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Living la vida loca

en Gays

(Este relato es continuación de “Comer, beber... charlar”)

 

 

Lo que ha pasado hasta el momento: JJ, Paco (el gallego) y M. han salido a cenar, donde son atendidos por un camarero que le hace un poco de tilín (bastante) a M. Después de comer, amenizan unas copas con una charla de esas tan “políticamente incorrectas” y que tan bien se le dan a JJ . Y como diría él: Si has “comio” y has “bebio” ¿qué te falta cuerpo mio?... Una vez en la Roy Black, una discoteca de ambiente de Vigo.¡ Oh sorpresa! El camarero del restaurante está allí....

 

 

Mi atracción por los sudamericanos, no sé de donde me viene ni a que responde, pero me pasa como con los casados, despiertan mi libido trepidantemente... El camarero me gustó desde el primer momento que lo vi, JJ consciente de ello cuando lo descubrió en la discoteca, me echo un cable y se acercó a entablar conversación con él; pocos minutos después Lucio, que así se llamaba apretaba mi mano mientras clavaba su mirada en mi. Me quede tan anonadado que cuando me dijo su nombre, no le respondí con el mio...Bueno, y quien no se quedaría abrumado ante un tío como el tal Lucio, tenia una piel oscura preciosa, como tostada al sol. Una sonrisa amable y cautivadora, que culminaba en unos dientes perfectos. Sus ojos color miel,  emanaban sinceridad y una afabilidad poco habitual. Su rizado cabello oscuro, le daba un aire varonil. Su virilidad era latente y le añadía un atractivo toque de macho rudo.

 

 

-¡Chiquillo, dile tu nombre al muchacho no lo dejes esperando.!- me reprendió JJ al ver que no salía de mi ensimismamiento.

 

 

-Mariano, ¡me llamo Mariano!- grite yo para que se me escuchara entre el fragor de la música.

 

 

Lucio rió timidamente, no sé si por como habia reaccionado o por mi nombre, pero es que es mi eterno problema. Porque vamos a ver si te llamas Miguel, Javier, José son nombres cortos, con los que es fácilmente que te llamen a voces ¡Miguel! ¡Javier!... Si te llamas Alejandro, Roberto, se apocopa tu apelativo y a Alex y a Robert los puede seguir llamando a voces. Incluso si te bautizaron como Cayetano, te acortan el nombre y te dicen el final Tano. Pero con él que me toco a mi en suerte, es sumamente difícil, lo de Mari no me gusta por razones evidentes, y cortarlo por el final podrán comprender que tampoco. En fin, que prefiero que me llamen por teléfono que a voces.

 

 

Bueno a lo que íbamos, la risa de Lucio lejos de tranquilizarme me puso más nervioso y si minutos antes estaba queriendo abalanzarme sobre él y pegarle un muerdo de pelicula, ahora lo único que deseaba es que me tragara la tierra por patoso. El camarero se dio cuenta y tomando como excusa lo alta que estaba la musica, se me acercó al oido y me dijo : No te pongas nervioso, amigazo, a mi también me gustaste.

 

 

Su voz era cálida, y ese deje cariñoso que tenía le daba un aire sensual; que lejos de calmar mis nervios, ¡lo acrecentaron...! Cuando Paco llego con las copas y me vio hablando con él, la cara de el gallego era un poema y con esa “perspicacia” que lo caracterizaba, sin que JJ pudiera remediar nada (¡ y mira que lo intentó el pobre! ) :

 

 

-¿ Tú eres el camarero?-los ojos de Paco parecían que se iban a salir de sus cuencas-¿Entiendes entonces?

 

 

-¿ Que entiendo que?- dijo Lucio sorprendido- Ah,¿ que si soy marica.? No me importa meter las bolas en caliente a un tío, pero no soy cacorrro..

 

 

-¿ Cacorro?- pregunte yo sorprendido

 

 

-Ah, ¿ Como le dicen uds? ...¡Loca! – contesto Lucio haciendo una serie de aspavientos con las manos, con los que intentaba simular amaneramiento.

 

 

Ante la indiscreción de Paco, JJ y yo nos quedamos sin palabras, pero los dos residentes continuaron conversado como si nada hubiera pasado. A pesar del alto volumen de la música, me pude enterar que el tal Lucio era de Colombia, que tenía treinta y cinco años, que estaba casado y que tenía dos hijos pequeños que se los traería para acá en cuanto pudiera y, lo más interesante, que cuando estaba muy caliente, iba a aquella discoteca a desahogarse.

 

 

El tal Lucio en cuanto pudo se deshizo de Paco y de sus incansables preguntas, y se puso todo lo cerca que pudo de mí, y sin que fuera perceptible para los demás rozó sus dedos por mi trasero. Lo mire un poco extrañado, pero el me respondió con una sonrisa pícara y acercando sus labios a mi oído me dijo:

 

 

-Guapo, ¿Tienes algún sitio donde podamos ir?- al decir esto, sus hermosos ojos color miel brillaron resplandecientes

 

 

-Estoy en un hotel, aquí cerca

 

 

-Pues vayámonos, que tengo poco tiempo... - al decir esto sus carnosos labios se entreabrieron para mostrar una sonrisa- Es que mañana tengo que trabajar....- concluyó intentando justificar su impulsividad.

 

.

 

El que el camarero me abordara de aquella manera, sin esperar una negativa por mi parte, me hizo replantearme si era un tío demasiado fácil... Pero esa noche, no me iba a hacer el duro, un pedazo de tío moreno, varonil y rudo me estaba esperando para llevarme a la cama y yo no lo iba a hacer esperar.

 

 

Me despedí de JJ prometiendo que lo llamaría en cuanto terminara, éste me dijo alegremente:

 

 

-La vida es así ¡ Hoy por tí, mañana por mí!

 

 

Al salir de la discoteca, me tropecé con los dos tíos que estaban follando en la sauna con la puerta abierta, ellos me reconocieron y uno de ellos me saludo con la mano, yo respondí con un hola apagado.

 

 

En el hotel el recepcionista me miro raro, no porque entrara acompañado de un hombre, en aquella zona por lo que deduje debería ser bastante común, sino por que lo hiciera con un tío cuyos rasgos denotaban claramente que era sudamericano.

 

 

Cuando entramos en el ascensor, yo iba hecho un flan; Lucio se percató de ello y me dio un tímido beso en los labios... Me cogió la barbilla con sus dedos y mirándome a los ojos tiernamente me dijo:

 

 

-No tengas miedo, guapo. Te voy a hacer mi consentido.

 

 

Mi única respuesta fue darle un apasionado beso en sus carnosos y sensuales labios; a lo que él respondió metiéndome su lengua en busca de la mía.. Sus manos bajaron hasta el final de mi espalda y apretaron fuertemente mi culo.

 

 

-¡ Jo, macho que buena cola gastas!

 

 

Una vez entramos en la habitación, nos falto tiempo para deshacernos de las molestas ropas, cuando le quite la camisa a Lucio; ante mi se mostró uno de los torsos más hermosos que he visto, sin un pelo de natural, con un pectoral musculado pero no excesivo que acaba en una imperceptible pero hermosa tripa … Lo mejor era el tacto, casi aterciopelado.

 

 

-¿ Te gusta ?- dijo con total desparpajo-  Pues esta noche soy todo para ti

 

- ¿Todo, todo..?. - dije yo pasando provocativamente mis dedos a lo largo de su pecho

 

 

-Si, voy a ser muy acomedido contigo.

 

 

Lo mire como haciendole entender de que no me había enterado de nada, lo cual le quito todo el morbo al momento.

 

 

-Perdón tio... A veces se me olvida que al igual que yo no entiendo todos vuestros giros, vosotros no entendéis todos los nuestros... Quise decir que seré muy atento contigo.

 

 

-Pues entonces yo seré tambien... como era..

 

 

-Acomedido

 

 

-… acomedido contigo.- La frase la terminé en sus labios, dándole un profundo beso.

 

 

Lucio me quito toda la ropa con una facilidad asombrosa, apretó mis glúteos de una manera sensual rozando lo salvaje. Cuando me quise dar cuenta sus dedos hurgaban en la raja de mi culo buscando mi agujero.

 

 

-¡Tranquilo, hombre!- le dije- Como puede ser que estés haciendo eso, con los pantalones todavía puesto.

 

 

-Es que estoy esperando que me los quite tú.

 

 

Me agaché ante él, y comencé a quitarle la ropa. Muy lentamente descorrí la hebilla del cinturón, desabroche el botón de su portañuela y baje su cremallera, evitando tocar el realzado bulto que se mostraba bajo la tela... Tire de la prenda hacia abajo, dejando al descubierto unos slips blanco que tapaban a duras penas un empalmado miembro... Pase mi boca por encima de la prenda interior olisqueando la carne que envolvía... Aspire intentando absorber aquel envolvente aroma, pase mi lengua sobre la tela... despacio... suavemente... Sentía como el mástil de carne vibraba bajo aquella débil capa de algodón. Jugué durante unos minutos a hacer sufrir al camarero, morreando su paquete por encima de la tela... Cuando lo considere oportuno tire de golpe de la tela y ante mis ojos estaba una de las pollas más hermosas que he visto... No era excesivamente grande, pero tampoco pequeña, aunque su cuerpo no era delgado su cabeza era gorda y negra, bastante más oscura que la piel de la polla de Lucio, la observe durante unos segundos como si quisiera captar su tamaño, textura y forma en mi memoria... Como si no quisiera que aquel recuerdo se me fuera nunca.

 

 

Masajee aquella barra de carne, mientras con mi nariz intentaba absorber su aroma. ¡Qué bien olía el tal Lucio! Aquel oscuro falote estaba pidiéndome comeme, pero yo no me resistía a dejar de mirarlo, lo apreté delicadamente con mi mano, el cipote respondió vibrando entre mis dedos como si tuviera vida propia. Pasé la lengua primorosamente sobre la raja de su glande, un quejido de placer escapo de los labios del sudamericano... Repetí la operación como diez veces, aumentado con cada una de ellas el placer de mi acompañante... Mis labios rodearon aquel mástil inhiesto con los labios, muy despacio, segregando una pelicula de saliva sobre él que termino goteando sobre la moqueta de la habitación... Me trague de golpe aquel oscuro y rígido miembro. Lucio apretó mi cabeza contra su pelvis, como intentando prolongar la profunda mamada. Unas pequeñas arcadas por mi parte, le hicieron conocedor de mis límites.... Seguí chupando a mi ritmo, aunque no sé porque sólo quería disfrutar del momento, de tener aquel falo entre mis labios, no me preocupaba darle placer, sólo seguir mamando, como si fuera la última polla de la que podría disfrutar. De vez en cuando palpaba sus huevos, estaban cubiertos por un vello rizado y duro.. Se me antojo probar su sabor y pase la lengua por ellos, primero de manera suave para terminar metiéndome los dos testículos en la boca y pegarles unos leves sorbetones.

 

 

-¡Así, así... como la mamas cabrón... me tienes relajado totalmente!

 

 

-Pues esto acaba de empezar- dije sensualmente, sacándome la polla de la boca y levantando la mirada buscando la suya.

 

 

-Si, porque tú cuerpo todavía no ha empezado a disfrutar- a la vez que hacia esto, tiraba de mi hacia arriba

 

Pensé que íbamos a hacer un sesenta y nueve, pero para mi sorpresa me hizo ponerme a cuatro sobre la cama, espere para ver que hacía; tenía clarísimo que no le iba a dejarme follar... Se agacho tras de mi, y sin preámbulos de ningún tipo, me abrió las cachas y me empezó a chupar el agujero... Su lengua era suave, pero cada vez que se abría paso a mi interior, me rozaba con la barbilla, los pelillos de ésta, aunque cortos, eran duros y raspaban mi orificio. Tarde un poco en acostumbrarme a aquella, en principio desagradable, sensación.. Pero a la vez que su caliente saliva empapaba mi ano, pasó a ser una percepción más que placentera.

 

 

Lucio, de vez en cuando, paraba el ritmo de sus lenguetazos, y escupía sobre mi agujero, empapándolo con su caliente saliva... Apartaba mis glúteos para dejar paso libre a su paladar, y proseguía con la tarea, me estaba dando una muy buena comida de culo, y todos aquellos a los que alguna vez nos la han practicado, sabemos cual es la diferencia,entre un buen beso negro y uno que no lo es. No encuentro palabras para describir el placer que sentía , mi pensamiento era un idioma de signos sin sentido y me dejaba llevar....Por eso cuando el camarero empezó a hurgar con sus rudos dedos en las paredes de mi ano, no me queje , al contrario intente relajarme para que cumpliera su cometido.

 

 

-Amigazo, aquí sólo estoy botando corriente.

 

 

-¿ Perdona?- le dije con total perplejidad;el no entender sus palabras me sacó súbitamente de mi muy placentero estado.

 

 

-¡Que no hay manera, que aquí no me entra...!

 

 

Mire el rostro de Lucio, era como el de un niño al que se le había pinchado la pelota, no tenía planeado que me follara, pero me había puesto tan caliente y era tan tierna la tristeza que invadía su cara, que me hice dueño de la situación y dije:

 

 

-¡Hombre de poca fe....! No, te veo yo a ti, como alguien a quien las dificultades le hagan desistir- dije en un tono despreocupado a la vez que me levantaba de la cama, y busque algo en un cajón en la mesita de noche- ¡Toma! Veras como con esto es más fácil y esto para que te lo pongas.

 

 

Cuando le di el gel lubricante y los preservativos ,el gesto de tristeza fue sustituido en el rostro del sudamericano por una morbosa sonrisa.

 

 

-No es por menospreciarte, pero me han entrado cosas mayores... Así que no creo que tengas problema.- me escuchaba y no podía creer lo que estaba diciendo, ni como estaba actuando, ¡yo controlando la situación !

 

 

-No es cuestión de talla, es cuestión de que nunca falle...- dijo Lucio con una sonrisa a la que no pude evitar estampar un beso.

 

 

Me coloqué de nuevo a cuatro sobre el borde de la cama, los ásperos dedos del camarero volvieron a recorrer mi agujero, esta vez lubricados como estaban tuvieron más fácil acceso a mi interior. Jugó durante un rato a dilatar a mi esfinter... cuando consideró que era el momento se puso un preservativo, volvió a echar lubricante, esta vez sobre la goma que cubría su pene y comenzó a penetrarme, muy suave al inicio, para después, cuando vio que mi cuerpo era su casa, aumentar el ritmo.... Decir que me proporcionó placer es decir poco, todos sus sentidos estaban volcados en lograr mi gozo... Entraba y salía de mi ano, al ritmo que mi cuerpo le marcaba... Nunca antes me habían follado así, el cuerpo de Lucio rezumaba energía a raudales y esta se introducía en mi cuerpo a través de mi esfinter.... No sé cuanto tiempo estuvo embistiendo su cuerpo contra el mio... Solo sé que una sensación desconocida hasta el momento invadió mi cuerpo … Me estaba corriendo sin tocarme siquiera... Me había derramado sobre las sabanas de la cama, mientras el camarero continuaba con su incansable mete y saca... Poco después. Cuando fue consciente de que yo había alcanzado el orgasmo, Lucio pego un pequeño grito como señal de que había llegado también a su culminación.

 

 

Permanecimos unos breves minutos sobre la cama abrazado, el camarero me acariciaba la espalda sin parar, a la vez, que me daba besos intermitentes, sobre la base  mi cuello...

 

 

-Una pena, nene- me dijo con una voz ronca, pero llena de ternura

 

 

-¿ El que ?- dije sorprendido, teniendo como primer pensamiento que lo sucedido no había sido de su agrado.

 

 

-Que seas de fuera... Sino me arrejuntaba contigo

 

 

Estaba claro que sus palabras, tenían la misma trascendencia, que cuando en mi tierra se dicen cosas como: “ te voy a poner un piso”. Son palabras que se dicen en la satisfacción del momento y con una única finalidad: agradar a quien esta contigo. Pero, pese a todo ello, mi reacción ante tal evidente declaración fue abrazarme a él y dejar que nuestros labios se unieran placidamente.

 

 

Aproximadamente quince minutos más tarde, después de una merecida ducha, Lucio me daba un corto beso de despedida y yo me quedaba tras la puerta de la habitación del hotel, con esa maldita sensación de vacío en el estomago.

 

 

Una vez hube adecentado un poco la habitación, hice la llamada obligatoria a Juan José. Éste tardo un poco en responder, cuando lo hizo al fondo se escuchaba una estridente música.

 

 

-Sí dime ¿ Ya se ha ido tu “Ricky Martin”?- dijo JJ en su particular tono irónico.

 

 

-Sí, ya estoy solo .Cuando quieras, ya te puedes subir y ¡gracias, hombre!

 

 

-Tú dame las gracias, cuando te diga lo que hemos estado hablando Paco y yo.

 

 

-¿Qué?

 

 

-Paco quiere subir a la habitación.

 

 

-¡Pues ya veras, porque yo no me voy!

 

 

-No, si él prefiere mejor que te quedes con nosotros dos. ...

 

 

(Proseguirá en 30 días con un relato títulado “4,3,2,1.... Cuatro paredes, tres hombres, dos amigos y una pastilla”)

 

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