(Este relato es continuación de “Trio en la sauna”)
Lo que ha pasado: Mariano ha tenido un encuentro sexual con el dependiente de unos grandes almacenes; el mismo que le tomó medidas para unos pantalones. Tras comer con su amigo JJ. Éste se ha ido a la sauna, donde ha quedado con dos osos holandeses; como no aparecen y el tiempo es oro, se lo hace con dos tipos maduros. Estando en la ducha, se presentan los dos extranjeros. Mientras tanto en la habitación del Hotel, Mariano bastante preocupado por su amigo, no consigue quedarse dormido (los dos holandeses no le dan buena espina). Renuncia a su merecida siesta y decide ir a la sauna, en busca de JJ…
PREVIAMENTE
“Me pegué una merecida ducha y di un paseo por el lado de las cabinas a ver que me encontraba, al pasar por una, vi que en el interior había dos tíos, su aspecto era un tanto peculiar; eran del tipo oso, musculados y con la cabeza rapada; eran tan parecidos, que era difícil distinguir uno de otro. Los tipos se encontraban enfrascados en un duelo sexual, se escupían en la boca y se pellizcaban por todas partes del cuerpo, era una mezcla de placer y dolor un tanto insólita... Sus cuerposdanzaban como si de dos bestias en celo se trataran. Cuando fueron conscientes de mi presencia, me invitaron a entrar con un gesto... Yo decline su invitación, poniendo pies en polvorosa, pues mi curiosidad estaba saciada y de largo; además, aquellos dos practicantes del sexo duro, más que excitarme, me dieron un poco demiedo... (Extracto del relato: Sexo en Galicia: Tarde de Sauna)
“Al salir de la discoteca, me tropecé con los dos tíos que estaban follando en la sauna con la puerta abierta, ellos me reconocieron y uno de ellos me saludó con la mano, yo respondí con un hola apagado.”(Extracto del relato: Living la vida loca)
“- Unos amigos tuyos que te vieron en la sauna... Bueno, tú los vistes a ellos, por lo que se ve se dejaron la puerta abierta y te pusiste ciego mirando...
- Ah... Si ya dos tíos muy raros. Vi que ayer estaban en la discoteca... ¿Qué fue lo que te dijeron?
- Pues eso que te he dicho, que se pusieron cachondo al ver que tú los veía.... Y que si te habías quedado con las ganas, que fueras para la sauna hoy... Que te iban a dar lo tuyo.
-Paso, tío... no me dieron muy buena espina. “(Extracto del relato: Culos hambrientos para pollas duras)
20 de Julio del 2013
-Mariano, yo entiendo lo que quieres hacer... Todo eso que me has dicho de la cohesión y la coherencia de la historia. Pero aun así, no me apetece... Es que aquello fue de lo peor, tirando para desagradable.
-Ya lo sé... Pero es que si lo omito, la historia se me queda un poco coja y no es como lo quiero contar...No hace falta que te diga, como cambio ese viaje nuestras vidas.
-Hijo mío, es que ese lema tuyo de: “Todo es falso, salvo alguna cosa”, me saca de quicio…
-No, es así. Es: “Todo es verdad, todo es mentira…”
-¡Lo mismo da, que no eres más pijo porque no practicas!
-Bueno, vale para ti la perra gorda. ¿Lo vas a contar o no?
-Pero, hijo mío. También, podía salir mi personaje, diciendo lo que pasa de forma resumida y en dos líneas se cuenta... Es que no hace falta entrar en tantos detalles.
-Pero Juan José, es que quiero narrarlos así. Me parece que esos detalles, son importantes...
-Sí, pero lo podías contar tú. ¡A mí, te pongas como te pongas, no me apetece nada hacerlo!
-Pero, es que yo únicamente sé lo que tú me dijiste...
- ¡Qué es lo mismo que voy a contar! ¡Así, que no seas más pesado!
-Pero tío, tendrá mayor veracidad si lo haces tú que, si lo hago yo. Y además, dejará muy claro; todo lo que pasa después y las razones de porque sucede. El momento con los dos holandeses, fue como un punto de inflexión…
-La verdad es que llevas razón... Como siempre- al decir esto enfatiza ampliamente el “siempre- Pero, que conste; que cuando lleguemos a Villa de Combarro... También me pido un par de relatos....
- Prometido, palabrita del niño Jesús... Entonces, ¿va?
-Si... Otra cosa, el relato dice que lo vamos a contar entre los dos... ¿Tú crees que la gente se va a enterar?
-Pues creo que sí, porque cuando narres tú utilizare un tipo de letra y cuando lo haga yo, otro. Además, como tú estás en la sauna con los dos holandeses y yo entro a buscarte. No creo que haya problema.
-Sí, es que piensas en todo, Mariano. ¡Tendrías que haber sido presidente del Gobierno...!
14 DE AGOSTO DEL 2010
No es que andará muy caliente; después del polvo que me había marcado. Pero, aquello dos tiarrones, me habían dado muchísimo, pero que muchísimo morbo, desde el mismísimo momento que los vi en la Roy Black; y me daba en la nariz, que el sexo con ellos debía ser la hostia con patata. Y yo, como buen científico del sexo que soy; no me gustan los laboratorios, a mí me gustan los experimentos de campo.
Antes de irnos para la cabina, los holandeses pasaron por las taquillas de los vestuario; hablaron algo entre ellos; (de lo que yo, ni flores, el inglés no era lo mío...) Aunque sin saberlo, aquella tarde me darían unas buenas clases de disciplina inglesa.
Una vez dejamos atrás la zona de las cabinas; observe que uno de los dos, cargaba con una mochila, (bastante grandecita por cierto.) El caso, es que cuando nos metimos en el cuartito; el más limpio y amplio que pudimos encontrar. El tipo que llevaba la bolsa consigo, la abrió y saco una tela de terciopelo negra, enrollada de manera semejante a los muestrarios de las joyerías. Una vez lo desplegó sobre la camilla; lo que había en su interior me sorprendió. (Y mira que yo tengo recorrido mundo)
Insertados en unos orificios en la tela, había lo que parecía una colección de artilugios; los cuales harían las delicias de un adicto al tapper-sex. … Que yo recuerde, había dos o tres churras de goma, -ordenadas de mayor a menor tamaño, me recordaron a los hermanos Dalton- una pinzas metálicas, que en aquel momento no sabía para que eran; unas esposas y una pequeña fusta de cuero... Sólo fue ver aquella cantidad de juguetes, hizo que mi polla se levantara de golpe.... La de infinidad de cosas que se me venían a la mente que se podían hacer, con todas esas cositas. ¡Guau!...
Me excité aún más, al comprobar que quedaban unas cuantas cosas más dentro de la bolsa: un arnés para el pecho, de esos de cuero negro, unidos por redondeles metálicos, un extraño objeto de plástico con apariencia de mano y un tarro redondo y blanco, de crema dilatadora. Aquellos dos salvajes, se habían traído el pack completo…. Las posibilidades que se presentaban, con tanto juguetito, eran de lo más prometedora.
Miré a los dos tíos de nuevo, tenían morbo para dar y regalar. Cuarenta y largos años bien llevados, rapaditos, musculados, buenos cuerpos.... quizás el vello tan claro, no me gustara demasiado, pero tampoco me disgustaba. Eran tan parecidos, que me era muy difícil distinguirlos. Es como si fuera a follar con dos gemelos; y eso aparte de ponerme cantidad, evocaba en mí recuerdos de la adolescencia. (¡Que buenos tiempos aquellos!).
A continuación, se quitaron la toalla y pude ver que llevaban un cockring, para que nos entendamos una correa de cuero para la parte baja del pene. Estaba como un niño en una pastelería. Un fetichista, hasta la médula, como yo; no podía dejar de imaginar, el universo de posibilidades que se ponía a mi alcance.
Bueno, el decorado y el atresso ya estaban listos, lo que quedaba es que los actores, se pusieran a funcionar... Y como el idioma verbal, era un puente infranqueable, para mí... Decidí pasar a la acción, y que mejor manera que meterle mano al paquete a uno de ellos; que lo de los besos y arrumacos, lo suelo reservar para situaciones más íntimas, y un trío, podrá ser morboso, pero lo que se dice íntimo, intimo....
El holandés, llamémosle Pin, a falta de un nombre mejor. Cuando le toqué la polla, ni se inmutó. Por su gesto, pareció que le molestó. Miró a su novio-amigo-colega, (lo que fuera) como esperando una indicación (después me enteraría que Pin, era el sumiso y Pon era el dominante)
El tal Pon, me gritó algo, en el mismo tono autoritario de los militares, me dieron ganas de decir, el consabido “sí señor, sí señor”; en cambio, no dije esta boca es mía. Sacó un suspensorio de cuero negro de la mochila (la cual empezaba a parecer el baúl de la Piquer) y me pidió que me lo pusiera. Me quedaba un poco grande, pero tener aquella prenda sobre mi piel; aceleró mi corazón doscientas mil pulsaciones. ¡Estaba excitado como una mala bestia!
Mientras me ponía el suspensorio, el holandés se colocaba el arnés de las anillas; este le daba un aire siniestro, al estilo de los macarras de la película Mad Max... Te puedo asegurar que con él puesto, imponía bastante respeto e incluso daba un poco de miedo.
Acto seguido volvió a gritar algo, esta vez las palabras iban dirigidas hacia Pin. Éste se puso de rodillas, sobre la parte que quedaba libre de la pequeña cama; la postura que adoptó, dejaba su culo vulnerable, para hacer con él, lo que se quisiera. Lo que sucedió a continuación, me dejó estupefacto: Pon, abrió el tarro de la crema lubricante y pringó con él, la más pequeña de las pollas de goma, sin dilatación previa ni nada, la metió hasta el fondo. Un pequeño grito salvaje escapó de los labios de Pin. Yo, a pesar de lo salvaje de la situación y con mi polla envuelta en el frío cuero, me excité; me empalmé de una manera brutal, incluso me dolía la punta de la verga.
La manera que Pon había metido el consolador por el culo de Pin, no podía ser más salvaje. Para más inri, con motivo de que encajara mejor, le dio unos golpecitos en la base. Miré de reojo al sumiso holandés, y su cara mostraba dolor, un satisfactorio dolor que le agrada de una forma irracional y desmedida.
A la vez que se iban sucediendo los acontecimientos, comencé a tener la impresión de que aquello no iba de pasárselo bien... Sino de todo lo contrario.
He de reconocer que mi facilidad para comprender la identidad: “Dolor = placer”, era la misma que tenía para la tercera derivada de π/∞ (O sea, cero patatero)
Pin, cambió sus quejidos por satisfactorios suspiros y la churra de plástico fue sacada de su esfínter, para ser sustituida por otra de mayores dimensiones ( por lo menos cuatro centímetros más larga y bastante más gorda) Repetición del ritual, esta vez, para aumentar el dolor de Pin, su amigo ni untó crema en el gigantesco dildo... Pero ni por eso, el maltratado culo se resistió a ser penetrado... Ante mis ojos, como si de un efecto especial cinematográfico se tratara; el deformado agujero se tragó el enorme objeto en todo su esplendor.
Los movimientos de Pon eran mecánicos; lo que para mí se antojaba como super morboso, para él parecía una simple y llana rutina.
Una vez consideró que Pin, comenzaba a disfrutar del consolador... Se lo sacó bruscamente y cogió un tercero para horadar su esfínter con él. Aquello no era una polla, ¡era mala leche!; era roja, debería medir como mínimo 30 centímetros y de ancho no sé, pero una barbaridad... Cuando vi que tras embadurnarlo a conciencia con la crema blanca, le entró hasta el fondo... Llegué a la conclusión: Lo de aquel hombre no era un culo, era un estadio de fútbol...
Con mi polla para reventar calderas, miré la de Pon, por inercia, ésta miraba para el suelo; en otras palabras, que estaba floja y pendulona, y eso que llevaban puesto el cockring, cuya finalidad-como todos sabemos-no es otra que prolongar la rigidez del miembro en cuestión. A pesar de lo morboso del momento y de que ya había atravesado a su amigo con el dildo más grande que traían en la mochila; el miembro del dominante holandés, seguía sin tomar vida. ¿Tendría problemas de erección?
Como hasta el momento, únicamente era un voyeur del show. Me asomé, para ver la pinga de Pin... flácida y aburrida como una película de arte y ensayo... ¿Qué carajo les pasa a estos dos? –pensé.
Una vez dejo a su compañero, con el zeppelín rojo, bien insertado en el ojete; Pon se dirigió a mí, por sus gestos, entendí que quería que adoptara una postura similar a la de su compañero...Ayudado por la mímica, le dije que no tenía ningún problema en ponerme a cuatro patas, pero que a mí, el consolador rojo no me lo metía ni de coña.
Su respuesta fueron cuatro voces, al no reaccionar como él se esperaba, me dio un fuerte manotazo en el culo... Bastante fuerte, me dejo el trasero colorado y con una sensación de resquemor ¿De qué va el capullo éste?- me dije.
Pero como el afán de sensaciones nuevas gobernaba mis sentidos, me puse de rodillas, sin rechistar. Magreó mi culo compulsivamente. Sentí un líquido caliente sobre él. ¡El muy mamonazo me había echado un lapo en el ano! Aquello fue la gota que colmó el vaso. Estuve a punto de levantarme e irme... Bueno, lo intenté, pero él apoyando su codo contra mi espalda no me lo permitió.
A continuación y con ese carácter tan agradable que emanaba su persona, Pon, se dirigió a Pin en plan autoritario. Unas incomprensibles frases después, Pin, con ese porte sumiso suyo y obedeciendo a su amo, se sacó el cacharro rojo del culo.
La muy desagradable sorpresa fue, cuando comprobé, que las ininteligibles órdenes no eran otras que: sujetar mis manos, para que no me moviera. En aquel momento, fui consciente de que estaba jodido... ¡Muy, muy jodido!
Cuando entré en la sauna, pensé por enésima vez, si no estaba metiendo la pata. Sabía a ciencia cierta que Juan José podía cuidarse sólo. Y... ¿Qué peligro podía correr en un sitio repleto de gente, como es una sauna? En fin... Todo lo que podía pasar, es que se riera de mi o algo peor, que se cabreara. Pero el desasosiego me invadía, y no podía quedarme durmiendo la mona; mientras no comprobara que se encontraba bien... Estaba tan cansado, que sólo tenía ganas de confirmar que estaba bien y meterme en una cabina a dormir una reparadora siesta.... ¡Qué buena falta me hacía!
Una vez, me anudé la toalla a la cintura. Venía lo parte más difícil, ¿cómo encontrar a JJ? Si estaba, dando vueltas por las instalaciones, sería fácil; lo complicado sería que se tragara el cuento de que, había ido a echar un polvo; me conoce muy bien, y sabe perfectamente, cuando miento y cuando no….
Lo verdaderamente peliagudo, sería localizarlo. Sobre todo, si estaba en una cabina con los tipejos esos... Por más vuelta que le daba a mi cabeza, buscando una posible solución... Más infructuoso, me parecía todo. Tampoco era cuestión de ponerse a gritar por los pasillos: “¡JJ, estás ahí!”, ni me parecía ético escuchar tras las puertas, por si oía su voz... Con estas elucubraciones en mente, me puse a pasear por la zona de las cabinas, en busca de alguna señal de mi amigo.
Con las manos sujetas y con el brazo del corpulento Pon puestas sobre mis caderas, comencé a sentirme un poco escamado... No sé qué buscaban aquellos dos tíos de mí, ni que les ponía sexualmente...Lo que si tenía claro es que hasta la presente, ninguno de los dos se había empalmado. Eso sí, Pon parecía disfrutar como un enano haciendo guarradas y salvajadas.
Junto a mí, tenía unos cuantos juguetitos, que si en un principio me habían excitado, ahora me daban bastante cague. Por un instante, los recuerdos del “acontecimiento terrible” llenaron mis pensamientos.
Llegados a aquel punto, me daba igual los que les pusiera o no les pusiera, y si sus intenciones eran sanas o no. Su forma de comportarse no me estaba gustando un pelo; pues mi opinión no estaba siendo tenida en cuenta...
Pudiera ser, que todo se limitara a historias de roles y puro teatro. ¡Qué a saber tú las pajas mentales que se hace la gente! Pero el culo era mío y sólo mío; me quedaban muchos días de vacaciones, y no iba a permitir que los mierdas aquellos me lo estropearan.
Intenté hacerles entrar en razón, pero entre que mi inglés no era muy bueno y que ellos iban de cabeza a lo que iban... Siguieron con su rollo de la disciplina inglesa, como si de un macabro teatrillo se tratara.
Pon me quito el suspensorio e impregnó todo mi agujero de crema, a continuación introdujo el cacharro de plástico más pequeño... No me resistí, pues si no me relajaba, me haría daño. Y lo cierto es que no era demasiado grande... En mi culo, habían entrado cosas muchísimo mayores.
He de reconocer, que a pesar de que me relajé, no disfruté; incluso me hizo un poquillo de daño, pues el tío en cuanto a finura, no era precisamente un coral...
Una vez se cansó de hacerme “sufrir” con la polla de plástico, me la sacó. Le volví a insistir (casi supliqué) en que lo dejara, pero como el que oía llover.
Miré a Pin, de manera lastimosa. Pero este era solo una puta marioneta en manos de su amo y a pesar, de que por su mirada,pude comprender como se solidarizaba conmigo, no movió un dedo. Eso fue, para mí, como el que tiene un tío en Alcalá....
Como vi, que nada impediría al salvaje del Pon, meterme el segundo cacharro. Intenté escaparme como pude... Como mis esfuerzos eran vanos, importándome un huevo todo, empecé a dar voces. Voces que supuse se tuvieron que escuchar hasta en el hotel, pues al poco escuché la voz de Mariano en la puerta.
Las cosas de la vida, aquella tarde que no buscaba fiesta. Ya me habían salido un par de planes (y de los que a mí me gustan). Pero lo primero, era lo primero: localizar a Juan José. Así que me seguí dando vueltas por la zona de cabinas, por si veía o escuchaba algo.
Tras unos minutos, que fueron tan aburridos como interminables. Escuché de pronto unos gritos procedentes del interior de una cabina. ¡Era la voz de JJ, cagándose en los muertos de alguien! (Y de muy mala manera por cierto)
Localicé la cabina y empecé a aporrear la puerta:
-¿Estás bien, JJ? ¿JJ?
Tan pronto grité, las manos de Pin aprisionaron mi boca. Hasta aquel preciso momento, había visto aquello como un simple juego morboso; pero a partir del instante en el cual descubrí que mi dolor era su placer... ¡Me cagué de miedo!
Mariano, golpeaba la puerta, esperando una respuesta por mi parte. Los holandeses, intentaban escurrir el bulto; esperando que éste se cansara de hacerlo y se marchara pronto
¡Pobrecitos, no saben lo pesado que se pone, cuando se le mete algo en la mollera!
-¡O abren la puerta o llamo a la policía!
Hice bien en preocuparme... Algo le pasaba a JJ, y no era bueno... Pues por más que aporreaba la puerta, esta no se abría. Una sensación de desconsuelo me invadió... ¿Le habría ocurrido algo grave? Porque si no, no comprendía el motivo de sus voces. Y lo peor, es que todo aquel que no estaba follando, se había asomado para ver que era aquel escándalo. ¡No había pasado más vergüenza en mi vida... ¡ Pero quien estaba dentro era mi amigo... Y por lo que fuera, no me contestaba. Volví a golpear la puerta, y esta vez las voces las pegué en Inglés, si no abrían... hablaría con el encargado para que llamara a la policía. Y si algo bueno, tenía tanto curioso; es que alguno que otro, se acercaba con afán de ayudar.
-¡If you don't open the door, I call the Police!
Los gritos de Mariano en el idioma de Shakespeare, sonaron de lo más autoritario. De hecho Pon, quien hasta ese momento, se había comportado como un asqueroso nazi, había dejado su aprendida pose chulesca y comentó a Pin, algo... No sé qué coño le contestó el otro, pero lo que fuera sirvió para que dejara de oprimir mis riñones con su codo... Bueno, de hecho me dejaron libre... preso del nerviosismo, busque la toalla y corrí hacia la puerta.
Al ver a JJ; me sentí increíblemente aliviado. No me dio tiempo a preguntarle nada, se abrazó a mí, llorando de manera angustiada. Sin dejar de consolar a mi amigo, inspeccioné con la mirada en el interior de la cabina. (Al igual que el resto de los curiosos, que pululaban por allí)
Dentro, los dos mal encarados extranjeros, recogían una serie de cachivaches que tenían extendidos sobre la camilla... Al sentirse sumamente observados, por la multitud. Uno de ellos, el que tenía cara de menos amigo, pegó un empujón de mala manera a la puerta; profiriendo algo, que no entendí, pero que tenía toda la pinta de ser un insulto.
Aunque, tenía ganas de entrar y pedirles explicaciones; sosegué mis instintos, pues no iba a solucionar nada, y JJ lo que menos necesitaba, era que yo siguiera con la gresca.
Cuando ya se calmó, nos vestimos, ante la atenta mirada de los parroquianos; que nos miraban extrañados (eso sí, al contrario que en nuestra tierra; nadie con ansias cotillas, se acercó a preguntar)
De regreso al hotel, una vez asimiló lo ocurrido; mi amigo se dirigió a mí y me dijo, en plan jocoso:
-Marianito, jamás en la vida me he sentido tan mariquita.
-¿Y eso?
-Me he sentido como la Whitney Houston, cuando la salvó el Kevin Costner.
Lo miré, a pesar de que intentaba bromear su cara era un reflejo del miedo y la angustia que bullía en su interior. Hui hacia delante y le seguí la broma.
-Pues menos mal que no te he cogido en brazos... ¡Qué si no!
Nos miramos y soltamos unas nerviosas carcajadas…
Tras la broma del guardaespaldas, Juan José no pronunció una palabra. Ya en la habitación, le pregunté sobre los planes para la noche...
-Ahora mismo lo que únicamente quiero es dormir...
Nos tendimos en la cama, sin preguntarme nada se abrazó a mí y un acto irreflexivo, volvió a abrir el grifo de las lágrimas; hasta que rendido, se quedó dormido sobre mí pecho.
Continuara en “37 grados”
Como siempre digo: ¡Gracias por leerme! Confío en que te haya gustado. Era una historia, que tenía muchas ganas de contar.
Antes de salir, por favor, valora el relato y si te apetece, deja un comentario. (Es la única manera de saber tu opinión)
Para todo aquel, que se tomó la molestia de dejar un comentario en el anterior. Mi agradecimiento y a modo personal: A elbotiija10: Puedes ser todo lo sincero que quieras, mentiría si dijera que no es ese uno de los efectos que busco en mis lectores con mis relatos ja ja …. ¿Qué te ha parecido éste? Sé que JJ te gusta, pero me ha quedado un poco raro ¿no?; a Varianza La semana que viene nos despediremos de Iván, pero Ramón seguirá unos cuantos episodios más. Confío en no haberte defraudado con éste, como he dicho arriba; era una historia que tenía muchas ganas de contar; a mmj Y como no seguirla, con lectores tan fieles como vosotros. Por lo que sé de ti, este relato de hoy, a pesar de lo duro de la situación y tal, es de lo que no te disgustan ¿Me equivoco?; a pepitoyfrancisquito: De momento, dada la situación de austeridad que vivimos, no vamos a poner una academia; si cambia la cosa os avisamos ( Muy sutil el mensaje segundo; sois de los pocos…) Y por último, siento decirlo, pero de pequeño no me enseñaron a compartir los juguetes, por lo tanto, no os doy el número je, je ; a ozzo2000 : Veo que al final has hecho lo mismo que Mariano: Quedarte con los dos… ja, ja . Espero que el final de la semana que viene, no te desenamore y a Karl Me ha encantado la etiqueta de “porno-humor” que me has puesto, sabes cuando hice el primer relato con “coñas” continuas, creí que no iba a gustar… Pero como siempre los lectores, no dejan de sorprendernos.
La semana que viene el desenlace del trío con Iván y Ramón: “Lo imposible”, lo más tardar el viernes… No me falten (pienso pasar lista)
Un abrazo a todos y el que esté ya disfrutando de las vacaciones, que se tomé una caña por mi…