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La misión

en Gays

Historias de un follador enamoradizo

 

Episodio XXII: La misión

 

 

 

( Este relato es continuación de “ Uno de los nuestros”)

 

La historia hasta ahora: JJ, Guillermo y Mariano, pasan la primera noche de sus vacaciones, en los Caños de Meca( Cádiz). Tras una opipara cena, en la que Mariano se ha puesto “como a nadie le importa” de comer. Los tres amigos se van a un pub de la zona a tomar unas copas. Mientras disfrutan de las bebidas, Guillermo, a petición de Mariano, cuenta sus andanzas sexuales en un fin de semana en Torremolinos.

 

 

 

-¿ Y ya está?- dice un poco decepcionado JJ- Yo me esperaba más

 

-Y hubo más. Eso fue sólo el preámbulo del fin de semana- fanfarronea Guillermo- Pasaron cosas, de las que no se te olvidan en la vida.... Tanto por que todo era nuevo para mi , como por lo insólito de la situación...¡ Yo estaba alucinando en colores !

 

 

El novio de mi amigo empieza a relatar lo acontecido en aquellos dos días. Al contarnos sus peripecias, disfruta de cada una de sus palabras. Cargando éstas de un pecaminoso morbo. Cuando termina su narración, tanto JJ, como yo, estamos que no salimos de nuestro asombro.

 

-¡Jo, tío!- dice su novio desconcertado- ¿ Y esa fue tu primera vez? ¡Pues que “callaito” te lo tenías, guapo!

 

-Si, la verdad es que fue un poco fuerte.- al hablar Guillermo baja la vista como avergonzado- Pero se terció así y que quieres que te diga...

 

-No, si me parece estupendo- la sonrisa que JJ le dirige a su novio, está repleta de una ternura desmedida.- Pero, reconoce mi vida; que normal, lo que se dice normal no es....

 

-Mira quien fue a hablar de normalidad - intervengo yo, cargando mis palabras de sarcasmo- El muchachito que la primera vez que lo hizo, fue con sus dos primos gemelos.

 

-Si, por lo que se ve, ni mi novio ni yo, hemos tenido una primera relación típica-tópica- al decir esto JJ, sonríe y dirige una tierna mirada a Guillermo.

 

-Y amen a ello, porque que te tienda en una cama o donde sea y se desahoguen en tu esfinter, es (por lo que dicen por ahí), de lo más habitual...- digo yo, en plan “Libro Gordo de Petete”

 

-Si, de las veces que hablas con la gente de estas cosas, es lo que te cuentan...- sentencia Guillermo, bastante serio por cierto.

 

-¡Oye, oye!- al hablar JJ, sube ligeramente el tono de voz- ¿Qué coño ha pasado que nos hemos puesto los tres con cara de velorio? ¡Qué mi novio estaba contando su primera experiencia para que mi amigo aquí presente lo escribiera... Porque lo vas a escribir ¿no? - al decir esto último me mira fijamente, como esperando una rápida respuesta.

 

-Si, por supuestisimo....- contesto adornando mis palabras con una sincera sonrisa.

 

-Pero cambiaras cosas...¿no?- las palabras de Guillermo son pronunciadas pausadamente y en ellas se dejan ver su clara preocupación.

 

-Si, hombre siempre lo hago. No te preocupes. Para mi lo más importante es el anonimato.

 

-Ni tú mismo, vas a reconocer la historia...- me interrumpe JJ- Es lo que yo digo: todo es verdad, todo es mentira...

 

-Si te quedas más tranquilo, antes de colgarlo, te lo paso...

 

-¿Y por qué no lo haces ahora en vivo y en directo.?-La proposición de JJ, hace que tanto su novio como yo, nos miremos extrañados...-¿O no te crees capaz?

 

JJ me conoce como la madre que me pario, y como todo buen manipulador, sabe decir las palabras exactas para que los demás hagamos lo que a él, le interesa, en el momento que a él, le conviene. . En mi, la expresión “ a que no te atreves”; son las palabras claves para ello, son como un resorte, que me empuja a hacer siempre lo mismo: aceptar el reto. Porque uno podrá tener miles de defectos, pero cobarde...¡nunca!

 

-Si, hombre Pero, pediros otra copa que esto va para largo.-digo yo de manera condescendiente- Esto paso hace unos catorce años¿no?- al pronunciar esto último me dirige a Guillermo.

 

-Si más o menos. Estaba a punto de cumplir los diecinueve.

 

-Pues, relajence los “señores” y disfruten- digo creyéndome el puto amo- la historia quedaría, más o menos así:

 

HACE CATORCE AÑOS

 

Mientras el agua caliente resbalaba por su cuerpo,quitando los resquicios de jabón. Guillermo no podía dejar de pensar en lo ocurrido aquella tarde: Había participado en su primera orgía. ¡ Y le había encantado! Y llegó a la conclusión, de que si compartir tu cuerpo con un hombre es placentero, cuando son tres los que disfrutan de ti y te hacen gozar... La cosa no tiene parangón.

 

Una vez salio de la ducha, se encontró a Arturo, mirando en el espejo como le quedaba una camiseta roja ajustada. Por el gesto de su cara, parecía que no le agradaba demasiado. Guillermo lanzó una pequeña visual a su compañero de cuarto y comprobó, que a pesar de la mueca de desagrado, la prenda le sentaba estupendamente. Y es que el muchachito, tenía un cuerpo de los que quitan el hipo. Unas espaldas anchas, unos pectorales duros, unos enormes hombros; de los cuales colgaban unos robustos brazos. Aunque lo mejor, eran sus piernacas y su trasero. Su redondo y duro trasero

 

-¿Qué tal me ves?

 

-¡Estupendo! A los morenos, os sienta de maravilla el rojo.- las palabras de Guillermo, desprendían una natural sinceridad.

 

El guapo joven, volvió a mirarse en el espejo. Hizo unas cuantas posturitas, con las que remarcó sus trabajados brazos y no satisfecho aún del todo, le preguntó a su amigo:

 

-¿Qué te vas a poner tú?

 

- Mi camisa azul, la de rayas.

 

-Vaaale, me voy ya para abajo, con esta gente- al decir esto, comprobó, con un mohín de satisfacción en su cara, que el vaquero le hacía buen culo

 

Tras echarse una buena cantidad de perfume y arreglarse un poco el pelo, Arturo se marchó diciendo en un tono imperioso:

 

-¡No tardes! Que estos dos, seguro que están ya esperándonos.

 

En el momento que se quedó solo, Guillermo se deshizo de la toalla. Frente a él, el gran espejo, mostraba su agradable desnudez. Su cuerpo, aunque de menores dimensiones que las de su amigo ( Arturo rondaba el metro ochenta y el pasaba en poco el metro sesenta) ; tampoco tenía desperdicio. Lo que perdía en altura, lo ganaba en vigor. Sin perder tiempo, busco en la maleta unos boxers azules. Una vez los tuvo puesto, se regodeó un poco ante el espejo; y es que sin lugar a dudas, con el buen paquete y el buen culo que le hacían, cualquiera que se los viera puesto, sólo pensaría una cosa: en quitarselos.

 

Ni dos minutos después, el muchacho tenía puesto los vaqueros, ajustados aunque no tan ceñidos como los de Arturo y su camisa azul de rayas, la cual le daba un aspecto bastante varonil. Bueno Guillermo, hasta vestido de Drag Queen, seguiría teniendo aspecto de machote. Pues a pesar de su juventud, ya su rostro emanaba dureza y virilidad de una forma desmesurada.

 

 

Desabrochó dos botones de la camisa, lo suficiente para dejar ver la pelambrera castaña de su pecho. Untó un poco de fijador en su corto cabello, se dio la última visual y se gustó. Es lo que tiene el ser atractivo de natural. Con poco que te hagas, gustas y te gustas.

 

Cuando bajó las escaleras, se encontró con Arturo y Javier, su entrenador; ambos sentados en el majestuoso sofá de piel del extenso salón. Al verlos conversar, a la mente de Guillermo saltaron imágenes de lo acaecido durante la tarde en la piscina. Fue sólo pensarlo, y la polla del joven empezó a moverse como si tuviera vida propia, dentro de su slip. Y es que si Arturo tenía un polvo, el entrenador tenía cientos. El tío a pesar de sus cuarenta y tantos años, se mantenía en una estupenda forma física; un poco de barriguita quizás, pero por lo demás estaba estupendo. A pesar de ser bastante alto(pasaba el metro ochenta de largo) poseía unos pectorales y espaldas como Dios manda, unos buenos trapecios, unos fornidos brazos ; los cuales iban en consonancia con sus musculadas piernas. Para Guillermo, acostumbrado a verlo siempre en chándal y ropa deportiva; vestido de calle, se le antojaba el hombre más atractivo del universo.

 

-Por fin bajas- le recriminó Arturo, en un tono bastante grosero.

 

 

-¡Quillo, tienes un morro que te lo pisas!- Le contestó Guillermo moviendo la cabeza y sin dar crédito a lo que escuchaba- Si he tardado ha sido por ti. ¡Qué tardas más en arreglarte que una tía!

 

-Pues yo de vosotros, no me pelearía mucho, porque si hay alguien que tarde en arreglarse, es el amigo Sebas- dijo Javier, sosegadamente- Así que cálmense y ármense de paciencia. Porque el señorito tarda lo suyo.

 

Y “lo suyo” no fue menos de un cuarto de hora. Durante el cual los tres hombres pasaron el tiempo charlando de banalidades. Mientras conversaban, Guillermo no pudo evitar pensar lo curioso de la situación; era la única vez,(desde que “celebró la derrota” con Arturo y Javier) que estaba a solas con ellos dos y por un espacio de tiempo tan largo,sin acabar con los pantalones bajados... Y todo hay que decirlo, que por falta de ganas no era; pero mantuvo a raya sus deseos,pues estaba claro, que tenían todo un fin de semana por delante; dos días en los que podría dar rienda suelta a todos sus deseos, incluso a los más libidinosos.

 

En el momento que apareció su anfitrión, este se veía muy distinto a cuando los recibió por la mañana. Su aspecto era el de un maduro elegante; vestía con una finura y estilo que tanto a Guillermo como a Arturo les sorprendió. El tío se veía que tenia pasta por un tubo, pero sobre todo clase. No cualquiera puede llevar una camisa negra de lino, con unos pantalones blancos de algodón de la manera que el los lucia.

 

Vestido de aquella manera, Sebastian perdía todo su vigor muscular; no aparentaba para nada, tener un cuerpo fibroso y musculado . En cambio, todo lo que perdía de robustez, lo ganaba en poderío. Pues, con su rizado pelo engominado,estaba guapo y atractivo a rabiar Se podía decir, que ni le sobraba, ni le faltaba nada.

 

Y si la elegancia y clase del acaudalado hombre, impresionó a los dos jóvenes, cuando sacó el coche del garaje, se quedaron sin palabras.... No había duda alguna ya, el tío estaba forrado; pues si no, no se explicaba el carro que conducía: Un Maserati descapotable rojo.

 

Arturo y Javier, se montaron en la parte trasera y Guillermo a petición de Sebas, se montó delante. El joven sevillano estaba alucinando en colores; se sentía como en una pelicula de Hollywood, y lo mejor que uno de los protagonistas era él. Inconscientemente a su mente se le vino, la conocida escena de Pretty Woman en la que Richard Gere recoge a Julia Roberts.... Y no pudo evitar pensar: “ Con este pedazo de cacharro, no me importa que me lleven a comer caracoles...”

 

Una vez dejaron el vehículo a buen recaudo en un garaje; Sebas propuso a Javier, ir a cenar a un sitio conocido por ambos; éste le dio su beneplácito y sin consultar a los dos chavales; se encaminaron hacia el local.

 

-Hay que ver lo muerto que está la zona del Pueblo Blanco- dijo Javier con una nota de tristeza en la voz- Cualquiera diría que este barrio, hasta hace poco, era un referente en el ambiente gay de España.

 

-De los buenos restaurantes sólo quedan un par de ellos. Lo que ahora abunda, son los garitos de comida basura- al decir esto último lanzó una visual a los dos muchachos, como queriendo constatar con ello, que su generación era la culpable de esta debacle en el buen gusto por la gastronomía.

 

El restaurante al que iban, no estaba en el Pueblo Blanco, si no en una calle paralela. Era un sitio coqueto, con cierto aire de lugar familiar, pero a la vez con mucho diseño. Guillermo, era la primera vez que cenaba en un sitio tan pijo. Y así se lo manifestó tímidamente a Javier, cuando el camarero le trajo la carta.

 

-¿Qué se pide en estos sitios?

 

Javier le señaló amablemente una serie de platos, argumentando que él los habia probado y que estaban exquisitos. Pero el hecho de que le hubieran indicado, lo que debía de pedir, no impidió que cuando se lo tuviera que trasladar al camarero se trabara un poco, con los nombres. Le sonaban raros; demasiado finolis y recargados, para su gusto.

 

A pesar, de lo agobiado que estaba por tener que guardar la compostura e intentar estar a la altura; Guillermo intentó disfrutar del momento. Y eso que cuando le trajeron el inmenso plato, con la pequeña porción de comida en el centro. Estuvo tentado de decirle al camarero, que cuando quisiera le podía servir la cena; pues la degustación le habia parecido excelente. Y es lo que tienen, los restaurantes de diseño: pagas mucho y comes poco.

 

Durante el transcurso de la cena, Arturo soltó, con total espontaneidad, un improperio a Javier.

 

-Si pensabais traernos a un restaurante de maricones, podíais haberlo consultado antes con nosotros.

 

Los ojos de Javier se clavaron en el muchacho, estaban cargados de cólera contenida. Arturo no pudiendo resistir la airada mirada de su entrenador, bajo la cabeza y siguió comiendo, sin decir esta boca es mía.

 

Un silencio profundo se hizo entre los cuatro comensales; Sebas buscó la mirada de su amigo, intentando que éste le explicara la situación, pues las palabras del chico lo habían dejado un poco descolgado. Al no obtener respuesta, hizo un claro gesto de desaprobación.

 

También Guillermo, por su parte, se encontraba un poco extraño en el restaurante; pues nunca antes habia frecuentado un local de aquellas características. Pero tampoco anteriormente había hecho ninguna de las cosas que estaba haciendo ese fin de semana. Y si abrir la puerta del sexo, le había dado la sensación de ser más adulto; el cenar en aquel restaurante; también. Y ya puestos, si quería aprender a ir de cara con su homosexualidad; dejar los tapujos y medias verdades fuera, consideraba que ir a un local gay, formaba parte del aprendizaje. Sí, se encontraba raro entre aquellas cuatro paredes, más no le importaba...

 

Sebas intentó romper el tenso silencio, contando una serie de anécdotas, pero al único que parecían interesarle era a Guillermo. Ya que tanto Arturo, como Javier mantenían un silencioso duelo... Y es que, aunque al maduro entrenador, le costara muchísimo admitirlo: él y Arturo, eran algo muy parecido a una pareja. Y por todos es sabido, que las peleas de novios, son de las más sufridas...

 

Media hora después, Sebas pidió la cuenta y al poco se marcharon del local. Una vez en la puerta, la conversación largamente contenida entre Javier y su amante estalló sin remedio.

 

-¿A que ha venido ese comentario? ¿Acaso, no sabías a lo que veníamos este fin de semana. ?- las palabras del entrenador estaban cargadas de bastante acritud.

 

-Si, pero antes de meternos en un sitio con tanto maricón suelto... Se avisa ¿ vale ?- contesto Arturo a la defensiva.

 

-Pues esta tarde, a la hora del mamoneo y el folleteo, no se te aviso de que hubiera “tanto maricón suelto “ y no pusiste ninguna pega- recalcó Javier bastante enfadado.

 

-Eso es diferente...

 

-A mi, lo que me parece es que tú eres un niñato y no vas a madurar en la vida – al decir esto, Javier aligero el paso, dejando a Arturo tras de si, con la palabra en la boca.

 

El joven, un poco avergonzado, buscó la mirada de Sebas en espera de algo de comprensión. La frialdad con que éste se la devolvió, le dejo claro que la única salida que le quedaba era disculparse con su medio novio. Así, que sin decir nada; se fue tras sus pasos, con la clara intención de intentar hacer las paces con él.

 

-¿De que van estos dos?- preguntó Sebas en un tono bastante altivo.

 

-Arturo, no es mala gente. Pero es muy quisquilloso.

 

-Eso no contesta a mi pregunta- esta vez la arrogancia en las palabras del atractivo maduro,era aún más evidente-

¿De qué van estos dos?

 

-¿ Por qué no se lo preguntas a Javier? - contestó calmadamente Guillermo- Por la amistad que os tenéis, creo que te lo podrá aclarar mejor que yo ¿ no?

 

Sebas observó fijamente al joven jugador, movió levemente la cabeza y haciendo un pequeño mohín con los labios dijo:

 

-Me gusta tu postura , chaval... Se ve, que no eres tan niñato; como el otro...

 

A Guillermo, la actitud de Sebas, aunque no le molestaba del todo. Tampoco le agradaba mucho. Y es que los aires que se daba el malagueño, olían un poquito a ese tufillo de prepotencia, tan característico en la gente de cierta clase social. Y si en principio, el tío le pareció genial y tal, a la vez que avanzaba la noche; el carácter del pijo malagueño le hacia perder puntos, ante el joven sevillano.

 

Poco después llegaron a unos bloques de pisos, paralelos a ellos había unos pasadizos, llenos de mesas y gente tomando copas. Los primeros en adentrarse en ellos, fueron Javier y Arturo; quienes parecían, ya habían arreglado las cosas entre ellos.

 

Cuando se internaron en el gentío, Guillermo se sintió sumamente observado. Por un momento creyó, que todas las miradas de la gente sentada en la improvisada terraza, se clavaban en él. Al principio, se notó incomodo; pero cuando vio como el deseo se pintaba en algunas miradas; se sintió alagado. Las mujeres nunca le hacían tanto caso; unas por que lo consideraban bajito; otras, porque estaba demasiado musculado... Algunas incluso le llegaron a decir que era poco agraciado. Pero estos hombres, ni lo ven corto de talla, ni hipertrofiado, ni lo consideran feo... Por un momento, Guillermo llegó a pensar, que cualquiera de los tipos que lo miraban, podía ser suyo esa noche. Pero volvió a la realidad, y llego a la sabia conclusión de que más que por el deseo, las miradas eran movidas por la curiosidad.

 

Algo que llamó enormemente la atención de Guillermo, era la oscuridad que reinaba en todos los bares. Incluso los que estaban iluminados en la puerta, lo hacían con una luz muy tenue. En muchos de los locales, se anunciaban espectáculos de transformismo; algo que a Guillermo le sonó a añejo... como resquicio de una época pasada.

 

-¿Dónde estamos?- le preguntó timidamente a su acompañante.

 

-Esto es La Nogalera, una zona de bares de ambiente de Torremolinos...

 

-¿Ambiente? ….Gay quieres decir- las palabras de Guillermo sonaban un poco apagadas, como si le diera miedo quedar de ignorante ante el pijo malagueño.

 

-Si... ¿Nunca has ido a sitios de este estilo? - la voz del atractivo maduro estaba repleta de perplejidad.

 

-No- la negación del muchacho sonó insegura.

 

-¡Vaya perita en dulce, que me ha traído el amigo Javier!- la exclamación de Sebas, rezumaba satisfacción por doquier. - Cada vez, me alegro de que haya venido- al decir esto último posó amablemente su mano sobre el hombro del joven sevillano.

 

Éste lo miro de reojo, y se dijo para sus adentros: ¡ Y yo también, porque el polvo de esta tarde no va a ser nada para lo que te espera! ¡Porque seras un engreído, pero estás bueno como tú solo , pedazo de cabrón!

 

El local donde los dos cuarentones, llevaron a los muchachos se llamaba el Men's, que por el nombre, tampoco hay que ser un lince para deducir, las características y gustos de la clientela habitual del garito.

 

Nada más entraron, Javier les preguntó que querían tomar. Una vez se lo dijeron, le pidió a Arturo que lo acompañara a la barra.

 

Guillermo estaba sin palabras; todo se le antojaba pecaminoso y prohibido en aquel bar. Observó como la gente, se miraban unos a otros, expresando de manera explicita sus intenciones sexuales. Tanto jóvenes, como maduros; incluso algún que otro viejete, parecía que sólo tenían en mente aquella noche una cosa: echar un polvo.

 

Todo parecía erótico y sugerente entre aquellas cuatro paredes, era como si el mundo real, se hubiera quedado fuera y allí solo hubiera entrado la libertad de elección sexual.

 

Cuando su entrenador y su compañero de equipo, regresaron con las copas; buscó la mirada de Arturo. Ésta denotaba felicidad; fuera, lo que fuera que le hubiera dicho Javier, había conseguido apaciguar su cabreo.

 

Sebas dijo de salir a tomar la copa fuera; pero Javier se negó, argumentando que nunca se sabe quien puede pasar por la calle y que dentro del local estaban mejor. El pijo malagueño, no dijo nada; pero frunció el ceño, en una pose clara de estar acostumbrado a que le dijeran que sí a todo, a todas horas. Al poco, le pidió a Guillermo salir fuera; que se asfixiaba dentro. El joven, antes de contestar nada, busco la aprobación de su entrenador. Quien con un leve movimiento de cabeza, asintió ante su petición.

 

En la puerta del local, Sebas volvió a decir algo que molestó a Guillermo:

 

-No entenderé nunca a estos tíos casados. Si te gustan los tíos, pues te gustan los tíos... no pretendas ir de bisexual. Yo todavía no conozco ningún bisexual casado, que se ponga a buscar tías por las paginas de contactos y de los que se llaman bisexuales buscando tíos...¡ a montones.!

 

Este último comentario,puso a Guillermo, las orejas de punta. ¿ Qué habrá querido decir? - pensó. Aunque fisgonear en la vida de los demás no era algo habitual en él, en aquel caso, preguntó sin rodeos.

 

-¿Por qué dices eso de las páginas de contacto?

 

El malagueño lo miró extrañado, arqueo un poco las cejas y sonrió finalmente.

 

-O sea, que el amigo Javier, no os ha dicho como me conoció. - el tono del malagueño, era una mezcla de soberbia y enfado- ¡ No sé, ni como me extraño! ¡Este tío es un “bunker”! ¿Qué os ha contado?....

 

- Simplemente nos había dicho que era amigo tuyo... ¿Hay que saber algo más?

 

-Pues si, tu admirado entrenador me conoció el año pasado a través de una página de contactos... De una, a las que no se va a buscar pareja, ni novio, ni amistad, ni nada que se le parezca... Sino que la única finalidad que tenemos en mente, los que allí estamos registrados es: follar como descosidos...Cosa que a decir verdad, pocas veces se logra...- al decir esto último sonrió ampliamente.- que le gente es muy dada a ladrar mucho y morder poco...

 

Guillermo no podía creer lo que estaba escuchando, pero tuvo que reconocer que, toda aquella historia de la página de contacto, era como la pieza que le faltaba, en el extenso rompecabezas que era la vida de Javier para Arturo y él. Porque aunque lo conocían como entrenador de varias temporadas ya; y desde hace unos meses como amante. Todo lo que rodeaba a aquel hombre, parecía tener un raro halo de misterio.. Como si, siempre se guardara un as en la manga.

 

-Estuvimos un par de semanas, tonteando y chateando. Nos caímos bien y decidimos quedar.... El resto, te lo puedes imaginar. ..

 

Guillermo, poco amigo de los cotilleos, consideró que la información facilitada era bastante y en lugar de ahondar en el tema, decidió cambiar el tema y prosiguió charlando de banalidades, ¿vienes mucho por aquí?, ¿siempre hay tanta gente? y cosas parecidas.

 

En un momento determinado, al joven sevillano,le entraron unas ganas tremendas de ir a orinar

 

-¡Me estoy meando! ¿ Dónde están los servicios?- preguntó sin ninguna finura a su acompañante.

 

-Bajando las escaleras a la izquierda.

 

El muchacho se interno en el cada vez, mas frecuentado garito. En su trayecto, se encontró con Arturo y Javier, que se habían “echado a la poca vergüenza” y se estaban pegando un muerdo de pelicula en uno de los rincones del local. Guillermo, los miro y encogió los hombros sonriendo. Cuando estrepitosamente bajo las escaleras y se encontró con el servicio, vivió una de las situaciones más incomodas de su vida. Mientras el chorro de orín salía fluidamente de su uretra, en el urinario anexo un tío de unos treinta y largos años, se masturbaba mirando la churra del joven. Guillermo no veía el momento de que su vejiga dejará de soltar liquido, para poder largarse con viento fresco.

 

Al salir, vio como unos tipos, tras una especie de reja practicaban a la vista de todos el acto sexual, el sitio donde lo estaban practicando estaba poco iluminado, pero no por eso el público dejaba de mirar, público que dicho sea de paso; le pareció escaso para la cantidad de gente que se movía por el local. El espectáculo le pareció, cutre y poco creativo. Los actores por no tener, no tenían ni buen físico y en vestuario, tampoco es que se hubieran gastado mucho....

 

Cuando volvió a donde estaba Sebastian, le comentó lo del espectáculo en la planta baja. Éste lo miro estupefacto, movió la cabeza varias veces en clara señal, de no poderse creer lo que estaba escuchando.

 

-¿Lo dices en serio?

 

-Si, ¿Por qué...? - la pregunta se ahogó en su garganta, no sabía que barbaridad había dicho; pero lo que si tenía claro es que había metido la pata ¡ y hasta el fondo!

 

-Hijo mio, ¡Qué verdes estás!-en su cara se pintó una enorme sonrisa, que iluminó todo su rostro- Eso es el cuarto oscuro y lo que has visto, son dos que les gustara exhibirse... ¡ Vaya con las joyitas del Javier!

 

El candor llenó las mejillas del joven Guillermo, que deseaba que la tierra se lo tragase o que un pterosaurio se lo llevara en el pico... ¡ Lo que fuera, con tal de desaparecer de allí! Y si no fue suficiente con su planchazo, tuvo que aguantar durante unos momentos, la risa tonta que le había entrado al pijo malagueño. Lo miró y pensó: Pues si supieras como se te marcan las patas de gallo, no te reías tanto. ¡Gracioso!

 

Pero al malagueño, la ocurrencia del sevillano, le había hecho muchísima gracia y a pesar de que intentaba contener su risa( por no cabrear al muchacho, sobre todo), de vez en cuando le asaltaban unas incontroladas carcajadas... Por las que educadamente se disculpaba...

 

Poco después, Sebastian propuso a Guillermo pedir otra copa. Cuando entraron en el local, intentaron localizar a Arturo y Javier, pero sin éxito.

 

Tras una breve búsqueda, localizaron al joven y al maduro, dándose besos y arrumacos en la penumbra de uno de los rincones del local. Sebas se acercó a ellos y de un modo netamente descortés, carraspeó, para hacer patente su presencia. Automáticamente Arturo y Javier, dejaron de besarse, separándose de manera brusca y hasta un poco avergonzados.

 

-Se ve que al niño, este local de maricones no le incomoda- si las palabras del pijo malagueño, hubieran sido cuchillos habrían acribillado sin pudor, al joven sevillano. El cual, dominado por la arrogancia de la juventud, se dispuso a contestar algo, pero fue detenido solapadamente por Javier, que intercedió por él ante Sebas.

 

-Perdonalo hombre, es que se puso nervioso. Y ya sabes como es la juventud...

 

Los dos maduros cruzaron un par de silenciosas miradas, con las que se dieron a entender que era mejor zanjar el tema, si querían tener la fiesta en paz.

 

-No tengo nada que perdonarle, es tu amigo y por tanto lo es también mio, - el tono del atractivo malagueño, cambio radicalmente; por una parte porque no quería aguar la noche y por otra, porque veía que su actitud no le llevaba a ningún lado- Veamos si al sitio, que lo llevamos ahora; es de su agrado también.

 

-¿A donde vamos?-preguntó Javier

 

-A la Palladium.-fue la respuesta de Sebas.

 

La Palladium” era la discoteca gay por antonomasia de la costa malagueña. En ella, confluían todo tipo de gente; aunque prioritariamente jóvenes; ávidos de pasar una noche en donde la moderación, tuviera vetado el paso.

 

La expresión de sorpresa de los dos chicos, al entrar en el local, no había con que equipararla . Si el bar de ambiente, les pareció algo insólito y desconocido, la discoteca se les antojaba un templo de diversión; donde nada estaba prohibido. Nunca habían visitado antes un local de ambiente y para ellos, aquella noche estaba siendo un viaje del cero al cien, sin pasar por la casilla de salida.

 

Los chavales estaban expectantes, ante todo lo que sucedía a su alrededor; a diferencia del Men's, donde todo era más sórdido y tenía una clara intención sexual; en el ambiente de la discoteca, además se respiraba un aire de absoluta libertad . Observaron a la gente, como si de una atracción de feria se tratara; aunque había mucho afeminado y mucha loca; que tanto a Arturo como a Guillermo, incluso le molestaban; también los había varoniles, con cuerpos esculturales; tipos que si no fuera, por donde se encontraban, jamas hubieran pensado que eran homosexuales. Pero fueran como fueran, todos tenían algo en común con ellos: se lo estaban pasando bien y anhelaban una noche de placer, entre los brazos de un hombre.

 

Los dos maduros, se miraron sonriendo levemente. A su mente, vinieron momentos de un pasado, en los que no sabían si eran más inocentes, que ignorantes; o ambas cosas en la misma medida.

 

Arturo y Guillermo, se lo pasaron pipa. El local eran espectacular y aunque era un monumento al arte “neocateto”; los dos jóvenes alucinaron con todos y cada uno de los detalles de la decoración del local.

 

Al poco de estar en la discoteca, Arturo, fue a los servicios; y lo que encontró allí, le dejo bastante sorprendido. Tanto, que abandonó a sus acompañantes varias veces en el transcurso de la noche, con la inverosímil excusa de que se “meaba a chorros”.

 

Sobre las cuatro de la noche, hora en que Javier y Sebastian, decidieron que ya estaba bien de pasear el palmito; los cuatro hombres abandonaron el concurrido local. Muy a pesar de los muchachos, quienes aún seguían teniendo ganas de marcha... Pero, donde hay patrón, no manda marinero...

 

De camino a casa, el entrenador y el compañero de Arturo, se volvieron a sentar en la parte trasera del ostentoso auto, esta vez, sin ningún miramiento hacia los otros dos ocupantes del vehículo, sus bocas se fundieron en un apasionado beso, mientras sus manos acariciaban indecorosamente el cuerpo del otro. Guillermo miró a Sebas, buscando su parecer sobre ello; un inexpresivo rostro fue la única respuesta que encontró el muchacho, el cual no salía de su asombro. Y es que, por mucho que quisiera adaptarse al devenir de los acontecimientos de aquel día, todo le superaba. Primero la orgía en la piscina, después el restaurante para gays, el bar de ambiente con su cuarto oscuro, la discoteca.... Todo aquello, rebasaba de largo, lo que el esperaba del fin de semana en Torremolinos. Y lo mejor: ¡ nada más había hecho empezar!

 

Una vez llegaron al Chalet, Arturo y Javier se despidieron hasta el día siguiente y se fueron juntos al dormitorio del entrenador. Guillermo, dio las buenas noches a Sebastian y se dirigió hacia el cuarto, que le habían asignado.

 

Mientras se desnudaba, se puso a imaginar lo que podía estar aconteciendo en la habitación de Javier entre éste y su compañero de equipo. Únicamente fue fantasear, con verlos desnudo, continuando lo que venían haciendo en el coche y su polla pareció tomar vida. Instintivamente, posó su mano sobre el trozo de carne de su entrepierna, este se había puesto duro a más no poder, dando muestras de su vigor característico. Se bajo los boxers azules, dejando a la vista un culo redondo y peludo. Al mismo tiempo, que movía la piel de su cipote, cubriendo y descubriendo su hermoso glande; su otra mano, buscaba una de sus tetillas, tocando suavemente con sus dedos su oscuro pezón. Ensimismado como estaba, entregado a las artes del “amor propio”, no fue consciente de que tenía compañía, hasta que una voz contundente lo saco de su embelesado estado.

 

-¡Me parece inaudito! Yo a escasos metros de ti, y prefieres complacerte en soledad- el que así hablaba era el dueño de la casa, el cual vestido con unos slips blanco de seda, había invadido sigilosamente la intimidad del muchacho

 

Guillermo se quedó petrificado, con la mano izquierda acariciándose el pecho y con la mano derecha agarrando su erecto miembro. Estaba tan avergonzado, que ni se movió un ápice; Sebas avanzó sensualmente hacia él y sin mediar palabra, sustituyo la mano derecha del muchacho, por la suya.

 

-No te molesta que siga yo ¿no?..- la ronca voz de Sebastian estaba impregnada de una acertada sensualidad.

 

-No... para nada- musito el joven sevillano, el cual una vez salido de su asombro, comenzó a relajarse.

 

La mano del maduro malagueño agarró el tronco de carne, acariciando suavemente con sus dedos la venosa piel, para después pararse en la cabeza y cubrir delicadamente con el prepucio el glande. Instintivamente buscó los ojos del muchacho, estos rebosaban de lujuria. Al sentirse observado, una tímida sonrisa inundó el rostro de Guillermo; Sebas le respondió mordiéndose levemente el labio. Para cuando se quisieron dar cuenta, se encontraban abrazados el uno al otro fundiéndose en un apasionado beso.

 

Mientras sus lenguas danzaban al compás del deseo, las manos del malagueño repasaban la robusta espalda del chico, hasta llegar a su trasero, magreando éste de forma desproporcionada. Guillermo metió las manos bajo los slips de seda, al tocar el flácido trasero del malagueño, el desencanto hizo una breve parada en su mente; pero era tanto lo que aquel tío, le ponía, que aquella carencia anatómica, le pareció un detalle nimio. Pues el malagueño, a pesar de estar fibrado y musculado de cintura para arriba, a más no poder; se veía que en sus entrenamientos prestaba poca atención a las piernas y como consecuencia, su culo presentaba un aspecto blando y fofo, que le restaba,no bastante poco atractivo.

 

Sebas detuvo subitamente el muerdo que le estaba propinando al muchacho. Separó su cabeza de la de éste, y levantando la barbilla del joven sevillano, de una forma que rozó lo erótico, le dijo, con su ronca y sensual voz:

 

-¿Te apetece pasar la noche conmigo?

 

El robusto chico, sintió como los grandes ojos negros del maduro malagueño, se clavaban en los suyos; en espera de una respuesta... El muchacho asintió con la cabeza, dejando entrever una expresión que mezclaba la alegría y el deseo por igual.

 

Ante la contestación del chaval, el malagueño volvió a abrazar y besar a éste; con más pasión si cabe.

 

En el trayecto, hacia el dormitorio del dueño de la casa, los dos hombres pasaron ante la habitación que Javier tenía asignada. De su interior, salían una serie de quejidos acompasados, señal ineludible de que Arturo y el entrenador, se encontraban en plena faena. Sebastian y Guillermo se miraron, exhibiendo una picara sonrisa de complicidad.

 

Cuando el pijo malagueño, abrió la puerta de su dormitorio. La sorpresa del joven no pudo ser mayor. Aquel cuarto, era de todo menos discreto. Ya no era su tamaño, que era tres veces la alcoba de los padres de Guillermo. Tampoco la amplia cama, más de dos metros de ancho y tanto de largo, era lo que más llamaba la atención. Lo que tenía completamente perplejo al muchacho, era la cantidad de espejos que había por todos lados; los había hasta en el techo, colocado estrategicamente sobre la cama. La estancia rozaba muy de cerca lo hortera, pero el sevillano completamente estupefacto soltó un prolongado ¡Guau!.

 

-Te gusta mi picadero. ¿ein?- dijo completamente pagado de si mismo, Sebastian a la vez que cogía tiernamente al muchacho por los hombros- ¡Niño! ¿Qué te pasa que estás completamente tenso? ¡Tienes los hombros echo un bloque!

 

Guillermo miró de reojo al atractivo maduro, un poco sorprendido por su observación, pues no se sentía tan rígido como señalaba el malagueño. Pero expectante ante lo que pudiera sugerir con dicho comentario, no objeto nada.

 

Las manos de Sebastian se posaron sobre los hombros del chaval, con delicadeza en un principio, para a continuación hacerlo con mayor rudeza. Cuando sus pulgares apretaron sus omóplatos, el jovencito lanzó un leve quejido.

 

-¡Deja los brazos dormidos! ¡Relajate!- la ronca voz del malagueño, estaba impregnada de una innata sensualidad. Guillermo incapaz de oponer algún impedimento, se dejo llevar.

 

Cuando se quiso dar cuenta, estaba tendido boca abajo sobre la extensa cama, dejándose practicar un elaborado masaje por el madurito, el cual estaba semisentado sobre su zona lumbar. A pesar, de que Sebas le insistía largamente con la cantinela de que se relajara y disfrutara, Guillermo hacia lo segundo, porque lo que era relajarse, no se relajaba mucho... pues el simple hecho de sentir las manos del malagueño, pasear desde sus cervicales, hasta el final de la espalda, lo tenían como una moto. Y la polla parecía que le iba a estallar dentro de los boxers.¡ La impaciencia de la juventud !

 

Una de las veces, que las manos del maduro, viajaron hasta su zona lumbar. Estas se detuvieron en su culo y bajando los boxers, empezaron a masajear de manera indecorosa sus glúteos. El joven sevillano creyó que se moría de gusto... No era lo que le estaba haciendo, era la calma con la que lo efectuaba... Acostumbrado a Arturo y Javier, que eran de todo, menos delicados. Sebastian lo tocaba de una manera que reunía sensibilidad y vigor por igual. El chaval estaba encantando, y se dejaba hacer sin limitaciones.

 

Por eso, cuando el hombre sustituyó sus manos por su lengua, el joven creyó tocar el cielo. No podía dejar de suspirar mientras sentía como con fuerza, pero a la vez delicadamente, Sebastian apartaba sus cachetes, para facilitarl el camino hacia el ano del chico; como con su rugosa lengua empapaba el peludo hoyo y como con la endurecida punta de ésta, pegaba pequeños golpecitos sobre el viscoso orificio. ¡ Nunca le habían practicado un beso negro con tanta maestría !

 

Las manos del hombre, agarrando al muchachito por la pelvis, tiraron de él hacia atrás para hacer más cómoda y placentera la de gustación del exquisito manjar. En el momento que las manos del maduro, rozaron sin querer la prominencia de la entrepierna del chico ; sin dejar de succionar el peludo agujero, éste comenzó a masajear el miembro del chico. El joven sevillano estaba completamente fuera de si, era como si el corazón en cualquier momento, le fuera a estallar. No sabía, si porque el tío le gustaba mucho, porque sabía como tocarle o por ambas cosas. Pero, fuera lo que fuera, él estaba disfrutando como nunca lo había hecho hasta entonces. Estaba tan entregado, que no le hubiera importado perder, en ese momento, la virginidad de su culo con el malagueño. Pues si era tan bueno con la lengua, ¡con la polla tenía que ser la hostia!

 

Sebas se tomó su tiempo en saborear aquel manjar. Paseo su lengua y su boca, por cada rincón del trasero del chaval, humedeciendo su agujero con su caliente saliva, mordisqueando sus peludos y apretados glúteos, paseando sus dedos por los vellos que poblaban todo su trasero. Aquel culo era una maravilla y estaba hecho para disfrutar de él.

 

Lubricado como estaba el agujero del muchacho, por los calientes jugos del malagueño; éste intentó meter levemente uno de sus dedos. Un dolor insoportable hizo presa del muchacho, quien lanzó un gutural quejido.

 

-¡Pues si que estás por estrenar!- dijo el atractivo maduro, como corroborando algo que ya sabía.

 

Sin comentar más nada, prosiguió chupando el ano del chico, esta vez su lengua amplió el recorrido desde al peludo agujero hasta la base de los testículos, pasando muy despacio por la zona del perineo. Lo siguiente que entraba en la boca de Sebastian, era la perfecta polla del sevillano Porque el miembro de Guillermo, sin ser muy grande; algo más de la media, pero tampoco mucho; tiene una de las erecciones más hermosas que se pueden ver. Aún en todo su esplendor, la piel cubre completamente su glande, y una ancha vena la recorre desde éste hasta la base, donde unos enormes y oscuros testículos cuelgan como si desafiaran a la ley de la gravedad. ¡Una churra como Dios manda....!

 

Si la boca del madurito, había hecho un buen trabajo en la popa del chaval, en el mástil de proa; tampoco se estaba quedando corto. En primer lugar, tras unas breves succiones que sacaron varios gemidos de los labios del joven, la lengua del malagueño, empezó a recorrer los pliegues internos del glande del muchacho, con una maestría y finura, que distaba mucho de los mete y saca habituales.

 

Cuando se cansó de saborear el exquisito y morado capullo, paseo la lengua desde la cabeza hasta la base, para terminar succionando suavemente los huevos del chico. Esto último, aunque un poco doloroso, resultó ser de lo más placentero para el chico.

 

A pesar de estar sumido en el inmenso gozo que le estaba proporcionando la candente boca del malagueño. Guillermo alargó su mano, hacia la entrepierna de éste; hasta alcanzar el delgado cipote de Sebastian. Al igual que el de joven sevillano estaba sin circuncidar, por lo que la cabeza quedaba morbosamente cubierta. Cuando el muchacho tuvo aquella larga barra entre sus dedos, la apretó suavemente, disfrutando al máximo de su dureza.

 

Hubo un momento, en que el maduro dejo de chupar la polla del chaval, se incorporó y le dio un apasionado beso. Al sentir como la lengua del malagueño danzaba apasionadamente en el interior de su boca, un escalofrió recorrió la espina dorsal del muchacho. ¡Que manera de besar, tenía el cabrón! Aquel día, el sevillano aprendió de motu proprio, cuanto de verdad había en la frase : “la veteranía es un grado”... La experiencia en las artes amatorias de aquel cuarentón, lo estaban llevando a descubrir sensaciones que no sabía que existieran...

 

Hubo un momento en que Sebas separó sus labios de los de Guillermo, a continuación lanzó su boca en un apasionado viaje desde la barbilla hasta su cuello. Para terminar mordisqueando suavemente sus hombros.

 

Por su parte el chico, lejos de perder el tiempo, jugaba con su mano izquierda en una de sus tetillas y con la derecha acariciaba tiernamente la nuca del madurito.

 

Guillermo nunca había tenido los sentidos tan a flor de piel. Nunca su cuerpo, había sido recipiente de tantas y tan agradables sensaciones. Por eso, cuando Sebas le pidió sensualmente que le besara la polla, el chaval se entregó sin reservas y de los besos sobre el glande del erecto y delgado miembro, pasó a succionar la polla del maduro. Primero muy suave, para después dejarse mecer por la lujuría y aumentar el ritmo.

 

Mientras el chico, pasaba la lengua por el hermoso capullo del maduro y de cuando en cuando, se la tragaba en su totalidad. El malagueño, haciendo alarde de sus asombrosas habilidades en la cama, alcanzó uno de los pies del muchacho y tras acariciarlo sensualmente, comenzó a besarlo, como si le fuera la vida en ello.

 

La postura era de lo más inusual, podía parecer el clásico 69; pero aquello que el malagueño chupaba, con la misma pasión que si fuera un miembro viril; era uno de los píes del joven sevillano.

 

Mientras engullía el vigoroso trozo de carne, Guillermo miro a su alrededor, el increible espectáculo que ofrecían el conjunto de espejos a su alrededor no tenía comparación con nada que antes hubiera visto el inexperto joven. Se podían ver desde todos los ángulos, desde cada uno de los rincones de la habitación. Por un momento, se creyó en una especie de casa de los espejos. Verse, mientras realizaba el acto sexual, de tantas y variadas maneras; lejos de avergonzarlo, hicieron que se excitará más aún, y prosiguiera chupando con más intensidad, la polla del malagueño.

 

Fue tanta la pasión que el chico puso, que al poco Sebastian se convulsionaba, mecido por los brazos del placer. Como pudo, saco su miembro de la boca de Guillermo y derramo una blanca mancha de esperma sobre el rudo rostro del joven.

 

Aún con el semen, resbalando por su cara de forma copiosa. El chaval, se incorporó , para de rodilla sobre la cama, sentarse sobre el abdomen del maduro. Una vez allí, su mano comenzó a “zambombear” su miembro de forma frenética. Cuando el joven se corrió, no pudo reprimir un doloroso grito de placer, que invadió el silencio de la noche, a la vez que tres inmensos trallazos blancos se desperdigaron sobre el peludo pecho del pijo malagueño.

 

Extenuado, se tendió a su lado y buscó sus labios. El cuarentón le respondió con un prolongado y cariñoso beso, a la vez que pegaba tiernamente su cuerpo al del joven sevillano.

 

Cuando la ternura dio paso al cansancio, Sebastian sugirió al muchacho darse una ducha.... Mientras limpiaban su piel de los resquicios sexuales, los dos hombres siguieron besándose y abrazándose, disfrutando el momento en todo su esplendor.

 

-¡Qué pedazo de culo tienes chaval! - dijo el cuarentón sin miramientos- El que te estrene, va disfrutar de lo lindo.

 

-Pues, ha habido un momento, en que no me hubieras importado que fueras tú- contestó el muchacho con total descaro.

 

- Y yo lo he notado... Lo que pasa que ese placer está reservado para otro.

 

-¿Otro?- preguntó el joven con total perplejidad, ante lo que escuchaba

 

-….¡Joder! Lo que yo te diga...¡ Este tío es un bunker!- al decir esto último, resoplo un poco, como si no diera crédito a lo que estaba pensando. Y como vio, que Guillermo tampoco, Sebastian le echó la mano sobre el hombro a éste y en una pose, características de los padres cuando quieren hacer comprender a los hijos algo que no es agradable le dijo- Entonces... ¿ Tú no sabes la razón, por la que Javier os ha traído a mi casa este fin de semana?

 

- Ya te he dicho, nos dijo que era un amigo... suponíamos que veníamos a pegarnos el lote de follar y eso.. - Guillermo arrastraba las palabras al hablar de manera insegura.

 

- O sea, ¿que no os ha dicho cual es la misión con la que os ha traído a mi casa ? - Al decir esto, un gesto de desconcierto llena la cara del malagueño.

 

- No- la negativa por parte del joven fue de lo más tajante.

 

-Pues, la misión con la que te ha traido, a ti concretamente,... Es porque está loco por partirte el culo...

 

 

Proximo episodio: “Nunca fuimos angeles”

 

Como siempre, agradecerte que hayas gastado tu tiempo en leer mi relato.

 

A todo aquel, que en el anterior relato “La churra del Genaro” mis ya habituales palabras de agradecimiento:

 

A Conjonciano12( Agradezco tus palabras hombre, pero la labor de todos los autores es respetable; si hay quien quiere escribir “dramas” como tú los calificas; es porque habrá alguien dispuesto a leerlo. De todas maneras gracias); a hasret ( ¡Muchas gracias hombre! De todas maneras, el capitulo que acababas de leer, era una especie de avanzadilla de los próximos acontecimientos, que espero que te gusten más );a Davinci ( Que alguien que escribe tan bien como tú, diga que le gustan mis relatos ¡Es todo un lujo!); a Chiclo Cherry ( A mi tampoco me agradan el tipo de relatos a que te refieres y aunque la línea que separa a los míos de estos es muy delgada, intento no traspasarla ); a elbotiija10 ( Muchas de nada, y confió en que los descubrimientos de Guillermo hayan sido de tu agrado); a mmj ( Hola “superfan”, espero que hayas disfrutado con la continuación del “finde” de Guillermo, si no, prometo seguir intentándolo je je ); a gippal ( Jóvenes descubriendo el ambiente gay, sexo tierno y distinto... ¿Le falta algo para que sea de tu agrado? Se admiten sugerencias); a pareja4030s ( Me encanta que te haya gustado, veo que has captado bien la idea del relato ) ; a Juan ( ¿Desde Miami? No sabes la satisfacción que me da llegar tan lejos con mis palabras) y a ozzo2000 ( Dime algo si estas por aquí, y no te preocupes por ir atrasado; para mi lo importante es hacerte disfrutar con lo que escribo. Como ves contesto todos los comentarios... )

 

La semana que viene publicaré un extracto del relato “El cazador”(esas cosas raras que yo hago para los lectores que no les gustan las series); se titulara “ Desvirgado por sus primos gemelos” . La continuación del fin de semana de Guillermo, en unos quince días. Hasta entonces, procurad ser felices....

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