

- ¡Pues es menester, que vayas pasando ya!- me reprende cariñosamente mi amigo.

- ¿Tú crees que a mí me apetece? -el volumen de mi voz, aunque no grito, es bastante alto-  Se supone que hoy debo estar supercontento. Me voy de vacaciones con dos de mis mejores amigos. Hoy nada me puede entristecer... Pues si... el mencionar a  Enrique, aunque sea para burlarte de él …  Me pone de mala leche..¡De muy mala leche!

-Lo siento hombre- contesta JJ con una voz entrecortada sintiéndose culpable.

Un violento silencio se hace entre mi amigo y yo. Mutismo que es roto por Guillermo, el cual sube volumen de la radio, en un intento de quitarle hierro al asunto.

 

♫♫ Our memories

They can be inviting

But some are altogether

Mignty frightening really feel  ♫ ♫

 

 

Mientras en la radio suena el “Don't speak “ de No doubt, mi mente, sin querer, empieza a recordar a  Enrique y lo que él, ha significado en mi vida.

 

 07 DE OCTUBRE DEL 2001

 

Aquel verano no quería irse, hacia tanta calor que apetecía estar en la calle hasta altas horas. JJ, su ligue de aquella época, David y yo matábamos el tiempo sentado en la terraza de un bar de la zona  de Sevilla del Barrio de la Alameda.  Para lo que no lo sepan, es una zona frecuentada por multitud de tribus urbanas: estudiantes, modernos convencidos, bohemios... Pero sobre todo, es una zona gay.

Juan José, como de costumbre, no paraba de charlar; cuando no tenía tema se lo sacaba de la manga. El chaval que estaba con él, alucinaba con su verborrea y seguía toda su conversación sin perderle el hilo. Yo, aburrido un poco, me evadía de su incesante parloteo, observando a  la gente, la cual  deambulaba por los alrededores de la concurrida  terraza.

Como mesas había pocas, mucha gente se tomaba la copa de píe. Y en cuanto que  JJ seguía contando historias,  ya conocidas por mí, al asombrable  jovencito; yo continuaba oteando el horizonte; en busca de no sé que.  El no sé que, llego en forma de metro ochenta de hombre. Fue su sola contemplación y una sensación satisfactoria lleno mi pecho.

No sólo era alto y tenía buen cuerpo. Además era guapo y por la forma de moverse y actuar parecía tener don de gente. Al hablar sonreía mostrando unos dientes perfectos,  tenía unos labios carnosos, una nariz pequeña, sin ser chata,  y lo mejor de todo: unos grandes ojos verdes que alumbraban todo su rostro. No sé de qué modo lo tuve que mirar; el caso es que él, se percató de ello y se puso a coquetear en la distancia conmigo.

El que se compusiera su rizado cabello, mientras me miraba  de forma insinuante; hizo que desviara la mirada y volviera a la extenuante conversación de JJ.  No había pasado ni un minuto. Cuando sentí que me tocaban  levemente el hombro, en claro ademán de llamar mi atención. Cuando me volví, la sorpresa no  pudo ser mayor: se trataba del tío moreno, alto y guapo, al cual  había  estado mirando.

- ¿Qué?...-es tanta el sobresalto que me embargó, que me costó  trabajo pronunciar la breve palabra.

- Nada, que he observado que me mirabas ¿Nos conocemos de algo?- Su voz tenía  una mezcla de chulería y sensualidad, que hizo que mi incapacidad de pronunciar palabra alguna, fuera aún mayor.

- No... que va... -dije con una entrecortada y tímida voz.

- Pues nada... si no me conoces tendré que presentarme. ¡Me llamo Enrique!- dijo tendiéndome la mano, demostrando una seguridad que ya quisiera yo para mí.

- Yo Mariano- dije dándole un apagado apretón de manos.- Mucho gusto....

¿Mucho gusto? Como podía decir eso un joven de veintiséis años en pleno siglo XXI.   ¿Quizás porque era muy torpe en relacionarme con la gente? El que fuera de pueblo, también ayudaba bastante. ¡Dios!... Me sentí horrible después de decir aquello. Seguro que me preguntaba, que donde me había dejado la boina. Pero no hizo nada, simplemente sonrió y me dijo con una certeza, que me dejó completamente perplejo,  que ya nos veríamos.

Cuando se marchó, se me tuvo que quedar cara de bobo; porque Juan José, sin darme siquiera tiempo a recuperarme de lo sucedido. Con  ese tono teatrero, que tan bien se le da, me acribilló a preguntas. Cuando le contesté, lo que había pasado; comenzó a burlarse cariñosamente de mí diciendo:

-¡Si es que eres lo que Dios se llevó al viaje!... Yo aquí, contándole a mi amigo David, algo superinteresante y tú mirando a los tíos. ¡Y si al menos después te lanzaras! Se te acerca uno  que está de toma pan y moja chocolate, y ¿ni lo invitas a sentarse ni nada? ¡Espera, que esto lo arreglo yo ahora mismo!-  no había terminado de pronunciar esto último, se levantó y caminó en dirección a donde estaba el tal Enrique.

No sé cómo se presentó, ni que le dijo; el caso es que escasos minutos después; el tío bueno y un amigo suyo, que se llamaba Ricardo, tras las pertinentes presentaciones, compartieron mesa con nosotros.

 Tras media hora, más o menos, de charla animada Ricardo se marchó. . Después lo hicieron Juan José y David.... Cuando nos quedamos solos, un cosquilleo recorrió mi espalda... Ansioso y temeroso por igual, de donde pudiera terminar la noche.

No creo que en la vida,  hubiera deseado algo tanto, como compartir la noche con aquel pedazo de hombre, que tenía junto a mí. Pero no sé porque extrañas circunstancias, en vez de dejarme llevar, como hago siempre; la velada terminara con un apasionado y corto beso. Y un intercambio de números de teléfonos, para quedar otro día.

A una cita para tomar café, siguió otra para cenar... Y cuando nos quisimos dar cuenta,  oficialmente se podía decir, que estábamos saliendo...

Aquel sábado de Octubre, conocí al tío que mejor me ha besado en la vida, al primero que me penetró, a la primera y única persona  a la  que le he dicho que lo quiero; de  forma tan pasional, como visceral. (Después ha habido muchas veces,  en las  que lo he pensado; pero  siempre me he mordido la lengua)....

 

 07 DE DICIEMBRE DEL 2006

 

Puedo soportar la infidelidad, pero lo que no puedo soportar es la mentira.  Después de cinco años, Enrique se había vuelto la persona menos franca del mundo conmigo. Y lo peor: no se le veía ilusión ninguna en nuestra relación. Si los dos primeros años; siempre estaba insistiendo en una vida en común....  Vida en común, para la que yo, por mi sendero personal; no estaba preparado... Y fíjate que curioso, en el momento en que yo, haciendo de tripas corazón y pasándome mis convicciones morales y religiosas por el arco del triunfo; decidí  dar el paso que él tanto me había solicitado. No había una vez,  de aquellas que yo me atreviera a  proponer lo de irnos a vivir juntos,   en las que su respuesta fueran  problemas infranqueables y escusas vacías. ¿Cuándo nos damos cuenta de que la persona amada nos está siendo infiel?  Yo creo, que desde el primerísimo momento, lo que pasa es que nos ponemos una venda en los ojos, pues nos da tanto miedo el quedarnos sin ella, que nos mentimos aún a sabiendas de los hechos.

Mi relación con Enrique había pasado por varias etapas. La primera, que comprendió, más o menos,  los dos primeros años, los cuales he de reconocer,  fueron los  años más felices de mi vida.  Con él descubrí, una forma de ver el  mundo, que yo por mi timidez me había negado.

 Tras los dos primeros años, entramos en una época en la que mi “novio”, paso de tener todo el tiempo para mí. A  no tener ningún momento en el que poder verme. La excusa siempre era la misma: el trabajo. Había semanas que nos veíamos una sola vez y con los minutos contados. El tiempo de echar un polvo y poco más. Hoy en perspectiva, veo que Enrique y yo habíamos pasado de hacer el amor, a follar mal y pronto; sin preámbulos de ningún tipo.  Si al que se vendiera caro conmigo, le sumamos sus infundados celos. Pues a mí me quedaba una de una: pasar muchos fines de semana en casa. Lo cual me vino muy bien a nivel laboral (me saqué las oposiciones); pero en lo que respecta a la cuestión anímica,  me dejo hecho polvo.

Con los años, la gente te habla (no cuesta dinero) y te cuenta cosas.  Y así te enteras, que mientras yo me quedaba en casa, calentándome el molondro; el aprovechaba para calentarse la cama con otros... Siempre más joven que yo. ¡La obsesión del ser humano por la juventud!

En mi opinión el miedo a la muerte y el afán de agarrarse a la juventud, sino son la misma cosa van  muy, pero que muy cogidas de la mano. El querer seguir siendo  joven se puede manifestar de muy diversas maneras: queriendo ganarle tiempo al tiempo, intentando no aparentar la edad que se tiene, como le pasa a JJ; cuidando minuciosamente la calidad de vida y alimentación, como me sucede a mí o intentando atraer a gente más joven, en un intento simbiótico de que ellos te devuelvan la juventud perdida.

Esto último es lo que le pasaba a Enrique, que no se enteraba de  que lo que le tocaba vivir eran los cincuenta y no los treinta; y que por mucho niñatillo que se llevara al catre y pusiera mirando para Pamplona, el reloj  biológico de su vida; no iba caminar hacia atrás.

Y como está claro, que el cabrón es el último que se entera. Yo seguía creyéndome sus palabras, porque en el fondo, la verdad no la quería escuchar.

Por eso, porque en lo más profundo de mí ser, yo sabía que no me podía fiar. Nuestra relación pasó a una tercera etapa, y última. En este período, pase de decir que si a todo, a cuestionar cualquier cosa. De ver sólo sus virtudes, a descubrir sus defectos. (Que no eran pocos).

Si antes, el que vistiera con ropas caras me parecía elegante;  ahora, el que fuera mostrando las marcas en pos de recordar a todos lo bien que estaba económicamente, había pasado a parecerme hortera, rosando lo patético.

También descubrí, que su saber estar; era una fachada de cara a la galería con la que enmascaraba sus inseguridades... ¡Si hasta era de derechas, porque pensaba que eso le daba clase y estilo! ¡Pufff!

Y lo peor, es como intentaba enmendar su acento andaluz. Como si parecer  de esta tierra, fuera una deshonra  ¡Era deplorable! Intentaba corregir el ceceo y seseo, propios  de nuestra tierra; pero como en la mayoría de los casos no sabía cómo se escribían las palabras  daba como resultado, que hablaba con faltas de ortografía. ¡Para mear y no echar gota!

Bueno paro ya, que parezco la canción de Rocío Jurado  de  “Ese hombre”, sí, sí... Esa que dice: “es un gran necio, es un estúpido engreído....”

Lo cierto, que tras el enamoramiento inicial;  las cosas se fueron apagando entre los dos. Era inevitable, que nuestra historia,  llegará a su fin. Lo peor fue, como dejamos que los acontecimientos se nos fueran de las manos, y en vez de romper y un “hastaluegolucas; nos empeñamos en mantener algo que ya estaba marchito y donde, del fuego de la pasión; apenas quedaban rescoldos.

El día de la ruptura, permanecerá en mi recuerdo por un largo tiempo. Yo había tenido que ir  a Sevilla, a hacer una serie de gestiones y decidí pasarme por su casa, para darle la sorpresa.( Lo peor, es que el sorprendido fui yo).

Cuando intenté abrir la puerta del piso, ésta se encontraba con la cadena echada por dentro. Llame al timbre, pero no salía nadie. Después de unos cuantos insistentes timbrazos, salió Enrique a medio vestir. Cuando me vio en el recibidor, la cara se le descompuso en una mueca indescriptible. Sus preciosos ojos verdes, parecían que se le iban a salir de las cuencas.

Intento disuadirme para que no accediera a la vivienda, pero mi curiosidad mata gatos, era más fuerte. Entré prácticamente por imposición, a sabiendas, de que aquello  que me iba a encontrar, iba ser desagradable.

Lo desagradable, tendría como mucho dieciocho años, rubio, muy delgado. En su rostro  se pintaba un gesto de preocupación, mientras intentaba vestirse apresuradamente. ¿Has  escuchado alguna vez la frase, “si me hubiera arrancado el corazón me habría dolido menos”? Pues se puede llegar a sentir. ¿Dónde metía ahora yo, los cientos de reproches que me lanzaba Enrique por sus celos infundados? ¿Dónde guardaba yo, la de veces que me llamó “puta salida” cuando creía que miraba a alguien? Rebozaban por todos lados, y no sabía qué hacer con ellos. Es lo que suele pasar con la última gota: rebosa el vaso....

Deje salir al chaval. Al fin, al cabo él no tenía culpa. La última vez que lo comprobé, la inconsciencia juvenil no era delito; ni tan siquiera pecado. Cuando se marchó, cerré la puerta. Miré a Enrique, que aunque tenía cara de “no es lo que parece”, no lo dijo. Creía querer a aquel hombre, más de lo que nunca podría  llegar a querer a nadie. Estaba tan dolido, que no me salían las lágrimas. Ni siquiera podía hablar. Simplemente de mis labios salieron un quebrado y apagado: ¿Por qué?

Lo peor fue la  postura de Enrique, que en lugar de sentirse culpable, intentó justificarse con una respuesta recargada de soberbia y chulería por igual.

- ¡Porque tiene dieciocho años y tú no!

Aquella frase, la recordaré mientras viva. ¿Cómo te pueden hacer sentir viejo y obsoleto con treinta y un años?  Sólo me quedaba una salida: dejarlo. Así que sin más explicaciones, le dije un seco: “¡Hemos terminado!” y salí por la puerta.

Es curioso, cómo funcionan las relaciones de pareja. Hay siempre uno que  deja al otro. En mi caso, fui yo y  porque no me quedaba más salida. Y es que en esto del amor, como en todo; hay una acción y su reacción; si te pisan un píe, dices “¡Ay!”, si te destrozan la vida dices “Lo dejamos”, pero en ambos casos el que aplasta al otro, está falto de empatía. Por muchas veces que te repitan la palabra lo siento....

Nunca  en mi vida he conducido como aquel día: de la  manera más temeraria.  Las lágrimas me empapaban los ojos; nublándome  por completo la visión. Apretaba el acelerador del coche, como si éste, tuviera que ir al compás de los latidos de mi corazón.

Cuando llegué a mi casa, me tendí sobre la cama; con la mente en blanco y con la mirada perdida.

  Hasta dos días después, no telefoneé a JJ, para contárselo. Enrique no paró de llamarme en esos días; cientos de SMS  diciendo cosas como que lo perdonara y que teníamos que hablar. Palabras vacías y dichas lejos del corazón. Pero aun así, más de una vez, de dos y de tres; estuve tentado a contestar y admitir sus disculpas....Disculpas que nunca escuché.

Después de aquello, mi vida empezó a ir cuesta abajo y sin frenos.  No hubiera salido de aquel pozo de tristeza, si no hubiera sido por JJ, que supo estar ahí; sin pedir nada a cambio y sólo ofreciéndome su amistad en la medida que la necesitaba.  Si antes de aquel momento, yo tenía a JJ por mi mejor amigo; después de cómo se portó, yo no supe dónde ponerlo; no hay una categoría que mida, lo que él es para mí. Por eso, todo lo que diga bueno de él, es poco; y siempre me quedare corto.

01 DE ABRIL 2012 (DOMINGO DE  RAMOS)

 

Por aquella época, llevaba una temporada que de vez en cuando iba por el ambiente de Sevilla. (Las saunas, Esvilia, Ítaca...)  y rara era la vez, que no coincidía con Enrique. Sólo verlo, evocaba en mi soledad tiempos mejores... Aunque no deseaba hablar con él, me comportaba como persona civilizada lo saludaba y le daba un poco de conversación... Hasta que la conversación se convirtió en una costumbre, a la que separaba una delgada línea de lo íntimo. 

Por eso, cuando en me encontré  con él, el Domingo de Ramos   y como  los dos estábamos solos. No me pareció extraño que dijera de acompañarme. Me fije en él; ¡estaba guapísimo! Llevaba un traje gris marengo,   una corbata azul turquesa   y una camisa blanca, iba el tío  la mar de elegante, y él lo sabía. A pesar de que los años habían hecho mella en él (como en todo el mundo) seguía siendo atractivo, un hombre de cincuenta y un años; pero atractivo al fin y al cabo. Quizás lo que denotará más su paso por la vida, fueran las bolsas alrededor de sus ojos; tributo pagado por  sus noches de exceso. A pesar de querer estar radiante todo el tiempo y convencer a todo el mundo de que seguía estando en la brecha, se le veía cansado. Aun así, me llevo corriendo a todos lados y vimos las procesiones, en aquellos lugares donde tienen que verse; porque si no, hasta el año que viene, no puedes.

Por si no conoces,  la Semana Santa sevillana, he de decirte que el Domingo de Ramos es como el pistoletazo de salida de la primavera, da igual que ésta haya  hecho su aparición o no. El  pueblo sevillano viste sus mejores galas y se lanza a las calles, las cuales son como una gigantesca pasarela de moda de las tendencias de la próxima temporada.

 El estar rodeados de aquella fastuosa multitud y disfrutando de la compañía de Enrique,  me hizo recordar viejos tiempos, ayudaba mucho a que bajara mis defensas, el perfume a azahar que envolvía la ciudad, la belleza de una primavera que empezaba a ser latente y sobre todo el olor a incienso. Ver las cofradías en la calle, con la persona que más había significado para mí, me estaba haciendo creer que tiempos pasados podían volver.

Cuando fuimos ver a recogerse a la hermandad de la Amargura, yo tenía la sensación de que el pasado había vuelto y hablaba con él, con la misma familiaridad que lo hiciera antaño.  Cuando llegamos a la iglesia, allí no cabía ni un alfiler; pero Enrique y yo, como buenos capillitas que somos,  buscamos nuestro hueco para ver entrar al Nuestro Padre Jesús del  Silencio.   Por eso, cuando la multitud delante de la iglesia, nos hizo acercarnos más el uno al otro ; y yo sentí como las manos de mi ex se  aferraban a mi cintura, fui consciente que acababa de empezar a cruzar un puente, cuyo retorno era complicado. 

Envueltos como estábamos entre el sonido de las cornetas y tambores, las vociferantes órdenes del capataz a los costaleros, la belleza del paso de misterio que deambulaba ante nosotros, me deje llevar y deje que su cuerpo, de forma sensual,  se pegara al mio. A pesar de tener mis cinco sentidos puesto en el espectáculo para el alma  que era la entrada de la cofradía en su Iglesia; al sentir la dureza de su entrepierna sobre mis posaderas, un agradable escalofrió recorrió mi espalda.  Mi mano busco tímidamente su mano y esta me respondió.

Dijimos adiós, hasta el siguiente año, al  paso de palio de la Amargura. Enrique y yo nos despedimos con un fuerte apretón de manos.

-¿Quieres que nos veamos mañana? - mientras me decía esto, una perfecta sonrisa iluminaba su rostro. ¿Quién podía decir que no?

02 DE ABRIL 2012 (LUNES SANTO)

 

¡Vaya panorama! Mira que  suele llover poco en esta tierra mía, pues hay unas fechas claves en las que no falla: Semana Santa y Feria.  Y en Feria, que quieres que te diga, me da igual; pues te  metes en la caseta y santas pascuas. Pero que llueva en Semana Santa, es una jodienda de cuidado. Por muchas causas, no sólo porque aquellos que llevamos un año esperando para  ver a nuestra Hermandad en la calle. Es un fastidio a todos los niveles; empezando por la gente de la hostelería y terminando por los eventuales que contratan para limpiar las calles.

El caso que este año, como casi todos, el Lunes Santo se presentaba pasado por agua. No había salido el Polígono y Santa Genoveva. La Redención y San Gonzalo habían interrumpido sus recorridos a las siete. Santa Marta y las Aguas habían  dicho que no salían.  Ante tal pronostico, Enrique y yo en espera de las otras tres Hermandades que todavía no habían determinado que  harían, decidimos ir a tomar algo. Como todo el mundo había hecho lo mismo, los bares de la zona estaban a tope. Por lo que Enrique, propuso ir a su casa a tomar la dichosa copa.

Ya en su piso, me dijo que me pusiera cómodo; que me quitara el traje y  me pusiera un chándal suyo, que me dio.  No había terminado de quitarme la camisa, cuando mi ex, se acercó a mí de forma insinuante y sin darme tiempo a reaccionar me dio un beso. Beso al que yo respondí sin reparo alguno. Mientras mi lengua se mezclaba con la suya, a mi mente la asaltaron mil sensaciones vividas: cuando lo conocí, la primera vez que me beso, la primera vez que nos acostamos, la primera vez que me penetró... pero todas esas sensaciones quedaron ensombrecidas por un sólo día: el día que descubrí que me engañaba, y que esto había sido lo habitual en nuestra relación.

Lo aparte de mí con un suave empujón, sin decir nada, me volví a poner la camisa. Mientras me terminaba de vestir tuve que aguantar un arrogante discurso-bronca por parte de Enrique, donde me volvió a demostrar lo mucho que él valía y lo poco que era yo. Frases, como  “¿tú no sabías a que venías acaso?, pues no me haces falta, más jóvenes y más guapos que tú lo tengo cada vez que quiero”; no se me podrán olvidar nunca.

Desde su casa, a donde tenía el coche había un buen trecho y a pesar de llevar paraguas, quede calado hasta los huesos. Ya no me importaba si El Museo o alguna otra cofradía salía. Yo quería irme a mi casa y meter la cabeza bajo las sabanas.

Una vez llegué a casa. La soledad de sus paredes se me cayó encima de forma lapidaria. Una tristeza insoportable me empezó a invadir.  Tenía ganas de llorar, pero el mar de lágrimas sólo inundaba dolorosamente mi pecho. Pensé en llamar a JJ y contarle lo sucedido, pero era tal la vergüenza que sentía por mi inconsciencia, que no tuve valor de hacerlo.

Marque otro número:

-¿Si dime?

-¿Tú dónde estás?

- Yo aquí en el bar de la avenida ¿Por?

- ¿Puedes venir a mi casa?

- Sí, hombre, eso está hecho. El tiempo de inventarme una excusa.

Algo para recordar.

No sé qué me hacía más daño: la soledad, la nostalgia o el ser tan ingenuo como soy. Allí estaba yo haciendo cábalas, y dispuesto a decir: The winner is... cuando el estridente sonido del timbre de la puerta  de entrada, me sacó  de mis meditaciones.

Algo bueno deberé haber hecho en esta vida, para tener tan buenos amigos.  Amigos a los que recurre, cuando no tienes más remedio y no  te fallan nunca.  Al abrir la puerta y encontrármelo allí, el corazón me dio un vuelco.  Traía los hombros de la cazadora de cuero empapados por la lluvia.  Un flequillo mojado, se pegaba a su frente;  pero ni por  el hecho de estar incomodo por  la manta de agua  que le había caído encima; dejo de regalarme una sonrisa al decirme hola. Y es que Ramón es así.

Lo hice pasar y le dí una toalla para que se secara. Al verlo, no pude evitar  la sensación, de que  todo me había salido mal en esta vida. Desde cuando lo  conozco: desde siempre. Desde cuando me siento atraído por él: desde que tuve constancia que me gustaban los hombres. ¿Por qué fui siempre tan cobarde y enmascaré mi vida y empecé a mantener una doble identidad, como si fuera un superhéroe al uso?.¿Por qué no le conté nunca a Ramón, cuales eran mis predilecciones sexuales? Se me ocurren un montón de respuestas; pero todas hecha desde el raciocinio, sin pasar por el corazón.

Quizás,la razón más importante, sea esta existencia  compartimentada que me he creado. No mezclando, a las personas de los distintos hábitos de mi vida. Mi doble vida. El caso que mientras Ramón, restregaba la toalla contra su empapado cabello, no pude reprimir el pensamiento de que hubiera pasado si, hubiera tenido el valor de confiarme a él. ¡Cuánto hubiera cambiado mi situación!

-Bueno... El señorito dirá... Porque alguna razón tendrás para que haya tenido que interrumpir mi homenaje a la Santa Cruzcampo. ¡Que estamos en Semana Santa, y hay que venerarla. !- al decir esto último hizo una serie de aspavientos con las manos.

 Lo mire fijamente, sus palabras, no mostraban ningún reproche; al contrario, te decían abiertamente: cuenta lo que quieras, que soy todo oídos; sin reservas. Por aquel entonces, todavía no había probado el sabor de sus labios. Pero no por ello, el deseo de darle un prolongado beso fue menor.

-Nada que quería verte...

- Mira, Marianito.- al hablar comenzó a mover la cabeza en un  gesto de incredulidad-  Si yo cada vez que quisiera estar contigo, te pegará una llamada desesperada y vamos a estar todo el día, de aquella manera que tanto nos gusta ¡Así, que déjate de rollos y cuéntame lo que te pasa!

 Mi problema era  ahora, cómo le contabas  a alguien, de golpe y porrazo, que lo habías llamado porque te habían  vuelto a destrozar el corazón, y a ese  alguien,  creías que le habías cerrado ya y  por completo,  la puerta de tu vida.  Y lo peor de todo era que, ese  alguien era tan ruin, que no sólo te puso los cuernos por sistema, sino que te hundió psicológicamente, hasta el punto de hacerte sentir culpable por lo sucedido.

Si a eso le sumamos, que la persona que tenía delante, para más inri mi  mejor amigo;  el cual, no tenía  ni la más remota  idea  de que esa persona existiera. La verdad que era harto complicado. Pero, como en todas las cosas que tienes que ponerte a  explicar en este mundo, y para que la gente te entienda; lo mejor, desde el principio.

Al tiempo que, con una desgarrada y apagada voz, fui desgajando mi historia con Enrique. La cara de mi amigo, no podía reflejar más perplejidad.  No sé si por lo tortuoso de la relación, o por descubrir cuanto de mi vida le había estado ocultando todos estos años. El caso, es que lejos de enfadarse y cuando de manera irremediable, rompí a llorar  como una magdalena, se puso a mi lado. Me abrazó refugiando mi cabeza en su pecho y besándome de manera fraternal la frente.

No sé qué tiempo pasé desahogándome sobre su pecho, el caso es que pasada la primera rabieta mis manos de manera distraída empezaron a acariciar su barriga. Y él, en un intento de  quitar importancia a lo sucedido, empezó a decir en plan de broma:

- Sí,sí, tú tócame mucho por ahí, que veras como vamos a acabar.

Lo miré, las lágrimas rebosaban de mis ojos; impregnado todo mi rostro. Un rostro compungido por el dolor. Dolor que llevaba cinco años reteniendo en mi corazón, intentando ser valiente y no ceder al sufrimiento. Sufrimiento que se vio amainado, cuando mire a Ramón con su magnífica sonrisa. Sonrisa que era medicina para todos mis males.

Me sequé los ojos.  Lo mire y como única reacción ante lo que él dijo, bajé mi mano hasta su paquete, diciéndole:

- ¿Y qué pasa...? ¿Hay algo malo si acabamos así?

- No, amigo... no... Yo estoy aquí para lo que te haga falta. Y si a ti te hace falta eso, yo no tengo ningún problema por dártelo- Sentenció Ramón medio en broma, medio en serio.

Era la segunda vez, que me contenía de darle un beso. Pero en cambio, le acaricie tiernamente la mejilla. Él me respondió rozando su barba contra mis dedos.

Al poco, volví a tocarle el paquete, su miembro ya no estaba flácido como segundos antes. Se encontraba duro, y si antes podía abarcarlo con la palma de mi mano; ahora toda la dimensión de ésta, era insuficiente, para acariciar aquella verga en su total magnitud. 

Saqué impacientemente, su pene al aire y no pude evitar observarlo, su ancha cabeza, su tronco recubierto de venas y su tamaño, hacían de aquel pollón, un candidato a una de las nuevas siete maravillas del mundo (yo le votaba, sin lugar a dudas).

Me agaché y sin mediar palabra, introduje su glande en mi boca; empecé a saborearlo muy despacio, pasando la lengua levemente por su orificio central. Los primeros jadeos de Ramón, fueron el atenuante, para que prosiguiera metiéndome aquel cipote en la boca. Poco a poco, aquella herramienta carnal, atravesó mi paladar; hasta chocar con mi garganta. A pesar de las arcadas, a pesar de las pequeñas lágrimas que resbalaban por mi cara (¡Cuál distinta la  motivación de éstas,  a las de minutos antes!) seguí lamiéndolo, como si en ello me fuera la existencia.

Levanté la mirada, buscando el rostro de mi amante-amigo, tenía los ojos cerrados y su cara se estremecía de gozo.  Satisfacción que iba en aumento, cuanto más fervor  le imprimía yo a la mamada. Verlo así, como un niño a merced de mis labios; me puso a mil y  tanto esmero puse en lo que estaba haciendo, que a los pocos minutos; mi boca hizo de su nabo un volcán, que erupcionó entre mis labios. Mi paladar se llenó de un mar blanquecino de esperma, que traspasó mi garganta; dejando un sabor agridulce a su paso.  Por segunda vez, me trague el semen de Ramón, pero esta vez, a diferencia de la primera vez en el escampado,  lo hice  intencionadamente. Quería su leche en mi boca, como si fuera el pago justo al semi antropófago  acto, que acaba de realizar.

Cuando se recuperó del placer recibido, me miro y vio que todavía estaba vestido completamente. Y extrañado, me preguntó:

- ¿Tú no te piensas correr?

- Sí, pero me pienso reservar para el segundo tiempo-dije guiñándole  pícaramente un ojo.

Dicen que la mancha de una mora, con otra mora se quita; todo el dolor, que me había infligido Enrique aquella noche con su prepotencia y su egoísmo, lo había sanado Ramón, con su sinceridad y su saber darse a los demás. Yo, aunque triste por lo sucedido con mi ex; me agarraba fuertemente al faro de esperanza que para mí, suponía Ramón.

- ¿Quieres más?- dijo en un gracioso tono chulesco- Pues vas a tener que pagar prenda...

- Lo que  ordene su majestad.- contesté riéndome.

- Pues te ordeno una cerveza y una tapita de ese queso que siempre tienes por ahí.

- ¡A sus órdenes. !-  le dije  llevándome la palma de la mano a la frente en clara imitación del saludo militar.

Él dice que yo tengo poderes ocultos, pues es sólo, es  acercarse a mí y su miembro se pone duro como una estaca. En su favor, tengo que decir, que los verdaderos poderes los tiene él; consiguió que una noche triste, del tipo que todos querríamos olvidar; se convirtiera para mí,  en algo para recordar.

Mientras bebíamos y comíamos la improvisada cena, que yo había preparado. Ramón me miró con esa cara que te pone, cuando te va a pedir permiso  para algo y tragándose  rápidamente lo que estaba masticando,  me dijo:

-Si no me quieres contestar, no lo hagas.- hizo una breve pausa, esperando mi reacción. Cuando vio que esta no escondía enfado ninguno, prosiguió-  No me entra en la cabeza, conociéndote como te conozco. ¿Cómo es que has aguantado a ese tío? ¡Tío, que cinco años son muchos días!

Cuando escuché sus  sinceras palabras, las cuales me llegaron hasta el fondo del corazón; baje el rostro, moví varias veces la cabeza en señal de negación y saliendo de mi ensimismamiento le dije:

-¿Qué quieres que te diga? Yo también me lo pregunto...- mi voz era entrecortada, pero en ella había más enfado hacia mi persona, que tristeza- Porque lo peor de todo, es que sabía que, el muy cabrón,  me estaba engañando. Y en vez de mandarlo al carajo... seguía aguantándolo. Había entrado en una espiral, de la que cada día me costaba más salir. Llegando hasta culparme a mí, por no saber darle lo que él quería.

-Pero, ¿Tú probaste a vestirte de primera comunión o de boy scout? Como le gustaban tan jovencitos, lo mismo de esa manera…. - el tono de mi amigo, era de lo más distendido y jocoso. Siempre en pos, de arrancarme una sonrisa. Algo que consiguió, sin esfuerzo alguno.

Mientras  recogíamos la mesa, nuestros cuerpos se entrecruzaron, mi rostro quedó pegado al suyo; impulsivamente intente besarlo. Él, de la manera más amable, escurrió el bulto como pudo y evitó que mis labios tocaran los suyos.  Aquello me cortó un poco, pero ya sabía lo que había: Amistad y Sexo, el Amor no entraba en el menú.  Quien me iba a decir a mí, que pocos meses después, Ramón me declararía su amor y  que aquella revelación,  me lo haría pasar tan mal ¡Las cosas de la vida!

Cuando pasamos a la habitación, yo estaba cantidad de excitado; él por la prominencia que se le  marcaba bajo los vaqueros, supongo que tres cuartos de lo mismo.

Lo mire fijamente a los ojos y le dije en un  chistoso tono.

- La prenda ya está pagada. Así que vete desnudando, porque te toca cumplir.

- ¿Desnudarme yo? ¡Prefiero que lo hagas tú!

Caminé hacia él, sonriendo insinuante; al verme avanzar, sus ojos empezaron a brillar de lujuria.

Mientras desabotonaba su camisa, acariciaba su pecho, metí la mano bajo ella y juguetee con sus rizados vellos. Él se estremeció al sentir mi contacto. Cuando le quite la camisa y dejo su tórax al descubierto, me alejé de él un poco, para  poder contemplar su torso desnudo en todo su esplendor.  Mis ojos disfrutaron de la visión que se ofrecía ante ellos: la verdad es que el pecho de Ramón es muy morboso y viril, está cubierto por un vello rizado y fino. Tiene unos abultados pectorales, productos de años de deporte; si hasta la pequeña tripa que tiene es atractiva... Aquel día, al mirarlo; me tuve que confesar que no es que sea el tío con mejor físico, de los  que me haya  acostado... Pero tiene algo,  que lo hace ser diferente  y único... ¡A mí me pone a mil por mil! Y eso, hay cuerpos perfectos que no lo consiguen, ni de lejos...

Me volví a acercar a él, relamiéndome los labios de forma lujuriosa. Sin darle tiempo a reaccionar, posé mis labios, sobre su peludo pecho y comencé un fogoso periplo sobre aquel bosque de vellos. Una vez  llegué  a uno de sus redondos y duros pezones, lo  lamí suavemente. Cuando comprobé que aquello le proporcionaba satisfacción, lo chupé como si de una pequeña polla se tratará. Mientras hacía esto, mi mano pellizcaba el otro pezón. Mi boca, entregada  por completo, a lamer aquella dura redondez, rezumaba un pequeño río de babas que resbalaba desde su pecho, hasta su abdomen.

Mi mano se cansó de acariciar su otra tetilla y bajo hasta su entrepierna; cuando mis dedos comprobaron la  magnífica dureza de su herramienta sexual, todo mi ser se estremeció. No me pude resistir ante el deseo de acariciar de nuevo, aquel mástil de carne y sangre. Sin dejar de succionar el tieso pezón, mis manos sacaron al aire, el vergajo de Ramón. Una vez  lo tuve entre mis dedos, éste pareció vibrar de felicidad.

Me agaché e introduje aquella caliente verga en el interior de mi húmeda boca. La mamada fue suave, quería degustar su sabor de nuevo; pero no quería alargarla demasiado. Así que cuando comprobé, que estaba lo suficientemente rígida, despegué raudo  mis labios, del  fogoso  trozo de carne.

-¿Por qué te paras?- dijo mi amigo, con una voz que asemejaba un gemido.

- Porque quiero que me folles- mi voz sonó  lapidaria, con una seguridad de la que normalmente carezco.

- Pero... la otra  vez te dolió un poco...- este es mi Ramón, anteponiendo el bienestar de los demás a sus deseos y es que cuando me penetró por primera vez, me hizo un poco de daño. Pero de eso, hacía ya dos meses y el cuerpo se había recuperado.

- Y acaso  importa un poco de dolor a cambio del mayor de los placeres- al decir esto me desprendía de la camisa y la echaba a un lado, en un gesto netamente teatral.

Me quede completamente desnudo, busque en un cajón el bote de lubricante y embadurne a conciencia con él mi ano. Mientras me lo dilataba con los dedos, miraba a mi acompañante; tenía todo lo que se le podía pedir a un buen amante: un buen físico, una virilidad que le rebozaba por todos los poros de su piel  y si a esas virtudes, se le sumaba, el buen aparato que Dios le había concedido... Follar con él, se me antojaba un pecado difícil de  no cometer.

Una vez me tendí de espaldas sobre la cama y levanté mis piernas hacia arriba, en señal de salvaje provocación, pude vislumbrar  en su mirada un deseo ferviente, que comenzó a dominar su cuerpo a cada paso que avanzaba hacia mí. Una vez se encontró junto a mí, magreó levemente mi ano e introdujo un dedo en el ;  comprobando con ello su dilatación.

-Mmmmm! Joder, Mariano! Este culo, esta para follarselo !- dijo con una voz dominada por la lujuria, mientras se ponía el preservativo- ¿De verdad, que no te importa que te haga un poco de daño?

- ¡No! ¡Y no insistas más con el tema!- dije rotundamente- Sentirte dentro, es lo único que me puede salvar el día.

- Pues, que por mí no quede- su tono de voz, rozaba lo rudo y lo sensual al mismo tiempo.

Se agachó, dejando su verga a la altura de mi trasero;  posé mis pies sobre sus hombros para facilitarle que se pudiera acoplar a mi cuerpo. Cuando empujó suavemente su miembro hacia el interior de mi esfínter, sentí dolor, pero el placer era aún más intenso.

Una pregunta ¿Te han penetrado alguna vez? Si es así, sabes a que me refiero cuando digo lo extraordinario que es sentir como de manera casi brutal, profanan tu cuerpo... Como poco a poco, ese falo invasor se hunde en tu interior, desgarrando tus entrañas; si te lo saben hacer, la comunión con el cuerpo de tu amante, puede ser una de las mejores experiencias... Pues, imagínate, que quien lo hace, lo hace con el mayor cariño del mundo; pues no solo es tu amante; es tu mejor amigo. En ese caso, te lo aseguro, la emoción vivida; no tiene parangón.

- ¿Cómo estás? ¿Estás bien?- aunque su voz era bronca, estaba empapada de una amable preocupación.

- Me duele un poco- musité levemente- pero sigue... no pares por favor...

 Poco después, cuando Ramón comprobó, que las paredes de mi esfínter estaban lo suficientemente dilatadas, comenzó a salir y entrar de mi cuerpo con una rapidez vertiginosa. Había pasado en unos minutos, de  tratarme delicadamente como si fuera algo frágil; a tratarme como a un objeto sexual al que satisfacer.... Cuando su vergajo tocaba mi interior, una oleada de placer me inundó. Era tal el gozo que irrumpía en mí, que en un acto de extremo relax; me abandoné ante las  excitantes sensaciones, y deje que  estas, se hicieran dueña de mis sentidos.

¿Cuánto placer puede dar un ser humano a otro? Desconozco si habrá un límite, pero si existe. Aquella noche, Ramón si no lo superó; alcanzó cotas muy altas.

De vez en cuando abría los ojos, para ver como su cuerpo se movía ante el mío; ver cómo, a pesar de la incómoda postura, sus caderas empujaban su cipote al interior de mi agujero, era un espectáculo digno de observar. La verdad es que Ramón, se vuelve un poco bestia a la hora de hacer el acto sexual. Es como si tuviera un lado animal, que saliera a relucir en ese momento. Cualquier delicadeza se borra de su rostro y todos sus movimientos se vuelven toscos, rozando lo obsceno. Aquello  no me disgustaba en absoluto, al contrario; lograba que me excitará más aún.

Como vi que no estaba bastante cómodo, le pedí cambiar de postura. Una vez me puse de rodillas sobre la cama, le invité a que siguiera follándome. Esta vez, no hubo preámbulos; y su enorme polla entró en mí, de un sólo golpe.   Una leve sensación de dolor, inundó mis sentidos; pero el placer, que me comenzaron a suministrar sus envites sobre mi cuerpo, la borró al momento. Sentir como aquel taladro de venas, músculos y sangre se introducía en mi cuerpo, prolongaba mi  éxtasis. La percepción de su polla rozando las paredes de mi esfínter, me llevaba a la frontera del placer supremo. Placer que traspasaba cuando sentía como sus huevos, chocaban contra mi perineo.

-Agggg... metemelaaa  hasta el fondooo

- Te gustaaas, ey cabrón.... después dirás que te ha dolido... pero más te gustaaaa

Prosiguió con la salvaje cabalgada durante un buen rato, mi cuerpo aunque rebosaba de placer no se derramaba, mi polla se pegaba a mi vientre, sobre el que soltaba un poco de precum, pero poco más.

Cuando Ramón presintió que se iba a correr me avisó, preguntando que donde prefería que se corriera; le pedí que lo hiciera sobre mi pecho... Me agaché ante él,  agitó un poco su tieso cipote ante mi cara, y de él salieron tres enormes trallazos de lefa, que fueron a parar indistintamente sobre  mi cara, mi pelo y mi pecho.

Ramón dio un pequeño traspiés hacia atrás; rápidamente, lo agarré por la cintura para que no se cayera.

- Joder, tío! ¡Qué gustazo! ¡Me he “mareao” un poco y todo!- dijo señalando lo obvio.

- ¡Anda siéntate!- le dije dando unos suaves manotazos sobre la cama- ¡No vaya a ser que te caigas, y lo que nos faltaba!

Se sentó junto a mí, y en un gesto cariñoso me acarició la cabeza, me miró a los ojos y me preguntó:

- ¿Estás mejor ya?

- Si gracias- dije sin levantar la mirada del suelo

- Por cierto- dijo asombrado- ¡Tú sigues sin correrte!

Lo mire con cara de circunstancia, como diciendo que no importaba, y antes de que pudiera decir nada, se levantó y gesticulando un poco con las manos y la cabeza. Empezó a decirme, con la gracia que lo caracteriza:

- Pues, algo habrá que hacer para que te corras. Porque tú eres capaz de pedirme un tercer tiempo y uno ya no tiene dieciocho años... Y lo último que quiero es que te quedes con un dolor de huevos. ¿Dónde pusiste el lubricante ese?

Apretó el bote y extendió el pegajoso líquido entre sus dedos, me pidió que me tendiera como al principio, de espaldas a la cama.

- ¡Mastúrbate!, será como si estuviera follándote- al decir esto, se arrodilló junto a mí y empezó a jugar con mi hoyito, al ver lo dilatado que estaba, exclama de manera espontanea -¡Quillo, pues sí que te he dejado abierto!

No pude evitar esgrimir una sonrisa, ante su espontanea ocurrencia. . La siguiente sensación que recibió mi cuerpo, fue una pequeña oleada de placer, al sentir; como uno de los dedos de Ramón, atravesaban mi esfínter.

Mis manos jugueteaban con mi polla, arriba y abajo; pero a un ritmo, que no buscaba un rápido placer, sino todo lo contrario.  Cuando sentí como el segundo dedo invadía mi esfínter, deje de pajearme, y me puse a magrearme las tetillas; con la clara intención, de prolongar el orgasmo.

Me incorporé un poco, para ver la cara de mi amante-amigo, su gesto era todo fervor y pasión; buscó mi mirada y en un alarde de complicidad, me guiñó un ojo. A continuación, sentí como introducía el tercer dedo, el cual entró sin ninguna dificultad. Abrí las piernas aún más, provocando en Ramón una mirada de lujuria. Éste, sin mediar palabra, levanto  la otra mano, mostrándome  cuatro erguidos dedos... Bañado por el deseo y la pasión, asentí con la cabeza... La sensación de placer que me atenazó los sentidos al sentirme taladrado, me impulsó a masturbarme frenéticamente y termine corriéndome poco después. Unos trallazos de leche sobre mi abdomen, y un pequeño grito de placer doloroso fueron señal inequívoca de ello.

Cuando Ramón saco sus dedos, no pude evitar sentir un poco de dolor.

-¡”Quillo”, te han “entrao” cuatro dedos- mientras decía esto se echó una mano a la cabeza, indicando con ello, su absoluta perplejidad.

Yo, tendido en la cama, recuperándome de la bestial corrida, ni me tomé  el trabajo de decirle que yo tampoco me lo creía.

Después de una buena ducha, Ramón se quedó charlando un rato conmigo; no sólo los polvos, son agradables con él. Los buenos ratos después de follar, también lo son. Aunque yo evitaba tocar el tema de  mi estado anímico; él que me conoce como nadie, sabía buscarme las vueltas,  para que yo le contara como estaba.

Aquella noche, marcó un antes y un después en mi relación con Ramón, pues aunque nunca lo había dicho, ni reconocido: me estaba empezado a colgar locamente de él. Tanto, que todo el daño sentimental que me había llegado a infligir Enrique, no era nada comparado con todo el bien, que me hacia la compañía de Ramón.

Dicen que a la tercera va a la vencida. Aquella vez fue la tercera que tuve sexo con Ramón, y marcó un antes y un después en mi relación con él  y en mi vida.

Desde que terminé con Enrique, me cerré al amor; y siempre que había visto posibilidades de volver a colgarme de alguien, opté por no seguir viendo a esa persona. Pero con Ramón era distinto, con él no podía mantener separado sentimientos y sexo; era mi amigo de toda la vida y el mejor amante, que había tenido nunca.

Después de aquel día, mi rutina cambio. No me apetecía ir a los sitios de ambiente; un polvo impersonal y rápido, no me ponía nada; además, estaba el problema de encontrarme con Enrique, con el que últimamente siempre coincidía y no me apetecía ni una pizca. Aquel majestuoso polvo, dio paso a unos meses de celibato autoimpuesto.  El cual sólo rompí una vez, con un comercial catalán, con el que había follado en varias ocasiones; y que me llamó a primeros de junio, por si quería verlo. Necesitado  como estaba de cariño, y como el sexo con él, me permitía nadar y guardar la ropa, accedí a quedar con él. La verdad es que los polvos con este tío, merecen la pena. (A lo mejor, algún día te lo cuento).

El caso, que a excepción de aquella vez. Aquel periodo para mí, fue  bastante oscuro, tanto en el plano sexual, como en el personal.  Fueron unos meses de mirar la vida pasar. Porque aunque yo sabía a ciencia cierta que a  Ramón, siempre lo tenía ahí;  no quise recurrir a él. La  compleja espiral amor-amistad, en la que estaba entrado con él, me daba miedo; mucho miedo.

Tampoco recurrí a JJ, el cual nunca me dijo nada; pero sabía  a ciencia cierta, que algo me pasaba. Me concedió el tiempo y el espacio que silenciosamente le estaba pidiendo, dejándome siempre su puerta abierta, para lo que hiciera falta.

 El caso es que  el día del partido España- Francia, no sé qué diablos se me pasó por la cabeza. Que a su petición de vernos, no puse ninguna de las escusas que ponía últimamente y accedí a quedar con él.

¿Qué cómo me aguanté en esos meses con lo caliente que soy? Uno tiene una buena mano, y para otras necesidades me compre a Lenny, mi consolador de látex negro. Puede sonar patético... pero en el fondo, ¿no lo somos todos un poco?

 Aunque  creo que lo peor y más triste de todo, fue que jamas me atreví o me vi en la necesidad de usar aquel juguete de placer... Bueno... Hasta el día del España-Francia.. Pero mi forma de celebrar las victorias, creo ya la conoces ¿no?

20 de Agosto del 2012

 

A veces reflexionar sobre lo que nos pasa, nos viene de puta madre. Minutos antes, yo estaba triste como un velorio; y ha sido acordarme de Ramón, mi Ramón, y me ha cambiado el ceño. En la parte delantera del vehículo, JJ todavía está pensativo. Se siente culpable por haber nombrado a Enrique; a pesar de la animada conversación que mantiene con su novio, soy consciente de que el chaval está apenado por mi reacción. Así que buscando quitarle importancia a lo sucedido, hago lo que tenía que haber hecho de primera hora, cuando hizo referencia a mi ex.

- Una pregunta Juan José...-digo interrumpiendo su frívola, pero amena  charla.

- Si, dime – su voz es entrecortada, como esperando una de mis reacciones fuera de tono.

- ¿Cómo le sentó a Enrique, con la de aires que se da, que le dijeran finamente viejo verde?

Los ojos de JJ se iluminan  de sorpresa, comprendiendo que si me había molestado su comentario, le había echado cojones y me había dejado de gilipolleces y tonterías y había decidido coger el toro por los cuernos.

 Los siguientes quince minutos, lo pasamos riéndonos de Enrique,  de sus novios chupópteros y de lo viejo y feo que se estaba poniendo. Sacamos todo nuestro veneno fuera y nos dedicamos ese deporte que tan bien se nos da a los seres humanos: destripar al prójimo.

Hace un sol resplandeciente, el mar ya se atisba en el horizonte, en la radio suena el “A brand new day”  de  No doubt

 

♫♫ It's a brand new day and the sky is clear

So let's come together, everybody cheer

Come out people from everywhere

Let's see your faces, the day we'll share

Come on and celebrate a Brand New Day

Everyday! ♫♫

 

Me espera una semana de playa, en un paraíso sexual, con dos de mis mejores amigos ¿Se puede pedir algo más? Si, que Ramón estuviera aquí  conmigo.  Pero eso es lo bueno de la felicidad, que nunca es completa....

 

Este recopilatorio incluye:

“Celebrando la derrota” (publicado originalmente el 01/02/2013), “A propósito de Enrique” (21/02/2013) y “Algo para recordar” (01/03/2013).

La primera parte de este recopilatorio se publicó a finales de Julio, aquí te dejo el link por si quieres leerlo.

Nos vemos en Septiembre.

Mas de machirulo

El Blues del autobús

Mr Oso encula a la travestí gótica

Hombres calientes en unos baños públicos (2 de 2)

Hombres calientes en unos baños públicos (1 de 2)

Desvirgado por sus primos gemelos

Un camión cargado de nabos

Cruising entre camiones

Mi primera doble penetración

Un ojete la mar de sensible

Un nuevo sumiso para los empotradores

Once machos con los huevos cargados de leche

Un buen atracón de pollas

Por mirar donde no debía, terminó comiendo rabo

Aquí el activo soy yo

Estrenando un culito muy delicioso

El mirón de las duchas

Una doble penetración inesperada

Amarrado, cegado y follado hasta la extenuación

Polvo rápido en el baño

La duquesa del coño insaciable (4 de 4)

La duquesa del coño insaciable (3 de 4)

La duquesa del coño insaciable (2 de 4)

La duquesa del coño insaciable (1 de 4)

¡Pero qué buenos están estos dos hermanos!

Una doble penetración inesperada

El mecánico siempre descarga sus cojones dos veces

Son cosas que pasan

Sexo grupal en el vestuario

La fiesta de las Coca-colas

Un casquete después de la siesta

Pepe se lo monta con sus primos gemelos

Serrvirr de ejemplo

Comer y follar todo es empezar

Con mi ojete preparado para un rabo XL

Al chofer del bus, le sale la leche por las orejas

Mamándole el ciruelo a mi mejor amigo

De cruising en la playa de Rota

Cinco salchichas alemanas para mi culo estrechito

Un mecánico con los huevos cargados de leche

El descomunal rabo del tío Eufrasio

Follado por su tío

Meter toda la carne en el asador

Míos, tuyos, nuestros… ¡De nadie!

Encuentros furtivos en el internado

Antonio y la extraña pareja

Fácil

Bolos, naranjas y bolas.

Vivir sin memoria

El libro de la vida sexual

Reencuentro con mi ex

Punta Candor siempre llama dos veces

Hombres Nextdoor

Mundo de monstruos

Dejándose llevar

Guía de lectura año 2017

Dejar las cosas importantes para más adelante

Una proposición más que indecente

¡No hay huevos!

Ignacito y sus dos velas de cumpleaños

El chivo

La mujer del carnicero

Iván y la extraña pareja

El regreso de Iván

Guerra Civil

Las tres Másqueperras

Toda una vida

Objetos de segunda mano

Follando con el mecánico y el policía (R) 2/2

Follando con el mecánico y el policía (R) 1/2

Ni San Judas Tadeo

La invasión Zombi

Seis grados de separación

¡Arre, arre, caballito!

La más zorra de todas las zorras

Un baño de sinceridad

Barrigas llenas, barrigas vacías

No estaba muerto, estaba de parranda

Dr. Esmeralda y Mrs. Mónica

Yo para ser feliz quiero un camión

Tiritas pa este corazón partio

Corrupto a la fuga

Un polaco, un vasco, un valenciano y un extremeño

El de la mochila rosa

La jodida trena

Tres palabras

Hagamos algo superficial y vulgar

Pensando con la punta de la polla

Quizás en cada pueblo se practique de una forma

Gente que explota

Guía de lectura año 2016

En unos días tan señalados

Desátame (o apriétame más fuerte)

De cruising en los Caños

Putita

Sé cómo desatascar bajantes estrechos

Este mundo loco

Como conocí a mi novio

No debo hablar

El secreto de Rafita

¿De quién es esta polla cascabelera?

Me gusta

Me llamo Ramón y follo un montón

Doce horas con Elena

El pollón de Ramón

Dos cerditos y muchos lobos feroces

El ciprés del Rojo

Follando por primera vez (R) 2/3

Follando por primera vez (R) 3/3

Follando por primera vez (R) 1/3

Estrenando un culito muy delicioso

El mirón de las duchas

Orgia en el WC de los grandes almacenes

Once pollas para JJ

Prefiero que pienses que soy una puta

Homofobia

Adivina quien se ha vuelto a quedar sin ADSL

¡Terrible, Terrible!

Bukkake en la zona de descanso

Mi primera vez con Ramón

Tu familia que te quiere

Si no pueden quererte

Mía

Infidelidad

Dos adolescentes muy calientes

Ocho camioneros vascos

Parasitos sociales

El pollón del tío Eufrasio

Violado por su tío

Talento

Somos lo que somos

Sexo en Galicia: Dos en la carretera

Tres pollas y un solo coño

De amor se puede vivir

Duelo de mamadas

¡Se nos da de puta madre!

Dos hermanos

¿Dónde está la oveja de mi hermano?

¿Por qué lloras, Pepito?

El MUNDO se EQUIVOCA

Todo lo que quiero para Navidad

Como Cristiano Ronaldo

Identidad

Fuera de carta

Los gatos no ladran

Su gran noche

Instinto básico

TE comería EL corazón

La fuerza del destino

La voz dormida.

Como la comida rápida.

Las amistades peligrosas.

El profesor de gimnasia.

Follando: Hoy, ayer y siempre (R) 1/2

El ser humano es raro.

La ética de la dominación.

¡Ven, Debora-me otra vez!

La procesión va por dentro.

Porkys

Autopista al infierno.

El repasito.

José Luis, Iván, Ramón y otra gente del montón.

El sexto sentido.

Cuando el tiempo quema.

Mi mamá no me mima.

La fiesta de Blas.

¿Por qué lo llaman sexo cuando quieren decir amor?

Sin miedo a nada.

¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?

¡Qué buena suerte!

El rumor de las piedras.

Dios odia a los cobardes.

Tres palabras.

Guía de lectura segundo semestre 2.014.

Como un lobo.

Solo Dios perdona.

El padrino.

Perdiendo mi religión.

Adiós Francisquito, adiós.

Pequeños descuidos.

La sombra de una duda.

Mis problemas con JJ.

Unos condones en la guantera.

La voz dormida.

Follando con mi amigo casado.

Si pudieras leer mi mente.

Bésame, como si el mundo se acabara después.

Si yo tuviera una escoba.

Guía de lectura primer semestre dos mil catorce.

¡Cuidado con Paloma!

La lista de Schindler.

Nos sobran los motivos.

La masticación del tito Paco.

Viviendo deprisa.

El blues del autobús.

¿Y cómo es él?

¡Voy a por ti!

Celebrando la victoria.

Lo estás haciendo muy bien.

Vivir al Este del Edén.

Hay una cosa que te quiero decir.

Entre dos tierras.

Felicitación Navideña.

37 grados.

El más dulce de los tabúes.

Desvirgado por sus primos gemelos

Las pajas en el pajar

Para hacer bien el amor hay que venir al Sur.

Tiritas pa este corazón partio

Valió la pena

1,4,3,2.

Sexo en Galicia: Comer, beber, follar....

¡Se nos va!

En los vestuarios.

Lo imposible

Celebrando la victoria

La procesión va por dentro.

El guardaespaldas

El buen gourmet

Mariano en el país de las maravillas.

Tu entrenador quiere romperte el culo(E)

Retozando Entre Machos.

Culos hambrientos para pollas duras

La excursión campestre

¡No es lo que parece!

Mi primera vez (E)

Vida de este chico.

Follando con mi amigo casado y el del ADSL? (R)

Follando con 2 buenos machos: Iván y Ramón

Trío en la sauna.

Nunca fuimos ángeles

Desvirgado por sus primos gemelos (E)

Como la comida rápida

La misión

Follando con mi amigo casado

La churra del Genaro

Uno de los nuestros

Sexo en Galicia: Tarde de sauna (R)

2 pollas para mi culo

El cazador.

Los albañiles.

Jugando a los médicos.

Algo para recordar

Mis dos primeras veces con Ramón (E)

A propósito de Enrique.

Guia de lectura y alguna que otra cosita más.

Culos hambrientos para pollas duras

Celebrando la derrota

En los vestuarios (E)

Sexo, viagra y unos pantalones anchos (Epilogo)

No quiero extrañar nada.

Punta Candor siempre llama dos veces.

4,3,2,1....

2 pollas para mi culo

Adivina quién, se ha vuelto a quedar sin ADSL

Follando con 2 buenos machos: Iván y Ramón (R)

El MUNDO se EQUIVOCA

Historias de un follador enamoradizo.

Living la vida loca

Sexo en galicia con dos heteros (R)

¿Por qué lo llaman sexo cuando quieren decir amor?

Comer, beber... charlar.

Los albañiles.

¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?

Regreso al pasado

Follando con mi amigo casado (R)

“.... y unos osos montañeses)”

El padrino

... Bubú.....

El blues del autobús (Versión 2.0)

El parque de Yellowstone (Yogui,....)

After siesta

Sexo, viagra y ... (2ª parte) y última

Before siesta

Sexo, viagra y unos pantalones anchos (1ª parte)

El bosque de Sherwood

El buen gourmet

Como la comida rápida

Pequeños descuidos

¨La lista de Schindler¨

El blues del autobús

Celebrando el partido